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Información, cultura y sociedad

versión impresa ISSN 1514-8327versión On-line ISSN 1851-1740

Inf. cult. soc.  n.8 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./jun. 2003

 

The intellectual foundation of information organization / Elaine Svenonius. Cambridge : MIT Press, c2000. xiv, 255 p. (Digital libraries and electronic publishing) ISBN 0-262-19433-3.

Graciela Spedalieri

Departamento de Bibliotecología y Ciencia de la Información Facultad de Filosofía y Letras- UBA

La organización de la información es un tema que excede, hoy más que nunca, los límites de la Bibliotecología. La importancia de la información en la sociedad actual se ve reflejada en el número de disciplinas que se ocupan de ella, entre las que la Bibliotecología parecería quedar relegada a un papel secundario. Pero Elaine Svenonius, Profesora Emérita de Bibliotecología-Ciencia de la Información de la Universidad de California, Los Angeles, demuestra en esta obra que es mucho lo que la Bibliotecología puede ofrecer. Svenonius afirma que la aplicación de los principios, objetivos y técnicas desarrolladas en el campo de la Bibliotecología y Ciencia de la Información revisten un interés general, ya que pueden aplicarse en otros entornos, particularmente al diseño de sistemas de recuperación de información y, también, a la organización de la información digital. Con esa idea, intenta en esta obra "… informar sobre esos principios, objetivos y técnicas, con un nivel de generalidad y desde un punto de vista conceptual que faciliten la transferencia de ideología y tecnología a través de los límites de las disciplinas..." (p. xiv)
Svenonius se propone realizar una síntesis de la teoría y la práctica generadas en el ámbito de la Bibliotecología y Ciencia de la Información sobre los fundamentos intelectuales de la organización de la información. Utiliza como marco conceptual la visión del proceso de esta como la aplicación de un lenguaje especial para la descripción de la información, al que denomina "lenguaje bibliográfico" o, mejor, lenguajes bibliográficos: son aquellos que describen las entidades que componen el universo bibliográfico, sus atributos y relaciones. El tema se enfoca desde la perspectiva del diseño de sistemas de recuperación de información.
La obra se divide en dos partes de cinco capítulos cada una. En la primera, la autora realiza un análisis de los elementos que conforman la base de la organización de la información. Luego de explicitar el contexto histórico (la tradición anglo-americana de catalogación) y el contexto filosófico (la filosofía de sistemas, la filosofía de la ciencia, la filosofía del lenguaje), y de revisar algunas definiciones básicas en el primer capítulo, se ocupa en los siguientes de estudiar las cuatro "piedras angulares" de la organización de la información: objetivos, entidades, lenguajes bibliográficos y principios de construcción de esos lenguajes.
El establecimiento de los objetivos de los sistemas de recuperación de información se ilustra a través de las distintas enunciaciones hechas en los últimos ciento cincuenta años sobre los objetivos del catálogo, desde Cutter hasta el Grupo de Estudio sobre los Requerimientos Funcionales de los Registros Bibliográficos de IFLA, que la autora analiza y a las que agrega nuevos elementos para proponer una enunciación lo más completa posible de los objetivos de un sistema de recuperación de información.
Los objetivos determinan las entidades que serán objeto de organización en los sistemas. Svenonius las analiza y define: documentos, obras, superobras, ediciones, y conjuntos de autor y de materia. Definidos los objetivos y las entidades bibliográficas, se ocupa de los lenguajes bibliográficos necesarios para describir la información y sus corporizaciones. La organización de la información es, justamente, el uso de un lenguaje especial, el lenguaje bibliográfico. Al conceptualizarla de esta manera, "se unifican los enfoques tradicionales de materia y autor-título" (p. xii). Los lenguajes bibliográficos se clasifican según los objetos que describen, y se los subdivide por los atributos de los que se ocupan. Esta visión reúne efectivamente bajo un mismo paraguas a  todas las herramientas para la asignación de puntos de acceso en los registros bibliográficos: tanto las reglas de catalogación en este aspecto como los vocabularios controlados son considerados "lenguajes de obras", diferenciándolos de los "lenguajes de documentos". A continuación se analizan los distintos componentes de un lenguaje: vocabulario, semántica, sintaxis y pragmática, y también los aspectos relativos a su implementación. Desde una perspectiva histórica, se analiza el resultado final de la aplicación de los lenguajes, o sea, el registro bibliográfico.
Para finalizar la primera parte, se estudian los principios que rigen la construcción de los lenguajes bibliográficos. Se enumeran cinco principios: conveniencia del usuario, representación, suficiencia y necesidad, estandarización e integración, y se los discute en base a su origen, utilidad, conflictos internos y viabilidad en un entorno multimedia.
La segunda parte de la obra se concentra en uno de los elementos presentados en la primera parte: los lenguajes bibliográficos. Se examinan en detalle los lenguajes de obras, lenguajes de documentos y lenguajes de materia, analizando en cada caso su vocabulario, semántica y sintaxis.
Se definen los lenguajes de obras como aquellos que describen entidades de información, sus atributos intelectuales (por oposición a los físicos) y las relaciones existentes entre ellos. Svenonius ejemplifica estos lenguajes con la segunda parte de las Reglas Anglo-Americanas de Catalogación, 2ª ed. revisada (AACR2R); distingue metadatos derivados y asignados, discute el rol de la sintaxis en la desambiguación del vocabulario y el orden de la visualización de la información bibliográfica y de la semántica en la tarea de hacer coincidir el lenguaje de los usuarios con el vocabulario normalizado. También son objeto de estudio las relaciones bibliográficas expresadas en los lenguajes de obras (inclusión, equivalencia, secuencia, etc.).
Los lenguajes de documentos describen las corporizaciones espacio-temporales de la información. También se ejemplifican a través de las AACR2; en este caso, en su parte descriptiva. Se tratan los problemas que traen los nuevos medios, como el de las versiones múltiples, la descripción de materiales no librarios y de entidades que carecen de los atributos necesarios para ello, porque son inestables o están en flujo constante.
El mayor desarrollo alcanzado por los lenguajes de materia se ve reflejado en la obra por la extensión de su tratamiento. Los tres últimos capítulos se refieren a ellos, comenzando con la distinción entre lenguajes alfabéticos de materia y lenguajes de clasificación, utilizando como ejemplos la Clasificación Decimal de Dewey (CDD) y Library of Congress Subject Headings (LCSH). Se tratan, en primer lugar, los pasos en el diseño de lenguajes de materia; luego se analizan las estructuras utilizadas para normalizar el vocabulario (semántica), lo que implica, en primer término, la desambiguación (semántica referencial) y luego el establecimiento de relaciones de significado (semántica relacional). Mediante una introducción histórica el último capítulo se ocupa de la sintaxis de los lenguajes de materia, ejemplificando los distintos tipos de sintaxis  a través de CDD, LCSH, y PRECIS. Se presentan luego los problemas en el diseño de la sintaxis de lenguajes de materia: sinonimia, orden de citación, regularidad vs. complejidad, automatización, precoordinación vs. postcoordinación y sintaxis natural vs. sintaxis artificial.
En un apartado final, Svenonius  especula sobre el desarrollo de los lenguajes bibliográficos, identificando dos tendencias actuales que estima se prolongarán en el futuro. La primera es la formalización de la organización de la información como objeto de estudio, que se manifiesta principalmente a través de la aplicación de modelos matemáticos y modelos de entidad-relación y de conceptuación lingüística. La segunda es el uso de la automatización para  el desarrollo de nuevos medios que permitan alcanzar los objetivos bibliográficos. Dado que los procesos automatizados requieren siempre, en algún punto, una estructura semántica para poder organizar la información, sería más eficiente, reflexiona Svenonius, utilizar las estructuras creadas en el campo de la Bibliotecología en lugar de comenzar desde cero. Pero se haga como se haga, siempre será necesario referenciar o recrear los fundamentos intelectuales de la organización de la información. La bibliografía citada es extensa y comprensiva, encuadrada en el contexto explicitado de la tradición catalográfica anglo-americana.
Svenonius logra su cometido de presentar los principios y objetivos de la Bibliotecología con un nivel de generalidad que permita su comprensión por parte de quienes no pertenecen a la disciplina, ayudándose de un lenguaje que, si bien puede parecer a veces demasiado abstracto, evita en lo posible los tecnicismos. Y al hacerlo, consigue que quienes conocen y manejan habitualmente esos tecnicismos tengan la oportunidad de ver y pensar los procesos de organización de información de una manera distinta: la autora ofrece al bibliotecario que trabaja en la organización de la información la posibilidad de observar su tarea desde una perspectiva que es al mismo tiempo más amplia y más profunda que la visión cotidiana proporcionada por la aplicación de las herramientas de control bibliográfico. Quien busque un manual que explique en forma rápida reglas y prácticas para la organización de la información hará mejor en no comenzar por esta obra.  Pero quien esté interesado en el por qué, el para qué y el cómo de esas mismas reglas y prácticas, encontrará aquí una fuente muy valiosa.

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