EDITORIAL

Susana Romanos de Tiratel

A modo de presentación, y antes de referirme específicamente al fascículo de la revista que hoy introduzco, desearía reflexionar sobre dos aspectos en particular. En primer término sobre el título, que a la vez relaciona y yuxtapone tres sustantivos representativos de las preocupaciones y tendencias teóricas de los profesores e investigadores que desarrollan sus tareas en el Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas. En segundo lugar, sobre los significados que entraña la creación de una revista especializada.
Para nuestra disciplina, la definición de información es funcional y varia según los propósitos investigativos que perseguimos. Entre estos abordajes tan variados, quiero rescatar aquel10s que 'la consideran un conocimiento registrado en forma escrita, impresa o digitalizada, oral o audiovisual. Bajo esta perspectiva la información comporta un elemento de sentido: es una significación transmitida por medio de un mensaje inscripto en un soporte espacio-temporal. Esta inscripción se hace gracias al lenguaje. Sea cual fuere el propósito que se persigue, el fin de la búsqueda de información sigue siendo la aprehensión del sentido o de los seres en su significación, es decir, del conocimiento; el soporte. la estructura solo es el medio.
Una de las cuestiones que nos preocupa es la de esclarecer un problema social concreto: el proceso de transferencia de la información; para ello, debemos interesamos por el ser social en busca de información y, por lo tanto, ubicamos en el sector de las disciplinas socioculturales que son el principal medio de acceso para una comprensión cabal de lo social y de lo cultural.
La bibliotecología, de práctica para organizar instituciones dedicadas a la recolección, organización, almacenamiento y difusión de los registros del conocimiento, se ha convertido, bajo el efecto de una demanda creciente de la comunidad, de nuevas encrucijadas sociales y de importantes desarrollos económicos, en ciencia sociocultural rigurosa. La contribución la han hecho, en gran medida, investigadores externos a la profesión, porque los problemas que se abordan transgreden las fronteras históricas de las disciplinas tradicionales. Recurrir a distintos campos parece ser la consecuencia lógica de este desarrollo. Esto se llama interdisciplinariedad y se traduce en una colaboración entre disciplinas diversas que conduce a interacciones, es decir, a una cierta reciprocidad en los intercambios tal que, al final, haya un enriquecimiento mutuo.
La sociedad del conocimiento tiene necesidad de una ciencia que estudie las propiedades de la información y los procesos de su construcción/producción, de su difusión/comunicación y de su uso. En efecto, bajo la triple influencia del desarrollo de la producción y de las necesidades de información especializada, de la aparición del nuevo sector económico de las industrias de la información, y de la irrupción de las técnicas electrónicas y fotónicas en los procesos bibliotecarios, las bibliotecas, los centros de documentación/información, los museos y las instituciones de la cultura en general no pueden ya ser solamente repositorios organizados de libros, de documentos. de objetos y de artefactos. Bajo el efecto de esas tres mutaciones: cultural, económica y tecnológica se han convertido en depósitos de saberes sobre un tema, un objeto, son respuestas a preguntas. Son verdaderos medios de comunicación de informaciones que alcanzan a un número de personas cada vez más importante.
Lo expuesto es solo una breve síntesis de muchos de los problemas que solemos debatir en nuestra profesión, que desvelan nuestra tarea docente y de investigación. Es por eso que pensamos que la conjunción de las tres palabras puede ser lo suficientemente explícita como para abarcar un conjunto diverso y complejo de cuestiones y de ámbitos de reflexión.
¿Por qué reviste tanta importancia para el Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas la creación de una revista especializada') En primer lugar, porque sostener un título de nivel académico, con arbitraje, es abrir un canal de comunicación ideal para difundir los trabajos que se desarrollan no solo en nuestro país sino también en otros de la región.
En segundo término, porque posibilita la integración de la práctica profesional con la investigación básica. En este sentido, intentamos eliminar las barreras de comunicación que existen entre ambas actividades, impulsando y apoyando no solo la publicación de investigaciones que generen nuevo conocimiento, validen, amplíen o refinen el existente, para explicar y predecir los procesos relacionados con la generación, transferencia y consumo de la información y con las organizaciones, sistemas y servicios encargados de facilitar o mediar dichos procesos, sino también la investigación profesional que busque el conocimiento que pueda aplicarse a la solución de un problema de información o de las organizaciones, sistemas y servicios que la mediatizan, a través de la formulación de las políticas más adecuadas y de la ejecución de las acciones más convenientes.
También serán aceptados trabajos que provean diagnósticos, valoraciones o estimaciones de los programas o acciones emprendidas por las organizaciones, sistemas y servicios dedicados a mediar o a facilitar los procesos de transferencia de la información.
En última instancia, la creación de una revista del Instituto reviste importancia porque concreta las aspiraciones de todos sus directores: que desde 1967 han perseguido este propósito y han trabajado de diferentes maneras y con estilos diversos para que hoy nosotros podamos publicar la primera revista universitaria de la especialidad en nuestro país.
La investigación en Bibliotecología en la Argentina es fragmentaria, no acumulativa, débil y orientada por necesidades prácticas e inmediatas. Para fortalecer la investigación en nuestra disciplina se debe ampliar la base del conocimiento. Esto es muy problemático si no se implementan políticas de estímulo para formar nuevos investigadores o profesionales para quienes la investigación no represente una actividad ajena o sacralizada a tal punto, que se resistan a trabajar con técnicas y métodos científicos y a publicar sus resultados. Es por ello, que incluimos en nuestra revista no sólo la clásica sección de articulas de investigación, sino además los trabajos destacados de los alumnos con el fin de estimular la producción y la publicación desde los inicios mismos de su formación.
El fascículo que hoy ponemos a consideración de nuestros lectores es el resultado de un trabajo conjunto y sostenido. Los artículos abordan temas relacionados con la tecnología de la información, con el procesamiento técnico de esta, con reflexiones acerca de la responsabilidad social de la biblioteca y con la historia de las bibliotecas en nuestro país. Respecto a este último artículo, deseo destacar que es un trabajo póstumo de la prof. Carla Kollemberger, y que fue formateado, para cumplir con las exigencias de nuestra revista en materia editorial, por Nicolás Tripaldi. Incluimos un estado de la cuestión como trabajo de curso y, además, una sección de reseñas de libros y una de informaciones de las actividades desarrolladas por el Instituto y por el Departamento de Bibliotecología y Documentación.
Retomo la idea de trabajo conjunto y sostenido, de participación y de esfuerzo individual y colectivo del equipo que conforma el Comité de Redacción. Todos hemos aprendido cosas prácticas e intangibles, a compartir un proyecto en común y a comprometernos en una tarea, a conocer aspectos ignorados de nosotros mismos, a superar muy tempranamente el dolor de una pérdida. Y, sobre todo, a sostener la idea de que este proyecto continuará más allá de nosotros mismos.
Es por todo esto que, en primer lugar, agradezco al Comité de Redacción y a Graciela Giunti, secretaria del Instituto, por su trabajo permanente de apoyo y por su sentido común. También al Consejo Asesor de la revista, a los honestos y desinteresados evaluadores, al actual Secretario de Redacción. Alejandro E. Parada: además y muy especialmente, a los autores de los articulas que han confiado en una revista que todavía no existía y se han sometido de buen grado a nuestras exigencias editoriales. Por último, a las autoridades de la Facultad de Filosofía y Letras: Decano, Consejo Editor y Prosecretaría de Publicaciones, sin cuyo sostén esta empresa no hubiera podido concretarse.