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Estudios y perspectivas en turismo

On-line version ISSN 1851-1732

Estud. perspect. tur. vol.26 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Apr. 2017

 

DOCUMENTOS ESPECIALES

Educación, restauración y turismo

Una reflexión dialéctica aplicada a la Casa Sede de la Hacienda Forestal (Irati, Brasil)

 

Diego Geovan dos Reis*

Leandro Baptista**

Poliana Fabíula Cardozo***

Universidad Estadual del Centro-Oeste - Irati-PR, Brasil

* Graduado en Turismo por la Universidad Estadual del Centro-Oeste (UNICENTRO), Irati-PR, Brasil. Maestría en Educación por la Universidad Estadual del Centro-Oeste. E-mail: diego.gdosreis@gmail.com

** Graduado en Turismo por la Universidad Estadual de Ponta Grossa (UEPG), Ponta Grossa, Brasil. Maestría en Geografía - Gestión del Territorio y Doctorando en Geografía por la UEPG. Profesor del Bachillerato en Turismo de la Universidad Estadual del Centro-Oeste (UNICENTRO), Irati-PR, Brasil. E-mail: leandro.baptista@live.com

*** Graduada en Turismo por la UNIOESTE, Foz do Iguaçu, Brasil. Maestría en Turismo por la Universidad de Caxias do Sul (UCS), Caxias do Sul,Brasil. Doctora en Geografía por la Universidad Federal de Paraná (UFPR), Curitiba, Brasil. Profesora adjunta del Bachiller en Turismo de la Universidad Estadual del Centro-Oeste (UNICENTRO), Irati-PR, Brasil. E-mail: polianacardozo@yahoo.com.br


Resumen:

Esta investigación busca presentar una reflexión dialéctica sobre las dicotomías involucradas en la relación entre el patrimonio y la actividad turística. Así, se analizan histórica y epistemológicamente las relaciones entre monumento, monumento histórico y patrimonio; las teorías de la restauración; el antagonismo entre el uso del patrimonio como posible producto mercantil; y la educación patrimonial y su rol en las visitas. La metodología es dialéctico-materialista y tiene como principio ontológico el análisis in situ del objeto de estudio denominado Casa Sede de la Hacienda Forestal, declarada patrimonio histórico del Estado de Paraná, Región Sur de Brasil. Se realizaron visitas técnicas al sitio para verificar su estado de conservación y un profundo análisis documental de su situación. Así, una vez analizados epistemológicamente, los conceptos fueron expuestos para comprender su status quo y función como patrimonio estadual. Los resultados alcanzados muestran la desvalorización de la casa como bien cultural. El análisis crítico de los conceptos indica que el usufructo del lugar pasa por la necesidad económica pero también sociocultural.

PALABRAS CLAVE: Educación; Restauración; Turismo; Patrimonio.

Abstract:

Education, Restoration and Tourism: A Dialectic Reflection Applied to the Main House of the Forest Farm, Irati, Brazil.

This research aims to present a dialectic reflection on the dichotomies involved in the process that makes up the aspects related to heritage and tourism. Thus, historically and epistemologically are analyzed the relations among monument, historical monuments and heritage; theories of restoration; the antagonism between the use of heritage as a possible commercial product and; heritage education and its role in the visitation process. The methodology is dialectical-materialist based on the principle of ontological analysis in situ of the case of studies so called Main House of the Forest Farm, listed as a historic building by the state of Paraná, south of Brazil. Technical visits were made to the site to check its condition and profound documentary analysis of its situation. So once epistemologically analyzed, the concepts are exposed to light of the material reality of that building in order to understand its status quo and function as a state property. The achieved results bring into evidence the conclusion that the house is not enshrined as a cultural building. The critical analysis of the concepts points out that the usufruct of the location is embraced by the need of a financial benefit distribution prospectus but also sociocultural, whereas it's based on a correct educational process of heritage education.

KEY WORDS: Education; Restoration; Tourism; Heritage.


INTRODUCCIÓN

Desde el inicio de la humanidad se busca conocer y estudiar el pasado por medio de monumentos, y debido al crecimiento de este interés el término patrimonio pasó por diversas modificaciones que le dieron un carácter más complejo. Con el tiempo se observó que el estado de conservación de dichos monumentos, entonces patrimonios, estaba en un nivel crítico y que si no se hacía nada se derrumbarían y con ellos también su historia. Entonces nace la preocupación y la necesidad de restaurar esos monumentos.

A partir del siglo XV (Choay, 2006) aparecen las teorías de restauración sumadas a las ideas de amor al arte provenientes del Renacimiento. Según el autor se enfrentaron teorías opuestas en las figuras de John Ruskin y Viollet-Le-Duc, a través de una visión conservacionista y otra reaccionaria; y agrega que luego surgieron teorías y prácticas conciliadoras como las de Camilo Boito. Así, la restauración pasa a incorporar aspectos gubernamentales sobre la necesidad de protección del patrimonio. De esta manera, comienzan los flujos de visitantes y la generación de divisas en las regiones que tenían algún monumento conocido.

La relación entre turismo y patrimonio siempre fue delicada, pues por un lado se critica la venta del patrimonio como una simple mercadería económica, sin hacer un aporte al nivel cultural de sus visitantes. Por otro lado, se observa la necesidad del patrimonio para el turismo y de éste para la preservación del patrimonio, alegando que uno sin el otro no son capaces de autosustentarse. El turismo lleva retornos económicos al municipio en el cual se localiza un monumento y el patrimonio como objeto del pasado tiene entre sus principales razones de existir, al turismo. En este caso es preciso gestionar la actividad turística de forma correcta para que la hacienda objeto de reflexión no sea sólo una mercadería, sino una fuente de conocimiento y cultura para sus visitantes y el turismo pueda contribuir a la preservación de ese patrimonio y generar divisas al municipio, fomentando la calidad de vida de la población local. Un factor que surge en medio de esta necesidad conciliadora es la educación patrimonial, pues busca sensibilizar al visitante y a la comunidad local sobre la importancia del patrimonio, haciendo uso del turismo como elemento sine qua non en su estructura pedagógica. Si un edificio histórico no fuera comprendido por la comunidad como parte integrante de su propia cultura, sería sólo un lugar antiguo de interés para el desarrollo inmobiliario.

Uno de los medios encontrados para proteger la herencia histórica edificada de un pueblo fue la declaración como patrimonio de la humanidad, que en el Estado de Paraná es usado desde hace más de medio siglo. Según la Secretaría de Estado de Cultura de Paraná (2006) el período histórico que abarca las declaraciones de patrimonio histórico edificado en el Estado de Paraná es extenso. La Casa Sede de la Hacienda Forestal, conocida como Casa del IAPAR, está ubicada en el municipio de Irati, Estado de Paraná, al sur de Brasil, y es un edificio histórico declarado como patrimonio que se encuentra en un lamentable estado de conservación.

Así, se establece una problemática que demanda una reflexión que supere los conceptos tautológicos para comprender y responder la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las relaciones ora coincidentes, ora contradictorias, por lo tanto dialécticas, entre el edificio histórico, su restauración y sus usos para el turismo? ¿Cómo son percibidos estos fenómenos dialécticos ante el objeto de estudio de esta investigación, la Casa Sede? En este trabajo se intenta definir las antinomias de las teorías de la restauración y las del uso turístico y sus correlaciones con la educación patrimonial; y observar si se aplican en el contexto local de estudio. Así, se plantea ¿Cuál es la relación entre el turismo y el patrimonio? y ¿Cuándo se inició esta relación? Para responder a esto es necesario repasar la propia historia del patrimonio per se.

MONUMENTO, MONUMENTO HISTÓRICO Y PATRIMONIO

El concepto de patrimonio no es unánime, sino una amalgama teórica que se ha ido desarrollando desde el Renacimiento. Choay (2006) indica que entre los diversos eventos ocurridos en el Quattrocento italiano, el concepto de antigüedades y de monumento fue especialmente debatido entre los artistas y humanistas, lo que resulta de fundamental importancia para la evolución del término, hasta entonces conocido únicamente como monumento.

Según Choay (2006: 26) "el monumento tiene por finalidad revivir un pasado sumergido en el tiempo. El monumento histórico se relaciona de forma diferente con la memoria viva y con la duración". A pesar de ser de cierta forma parecidos, es clara la diferencia del concepto después del Quattrocento, como aclara la autora al decir que "el monumento es una creación deliberada (gewollte) cuyo destino fue pensado a priori de forma inmediata, mientras que el monumento histórico no es deseado (ungewollte) y creado como tal desde el principio" (Choay, 2006: 25-26). Para Camargo (2003: 25) es necesario destacar "que los monumentos intencionales también pueden ser considerados Monumentos Históricos, bienes patrimoniales, y tendrían una característica simbólica que supera su significado primero e intencional." Se observa que antes del Renacimiento el título de monumento era destinado sólo a edificios construidos con el objetivo específico de marcar la historia, mientras que el monumento histórico, por la intervención y observación de los estetas de la época, pasó a representar cualquier edificio antiguo que marca, revive y forma parte de la historia de determinado pueblo o lugar.

Acompañando la evolución característica de la época según Choay (2006) se percibe que a medida que progresa el saber de la historia del arte, las técnicas, la arqueología, etc., el concepto de Monumento Histórico también se transforma, y así el Monumento Histórico pasa a ser llamado Patrimonio. Según Grammont (2006) la palabra patrimonio representaba sólo las propiedades transmitidas hereditariamente, o sea los bienes pasados de padres a hijos. Cardozo (2011: 190) agrega que "Patrimonio es lo que se hereda y lo que se acumula, o sea lo que se recibe y se preserva".  Es decir que además del patrimonio se hereda la responsabilidad de preservarlo.          

En un primer momento no existe una diferencia substancial entre los términos, pero sí cierta relación como establecen Brusadin & Silva (2011: 71) al decir que "el concepto de patrimonio está íntimamente ligado al concepto de monumento histórico, debido al hecho de que ambos remiten al pasado de un pueblo y tienen por finalidad revivir ese pasado [...]". Teniendo claro que todos los monumentos históricos son herencias dejadas por comunidades ancestrales, herencias que es necesario proteger y preservar, se suma al término el acrónimo histórico y así surge el Patrimonio Histórico.

El nuevo término pasó a ser utilizado de forma constante, pero no dejó de ser objeto de estudio. Para Lemos (1987) las construcciones antiguas son sólo partes del patrimonio de un pueblo y abarcan un fragmento de un contexto mayor: el Patrimonio Cultural. De esa forma, según éste autor, el Patrimonio Histórico es axiológicamente inherente al Patrimonio Cultural y es parte de éste.

El Patrimonio Histórico pasa a integrar el concepto de Patrimonio Cultural. Éste, dividido entre material e inmaterial, engloba el concepto antropológico de cultura como el hacer humano, desde objetos, conocimientos, capacidades y valores, y así el concepto llega al siglo XXI [...] El  contexto en que se estableció el concepto de Patrimonio Cultural y su tratamiento permanecen en constante cambioporque son construcciones culturales (Grammont, 2006: 440).

Actualmente cuando se define un objeto de estudio histórico de cualquier valor cultural, sin especificar necesariamente un objeto de estudio patrimonial, se utiliza sólo el término Patrimonio o Patrimonio Histórico-Cultural. Las construcciones antiguas, siendo parte del Patrimonio Histórico edificado y del Patrimonio Cultural, son uno de los principales símbolos de la herencia material de las antiguas generaciones que enfrentan adversidades que les otorgan la desventura de ser depreciadas, sea por la acción humana o del tiempo. Para sanar o desacelerar ese proceso, una alternativa posible es la restauración.

RESTAURACIÓN

La restauración es una forma práctica de mantener vivas las características originales de un edificio histórico. A pesar de que a primera vista es algo únicamente positivo, la restauración enfrenta controversias teóricas. En los estudios sobre el tema, según Choay (2006), se destacan dos teorías, la conservacionista del profesor inglés de arte y arquitectura John Ruskin [1819–1900] y la no conservacionista, del arquitecto y restaurador francés Eugène Viollet-Le-Duc [1814-1879].

John Ruskin estaba en contra de cualquier intervención en los edificios históricos. Para él la restauración significaba "la más completa destrucción que un edificio puede sufrir [...] es una mentira absoluta [...] El proyecto restaurado es absurdo. Restaurar es imposible. Es como resucitar un muerto" (Choay, 2006: 155). Para Ruskin, al modificar un edificio restaurándolo, se le estaría quitando toda la esencia, pues el edificio jamás podría ser restaurando con las mismas emociones e ideologías con las que fue construido. Pero al condenar la restauración Ruskin no invita a dejar caer los edificios sino que "impulsa a mantenerlos hasta alcanzar el límite de su resistencia y que convenga substituirlos, según criterios contemporáneos y conforme a la tradición identitaria que ellos han transmitido" (Choay, 2011: 24-25). Ruskin fue austero en su teoría y no dejó márgenes para el cambio, mientras que Viollet-Le-Duc fue estoico desde la perspectiva contraria.

Para Eugène Viollet-Le-Duc la restauración era fundamental para mantener y preservar un edificio. "El decía que restaurar un edificio no es mantenerlo, repararlo o rehacerlo, es restablecerlo por completo, quizá como nunca antes existió" (Choay, 2011: 135). Le-Duc estaba a favor de recrear partes de edificios deteriorados. Seguún Choay (2006, 2011), Viollet buscaba promover una aproximación histórica y didáctica de la restauración y para esto tenía como lema la ideología del arqueólogo francés Prosper Merimée [1803-1870], quien valoraba la conservación de lo existente y la reproducción de lo no existente.

Grammont (2006) compila las teorías de los dos autores al decir que el concepto de restauración según Viollet-Le-Duc consistía en reconstituir la forma original, o supuestamente original, del edificio sin importar la autenticidad del objeto. Ruskin, según la misma autora, decía que toda forma de restauración era un atentado a la autenticidad del objeto. Como ambas teorías representaban un axioma para sus autores, otros investigadores sintieron la necesidad de utilizar ambos conceptos de una forma más equilibrada.

Así, en 1893 Camilo Boito [1853-1914] creó un método de restauración mediador entre los opuestos de Ruskin y Le-Duc. De acuerdo con Grammont (2006) Boito criticaba la reconstitución de las partes desaparecidas, creía que las intervenciones debían ser mínimas y que los procesos utilizados debían basarse en documentos registrados y divulgados. Boito fue el primero en mediar los opuestos entre Ruskin y Le-Duc. Para Grammont (2006: 438-439) "las ideas de Boito crearon las bases del concepto moderno de restauración. Pero tampoco éstas estaban efectivamente establecidas." Entonces otros arquitectos e investigadores comenzaron a perfeccionar la teoría mediadora de Boito, implementando las metodologías de restauración y conservación que son utilizadas hoy en día.

En la transformación de los términos relacionados con el patrimonio también se observa la evolución de las teorías de restauración, agregando valores semejantes para mantener y preservar las herencias ancestrales. Ambos conceptos evolucionaron siguiendo el deseo de mantener vivos los resquicios del pasado, de vital importancia para comprender el presente y planear el futuro. Para esto es necesario no sólo mantener el pasado físicamente vivo a través de los edificios históricos, sino mantenerlo vivo en la memoria de las personas y en su identidad social, a través del correcto uso del edificio, social o recibiendo visitas.

VICISITUDES ENTRE PATRIMONIO Y TURISMO

La relación entre el patrimonio y el turismo es delicada pues por un lado las visitas pueden ser benéficas para mantener los edificios debido al aporte económico, pero también pueden ser perjudiciales por la depredación del lugar. Este debate requiere la atención de los investigadores de los campos sociales e históricos. La curiosidad humana lleva a las personas a buscar conocer sus orígenes a través de símbolos vivos de su pasado. De la misma forma, la necesidad económica hace que en caso de que esa curiosidad natural no existiera, se pueda estimular para que los monumentos que forman el patrimonio de un pueblo sean visitados.

A veces bajo el pretexto del rescate histórico, otras veces por interés económico, se crean políticas públicas, estrategias de marketing y obras de infraestructura para fomentar la visita de esos monumentos. Esas visitas reposan sobre las perspectivas de dos visiones contrarias, una que considera a las visitas como de primordial importancia para mantener los edificios históricos, no sólo económicamente sino también socialmente, y otra que considera a las visitas como causa de la degradación de los monumentos.

El hombre viaja con la intención de conocer edificios creados por la humanidad, pero fue en los viajes del Grand Tour, viajes realizados por hijos de familias aristocráticas con la intención de reforzar sus estudios entre los siglos XVI y XIX (Camargo, 2003: 38), que las visitas a sitios históricos se fundamentaron debido a la variedad de estos sitios por toda Europa. A partir de entonces las visitas a los sitios y monumentos históricos se convierten en prácticas constantes de la elite aristocrática, uniéndose a ellas los amantes del arte y la historia, arqueólogos, arquitectos y personas comunes, con fines pedagógicos, sociales o por placer.

Con las visitas históricas el patrimonio edificado pasa a enfrentar las adversidades climáticas y la acción desmedida del hombre, del visitante que muchas veces es capaz de depredar y destruir los monumentos visitados. Así, se inician diversos debates entre los investigadores del área sobre las visitas al patrimonio. Es importante recordar que la actividad turística constituye un sistema que integra acepciones sociales y económicas (Beni, 1993). De esta manera, por un lado se observa la venta del patrimonio como una mercadería cultural, sacrificando su esencia; y por otro lado se defienden las visitas como una forma de proteger el patrimonio de la destrucción, reforzar la pedagogía cultural y generar desarrollo económico en la región donde se sitúa el monumento. Es preciso observar que un punto de equilibrio que ya ha sido señalado por algunos investigadores es el uso social del patrimonio.

Es fundamental destacar que Prats (1997) enfatiza el hecho de que el patrimonio no se identifica únicamente con el pasado y la historia, sino que precisa formar parte e identificarse con el presente, siendo activado en un contexto histórico y para eso precisa tener un uso social. Burns (1999) refuerza este concepto al señalar que diversas interpretaciones identitarias están enraizadas en el marketing, pero que el balance de esta relación se da cuando existe un uso socioeconómico del patrimonio. Especificar el usufructo del patrimonio es una tarea que exige adaptación a las inclemencias sociales y económicas. El bien patrimonial debe ser, como destaca Fowler (1992), mutable y maleable para adaptarse al vaivén de la sociedad que es dinámica por naturaleza. Se entiende que la solución más viable para mediar el enfrentamiento entre patrimonio y turismo es darles usos sociales y económicos, no sobreponiendo uno a otro.

Pero hay opiniones divergentes. Para Choay (2006) las visitas como medio pedagógico y de protección es algo utópico, y éstas se reflejarán en la conservación sólo a largo plazo. La autora critica el uso del patrimonio por parte del turismo.

La industria patrimonial insertada en prácticas con vocación pedagógica y democrática no lucrativa se puso en marcha siguiendo la perspectiva del desarrollo y el turismo. Hoy representa, de forma directa o indirecta, una parte del presupuesto y el ingreso de las naciones. Para muchos estados, regiones y municipios, significa la supervivencia y el futuro económico. Es exactamente por eso que la valoración del patrimonio histórico representa un emprendimiento considerable (Choay, 2006: 226).

Esta postura mitifica la posibilidad de un turismo pedagógico y cultural que, a pesar de ser una buena propuesta se convirtió en un mito de encubrimiento mercantil. Choay (2011: 37) afirma que "esa cruzada por el consumo mercantil del patrimonio no es perjudicial sólo para los visitantes, que son engañados respecto de la naturaleza del bien a ser consumido, sino que también lleva a la destrucción de los sitios". Al mencionar a los visitantes engañados se refiere a la falsa idea de aprendizaje cultural que propone el viaje. En tanto que la destrucción de los sitios se da mediante la propia depredación por parte del visitante, debido a la necesidad de establecer infraestructura adecuada para recibir a la demanda turística (hoteles, carreteras y comercios) y en la aculturación de la población local.

No es lo que se ve sino cómo se ve, lo que caracteriza al turismo cultural. Un grupo que se propone ver toda Europa en dos semanas, apresurados, en un bus en el cual sólo se habla portugués y donde el paisaje es visto a través de los vidrios (que funcionan como escudos contra los sabores, olores y colores de las calles) ¿practica algún tipo de turismo cultural? (Funari & Pinsky, 2003: 8).

Para que el viaje sea caracterizado como Turismo Cultural es preciso estar en un sitio histórico, conocer la historia de los monumentos, comprender el por qué de su construcción y su importancia para la comunidad local, así como vivir y experimentar la cultura de esas personas, pues ese monumento no fue construido por placer sino que su existencia está profundamente ligada a la historia de los pobladores de su entorno. 

Más allá de la agresión física causada al patrimonio y su entorno, uno de los más graves problemas es la agresión inmaterial a la comunidad local. Para Choay (2006) y Brusadin & Silva (2011) el turismo tiende a excluir a las poblaciones locales y sus actividades tradicionales, destruyendo los modos de vida y el patrimonio de las localidades. Para ellos la actividad turística es producto de la sociedad capitalista industrial y se desarrolla bajo el impulso de motivaciones diversas, que incluyen el consumo de bienes culturales (Funari & Pinsky, 2003). Así, poseer mayores ingresos puede determinar la elección del viaje, más que el gusto por el arte y la historia, lo que también repercutirá en la forma en la cual el visitante se comportará frente al monumento y la cultural local.

La depredación material e inmaterial causada al patrimonio por el turismo no planeado es evidente. El visitante si no es plenamente consciente de la importancia del monumento y de su comportamiento, contribuirá a la ruina del patrimonio, la cultura y la tradición local. De la misma forma, el patrimonio meramente mercantilizado y vendido no será actor del enriquecimiento cultural del visitante. ¿Qué se hace, entonces, para mediar esta situación? Algunos autores están plenamente a favor del uso del patrimonio por parte del turismo, convencidos de que este es el factor fundamental para la preservación del patrimonio, y al mismo tiempo el patrimonio se convierte en un agente de educación y sensibilización social. Para Figueira (2007) el turismo es crucial para que el patrimonio se mantenga vivo, tanto físicamente como en la memoria colectiva de determinada comunidad.

Cuando hablamos de utilización o explotación del patrimonio cultural por parte de la actividad turística, no nos remetimos sólo a una forma de explotación del turismo como actividad comercial, simplemente generadora de ingresos, sino a una consciencia conservacionista llamada turismo sustentable, capaz de disfrutar y al mismo tiempo conservar el patrimonio poniéndolo en evidencia para que la cultura no desaparezca con los años (Figueira, 2007: 11).

Para la autora, además de contribuir a la preservación del patrimonio, el turismo es un agente activo en la prevención de la extinción de determinada cultura. También para Brusadin & Silva (2011: 80) "el uso turístico del patrimonio histórico a veces lo mantiene y tiene la amplia función de conservar la memoria e identidad de un pueblo." En este contexto, el mantenimiento se da pues hay un motivo, la visita, que aportará ingresos al municipio. Brusadin & Silva (2011) aseguran que el turismo contribuye de alguna forma a la preservación. Así, lo que se necesita es un correcto uso del patrimonio como atractivo.

Otros autores como Silva & Bomfim (2009: 3) destacan la importancia del turismo aliado al uso del patrimonio al decir que "el turismo cultural al proponer acciones de promoción y divulgación del patrimonio cultural procura, simultáneamente, contribuir al fortalecimiento de las identidades culturales y al desarrollo económico y social". Es evidente que el turismo al crear una razón de existir para el patrimonio, brega por su conservación; al mismo tiempo en que el patrimonio conservado es capaz de enriquecer culturas e intelectos. Se debe observar que todo patrimonio es socialmente construido y todas las tradiciones son potencialmente consumibles (Alsayyad, 2001), lo que es necesario es una mediación entre hechos y opiniones para obtener beneficios en ambos lados. Una herramienta que puede ser eficazmente utilizada en un posible proceso conciliador entre el turismo y el patrimonio, es la Educación Patrimonial.

EDUCACIÓN PATRIMONIAL

Grunberg (2000: 167-168) define a la educación patrimonial como la "enseñanza centrada en los bienes culturales, como la metodología que toma estos bienes para desarrollar la tarea pedagógica; que considera a los bienes culturales como fuente primaria de enseñanza." Así, los bienes culturales funcionan como instrumentos en el proceso de enseñanza. Para la autora los bienes culturales son "aquellos a través de los cuales podemos comprender e identificar la cultura de un pueblo en un determinado lugar y momento histórico" (Grunberg, 2000: 162). Se observa que los bienes culturales constituyen un factor de relevancia en la educación patrimonial.

Esta modalidad educativa puede ser aplicada puntualmente en la directriz curricular básica del proceso de enseñanza, como se hace en Italia, o puede existir como práctica transversal de los currículos pedagógicos. En Italia la iniciación de los jóvenes en el espacio edificado comienza en la escuela primaria. La enseñanza de historia del arte, arquitectura y ordenamiento urbano es obligatoria en los tres últimos años de los estudios secundarios (Choay, 2011). Dicha práctica resulta en una comunidad en la cual uno de sus principios básicos es la protección de su pasado edificado.

En Brasil los municipios que adoptan el modelo curricular de enseñanza pedagógica histórico-crítica poseen en sus lineamientos un concepto parecido. La Pedagogía Histórico-Crítica tiene como centro del proceso didáctico la práctica social históricamente situada. El proceso ocurre de la síncresis a la síntesis, o sea del saber asistemático y desarticulado al sistemático y articulado, y su metodología no está pautada en la escuela ni en el aula sino en una realidad social más amplia (Saviani, 2011). Así, la educación en el aula o fuera de ella debe partir de un concepto micro a uno macro espacial, o sea que independientemente de la disciplina estudiada los alumnos aplicarán la teoría-práctica de su conocimiento en su comunidad y expandirán su aporte epistemológico al estado, al país, al mundo, etc. Ese modelo beneficia en teoría la valoración identitaria local, pero no contempla necesariamente la categoría educación patrimonial. Así, la posibilidad de aplicar tal práctica continúa siendo transversal, o sea anexada a alguna disciplina.

Es importante observar que la educación patrimonial no es sólo una herramienta de utilidad para el desarrollo del turismo sustentable, sino que principalmente es un artilugio para crear consciencia sobre la conservación de la cultura y la preservación de las costumbres, la historia, la memoria, la identidad y la vida (Figueira, 2007: 10).

La importancia de la educación patrimonial se enfoca no sólo en el visitante sino en la comunidad local, para que ésta conozca más a fondo su historia y refuerce su identidad cultural, lo que resultará en un sentimiento de pertenencia entre comunidad y patrimonio. Figueira (2007) dice que la educación patrimonial se configura como una forma de rescatar la relación de afecto, apego, amor e identificación entre la comunidad y su patrimonio, aproximando el bien cultural a la población, enfatizando el sentimiento de pertenencia y comprendiendo al patrimonio como parte de su historia, su cultura y su memoria. Al reconocer al patrimonio como un pasado valorativo, la población buscará preservarlo y esa perspectiva será transmitida a los visitantes.

Aunque se incorpore la educación patrimonial a las escuelas es preciso observar que este hecho aislado no garantiza todos los beneficios establecidos por Figueira. Estudiar determinado edificio histórico local en el aula no garantizará la creación de un sentido de pertenencia sujeto-objeto (alumno-patrimonio). Tampoco las visitas lo garantizan si no hay actividades que permitan crear un sentimiento valorativo. Para lograrlo la interpretación patrimonial surge como una herramienta educativa eficaz.

La interpretación patrimonial puede ser definida como una actividad lúdico-educativa, que se propone revelar significados e interrelaciones por medio del uso de objetos originales, del contacto directo con el recurso y de medios ilustrativos (Tilden, 1977). La Interpretación busca transmitir información de forma que pueda ser interpretada de manera correcta. Hems & Blockley (2006) agregan que es la transferencia al visitante del significado correcto de patrimonio. Esta transmisión no contempla sólo a los niños, hay técnicas interpretativas que pueden enfocarse en diferentes franjas etarias. Lo que vale en el acto interpretativo es si permitió al visitante crear alguna percepción valorativa y de pertenencia con el lugar que visita.

Se observa que como en Brasil no existe un modelo educativo referente a la aplicabilidad de la Educación Patrimonial, es importante incluirla en las escuelas a través de prácticas anexas o transversales y educar a los adultos para crear un sentido de pertenencia individual o colectivo; y esta práctica se da exclusivamente mediante el turismo y su dimensión pedagógica.

LA CASA SEDE DE LA HACIENDA FORESTAL

A fines del siglo XIX la madera surge como un importante producto de comercialización en el Estado de Paraná. Pero recién a comienzos del siglo XX se inicia la explotación a gran escala, abasteciendo el mercado interno y exportando a los países del Cono Sur y Europa. Bajo esta perspectiva, el Aserradero Forestal de Alberico Xavier de Miranda surge en 1912 en el entonces municipio de Teixeira Soares (Carvalho & Miranda, 2005). El Aserradero Forestal comprendía un gran complejo de instalaciones con un barrio obrero, escuela e iglesia.

[...] Un complejo autosuficiente que abarca el aserradero, los galpones industriales, las máquinas a vapor y los ramales ferroviarios, además del barrio obrero, almacén, escuela, iglesia y sede. El ciclo completo de implementación, desarrollo, apogeo, decadencia, desactivación y venta de la Hacienda Forestal al Estado en 1967 muestra que no basta la voluntad y el esfuerzo para el éxito y la consolidación de un emprendimiento. Aquí, el mismo se confunde en la trama de la economía local de la madera [...] (Carvalho & Miranda, 2005: 20).

En 1967 se pone fin a las actividades del complejo, resultando en la venta de la propiedad al Estado, lo que hoy es el Instituto Agronómico de Paraná (IAPAR) donde funciona la Estación Experimental Forestal (Figura 1). Los motivos que llevan a la decadencia del aserradero aún se desconocen.


Figura 1: Localización de la Casa Sede de la Hacienda Forestal
Fuente: Google maps

La Casa Sede del antiguo aserradero fue mantenida y utilizada como residencia hasta 1970, luego fue abandonada hasta 1990 que debido a sus características arquitectónicas fue declarada como Patrimonio Histórico del Estado de Paraná el 30 de julio (Tombo 102-II, Proceso Número 06/90). La propiedad perteneció geográficamente al municipio de Teixeira Soares hasta que Fernandes Pinheiro (distrito de Teixeira Soares) ascendió a municipio independiente y la propiedad pasó a formar parte del nuevo municipio.

Esta situación creó divergencias políticas que perduraron durante años entre los municipios de Irati y Fernandes Pinheiro. Después de más de una década el municipio de Irati solicitó oficialmente al Estado la verificación geográfica de la propiedad, alegando que la casona estaba localizada en territorio iratiense. El 5 de marzo de 2012 se reinscribió en el libro de patrimonio histórico transfiriendo la propiedad de la Casa Sede de la hacienda Forestal al Municipio de Irati. Así se pone fin a un dilema político que se arrastró por años. La Casa Sede de la Hacienda Forestal, hoy conocida por los pobladores locales como casa del IAPAR, es un edificio de características arquitectónicas únicas en el Estado de Paraná.

La residencia principal, en estilo neoclásico georgiano, es una pieza única en nuestra tierra. Característica de las residencias del siglo XVIII de Nueva Inglaterra, en las cuales se hacían réplicas de madera, ladrillo o piedra de los modelos "palladianos", pertenece a una tradición muy difundida en la costa este americana, de Maine a Virginia. Podría ser recordada como una curiosidad arquitectónica o su desplazamiento, pero [...] es una lección sobre la sofisticación técnica y el refinamiento, lujo y confort de la madera (Carvalho & Miranda, 2005: 20).

La arquitectura Georgiana fue un concepto fuertemente difundido durante el reinado del Rey George de Inglaterra en el siglo XVIII, muy característico de Estados Unidos, como señala Howe (1998).

Para posibilitar una visión más específica de la arquitectura Georgiana del edificio en estudio, la Casa Sede de la Hacienda Forestal, las Figuras 2 y 3 hacen una breve comparación entre la Casa Sede y otros edificios de estilo Georgiano en Estados Unidos.


Figura 2: Casa Sede de la Hacienda Forestal
Fuente: Archivo digital de la Casa de la Cultura de Irati


Figura 3: Dwight-Barnard House, Deerfield -  MA (1754)
Fuente: Boston College

La arquitectura Georgiana fue el estilo del siglo XVIII, especialmente a partir del reinado del Rey George I que subió al trono en 1711 y hasta la Revolución Americana (Rey George III). Las construcciones hechas durante ese período son fuertemente influenciadas por las inglesas, difundidas en libros impresos de arquitectura. El estilo Georgiano fue relativamente homogéneo desde Maine hasta los estados del sur (Howe, 1998: 1).

A través de las imágenes mostradas es posible observar la semejanza entre la construcción estadunidense y la Casa Sede, en los frontones, la disposición de las ventanas, el tejado, etc., lo que caracteriza la autenticidad de su estilo y la establece como pieza única en Paraná (Carvalho & Miranda, 2005).

Pero aún siendo una construcción única en el estado y a pesar de haber sido declarada patrimonio histórico, la construcción se enfrenta a la degradación. Según Carvalho & Miranda (2005) hoy el lugar es un pueblo fantasma, melancólico y mal cuidado. La Casa Sede enfrenta serios problemas de degradación causados principalmente por el abandono. En 2006 se pidió la creación de un proyecto de restauración del edificio a la Secretaría de Estado de Obras Públicas (SEOP). Según la SEOP (2007a) el proyecto fue elaborado en 2007 por la empresa Arquibrasil Arquitectura y Restauración Ltda., de la ciudad de Curitiba.

Implantado en el centro de un amplio jardín, el edificio se conforma por un cuerpo principal de dos pisos y sótano y contiguo a él otro más bajo de un piso y sótano. El cuerpo principal tiene una planta en "L". En la arista mayor la simetría es quebrada por un bow window a la derecha y una baranda a la izquierda. Abajo estaban las salas comedor, de visitas y de juegos y el escritorio. Las habitaciones estaban en la planta alta y en el sótano se disponían los cuartos de juegos y de huéspedes. En la arista menor se situaban los baños. La casa posee cuatro accesos, el principal al frente está enmarcado por un pórtico ornamentado por columnas de madera que le dan simetría a la fachada. Por la baranda lateral sustentada por las columnas jónicas se accedía a la antigua sala de juegos y al escritorio. Una graciosa baranda de madera da acceso al pasillo más estrecho del cuerpo principal y por detrás está el acceso de servicio. El techo tiene estructura de madera y tejas de barro tipo francesas [...] Los cimientos son de mampostería de piedras irregulares [...] Las maderas utilizadas en las paredes, pisos y revestimientos son de pino y nogal (SEOP, 2007a: 6-7).

Por la descripción se infiere que en la época de su construcción, la Casa Sede se diferenciaba mucho de las simples viviendas de los inmigrantes esclavos que ocupaban la región. La Figura 4 muestra la casa en el auge de su uso a principios del siglo XX.


Figura 4: Casa Sede de la Hacienda Forestal, enero de 1939
Fuente: Archivo digital de la Casa de la Cultura

Las imágenes antiguas de la casa contrastan fríamente con el actual estado en que se encuentra. En el diagnóstico del estado y conservación del predio realizado por la SEOP se constata claramente su degradación.

De modo general, se puede afirmar que la degradación del edificio puede ser atribuida principalmente al hecho de que no está adecuadamente protegida de la lluvia. Las filtraciones han causado daños en los pisos, revestimientos y paredes. El ataque de insectos xilófagos a la madera de pino en los pisos y techo del sótano, y la gran cantidad de enjambres de abejas son otros factores que han comprometido la edificación. Se presenta un problema estructural en la pared del fondo del cuerpo principal que se desmoronó debido a la sobrecarga y la pérdida de resistencia de las vigas. Los daños se han producido más por la falta de mantenimiento que  por problemas estructurales o por la degradación natural de los materiales (SEOP, 2007a: 7).

La necesidad de restaurar el edificio es evidente y cuanto más tiempo transcurre más daños sufren la estructura. Junto con el proyecto de restauración la SEOP encomendó tres presupuestos para realizar la obra (SEOP, 2007a; 2007b; 2007c). El proyecto en vigencia en la época de la declaración como patrimonio histórico fue realizado por la empresa Arquibrasil. Sin embargo, el proyecto elaborado es única y exclusivamente relativo a la actual situación del predio y su estructuración, y no hace mención a ningún posible uso futuro del lugar. No hay un plan para el uso del patrimonio, sólo existe la idea de crear un museo de la madera. Pero esta idea podrá ser puesta en práctica después de restaurar la casa y aún no hay fecha para esto. Es interesante observar que el Estado se propone dirigir recursos para la restauración de un edificio histórico sin saber de antemano su futuro usufructo.

Como se indicó la SEOP solicitó tres presupuestos para realizar la obra de restauración de la Casa Sede, a las empresas Arquibrasil Arquitectura y Restauración (SEOP, 2007a), Alfred Willer Arquitectura y Planificación (SEOP, 2007b) y Jeferson Navolar Arquitectura y Urbanismo (SEOP, 2007c). Los valores fueron los siguientes:

- Arquibrasil: R$ 555.705, 01 (SEOP, 2007a) (Conversión al 15/05/2007: US$ 278,940.35 / 205 238,90 € - Conversión actual al 15/05/2016: US$ 158,587.10 / 140 418,21 €).

- Jeferson Navolar: R$ 900.559, 50 (SEOP, 2007c) (Conversión al 15/05/2007: US$ 452,042.69 / 332 604,36 € - Conversión actual al 15/05/2016: US$ 257,001.67 / 227 557,70 €)

- Alfred Willer: R$ 1.675.705, 19 (SEOP, 2007b) (Conversión al 15/05/2007: US$ 841,132.96 / 618 889,54 € - Conversión actual al 15/05/2016: US$ 478,212.75 / 423 425,23 €)

La diferencia en el presupuesto de las tres empresas es considerable, aunque analizándolos se constata que los ítems incluidos en la obra de restauración son los mismos en los tres. Cabe decir que la empresa seleccionada para realizar el proyecto de restauración, Arquibrasil Arquitectura y Restauración, fue la que pasó el presupuesto más bajo; pero hasta la realización de esta investigación (2015/16) la restauración aún no había sido iniciada por lo tanto el presupuesto había perdido vigencia.

Los motivos para no ejecutar la obra se basaban en conjeturas muy variadas, desde la disputa política entre los municipios de Irati y Fernandes Pinheiro por la concesión geográfica del patrimonio hasta la falta de dinero para el emprendimiento. El Municipio de Irati solicitó al SEOP la revisión y actualización del proyecto de restauración y el presupuesto para que la obra pueda ser realizada. El proceso está en desarrollo sin conclusión hasta el momento. No existe un proyecto específico para usos futuros del patrimonio que será mantenido por el Estado con la ayuda administrativa del municipio. La idea es crear en la Casa Sede un museo de la madera, pero aún no hay ningún proyecto. Considerando la incertidumbre en relación a su uso, no hay elementos suficientes para que la prefectura actúe en relación al patrimonio. Cabe aguardar la restauración para realizar nuevos estudios con datos cuantitativos actualizados.

DICOTOMÍAS APLICADAS AL ESTUDIO DE CASO

Hasta aquí se expusieron las dicotomías axiológicas concernientes a cuatro categorías específicas de análisis objetivo; las situaciones ontológicas reflexivas existentes en las relaciones entre los términos presentados: monumento, monumento histórico y patrimonio, observando su evolución temporal y social; la restauración y sus conflictos ideológicos; las antinomias constantes de la relación entre turismo y patrimonio; y el paradigma pedagógico de la educación patrimonial, la cual no encuentra pleno soporte en la matriz educativa básica brasileña. Ahora se mostrará cómo estos elementos pueden ser observados en un prisma factual, es decir cómo esas situaciones son percibidas en un objeto de estudio real, la Casa Sede de la Hacienda Forestal.

¿Qué representa la Casa Sede de la Hacienda Forestal para la comunidad en la cual está insertada? ¿Cómo se inserta en el contexto comunitario local? ¿Al analizar los conceptos de monumento, monumento histórico y patrimonio, dónde se sitúa este edificio? Cuando fue construida sus propietarios no pensaron en que fuera mantenida como un monumento o un homenaje, es decir que no puede considerarse gewollte. Como para la mayoría de las residencias que se convirtieron en bienes culturales, se puede considerar la acepción ungewollte, o sea una construcción que no fue deliberadamente construida para mantener una memoria viva. Entonces podría situarse en el contexto de Monumento Histórico.

Actualmente la casa está declarada como patrimonio histórico del Estado de Paraná. El término Monumento Histórico está conectado con el Patrimonio o incluido en él, y ambos apuntan al recuerdo de una determinada memoria cultural o social. ¿Qué memoria de la comunidad local mantiene la Casa Sede? Independientemente de las características históricas y arquitectónicas no se observa un sentimiento de pertenencia entre sujeto-objeto en este escenario. Si la población local, los supuestos depositarios de ese patrimonio, no lo vive como algo propio, se necesitan acciones que lo promuevan (Santana, 2009). El primer paso para crear una promoción sociocultural del patrimonio supera su aspecto estético, o sea que encuentra la necesidad de la restauración, urgencia latente en la Casa Sede de la Hacienda Forestal.

Si no se consideran los ítems particulares incluidos en el proyecto de restauración se puede comprender la restauración de la Casa Sede en base a la hipótesis de Viollet-Le-Duc o Camilo Boito, o sea que para evitar la ruina de la casa es crucial restaurar y reconstruir determinadas estructuras. Si se toma la teoría de John Ruskin, se realizarían pocas reparaciones en la casa con la intención de mantenerla. No es la mejor alternativa considerando que dada la actual situación del edificio, si bien determinadas estructuras no fueron estrictamente reconstruidas, la casa probablemente no resistirá por mucho tiempo más. No obstante, se resalta la importancia de mantener en lo posible todas las características originales de la casa, siguiendo la metodología de Camilo Boito. Para la reconstrucción parcial o total de una estructura física se indica realizar un estudio preliminar de las características originales y procurar mantenerlas. Seguir una metodología Ruskiana en este caso de estudio es inviable debido al avanzado estado de precariedad físico-estructural de la casa. Restaurarla de acuerdo con su originalidad resulta el mejor camino para crear un sentimiento identitario entre la casa y la comunidad local que se dará consecuentemente por medio de las visitas.

Habiendo observado la relación que se establece entre el patrimonio y la actividad turística, ¿cómo entender esa situación en relación a los posibles usos de la Casa Sede? Se toma la opinión de Choay (2006; 2011) y de Funari & Pinsky (2003) en cuanto a la capitalización excesiva del bien cultural. Si se restaura la casa considerando como primordial el rendimiento económico, usando materiales de calidad y precio inferiores sin un plan específico interpretativo que busque mantener y/o crear un sentimiento identitario valorativo, serán positivas las hipótesis de los autores confirmando la intencionalidad económica única del uso del bien cultural.

No obstante, también han de observarse los análisis de Figueira (2007) y Brusadin & Silva (2011) referidos a que las visitas contribuirán a la creación identitaria y cultural. Posiblemente no hay, en el actual modelo económico, una alternativa coherente si no se miden ambos aspectos. Las propuestas más próximas a una solución son las de los usos sociales de Prats (1997), Burns (1999) y Fowler (1992). Restaurar la Casa Sede única y exclusivamente con la intención de mantener la memoria viva no garantizará el éxito. ¿Para quién se crearía o mantendría esta memoria? ¿Quiénes son los interesados en el proceso, directa e indirectamente, si no se consideran los visitantes, principalmente los de la comunidad local? Es preciso ir más allá de un idealismo disimulado y consubstanciar el hecho de que darle un uso social a un bien supera la necesidad económica de mantenerlo. Es posible unir el uso de la casa como un bien de creación y rescate identitario pero también como una posible fuente de ingresos que genere divisas para su mantenimiento. Garantizar la prominencia cultural frente al aspecto económico se debe a la necesidad no sólo de vender la casa a los visitantes, sino de buscar una forma de educarlos en relación al bien, tarea que se realizará a través de la educación patrimonial.

Considerando lo indicado por Choay sobre la educación en Italia, hay que decir que en la ciudad de Irati la realidad material y formal parte de otros principios. Si bien la base curricular del municipio sigue un modelo pedagógico histórico-crítico, la educación patrimonial no es contemplada en su matriz. ¿Cómo hacer, entonces, que la comunidad se aproxime a ese patrimonio, la Casa Sede, y que incorpore su historia identitaria? Las acciones transversales de educación patrimonial pueden ser exitosas si se las aplica de manera correcta.

Una vez finalizada la restauración e iniciadas las actividades en la casa es necesario crear un plan de interpretación patrimonial adecuado. Ese plan tendrá un rol fundamental en la creación del sentimiento de pertenencia en el visitante y permitirá que las visitas tengan un propósito específico. También se puede aplicar la educación patrimonial directamente en las escuelas a través de prácticas transversales. Así, al estudiar disciplinas específicas los docentes pueden apelar a la Casa Sede como modelo práctico y objeto de estudio. Al estudiar la historia del Estado de Paraná pueden usar la Casa Sede como ejemplo y profundizar sobre los bienes culturales. Al estudiar las características geográficas del estado se puede citar la región en la cual la Casa Sede está localizada. Lo importante además del trabajo en el aula es la visita a la Casa Sede, de vital importancia en el aprendizaje cultural que sería completado por el plan interpretativo realizado en el museo.

De esta forma, considerando todos estos aspectos dicotómicos y conciliándolos de la mejor forma posible, se camina hacia la posibilidad de que el patrimonio y el turismo se relacionen de forma equilibrada, buscando crear o mantener la identidad cultural, sin depreciar el ingreso económico. Una vez comprendida la situación de monumento patrimonial de la Casa Sede, se buscará su restauración que demandará visitas basadas en conceptos educativos antes, durante y después de las mismas, en un proceso educativo continuo.

CONSIDERACIONES FINALES

Ante las perspectivas antinómicas presentadas, la postulada por Choay y Funari & Pinski, referida a que no hay turismo cultural sin la mercantilización del patrimonio, y la enfatizada por Figueira y Brusadin & Silva, referida a que el turismo es la única forma de mantener el patrimonio como legado histórico y educativo, se concluye que no es posible detener el rápido avance tecnológico, social y cultural actual. A medida que la cultura se adapta, lo nuevo tiende a substituir a lo antiguo y éste, a desaparecer. Poco uso se le puede dar a aquello que ya no es considerado útil a no ser que se lo encuadre en el actual contexto mercantil. Este concepto alude a ganancias económicas en primera instancia y sociales en segunda instancia. Así, el turismo como factor cultural es utópico e irreal. Pocos lugares del mundo arraigan museos cerrados al público, pues una inversión sin retorno económico con exclusivo interés cultural no existe.

Así, si bien el turismo es la forma más eficiente de mantener vivo el patrimonio, material o inmaterial, es ingenuo buscar la esencialidad de la cultura a la cual remite en una época en la que ya no es necesaria. El turismo tiene los medios para reconstruir lo antiguo y adaptarlo a lo nuevo, para venderlo si fuera necesario y así mantenerlo. No obstante, para esto la actividad turística precisa ser correctamente gestionada. El correcto uso y gestión del patrimonio puede poner fin a un embate histórico aproximando la realidad a las perspectivas más positivas en relación al usufructo que engloba el turismo y el patrimonio. La Casa Sede de la Hacienda Forestal es parte de la historia del municipio, de la región y del estado, parte de un ciclo económico que perpetuó el idealismo de su construcción, el ciclo de la madera. Da pena ver el estado de conservación en el que se encuentra, y más pena aún da saber que el presupuesto estaba aprobado pero aún no ha sido liberado el dinero. ¿Cómo se utilizará el edificio después de la restauración? ¿Se creará el museo de la madera? Cabe destacar la responsabilidad del gobierno en lo que respecta a la restauración y el mantenimiento de la Casa Sede, pues es necesaria la voluntad del poder público para poner en marcha el funcionamiento del edificio.

La Casa Sede constituye un atractivo con demanda local, regional y nacional debido a su estilo arquitectónico y su historia. Pero no hay ningún plan turístico concreto para su uso, ni voluntad política para reactivarla. El modelo de educación patrimonial que podría eficientemente ser aplicado en las escuelas de la región para trabajar el concepto de identidad cultural, no puede ser realizado sin la voluntad política para restaurar el lugar. Experiencia que se podría replicar en otros edificios del estado.

Se concluye que es mejor mantener los edificios restaurados, darles usos sociales y económicos y convertirlos en un recuerdo vivo capaz de generar un sentimiento de pertenencia, que dejarlos en la ruina apagando para siempre lo que representaron algún día. Este es el caso de la Casa Sede de la Hacienda Forestal. Es preciso mantenerla y también proporcionarle usos sociales y económicos. Quizá ya no sea posible conservarla si no es mediante el proyecto de visitas. Esto puede trascender su barrera cultural y encontrar otros dominios de pensamiento. Conservar para visitar, visitar para conservar y en el medio del proceso, aprender. Aprender, asimilar, incorporar y recordar, como en las palabras de Carvalho & Miranda (2005) al decir que las paredes de una casa van a estar siempre impregnadas por las risas de los triunfos y alegrías, pero también por las lágrimas de las pérdidas. Memorias y rastros de momentos pasados vividos, impulsores de lecciones nunca aprendidas. Esas risas y lágrimas construirán lo que se pueda ver hoy. Mirar hacia el pasado es identificar aspectos de un tiempo que vive, ya no en el presente, sino en los recuerdos.

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Recibido el 29 de mayo de 2016
Reenviado el 13 de junio de 2016
Aceptado el 17 de junio de 2016

Arbitrado anónimamente

Traducido del portugués

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