SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número21La redefinición de las dimensiones espacio-tiempo: reflexión sobre tecnologías de información y comunicaciónRecuperación de la Información índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Información, cultura y sociedad

versión impresa ISSN 1514-8327versión On-line ISSN 1851-1740

Inf. cult. soc.  n.21 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./dic. 2009

 

RESEÑAS

Los orígenes de la Biblioteca Pública de Buenos Aires. Antecedentes, prácticas, gestión y pensamiento bibliotecario durante la Revolución de Mayo (1810-1826) / Alejandro E. Parada. Buenos Aires: Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 2009. 343 páginas. ISBN 978-987-1450-49-7. $ 50.00

Pablo A. Pozzi

Programa de Historia Oral - Instituto de Investigaciones  Bibliotecológicas, Facultad de Filosofía y Letras - UBA

Este es uno de esos libros cuyo título asusta a cualquier lector que no sea un bibliotecario empedernido. Sin embargo, si bien el título describe exactamente lo que se encuentra entre las portadas, esta obra dista mucho de ser sólo para especialistas. En realidad, el libro del Dr. Alejandro E. Parada, importante investigador en bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA,  es mucho más que la historia de una biblioteca.  Por un lado Parada analiza el surgimiento y desarrollo de la Biblioteca Pública de Buenos Aires (BPBA), y en ese sentido realiza una sólida obra de investigación bibliotecológica. Por otro, esta es también una profunda obra de historia de las ideas e intelectual, una historia institucional y un aporte a los estudios culturales, todo basado en un apabullante despliegue de fuentes primarias y secundarias. Y sobre todo es una contribución a la comprensión de las ideas y las prácticas de la independencia argentina. En síntesis, esta es una obra de lo que los norteamericanos denominarían «historia pública».
La obra de Parada consiste en siete capítulos, y una Introducción que establece el modelo interpretativo y el contexto histórico de la Revolución de Mayo de 1810. Los dos primeros capítulos trazan un exhaustivo y profundo «estado de la cuestión» donde se pasa revista a la historiografía del libro y de las bibliotecas argentinas. Es aquí donde Parada inserta su estudio sólidamente en las discusiones bibliotecológicas contemporáneas a partir de relacionarlas con los estudios culturales y, sobre todo, con la historia intelectual de la lectura. A partir de ahí, la obra analiza el desarrollo y las características de la biblioteca de Facundo de Prieto y Pulido, cuya donación conformó el acervo inicial de la BPBA. Este capítulo es sencillamente interesantísimo por cuanto logra reconstruir no sólo la biblioteca de Prieto en si, sino los circuitos de lectura a partir del libro de préstamos de su dueño. Los dos siguientes capítulos se adentran en los orígenes de la BPBA estudiando sus prácticas, por un lado, y también las discusiones políticas de le época que dieron lugar a su origen. Todo lo anterior culmina en el capítulo 6 donde se desarrolla lo que el autor denomina «la construcción teórica del pensamiento bibliotecario». Las conclusiones redondean los argumentos desarrollados previamente y establecen una serie de planteos en torno a posibles investigaciones futuras.
Como toda buena obra, el estudio de Parada aporta al conocimiento, contribuye a repensar categorías y, también, genera algunas polémicas. La contribución particular del autor se centra en lo que él denomina «la mirada bibliotecológica». (255) Esta parecería cerrar la aproximación al libro, sin embargo es a partir de la misma que se logra ampliar la comprensión de un fenómeno histórico determinado. Por ejemplo, Parada aclara que la BPBA «estaba de acuerdo con esta evolución de la historia de las ideas» y «es hija de ese espacio de ilustración moderada a fines del siglo XVIII». (26) Pero, al mismo tiempo, queda clarísimo a partir de su obra, que la biblioteca de Prieto y Pulido, y luego la BPBA, fueron también gestores y difusores de esas mismas ideas de la ilustración. Así, la BPBA se constituye como eje del desarrollo político, cultural y socioeconómico de la época. Esto debería ser un correctivo más que sugerente para aquellos que hoy en día ponen en duda la centralidad de las bibliotecas en el quehacer ciudadano.
Un elemento notable es la capacidad del autor para sintetizar conceptos complejos en forma asequible al lector. Como, por ejemplo, cuando explica que «el libro es, fundamentalmente, una máquina o un dispositivo para leer que se recrea con los usos del lector» (18). Esto nos obliga a repensar la categoría «libro» en función de su relación social. Asimismo, establece en pocas palabras, la relación entre el pensamiento bibliotecario de la Ilustración europea y las ideas de la elite argentina de la época, todo a partir de las discusiones en torno a la BPBA. De hecho, logra que el estudio de la biblioteca se convierta en un prisma desde donde mirar la Revolución de Mayo con nuevos ojos, afincando la circulación de ideas sólidamente a partir de las prácticas del lector. Sintéticamente, trazar los libros que se leían no explica qué entendían los lectores, pero si revela tanto cómo se construía el conocimiento, como las inquietudes, y los ejes de las discusiones políticas e intelectuales. Sencillamente, al estudiar los criterios que desembocaron en una biblioteca pública, a partir de la donación de Prieto y Pulido a los mercedarios, Parada contribuye a la comprensión de la sociedad que deseaban construir los revolucionarios de mayo. Aquí Parada no se pregunta algo importante ¿por qué Manuel Moreno fue su primer director laico y no otro profesional? Es más, como bien señala Parada, Moreno el director fungía como un «empleado múltiple» . En esto es más que revelador que fuera el sector morenista, o sea la izquierda y no los moderados de la época, el principal impulsor de la BPBA. Así no sólo es Manuel Moreno el primer director laico por su «sólida formación profesional» (240) sino que podemos pensar que para el sector tildado de jacobino era fundamental construir una institución considerada como central para la difusión del ideario ilustrado. Sólo así podemos entender que uno de sus principales hombres aceptara ponerse al frente de una institución con poco presupuesto, poder o siquiera prestigio. La construcción de una biblioteca pública se revelaba así como una parte clave del ideario de este sector político revolucionario. Quizás en este aspecto, Parada se hubiera beneficiado de la obra de Benedict Anderson, Comunidades Imaginarias (México: FCE, 1991) que vincula la letra impresa con la construcción del nacionalismo.
Como toda buena investigación la obra de Parada abre una cantidad de interrogantes. Por ejemplo, la primera impresión es que la cantidad de libros en el acervo de Prieto y Pulido es relativamente poca (154-160) en comparación con bibliotecas personales en México o en el Perú, y ni hablar de bibliotecas como las de Franklin o Jefferson en Estados Unidos. ¿Fue así? También, llama la atención que Parada considere a la BPBA como «una instancia casi utópica de poner la lectura y el libro, en forma igualitaria, al alcance de todos los ciudadanos» (19). Primero, por que muchos de los habitantes del Río de la Plata eran analfabetos. Y segundo, como bien demuestra el mismo Parada a partir de su análisis del libro de préstamos de Prieto y Pulido, por que la cantidad de lectores era un por ciento muy escaso de la población y casi todos eran miembros de la elite profesional. En este sentido, la BPBA como proyecto cultural, implicó la ampliación del acceso y la circulación del conocimiento pero no su «democratización» inmediata. Su carácter democratizador residió en su potencial hacia el futuro y en el criterio «público» de la misma, que sería usufructuado sobre todo en el siglo XX. La BPBA no fue «una construcción de todos», aunque si fue «una empresa ciudadana» (20). Como queda claro en la obra, fue una construcción de algunos pocos en función de construir una ciudadanía. Un elemento de importancia, y un posible argumento a favor de la hipótesis igualitaria de Parada, es que los libros de la época eran relativamente caros, a diferencia de folletos, obras «de cordel» u octavillas. Una biblioteca pública ponía, potencialmente, al alcance de cualquier persona letrada obras que de otra manera no podría adquirir. En este sentido, Parada tiene razón cuando plantea que «la Biblioteca fue un fenómeno de participación popular desconocido hasta entonces». (307) Más aun, en su obra queda clarísimo que la BPBA no fue producto de la Revolución de Mayo, sino que fue «el resultado de un largo proceso» anterior. Como tal sus contradicciones fueron resultado de su existencia entre dos mundos «el de la tradición y del cambio» (306). Pero también queda en claro, que si bien osciló entre ambos, la BPBA fue artífice clave, y no sólo producto, de ese cambio.
Una última nota, secundaria pero no por eso menos importante, tiene que ver con la edición del libro. Es notable lo bien escrito que esta y el buen manejo de la lengua. Es una obra que presenta un tema potencialmente árido con interpretaciones bastante complejas. Sin embargo, Parada logra hacerlo no sólo interesante sino también accesible. Asimismo, debemos destacar la calidad de edición, sin erratas, con abundantes notas y bien impreso. En síntesis, es un libro que merece ser leído, discutido y pensado.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons