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Información, cultura y sociedad

Print version ISSN 1514-8327On-line version ISSN 1851-1740

Inf. cult. soc.  no.11 Ciudad Autónoma de Buenos Aires July/Dec. 2004

 

La automatización y los servicios de las bibliotecas de acceso público de la ciudad autónoma de Buenos Aires y sus alrededores en el marco de la sociedad de la información

Public libraries automation and services in buenos aires and surrounding areas in the information society framework

Elsa Barber, Nicolás Tripaldi, Silvia Pisano, Sofía D´Alessandro, Sandra Romagnoli, Verónica Parsiale, Gabriela De Pedro y Carolina Gregui

Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Puán 480, 4º Piso, oficina 8  (C1406CQJ) - Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: elsabarber@ciudad.com.ar

Resumen:  Se estudia la relación existente entre el nivel de automatización alcanzado y el uso de las nuevas tecnologías para brindar servicios de alto valor agregado, en el ámbito de las bibliotecas de acceso público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y sus alrededores. Se presenta un diagnóstico de la situación actual, con el objetivo de determinar si estas unidades están preparadas para responder a las necesidades de la comunidad a la cual sirven en la sociedad de la información.  Se aplica una encuesta, con preguntas cerradas, estructurada sobre la base de las siguientes categorías: información general, recursos, automatización, control bibliográfico, integración en redes, servicios y financiamiento. La investigación se realiza sobre la base de 73 respuestas proporcionadas por las bibliotecas relevadas. Se verifica la falta de adopción de estándares con miras al intercambio y el procesamiento distribuido de la información, la ausencia del control de calidad de la información, el aprovechamiento limitado de las tecnologías de información y comunicación.

Palabras clave: Bibliotecas públicas; Automatización; Servicios de información; Tecnología de la información; Argentina.

Abstract: The existing relationship between the achieved automation level and the use of new technologies to provide high value-added services, in the context of public libraries in the Ciudad Autónoma de Buenos Aires and surrounding areas is studied.  It presents a diagnosis of the current situation, aiming to determine whether these information units are prepared to respond to the needs of the community they serve within the information society.  A survey with closed questions is applied based on the following categories: general information, resources, library automation, bibliographic control, networks integration, services, and financing sources. Research is made upon 73 responses provided by the libraries surveyed.  The analysis verifies the lack of use of standards looking towards information exchange and the distributed processing of information, the abscence of  information quality control, the limited exploitation of new information and communication technologies. 

Keywords: Public libraries; Automation; Information services; Information technology; Argentina.

Artículo recibido: 11-02-04.
Aceptado: 22-10-04.

Introducción

En el marco de la convocatoria a presentación de proyectos de investigación y desarrollo realizada dentro de la programación científica de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires, fueron aprobados y subsidiados, previa evaluación interna y externa, tres proyectos vinculados con la temática de la informatización de diferentes tipos de bibliotecas en Argentina. El primero de ellos, FI013, denominado "Procesos de automatización de las bibliotecas universitarias argentinas" (Programación Científica 1995-1997), permitió elaborar un diagnóstico general, válido para Capital Federal y Gran Buenos Aires (Barber et al., 1999). Con posterioridad, mediante TF06, titulado "La automatización de las bibliotecas universitarias argentinas frente al nuevo milenio" (Programación Científica 1998-2000), el trabajo se extendió a las bibliotecas universitarias públicas y privadas de todo el país, para dar a conocer el estado de situación correspondiente a la totalidad del territorio nacional (Barber, Tripaldi y Pisano, 2003).
En el presente, el proyecto F040, "Bibliotecas, sociedad de la información y tecnología: una perspectiva desde la automatización y los servicios de las bibliotecas de acceso público en Argentina" (Programación Científica, 2001-2003), se propone volcar los conocimientos adquiridos, a través de las investigaciones citadas, al ámbito de las bibliotecas públicas. Dada la magnitud de los desafíos que enfrentan estas bibliotecas en la sociedad de la información, el trabajo actual intenta poner en evidencia la relación existente entre el nivel de automatización alcanzado y el uso de las nuevas tecnologías para brindar servicios de alto valor agregado. Dicha propuesta se justifica a partir de la convicción de que las bibliotecas públicas constituyen una alternativa legítima de democratización en la sociedad contemporánea, para posibilitar el acceso igualitario a los recursos y los servicios de información a toda la comunidad.

Marco teórico conceptual

La información ha penetrado en todos los intersticios de la sociedad, en lo público y en lo privado, y lo ha hecho a través de la tecnología. Este fenómeno es, de alguna manera, innegable. El empleo de las nuevas técnicas organizacionales y de la automatización es una característica de nuestros días. En este contexto se perfila la denominada "Sociedad de la Información" (Ponjuan Dante, 1998). Esta puede ser considerada o bien como un proceso de informatización de las relaciones existentes o como un nuevo sistema social. Lo cierto es que las sociedades futuras utilizarán las tecnologías de la información (TI) para alcanzar sus objetivos, difundir sus valores, expandir las oportunidades de los ciudadanos, las comunidades y las organizaciones.
Algunos de los rasgos de la información en este nuevo contexto son: crecimiento explosivo y movilidad, globalización e instantaneidad, especialización e interdisciplinariedad, valor económico, factor de división social (Gazpio y Alvarez, 1998). Agustín Vivas Moreno (1999) destaca dos características sobresalientes de la nueva sociedad: la transformación radical del ámbito doméstico por la telepresencia de lo público, marcando una forma de cosmopolitismo, denominado "cosmopolitismo doméstico", caracterizado por la utilización de las tecnologías de la interacción social a distancia, y el cambio de estatuto del saber (el hombre sabe que el saber, cuando se convierte en mercancía es una fuente de ganancias, un medio para decidir y controlar). La necesidad de adquisición de habilidades informativas y del aprendizaje a lo largo de toda la vida en un entorno diferente ha dado lugar al concepto de competencia informativa o "information literacy" (Schuyler, 1998a; Grassian y Clark, 1999).
Este nuevo orden social genera posiciones encontradas acerca del papel de la información. Por un lado, las posturas optimistas argumentan que el objetivo primordial de la sociedad de la información es proporcionar acceso a cualquier tipo de información, a cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier lugar. La globalización  promete apertura de mercado e igualdad de condiciones para todos. Sin embargo, ¿es esto así?. En su artículo "O lado perverso da globalização na sociedade da informação", María Elza Miranda Ataíde (1997), presenta las posiciones antitéticas de Yoneji Masuda y Peter Drahos en cuanto a las consecuencias posibles de esta sociedad. Para el primero predominará el principio de uso sobre el de propiedad, y el principio de sinergia sobre el de competición, de manera tal que los individuos tendrán un objetivo social común. En cambio, para Drahos, se convertirá en un espacio de mayor desigualdad, donde prevalecerán los intereses de los más ricos en perjuicio de los más pobres. Esto afecta fundamentalmente a dos áreas: las telecomunicaciones y la propiedad intelectual. Las compañías pueden obtener el monopolio de la información y generar barreras financieras para la población. El punto neurálgico en este entorno es el concepto de "libertad de información". Si bien, ahora se lo enarbola en el ámbito de la bibliotecología, el mismo no es nuevo para las bibliotecas de acceso público.
Este hecho se pone en evidencia en un estudio de Tomas Lidman (1998) quien realizó un análisis histórico comparativo de los manifiestos  de la UNESCO para las bibliotecas publicados en los años 1949, 1972 y 1994. El autor resalta como a pesar de los diferentes enfoques que fueron incorporando los tres documentos la base ideológica es la misma: la biblioteca pública debe tener sustento legal, financiamiento público y sus servicios deben ser gratuitos. En una palabra, perdura el idéntico factor de democratización de los orígenes de las bibliotecas públicas.
Sin embargo,  las condiciones cambiantes de la sociedad de la información exigen de las  bibliotecas estrategias para consolidarse como un elemento clave en este contexto: dar acceso a documentos en cualquier soporte (Carey y McKechnie, 1998; Schuyler, 1998b; Scally, 1999), dar acceso a redes, brindar apoyo a la navegación en red, facilitar la localización de la información (Dowlin, 1999; Foster, 1999), suministrar puestos de trabajo para usuarios -funcionar como un centro local de TI-(Taylor, 1998),  proporcionar servicios de acceso a los documentos en línea (Heller y Lorenzen, 1999), ofrecer acceso a catálogos colectivos (Rochas, 1998), formar parte de una red de bibliotecas a nivel internacional (Liu, 1998; Vavrek, 1999; Backman-Pettersson, 1999), funcionar como proveedor de información para la comunidad (Woodhouse, 1998), prestar servicios especiales a diversos grupos de usuarios, organizaciones, minorías étnicas, personas con discapacidad (Zumalt y Pasicznyuk, 1998; McDermott, 1998; Janes y McClure, 1999), etc.
Un interesante estudio realizado en el marco de las bibliotecas públicas europeas puso en evidencia algunos obstáculos existentes en el tránsito de la biblioteca tradicional a la  moderna: la insuficiente conciencia política, la financiación deficiente, la falta de formación profesional y la rigidez de posturas (Community Research and Development Information Service, 1997).
En resumen, la denominada sociedad de la información exige una relación diferente entre las bibliotecas  y la comunidad. No obstante, muchas de ellas responden a funciones tradicionales pero en un medio diferente. Todo lo expuesto hasta aquí desemboca, indefectiblemente, en una pregunta inquietante ¿están preparadas las bibliotecas de acceso público en Argentina para tender un puente social y cultural sobre la inmensa brecha informativa de esta nueva sociedad?, ¿podrán hacerlo si ellas mismas no funcionan en un entorno automatizado?.

Consideraciones metodológicas

Características y límites de la población

Se delimitó, en esta oportunidad, una muestra aleatoria simple constituida por 207 bibliotecas de acceso público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y sus alrededores, listadas en directorios específicos. Se recepcionó información suministrada por 73 unidades  (24 correspondientes a la primer área y 49 a la segunda).  De estas, el 64,40% es una asociación civil sin fines de lucro y el 26,00% forma parte de una sociedad de fomento u otra organización social. El 11,00% afirma depender de un organismo estatal, provincial o nacional y específicamente el 9,60%, de un municipio:

Recolección y análisis de los datos

Sobre la base del instrumento recolector aplicado en el  proyecto de investigación UBACYT TF06 (Barber, Tripaldi y Pisano, 2003), se confeccionó un nuevo cuestionario.  Se relevaron, además, informes locales e internacionales referidos a la posición de las bibliotecas públicas con el fin de identificar e incorporar variables acordes con las necesidades de la temática. Se efectuó un trabajo de campo exploratorio para determinar las categorías de análisis más convenientes. Se rediseñó el formulario, con preguntas cerradas, de acuerdo con las siguientes categorías: información general, recursos, automatización, control bibliográfico, integración en redes, servicios y financiamiento (véase Anexo). Se aplicó la encuesta, primero en forma indirecta vía correo postal  y luego en forma directa.
Para efectuar la tabulación y el análisis de las contestaciones recibidas, se generó una matriz de datos, se controló la consistencia de las respuestas y se evaluó la credibilidad de la información. Se elaboraron tablas de frecuencias de cada indicador y se realizaron cruces en los casos pertinentes. Dado el carácter exploratorio de esta investigación no se procedió a la aplicación de pruebas estadísticas de dependencia de variables.

Primeras consecuencias observables

A partir de las respuestas recibidas, se dan a conocer las características generales  de las unidades de información relevadas en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y sus alrededores. Para ello, se estructura la presentación de los datos obtenidos, según las categorías enunciadas en la encuesta.

Información general

En primer lugar, se solicitó la información institucional que posibilitara identificar el marco en el que funciona cada unidad, el número de habitantes de la localidad donde se halla situada, el horario de atención al público, la cantidad de consultas anuales y los servicios prestados.
De acuerdo con los datos obtenidos, la mayor concentración, 52,10%, se da en localidades que no sobrepasan los 100.000 residentes. Solo el 13,70% se asienta en localidades con más de 500.000 y el 34,20%, se ubica en lugares que poseen desde 100.001 hasta 500.000 habitantes:

Dentro de esta distribución general, predominan las bibliotecas constituidas como asociaciones civiles sin fines de lucro, ubicadas en localidades de hasta 50.000 habitantes (80,00%),  seguidas por aquellas unidades de iguales características situadas en poblaciones de 100.001 a 500.000. Aproximadamente el 40,00% forma parte de una sociedad de fomento u otra organización social y presta servicios en sitios con 50.001 hasta 100.000 residentes. Sobresale el bajo porcentaje de aquellas que dependen del municipio:

Con respecto a la cantidad de horas de atención que las bibliotecas encuestadas brindan a la comunidad, la mayoría (53,40%) se ubica en una franja intermedia y proporciona entre 30 y 50 horas de servicio al público por semana. El 26,00% dedica a esta actividad hasta 29 horas y el 19,20% más de 50 horas:

Si se relaciona la cantidad de horas que las unidades prestan servicios con el marco en el que funcionan, prevalecen las asociaciones civiles sin fines de lucro que destinan hasta 29 horas o de 30 a 50 horas para la atención al público. El 42,10% de las bibliotecas que forman parte de una sociedad de fomento, asigna hasta 29 horas para atención de usuarios. Finalmente, el 35,71% de las que dependen del municipio dedica más de 50 horas para tal fin:

La mayoría de las bibliotecas encuestadas (72,60%) responde anualmente hasta 25.000 consultas, solo el 19,10% supera esta cifra, según se observa en la siguiente tabla:

Al efectuar el cruce entre la cantidad anual de consultas registradas y el marco institucional en el que se desenvuelven las bibliotecas, surgen algunas cifras significativas: en el caso  de las unidades que son asociaciones civiles sin fines de lucro, el 65,51% responde hasta 5.000 consultas anuales y el 38,33% de 5.001 hasta 25.000.
Por otra parte, la mayoría de las bibliotecas informantes ofrecen los servicios básicos de referencia/consulta y circulación/préstamo. Los servicios de hemeroteca, reprografía y atención a investigadores ocupan un lugar destacado entre las prestaciones.  Un 16,40% realiza actividades de extensión. Es altamente llamativo el bajo porcentaje de unidades que brindan servicios para discapacitados, poseen sala infantil, videoteca y ponen computadoras a disposición de los usuarios:

Se han presentado así, las características generales de las bibliotecas de acceso público, delineadas sobre la base de los indicadores contemplados bajo esta categoría.  Se darán a conocer, a continuación, cuáles son los recursos humanos y materiales con los que cuentan estas bibliotecas para satisfacer las necesidades de la comunidad a la que sirven.

Recursos

En esta instancia, se recabó información sobre la situación del plantel que se desempeña en las bibliotecas encuestadas, con la finalidad de conocer la cantidad de personal remunerado que poseen, así como también de establecer en qué medida el personal voluntario efectúa su aporte a las mismas. Además, se obtuvieron datos mínimos acerca de la colección en cuanto a tipo y cantidad de materiales que la conforman.
Es necesario señalar, ante todo, que para desarrollar las actividades propias de los servicios listados en la Tabla Nro. 7, las bibliotecas no cuentan con una planta de personal estable numerosa. Tal como se indica a continuación, el 67,10% solo posee hasta 4 personas remuneradas:

Luego de vincular los distintos servicios que prestan las unidades con las categorías de personal remunerado definidas, no se observa un aumento en la cantidad de personal afectado, excepto en lo que atañe a los servicios de circulación/préstamo y de reprografía. Para estos últimos,  las bibliotecas emplean desde 5 hasta 10 personas, en el primer caso, en un porcentaje del 10,29% y en el segundo, del 11,11%.
El 57,50% asigna un rol prominente al personal voluntario, aunque solo el 13,60% cuenta con la colaboración de más de 4 personas:

Al reiterar la vinculación de los servicios, ahora, con las categorías de personal voluntario, resalta el hecho de que funciones tan transcendentes como referencia y hemeroteca estén a cargo de personal presumiblemente no profesional. Así, para estas actividades, el 46,37% y el 48,27% utilizan hasta 4 voluntarios. Se advierte además, que el 55,55% de las bibliotecas presta servicio de reprografía con la misma cantidad de voluntarios.
En la conformación de la colección sobresalen los libros. El 39,70% cuenta con un fondo de 5.001 a 15.000 volúmenes, mientras que el resto se distribuye de manera relativamente equilibrada dentro de las otras categorías:

Se investiga, a continuación, la cantidad de consultas que registran las bibliotecas por año en función del número de libros que poseen. De las que reciben hasta 5.000 consultas, el 34,48% cuenta con hasta 5.000 libros. Se infiere, entonces, que la colección se utiliza adecuadamente. Lo mismo sucede con el 51,72% que reconoce igual demanda con un acervo que oscila entre los 5.001 y 15.000 libros. En cambio, un 10,33% gestiona idéntica cifra de solicitudes, aunque tiene entre 15.001 y 50.000 libros. Por lo tanto, subutiliza los fondos de los que dispone. De las unidades que incorporaron 5.001 a 15.000 libros, un 33,33% recibe entre 5.001 y 25.000 pedidos anuales y otro 33,33% entre 25.001 y 50.000. 
El segundo material en orden de importancia existente en las bibliotecas, son los videos (91,80%), con colecciones que fluctúan entre  50 y  500 títulos:

El cruce entre la cantidad de consultas recibidas por las bibliotecas anualmente con el número de videos en su haber, permite detectar que quienes recepcionan entre 5.001 y 50.000 solicitudes  cuentan con 101 a 200 videos, son pocas las que poseen más de 500. Es significativo el porcentaje de unidades que tramitan hasta 5.000 pedidos con hasta 50 videos:

Con respecto a otros materiales no librarios, solo el 46,60% de las bibliotecas incluye compact disc y de éstas, el 30,10% responde poseer hasta 30 CDs. Por consiguiente, es baja la representatividad de este material:

Asimismo, es mínimo el porcentaje de unidades que dispone de un número mayor a 30 CDs:

Los CD-ROMs se hallan presentes en la colección del 72,60% de las bibliotecas, si bien el 46,50% no cuenta con más de 30 ítem de este tipo:

Al establecer una relación entre la cantidad de consultas registradas por año y el número de CD-ROMs que tienen las bibliotecas, se observa un porcentaje similar  entre las unidades que responden hasta 5.000 y de 5.001 a 25.000 consultas anuales con una existencia de hasta 10 CD-ROMs. Aquellas que evacuan entre 5.001 y 50.000 solicitudes por año destinan para hacerlo entre 31 y 100 CD-ROMs.  Pocas unidades resuelven las demandas con más de 100 CD-ROMs:

 

La colección de casetes se halla presente en menos de la mitad de las unidades relevadas (42,50%). Solo 9 del total representado, supera los 21 ítem:

Estos datos se confirman al vincular la cantidad de consultas por año con el número de casetes disponibles en las bibliotecas:

En síntesis, se advierte que, la planta de personal remunerado es mínima e importantes funciones son realizadas por personal voluntario. En cuanto al desarrollo de la colección, se verifica que hay un alto predominio del soporte impreso en lugar de los recursos electrónicos y audiovisuales. Evidentemente, estas cuestiones deberán reconsiderarse para poder brindar los servicios que la comunidad demanda de las bibliotecas de acceso público en la tan mentada sociedad de la información.

Automatización

Un aspecto directamente vinculado con la prestación de servicios de alto valor agregado por medio de las nuevas tecnologías de la información, es el nivel de informatización de las unidades estudiadas.
De la lectura de los datos se deduce que las bibliotecas  al iniciar el proceso de automatización han priorizado la catalogación de la colección; luego, en nivel similar se encuentran las funciones de adquisición y consulta. Llama la atención el bajo porcentaje de automatización de funciones tales como circulación y catálogo en línea de acceso público (OPAC). Así también, es mínima la cantidad de bibliotecas que proporcionan información sobre actividades de la comunidad (9 unidades) y las que suministran mensajes de ayuda (10 unidades) por medio del OPAC:

Para automatizar las funciones, del 79,50% de las unidades que respondieron, el 49,30% utiliza el programa distribuido por la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares denominado Sistema de Gestión Bibliotecaria (SIGEBI):

A pesar de que la mayoría de las bibliotecas no emplea un sistema integrado, el 63,00% no piensa emigrar de software:

Por otra parte, en coincidencia con el porcentaje de las unidades que consideró relevante que el software funcione en red, únicamente el 26,00% posee una LAN:

Como se considera que uno de los temas más preocupantes en la automatización de las bibliotecas de acceso público, se refiere al soporte lógico utilizado, se investiga acerca de cuáles han sido los criterios de evaluación que se privilegiaron al momento de seleccionar el programa a implantar. A partir de las respuestas proporcionadas se pusieron en evidencia las siguientes prioridades:

  • Que la biblioteca pueda afrontar el costo (42,50%)
  • Que permita automatizar todas las funciones de la biblioteca  (41,10%)
  • Que haya sido utilizado en otras bibliotecas (31,50%)
  • Que funcione en red (26,00%)
  • Que la empresa proveedora demuestre seriedad y solidez (12,30%)
  • Que opere con estándares internacionales (11,00%)

Cuando se relacionan estos criterios con el software adoptado por las bibliotecas, se verifica que el 72,72% de las unidades para las cuales el costo es relevante, optó por Microisis y el 41,66% por SIGEBI.  El 27,27% de aquellas que consideraron preeminente que admitiera automatizar todas las funciones, eligió Microisis, mientras que el 58,33% prefirió SIGEBI. Además, el 54,54% de las que contemplaron el hecho de que haya sido utilizado en otras bibliotecas, escogió Microisis y el 41,66%, SIGEBI. El 45,45% que dio importancia al funcionamiento en red del soporte lógico, decidió usar Microisis y el 33,33%, SIGEBI. El criterio de que la empresa proveedora demuestre seriedad y solidez, fue relevante para el 45,45% de las unidades que adoptaron Microisis y solo para el 2,77% que implementó SIGEBI. Por último, resulta llamativa la mínima valoración que se ha asignado a la circunstancia de que opere con estándares internacionales: 18,18% de las que utilizan Microisis y 13,88% de las que emplean SIGEBI.
Al formular preguntas vinculadas con los problemas que se plantearon durante el proceso de automatización, el porcentaje de unidades que manifestaron dificultades de incompatibilidad entre hardware y software resultó parecido en relación con cada una de las funciones, según puede apreciarse en la Tabla Nro. 23. En cambio, al indagar sobre los inconvenientes que se habían presentado con el software utilizado, los guarismos indicaron distintos niveles de conflicto; aunque, en todos los casos, acusaron un grado mayor de complicaciones con respecto a los otros problemas enunciados. En contraste, informaron porcentajes bajísimos de incompatibilidad con los estándares internacionales:

Por otro lado, las funciones de adquisición (17,39%), consulta (24,00%) y OPAC (31,57%) fueron las más afectadas en cuanto a los inconvenientes con el servicio de soporte técnico. La carencia de dicho soporte influyó en la mayoría de las operaciones. Un mínimo porcentaje de bibliotecas sostuvo que era bajo el nivel de consulta del OPAC:

Tal como ocurrió en otros estudios realizados (Barber et al., 1999; Barber, Tripaldi y Pisano, 2003), predomina la automatización de la catalogación, como así también el uso de gestores de bases de datos. Cabe examinar, entonces, el impacto que esta situación tiene en la organización de la información.

Control bibliográfico

En correspondencia con el bajo nivel de automatización al que se hizo referencia en el apartado anterior, solo el 16,40% pone a disposición de los usuarios más de 10.000 registros por medio del OPAC:

Con respecto a la descripción bibliográfica, llama la atención que de 73 unidades, 21 no hayan brindado información acerca de las normas adoptadas y que el 2,70% haya respondido que utiliza otros códigos para efectuar dicha tarea.  No obstante, el 65,80% informa que utiliza AACR2: 

Muy pocas unidades realizan el control de autoridades (26,00%) y solo el 6,80% lo hace a partir  de otros registros. Además, si se observa que el 38,40% no proporciona información sobre este tema, evidentemente es posible inferir que no es una actividad relevante para las bibliotecas encuestadas. Confirma lo expuesto el porcentaje de unidades que dice no realizar control de autoridades (35,60%):

Para la organización física predomina el uso de la Clasificación Decimal Universal, mientras que para la organización del contenido prevalece la aplicación de listas de encabezamientos de materia (43,90%):

Entre los formatos empleados es notable, el uso de desarrollos propios (6,80%), CEPAL (5,50%), y especialmente la adopción de otros formatos (60,30%), en desmedro de MARC21 (1,40%):

Al efectuar el cruce entre las bibliotecas que respondieron tener problemas con el uso de estándares internacionales durante el proceso de automatización y los formatos adoptados, el 25,00% manifestó utilizar un formato propio, mientras que el 75,00% otros formatos. Es útil examinar, ahora, cuál es la incidencia que la falta de normalización tiene en la conformación de redes globales.

Integración en redes

A pesar de que en la actualidad el trabajo cooperativo es la base fundamental para sustentar el control bibliográfico con miras a ofrecer, luego, servicios para los usuarios, el 71,20% de las unidades encuestadas no forma parte de una red de bibliotecas:

Esta situación resulta más evidente aún, al comprobar el bajo porcentaje de unidades que participa de un consorcio, apenas el 5,50%:

Por lo tanto, es irrelevante el número de bibliotecas que comparten sus fondos con los integrantes del consorcio, aunque la tendencia a nivel internacional sea adherir al trabajo cooperativo en todas sus instancias con el fin de optimizar el aprovechamiento de los recursos tanto humanos como materiales. Esto es altamente significativo en el caso de los recursos electrónicos, debido a que por causa de los altos costos y de su creciente difusión, las bibliotecas apelan a esta práctica cada vez con mayor frecuencia:

En contraste con estas tendencias, el 63,00% de las bibliotecas encuestadas informa que no adquiere recursos electrónicos por este medio:

Así, un mínimo porcentaje de usuarios se beneficia con los servicios y recursos que aportan las redes:

Finalmente, la falta de adopción de protocolos para el intercambio de información en red, dificulta la integración y cooperación para la prestación de servicios por medio de las nuevas tecnologías de la información:

El ambiente en el que funcionan las bibliotecas, tal como se ha descripto, condiciona los modos de comunicación y los modelos de transferencia de la información. Asimismo, influyen en el desarrollo de programas de orientación y formación de los usuarios.

Servicios

En concordancia con los objetivos propuestos para el trabajo, y, teniendo en cuenta los distintos aspectos que es posible contemplar bajo la variable "servicios", el equipo de investigación focalizó su atención en una cantidad acotada de indicadores. Se circunscribió a aquellos que permitieran relevar los datos correspondientes al uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para la prestación de servicios en entornos automatizados. Desde este punto de vista, y en relación con el apartado anterior, la primera observación que surge, es la mínima participación de las bibliotecas en redes de información, a pesar de que el 47,90% posee conexión a Internet:

Dicha desarticulación permite inferir que un alto porcentaje de las unidades de información encuestadas no utilizan la conexión para planificar y organizar servicios. Como se verá, las cifras obtenidas confirman este diagnóstico. En la mayoría de los casos las bibliotecas acceden a Internet a través del discado telefónico, carecen, por lo tanto,  de conexiones rápidas, directas o dedicadas, fundamentales para responder a las necesidades que plantea la introducción de un servicio que utilice la red:

En tales condiciones, solo el 20,00% de las unidades con acceso a Internet forma parte de una red de bibliotecas y de estas, el 8,57% afirma que aporta sus registros al catálogo colectivo de la misma. Además, el 21,90% actúa como proveedor de servicio de Internet para sus usuarios y el 23,30% les proporciona acceso a Internet a través de un número reducido de puestos de trabajo:

Si se examina cuál es la cantidad de PCs disponibles para la consulta, el 52,10% no ofrece información y el 30,10% tiene hasta 2 PCs afectadas a esta función:

Únicamente el 28,57% de las bibliotecas que tienen conexión a Internet posee sitio web, solo el 15,10% del total. Si bien el 27,40% de las unidades que respondieron utiliza el correo electrónico para brindar servicio de referencia, el porcentaje disminuye drásticamente al indagar cuál es la frecuencia de uso del sitio para prestar ese servicio:

Una consecuencia de lo expuesto, se evidencia al examinar el nivel de acceso que tienen los usuarios al OPAC y a otros catálogos o bases de datos. Aunque, en general, dicho nivel es bajo, las limitaciones se acentúan con respecto a la consulta del OPAC a través de Internet.  Hay que tener en cuenta que el 34,28% de quienes tienen acceso a Internet no ofrece acceso a catálogos y bases de datos en línea. La Tabla Nro. 41 muestra claramente, que un porcentaje de los usuarios poseen acceso al catálogo en línea de la biblioteca in situ, mientras que en menor medida al OPAC a través de Internet:

Al indagar en las bibliotecas populares/públicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y sus alrededores, cuál es el acceso que tienen los usuarios de diferentes edades a los recursos electrónicos,  las cifras indican que este se reparte de manera equilibrada entre los diferentes grupos:

Se comprueba, además, que las bibliotecas con conexión a Internet, así como las que proporcionan acceso al catálogo en línea, se hallan en mejores condiciones para facilitar la consulta a  los recursos electrónicos, tal como se aprecia en la siguiente tabla:

Al relevar cuál es el grado de atención por medio de las nuevas tecnologías de la información a personas con un amplio rango de destrezas, habilidades y situaciones sociales, es llamativo el escaso porcentaje de unidades que responden a estas necesidades. Y, tal como ocurre con los servicios para los diferentes grupos de edad, las bibliotecas con conexión a Internet satisfacen en mayor medida los requerimientos de estos individuos:

A pesar de la importancia de la biblioteca en la difusión del acervo cultural local a través de Internet, es sugestivo el escaso número que brinda acceso a estos recursos:

De las 35 bibliotecas que tienen acceso a Internet, el 54,28% afirma no brindar información por esta vía sobre el acervo cultural local. Del mismo modo, el 54,54% de las que poseen sitio web, desaprovecha esa posibilidad para difundir el patrimonio cultural propio.
La capacitación de los usuarios, efectivos o virtuales, para que puedan descubrir las fuentes pertinentes de información, buscar dichas fuentes y organizar la información para utilizarla es prioritaria en el entorno de las nuevas tecnologías. En cuanto al comportamiento de las unidades relevadas, se observa un déficit importante con respecto a esta tarea:

Las bibliotecas asisten de manera informal a los diferentes grupos etarios. En cuanto a la instrucción formal los bajos porcentajes indican que no hay un programa elaborado para tal fin:

La cantidad de personal afectado a la tarea confirma las apreciaciones efectuadas:

La investigación realizada pone en evidencia el bajo uso de las TIC para brindar servicios, desde los más simples hasta los más sofisticados, con una amplia gama de complejidad. Lo expuesto es el resultado de diversos factores, entre los cuales es fundamental el costo de implementación de dichas prestaciones.

Financiamiento

Es innegable que las bibliotecas no cuentan con el apoyo financiero indispensable y que deben afrontar esta situación con fondos propios. Aunque, se registran aportes para estaciones de trabajo y software por parte del gobierno nacional, la ayuda respecto a infraestructura tecnológica es prácticamente inexistente a nivel de los gobiernos locales. Por otra parte, las cooperadoras efectúan aportes mínimos. A pesar de que, de acuerdo con la bibliografía, las empresas, fundaciones y asociaciones de amigos ocupan un lugar preponderante en el sostenimiento de estas unidades, en nuestro país se detecta lo contrario. Como consecuencia de esta situación, el 46,60% manifiesta problemas durante la automatización debido a la carencia de recursos:

La mayoría no proporciona datos sobre la inversión realizada en soporte lógico para la automatización y el 30,10% dice haber invertido menos de U$S 1.000:

Al examinar qué software adoptaron, el 54,54% de quienes dicen haber invertido menos de U$S 1.000 usa SIGEBI; el 22,72%, otros y el 18,18%, Microisis. De las 7 unidades que invirtieron de U$S 1.000 a 5000, el 57,14% utiliza SIGEBI y las restantes usan en la misma proporción, 14,28%, Microisis y otros.
Si se establece cuál ha sido la participación del gobierno nacional, se percibe que su aporte ha sido mínimo y que las bibliotecas han debido recurrir a su propio capital:

Con respecto al hardware se observa una situación similar, aunque un 4,10% ha afectado cifras mayores (entre U$S 5.001 y 10.000) para la adquisición de equipos informáticos:

En este caso, la contribución del gobierno nacional para estaciones de trabajo es menor que la efectuada para la compra de software. En cambio, las unidades han asignado un alto porcentaje de sus fondos para esos fines:

El análisis de los datos muestra la baja inversión presupuestaria, tanto en lo referido a hardware como a software. Esta situación se corresponde con las cifras resultantes bajo las categorías contempladas en la encuesta.

Breves reflexiones sobre la situación descripta

En los últimos años se debate acerca del nuevo modelo de biblioteca pública, cuyas funciones van más allá de aquellas, como el préstamo y la lectura, que identificaban a la biblioteca tradicional. En este escenario, las bibliotecas de acceso público argentinas deben involucrarse e integrarse en la vida de la comunidad a la que asisten para potenciar su carácter dinamizador como elemento de desarrollo social. No es posible, para ellas, afrontar dicho desafío con éxito sin un adecuado nivel de automatización y acceso a las nuevas tecnologías en la prestación de servicios.
En contraposición con esas tendencias, las bibliotecas estudiadas llevan adelante sus actividades con escasos recursos humanos y de información. Emplean una cantidad mínima de personal remunerado y dan intervención al personal voluntario, supuestamente no profesional, en actividades como referencia y hemeroteca. En sus colecciones, predominan los libros impresos, con baja representación de recursos electrónicos y audiovisuales.
La mayoría no utiliza un sistema integrado de gestión bibliotecaria y tampoco posee una red local, no ha tenido en cuenta en el momento de seleccionar el software su funcionamiento bajo estándares internacionales y ha dado preeminencia al costo sobre otros criterios de evaluación. Cabe señalar el bajo porcentaje de automatización de funciones estrechamente relacionadas con la prestación de servicios como la circulación y el OPAC. Más aún, gran parte de las unidades encuestadas no integran una red de bibliotecas ni participan en un consorcio.
Al mismo tiempo, se verifican problemas vinculados con el control bibliográfico: un número considerable de bibliotecas no brinda información acerca de las normas de catalogación utilizadas, adopta diversos formatos en lugar del formato MARC, no realiza el control de autoridades.
Como consecuencia, la prestación de servicios se halla afectada por una escasa infraestructura tecnológica. Es deficiente la atención por medio de las nuevas tecnologías a diferentes grupos etarios, como así también, a personas con capacidades especiales o en situación social de riesgo. Son pocas las bibliotecas que difunden el acervo cultural local a través de Internet y que ofrecen un programa consistente de formación de usuarios. La falta de financiación constituye el corolario de este panorama.

Conclusión

En síntesis, se verifica el incipiente nivel de automatización y de prestación de servicios por medio de las nuevas tecnologías de la información de las bibliotecas de acceso público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y sus alrededores.  Se corrobora que se hallan inmersas en el contexto general bajo el cual intentan desarrollarse otras unidades de información en el país. Así, en esta oportunidad, se vislumbran carencias semejantes a las detectadas en las bibliotecas universitarias: falta de adopción de estándares con miras al intercambio y el procesamiento distribuido de la información (arquitectura cliente-servidor, sistemas operativos abiertos, formato MARC, salida a web, protocolo Z39.50, etc.);  elección de gestores de bases de datos en detrimento de sistemas integrados de gestión bibliotecaria; ausencia del control de calidad de la información; aprovechamiento limitado de las tecnologías de información y comunicación aplicadas a la prestación de servicios (Barber et al., 1999; Barber, Tripaldi y Pisano, 2003).
La ausencia de criterios con respecto a la adopción de normas internacionales implica la inexistencia de una política de información clara en el ámbito nacional. Consecuentemente, el escaso nivel de inversión potencia las dificultades señaladas.
En contraste, los conceptos vertidos en la Declaración de Principios de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, realizada en Ginebra en Diciembre de 2003, en relación con el acceso a la información y al conocimiento aluden a:

"Un dominio público rico es un factor capital del crecimiento de la sociedad de la información, ya que genera ventajas tales como un público informado, nuevos empleos, innovación, oportunidades comerciales y el avance de las ciencias. El acceso sin dificultad a la información del dominio público es esencial en la sociedad de la información, como lo es la protección de dicha información contra toda apropiación indebida. Habría que fortalecer las entidades públicas tales como bibliotecas y archivos, museos, colecciones culturales y otros puntos de acceso comunitario para promover la preservación de los registros de documentos y el acceso libre y equitativo a la información".

Para finalizar, es necesario manifestar que esta investigación ha tenido como propósito realizar un diagnóstico de situación sobre un tipo específico de bibliotecas, con el objetivo de proporcionar a las autoridades información para la toma de decisiones. En otros países, los aportes de estas características, realizados por las universidades, son de suma utilidad para los gobiernos al momento de definir e implementar políticas de desarrollo económico y social. Es de esperar, entonces, que los trabajos de esta naturaleza se revaloricen en el futuro.

Anexo




















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