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Información, cultura y sociedad

versión impresa ISSN 1514-8327versión On-line ISSN 1851-1740

Inf. cult. soc.  no.35 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2016

 

EDITORIAL

 

Escritura y Bibliotecología/Ciencia de la Información

Writing and Librarianship and Information Science

 

Alejandro E. Parada

Secretario de redacción
Información, cultura y sociedad

 


Resumen

En este editorial se formulan una serie de reflexiones sobre varios elementos relacionados con la escritura y la Bibliotecología/Ciencia de la Información. Se analiza, especialmente, el contexto teórico-práctico de dicha producción textual como una instancia de la investigación bibliotecológica. Entre los diversos puntos en los cuales se manifiesta esta problemática, se mencionan los siguientes: el tema de la identidad bibliotecaria observada desde la otredad de distintos territorios de las Ciencias Sociales, la importancia de trascender los métodos y objetos de estudio que caracterizan al campo, la amplitud creadora de la representación de la escritura como la construcción de un propio relato bibliotecario, la urgencia de desarrollar discursos novedosos que coadyuven a un nuevo entramado de la Bibliotecología con otras ciencias, entre otros motivos. El editorial concluye con una reflexión general para que nuestra disciplina conciba el desafío de mirar sus temáticas tradicionales, y criterios de verosimilitud, desde otras miradas todavía no abordadas.

Palabras Clave: Bibliotecología y Ciencia de la Información; Escritura; Producción de textos; Investigación; Ciencias Sociales; Aspectos teóricos

Abstract

The following editorial includes a series of thoughts regarding some of the elements related to writing and Librarianship and Information Science. The theoretical and practical context of the text production is specially analyzed as an instance of the librarian research. Among the different points of this matter, the following are mentioned: Librarian identity from the perspective of the different areas in the Social Sciences conceived as the otherness, the importance of transcending the methods and subjects of study that characterize the field, the creative power of the representation of the writing as a construction of an own librarian story, the urgency to develop innovative discourses that contribute to a new network between Librarianship and Information Science and other sciences, etcetera. The conclusion of the editorial is that our discipline should conceive the challenge of reviewing the traditional themes and the likelihood criteria from other perspectives still not addressed.

Keywords: Library and Information Science; Writing; Text production; Research; Social Sciences; Theoretical aspects


 

La intencionalidad del presente editorial consiste en reflexionar sobre la generación de textos escritos en Bibliotecología/Ciencia de la Información (B/CI). Se podría abordar el tema desde distintos ángulos. La literatura existente acerca de este tópico, tanto en nuestra disciplina como en las Humanidades y las Ciencias Sociales, sin lugar a dudas, es abrumadora, dispersa y sumamente variada. Por lo tanto, resulta complejo y, en particular, hasta redundante el hecho de tratar un tema cuya representación es tan heterogénea y diversa.
En esta oportunidad, pues, no se pretende llevar a cabo un análisis académico ni desarrollar en profundidad dicha cuestión ni abordar una puesta al día relacionada con esta problemática1; por el contrario, como en todo escenario de opinión, se propone suscitar algunas reflexiones provisionales que inciten al debate y al pensamiento entre los profesionales.
Como todos sabemos, en un primer momento, siempre es oportuno destacar que escribir sobre un área es una de las tantas formas de delinear y concebir la construcción de una geografía disciplinar. Pero la escritura no solo está íntimamente vinculada a la identidad de una profesión, es decir, a aquel campo terminológico y reflexivo que hace, en este caso, que la B/CI exponga su  artificio discursivo como tal. Lo importante es que la disciplina posea la suficiente fortaleza creativa para “pensarse a si misma”; esto es, el incremento continuo de una abundancia de textos que modelen y estructuren su propia auto-representación y su particularidad insustituible en el contexto de la sociedad.
Hay diferentes procedimientos para acometer este mandato de supervivencia al que debe aspirar toda práctica académica y profesional. Sin embargo, si bien los bibliotecarios solemos tener dificultades en el momento de expresar nuestra “exclusiva y no otra identidad”, este asunto, inequívocamente, se encuentra subsumido en un acontecer todavía mayor: la visibilidad de nuestra profesionalidad en la realidad y en el imaginario de las otras Ciencias Sociales.
Creo que este es un eje de vital e insoslayable ponderación. Es necesario meditar que la identificación de un quehacer como el de los bibliotecarios (técnico y de fuerte ejercicio operativo), no solo requiere de “una escritura de la identidad”. Necesita, en lo específico, de la trazabilidad de una escritura que tenga en cuenta –en el acto preciso de conjugar las palabras como significantes textuales– que esa identidad también se construye a través de la “alteridad de los otros”. Esta última afirmación no es un juego retórico. Una pequeña disciplina como lo es la B/CI requiere, ante todo, incursionar en la mirada de otras ciencias afines para poner entre paréntesis sus procesos de endogamia y, de este modo, prepararse para reconfigurar su posicionamiento crítico no solo desde su propia imagen sino, además, para comprender y modificar la representación de otredad que de ella tienen las Ciencias Sociales.
La construcción de un campo desde su escritura, entonces, no solo se implementa con sus propios objetos de estudio, investigaciones, metodologías y marcos teóricos. Es impostergable capturar la imagen que tienen los otros de nosotros mismos para cambiar, según nuestros propios intereses profesionales, esa representación especular. La producción de textos en B/CI debe contemplar esta dialéctica de la bibliográfica textual que, en definitiva, reflexiona sobre la polivalencia de los dispositivos culturales en sus propósitos y nos acerca a aquello que D. F. McKenzie denominó “sociología de los textos”2 y, por añadidura, tiende a proyectarse hacia la ontología de escribir bibliotecológicamente.
Otro punto de interés que se entrelaza con el concepto anterior y refuerza la necesidad de incorporar nuevos elementos que trasciendan la dialéctica de la auto-identidad y su relación con una diferente otredad lingüística (aquello que consiste “en vernos como somos en tanto integrantes de una disciplina pero pensados por otros desde fuera), se afinca en el campo de configuración de los significados. El escribir profesional siempre se explaya y adviene en el territorio semántico de la pluralidad de objetivos.
Antes de establecer el espacio de la investigación en B/CI, indudablemente, se debe formular una pregunta. Y esa interrogación tiene una inflexión medular: ¿qué índole de significación y qué conjunto de propósitos se propone la interpretación, tanto cuantitativa como cualitativa, en la esfera de lo llamado bibliotecológico? Esa polivalencia de asedio al campo de estudio que delimita a “lo bibliotecario” (y no a una distinta entidad de proyección social), forma parte de los fundamentos de la producción textual en nuestra área. La pregunta, en lo explícito e implícito, encubre una reunión de diferentes interrogaciones entrecruzadas que exceden esta aproximación.
De este modo, antes de escribir sobre nuestros objetos de estudio, hay que desplegar ciertos dispositivos temáticos que interpelan la elaboración de los textos en B/CI. Algunos de ellos son los siguientes: especificar el marco teleológico de los proyectos de investigación en el foco mudable de las bibliotecas, establecer las valoraciones y sus propuestas axiológicas, dirimir los intercambios vinculantes entre el fuerte estado técnico-profesional y su débil introspección teórica, intentar esbozar su perfil ético dado que nuestra profesionalidad solo tiene sentido en sociedad (claudica al ser expulsada de ella), restablecer el diálogo fenomenológico entre la formación tecnológica y su contrapartida humanística, encuadrar los temas a investigar en el contexto de las corrientes culturales y filosóficas modernas y posmodernistas, poseer una cabal concienciación de que todo acto de escritura incorpora aspectos políticos, ideológicos y las facultades del poder para ejercer las diversas formas de dominio y, sobre todo, que los temas de la B/CI pueden aspirar a la concepción, siempre móvil y cambiante, de muchos elementos característicos del comportamiento de un episteme determinado y, por ende, lugares donde puede residir la hermenéutica.
Esto nos demuestra, o al menos es un ámbito para ejercer la duda racional, que los momentos anteriores a la escritura son tan importantes como sus representaciones y prácticas. Y aquí emerge un tema insoslayable para encarar toda redacción: el tópico de las superaciones y transformaciones metodológicas. Como toda disciplina social la B/CI emplea los métodos característicos de las Ciencias Humanas. El método comparativo, el histórico, el cuantitativo, el interpretativo, “el indiciario” (según la propuesta de Carlo Ginzburg3), y diversos instrumentos como las estadísticas y encuestas, tan solo por mencionar algunos. No obstante, la impronta de una disciplina y su constante variación prospectiva, debe sustentarse en la adaptación y en la creación de nuevas metodologías.
La producción textual es la puerta de entrada para elaborar una diversidad de metodologías imperceptibles en el universo de la B/CI. En este caso puntual, de igual forma que se había planteado en un editorial anterior4, acontece un hecho determinante: no es razón autosuficiente operar con los métodos clásicos de las Ciencias Sociales en nuestro campo porque esta posición conduce, en definitiva, a una clausura de nuevos horizontes metodológicos.
Cuando Immanuel Wallerstein propone el concepto de “abrir” dichas ciencias5, procura expresar el pensamiento de la Comisión Gulbenkian para la Reestructuración de las Ciencias Sociales en base a un itinerario de inclusión de metodologías mutuas y compartidas. En esta configuración, la B/CI podría proyectarse hacia procedimientos que inauguren sino la incorporación, al menos varias prácticas metodológicas propias de las Ciencias Naturales, con el objetivo de impulsar su vocación original (pensemos en la Bibliografía como una faceta de control de la totalidad de los registros culturales) de expresarse con métodos multi-territoriales y transfronterizos en pos de esa conjunción entre la teoría y praxis de la totalidad de las Ciencias.
Esta posición involucra, además, una circunstancia que requiere un modo de obrar distinto y diferenciador. La escritura, como última aspiración para visibilizar los temas que hacen a la investigación en B/CI, al posicionarse “dentro y fuera” de su campo metodológico, tiende entonces a sobrepasar dicha temática y a ampliar los objetos de estudio.
En consecuencia, todo desarrollo no tenido en cuenta en materia de accesos tradicionales a la articulación del “método”, explícitamente, suele tender a la búsqueda permanente y sostenida de desconocidos e inéditos objetos de estudio. Con esta afirmación, que no pretende ser bajo ningún punto de vista rotunda ni unívoca, se trata de señalar que no solo resulta necesario investigar en nuestra disciplina, como se ha repetido en innumerables oportunidades sino, en particular, detenernos a meditar con qué nuevos métodos y con cuáles nuevas temáticas podemos asumir un lenguaje común (y, a la vez, diferencial) en correlación con la multiplicidad léxica de otros pensamientos sociales.
Sin embargo, el acto de escribir en B/CI puede deparar otras encrucijadas de difícil resolución. Cruces de caminos que en muchas ocasiones solemos soslayar. La producción de textos en todas las áreas –la nuestra, por lo tanto, no es una excepción– demanda de disímiles especificidades de intención. Instrumentar “lo esencialmente bibliotecario” a través de las palabras implica la constante evolución y sustentabilidad de un relato bibliotecológico de su pericia profesional y de su conocimiento. ¿Cuál es la prosa de investigación bibliotecaria y su fulgor ensayístico?; ¿qué distingue a la producción textual en B/CI de la existente en la Antropología o en la Sociología? Sin duda, estamos hablando de nuestra forma de narrar, por intermedio de lo escrito, acerca de las maneras de exponer en vocablos aquello que somos y cómo hacemos lo que somos.
Podríamos apropiarnos de la siguiente expresión de Claudio Canaparo: “... todo conocimiento es conocimiento basado en una actividad de escritura... Dicho en otras palabras: en el mundo contemporáneo, casi tan importante como el apropio análisis de un argumento es la narración que expone cómo dicho argumento –o argumentación– fue construido y desarrollado”6.
Esta clara proposición de Canaparo (también sostenida por numerosos académicos e investigadores) plantea una aproximación nuclear impostergable: el trabajo minucioso de la escritura consiste en la expansión de una concepción narrativa disciplinar. Este despliegue del dispositivo de la escritura no es otra cosa que escenificar el conocimiento que de la B/CI poseen sus profesionales en tanto investigadores. La producción textual, por ende, no se centra tanto en la propia pesquisa sino, fundamentalmente, en el conocimiento que lleva y recrea a la investigación en su base argumentativa.
Este relato bibliotecológico es fundacional y trascendente, porque propone la exposición de aquello que resulta ser “la forma expresiva de la B/CI” (nos referimos a “su expresividad bibliotecaria”), y no un mero devenir retórico sustraído a otros saberes. De este modo, el imperio de la textualidad es la fuerza de relación que representa la permanente tensión de los “juegos discursivos” entre la B/CI y las Humanidades y las Ciencias Sociales.
El desafío, en este último ejemplo, se posiciona en una dimensión de mayor relevancia: eludir las escrituras recurrentes y repetitivas que se manifiestan constantemente en los gestos lingüísticos de nuestra esfera textual. El reto no incursiona con exclusividad en la repetición temática y los acercamientos esperados. El desafío reside en la falta de originalidad al encarar la problemática de la B/CI desde el epicentro de nuestra realidad en América Latina. Poseemos una lengua profesional ya signada por la globalización bibliotecaria que, con cierta inevitabilidad, tiende a solapar las redes y entrecruzamientos del pensamiento y el quehacer bibliotecológico de América Latina en sus diversas expresiones regionales. Hay que evitar, entonces, aquello que Roland Barthes llamaba “el discurso previsible o el fastidio de los discursos previsibles”7. Deberíamos preguntarnos, como bibliotecarios latinoamericanos, cuáles son los “discursos esperados” en el momento de la escritura, para propiciar el advenimiento de los discursos inesperados e innominados en nuestra disciplina.
La escritura es por sobre todo un objeto pleno de cultura representativa. Y lo que identifica, en modo sustancial, a un lenguaje profesional, no es lo que dice o intenta decir: lo medular son las formas, las prácticas y los procedimientos que asume para decirlo. En este plano, es factible trasladar un concepto de Paolo Virno a nuestra disciplina e intentar su readaptación.
Cuando Virno define el “principio de individuación”, sostiene “que el individuo es un punto de llegada de un proceso complejo, y no un punto de partida predeterminado”8. Lo mismo acontece con el universo de las textualidades bibliotecarias. Sería enriquecedor presentar a la B/CI como un proceso de secularización colectiva de la profesión que define su esencia mediante la escritura; es decir, que el acto de escribir bibliotecológicamente concibe al “principio de individuación” como una entidad gregaria y el punto de llegada para otorgarnos nuestra identidad y necesidad de ser, ahora articulados por la indeterminación cautivante de las palabras.
Recapitulemos algunos de los tópicos que se han observado entre escritura y B/CI en el editorial y que, con todas las limitaciones que conllevan (y son muchas), alientan un esfuerzo intelectual por meditar, en circunstancias no habituales, nuestra relación con la producción de textos.
Entre ellos citaremos los siguientes: la necesidad de apelar a la creación escrita con el objetivo de construir los fundamentos para que nuestro campo, aquí y en un futuro mediato, pueda representarse a sí mismo; la importancia que posee la apropiación de la escritura: un asedio impetuoso para comprender y tratar de modificar la esfera de aquello que piensan de nosotros las Ciencias Sociales desde su alteridad; la relevancia sustancial de una disciplina que escribe para el desarrollo de nuevas metodologías de investigación y, en lo ineludible, de nuevas perspectivas temáticas aún no asumidas y por pensar; la responsabilidad profesional de que el acto de escribir, ya sin aplazamiento alguno, se concibe a partir de una narración o relato bibliotecológico sobre su propia argumentación constante; la obligación desafiante de ir en la búsqueda de una investigación que refleje nuestra problemática latinoamericana a través, ahora y en lo sucesivo, de “discursos no previsibles”; y, ciertamente, cavilar que toda prosa o ensayo sobre B/CI tiende a agrupar gregariamente nuestra individuación como bibliotecarios.
Toda disciplina persigue, mediante complejas vertientes y realidades, su autóctona y relevante fuerza de expresión que la vincula con un tipo o modelo de homo scriptus disciplinar. Como afirmaba Daisaku Ikeda, no alcanza “la limitada capacidad del ojo de la ciencia9” para consustanciarse con aquello que es un campo específico mediante el despliegue esperado y formal de sus textos. Resulta esencial –siguiendo a Ikeda con cierta libertad– para que un área de estudio pueda penetrar más profundamente en los matices verdaderos de la vida y arrojar así nuevas luces al conocimiento, instrumentar “otro ojo” que reflexione sobre nuestro universo.
Los aspectos que se han enumerado en este editorial, pues, han tratado de “mirar con otro ojo” la interrelación entre escritura y Bibliotecología/Ciencia de la Información. Una mirada de “lo escrito en pulsión bibliotecológica” que, con plena verosimilitud, no nos permita caer en la vacuidad y que, principalmente, sea un punto de encuentro hacia temáticas hasta ahora impronunciables.

Notas

1 Recientemente se ha publicado una obra que aborda desde diversas aristas esta temática: Dessau, Renata. 2016. Escribir en la universidad: un desafío de creatividad y pensamiento crítico. Buenos Aires, Barcelona: Paidós.         [ Links ] Véase también: Nogueira, Sylvia, coord. 2007. La lectura y la escritura en el inicio de los estudios superiores. Prácticas de taller sobre discursos académico, político y parlamentario. Buenos Aires: Biblos.

2 McKenzie, D. F. 2005. Bibliografía y sociología de los textos. Madrid: Akal.         [ Links ]

3 Ginzburg, Carlo. 2004. Huellas: raíces de un paradigma indiciario. En su Tentativas. Rosario: Prohistoria Ediciones. p. 69-113.         [ Links ]

4 Parada, Alejandro E. 2016. Abrir la Bibliotecología/Ciencia de la Información a las Humanidades y las Ciencias Sociales. Información, cultura y sociedad. No. 34, 5-10. ISSN 1514-8327. Versión en línea ISSN 1851-1740. http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/ICShttp://www.scielo.org.ar/        [ Links ]

5 Wallerstein, I., coord. 2011 [1996]. Abrir las ciencias sociales. Informe de la Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las ciencias sociales. México: Siglo XXI editores.         [ Links ]

6 Canaparo, Claudio. 2003. Ciencia y escritura: una historia retórica e intelectual de Nature 1869-1999: la Nature-lización del pensamiento científico. Buenos Aires: Zibaldone Editores. p. 27.         [ Links ]

7 Barthes, Roland. 1975. Roland Barthes por Roland Barthes. Caracas: Monte Ávila Editores. p. 162-163.         [ Links ]

8 Virno, Paolo. 2013. Cuando el verbo se hace carne: lenguaje y naturaleza humana. Buenos Aires: Tinta Limón. p. 9-10.         [ Links ]

9 Toynbee, Arnold J. y Daisaku Ikeda. 1980. Escoge la vida. Diálogo compilado por Richard L. Gage. Buenos Aires: Emecé. p. 90.         [ Links ]

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