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Información, cultura y sociedad

versión On-line ISSN 1851-1740

Inf. cult. soc.  no.32 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2015

 

EDITORIAL

 

Más allá de la "Ciencia de la Información": Tendencias de una disciplina en movimiento perpetuo

Beyond the "Information Science". Trends of a discipline in perpetual motion

 

Alejandro E. Parada

Secretario de redacción
Información, cultura y sociedad

 


Resumen

En el presente editorial se analizan las diversas tendencias de la Ciencia de la Información en un momento signado por la globalidad, la Era Digital y el posmodernismo. Entre otros aspectos se abordan los tópicos siguientes: el impacto de la "modernidad líquida" en el tratamiento de la información, el desarrollo de los sistemas bibliotecarios indeterministas, las zonas de "pluralidad virtual" en los espacios tradicionales de las bibliotecas, la instrumentación creciente del Acceso Abierto,  la importancia de la formación de los bibliotecarios en las "áreas de dominio" especializado  y en la interoperabilidad de la Web semántica, el perfil profesional en las capacidades digitales, el papel de la "herencia cultural" de las bibliotecas, archivos y museos, la alteridad de los usuarios en sus nuevas vidas virtuales, la configuración moderna de la " Web of Things" y sus interrelaciones con las personas, entre otros temas de vital significación  para dirimir las nuevas perspectivas de la Ciencia de la Información

Palabras Clave: Ciencia de la Información; Globalización; Posmodernismo; Tendencias

Abstract

In this editorial the various trends in Information Science at a time marked by the whole, the Digital Age and postmodernism are analyzed. Among other aspects, the following topics are discussed: The impact of "liquid modernity" in the processing of information, development of library systems indeterminists, areas of "virtual plurality" in the traditional spaces of the Libraries, the increasing instrumentation of the Open Access, the importance of librarians’ training in the specialized "domain areas" and interoperability of the Semantic Web, the professional profile in digital capabilities, the role of "cultural heritage" of libraries, archives and museums, the otherness of users in their new virtual life, the modern architecture of the "Web of Things" and their relationships with people, among other topics of vital significance to resolve new perspectives of Information Science.

Keywords: Information Science; Globalization; Posmodernism; Trends


 

Acaso uno de los temas que inciden con mayor gravitación en el contexto de las Ciencias Sociales, entre numerosos tópicos de toda índole, se centra en las tendencias u orientaciones que en un futuro cercano puedan manifestarse en estas disciplinas. El universo de las Ciencias Humanas ha cambiado radicalmente en las últimas décadas. Sus transformaciones han sido de tal magnitud que ya resulta una gran complejidad determinar las distintas concepciones teóricas y filosóficas que definieron sus ejes y objetos de estudio, tales como las postrimerías del neopositivismo, el historicismo, el materialismo dialéctico, el constructivismo estructuralista de Pierre Bourdieu, el relacionalismo metodológico, la teoría de la estructuración de Anthony Giddens, el racionalismo crítico de Karl Popper, la hermenéutica de Hans-Georg Gadamer como teoría de verdad, y una gran diversidad de modernas conceptuaciones que interactúan en el marco de la globalización y el posmodernismo1. En este contexto, en cierto sentido profundo, las Ciencias Sociales son "otras" Ciencias Sociales, ahora signadas por reconversiones de carácter interdisciplinar, por su fragmentación fractal, por la hibridación de sus saberes, por la ambigüedad y ambivalencia de sus construcciones prácticas y epistemológicas.
En consecuencia, la Bibliotecología y Ciencia de la Información (o simplemente, la Ciencia de la Información-CI) no ha escapado a esta situación de "inestabilidad y crisis creadora", donde las tendencias y orientaciones adquieren tal velocidad tecnológica que el cambio se transforma en un ídolo más veloz que el cambio mismo. A tal punto que es posible tomar en préstamo para nuestro campo, el concepto de Zygmunt Bauman de "modernidad líquida"2(ajeno a la contundencia de lo determinado, rígido, definido, limitado y continente) y reflexionar que nos hallamos, como modus operandi, ante una "Ciencia de la Información líquida". La incertidumbre, pues, de que moramos en "una cultura líquida" impregna a todo el acontecer científico y social  de nuestra existencia y es casi imposible idear una escapatoria a esta realidad3.
El debate, entonces, se focaliza en tratar de identificar cuáles son estas tendencias cuyas perspectivas remodelarán (y cambiarán en forma rotunda) nuestra profesión. El tema no se resuelve con una aproximación menor. Identificar las tendencias de un campo abre múltiples expectativas: reformular los planes de estudio, elaborar un corpus teórico inexistente, reflexionar los sistemas de información en base a diseños impensados hasta no hace mucho, reelaborar completamente la ingeniería y minería de la información, progresar en la génesis de usuarios que dejaron de ser "los usuarios tradicionales" y, entre una infinidad de temas, concebir la concreción de una "biblioteca posmoderna" que ya no es una biblioteca.
Por supuesto, la identificación de algunas tendencias en los límites de un Editorial de opinión, conlleva un margen de error de cierta amplitud: las orientaciones, como los hombres, son imprevisibles; los acontecimientos humanos y tecnológicos, aún más. Lo que hoy se presenta como una tendencia clara y contundente, en un lustro puede convertirse en una mención histórica que poco o nada incide en la gestión bibliotecaria. Por otra parte, orientaciones apenas esbozadas o, lo que es más, no tenidas en cuenta, adquieren una relevancia trascendental. Pero todo esto cae en algo que no es posible dominar: una especie de futurología de las bibliotecas. No obstante, a pesar de ese riesgo, es posible puntualizar, aunque en los límites del presente texto, una brevísima selección de algunas de estas tendencias.
En primera instancia, los acervos de la cultura impresa migran hacia bibliotecas digitales totales, con sistemas de contenido y gestión abiertos. De este modo, los repositorios digitales no solo se afincan en la topografía institucional sino que construyen sus experticias inteligentes en grandes contextos sistémicos sin mediaciones de espacio ni lugar. Esto implica un cambio de mentalidad profesional radical en la Ciencia de la Información: pensar en la posibilidad de los no-sistemas bibliotecarios indeterministas del futuro, fuera de la tutela de los deterministas del pasado. Nos referimos al tránsito de los lugares físicos a los paisajes cartográficos de informaciones mediadas por gestiones integrales y coordinadas, incluidas en una macro estructura digital en estado de constante apertura; una zona de pluralidad virtual, donde las reescrituras de las bibliotecas visitantes y gestiones compartidas por los usuarios resultarán fundamentales; una realidad bibliotecaria de la virtualidad hacia la manipulación holística del desarrollo de las colecciones y sus registros inmateriales de información.
Una segunda tendencia, ya con presencia entre nosotros, se relaciona con la búsqueda y recuperación de documentos virtuales por medio de conceptos interrelacionados y no por palabras. El desarrollo vigoroso de las folksonomías, ontologías y taxonomías constituye una prueba de ello. La transición profesional exige el pasaje del bibliotecario especializado en determinados temas o tesauros temáticos, al especialista en información centrado en las esferas de un campo de dominio. La identificación y marcado de los metadatos y el análisis de una disciplina requieren de un trabajo grupal, coordinado y multidisciplinario. En esta área se abren nuevos ámbitos de estudio y de capacitación para "los bibliotecarios de la pos-posmodernidad": instrumentar sus capacidades no solo en el análisis específico sino, además, estimular sus habilidades y destrezas en el manejo de sistemas interoperables y en la articulación entre diversos dominios. El tema de la "semántica lingüística bibliotecaria" impone desafíos antes insospechados en nuestra profesión. La tendencia, pues, se resume en capacitar profesionales para la interoperabilidad de dominio en la web semántica.
Otra tendencia que se manifiesta con intensidad son "los nuevos escenarios de representación de la información". Las geografías virtuales plantean diversas encrucijadas para la circulación de la información. Uno de los temas capitales relacionados con la gestión bibliotecaria se presenta en cómo administrar las adquisiciones digitales dentro de la globalidad. El desarrollo de la colección también posee un alto grado de costo y beneficio en su propia inmaterialidad. Si bien los consorcios de bibliotecas ayudan en estos casos, el "tema de la adquisición de documentos en la esfera global de la web" será determinante para la supervivencia de las bibliotecas. En este tópico aparece uno de los mayores retos de la profesión: los bibliotecarios deben promover, cada vez con mayor intensidad, la accesibilidad a sus fondos (tanto materiales como virtuales) a través de políticas más intensas y dinámicas de Acceso Abierto (Open Access).
En una época donde el destino de la CI tiende a difuminar el encuentro cara a cara con el usuario debido a las tecnologías electrónicas, la profesión puede promover su "lado más humano4" operando por un acceso lo más irrestrictamente posible a los textos completos en línea. Esto es, alentar y fomentar todas las formas de dominio público; en el futuro, pues, será necesario preparar profesionales con un alto grado de compromiso en Creative Commons y en la instrumentación de todo tipo de licencias libres. El progreso del movimiento bibliotecario se debió a su lucha por el acceso público y gratuito a la información. El siglo XXI planteará, en este contexto, el desafío de debatir sobre los alcances excesivos para la ciudadanía moderna de un tema casi tabú: la propiedad intelectual sobre los bienes culturales y su limitación.
La tendencia está presente y cada vez se proyectará con mayor fuerza: los profesionales del futuro, para ser fieles a su quehacer, deberán instrumentar todas las formas posibles de acceso público a la información. Por añadidura, y este corolario no debe ser un elemento minimizado, debemos dotar a las carreras profesionales con asignaturas "legales y de ética ciudadana" en el empleo libre de la información. La gran batalla sobre el uso público de los documentos se librará en el contexto judicial, en el marco del Derecho e, indudablemente, en este asunto, los bibliotecarios aún no estamos preparados ni tenemos la formación adecuada. Los documentos son para todos y de todos; una iniciativa que enaltecería a nuestro quehacer, aunque para muchos sea una herejía, es limitar al máximo el uso privado y rentado de la información.
Otra orientación que debe tenerse en cuenta cuando se reflexiona sobre las bibliotecas de la posmodernidad, es aquello que podríamos denominar "el cambio de diseño" de los espacios interiores bibliotecarios en la era digital. Las  tecnologías virtuales están reformateando los ambientes tradicionales de las bibliotecas. La "presencia física" se está transfiriendo hacia entornos no palpables; por consiguiente, los espacios bibliotecarios deben preparase para la enseñanza, el aprendizaje electrónico, la investigación y los servicios digitales a distancia. Las dimensiones ambientales de las bibliotecas se articulan, cada vez con mayor intensidad, en función a sus prácticas de e-learnning; no solo en las bibliotecas universitarias y especializadas sino, además, en el liderazgo de las bibliotecas públicas en su misión de "construir comunidades" de aprendizaje y entretenimiento a través de las redes sociales de la Web 2.0. En consecuencia, para satisfacer estas nuevas demandas de la profesión es imperiosa la necesidad de una formación curricular no basada en la cultura impresa, sino aquella que implique una cabal formación de bibliotecarios digitales (digital librarians)5. Estos profesionales son los que responderán más plenamente a los requerimientos de los nuevos grupos y "tribus sociales". Bibliotecarios con una correcta "alfabetización digital" ayudarán a formar mejores y más hábiles usuarios. Gran parte del éxito de nuestra disciplina radica en establecer el nexo de confluencia entre la formación de los bibliotecarios y los usuarios potenciales virtuales.
Todo esto lleva a una redefinición del concepto de "responsabilidad social" de las bibliotecas, cuya configuración debe velar por la inclusión de todos los usuarios e implementar sus garantías civiles para transformar la información en conocimiento y, por sobre todo, en promover la diversidad de la información dentro del marco de los derechos humanos.
Por otra parte, el tema de la "herencia cultural" de la civilización material cada vez se transforma en una tendencia de mayor peso y amplitud gravitacional. Un concepto que se afianza dentro de esta temática es la necesidad de instrumentar "proyectos de gestión y/o administración" entre museos, bibliotecas y archivos. No solo se trata de incorporar a estas tres grandes agencias de la cultura en un área como la Ciencia de la Información sino, especialmente, en visibilizar la integración de las bibliotecas, los museos y los archivos en un plexo de representaciones simbólicas y corpóreas que articulen esa "herencia cultural" en el presente y en el desarrollo de los ciudadanos en sus búsquedas de sentido identitario.
Pero las bibliotecas y sus profesionales también deben preparase para abordar la alteridad de las "vidas virtuales" de sus usuarios. Con el tiempo, en un interregno que ya es realidad, no solo será imprescindible competir con otros campos relacionados con la información en las redes sociales, sino participar dinámicamente como "residentes activos" en los diversos avatares que plantea, por ejemplo, la Second Life. El bibliotecario puede colonizar este metaverso para crear vínculos relacionados con la lectura, la producción de contenidos y la gestación de los objetos que se producen y circulan en las diversas comunidades de usuarios que forman parte de esta Segunda Vida. La biblioteca misma se transforma así en un metarrelato digital con otra vida distinta a la que hemos conocido.
Hablamos entonces de un profesional capacitado en tecnología pura virtual porque la Historia de las Bibliotecas ha demostrado, una y otra vez, que dichas agencias son moldeadas por la sociedad de cada época y por su realidad técnica. Pensar en un humanismo fuera de la tecnología para dirigir las distintas unidades de información de hoy y del futuro, es algo ilusorio y ficticio. Si queremos que los documentos (sean materiales o no) que gestionan las bibliotecas (estén o no en sus estantes y depósitos, esto ya no es fundamental) sobrevivan, será decisivo instrumentar totalmente esta tecnología digital en lo que hasta hace poco denominamos "biblioteca".
Esta realidad solapa otra problemática más profunda de nuestra área: el término "biblioteca" ya no representa con plenitud aquello que antiguamente entendíamos como el locus donde estaban los libros para su uso por los lectores.  Hoy el nombre "biblioteca" no alcanza para agrupar todas las combinaciones virtuales de un repositorio digital. Cuando se presenta una crisis léxica de denominación nos encontramos ante un síntoma de crisis en la identidad. Y este es, precisamente, uno de los temas cuya tendencia se manifiesta en nuestro campo. La palabra "biblioteca" acaso ya sea insuficiente y tendremos que tener a mano un sustantivo que represente de otro modo lo que hoy estamos manipulando bajo el apelativo de "libros" (¿tal vez esta última palabra –libros– esté virando hacia otras figuras corpóreas e inmaterialidades desconocidas?).
Pero la CI y, por ende, las bibliotecas, nos presentan y depararán otras peripecias debido a sus nuevos itinerarios, tales como la gestión bibliotecaria en plataformas colgadas en "la nube", la modificación de la "figura del autor" ahora como construcción colectiva en la Web, el surgimiento de una "nueva tipología de usuarios digitales", la importancia de desarrollar profesionalmente nuestras capacidades de detectar los contenidos relevantes para evitar "la obesidad informativa", el avance de la Information History (Historia de la información) para intentar explicar nuestro presente desde un pasado muy reciente, la hiper gestión del ecosistema de bienes digitales en la emergencia y proliferación de una Web of Things, el empleo de los "dispositivos digitales" (tablets, e-readers, smarphones) en los novedosos servicios bibliotecarios virtuales, el análisis y comprensión de las nuevas prácticas y representaciones de la lectura en los libros electrónicos, el advenimiento de la Web semántica y la creación de perfiles profesionales hasta hoy desconocidos, la búsqueda semántica, la minería de datos, el universo de la interoperabilidad, los Topic Maps y sus representaciones del conocimiento, tan solo por citar algunas tendencias temáticas entre muchas perspectivas globales.
Sin embargo, a pesar del asedio de la tecnología digital, resulta indispensable reflexionar sobre un aspecto determinante para todo profesional de la información y, en particular, en el acontecer de los bibliotecarios: la necesidad de recurrir a un pensamiento filosófico acerca de nuestros quehaceres. ¿Qué significa esta frase? Significa que los integrantes del campo deben preguntarse, entre otras cosas imprescindibles, sobre qué es la información, cómo puede transformarse en conocimiento, cuál es el rol del bibliotecario para que la información llegue a ser conocimiento, qué es el conocimiento y mediante qué servicios se puede instrumentar, de qué hablamos cuando pensamos en la información, qué papel juega el diálogo en la génesis del conocimiento, cuál es el significado de informar por intermedio de la mediación digital (pues la información en los soportes digitales es distinta a la del universo impreso), cuál es la relación entre el dato puro, su comunicación y el conocimiento, y muchas preguntas más que solo admiten respuestas provisionales desde la dimensión hermenéutica.
La propia conceptuación sobre la naturaleza ontológica de la CI, en definitiva, es la única herramienta de densidad crítica que poseemos a mano. Su implementación nos puede permitir comprender la magnitud humana del bibliotecario tecnológico-digital. Varios autores consideran, en este punto, que su instrumentación implicaría transcender la esfera de la mera práctica profesional, algo a lo cual es muy propensa y adictiva nuestra profesionalidad.
Michael Buckland sostiene que "si la Ciencia de la Información tiene que ver con lo que la gente conoce, entonces es una forma de vínculo cultural"6, por lo tanto la tecnología digital siempre debe dirimirse en el terreno de las modalidades y los procedimientos culturales. Birger Hjørland no duda en afirmar que una "más profunda comprensión de nuestro campo se sustenta en el estudio de supuestos filosóficos subyacentes"7, tanto dentro de la propia esfera disciplinar como en su interrelación con otras disciplinas. John Budd, tomando como fuente a Pierce Butler, sostiene que "la conciencia de propósito es una frase que debería estar siempre en nuestras mentes y sería la base de nuestra reflexión"8.
¿Conciencia de propósito? Esto es, meditar sobre los últimos fines de nuestra profesión; sobre el telos que hace a los bibliotecarios distintos de otros profesionales de las Ciencias Sociales. Para eso, en términos modernos, debemos construir nuestros propios y densos mindmaps; ir más allá de la praxis para preguntarnos acerca de la naturaleza de nuestros "mapas mentales". Ello implica, ante todo, incursionar en ámbitos filosóficos, elaborar un pensamiento que no sea mera opinión (doxa) y que nos empuje hacia una epistemología y fenomenología de la razón de ser bibliotecarios aquí y ahora.

Notas

1 Corcuff, Philippe. 2014. Las nuevas sociologías: principales corrientes y debates, 1980-2010. Buenos Aires: Siglo veintiuno.         [ Links ]

2 Bauman, Zygmunt. 2003. Modernidad líquida. Buenos Aires: Cultura Económica de Argentina.         [ Links ]

3 Bauman, Zygmunt. 2013. La cultura en el mundo de la modernidad líquida. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica de Argentina.         [ Links ]

4 Farmer, Lesley, S. J., ed. 2007. The human side of reference and information services in academic libraries: adding value in the digital world.  Oxford, UK: Chandos Publishing        [ Links ]

5 Myburgh, Susan y Anna Maria Tammaro. 2013.  Exploring education for digital librarians: meaning, modes and models. Oxford, UK: Chandos Publishing.         [ Links ]

6 Buckland, Michael. 2012. What kind of Science can Information Science be? En Journal of Information and Technology. Vol. 63, no. 1, 1        [ Links ]

7 Hjørland, Birger. 2000. Library and Information Science: practice, theory, and philosophical basis. En Information Processing and Management. Vol. 36, 501-531        [ Links ]

8 Budd, John M. 2008. Self-examination: The present and future of Librarianship. Westport, CT: Libraries Unlimited. p. viii.         [ Links ]

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