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Estudios y perspectivas en turismo

versión On-line ISSN 1851-1732

Estud. perspect. tur. vol.27 no.4 Ciudad Autónoma de Buenos Aires oct. 2018

 

DOCUMENTOS DE BASE

Turismo y miedo al delito-violencia

El caso de la ciudad histórica de Guanajuato (México)

 

Edith Hernández Lopéz*

Universidad de Guanajuato Guanajuato, México

* Doctora en Arquitectura por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Aguascalientes, México. Becaria CONACYT que se encuentra haciendo una estancia postdoctoral en la Universidad de Guanajuato, Departamento de Arquitectura, Guanajuato, México. Dirección Postal: Juárez Nro. 77, Zona Centro, CP 36000, Guanajuato, México. E-mail: edithhernandezl@hotmail.com


Resumen:

La Carta del Turismo Sostenible (2015) reconoce que la cohesión social y económica de un destino turístico son principios fundamentales para su desarrollo. Sin embargo, el miedo al delito-violencia actúa en sentido contrario al reducir los lazos sociales, de solidaridad y profundizando en las desigualdades. Las preguntas guías fueron: ¿Qué representaciones y cartografías "del miedo" existen en la ciudad? ¿Cuáles son los lugares y las características socio-espaciales, ambientales y temporales que provocan sentimientos de inseguridad? ¿Cuáles son las estrategias para paliarlo? ¿Qué implica tener miedo en la ciudad? Se aplicó la metodología de los imaginarios, las declinaciones espaciales de la violencia/miedo de Alicia Lindón, captados por fragmentos, y la experiencia en los mismos. Se realizaron cuestionarios con preguntas abiertas aplicadas a turistas y residentes de la ciudad histórica de Guanajuato, México. Se cartografiaron los lugares "del miedo" y las franjas horarias inseguras que difunden y estigmatizan social o espacialmente por el desorden, la incivilidad o por los delitos ahí cometidos. El miedo acorta espacial y temporalmente el uso de la ciudad, debilita la cohesión social, fomenta el individualismo, fragmenta la experiencia urbana, y segrega concentrando los problemas en áreas acotadas creando sectores de riesgo. Reduce la afluencia turística, el nivel de satisfacción y la interacción anfitrión-invitado lo que facilita el malentendido, la hostilidad y el conflicto. Así, el miedo puede contribuir a la retirada de visitantes y visitados. Información georreferenciada útil en el diseño de políticas públicas que permitan favorecer a un turismo y desarrollo sostenible. 

PALABRAS CLAVE: Turismo; Imaginarios; Miedo al delito; Violencia.

Abstract:

Tourism and Fear of Crime–Violence. The Case of The Historical City of Guanajuato, México.

Charter for Sustainable Tourism (2015) acknowledges that social and economic cohesion of a touristic destination are fundamental principles for its development. However, the fear to felony-violence has the opposite effect by reducing the solidarity, social bonds, and going deeper into the inequalities. The leading question were: What representations and cartographies "of fear" are in the city? What are the places and socio-spatial, environmental and temporal characteristics that provoke feelings of insecurity? What are the strategies to alleviate it? What does imply to be afraid in the city? Through questionnaires with open questions applied to tourists and residents of Guanajuato’s historic town. Through the methodology of urban imaginaries, the spacialities of violence/fear by Alicia Lindón, were captured by fragments, and the experience in itself. Through questionnaires with open questions applied to tourists and residents of the historic town of Guanajuato, Gto. "The fear" sites and unsafe slots were mapped, these places are broadcast and stigmatizing social or spatially by the disorder, the incivility or for the crimes committed there. Fear shortens spatial and temporal use of the city, weakens social cohesion, encourages individualism, fragments the urban experience, and segregates focusing problems in bounded areas creating risk sectors. It reduces the tourist influx, the level of satisfaction, and interaction which facilitates the misunderstanding, hostility and conflict. Thus, fear can contribute to the withdrawal of tourists and hosts. This is useful georeferenced information into the design of public politics that allows to perform tourism and sustainable development. 

KEYWORDS: Tourism; Imaginary; Fear of crime; Violence.


INTRODUCCIÓN

El turismo y la violencia son variables interdependientes, es decir, actúan en dos sentidos (Navarrete et al., 2015: 220). Así el turismo es un fenómeno "retráctil" que se contrae ante eventos y situaciones que impliquen cierto peligro para los turistas como atentados, robos, asesinatos u otros actos de otra naturaleza (Schlüter citada por Korstanje, 2009: 18). Pero a su vez, la presencia del turismo pude ser devastadora para las poblaciones locales dependientes (Hughes et al., 2008: 569) al abonar las condiciones de inseguridad de sus residentes, al producir delitos ambientales y contra la salud, como drogadicción, alcoholismo, turismo sexual (prostitución) (De la Torre & Navarrete , 2013). Ambas situaciones generan tensiones entre turistas y anfitriones.

En este sentido, se enumeran algunos de los efectos negativos producidos por el turismo. Entre los económicos se pueden enumerar la distribución desigual de los altos ingresos generados por esta industria, por la fuga de importantes ingresos hacia el extranjero; y la importación de empleos calificados; generando bajos salarios, explotación infantil, expropiación territorial (Grosspietsch, 2005) e incremento de precios y costo de vida (Kreag, 2001). En este sentido, Bauman (2007: 126) atribuye a esta "apertura de las sociedades que promueve la globalización negativa… la principal causa de la injusticia existente y, consiguiente e indirectamente, del conflicto y la violencia".

Entre los cambios socioculturales se encuentra el proceso de aculturación como cambios en la vestimenta, mayor consumo de alcohol, drogas, prostitución y juegos de azar. Aumentando a su vez, el crimen y el contrabando (Kreag, 2001: 9) debido al "efecto de demostración" (Burns, 1999: 96-97), siendo los jóvenes lugareños los que desean seguir el ejemplo de los visitantes (Moore, 1995: 302). Por otro lado, existen también cambios actitudinales, interaccionales y comportamentales entre los cuales se encuentran la segregación física en los tours institucionalizados, mediante la burbuja protectora a los visitantes que crea un contacto "transitorio, superficial, desigual motivo primario para el engaño, la explotación, la desconfianza, la deshonestidad y la formación de estereotipos" (MacCannell, 1984: 388). Estos estereotipos dados en el encuentro de anfitriones y turistas determinan la voluntad subsiguiente de interactuar entre sí (Barker, 1999: 21).

La congregación multitudinaria genera interferencia con otras actividades económicas, superpoblación y hacinamiento. Conflictos en la saturación en los servicios (Kreag, 2001). Disgusto entre los anfitriones por interferir en su vida cotidiana, como lo muestran las notas de prensa "Muerte de Venecia" (Ordaz, 2014) y el documental "Bye, Bye Barcelona" (Chibás, 2014). Esta constante afluencia de usuarios, visitantes, transeúntes, trabajadores, comerciantes, etc., ha expulsado a la población residente desarticulando el tejido social, creando focos de oportunidad para los delincuentes e incrementando así la inseguridad urbana (Navarrete et al., 2015: 226).

El índice de irritación de Doxey sugiere que las comunidades pasan por una secuencia de reacciones a los impactos del turismo que progresan de la euforia, la apatía, la irritación y el antagonismo a una quinta y última que conduce a una agresión criminal hacia los turistas (Barker, 1999: 26). En efecto, "la reducción de los impactos negativos son fundamentales para evitar lo que se ha venido llamando en estos últimos tiempos, la ‘turismofobia’, es decir, el rechazo a los turistas por parte de los lugareños" (Abril-Sellarés et al., 2015: 333).

En este marco de antecedentes se presenta la investigación cuyos objetivos son conocer las representaciones y cartografías del miedo que existen en la ciudad, identificar los lugares y las características socio-ambientales que provocan sentimientos de inseguridad, indagar sobre las estrategias que utilizan para paliarlo y conocer las implicaciones del miedo en la ciudadanía y el turismo. Esta información georreferenciada del miedo al delito-violencia, busca ser útil no para la estigmatización sino para el diseño de políticas públicas que permitan contribuir a un turismo y desarrollo sostenible. Asimismo busca contribuir al logro de la convivencia ciudadana, a la libertad de todos de movimiento, a la autonomía ciudadana, a un turismo y desarrollo sostenible y a la paz y tranquilidad.

MARCO TEÓRICO

La representación y los imaginarios del miedo al delito-violencia

Según Armando Silva (2006b) la percepción imaginaria se despliega en tres momentos: el primero, comienza con el registro visual; el segundo, es cuando se estudia la imagen por las marcas de lectura, según puntos de vista. El nivel terciario, va más allá de la imagen, se buscan los modos de construcción del pensamiento social, examinando temas urbanos a una mínima escala. Son percepciones territoriales muchas veces sin espacio geográfico, pero sí como expresión del lugar figurativo donde se revelan circunstancias de la vida que se pueden descomponer y fragmentar hasta llegar a detalles casi imperceptibles anidados en las mentes ciudadanas (Silva, 2006b: 20-21). En reciente entrevista, Silva señala que el imaginario y las representaciones son dos hechos distintos, pero interactúan. Indica que el "cemento invisible" que construyó la representación son los imaginarios (Parada, Mendoza & Sáez, 2016: 89). Castoriadis (1982: 558) divide las representaciones en las del hacer social y las del decir social, conformadas las primeras, por los actos y las prácticas; y las segundas, por el discurso y el relato.

Uno de los imaginarios dominantes son los imaginarios del miedo (Silva, 2012). El miedo es una emoción provocada por la conciencia de un peligro que amenaza (Lindón, 2008: 8). Es "una experiencia individualmente experimentada, socialmente construida y culturalmente compartida" (Reguillo, 2000: 65). La sociedad construye las nociones de riesgo, amenaza, peligro, y genera respuestas estandarizadas de actuación para evadirlo. Ambos, sentimiento y prácticas, son redefinidos constantemente a través del tiempo. Según Lindón (2008: 8) el miedo se siente y la violencia se ejerce, señala que es una diferencia analítica porque están fuertemente articulados y constituyen las dos caras de una misma moneda. El sentimiento de inseguridad es el miedo a ser víctima de un delito, a ser agredidos y en este marco es el miedo a un "otro" que puede producir un daño (Valdés, 2011: 79).

Sin embargo, Armando Silva (2006a: 82) señala que también "los miedos a nivel de consumo se industrializan", como sucede con el turismo negro con los narcotour en México, el Favelatur, la Zona Cero en Nueva York, las prisiones de Alcatraz en Estados Unidos y Robben Island en Sudáfrica, por mencionar algunos. Esto es, viajar hacia los destinos donde acontecieron muertes, desastres y atrocidades (Santamaría & Flores, 2015). En este sentido, Armando Silva (2006a: 82) señala que "la pasión por ‘turistear’ por la desgracia de los demás está bastante socializada. Imaginario de terror encarnado en el placer del viaje físico o imaginado".

Turismo, terrorismo y miedo

Según Tarlow (2003) la delincuencia y el terrorismo son destructivos para la industria del turismo. Sin embargo, operan con diferentes objetivos, los criminales tienden a alejarse de la publicidad y los terroristas la buscan. El criminal actúa para su beneficio personal, dinero o sexo, y los terroristas en cambio, rara vez buscan ganancias personales. El suyo es más de un Robyn Hood en acción (Tarlow, 2003). El terrorismo es una estrategia sistemática y persistente practicada por un estado o grupo político contra otro estado, grupo político o social a través de una campaña de actos de violencia como el asesinato, el secuestro, el uso de explosivos, el sabotaje, el asesinato y similares, con la intención de crear un estado de terror y de intimidación pública para lograr la paz política, social o religiosa (Pizam & Smith, 2000).

A menudo los turistas son objetivos blandos y símbolos fácilmente identificables por el enemigo (Baker, 2014). Son víctimas predilectas con un doble mensaje, infligir pánico en la opinión pública de los países de origen de las víctimas y por el otro socavar la confianza ciudadana en el Estado. El ataque del 11 de septiembre introdujo una atmósfera de pánico que proclama que nadie está a salvo en ningún momento (Korstanje & Skoll, 2014). Sönmez y Graefe (1998) señalan que al igual que la delincuencia, los riesgos de salud y los conflictos políticos como el terrorismo influyen en la elegibilidad de un destino. Así el terrorismo exacerba el peligro en general y en algunos destinos en particular. Pizam y Smith (2000) señalan que existe mayor impacto cuando hay heridos o muertes o cuando la lucha es por una "injusticia social percibida" que cuando es "por una búsqueda de independencia". Los efectos de cancelación, de disminución o declives inmediatos son consecuencia del terrorismo, descendiendo los ingresos y la demanda del turismo (Pizam & Smith, 2000).

Los lugares "del miedo"

Lindón (2008) señala que los imaginarios del miedo que la ciudad produce están vinculados a ciertos lugares y se relacionan con el sujeto y su punto de vista. En este sentido, pueden existir lugares que les provoquen miedo a unos y a otros no. Enlista una serie de declinaciones espaciales de la violencia/miedo que hacen referencia a los lugares cerrados o abiertos; a los estrechos y pequeños o abiertos, amplios y extensos; a los cargados de historias o con escasa historia; a los lugares viejos, abandonados, deteriorados o a los nuevos; a los lugares de la naturaleza como el bosque, el río, los baldíos, etc.; a los obscuros; a los lugares vetados o casi auto-prohibidos (Lindón, 2008: 10-13); a los que excluyen a ciertos sujetos. Esta enumeración se enriquece con otras espacialidades como el miedo a los lugares solitarios o congregados de personas; a los emblemáticos de violencia; a las zonas rojas, doradas, de tolerancia; a los anti-lugares (Méndez, 2012a: 30) como la cárcel, los rellenos sanitarios, vertederos de sustancias contaminantes, etc.; a los que tienen o no tienen vigilancia; o a los lugares alterofóbicos (barrios, zonas o franjas habitados por "otros" que resultan diferentes).

Geografía de los miedos globales

La globalización, la movilidad (por ejemplo, el turismo, las inmigraciones, etc.) y la conectividad (redes sociales y noticias, recomendaciones de seguridad relacionadas con el viaje), han generado miedos globales construidos por la modernidad líquida (Bauman, 2007) vinculados a la búsqueda incesante de seguridad y que paradójicamente generan a su vez nuevas inseguridades (Castel, 2006).

Extensivamente a los lugares del miedo que la ciudad genera, abordados en la sección anterior, y siguiendo a Bianchi (2007) podría mapearse la relación entre el turismo, el riesgo y la inseguridad a una escala global de las diferentes amenazas a la seguridad relacionadas con el crimen, riesgos para la salud (por ejemplo SAR, VIH/SIDA), desastres naturales (terremotos, huracanes, tsunamis), conflictos políticos (huelgas, guerras civiles), hostilidad ideológica entre gobiernos (terrorismo, ataques contra los turistas), etc. Paradójicamente señala Bianchi (2007) los avisos de viaje también pueden subestimar el riesgo en lugares de menor preocupación geopolítica, pero donde los turistas pueden enfrentar peligros reales (Colombia o México).

METODOLOGÍA

A efecto de aplicar los conceptos revisados en un marco geográfico concreto, se aborda a continuación mediante una investigación aplicada, descriptiva e interpretativa, de diseño transversal y no experimental. Mediante la metodología de los imaginarios y las representaciones (Silva, 2006b). Cabe aclarar, que más que la ciudad toda registrada en la cartografía, o la capturada e interpretada por los especialistas, la población vislumbra los lugares, sitios donde anuda la experiencia, entonces se buscará aterrizar el miedo urbano, según estos fragmentos (Méndez, 2012b: 20), a través de las declinaciones espaciales de la violencia/miedo (Lindón, 2008) arriba señaladas.

Los participantes contestaron preguntas abiertas dirigidas a visibilizar los miedos vinculados al espacio, y la caracterización socio-ambiental y temporal que los provocan. La pregunta tipo fue ¿Cuáles son los lugares cerrados/abiertos/obscuros/concurridos/solitarios/con baldíos/donde se congregan a consumir drogas y/o alcohol, etc. que les causan sentimientos de inseguridad? ¿Por qué? y ¿A qué hora? Se captaron los relatos del miedo, esto es, la representación-decir; y para abordar la representación-hacer (las estrategias) se preguntó ¿Qué medidas de seguridad toma al recorrer la ciudad histórica de Guanajuato? ¿Qué lugares evita y por qué?

La zona de estudio corresponde a la localidad de Guanajuato según la demarcación de INEGI (2010), área que en esta investigación fue denominada como la ciudad histórica de Guanajuato (Figura 1). La delimitación temporal de acopio de percepciones fueron los meses de julio y agosto de 2016. Los sujetos de estudio fueron los turistas y los residentes locatarios del Centro Histórico. La muestra no fue probabilística ni buscó la generalización, más bien fue propositiva buscando el entendimiento del problema, buscando los imaginarios del miedo significativos y extremos. En el caso de los residentes el muestreo fue consecutivo intentando incluir como parte de la muestra a todos los dueños o empleados que se encontraran atendiendo al público en los locales comerciales de las principales avenidas del Centro Histórico. Se aplicaron a 100 residentes (50 hombres y 50 mujeres). La muestra de los turistas fue por conveniencia, definiendo una cuota de 100 personas (50 y 50 mujeres). La recolección a visitantes se realizó en los principales sitios turísticos.


Figura 1: Zona de estudio (izq.) y lugares "del miedo" convergentes (der.)

Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI (2010)

Las categorías poblacionales o perfiles turísticos definidos a priori fueron los papi-boomers, los de negocios, los aventureros y los jóvenes (De la Torre & Navarrete, 2013). Sin embargo, en campo no se encontraron turistas de negocios y emergieron los perfiles de turistas en familia y en pareja. Algunos de los participantes realizaron mapas mentales y a todos se les aplicó el cuestionario previamente diseñado con preguntas abiertas. Los lugareños fueron clasificados según cuatro grupos de edad: los más jóvenes (18-25 años), los jóvenes (25-34 años), los adultos (35-49 años) y los adultos mayores de 50 años.

Una vez recolectada la información y vaciada en Atlas.ti, se identificaron los lugares y la temporalidad "del miedo", se codificaron los relatos y se interpretaron a la manera de la teoría fundamentada, en busca de categorías emergentes. Este artículo por razones de espacio se centra en la visibilización y caracterización de los lugares "del miedo", en la interpretación de las prácticas y las representaciones.

EL CASO DE LA CIUDAD HISTÓRICA DE GUANAJUATO (MÉXICO)

La ciudad de Guanajuato, Patrimonio de la Humanidad, es la capital del estado del mismo nombre, ubicada en el centro norte de México. La localidad de Guanajuato cuenta con 72.237 habitantes (SEDESOL, 2014). Las principales actividades económicas, en orden descendente, son la administrativa, universitaria, minera y turística (Ordaz, 2014). La ciudad es sede del Festival Internacional Cervantino. Entre los principales lugares turísticos se encuentran la Plaza de la Paz y la Basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato, la Alhóndiga de Granaditas, la Universidad de Guanajuato, el Teatro Juárez, el Pípila, el Mercado Hidalgo, el callejón del Beso y el Museo de las Momias.

Sobre algunos datos del turismo se puede mencionar que la procedencia del visitante es 62% nacional, 34% estatal y 4% internacional (Secretaría de Desarrollo Turístico, 2015). El 91% de los visitantes lo hacen acompañados y el 9% solo. Tanto el índice de satisfacción del destino como la percepción de seguridad son del 8.2. Destacan dos localizaciones con altos niveles de concentración delictiva. Por un lado, el Centro Histórico a lo largo de la Avenida Juárez, y por el otro, las colonias emplazadas entre las carreteras Guanajuato-Marfil y acceso a la ciudad de Guanajuato: Marfil, Marfil Dorado, Lomas del Marfil y Yerbabuena (De la Torre, 2015). El Centro Histórico presenta un rango de 95 delitos, mientras que sus colonias aledañas, Barrio de la Presa y de San Javier, presentan hasta 72 delitos (Navarrete & De la Torre, 2015: 64).

RESULTADOS

Omnipresencia y ubicuidad del miedo al delito-violencia

Los actores encuestados señalaron en detalle las marcas territoriales respecto a puntos, trayectos, calles, callejones, colonias, que actúan como referencias urbanas dónde es seguro transitar a pie, dónde sólo en vehículo, dónde permanecer y dónde definitivamente ni entrar. Asimismo marcan las franjas horarias de la seguridad de cada territorio, según su experiencia urbana.

Según Bauman (2007: 127) "ya no queda lugar alguno al que huir, no hay refugios seguros en los que ocultarse". Esta omnipresencia del miedo se observa en algunos residentes que indicaron que "todos los lugares son inseguros". En el caso de algunos viajeros, el miedo y la violencia están representados en el área "fuera de la zona turística" (Figura 2). Asimismo visitados y visitantes señalaron que "ya no hay horas para los delincuentes". Para efectos de análisis se han separado en categorías, sin embargo el miedo no es sólo una cuestión espacial, ni social, ni temporal, es una combinación de dos o más de éstas.


Figura 2: Los lugares "del miedo" de los turistas (izquierda) y residentes (derecha)
Fuente: Elaboración propia con datos proporcionados en campo

Categoría espacial: Ciudad laberíntica

Lindón (2008: 10) refiere que "la espacialidad cerrada, estrecha y reducida se asocia con el peligro y la inseguridad porque… aísla al individuo y hace posible su victimización sin visibilidad, o con escasa visibilidad". Visitantes y visitados coinciden en señalar que los callejones, túneles y la Subterránea son los lugares más inseguros (Figura 1) por oscuros, cerrados, solitarios y angostos. Sobre los túneles, los visitantes agregan que causan miedo por ser "desconocidos, laberínticos" y "de un solo sentido". Temen "andar a pie y desconfían andando en vehículo". Características que se relacionan con la posibilidad de "un atraco y sin poder escapar". Difieren los residentes, quienes les temen "exclusivamente si los caminan", ya que es una vialidad muy usada, pero exclusivamente de manera encapsulada, como lo señala Lindón (2008: 13). Sobre los callejones, el mayor temor de los invitados, es que estas vialidades son peatonales y para los anfitriones es porque "tienen múltiples recovecos, escalones, casas abandonadas, baldíos que son guarida de malvivientes y no sabes a qué hora saldrá algún malhechor". Además, "no tienen vigilancia y existen muchos callejones sin salida" "imagínate en medio de un callejón y sale un ladrón, no puedes hacer nada, te encuentras más vulnerable". Estos espacios representan para anfitriones y visitantes una ciudad laberíntica donde se envuelve el temor y se oculta la violencia.

Categoría social: Estado hoobesiano

Esta categoría hace referencia al estado natural del hombre señalado por Hobbes (1980) porque es un mundo sin leyes ni normas en el que el hombre es un lobo para el hombre y por instinto natural el ser humano intenta preservar su propia vida, oprimir a los demás y asegurar la satisfacción de sus deseos, esto conduce a la competencia y desconfianza entre todos. En este estado de naturaleza sólo hay lucha por la dominación, un estado permanente de violencia y de guerra de todos contra todos, nadie puede asegurarse el fruto de su trabajo ni las condiciones de una vida confortable. Lo que es peor de todo, existe continuo temor y peligro de muerte violenta (Hobbes, 1980).

Para los residentes después de los callejones, señalan las colonias Cerro de los Leones, Cerro del Cuarto, Pueblito de Rocha y Cerro del Gallo (Figura 2) como los lugares más peligrosos porque "hay mucho vándalo, mucho delincuente", "continuamente hay peleas, muertes", "gente bebiendo en la vía pública", "casas abandonadas". "Temen andando en vehículo y más caminando". Indicaron que "todo el día son inseguras". Añaden que en el Cerro de los Leones "extorsionan a los servidores del transporte y a taxistas con la cuota por derecho de paso", "atracan la carretera para asaltar" y "familias completas se organizan para delinquir". Sobre el Pueblito de Rocha agregan "tiene muchos baldíos y se encuentra abandonada". Le temen al Carrizo porque "tiene mucha prostitución", "le temen en el día, en las noches y los fines de semana". Desde la perspectiva de estos actores, estos espacios "hobessianos" son conflictivos, prima la individualidad y la anarquía.

Desorden público e incivilidad

Kelling y Coles (1996: 38) señalan que las oposiciones a las restricciones al comportamiento desordenado han sido fuertes. Por un lado, Wilson y Kelling (1996) afirman que el desorden y el crimen están inextricablemente vinculados en una secuencia de desarrollo. Proponen la teoría de las ventanas rotas que se resume en la siguiente afirmación "si una ventana en un edificio se rompe y se deja sin reparar, todo el resto de las ventanas pronto serán rotas" (Wilson & Kelling, 1996: 2-3), puesto que una ventana sin reparar es señal que a nadie le preocupa, por lo tanto es probable que romper más no tendrá costo alguno. Así, el mendigo no controlado es, en efecto, la primera ventana rota… (y) no hacer nada con una veintena de borrachos o cien vagabundos pueden destruir una comunidad (Wilson & Kelling, 1996: 5-7).

Este sentido, según Kelling y Coles (1996: 38), es un intento de empujar a los marginados y desfavorecidos de la sociedad fuera de la vista y fuera de la mente. Es un esfuerzo de una mayoría intolerante y tiránica para imponer sus normas a los que son diferentes. Y por el otro, existen otros autores más ambivalentes que sostienen que "en teoría después de reducirse el desorden podría reducirse el crimen… sin embargo, reducir el desorden significa atacar a los vagabundos" (Kunen, 1994: 9). Otros aspectos como la suciedad, la decadencia, el grafiti, la basura y demás signos de negligencia del medio ambiente (lo que los criminólogos llaman "incivilidades físicas") son ampliamente vistos como conductores del miedo (Lorenc, 2013).

Los anfitriones señalan que temen a los callejones porque se encuentra "gente tomando alcohol y/o drogándose", lo mismo que en los túneles. Los visitantes señalan sobre el Mercado Hidalgo que es inseguro "por sucio, porque no inspira confianza porque deambulan, por todo su interior y exterior, indigentes, borrachos y drogadictos". Concuerdan con esto residentes locatarios de este establecimiento que señalan que "entran muchos vándalos, indigentes, raterillos que conocemos y que sabemos que van a robar, los reportamos y no pasa nada. Aquí no hay vigilancia". Los visitantes consideran inseguro el Jardín Unión por "concurrido, con reducida iluminación, chavos bebiendo en la vía pública y otros que visiblemente se observa que van manejando y bebiendo, además por la conglomeración temen al robo de infantes". Los visitados señalan que "es inseguro porque bajan los cholos de las colonias, toman y se pelean" (Figura 2).

Sobre los caminos "rumbo al Pípila" y "rumbo al Museo de las Momias" así referidos por los turistas, les temen por la materialidad física de ciudad laberíntica y la falta de orden público, porque son "estrechos, sinuosos, sucios y con jóvenes tatuados o con cierto aspecto que dan miedo" (Figura 3). Sobre la primera de estas sendas agregan "el olor a orín, las bachichas y los envases de bebidas alcohólicas". Sobre la segunda señalan "la falta de orden, de vigilancia, de oficiales de tránsito". Estos relatos muestran una fuerte inclinación por la primera de las posturas señaladas por Kelling y Coles (1996: 38) esto es, una intolerancia a los marginados y desfavorecidos socialmente y desprecio hacia la incivilidad física.


Figura 3: Caminos rumbo al Pípila (izq.) y rumbo al Museo de la Momias (der.)
Fuente: Elaboración propia con datos proporcionados en campo

Los rumores, los medios de comunicación y el clima de miedo

Renard (2006: 23) señala que las estadísticas de delincuencia muestran que la violencia real es siempre menor que la violencia imaginada. La diferencia se debe al imaginario de la violencia, representado en leyendas urbanas, rumores sobre crímenes, en rebeliones que recuerdan que los rumores no son únicamente "palabras al aire", pues sus consecuencias pueden ser tremendamente concretas y dramáticas. Gil Calvo (citado por Bermejo, 2012) señala que "para que surja un clima de alarmismo no hace falta que suceda nada en la realidad. Lo único que siempre se precisa es una red de interacción", bien sea a través de las relaciones personales y/o a través de los medios de comunicación. Maldonado (2004: 99) señala que "los medios han logrado, con culpa ó (sic) sin culpa, la propagación de la violencia y el aumento del miedo urbano".

Los relatos de los anfitriones señalan que evitan los callejones "por las referencias de una gran cantidad de asaltos y delitos, peleas continuas, balaceras, porque arrojan piedras a las casas y no tienen vigilancia". Información que se difunde en los medios de comunicación y entre la comunidad, y que es transmitida a los invitados en forma de recomendación: "no entrar a los callejones", "no subir caminando por los callejones rumbo al Pípila" (Figura 3) y "no alejarse de la zona turística". Una residente adulta mencionó "no era miedosa, pero por todo lo que escucho, ya me da miedo". El miedo es contagioso (Silva, 2012).

Categoría temporal

Existe una cronología de la violencia y por ende del miedo, que resulta de que "ciertos delitos tienen una preeminencia en ciertas horas" (Carrión, 2008: 122-123). Las franjas horarias a priori consideradas estaban comprendidas por el día, la tarde, la noche y la madrugada. Los hallazgos de la investigación derivaron en nuevas cronologías como "a todas horas", los fines de semana y durante el Festival Internacional Cervantino, que se celebra anualmente en el mes de octubre. Esta cronología produce estrategias individuales que inhiben las actividades sociales y económicas en el espacio público.

Miedo a la oscuridad

La oscuridad no es la causa del peligro, pero sí el hábitat natural de la incertidumbre, y por tanto, del miedo (Bauman, 2007: 10). La noche "es por excelencia donde el ser humano se siente más expuesto y vulnerable" (Giménez, 2004: 71). Delumeau (1989) refiere que es un miedo a la obscuridad que confina en el aislamiento y "desasegura". Parafraseando a la Biblia indica que es el horario de los adúlteros, ladrones o asesinos.

Áreas recreativas abiertas -plazas, jardines y hasta la Presa de la Olla- que de día son seguras, de noche se llenan de miedo, de riesgos y de peligro. Una mujer joven residente, sobre el Jardín Unión indicó "pasando las nueve de la noche, a veces hay peleas, en cambio durante el día es diferente, transitan turistas y es más tranquilo". Un hombre turista señaló "sentí inseguridad por un grupo de personas tomando, traían su bebida oculta, era de noche, resulta complicado por la familia". Una residente adulta señaló "en la plaza de Gavira, durante la noche, se reúnen a tomar y a drogarse, se reúnen prostitutas y me da miedo pasar". Los residentes marcaron las colonias populares que causan miedo durante la noche: Cerro de los Leones, Pueblito de Rocha, Carrizo, Cerro del Cuarto, Pastita y Valenciana (Figura 4).


Figura 4: Temporalidad por colonias y vialidades
Fuente: Elaboración propia con datos proporcionados en campo

Miedo siempre

"Las ocasiones de tener miedo son de las pocas cosas de las que nuestra época actual, tan carente de certeza, garantías y seguridad, no anda escasa" (Bauman, 2007: 34). Así lo expresan anfitriones e invitados "a todas horas" se vive el miedo. Mencionan los residentesque"en los callejones casi a todas horas hay maleantes, hay mucha gente que está drogándose, borrachos y demás", y sobre una colonia señalaron, "yo viví en el Cerro de los Leones y a todas horas corres peligro, siempre se peleaban, creo que ahorita está peor". Los turistas expresaron que "los túneles son peligrosos a cualquier hora".

Miedo los fines de semana

"El uso cotidiano, el consumo de fin de semana y los atracones están presentes e incluso las edades de inicio van disminuyendo y las cantidades consumidas se van incrementando, obviando en gran manera las consecuencias negativas de los consumos abusivos" (Pascual, 2007: 258). Este fenómeno se observa en los relatos de los residentes quienes temen ir al Jardín Unión "por concurrido, y porque los policías toleran la compra de cigarros a los jovencitos, y más los viernes y los fines de semana durante la noche". La Presa de la Olla es un lugar familiar y según los anfitriones los fines de semana "hay puros borrachos", "en las peregrinaciones, comen, toman y se pelean", "hay muchas personas en sus carros o caminando que están tomando o mariguaneando, también porque se bajan del Cerro de los Leones, del Cerro de Calderones y entre ellos se pelean entonces a ciertas horas, dices mejor vámonos".

Miedo durante los eventos masivos

El Festival Internacional Cervantino en su edición 2016 atrajo a Guanajuato más de medio millón de visitantes, esto es un incremento del 11 por ciento en comparación con el año previo, cuando se recibió a 517 mil personas (El Financiero, 2016). Este turismo masivo como objetivo prioritario, aunque no declarado, de las políticas turísticas de las ciudades "Patrimonio Mundial" representa uno de los aspectos de signo negativo que contribuyen a la gentrificación. Fenómeno que transforma las residencias en hoteles, boutiques de suvenires, cafés, etc., al estar todo orientado al turismo resultan zonas inadecuadas para la vida cotidiana, trastorna los estilos de vida locales, provoca hacinamiento, aumento en el costo de vida y disgusto entre los residentes al alterar sus rutinas (Hiernaux, 2014). Asimismo, esta congregación multitudinaria ofrece una mayor cantidad de oportunidades para victimizar (Navarrete & De la Torre, 2015) y un aumento en el deterioro social con mayor prostitución, drogadicción y alcoholismo (Chan-Cob, 2003).

Los siguientes fragmentos de los residentes dan cuenta de este importante fenómeno: "durante el Cervantino, en el Centro hay mucho escándalo, pasan las muchachas que me robaron esto, van a la corre y corre medio tomadillas", "está muy concurrido del Jardín Unión a San Fernando, está difícil durante todo el día y sobre todo los fines de semana" "si llevas bolsa hasta con bisturí, te la abren a rajadas", "porque hay mucha gente desconocida", "hay mucho alcoholismo" y "venden los famosos pastelitos que contienen droga durante este festival".

Heterogeneidad de estrategias

En este apartado se describen las principales prácticas de seguridad, que utilizan los informantes de este estudio, al recorrer la ciudad histórica para sentirse seguros y evitar ser víctimas de delito. Al respecto, Regina Reguillo (2000) indica que las estrategias ante el miedo se configuran como "manuales de sobrevivencia urbana" que son códigos no escritos que prescriben y proscriben las prácticas en la ciudad. Se añaden también como reproductores de ese imaginario, la información que circula a través del boca a boca o por las redes sociales, o los manuales institucionales. Todos decodifican "las eventuales amenazas en todas las interacciones y espacios (…) Esto retroalimenta una disminución generalizada de la confianza, afecta todos los planos de la vida social y lleva a clasificar los lugares entre resguardados o potencialmente peligrosos" (Kessler, 2011: 87).

Estrategias defensivas

La deslegitimación de la justicia penal promueve la justicia paralela (o por manos propias) en la cual las víctimas buscan castigo para sus perpetradores, asimismo aumenta el número de personas que poseen y portan armas de fuego (Hale, 1996: 82). Este argumento puede ser una explicación que los relatos arrojaron sobre el uso de armas, gases lacrimógenos, uso de perros que acompañen y defiendan. También se observó en los informantes una desconfianza social generalizada, relatos como "voltear a cada rato", "no confiar en nadie" y "andar a la defensiva", actitudes que impiden la interacción social.

Estrategias de retirada

Los eventos estresantes como los diferentes tipos de amenazas son percibidos por "la falta de compromiso del gobierno con la comunidad que no ofrece oportunidades de desarrollo, no garantiza el respeto a la vida, permitiendo además que los actores en conflicto impongan su ley, constituyéndose en algunos casos como la única conocida" lo que causa que las víctimas de la violencia/miedo se vean "enfrentados a huir por defender a sus hijos y a ellos mismos" así lo señalan Lozano y Gómez (2004: 114-117). Entonces, el miedo se vincula con el escape o la huida mientras el enojo hace lo propio con la agresión (Zeelenberg et al., 2008: 19).

Las evidencias muestran relatos que van desde las formas de reclusión hogareña, como lo muestra una residente "mejor ni salgo"; hasta mudarse de colonia por considerarla conflictiva "me cambié de mi colonia porque es muy peligrosa, más vale que digan aquí huyó, que aquí quedó" "me cambié para proteger a mis hijos, me apuñalaron a uno, no quiero más violencia".

Excluyentes o discriminativas

Droogleever menciona que la política de la seguridad en la ciudad, está basada fundamentalmente en la exclusión física y simbólica de las personas no deseadas y de los criminales potenciales (jóvenes, personas inmigradas, drogadictos e indigentes: categorías masculinizadas y etnizadas) (Ortiz, 2004). Este discurso se encuentra también en los actores de este estudio, cuando señalan constantemente "da miedo porque hay muchos indigentes, alcohólicos y drogadictos".

Estrategias perceptivas

"Se apre(h)ende desde la infancia a filtrar y rechazar esencias vincularlas positiva o negativamente con determinados grupos sociales (…) evitando las sensaciones auditivas y olfativas socialmente enseñadas como desagradables desde la niñez" (Rodríguez et al., 2008). Así lo muestran los relatos de los visitantes sobre los túneles, la Subterránea y los callejones que suben al Pípila: "hay ebrios circulando y por el olor a orín en diferentes puntos"; añaden de los segundos, "colillas de cigarro, envases de bebidas alcohólicas, y en general, la falta de limpieza" fueron la causa de imaginar que la violencia anda cerca, que "fue un error subir por ahí y que es mejor regresar". También sintieron desagrado e inseguridad en el Museo de las Momias porque se congestiona de coches y personas, con el tránsito a vuelta de rueda, los visitantes se ponen alerta, observan la falta de limpieza, de vigilancia y de oficiales de tránsito que pongan orden en el lugar.

Estrategias de acompañamiento

El origen de los miedos es diverso, pero desde cada uno se plantea una salida, estar juntos por oposición a otros (Sánchez, 2004). Así lo señalaron los discursos de los anfitriones: un familiar o amigo que acompañe o espere en la parada de autobús, un taxi que deje a pie de destino. Los invitados señalaron "no separarse del grupo".

Estrategias de imperceptibilidad

Uno de los manuales de supervivencia difundidos en la ciudad histórica de Guanajuato señala como medidas de seguridad contra un asalto evitar ser ostentoso en tu manera de vestir y no llamar la atención con relojes, anillos, cadenas, pulseras, etc. (Universidad de Guanajuato, 2012); esto es, ser parte del común de la gente. Entre las estrategias de seguridad, las residentes jóvenes señalaron "pasar desapercibidas" y "no usar tacones para poder correr" en caso necesario. Cabe la reflexión de Gilles Deleuze (1996: 43) en su noción de "devenir imperceptible" quien señala ¿cómo volverse imperceptible? Volverse imperceptible implicaría "dejar de ser". Dejar de ser no es morir, sino devenir. Lo insoportable de ser percibido es la imposibilidad de salir. Cardaci (2012), agregaría en este contexto de ideas, la imposibilidad de escapar.

Estrategias elusivas temporal y espacialmente

Comprende las acciones de evitación de fragmentos tanto espaciales como temporales considerados, desde la experiencia o por recomendación, como peligrosos. Tanto visitantes como visitados señalaron que evitan andar en la calle durante la noche y la madrugada. Soto Villagrán (2012) señala que las geógrafas llaman "confinamiento territorial" a la configuración de límites espaciales, no frecuentando lugares inseguros, buscar trayectos alternos para evitar espacios y equipamientos que dentro de sus experiencias son símbolos de peligro real o imaginario. Los relatos son micro y macro espaciales, dentro de los primeros: una residente señaló como táctica "caminar por el arroyo vehicular", los turistas "no salir de la zona turística"; anfitriones e invitados señalaron que "no caminan en los callejones, túneles y la Subterránea".

Estrategias comunitarias

Durkheim (1997: 113) señala que la función social del crimen es mantenerla unida, por cuanto su punición posibilita la reafirmación del lazo social, sin embargo será "anormal" cuando "llega a una tasa exagerada". En este mismo sentido, Quarantelli (2001: 9), siguiendo a Durkheim, sostiene que existe la posibilidad de que los lazos sociales se mantienen unidos gracias al efecto generado por el pánico y el temor. El "estar juntos" en cualquiera de sus formas como comunidad emocional o comunidad de creyentes (Sánchez, 2004: 80), o señalado por Maffesoli (1990: 59-60) como proximidad o solidaridad son reflejos de supervivencia que corren en contra de la acción delincuente. No cabe duda que "el ser humano enfrenta hoy la desterritorialización de los espacios físicos que día a día son reemplazados por territorios mentales, redes y territorios virtuales" (Valencia, 2007: 180). Fueron nimios los residentes de algunas colonias convencidos de que organizados pueden acabar con la delincuencia, por tanto, contratan seguridad privada, colocan letreros con la leyenda "vecinos vigilando", asimismo colocan cámaras de seguridad monitoreadas por internet, se unen en redes sociales como el WhatsApp, foros virtuales, etc.

IMPLICACIONES DEL MIEDO AL DELITO-VIOLENCIA

Estigmatización social

La sociedad establece los estereotipos que son un conjunto de atributos sobre los cuales se categoriza a las personas, por tanto, son anticipaciones que se transforman en expectativas y en demandas rigurosas. Los "normales" son aquellos que no se apartan de estas expectativas, y por tanto, desde su perspectiva, los estigmatizados son discriminados y considerados como "no personas", algunos ejemplos son los adictos a las drogas, al alcohol, los homosexuales, etc. "Normales" y "estigmatizados" organizan sus vidas de tal manera que se evitan mutuamente, sin embargo, es esta falta de interacción social cotidiana la que aísla a la persona y puede volverla desconfiada, depresiva, hostil, ansiosa y aturdida (Goffman, 2006: 12-14). Fenómeno que está "debilitando la vida urbana como expresión de lo heterogéneo" (Lindón, 2008: 13). Las personas estigmatizadas pueden inspirar una sensación de miedo por lo que podrían ser capaces de hacer, situación que limita los movimientos de las personas en un espacio determinado (Ortiz, 2004: 305).

Los atributos desacreditadores que causan miedo a visitantes y visitados, están fuertemente producidos por la intolerancia a la población drogodependiente. Así explican los residentes el miedo a los callejones, a las colonias Cerro de los Leones, Cerro del Cuarto y Pueblito de Rocha: "porque hay mucho alcoholismo y drogadicción". Los turistas con excepción de los aventureros, señalaron sobre el Mercado Hidalgo y la plaza de Gavira "cuando entras, sientes miradas extrañas y amenazantes de la gente que permanece en las escaleras. Además, deambulan por todo su interior y exterior indigentes, borrachos, y drogadictos". En estos relatos se observan los estigmas de temor a la pobreza y la adicción como representaciones del miedo al delito-violencia.

Estigmatización espacial

Una imagen estigmatizada del espacio es el "resultado de la familiarización de mitos cotidianos, producto de la información difundida por los medios de comunicación que los señalan como territorios peligrosos que favorecen el comportamiento de grupos o bandas de sujetos que operan al margen de la ley, provocando terror y miedo en los vecinos" (Cisneros, 2008: 62). Los callejones, la subida al Pípila, las colonias Cerro de los Leones, Cerro del Cuarto y Pueblito de Rocha son los lugares estigmatizados cuya desacreditación no proviene únicamente de los medios de comunicación, sino también de los vecinos que difunden y contagian el miedo a los familiares, amigos y extensivamente a los turistas.

Desconfianza generalizada, individualismo y falta de solidaridad

En muchos de los casos referidos, el miedo es a cualquier desconocido, los cuales van en aumento por la falta de comunidad. Esto "devela una construcción cultural de la otredad, un miedo generalizado al otro" (Cisneros, 2008: 70). Así lo señalaron mujeres jóvenes residentes "cuando subes a un callejón ni sabes ni quién viene atrás y vas con miedo", "cuando te subes a un taxi, no sabes si el conductor sea alguien que te pueda hacer daño, andas a la defensiva", "miedo a cualquiera, vas por la calle con ese sentimiento". Según Bauman (2007: 93) las personas "son fuentes de las que emana una amenaza vaga y difusa para nosotros, lejos de transmitirnos una sensación de seguridad y protección frente al peligro. Ni esperamos solidaridad alguna de ellos ni despiertan en nosotros solidaridad alguna". En este sentido una residente señaló "temo ser acorralada y que no me auxilien", lo paradójico es que indicó "seguido escucho personas pidiendo auxilio principalmente por robo" y ella por el mismo temor jamás ha socorrido a ninguna. Fueron varios los discursos similares de residentes que fueron testigos mudos que no se solidarizaron con la víctima. Dicho por Alicia Lindón, la tensión otro-miedo se tiñe de individualismo, puesto que definitivamente es un problema del sujeto con los potenciales agresores y debe enfrentarse de manera individual (Lindón, 2005).

Fragmentación, segregación voluntaria, exclusión y marginación

En la fragmentación simbólica surge una independencia de las partes en relación a todo el sistema urbano, dificultando la integración urbana, y fragmentándose también, la experiencia urbana del individuo. Situación que genera tensiones sociales por defender el territorio o mostrar superioridad ante los demás utilizando el espacio como herramienta de identificación social creando una segregación voluntaria que conlleva: concentración de problemas en áreas acotadas, crea sectores de riesgo dentro de la ciudad, genera división o fractura del continuum armónico de la ciudad o sociedad, y ausencia de interacción entre los diferentes grupos sociales, lo que crea marginación y exclusión (Guzmán & Hernández, 2013). Esta segregación urbana incrementa de forma indirecta al declive del capital social (Gil, 2009: 190).

Las evidencias muestran que en el Cerro de los Leones, jóvenes colonos utilizan las principales vialidades, como la Carretera Panorámica y otros puntos para imponer miedo o mostrar superioridad, extorsionando con el "derecho de paso", ─bloquean la vía pública y exigen dinero para dejarlos pasar─ principalmente aunque no exclusivamente, a los choferes de camión y de taxis, en caso de negativa, apedrean el vehículo. La sociedad testigo se atemoriza por estos hechos (Figura 5).


Figura 5: Cerro de los Leones
Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI (2010)

La demarcación de los lugares "del miedo" llega a constituir marcajes colectivos. La vida urbana se va arrinconando en los espacios privados y semi-privados. Marcando y excluyendo una gran cantidad de espacios, utilizándolos solo de manera fugaz o de manera encapsulada con el uso del vehículo, o sin interactuar social ni afectivamente con los vecinos (Lindón, 2008: 13).

Los callejones, los túneles y la Subterránea son espacios excluidos por anfitriones e invitados, debido a su materialidad de ciudad laberíntica, la falta de orden público, los rumores y el clima de miedo e inseguridad que de ellos emanan son excluidos o utilizados de manera fugaz los primeros y de manera encapsulada los últimos. Esta fragmentación de la experiencia urbana va declinando el capital social. Lo más preocupante es que una gran extensión de la ciudad histórica de Guanajuato está conformada por callejones, que la singularizan por sus ambientes pintorescos, y anteriormente contaban con una fuerte atracción turística, diferentes puntos eran captados por la pintura, la fotografía. Hoy día, según los relatos recabados, son estos aspectos espaciales, los aliados del delincuente, y causan inseguridad (Figura 2). Así lo muestra una familia de turistas ─que siguieron la ruta turística de la Callejoneada─ "pasar por los callejones tan estrechos y obscuros, nos dio algo de miedito, no sabíamos hacia dónde nos llevaban".

Reducción de tiempo y espacio de uso de la ciudad

Los habitantes marcan simbólicamente los lugares que pueden o no pueden usar de acuerdo a diferentes franjas horarias, estigmatizándolos por sus condiciones socio-ambientales o por los delitos ahí cometidos. Se puede observar que existen lugares con una vida útil de 12 horas, así existen espacios que no pueden usarse durante la noche y otros a los que no se entra durante todo el día, es más ni la policía opera en esos lugares, como señalaron los residentes sobre los callejones y el Cerro de los Leones (Figura 4 y 6). La ciudad va perdiendo espacios públicos. Lo que implica un acortamiento de espacio y de tiempo de uso de la ciudad (Carrión, 2008), y una nula construcción de comunidad. El miedo está debilitando la cohesión social porque no permite identificarse con el otro, porque provoca un retiro de la calle, y con ello poco arraigo y responsabilidad social.


Figura 6: Reducción del espacio-tiempo de uso de la ciudad
Fuente: Elaboración propia con datos proporcionados en campo

Reduce el nivel de actividad de los turistas, el comportamiento y la satisfacción del turismo

Todas las formas de inseguridad que se producen en los destinos turísticos, ya sean de guerra, trastornos políticos o delitos afectan negativamente su imagen y pueden causar disminución de las llegadas de turistas (Pizam & Mansfeld, 2006: 15). Lo que reducirá: los ingresos, las inversiones, la adquisición de residencias por parte de extranjeros, y el número de trabajadores en el ramo; provocando estancamiento y retroceso de la sociedad local (Brito, 2010: 39). El miedo en los visitantes puede promover una actitud defensiva que fomente más atención a la delincuencia. Reduce el nivel de actividad de los invitados, el comportamiento y la satisfacción del turismo (Barker, 1999: 34). Modificar la imagen de un destino considerado inseguro requerirá un largo periodo de reconstrucción de la confianza pública (Barker, 1999: 102). Demos (citado por Baker, 1999: 35) encontró que un tercio de los viajeros no volverán al destino turístico por la inseguridad.

Los estereotipos pueden surgir del miedo. Pi-Sunyer (1989: 195) señala que los estereotipos culturales "negativos" por parte de los anfitriones son aplicados al turista cuando existe turismo de masas y determinan que como grupo son indignos de consideración amistosa. Así, el intercambio es más una transacción que una oportunidad para el intercambio cultural y voluntario. Contrariamente la intimidad y la cercanía se consideran el núcleo de la solidaridad social (MacCannell, 1973: 592). Así, Cohen (citado por Barker, 1999: 21) señaló que cualquier diferencia de comunicación significativa puede conducir fácilmente a "malentendidos, hostilidad y conflictos". Quizá este distanciamiento contribuya también a pasar en un continuo de comportamientos de los anfitriones, que van, según las estrategias de Dogan, del compromiso, aceptación, tolerancia, adaptación, a la retirada (Faulkner & Tideswell, 1997; Ap & Crompton, 1993). Es pues la inseguridad objetiva y subjetiva la que pueda contribuir en la retirada no sólo de invitados sino también de los anfitriones.

CONCLUSIONES

Las evidencias presentadas permitieron verificar que los imaginarios del miedo que la ciudad produce están vinculados a ciertos lugares y se relacionan con el sujeto y su punto de vista. Asimismo, permiten afirmar que la materialidad física conformada por la ciudad laberíntica, el escalamiento hacia el estado hobbesiano, la falta de orden público o de autoridad, los rumores y los medios de comunicación son las causas de una omnipresencia y ubicuidad del miedo al delito-violencia que estigmatiza social y espacialmente. Debilita la cohesión social y fomenta el individualismo, fragmenta la experiencia urbana, y segrega concentrando los problemas en áreas acotadas creando sectores de riesgo dentro de la ciudad.

El miedo al delito-violencia también tiene implicaciones en la industria del turismo, reduciendo la afluencia turística y los ingresos económicos; restringe la actividad y el comportamiento de los turistas; y reduce el nivel de satisfacción y el retorno al destino. Impide la interacción residente-turista facilitando el malentendido, la hostilidad y el conflicto. Es pues, la inseguridad subjetiva la que pueda contribuir en la retirada de invitados y anfitriones. El instrumento aplicado mediante la lógica binaria de las espacialidades de la violencia/miedo resultó significativa para esta investigación. Contrariamente a las reflexiones que hiciera al respecto la misma autora, Alicia Lindón (2006: 100), al señalar que no podría ser empleado en espacios muy instituidos, como los centros históricos o los barrios, puesto que, son espacios vividos como lugares seguros, "el miedo no se anclaría en lotes baldíos, falta de iluminación, sino en otras cuestiones". El miedo como construcción social genera temores que cambian con el paso del tiempo. Esta exploración pone en discusión la idea del miedo al delito-violencia representado en el temor al "otro", al pobre, a los drogodependientes, a los jóvenes, a las pandillas; al desorden, a la falta de limpieza. El territorio también queda marcado según franjas horarias, y en este sentido, resultan espacios que son temidos las 24 horas, o sólo durante la noche, o los fines de semana o durante los eventos masivos. Evitan los lugares cerrados, estrechos, angostos, solitarios, peatonales, obscuros, los estigmatizados o señalados como peligrosos y los desconocidos. Características propias de una ciudad laberíntica.

Asimismo las estrategias para minimizar este sentimiento también devienen. Esta investigación encontró que estas prácticas son defensivas, de retirada, excluyentes o discriminativas, perceptivas, de acompañamiento, de imperceptibilidad, elusivas temporal y espacialmente, y comunitarias. La información aquí presentada revela la urgencia de tomar cartas en el asunto mediante el diseño conjunto ─sociedad, gobierno y academia─ de políticas públicas. El desafío es mayor por sus particularidades, de ciudad laberíntica y turística, que impiden (en muchas de sus calles y callejones): "ver y ser vistos", esto es, tener "ojos en la calle" (Jacobs, 1961); fomentar una vigilancia natural (Jeffery, 1971); construir lazos sociales, reconstruir la confianza de usar y disfrutar los espacios abiertos; y contribuir a un turismo y desarrollo sostenible.

Cabe agregar que estos resultados deben ser confrontados con otras metodologías, puesto que acorde con Korstanje (2012: 380-385) las entrevistas y encuestas son estrategias incompletas e insuficientes debido a que existe una dicotomía entre lo que el sujeto dice y hace, además el sujeto tiende a percibir como más seguro su propio viaje y más riesgoso el de otros. En este sentido sugiere la integración de otros indicadores para comprender y evaluar lo que ha denominado la "seguridad percibida integral" y que revelan el grado de aversión o propensión del sujeto a determinados destinos.

Agradecimientos:

Agradezco al CONACYT las becas otorgadas durante el doctorado y ahora en el posdoctorado. A la Dra. Marina Inés de la Torre por su gran apoyo. A todos los residentes y turistas que voluntariamente participaron en esta investigación. A los revisores anónimos que ayudaron a mejorar una versión anterior de este documento. Al Dr. Maximiliano Korstanje por abrirme las puertas de esta prestigiosa revista Estudios y Perspectivas en Turismo. A mi padre, quien acaba de partir, por engendrarme el amor al estudio. A mi dulce madre que está en el cielo por su amor infinito. Y sobre todo a Dios por el regalo de vivir.

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Recibido el 01 de septiembre de 2017
Reenviado el 20 de septiembre de 2017
Aceptado el 25 de septiembre de 2017

Arbitrado anónimamente

 

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