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Estudios y perspectivas en turismo

versão On-line ISSN 1851-1732

Estud. perspect. tur. vol.29 no.3 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul. 2020

 

Documentos de base

RELEVANCIA DE LOS IMAGINARIOS SOCIALES EN LA CONSTRUCCIÓN DE VALOR TERRITORIAL TURÍSTICO Análisis de un caso de estudio comparado

Relevance of Social Imaginaries in the Construction of Tourist Territorial Value: Analysis of a Case Study Compared

Oscar Fernando Basulto Gallegos1  2  3 

1Universidad Católica de la Santísima Concepción

2Universidad de Santiago de Compostela (USC)

3Universidad del Pacífico (UP)

Resumen

Se busca dar a conocer la relevancia que puede tener para una estrategia de planificación territorial turística, el estudio de la significación social a través de la teoría de los imaginarios sociales. Para ello, el presente trabajo se apoya en la reflexión teórica y en un análisis de contenido a partir de entrevistas cualitativas a fuentes expertas en turismo, en función de un caso comparado realizado con trabajo de campo en España y Chile. Lo anterior lleva a intentar visibilizar componentes que permitirían dar vida a un imaginario social/territorial turístico cultural/patrimonial, en Galicia-España y en la provincia de Arauco, región del Biobío- Chile, sitios específicos del caso comparado. Con miras a lo anterior, se describen elementos presentes en ambos territorios analizados. Es decir, componentes vinculados a la re- significación de los procesos sociales y sus imaginarios con proyecciones diversas.

Palabras clave territorios; imaginarios sociales; planificación estratégica turística; Galicia- España; Región del Biobío-Chile.

Abstract

It seeks to publicize the relevance that can have for a territorial tourismplanning strategy, the study of social significance through the theory of social imaginaries. For this, thepresent work is based on theoretical reflection and content analysis based on qualitative interviews withexpert sources in Tourism, based on a comparative case carried out with fieldwork in Spain and Chile.The above leads to try to visualize the components that would allow to give life to a social / territorialtourist / cultural / heritage imaginary, in Galicia- Spain and in the province of Arauco, Biobío-Chile region,specific sites of comparative analysis.With a view to the foregoing, elements present in both analyzed territories are described. That is,components linked to the re-signification of social processes and their imaginaries with diverseprojections.

Keywords territories; social imaginaries; strategic tourism planning; Galicia-Spain; Biobío- Chile Region.

INTRODUCCIÓN

El presente artículo busca hacer hincapié en la relevancia que puede tener trabajar con imaginarios sociales (Castoriadis, 1989; Pintos, 1995; Baeza, 2000), orientados a la construcción de una planificación territorial turística (Arocena, 2002). En función de lo anterior, se desarrolla una breve reflexión teórica que vincula operativamente a los imaginarios sociales con la planificación estratégica territorial. Y, al mismo tiempo, –a modo de estudio de caso– se visibilizan rasgos de un imaginario social/territorial turístico cultural/patrimonial, en las localidades analizadas en este trabajo, a partir de las imágenes emitidas (Galí & Donaire, 2005; Miossec, 1977) por quienes se vinculan a la actividad turística como sistemas expertos (Giddens, 1999), tanto en Galicia-España como en la Provincia de Arauco, Región del Biobío- Chile.

Para comprender la organización de este trabajo, primero es importante señalar que los conceptos que orientan la discusión se utilizan a nivel de referente teórico y no se pretende realizar un desarrollo exhaustivo de los mismos. Segundo, para contextualizar los territorios analizados se hace una breve descripción de los lugares. Tercero, se expone un apartado metodológico del artículo que da cuenta del enfoque cualitativo del caso de estudio comparado ya mencionado. Y, cuarto, para hacer más patente la relación que se busca entre imaginarios y planificación territorial se presenta el análisis de contenido del caso comparado, lo cual permitiría rastrear la relevancia que pueden tener los imaginarios en la construcción de valor territorial (Basulto, 2012). Finalmente, se plantean algunas reflexiones de cierre en relación con las temáticas discutidas y analizadas, lo cual adquiere sentido en un acercamiento al entendimiento de la realidad social a partir de las propias bases de su configuración, es decir, escudriñando en el fondo de los imaginarios sociales, pensando en que es posible aunar fuerzas orientadas al beneficio comunitario en función de un desarrollo turístico.

El objetivo general fue visibilizar y describir la relevancia que puede tener para una estrategia de planificación territorial turística, un trabajo investigativo en función de imaginarios sociales. En tanto que los objetivos específicos fueron: 1) Desarrollar una breve reflexión teórica que vincule operativamente a los imaginarios sociales con la planificación estratégica territorial; y 2) Analizar el estudio de caso comparado de los dos sistemas turísticos ya mencionados, en función de sus respectivas construcciones socio-imaginarias emanadas a nivel local y sus relaciones posibles con una planificación estratégica territorial.

PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA TERRITORIAL TURÍSTICA E IMAGINARIOS SOCIALES

Desde una perspectiva primero teórica y luego más práctica en el presente artículo, se realizan ciertas argumentaciones plausibles para acercar realidades individuales o subjetivas (Husserl, 1985), hacia procesos sociales colectivos o intersubjetivos (Schütz & Luckmann, 1973), en beneficio de un sistema social (Pintos, 1995; Maturana & Varela, 1994) en su conjunto. En este sentido, interesa la relevancia que pueden suscitar los imaginarios sociales para dar sustento a un plan estratégico integral alineado con el desarrollo humano endógeno y sostenible (Arocena, 2002; Barton, 2006) –con identidad territorial local (Vidal & Basulto, 2009) – y orientado hacia el turismo cultural/patrimonial (Swarbrooke, 1996; Ballart & Tresserras, 2001; Pereiro, 2012; Conforti, González & Endere, 2014).

En esta línea se hace necesario comprender el escenario en que hoy se desenvuelven las comunidades, desde rasgos socio-simbólicos y culturales (Berger & Luckmann, 1968; Schütz, 1993) que van delimitando las formas organizativas en sociedad, y que no siempre son reconocidos como de relevancia por la comunidad en su conjunto. En este sentido, los imaginarios sociales y los imaginarios urbanos (Silva, 2006; García Canclini, 2010) tienen mucho que decir, entre otras configuraciones imaginarias que se irán desarrollando con posterioridad.

Lo anterior, debido a que todo imaginario tiene lugar al interior de un universo simbólico, lo cual implica la existencia de un ánimo de visualización de lo invisible (Baeza, 2000), más aún de una necesidad de visibilizar aquellos elementos de la sociedad que permanecen en la opacidad y que podrían contribuir a fortalecer la cohesión social (Pascual, 2011) de una comunidad dada. Por lo tanto, aquí se comienza a apreciar la relevancia que suscita trabajar con imaginarios sociales a nivel territorial. Así las cosas, dichos nuevos rasgos imaginarios se podrían canalizar en la generación de estrategias en un marco de cohesión social, alineadas con un proyecto común de desarrollo territorial sostenible (Pascual, 2011) que permita desmarcarse, al menos en algo, de los lineamientos del poder hegemónico y sus instituciones (Gramsci, 1999) sostenedoras del statu quo.

En cualquier caso, la relevancia de los imaginarios sociales es tal, que pueden interpretar o develar las percepciones, emociones y ensoñaciones más recónditas de una sociedad dada. Por lo tanto, parece coherente creer que desde aquí el sentir comunitario, puede abordar una planificación estratégica territorial con vocación desde lo local. Para ello, el enfoque propuesto señala que no es posible pensar en una sociedad, que posea una cohesión integral permanente y/o estática o una identidad sin fisuras o contrapuntos, según las claves que se generan en las cada vez más dinámicas y cambiantes comunidades inter y transculturales (García Canclini, 2001) de este tiempo.

Frente a este escenario, es relevante pensar en una planificación estratégica (Morrisey, 1996), en este caso, vista como sostenibilidad territorial en relaciones sociales cambiantes. Es decir, aquella gestión con altos niveles de participación social (fomento y coordinación de todos los agentes sociales); que desarrolle una planificación de corto, medio y largo plazo; con toma de decisiones en forma integrada más que sectorialmente; consideración del entorno; identificación de las ventajas competitivas; visión integral de la realidad territorial; flexibilidad decisional; concentración en temas críticos; orientación a la acción y modernidad de la administración (Barton, 2006). Sólo entendiendo así la planificación estratégica parece posible administrar las necesidades contemporáneas de una comunidad, de un modo armónico, honesto con la gente y eficiente.

Sin embargo, el cuestionamiento radica en que, muchas veces, se siguen ignorando al hacer estudios de planificación territorial, cuestiones tan fundamentales como las representaciones sociales del territorio, los procesos culturales, y por lo tanto, los imaginarios (García Canclini, 2007), pues la ciencia positivista tradicionalmente ha dejado de lado dichos aspectos. Aquí es donde se vuelve a enfrentar un problema para comprender la realidad social, pues al ignorar los componentes simbólicos que van reconfigurando permanentemente a la sociedad (Durand, 1971), no se hace más que perder parte importante en la construcción de significación social y su entendimiento. Por lo tanto, es relevante tener en consideración un planteamiento teórico del turismo desde la sociología constructivista (González Damián, 2009) o como construcción social (Campodónico & Chalar Bertolotti, 2013).

En este sentido y en relación con lo anterior, García Canclini (2007) hace referencia a la ausencia de información cualitativa sistematizada, por cuanto habría que aumentar su producción para contribuir con la generación de conocimiento relativo a culturalidad y territorio, en este caso en vinculación con planificación estratégica turística, en busca de mejorar la calidad de vida de las personas que habitan y transitan un lugar.

LOS IMAGINARIOS SOCIALES COMO SUSTRATO PARA UNA PLANIFICACIÓN TERRITORIAL TURÍSTICA

Una ciudad o territorio se encuentra habitada por muchos imaginarios. Éstos no corresponden mecánicamente ni a condiciones de clase, ni al barrio en el que se vive, ni a otras determinaciones objetivables (García Canclini, 2007) que las visiones positivistas radicales, siempre quieren hacer ver como las mejores opciones para interpretar la realidad social.

En cualquier caso, aquí interesa que el potencial genuino de los imaginarios sociales, reside en su permanente e inacabada capacidad de auto-cuestionamiento de lo que se percibe como real. Por lo tanto, no se presupone una verdad final a alcanzar, sino una verdad en proceso nunca acabado de construir y, por lo mismo, una verdad que no es cerrada ni totalizadora. En este sentido, lo imaginario tiene la posibilidad de trascender lo real, como superación de lo dado, hacia el campo de un mejor posible (Carretero, 2010). Es decir, desde la pluralidad de significaciones profundas de una sociedad, intentar trabajar en planificación territorial turística con cohesión social, puesto que aquí surge una relación directa con lo que –posteriormente– se podría comprender, para configurar una experiencia turística como una construcción social (González Damián, 2017).

Dicho esto, ahora se puede avanzar en la significación simbólica-social (Berger & Luckmann, 1968) presente en las comunidades, entendiendo este aspecto como un escenario propicio para crear y recrear significados. Entonces, se puede insistir respecto a que todo imaginario puede visibilizar lo invisible en un universo simbólico (Baeza, 2000), en un proceso construido permanentemente. De alguna manera, este punto de visibilización de lo invisible es el gran desafío para una gestión estratégica-territorial que propicie proyectos emanados de requerimientos locales y en busca de conseguir altas cargas de cohesión social (Pascual, 2011), orientado hacia un desarrollo comunitario sostenible. En este sentido, interesa plantear que se intenta visibilizar aquellos aspectos que configuran lo imaginario como un real posible. Es decir, registrar que existen otras miradas de la realidad social que pueden ser más apropiadas para un desarrollo endógeno. Se plantea una coherencia legítima entre imaginarios sociales y turismo sostenible (Hiernaux-Nicolas, Cordero & Van Duynen, 2002).

Por lo tanto, el interés y relevancia que revisten los imaginarios sociales es que en ellos, se pueden alcanzar los trasfondos de las identidades culturales (Geertz, 1992) siempre mutables, así como también en la visibilización de los anhelos y frustraciones de la gente. Todo ello, permitiría abordar un proyecto de desarrollo territorial desde lo que la propia comunidad vive cotidianamente y está dispuesta a ofrecer en un tiempo determinado, pudiendo generarse cohesión a partir de una causa común que puede hacerse fuerte, desde conexiones socio- imaginarias que otorguen nuevos sentidos al hacer comunitario.

En este punto, para precisar más la visión otorgada al trabajo con imaginarios, se plantea la idea de imaginarios sociales de Pintos (2005), quien señala que serían aquellos esquemas que están siendo construidos socialmente y que permiten percibir, comprender e intervenir en lo que en cada sistema social se considere como real. Al mismo tiempo, los imaginarios rigen los sistemas de identificación y de integración social, agregando ahora desde la perspectiva de Baeza, que los imaginarios sociales –también– son “esquemas construidos y simbolizados socialmente (…) a través de símbolos” (Pintos, 2000: 34‐35), situación que ya se venía analizando. Por lo tanto, se puede apreciar que la perspectiva socio-imaginaria aquí expuesta, otorga tanto relevancia constructivista a nivel intersubjetivo como sistémica al complejo proceso de significación social.

De este modo, se propone romper ataduras e imbuirse en la “verdad” de lo imaginario (Carretero, 2010) desde un sentido holístico. Es decir, en la posibilidad que otorgan los imaginarios de transformar realidades, al ser parte de la conformación de las tramas sociales de significación profunda que van configurando la realidad social. De esta manera, de acuerdo con Carretero (2010), una representación imaginaria deriva consecuencias sociales, porque se puede constituir como evidencia social para aquellos que coparticipan –en comunidad– en un sistema, también, socialmente determinado. En suma, lo imaginario social se puede comprender como constructor de lo que es percibido como real.

En este sentido, no indagar desde lo imaginario y quedarse sólo con la apariencia del discurso dominante del neoliberalismo transnacional, supone riesgos latentes para las identidades culturales de comunidades locales. Es decir, es una exigencia del neoliberalismo que la creatividad social y la multiplicidad de expresiones de lo local, se vayan homologando para su intercambio a través de ciertos universos referenciales disponibles para una forma de rotación del capital. De este modo, si la heterogeneidad, si la diferencia y la diversidad, reconocidas en un sentido amplio, son un problema desde una lógica mercantil neoliberal (Sierra, 2010), se hace difícil pensar en un destino turístico que no teatralice identidades culturales locales como valor de cambio, sino que se busque priorizar un valor simbólico que valga por sí mismo. Sin duda, son decisiones que tienen que ver con construcciones sociales del espacio turístico (Hernández & Monterrubio, 2016), pero no deja de ser una cuestión compleja que debe ser revisada permanentemente, puesto que –inevitablemente– el destino turístico debe estar a lo menos en parte planificado en términos económicos.

Por lo tanto dicha cuestión es un aspecto relevante que hay que tener en cuenta al trabajar con lo imaginario social, sobre todo cuando el estudio de caso expuesto posteriormente, se basará en dos sociedades atravesadas fuertemente por la vida de comercialización neoliberal y su consumo exacerbado, aunque la primera un poco menos neoliberalizada que la segunda. La primera, la sociedad española considerada de primer orden en el escenario global, y –la segunda– la chilena con un carácter emergente, pero todavía percibida como una sociedad de relevancia estratégica periférica en el gran tablero mundial, de acuerdo con un sistema de dominación imperialista global, basado en una relación de inclusión/exclusión social ya conocida. Aquí es donde nuevamente aflora la relevancia de trabajar en cohesión desde comunidades locales, puesto que el sistema mundo parece no promover cohesión social sino lo contrario y en beneficio de un statu quo.

Ahora bien, si se profundiza en la noción de cultura y se acepta con Bauman (2002), que la cultura es tanto un agente de orden como de desorden; que la obra de la cultura no consiste tanto en la perpetuación, como en asegurar las condiciones de nuevas experimentaciones y cambios, en este plano, se podría alcanzar una visión coherente con lo hasta aquí expuesto. Por lo tanto, el asegurar dichas condiciones de transformación sociocultural, habrían de articularse a través de una planificación estratégica territorial local (Arocena, 2002), a modo del esfuerzo ordenador que plantea Bauman, de manera que efectivamente se logre configurar elementos identitario-culturales, en busca de generar un buen posicionamiento de imagen de marca (Sánchez, 1997) para un territorio como destino turístico (Vukonic, 1996).

En este sentido, se apunta a la identificación de expresiones propiamente vivenciales, con una lógica que responde a necesidades en el contexto de un sistema social dado. Por lo tanto, resulta importante proponer un espacio de cohesión social que parta desde la significación simbólica (Durand, 1981) de una comunidad local, a través de la visibilización de sus más diversos imaginarios sociales, en función de promover un desarrollo territorial vinculado al turismo cultural/patrimonial sostenible, en relación con el estudio de caso que se presentará luego.

De este modo, interesa resaltar que el territorio es constitutivo de identidad. Es decir, el espacio territorial es lugar donde las identidades individuales y colectivas anclan su zona de expresión y fijan sus límites siempre provisorios. Por lo tanto, aquí se plasma una identidad territorial desde su comunidad local (Vidal & Basulto, 2009). En este sentido, se quiere profundizar sobre el hecho de que el concepto de identidad está cargado de territorialidad, de lugar propio, de espacio y de pertenencia. De esta manera, la identidad local debe ser entendida como una expresión de un espacio y un tiempo determinados. Reconocer un territorio como “propio” implica que éste no sólo representa un espacio físico, sino que en él –también– se desarrollan prácticas de sociabilidad, en tanto es un lugar en el que habitan personas posibilitándose el encuentro entre ellas y la manifestación de lo diverso.

Entonces, se refiere a la identidad como un fenómeno ontológico y construido (Boisier, 2006: 76), por cuanto es un proceso constante y cambiante, jamás una arquitectura definitiva (Baeza, 2000). Por lo tanto, es importante sistematizar el proceso de construcción identitaria, alineado con una planificación estratégica que permita construir valor territorial desde lo imaginario (Basulto, 2012). Es decir, yendo más allá de los componentes sociales ya visibilizados e institucionalizados, si se busca plantear un proyecto de desarrollo territorial sostenible y con vocación turística cultural/patrimonial.

Ahora bien, en este momento del análisis teórico en relación con la planificación territorial vinculada a lo imaginario, parece relevante abordar algunas cuestiones específicas de lo que se puede entender por imaginarios territoriales. Silva, plantea que el territorio se ve influido por gran cantidad de procesos que trascienden sus fronteras, y que terminan afectando su identificación socio-cultural.

“(…) el territorio fue y sigue siendo un espacio (…) donde el recuerdo del antepasado y la evocación del futuro permiten referenciarlo como un lugar (…) con ciertos límites geográficos y simbólicos (…). Es así como aún en épocas de globalización en el siglo XXI, se puede mantener una nueva noción de territorio si lo entendemos como terreno afectivo, desde donde veo el mundo como sustento imaginario” (Silva, 2006: 54-55).

Continuando con Silva (2006), –también– parece en plena sintonía con lo que se viene planteando, señalar que preferentemente las ciudades, pero también otros tipos de territorios locales, comienzan a percibir un “desborde” que va más allá del hecho físico o social. Es decir, se van perdiendo los límites geográficos de los territorios, y por efecto de los mass media y las nuevas tecnologías de la información y comunicación, se comienzan a visualizar otros elementos que atienden a nuevas realidades, lo urbano antes que las ciudades, o lo territorial antes que el territorio, lo cual también se enfoca en que el nuevo énfasis se pone más en las interacciones culturales que en la arquitectura infraestructural, por ejemplo. Entonces, se aprecia como el carácter simbólico de las identidades culturales en la cotidianidad, desde su permanente relación cambiante y dinámica, ha de ser sustrato basal para comenzar a trabajar con la visibilización de lo imaginario, en este caso territorial en relación con un destino turístico cultural/patrimonial.

En este sentido es –entonces– relevante plantear un imaginario territorial, el cual buscará ir configurando elementos de la trama social, que son de importancia desde lo propiamente imaginario. Se intenta comprender la matriz imaginaria de un lugar en un momento dado, de modo de potenciar sus efectos positivos, analizar sus certezas e incertidumbres, sus convenciones y sus modos de discurso establecidos y potencialmente por establecer. Así se facilitaría la comprensión y abordaje armónico del espacio local, pues la acción originada en estos términos desde lo imaginario, posibilita ver lo que a veces –incluso estando tan cerca– se ignora. Por lo tanto, el autoconocimiento de una comunidad puede contribuir a su cohesión social.

De este modo, la ciudad o territorio imaginado depende de la construcción subjetiva y social de quienes habitan o viven el lugar, según se viene planteando. Asimismo, dicha percepción crearía una atmósfera imaginaria que supera a la suma de sus partes –pues existe una sinergia que brota desde la comunicación social–, por tanto una localidad cualquiera –no tan sólo urbana– pasa a tener un “aura imaginaria” que le es propia y que siempre es susceptible de modificación.

Entonces, al abarcar un imaginario territorial en pleno, es importante insistir en su génesis desde un sistema de percepciones, representaciones y significados que las personas y grupos sociales que habitan y trabajan en un territorio o localidad tienen de la misma, y de sus posibles representaciones institucionales (Pascual, 2011). La actuación de la población y sus distintos sectores que, en definitiva hacen sociedad, dependerá tanto de las condicionantes del medio local como de las representaciones y de los significados que se forje la comunidad sobre sí misma. Esto último, respecto del rol comunitario de los actores sociales es fundamental establecerlo claramente si se quiere trabajar desde la cohesión social, en materia de gestión de un proyecto de desarrollo territorial sostenible vinculado al turismo cultural/patrimonial.

Al llegar a este punto, ahora parece prudente caracterizar un ámbito rural y/o de naturaleza como otras construcciones de formas socio-espaciales, que pueden formar parte de un imaginario social/territorial vinculado a un destino turístico cultural/patrimonial, de modo tal de alcanzar una comprensión más holística de lo que se está planteando. Pues bien, “lo rural” – aquí definido- tendrá que ver con una forma de vida distinta a la urbana, más bien una vida campesina. Y la “naturaleza” será un territorio o localidad que conforma un paisaje de naturaleza; ya sea de costa junto al mar, o la montaña, el bosque o el valle; ya existan ríos, lagos o lagunas; y en presencia o no de una connotación campesina vinculada al trabajo de la tierra. Es decir, se enfrentan nuevamente variadas escrituras de la realidad, pero ahora con características, quizá, más propias de lo campesino –como se ha dicho- o del pescador o el arriero, o tal vez no, pues un paisaje de naturaleza siempre puede retratarse incólume en algún lugar.

El imaginario rural, al igual que todo imaginario, se configura y se va re-configurando, permanentemente, por múltiples factores de diverso origen que se funden en un “aura imaginaria” –según se señalaba–, que envuelve el modo de vida de la comunidad local. En este sentido, el imaginario rural puede fundirse con un imaginario de naturaleza o no, trabajar dicha naturaleza –su tierra–, o no, una cultura del hacer y del vivir asociada al lugar. Es la gente habitando y siendo parte del ambiente donde se significa y/o re-significa una identidad, son emociones y sentimientos, la gastronomía local, su historia y patrimonio, costumbres, artesanía y folclore. El despertar en la mañana, los olores y demás sensaciones, y la inmensidad de la noche. El clima, los animales con su mirada infinita, el aislamiento o cercanía, el silencio perdido en la inmensidad, la soledad, la hospitalidad o el enfado, la calidez o el frío, lo rústico. O tal vez, sólo baste decir, un diario vivir sin la urbe para otorgar otras miradas desde un imaginario rural y/o de naturaleza.

Finalmente, tras referir a lo imaginario rural y/o de naturaleza y para concluir este apartado, se pueden decir algunas cuestiones que atañen a un imaginario social/territorial, en cualquiera de las dimensiones mencionadas (urbano/rural/naturaleza), desde la perspectiva de un destino turístico cultural/patrimonial, lo cual –posteriormente– será abordado en la práctica a partir del caso de estudio comparado.

En este sentido, se aborda a Castoriadis (1989) respecto a la institucionalización que los imaginarios hacen de la realidad social, siendo interesante el planteamiento respecto a que lo imaginario puede constituirse como una suerte de valoración social de las imágenes producidas y que todos los miembros de una sociedad o grupo reconocen como algo suyo. Entonces en un proceso social de este tipo, un imaginario territorial/turístico podría tener una connotación de bien común, facilitando la integración y promoción exitosa de un destino turístico.

De este modo, la imagen del territorio concebido como un destino turístico tiene que ver con una construcción imaginaria del mismo, que se genera a partir de sus propios habitantes, así como también existe una construcción imaginaria externa al lugar relativa a los estereotipos – por ejemplo–, aunque este artículo se centra en una imagen emitida desde adentro (Galí & Donaire, 2005; Miossec, 1977), como se podrá constatar a partir del caso de estudio que se verá. En suma, la imagen del destino se hace tangible en una concepción imaginada y construida a nivel social, proyectando una determinada “realidad”i también social.

DESCRIPCIÓN DE SITIOS ESTUDIADOS: GALICIA (ESPAÑA) Y REGIÓN DEL BIOBÍO (CHILE)

Santiago de Compostela (España)

Según datos de Santiago Turismo (2012), se puede afirmar que Santiago de Compostela (Figuras 1 y 2) es la capital administrativa, social y comercial de la Comunidad Autónoma de Galicia, y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 1985 gracias a su carácter multicultural y por ser meta de una milenaria ruta de peregrinación desde el siglo IX, el Camino de Santiago, el cual se consagró como un punto de encuentro de la fe y el pensamiento del mundo occidental.

Fuente: https://aprofeinma.blogspot.com/2019/02/mapa-politico-de-galicia.html

Figura 1 Mapa político de Galicia, España 

En la ciudad se encuentra la Universidad de Santiago de Compostela que cuenta con más de 30 mil estudiantes a lo cual se agrega una población estable de cerca de 100 mil compostelanos. Además, producto del gran flujo turístico existente en el lugar, durante todo el año, se suman a ellos varios millones de visitantes. Los que llegan por devoción religiosa; los que acuden llamados por la belleza monumental de la ciudad y/o los que eligen Compostela como lugar para sus eventos profesionales: todos acaban integrándose en la celebración permanente que es la vida en la urbe, especialmente durante las Fiestas del Apóstol, declaradas de Interés Turístico Internacional.

Provincia de Arauco - Región del Biobío (Chile)

El territorio correspondiente a la Provincia deco, según datos de la Gobernación Provincia de Arauco (2013), se emplaza en el sector sur poniente de la Región del Biobío. Es un territorio de grandes contrastes: por un lado los potenciales usos productivos de sus suelos, atractivos naturales y culturales, destacando la presencia del pueblo mapuche; y por otro, una alta concentración de pobreza y conflictos asociados. Está compuesta de siete comunas: Arauco, Cañete, Contulmo, Curanilahue, Lebu, Los Álamos y Tirúa, las cuales en conjunto suman aproximadamente 157.255 habitantes.

La Provincia de Arauco (Figuras 3 y 4) está ubicada en un sector de pocas planicies, donde al oriente resalta la Cordillera de Nahuelbuta. Al oeste existen una serie de colinas y depresiones que bajan hacia el mar. También cuenta con un buen número de lagos y lagunas, donde destacan los lagos Lanalhue y Lleu–lleu. Finalmente, cabe destacar la presencia de la Isla Mocha hacia el límite sur de la costa provincial. Esta provincia posee una extensa reserva de bosque nativo, sobre todo en la zona de Nahuelbuta, donde destacan especies como la araucaria, el boldo, el canelo, entre otros. Asimismo, hay especies animales autóctonas como el puma, el pudú o el huemul.

Fuente: http://www.destinobiobio.cl/mapa-comuna-coronel.html

Figura 3 Mapa político de la provincia de Arauco, Chile 

Fuente: https://es.maps-chile.com/mapa-pol%C3%ADtico-de-chile

Figura 4 Mapa político de Chile 

APARTADO METODOLÓGICO

Esta investigación se posiciona desde una perspectiva epistémica interpretativa con vocación hermenéutica (Gadamer, 2000), donde el desafío analítico se emprende desde una realidad social que es construida socialmente e interpretada. Además, el enfoque de investigación es eminentemente cualitativo y de base documental (Taylor & Bogdan, 1987) y el tipo de diseño es exploratorio y descriptivo (Kerlinger, 1983; Hernández, 2003).

En términos generales, el presente artículo realiza una reflexión teórica que permite posicionarse, para trabajar con imaginarios sociales en planificación estratégica territorial, de modo de visibilizar la relevancia que pueden tener los imaginarios en la construcción de valor territorial. Y luego, se presenta un caso de estudio comparado que permite ilustrar cómo la visibilización de imaginarios puede contribuir a una planificación territorial con cohesión social.

El caso de estudio comparado se nutre de entrevistas cualitativas (Valles, 1997) a los sistemas expertos (Giddens, 1999) en turismo, es decir, a quienes trabajan profesionalmente (empresa, academia y sector público) en el rubro turístico y se supone tienen un alto grado de conocimiento y práctica en el tema, tanto en Galicia-España como en la región del Biobío-Chile. Dichas entrevistas se centran en el análisis de lo imaginario social/territorial, propuesto para un destino turístico cultural/patrimonial, donde los esfuerzos están dirigidos a una interpretación a partir de lo local, fundamentalmente centrados en la imagen turística emitida (Miossec, 1977; Baloglu & Mc Cleary, 1999; Tapachai & Waryszak, 2000) por los propios sistemas expertos desde el territorio local.

El material discursivo extraído de las entrevistas cualitativas, buscó una vinculación entre gente que puede compartir una memoria o un decir en común. Entonces, la idea fue visibilizar rasgos de un imaginario turístico territorial en las localidades analizadas, a partir de las imágenes emitidas por quienes se vinculan a la actividad turística –desde dentro–, en los dos sectores elegidos para realizar el análisis comparativo. Para dicho esfuerzo, se trabajó con un sistema turístico de primer orden como el español, para ser contrastado con otro sistema turístico emergente como el caso chileno expuesto. Ya que era previsible y se constató en la investigación que el imaginario turístico español posee bastante fuerza en términos de cohesión social interna, por tanto su análisis resulta un buen ejercicio para trabajar en la posterior visibilización de un imaginario turístico como el del caso chileno, alineado con una eventual estrategia de planificación territorial.

Dicho lo anterior, para este artículo se realiza un análisis de contenido categorial temático (Díaz, 1992), a partir de fragmentos discursivos de los entrevistados. Por otra parte, las fuentes consideradas como sistemas expertos, quienes protagonizan las citas que se analizarán a continuación en el caso de estudio comparado son las siguientes:

Sistema experto del sector turístico Galicia–España:

a) José Oreiro. Presidente Grupo Viajes Viloria, S.A. Tour Operador Santiago de Compostela, Galicia–España.

b) Manuel Ruso. Guía turístico profesional (nivel internacional), Galicia–España.

c) Víctor Vázquez Portomeñe. Ex consejero de Cultura, Turismo y Relaciones Institucionales, del Gobierno autonómico de Galicia–España, durante el mandato de Manuel Fraga.

d) Francisco Candela. Director de Candela y Asociados: Gabinete de Economía y Gestión Turística. Santiago de Compostela, Galicia–España.

e) Cristina Cid. Encargada de la promoción turística del Concello de Allariz, Galicia–España.

f) Xosé Santos Solla. Investigador del Centro de Estudios Turísticos de la Universidad de Santiago de Compostela (CETUR).

g) Yolanda Ferro. Departamento de Marketing, Turismo de Santiago de Compostela (INCOLSA).

Sistema experto del sector turístico Provincia de Arauco, región del Biobío–Chile:

a) Roberto Goycoolea (Chileno de la región del Biobío). Director de la Facultad de Arquitectura y Geodesia de la Universidad de Alcalá-España. Experto en Imaginario turístico.

b) Andrés Barriga. Empresario Turístico Provincia de Arauco. Región del Biobío-

Chile.

c) Olga Picarte. Profesional del Servicio Nacional de Turismo (SERNATUR),

región del Biobío-Chile.

d) Fabián Flores. Agencia de Turismo Dorado, Concepción–Chile.

e) Anita Zapata. Académica Ingeniería de Gestión en Turismo de la Universidad San Sebastián, Concepción-Chile.

f) Andrés Sanhueza. Miembro de CorpArauco (Corporación de Desarrollo Económico-Social de la Provincia de Arauco) región del Biobío-Chile.

VALOR TERRITORIAL TURÍSTICO DESDE LO IMAGINARIO

Caso comparado Santiago de Compostela, Galicia-España y Provincia de Arauco, Región del Biobío-Chile

Ahora se procede a caracterizar la configuración imaginaria para una planificación territorial como destino turístico, tanto de la zona española como chilena ya mencionadas. Se verá cómo algunos componentes discursivos de las entrevistas cualitativas, permiten visibilizar significaciones imaginarias emanadas desde las propias comunidades locales. Se parte desde la localidad gallega (española), donde el imaginario social/territorial: urbano/rural/naturaleza de un destino turístico cultural/patrimonial, es mucho más fuerte y visibilizado en función de un proyecto de desarrollo territorial sostenible, a diferencia de lo que ocurre con el caso chileno como ya se irá viendo.

“(…) Santiago de Compostela presenta ciertas características y oportunidades que le son propias por su posición central en el corredor litoral del sistema urbano gallego, y su prolongación en el eje Atlántico portugués hasta Porto y Lisboa y, por último, su proyección peninsular e internacional derivada de su condición de primer destino turístico cultural de Galicia, lo que le otorga una visibilidad exterior importante, superior a la de Galicia misma, pero que se debe aprovechar para potenciar a toda la comunidad autónoma”.

Primero que todo, reforzar la idea de trabajar con la configuración turística de un destino con connotaciones culturales/patrimoniales, es decir, donde la cultura y la identidad local –si bien son dinámicas y cambiantes– al mismo tiempo son cuestiones fundamentales para articular la oferta turística. En este sentido, se aprecia que en Galicia la identificación cultural contribuye como eje articulador del esfuerzo de producción turística. A su vez, a Santiago de Compostela se le atribuyen características de centralidad territorial desde una perspectiva geográfica y cultural, y punto prominente dentro y fuera de Galicia con proyección internacional, lo cual puede ser cierto, pero sin la convicción de su comunidad local podría resultar discutible, por cuanto aquí se ve la manifestación de la fuerza imaginaria que posee Santiago de Compostela, expresada también en su potente imagen turística.

Por su parte, se puede apreciar cómo desde el sistema experto chileno, las valoraciones respecto de lo propio parten desde una visión distinta y –por cierto– bastante más negativa. “(…) el número de gente que tiene acceso a volar ha aumentado muchísimo, porque los precios han bajado mucho, sobre todo dentro de Europa. (…) Eso es un tema que Chile nunca va a tener (…), porque está muy lejos”.

Como se ha planteado desde la discusión y reflexión teórica en torno a lo imaginario, el prisma con el que una sociedad construye sus universos simbólicos, desde luego, variará en relación con la visión que tiene una comunidad de sí misma. Por lo tanto, estar muy lejos geográficamente dentro del mundo es una cuestión muy relativa ¿en relación con qué? Otra cosa es donde se encuentren los centros de poder hegemónicos (Gramsci, 1999) en términos – hoy– de neo-colonialismo (Arboleya, 2007), por cuanto aquí se apreciaría la victoria de un imaginario dominante imperialista a nivel occidental, que de alguna manera estaría socavando la cohesión social de la localidad chilena analizada, cuestión que también ocurre en muchos otros lugares considerados “periféricos”, debido a que prevalecen dominados ciertos imaginarios que podrían dar nuevos aires a un sistema social dado. Entendiendo que los imaginarios dominantes son los triunfantes provisorios en el terreno simbólico de unas circunstancias socio-históricas que favorecen su legitimidad social. Mientras que con los imaginarios dominados ocurre lo contrario, pues son los grandes perdedores provisorios de la lucha simbólica en la sociedad (Baeza, 2007: 6-7).

Ahora bien, otro aspecto pertinente para este análisis, en relación con lo señalado en el apartado anterior, tiene que ver con la visión de la articulación turístico-territorial, que perciben los sistemas expertos entrevistados. En el caso gallego y en relación con Santiago de Compostela, se señala:

“Existe un plan estratégico territorial. Las directrices se sintetizan en (…) la innovación de las políticas urbanísticas para (…) desarrollo de la ciudad; impulso (…) territorial (…) atendiendo (…) el crecimiento de los municipios vecinos que vienen a conformar la ciudad como una gran área urbana, que pasa a ser el ámbito donde plantear los nuevos problemas urbanos referidos a la localización, movilidad y transporte (…), perfeccionamiento (…) administrativo y profundización en la atención al medio, y la utilización sostenible de los recursos naturales y productivos del paisaje”.

Entonces en este fragmento discursivo, se aprecia que se da cuenta de la gestión territorial de la ciudad, tanto para con sus habitantes como en su proyección turística, por lo tanto, se asume un imaginario turístico consolidado y que se irradia a través de una imagen potente tanto a nivel nacional como internacional.

Por su parte, la visión que se ofrece desde el sistema experto chileno es muy distinta, por cuanto se reconoce la relevancia de una planificación estratégica territorial con identidad local orientada al turismo, pero al mismo tiempo se da cuenta respecto a que todavía habría mucho que mejorar en este sentido en la Provincia de Arauco.

“(…) es importante la integración del territorio (…) con identidad, o sea que si nosotros entramos a la provincia de Arauco nos sintamos que estamos en la provincia (…) y cuando salgamos, sintamos que salimos (…). Que sea así de claro, (…) por sus construcciones, por su aire, por su clima, por su gente, por su artesanía, etc., y sentiste que saliste (…) porque se empezó a acabar todo eso”.

Este fragmento es muy decidor. Muchos de los elementos que se han venido caracterizando desde la teoría como conformadores de lo imaginario, se hacen presente en la cita anterior y son aludidos desde la percepción de una identidad dislocada (Laclau, 1996), es decir, desde un imaginario que manifiesta indefinición y no cohesión social. Tal vez desde la propia indefinición sociocultural sea posible orientar la visibilización de alternativas imaginarias, que contribuyan a la cohesión comunitaria en pos de un proyecto de desarrollo territorial sostenible, vinculado al turismo cultural/patrimonial, cuestión relevante de tener en la retina desde un punto de vista estratégico, que siempre debe ir adaptándose a los cambios socioculturales.

Por el contrario, si se retoma la configuración territorial de Santiago de Compostela y sus manifestaciones o imágenes emitidas respecto a su habitabilidad y desarrollo turístico, se encuentran visiones que vuelven a sugerir la existencia de imaginarios, que se encuentran lejos de estar en tensión con una cohesión social en la comunidad, sino que más bien la facilitan.

“(…) su atractivo que se basa en que el casco histórico está vivo, el ciudadano normal vive allí, la ciudad está viva, hay comercios normales, se puede desarrollar una vida normal y tú como turista participas allí (...)”.

Es decir, se alude a que no se está frente a un territorio musealizado como el caso de Venecia, por ejemplo. Por lo tanto, desde una perspectiva imaginario-territorial la visión es de vitalidad, de una frescura que se vive en lo cotidiano facilitando las posibilidades de generar un turismo cultural/patrimonial, que no sea invasivo con la comunidad local sino del cual puedan disfrutar todos y todas (Figura 5).

Fuente: https://www.flickr.com/photos/88068852@N05/15143973817

Figura 5 Plaza de las Platerías. Casco histórico. Santiago de Compostela, Galicia–España 

En el caso chileno analizado se puede apreciar un nivel inferior de consciencia social turística – en comparación con el gallego–, puesto que la comunidad de la Provincia de Arauco tendría muchos más inconvenientes, para enfrentar el desafío de un desarrollo turístico territorial cultural/patrimonial.

“(…) Necesitamos creer nosotros mismos que nuestra región es llamativa y que nuestro país – en general– lo es para que podamos ofrecer un turismo de calidad. Para esto primero, hay que estar seguro que tenemos los recursos naturales, culturales, humanos y económicos, para gestionar un turismo de calidad internacional”.

Por lo tanto, no se puede más que volver sobre la teoría de imaginarios sociales para llevarla al campo de la praxis, por cuanto aquí se ve la necesidad de visibilizar imaginarios que permitan generar la fuerza social que la provincia de Arauco, región del Biobío y Chile en su conjunto, requieren para generar sólidos proyectos de desarrollo turístico-cultural sostenibles.

Volviendo sobre el análisis de Galicia, pero ahora observando el territorio desde una perspectiva rural y/o como naturaleza, resultará relevante tener en consideración: “(…) Cuando hablamos de naturaleza nosotros no hablamos en sentido bucólico de naturalezas, sino que hablamos de superficies agrarias y forestales que estaban en situación de abandono, ponerlas a producir otra vez y a partir de ahí generar una actividad económica, que además, con el desarrollo turístico pudiera tener una promoción mayor y una venta mayor –también– de esos productos (…)”.

En este sentido, es interesante cómo la naturaleza y/o el campo son puestos al servicio de una actividad productiva, y que –además– permite un desarrollo turístico sostenible. Por lo tanto, se aprecia una utilización pragmática, estratégica y planificada de una configuración imaginaria que fluye con fuerza y cohesión social. Es decir, el uso del territorio como paisaje y parajes productivos, a partir de lo que se podría considerar como un imaginario de naturaleza y/o rural según sea el caso (Figura 6).

Fuente: http://webs.uvigo.es/pmayobre/galerias/fotografias_44.htm

Figura 6 Puente románico de Allariz (Galicia-España) 

Además, también en relación con la naturaleza y geografía gallega, se hace importante tener una visión clara respecto a las potencialidades turísticas de la zona: “(…) Aquí a Galicia la gente no va a venir a hacer alta montaña porque no la hay, pero si la hubiese esa tendría que ser la vía, y potenciar eso (…)”.

Nuevamente se hace patente una lucidez, respecto a lo que se es como territorio y comunidad, por lo tanto se vuelve a resaltar la potencia que presenta el imaginario turístico en Galicia, haciéndose visible la relevancia de ello para un desarrollo turístico sostenible y con identidad territorial.

Volviendo al caso chileno en la provincia de Arauco, si se analiza –también ahora– en términos de territorio natural y/o rural, se verá que en este sentido sí existe una mayor visibilización de un imaginario de naturaleza –si se quiere–, lo cual ya es un buen comienzo para desarrollar turismo cultural/patrimonial.

“(…) todo (…) acompañado por el paisaje, tiene recursos naturales y elementos muy especiales y propios”. “(…) tenemos una geografía bastante particular, (…) permite realizar distintas actividades del tipo ecuestres, lacustres, (…) deportivas, de naturaleza, étnicas con la cultura mapuche, Lafkenche, y todo está relativamente cerca. (…) en poco tiempo recorres distintas zonas de la provincia, donde vas a poder recibir (…) distintas visiones (…) y distintas experiencias desde el punto de vista turístico, ya sea en la interacción con la gente, con la cultura, la gastronomía, o a través de la conexión con la naturaleza”.

Se debe señalar que, quizás, el punto más fuerte para desarrollar turismo en la provincia de Arauco, tiene que ver con la valoración de la comunidad local respecto del patrimonio natural de la zona, lo cual hablaría de un imaginario de naturaleza (Figuras 7 y 8) respetuoso con el medioambiente, sobre todo a partir de la presencia de la cultura mapuche en el lugar. Si bien no existe todavía un desarrollo turístico de naturaleza –cultural/patrimonial– que en definitiva derribe la frontera de la estacionalidad (Durieux, Amaral & Cesar Lenzi, 2013), hay que señalar que en verano este tipo de turismo adquiere gran demanda en la provincia.

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Quidico

Figura 7 Vista panorámica de la caleta de Quidico. Provincia de Arauco, región del Biobío-Chile 

Fuente: http://dgf.uchile.cl/rene/Nahuelbuta/

Figura 8 Vista del bosque de Araucarias del Parque Nacional Nahuelbuta. Provincia de Arauco, región del Biobío-Chile 

Por su parte, volviendo al caso gallego, al abordar dicho asunto de superar la estacionalidad, para el desarrollo turístico cultural/patrimonial (Figura 9), Galicia posee un ejemplo magnífico, respecto a cómo se puede integrar la actividad turística durante todo el año:

“Es imposible ignorar que el Camino de Santiago ha traído a millones de hombres y mujeres, a lo largo de más de diez siglos, hacia Compostela. Esto constituye historia viva de Fe y cultura en la vieja Europa. El Camino, por centenares de años ha servido como promotor de cultura, economía, turismo, literatura, arte, entre otras actividades del quehacer humano, por lo tanto, Galicia tiene condiciones para sentirse con un protagonismo histórico de relevancia (…). Entonces, aquí ya podemos reconocer tres elementos potentes para armar el desarrollo turístico (…), la historia, la cultura y la identidad europea y local”.

Fuente: http://infernino.com/entradas/apartamentos-de-diseno-al-lado-de-la-catedral-de-santiago-de-compostela/

Figura 9 Vista panorámica Catedral de Santiago (punto de culminación del Camino de Santiago) y Plaza del Obradoiro. Casco histórico, Santiago de Compostela, Galicia–España 

Como se puede apreciar, en el caso de Galicia poseer un desarrollo turístico de talla mundial, desde luego, pasa por la visibilización de la historia y una identidad cultural que se sustenta en imaginarios locales, que permiten dar fuerza a un desarrollo turístico-cultural/patrimonial, el cual emana de una re-significación permanente de valores culturales tradicionales, que se van fusionando con nuevas visiones significadas desde la propia cotidianidad de la comunidad local gallega. Por lo tanto, aquí se ve nuevamente el valor territorial que pueden adquirir los imaginarios, pensando en el afianzamiento de un destino turístico con vocación cultural.

Retomando el caso chileno en la provincia de Arauco, también existiría una visión positiva respecto de la relevancia de la historia y la identidad cultural local, pero a diferencia del caso gallego aquí se aprecia un problema desde la praxis comunitaria. Es decir, la comunidad en la zona de Arauco –en su conjunto–, no tomaría sus referentes histórico-identitarios como parte de una transformación dinámica de la vida cotidiana. Esto significaría una imposibilidad de visibilizar nuevos imaginarios que permitan favorecer una integración con fuerza social y cohesión en una comunidad con identidad dislocada y sobre todo –en este punto– a partir del desencuentro entre la cosmovisión mapuche y la occidental (Figura 10). Por lo tanto, no hacerse cargo de dichas condiciones hace difícil pensar, en un desarrollo turístico cultural/patrimonial que posea una fuerza renovadora en la zona.

“(…) Ir buscando (…) el rescate de elementos. (…) El tema cultural es muy relevante (…) en Arauco (…) desde la perspectiva turística, eso tiene un grandísimo potencial. No sólo tenemos el asunto Mapuche y la colonización española, sino que también el tema de la colonización alemana, así es que es una zona de mucha riqueza cultural e histórica (…)”. “(…) Acá debiéramos darle mucha más relevancia a lo (…) patrimonial, porque es un tema fundamental y con posibilidad de desarrollo turístico. Pero debe partir como un asunto de consciencia cultural, porque nosotros no tenemos respeto por nuestro patrimonio (…)”

Fuente: https://www.quehacerenchile.cl/2016/03/23/contulmo-y-lago-lanalhue-cultura-y-tradiciones-para-disfrutar-lejos-de-la-ciudad/

Figura 10 Vista de las calles de Contulmo (colonización alemana). Provincia de Arauco, región del Biobío-Chile 

Lo concreto es que en la actualidad no existe un turismo cultural/patrimonial sostenible en la provincia de Arauco, siendo una zona con gran potencialidad según se ha analizado. Por lo tanto, qué duda cabe respecto a la importancia que tiene la cohesión social comunitaria a nivel de identidades culturales, que convivan armónicamente en la interculturalidad. Entonces, se debe insistir en la necesidad de visibilizar nuevos imaginarios sociales, distintos de los que rigen el poder hegemónico. Ejemplo de ello en la provincia, es el esfuerzo reciente que se comienza a realizar con la intención de visibilizar la cosmovisión Mapuche (Figura 11), pensando precisamente en posibilitar un turismo cultural sostenible (Pilquimán, 2016). Pero todo ello será muy difícil mientras no exista mayor consciencia social en la zona y en el país respecto del valor que posee el patrimonio local.

“(…) lo relevante (…), es que al mostrar una experiencia de vida real del pueblo Mapuche, (…) se está entregando un conocimiento de su cosmovisión (…). (…) es muy interesante como se ha ido potenciando este fenómeno de rescate cultural, porque es un proceso que se viene agudizando desde los últimos quince años aproximadamente”.

Fuente: http://moguenche.cl/proveedores

Figura 11 Ruka (casa) y tradición Mapuche. 

En este sentido, se debería buscar un fortalecimiento en cohesión social intercultural en la provincia de Arauco, que sirva para dar un paso definitivo en la gestación de un destino turístico-cultural/patrimonial que pueda tener una proyección de alto vuelo, favoreciendo la integración y bienestar de las propias comunidades locales.

REFLEXIONES FINALES

Luego de la argumentación teórica y el análisis del caso comparado, ahora es relevante insistir en la importancia histórico-social de quienes han venido haciendo comunidad en los más diversos territorios y, desde luego, en los componentes socio-simbólicos y culturales que se van re-configurando. Lo anterior, porque parece que en dichas cuestiones se pueden encontrar los fundamentos de una sociedad, como comunidad local a partir de sus relaciones e interacción socio-comunicativa, que sería el espacio donde se puede producir la visibilización de nuevos imaginarios sociales.

Lo anteriormente referido, sin duda pone en perspectiva las diferencias que revisten las matrices históricas, socio-simbólicas y culturales, en los dos sistemas turísticos locales – analizados desde adentro–, tanto en Galicia-España como en la provincia de Arauco-Chile. En el primer caso, se aprecia una cultura gallega fuerte y bastante adaptada a una forma de vida multicultural, de tal modo que se aprecia una interacción intercultural fluida, desde lo cotidiano, que calza con el turismo cultural/patrimonial –muchas veces– como una forma de vida.

Es decir, se está frente a una comunidad gallega que ha ido consolidando su desarrollo turístico en una experiencia de vida milenaria. La historia turística de siglos en la zona, fundamentalmente asociada al Camino de Santiago, que ha sido surcado por miles y miles de peregrinos de muchos lugares del mundo, no puede más que fortalecer una cosmovisión universalista que, hoy por hoy, forma parte innegable de una imagen e imaginario turístico que no pierde fuerza. Pese a ello, el mantener una buena imagen como destino, es un esfuerzo permanente en el tiempo, que requiere de gran cohesión social y territorial.

En este sentido el turismo cultural/patrimonial, ya forma parte de la vida cotidiana en Galicia. Muchos gallegos han crecido viendo en las “rúas”, pasar a su lado a muchos visitantes-turistas de múltiples lugares del mundo. Es decir, el orden comunicativo sobre el turismo, emana desde la propia experiencia de vida local, son los propios habitantes del lugar los que emiten una imagen turística –muchas veces sin darse cuenta–, la cual es capaz de proyectarse y viajar por el orbe.

Entonces, Galicia es un destino turístico que puede identificar diversas identidades multiculturales, donde es posible convivir en una armonía relativa –nunca exenta de dificultades– por las propias complejidades de las relaciones interculturales, las cuales parecen difuminarse entre el turismo y la cotidianidad, entre la creatividad del producto turístico innovador, entre el quehacer del diario vivir, entre el día y la noche.

Por su parte, el caso de estudio chileno muestra una provincia de Arauco con grandes potencialidades turísticas en la región del Biobío. Existen elementos potentes que tienen que ver con una historia pre-colombina, marcada por la cultura Mapuche en este caso, la cual perdura hasta estos días pero como minoría étnica. Al mismo tiempo, tiene que ver con una zona donde históricamente se ha resistido mucho. Se resistió al colonialismo español teniendo como frontera el río Biobío, luego en Concepción –ciudad capital de la región– se firmó la independencia de Chile y mucho más adelante, se luchó fervientemente contra la dictadura militar de Pinochet, pues en esta localidad surgieron movimientos políticos que acuñaron las bases para la resistencia al neo-colonialismo capitalista, pese a que finalmente se haya sucumbido a ello.

En la actualidad, la zona chilena analizada parece tener una memoria social débil, así como una falta de consciencia respecto al valor de lo patrimonial. De este modo, no es extraño que no se haya logrado concebir una imagen turística que emane desde la propia comunidad local. Por lo tanto, se aprecia una sociedad que primero debe resolver muchos asuntos de base, donde la visibilización de nuevos imaginarios sociales tendría mucho que decir, antes de emprender un proyecto local de desarrollo territorial sostenible, donde el turismo cultural/patrimonial pueda ser un eje articulador.

En este escenario, surge una gran oportunidad que habría de engendrarse en una cohesión social y territorial emanada desde la propia comunidad local, según se viene señalando. Entonces, trabajar en ello parece ser un desafío de primera necesidad para un proyecto de desarrollo turístico sostenible, que busque emerger con fuerza desde la provincia de Arauco. Pensar en una imagen turística emitida en torno al turismo cultural/patrimonial, será una etapa que habría de llegar más adelante. Sólo cuando los habitantes del lugar crean en hacer el esfuerzo por vivir armónicamente con el turismo, en un espacio social multicultural dinámico y cambiante, donde han de establecerse relaciones interculturales, en una convivencia que pasaría a ser cotidiana y aceptada por todos, probablemente sólo en ese momento sea posible llegar a buen puerto en términos de planificación estratégica-territorial.

En este sentido, sería relevante intentar vivir en una comunidad con mayor cohesión social, aun cuando el camino que hay que recorrer parece muy arduo, porque se han visibilizado aspectos que tienden más a la disgregación que a la integración social en la localidad chilena analizada, cuestión que se entiende en la lógica del statu quo provista desde los imaginarios dominantes, que ya se han venido planteando. Por lo tanto, sería importante comenzar a trabajar en la vía de la integración comunitaria a través de una adecuada planificación estratégica, amparada en la visibilización de nuevos imaginarios que puedan aportar valor territorial desde una lectura comunitaria heterogénea.

Es decir, lo imaginario que aquí convoca parte de los espacios comunes, los puntos de conexión, las formas de sociabilidad local, por cuanto, se trata de reconocer y organizar elementos que confluyan en algo pro-común. Pudiera ser un patrimonio territorial, asociado a estilos de vida, a posibilidades colectivas de comunicación que emanen desde dentro hacia fuera, apreciando también –según se viene diciendo– la vida cotidiana, expresión común, en el espacio comunitario donde se podría conformar un destino turístico en la provincia de Arauco.

Entonces, se aprecia la necesidad de visibilizar un espesor de identidades culturales diversas, dinámicas y cambiantes, lugares y experiencias de los sujetos, desde su especificidad y capacidad para potenciar los espacios de esperanza, desde su historia y su potencial imaginario y simbólico, aquí todo ello visto desde la dimensión de la planificación estratégica con identidad territorial, y vinculada a un proyecto sostenible con vocación turística cultural, patrimonial y de naturaleza. De este modo, cómo no corroborar que lo socio-imaginario puede tener gran valor en el diseño de sistemas turísticos sostenibles en el tiempo. Lo anterior queda reflejado en la siguiente tabla:

Tabla 1 Ejes de acción estratégico-turísticos a partir del Imaginario social/territorial turístico cultural/patrimonial. Caso de estudio chileno. 

Fuente: Elaboración propia, 2019.

Por lo tanto, la Tabla 1 muestra –a modo de ejemplo– imaginarios que componen al Imaginario social/territorial turístico cultural/patrimonial en la provincia de Arauco y algunos de los posibles lineamientos estratégicos que se podrían implementar en una planificación turístico-territorial en dicha zona. Es decir, sirve para ejemplificar la relación operativa entre imaginarios y planificación estratégica territorial. De este modo, se aprecia que no existiría una visión de conjunto respecto al sistema turístico local, lo que radicaría potencialmente en el nulo desarrollo investigativo del imaginario social turístico, así como en el propio desconocimiento del mismo por parte de la comunidad local. Es decir, el problema de fondo se encontraría en la falta de cohesión social, cultural e identitaria de una región que todavía no ha consolidado su imaginario turístico como base de su gestión e imagen turística.

En definitiva, se puede apreciar que, en Chile y específicamente en la localidad analizada, un estudio de esta naturaleza puede contribuir sin duda al desarrollo turístico territorial y su alcance puede incidir en la aplicación de los imaginarios sociales a la planificación turística. Por lo tanto, parece relevante reflexionar sobre futuros abordajes de investigación en una línea de trabajo similar, orientándose hacia una producción sistemática de información cualitativa desde lo local para ser incorporada en esfuerzos de planeación estratégica del territorio y con una vocación en el turismo cultural/patrimonial, en todos aquellos lugares donde los imaginarios todavía no estén contribuyendo a modificar la realidad social, tendiendo a una cohesión social con un sentido de beneficio común e integración.

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Recibido: 03 de Mayo de 2018; Aprobado: 12 de Julio de 2019