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Información, cultura y sociedad

On-line version ISSN 1851-1740

Inf. cult. soc.  no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Dec. 1999

 

RESEÑAS

Soportes en la biblioteca de hoy: desarrollo de las habilidades de información / Dora Gazpio y Marcela Alvarez. Buenos Aires: CICCUS, 1998. vi, 177 p.

María Cristina Cajaraville

Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas. Facultad de Filosofía y Letras. (UBA)

 

Se ha debatido extensamente si los servicios de referencia deben, en todos los casos, proporcionar directamente la información al usuario o formarlo para que sea capaz de obtenerla por si mismo. Este debate, conocido como información vs, instrucción, no se ha resuelto; sin embargo, el interés por la formación de los usuarios ha aumentado notablemente en la Bibliotecología a nivel internacional durante los últimos treinta años.
En la década del'80 surge una nueva orientación que acentúa un abordaje conceptual relacionado con las actuales corrientes de la didáctica y las teorías deI aprendizaje. Este hecho, unido al incremento de la cantidad y variedad de fuentes de información y a los progresos de las tecnologías de la información, hace que sea cada vez mayor el énfasis puesto en la formación de usuarios con habilidades o competencias para la resolución de problemas informativos.
En consecuencia, el concepto de alfabetización o competencia informativa (information literacy) adquiere una importancia central; el mismo puede entenderse como el conjunto de conocimientos y habilidades para buscar, obtener, evaluar, utilizar y producir información, que capacitan a una persona para aprender en forma autónoma durante toda su vida. En escuelas y universidades, la formación de los usuarios es una responsabilidad que las bibliotecas no deben dejar de asumir.
Si bien, la literatura publicada sobre este tópico es abundante en otros países, en el nuestro es escasa. Esta obra, del mismo modo que la de Cora Céspedes (Didáctica de la biblioteca. Buenos Aires: CICCUS) publicada en 1997, realiza un aporte significativo. Céspedes hace su propuesta de Didáctica de la biblioteca desde la investigación-acción para la formación de usuarios en bibliotecas escolares y salas infantiles de bibliotecas populares y públicas. Ambas obras se complementan ya que parten del mismo concepto de usuario estratégico, crítico y autónomo y aplican su análisis a la biblioteca escolar.
Este trabajo de Gazpio y Alvarez se propone ofrecer a docentes y bibliotecarios escolares los aspectos teóricos más relevantes que se plantean actualmente en tomo a esta problemática. No sólo cumple su objetivo satisfactoriamente sino que, además, realiza una buena y equilibrada articulación con aspectos prácticos ilustrados mediante algunas experiencias en bibliotecas de Tierra del Fuego.
Las autoras dan comienzo a la obra con un primer capítulo dedicado a resaltar la importancia de la información y a caracterizarla en la sociedad actual. En el segundo presentan conceptos básicos como formación de usuarios, instrucción bibliográfica y alfabetización informativa, junto con otros que definen y relacionan. Destacan la responsabilidad de la biblioteca escolar en el desarrollo de las habilidades de información, ya que hoy es fundamental "dar a los estudiantes herramientas para aprender a aprender", que es, cada vez más, "aprender a informarse".
En el tercer capítulo analizan cuáles son las competencias informativas. Éste es un concepto sumamente interesante que pertenece al área de los estudios de usuarios, cuyos desarrollos más recientes se dirigen a indagar en los procesos de búsqueda de información. Las autoras distinguen entre las competencias relacionadas con el acceso intelectual y aquellas relacionadas con el acceso físico a la información. Las primeras tienen que ver con la capacidad de una persona para reconocer su necesidad de información, emprender acciones para buscarla y, una vez hallada, utilizarla con provecho. Las otras competencias permiten el acceso físico a los sistemas de información en cualquiera de sus dimensiones (desde una fuente hasta una red de información).
El concepto de competencias informativas tiene su correlato en el desarrollo subsiguiente de la obra, que se estructura sobre dos ejes: el proceso de informarse, y el conocimiento de los recursos informativos y los procedimientos para utilizarlos.
El "proceso de informarse" y las etapas que lo definen (desde la identificación de la necesidad de información hasta la comunicación/transferencia a nuevas situaciones) configuran un modelo teórico claro. Éste capitaliza el desarrollo investigativo en el tema y además enfoca el problema de manera más acertada que otros modelos de autores extranjeros, donde se confunde el proceso de búsqueda de información con el proceso de investigación que lo contiene.
Los recursos informativos se presentan en dos capítulos, el quinto se dedica a las fuentes de información tradicionales y el sexto, a las nuevas fuentes, las electrónicas. Entre las "tradicionales" incluyen obras de referencia (diccionarios, enciclopedias, atlas, anuarios, directorios, bibliografías y biografías), publicaciones periódicas y libros escolares, la biblioteca como recurso informativo, personas e instituciones y medios de comunicación.
Es muy interesante el abordaje que realiza a las obras de referencia porque no se dedica a describirlas -lo que haría perder al lector entre detalles- sino que apunta a explicar los aspectos más relevantes de cada formato en función de su utilidad para la búsqueda/acceso a la información. Así, los define y caracteriza, ofrece una tipología, indica qué información se puede esperar de ellos, y propone estrategias para la intervención del docente: qué enseñar en cada caso.
El capítulo dedicado a las "nuevas fuentes" presenta, en primer lugar, las "nuevas habilidades" que demanda su uso y luego describe cuatro tipos de fuentes: catálogos automatizados, CD-ROMs, servicios en línea e Internet. Dedica la mayor atención a esta última y da posibles aplicaciones a la biblioteca.
La separación entre fuentes tradicionales y electrónicas realizada de este modo no es la más conveniente porque puede generar confusión en el lector no bibliotecario. Las obras de referencia y las publicaciones periódicas también existen en soportes electrónicos (las autoras ejemplifican la evaluación de CD-ROMs con enciclopedias) y los catálogos (automatizados o no) también son obras de referencia. Por otro lado, la lectura de la sección dedicada a los servicios en línea, lleva a identificarlos casi exclusivamente con los BBS (Bulletin Board Systems).
Los puntos señalados podrían dificultar, en algunos casos, la búsqueda de información. Hoy, tanto el usuario como el profesional de la información, tienen que saber manejarla estratégicamente y esto implica, entre otras cosas, decidir con fundamento cuándo buscar en uno u otro soporte, o en varios.
Los capítulos dedicados a las fuentes ofrecen buenos criterios de evaluación para diversos tipos de materiales informativos (impresos y electrónicos), aunque se siente la falta de uno para obras de referencia en general, -independientemente de su soporte-ya que aspectos relevantes de una obra como la determinación del alcance, la estructura/ordenamiento y los accesos (índices, y otros) no aparecen entre los que presenta el libro.
El séptimo capítulo proporciona pautas para el diseño de actividades con el fin de desarrollar habilidades informativas y organiza su exposición alrededor de ciertas preguntas: qué, cómo, quién, cuándo y dónde implementarlas. La biblioteca escolar -entendida como "sustento del curriculum, la lectura y el acceso a la información"-es el lugar por excelencia para desarrollar estas experiencias que serán transferibles a otras situaciones. El docente y el bibliotecario deben actuar cooperativamente en el marco de un "plan institucional consensuado y valorado" a fin de lograr un usuario de la información autónomo y competente.
Las autoras cierran su libro con propuestas de trabajo muy interesantes que son adaptaciones de experiencias efectivamente realizadas en bibliotecas escolares. Se completa con una buena y actualizada bibliografía y un glosario. Incluye además dos anexos donde se presenta la Propuesta de contenidos referidos a la formación de usuarios de la información para nivel inicial y E.G.B, elaborada por la Dirección de Servicio de Bibliotecas de la Provincia de Tierra del Fuego (1996).
Está ilustrado en blanco y negro y presenta un agradable diseño gráfico, desmerecido, en parte, por muchas erratas. Es un libro muy bueno, útil no sólo para docentes y bibliotecarios escolares sino también para todos los interesados en la formación de usuarios.
Se presenta en un lenguaje claro y adaptado al público al que se dirige. Ofrece un planteo conceptual interesante y actualizado con las últimas tendencias en formación de usuarios, que combina teoría y práctica de manera provechosa.

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