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Información, cultura y sociedad

versión On-line ISSN 1851-1740

Inf. cult. soc.  no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 1999

 

ARTÍCULOS

La Biblioteca del Club Español a través de sus documentos institucionales: 1873-1920

 

Carla Kollenberger

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas
La profesora Carla Kollenberger falleció el día 13 de diciembre de 1996.

 

Resumen: Este artículo investiga el origen y la evolución histórica de la "Biblioteca del Club Español" en el contexto político, social, cultural y bibliotecario entre 1873 y 1920. Se presta especial atención a los siguientes temas: personalidades de la Biblioteca, organización y funcionamiento institucional, características de la colección y actividades culturales. La metodología se sustenta en el análisis e interpretación de fuentes primarias, tanto documentos del "Club Español" como de su biblioteca. Esta se presenta como un gabinete de lectura clásico de una colectividad, abierto a sus miembros, con una propuesta bibliográfica que pretendía rescatar los valores culturales españoles, y al mismo tiempo, responder a las preferencias literarias de la época. NMT

Palabras clave: Historia de las bibliotecas; Inmigración española; Club Español; Argentina; Bibliotecas privadas

Abstract: This article examines the origin and the historical evolution of the «Club Español Library» in the political, social, cultural and librarian context between 1873 and 1920s. It is paid special attention to the following topics: personalities of the Library, organization and institutional operation, characteristic of the collection and cultural activities. The methodology is sustained in the analysis and interpretation of primary sources, so much documents of the «Club Español» as of its library. This library is presented as a classic reading cabinet of a collectivity, opened to its members, with a bibliographical proposal that was intended to recapture the Spanish cultural values and, simultaneously, to satisfy the literary preferences of that time. NMT

Keywords: Library History; Spanish Immigration; Club Español; Argentina; Private Libraries.

Artículo aceptado: 7-12-98.

 

1. Introducción

Este trabajo es parte de un proyecto de investigación en curso titulado «Las bibliotecas argentinas de la inmigración. Ciudad de Buenos Aires, 18901920», realizado por integrantes de la cátedra de Historia del Libro y las Bibliotecas de la carrera de Bibliotecología y Documentación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Con él se pretende realizar un aporte bibliotecológico a los estudios sobre inmigración existentes en nuestro país y entre otros objetivos establecer las relaciones y los vínculos de estas bibliotecas con el desarrollo bibliotecario nacional y el de sus países de origen.
La historiografía señala que las comunidades de extranjeros residentes en el país se agruparon en una serie de organizaciones de profundo sentido mutualista, entre las que sobresalen por su carácter numéricamente representativo, las pertenecientes a las colectividades española e italiana: estas organizaciones con el correr del tiempo se transformaron en centros de irradiación cultural y aparecieron así clubes sociales, hospitales, Escuelas, ateneos, etc. que desempeñaron dos roles básicos: por un lado el de conservadoras y difusoras de sus respectivas culturas nacionales y por otro desarrollaron una importante vocación integracionista. Casi todas organizaron bibliotecas, por lo menos dentro de la colectividad española en las primeras etapas de su formación y resulta sumamente interesante dilucidar la manera en que estas pautas se reflejan en su asentamiento y posterior desarrollo.
La Biblioteca del Club Español es un buen ejemplo de esta evolución. Presenta además una afinidad idiomática y cultural con nuestro país que favorece su estudio, rapidez y antigüedad en su organización lo que permite un seguimiento casi constante apoyado por la existencia de una relativa cantidad de documentos, algunos muy importantes, cuya consulta fue facilitada ampliamente por las autoridades de la Institución.

2. La Biblioteca del Club Español: personajes y colectividad, 1873-1920

La colectividad española fue de las primeras que se organizó en nuestro país. Inmediatamente después de la caída de Juan Manuel de Rosa, se fundó en 1852 la Sala Española de Comercio y Asilo Español. Este nucleamiento se consolidará en 1872 bajo el nombre de Club Español, entidad que se mantiene hasta la actualidad. En el Reglamento sancionado en 1873 aparece corno objetivo de una de sus subcomisiones el fomentar y dar a conocer la literatura española, organizar conferencias literarias y cuidar del fomento y organización de la biblioteca social, cuya existencia, entonces se presupone. Entre 1876 a 1885 pareciera que dicha biblioteca funciona como un clásico gabinete de lectura de la época donde los socios acceden a periódicos y revistas ilustradas, tan en boga en el Buenos Aires de entonces, donde no se leían muchos libros pero sí los diarios. Predominan, como es de esperar los de nacionalidad española, pero hay también argentinos y extranjeros de temática variada.
El 12 de mayo de 1884 la Comisión Directiva crea la primera plaza de bibliotecario, designando al Sr. Trinidad S. Osuna para desempeñar el cargo. El nuevo bibliotecario expuso ante la Comisión su proyecto para «reorganizar» la Biblioteca, el que fue aceptado. De su actividad sólo se registró un pedido de donación de libros hecho a los socios pocos meses después.
Como un ejemplo de la importante actividad del Club en materia cultural, pueden mencionarse las frecuentes veladas artísticas y las conferencias dadas por ilustres personalidades de la época, tanto españolas como argentinas, entre estas últimas se destacan Agustín P. Justo, Federico Tobal, Santiago Estrada y otros.
La reforma del Reglamento realizada en 1885 trae un capitulo que contempla específicamente a la Biblioteca. En él se establece que el bibliotecario será nombrado por la Comisión Directiva, especifica alguna de sus obligaciones como la de llevar un inventario anual que acompañará al balance general; presta especial atención al cuidado de los periódicos, los que deberán ser archivados en la Biblioteca y finalmente se refiere a la compostura debida en la Sala de Lectura y las sanciones para quien sea responsable de la sustracción de objetos de la misma.
En los primeros meses de 1898 y bajo la presidencia del Sr. José Solá, la Biblioteca nuevamente es motivo de preocupación para la Comisión Directiva; se discuten mejoras para su Sala de Lectura, se acuerda el nombramiento de un empleado a sueldo para vigilarla y atender el orden de las colecciones. En diciembre del mismo año, Evaristo Touriño es designado bibliotecario, culminando así oficialmente la gestión que realizaba desde meses atrás en favor de la Biblioteca.
En setiembre de 1899, la Comisión de Fomento y Propaganda plantea necesidades relacionadas con el fondo bibliográfico y la organización técnica. Se resuelve entonces, solicitar al Exmo. Ministro de Fomento español, una colección de obras literarias, hacer pedidos similares a los principales autores españoles y americanos y donaciones a los socios. Un año más tarde, el gobierno español informó sobre la concesión de dos colecciones: una popular y otra «escogida» (ambas llegaron al país, pero no se han encontrado más datos sobre las mismas). En cuanto al segundo punto, la misma Comisión asume la responsabilidad de conformar un catalogo de las obras existentes. Resulta sumamente difícil rastrear cuáles son esas obras ya que no se conservan -para la época-libros de inventario. Por la lectura del Reglamento se conoce la existencia de un inventario general del Club, en el que cabe suponer se asentaría el material de la Biblioteca, pero se ha extraviado. Existe un catálogo impreso editado en 1921, pero no indica las fechas de adquisición. Ocasionalmente aparecen registradas en las Actas donaciones de particulares, pero son obras diversas y aisladas que no caracterizan a la colección. A través de la única fuente válida, las actas de las reuniones de la Comisión Directiva, donde aparece el tratamiento menudo de las cuestiones de funcionamiento del Club, surgen algunos datos como la compra hecha en junio de 1898 de un «Diccionario Enciclopédico Hispano Americano», o la de los 19 tomos de «España Monumental» hecha a la Asociación Patriótica Española y cuyo producto fue destinado a la Cruz Roja de España, en momentos de gran fervor patriótico de la colectividad debido al conflicto entre España y los Estados Unidos. Continúa abasteciéndose la mesa del salón de lectura con periódicos y revistas ilustradas.
A mediados de 1901 se produce el alejamiento de don Evaristo Touriño de la Biblioteca, sus funciones fueron cubiertas provisoriamente por don Fermín Calzada y este interinato marca el comienzo de su fecunda labor en favor de la misma. Dos años más tarde, con la renovación de las autoridades y la presidencia de Rafael Escriña, pareciera que nuevos vientos soplan en el Club y que favorecen a la Biblioteca. Se designa a cargo a don Vicente Tovía quien rápidamente emprendió trabajos por su mejoramiento. Para ese entonces, estaba abierta a los socios entre las 7 y las 12 hs. durante la mañana y a la tarde de 13.30 a 18 hs. y de 19.30 a 24 hs.
En Julio de 1905 asume la presidencia del Club Español don Fermín Calzada. De inmediato solicita a Vicente Tovía que continúe en sus funciones: lo hará hasta 1909 año en que es reemplazado por don Leandro Míguez. Hacia 1907 comienza el llamado a concurso de proyectos para la construcción del nuevo edificio del Club; en él aparece contemplada la Sala de Lectura y la Biblioteca.
Un episodio que marca claramente las relaciones de la Biblioteca con el creciente movimiento bibliotecario argentino. se produce a fines de 1910 cuando la Asociación Nacional de Bibliotecas, surgida dos años antes para apoyar la creación y sostenimiento de las mismas, tomó contacto con el Club invitándolo a asociarse; invitación que fue rechazada por los miembros de la Comisión Directiva.
La nueva sede del Club, situada sobre la calle Buen Orden (hoy Bernardo de Irigoyen) se inauguró oficialmente el 12 de octubre de 1912. Para recordar el evento, el Club publicó un folleto escrito por Emilio F. de Villegas con prólogo de Rafael Calzada, donde se historiaba la trayectoria de la Institución y numerosas fotografías mostraban las lujosas dependencias recién habilitadas la escalera de mármol, el gran vestíbulo, las salas de juego, el salón árabe. etc. Ninguna muestra la biblioteca ni la sala de lectura que, en el texto mencionado aparecen ubicadas en el segundo piso del edificio. Es probable que ambas dependencias estuvieran aun en las etapas finales de su construcción, ya que en los dos o tres años posteriores, aparecen frecuentemente en las actas los detalles de compras de madera, molduras y bronces, destinados a la Biblioteca.
El año 1912 marca también la existencia de un nuevo Reglamento de Biblioteca, que fue impreso y debía ser colocado en lugar visible dentro de la Sala de Lectura. A tono con los nuevos tiempos, contemplaba un nuevo beneficio para los socios del Club: el préstamo a domicilio.
Para la Biblioteca, los años que transcurren entre 1912 y 1916, probablemente señalen la influencia de Fermín Calzada, que extendió su presidencia hasta 1915. Algunos datos permiten extraer ciertas conclusiones en ese sentido, por ejemplo, las frecuentes consultas, cierto respeto a la decisión del bibliotecario sobre determinadas adquisiciones (por lo común había sido la Comisión Directiva quien aceptaba o rechazaba las reiteradas ofertas de suscripciones a publicaciones periódicas y compra de libros), el cuidadoso amoblamiento de la Biblioteca; pero un dato curioso, la adquisición de maderas con destino a la «biblioteca Alsina» plantea la duda si en la propiedad lindera del Club con entrada por dicha calle, existió también una biblioteca o si se trataba de una marcada separación física de los dos componentes institucionales: la Biblioteca propiamente dicha y la Sala de Lectura con sus colecciones de periódicos y revistas ilustradas.
Una afligente situación económica del Club, hace crisis afines de 1915 y como consecuencia numerosos empleados son despedidos y a los que permanecen en relación de dependencia, se les reduce el sueldo por segunda vez. La Biblioteca no es ajena a este ajuste y debe sufrir el despido de su bibliotecario titular: don Enrique Mirallo, cuyas funciones en la nueva distribución de personal pasan a Julio Ferreira como «Encargado de Biblioteca».
La actividad cultural del Club, continúa vinculada a las grandes figuras de la época a través de conferencias y recepciones y así pasan por sus salones: Menéndez y Pidal, Rómulo Naón, Estanislao S. Zeballos, a quien se lo distingue como Socio Honorario, Joaquín V. González y muchos otros representantes del teatro, la música y la lírica.
No surgen vinculaciones con otras bibliotecas ni con organizaciones bibliotecarias. Aparecen de tanto en tanto algunos pedidos de ayuda para constituirlas, a lo que el Club responde invariablemente que no cuenta con obras para ese fin. En marzo de 1916 la Comisión Ejecutiva del Congreso Americano de Bibliografía, Historia y Exposición del Libro, pide la adhesión del Club y el nombramiento de delegados, lo que de alguna manera significa un reconocimiento a la importancia cultural de la Institución, pero no quedaron constancias de la respuesta.
Salvo las frecuentes autorizaciones de pago por diarios y revistas, pocas noticias informan sobre el desarrollo posterior de la Biblioteca, hasta que es nuevamente Fermín Calzada quien, a fines de 1917 presenta la propuesta de formación de una sub-comisión encargada exclusivamente del fomento de la Biblioteca. La idea es aceptada y se consolida el 11 de diciembre organizándose de la siguiente manera: Presidente: Fermín Calzada; Tesorero: Federico Correa; Bibliotecarios: Leandro Míguez y Gabriel Monner; Secretarios: Venancio Serrano y Alfredo Méndez Caldeira.
El presidente insistía en la necesidad de nombrar un empleado que atienda la Biblioteca y Sala de Lectura, a efectos de mejorar la vigilancia y para catalogar, seleccionar obras para encuadernación, crear el sistema de fichas para los índices y efectuar las mejoras necesarias. Propone para el cargo a Enrique Mirallo, que había quedado cesante por razones económicas en 1915. Al mismo tiempo propone un nuevo Reglamento para su aprobación. En octubre de 1918, la Comisión Directiva otorgó $ 200 mensuales destinados al funcionamiento de la Biblioteca, determinando que será la sub-comisión encargada quien decida sobre las adquisiciones.
Entre noviembre de 1919 y julio de 1921 se produce nuevamente un vacío de información. Durante el último año citado se reforma el Estatuto vigente y en el Libro de Actas aparece bajo el título «De la Comisión de Biblioteca», el único articulo que se refiere al tema y que presenta ligeras modificaciones con respecto al anterior: la Comisión de cinco miembros será nombrada anualmente por la Comisión Directiva y se encargará del régimen y cuidado de la Sala de Lectura y de la conservación y fomento de la Biblioteca Social, con los deberes y atribuciones que dicha Comisión Directiva establezca.
Para esta fecha, límite de nuestro trabajo, continúa presidiendo la Comisión de Biblioteca don Fermín Calzada. A este periodo corresponde el material institucional que se conserva y que permite valorar en justa medida su labor dentro de la Biblioteca.

3. Los documentos institucionales

El Club Español proveyó fundamentalmente de dos tipos de fuentes necesarias para el tratamiento del tema: las institucionales y las específicas de Biblioteca. Dentro de las primeras se encuentran:

a) Los Reglamentos o Estatutos
b) Los Libros de Actas de la Comisión Directiva
c) Las Memorias y Balances

Los documentos propios de Biblioteca que se conservan, son

d) El Libro de Caja de la Comisión de Biblioteca (1918-1933)
e) El Catálogo de las Obras existentes en la Biblioteca del Club Español (1921)

Los Reglamentos o Estatutos encuadran el accionar de la Institución y sus dependencias entre ellas, la Biblioteca. Especifican sus objetivos, atribuciones y obligaciones y constituyen un obligado marco de consulta. No todos se conservan. Hemos encontrado referencias y citas del de 1873, el más antiguo que menciona a la Biblioteca. El Reglamento de 1885 aparece transcripto en las Actas: allí bajo el título «De la Biblioteca» se desarrollan en seis artículos la función y atribuciones del bibliotecario y algunas obligaciones de los lectores.
En 1906, las gestiones para la obtención de la personería jurídica del Club provocan otra reforma del Reglamento. Queda constancia de esta modificación en las actas del 21 de julio de 1906, donde únicamente se registran los cambios a realizarse. Al no aparecer ningún dato referente a Biblioteca, se supone que este capítulo se mantiene en los términos del estatuto anterior. Finalmente, sólo aparecen referencias sobre la sanción de un nuevo Reglamento en 1913.
La principal fuente para el análisis del desarrollo de la Sala de Lectura y Biblioteca del Club Español, desde su fundación hasta 1920, fueron los Libros de Actas de la Comisión Directiva. Se conservan para este período siete volúmenes, a saber:

  • del 27 de noviembre de 1876 al 30 de diciembre de 1885
  • del 1º de enero de 1886 al 2 de noviembre de 1887
  • del 10 de febrero de 1898 al 29 de marzo de 1904
  • del 15 de abril de 1904 al 22 de diciembre de 1908
  • del 5 de enero de 1909 al 11 de febrero de 1913
  • del 18 de febrero de 1913 al 10 de octubre de 1916
  • del 17 de octubre de 1916 al 2 de setiembre de 1919

Quedan en blanco espacios importantes como el período previo a 1876, los años entre fines de 1887 y comienzos de 1898 y entre setiembre de 1919 y julio de 1921, que es cuando desarrolla su gestión al frente de la subcomisión de Biblioteca don Fermín Calzada. Pese a todo, la lectura y el análisis de las actas han permitido realizar un seguimiento lineal de la evolución de la Biblioteca, conformando así la estructura básica del trabajo.
De la documentación emitida por el Club a través de su historia, constituirían una fuente potencial las Memorias que se presentaban al término de la gestión de cada Comisión Directiva y de cuya presentación queda constancia en Actas. En febrero de 1887 se dispuso la encuadernación de las mismas, pero no se conservan.
En cuanto a los documentos específicos que hacen a la existencia y funcionamiento de la Biblioteca, el más antiguo con que contamos es el «Libro de Caja de la Comisión de Biblioteca» que, bajo la clásica forma de los libros de contabilidad, detalla el movimiento económico de la misma entre setiembre de 1918 y enero de 1933 y que presumiblemente, se debe a la gestión de Fermín Calzada al frente de la subcomisión encargada de la reorganización de la Biblioteca.

4. De los libros y el azar: formas de financiación de la biblioteca

Los asientos del Libro de Caja reflejan el producto del juego como un sostén esencial para el desenvolvimiento de la Biblioteca. Los juegos de salón eran una actividad habitual e importante entre los socios del Club Español, pero no hay constancias desde cuando se lo destinó a este fin. Así se recaudaron, por ejemplo:

setiembre de 1918.........$580
octubre de 1918 ………..$740
diciembre de 1918…….. $395
enero de 1919 ………….$165
octubre de 1919 ………..$510

Comparando estas sumas con el subsidio de $200 que desde octubre de 1918, otorgaba el Club, se advierte que en ocasiones éste era casi triplicado.
También se registran algunas donaciones en efectivo: en diciembre de 1918 alcanzaron la suma de $100 y en mayo del año siguiente $200. Los fondos recaudados se depositaban en el Banco Español.
 El detalle mensual de gastos informa sobre las adquisiciones, algunos detalles menudos del desenvolvimiento de la Biblioteca y sobre todo nos aproxima a algunos costos de la época y por ende al real valor de la caja disponible.
Durante el año 1919, se giraron al librero español Francisco Beltrán, antiguo abastecedor del Club, un total de 3.772 pesetas, que al cambio aproximado de $0,45 hacen un monto de $ 1.697,40. No se mencionan autores ni títulos, pero presumiblemente se incluya el costo de las suscripciones a periódicos y revistas ilustradas, que tanta aceptación continuaban teniendo entre los socios y que justifican la compra de 30 portarevistas a $ 4,50 c/u en diciembre de 1918.
Veamos algunos títulos y precios locales correspondientes a 1919:

6 vol. de las obras del Dr. Quesada.............. $020
Enciclopedia de electricidad …………….........$018
46 vol. Biblioteca semanal de «La Nación».....$036
42 vol. de la colección «Documentos inéditos del Archivo de Indias» ………….$180

Aparecen bajo el rubro «Encuadernaciones»

Enero de 1919:
3 tomos Física
37 del «Registro Nacional»
Total $77,10 (costo unitario promedio $1,93)

Febrero de 1919
21 tomos
Total $65 (costo unitario promedio $3,05)

Otros gastos: 800 estampillas de correo para circulares $40. Libro para pegar recortes de periódicos: $2,50. En febrero de 1919 se gratifica al «empleado» con $100. A Enrique Calzada se le abonan $50 «por trabajo fichero» y al empleado de secretaría $100, ambos a fines de 1919.

5. El perfil de una colección

Otra fuente utilizada fue el «Catálogo de las obras existentes en la Biblioteca del Club Español», publicado en 1921 siendo presidente de la Comisión de Biblioteca, el Dr. Fermín Calzada.
Sus asientos constan por lo general de tres datos: autor, título y fecha. Pese al estrecho margen de desenvolvimiento, su análisis ha aportado una interesante serie de datos.
Registra un total de 3.180 títulos, que supuestamente incluyen todas las obras existentes en la Biblioteca. De ellas, se ha podido identificar casi el 85% de los autores que representan, en su mayoría, la literatura del siglo XIX. Con respecto al contenido aparecen en primer lugar novelas, poesía, teatro, comedia, biografías, historia, descripciones geográficas y memorias; le siguen en orden: obras de derecho, economía y política, preponderantemente españolas. El siglo XIX fue un siglo de conmoción para sus instituciones y los españoles residentes en nuestro país, no perdían de vista el acontecer europeo y ello aparece reflejado en el fondo bibliográfico.
Con respecto a la nacionalidad de los autores, la mayoría corresponde como es de esperar, a los españoles: le siguen en orden los autores franceses y los argentinos. En orden decreciente autores de nacionalidad inglesa, alemana, italiana, norteamericana y rusa. Entre los latinoamericanos, en primer lugar aparecen los autores chilenos, luego los uruguayos, bolivianos y colombianos.
La lengua predominante es la española, con un 94% de obras escritas en castellano: a pesar del alto porcentaje de titulas de autores franceses, sólo un 4% aparece escrito en esa lengua: es evidente la preferencia de los lectores por las obras extranjeras traducidas, incluyendo los clásicos griegos y latinos (alrededor de 60 títulos); surge también un pequeñísimo número de textos escritos en catalán y gallego.
Resulta interesante ejemplificar estos datos a través de los autores y títulos más representativos: el autor español que registra mayor número de obras es una mujer: Emilia Pardo Bazán (1852-1921), literata, ferviente feminista, sus obras versan sobre filosofía, historia, crítica literaria, pero se destacó especialmente en el cuento y la novela. Le siguen en orden Emilio Castelar (1832-1899) escritor, periodista, político; fue considerado el más brillante orador de su tiempo. Pío Baroja; Jacinto Benavente; Vicente Blasco Ibáñez; Armando Palacio Valdés; Azorín y otros.
De los autores franceses, el que denota mayor cantidad de títulos es uno de los grandes literatos del siglo XIX, caracterizado por la fuerza y crudeza de su obra: Emile Zola (1840-1902) y en orden decreciente Alejandro Dumas, Alfonso Daudet y Honoré de Balzac.
Domingo Faustino Sarmiento, logró el mismo nivel de representatividad que Emilia Pardo Bazán (50 títulos) y con un número de obras que apenas llega a la cuarta parte, le siguen los argentinos José Ingenieros, Nicolás Avellaneda, Miguel Cané, Agustín Álvarez y Carlos Octavio Bunge.
La literatura inglesa, aparece en primer lugar bajo el género policial, con A. Conan Doyle, pero también con obras de Spencer, Shakespeare, Dickens y Walter Scott.
Esta enumeración sólo refleja un aspecto parcial del enfoque bibliotecológico, porque no tenemos datos sobre los préstamos, consultas, registro de lectores, etc. Cuando el Dr. Fermín Calzada emprendió la reorganización de la Biblioteca, a comienzos de 1918, presentó un informe sobre el estado de la misma; más adelante la Comisión redactó un Reglamento, que sin duda fue aprobado ya que aparece frecuentemente enmarcando la actividad de sus integrantes. La misma subcomisión, en julio del año siguiente antes de la Asamblea General Ordinaria, que renovará las autoridades, hizo llegar a los socios la Memoria y Movimiento de Fondos de su actuación; cabe suponer que no fue la única que registró el movimiento de la Biblioteca, pero ninguno de esos documentos se ha conservado.

6. Conclusiones

El análisis de la documentación existente, ha permitido trazar aunque parcialmente, el perfil de una de las Bibliotecas de colectividades más importantes en el ámbito de la Capital Federal: la Biblioteca del Club Español, cuya presencia ha podido detectarse desde las primeras formas de organización de la colonia española en Buenos Aires.
Su funcionamiento era y sigue siendo el característico de una biblioteca privada, abierta solamente a los socios, que pertenecían a lo que podría calificarse como un espectro social «ilustrado» de clase media y alta.
El fondo bibliográfico responde aparentemente a las tendencias de la época, con una marcada característica como gabinete de lectura de periódicos e ilustraciones, cuyos títulos se han repetido a través del tiempo. Las obras de literatura presentes en el catálogo, no harán más que afirmar esta tendencia dentro de la cual resulta interesante la inclusión de determinados autores argentinos.
Durante el periodo estudiado, no surgen vinculaciones con el movimiento bibliotecario nacional, que había alcanzado relevancia en los primeros años de este siglo, por el impulso científico dado a sus bibliotecas que crecieron en número e importancia, como así también por la creciente profesionalización de sus bibliotecarios.
La lectura de las actas evidencia preocupación de los socios del Club por los servicios prestados en la Biblioteca; aparece frecuentemente la idea de «reorganización», sin que se manifieste claramente qué se espera de ella. Será Fermín Calzada quien al tomar las riendas de su conducción ofrezca mejores resultados, pero la falta de documentación no permite un análisis más profundo del tema.
Cabe preguntarse finalmente, en qué medida estudios similares sobre las restantes bibliotecas de la colectividad española, coincidirán o diferirán de las conclusiones básicas de este trabajo.

7. Bibliografía

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