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Boletín de la Sociedad Argentina de Botánica

versão On-line ISSN 1851-2372

Bol. Soc. Argent. Bot. vol.47 no.1-2 Córdoba jan./jun. 2012

 

ETNOBOTÁNICA

Plantas y hongos tintóreos de los wichís del Gran Chaco

 

María Eugenia Suárez1 y Pastor Arenas2

1 Becaria postdoctoral del CONICET. PROPLAME-PRHIDEB (CONICET), Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires. Lab.9, Pabellón II, Ciudad Universitaria, Intendente Güiraldes 2160, CP 1428. E-mail: eugesuarez78@yahoo.com.ar
2 Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos (CEFYBO-CONICET), Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.

 


Resumen: Se presentan los resultados de una investigación etnobotánica que trata los tintes vegetales y fúngicos entre los indígenas wichí del Chaco Semiárido. Se realizaron trabajos de campo con informantes calificados y ocasionales de ambos sexos en localidades de las provincias argentinas de Salta y Formosa. Asimismo, se hizo una revisión minuciosa de la bibliografía vinculada con el tema. Se encontraron 24 especies de plantas y 2 de hongos que son usadas para colorear productos textiles realizados a partir de fibras de cháguar (Bromelia hieronymi y B. urbaniana). Se proporcionan informaciones y detalles sobre los nombres vernáculos de las especies, las partes usadas, los procedimientos de tinción y los colores logrados. El número total de plantas tintóreas encontrado es alto comparado con los que fueron citados para otras etnias chaquenses y se registraron especies que antes no fueron mencionadas como tintóreas entre los wichís.

Palabras clave: Tinturas vegetales; Etnobotánica; Botánica económica; Arte textil; Argentina.

Summary: Dye plants and fungi among the Wichí people of the Gran Chaco. This paper presents the results of an ethnobotanical investigation into plant and fungal dyes used by the Wichí people of the Semiarid Chaco. Fieldwork was carried out with occasional and key informants, both men and women, in several locations of Salta and Formosa provinces in Argentina. Moreover, a detailed examination of the bibliography on the topic was conducted. Twenty-four plant species and two fungi that are used for coloring textile products made from cháguar fibers (Bromelia hieronymi and B. urbaniana) were found. Information and details on the vernacular names of the species, the parts that are used, the dying technique and the colors obtained are provided. The total number of dye plants found is high compared with the ones cited among other Chaco ethnic groups, and records were made of species that had not previously been mentioned among the Wichí people as being used for dyes.

Key words: Plant dyes; Ethnobotany; Economic botany; Textile art; Argentina.


 

INTRODUCCIÓN

Un tema de interés en etnobotánica y botánica económica es el de las plantas tintóreas. Los tintes de origen vegetal entre los wichís no sólo se aplican a productos textiles sino que también sirven para dar color al cuerpo, a alimentos y a objetos materiales. Este trabajo trata exclusivamente sobre los vegetales y hongos que los indígenas wichís, originarios del Gran Chaco, utilizan y/o utilizaron como materia prima para teñir fibras de cháguar (Bromelia hieronymi Mez y B. urbaniana (Mez) L. B. Sm.), que es su materia prima textil por excelencia.
Los wichís son nativos de la región chaqueña, de tradición cazadora-recolectora-pescadora. En el pasado eran nómades; hoy viven en asentamientos rurales o periurbanos y continúan practicando las actividades de subsistencia del pasado, a las que sumaron otras nuevas con el correr del siglo XX. Los wichís conformaron en el pasado numerosas tribus, a las que les corresponden dialectos y otras diferencias culturales (Braunstein, 1983, 1989/90; Messineo & Braunstein, 1989/90). Las cifras oficiales y las que se conocen por la bibliografía son escasas y muy dispares; hoy probablemente la población total de la etnia ronde en torno
de las 50.000 personas (Censabella, 1999). Su hábitat actual ocupa una amplia región que abarca numerosos asentamientos distribuidos en una pequeña porción del territorio boliviano y en tres provincias argentinas (Fig. 1). Esta investigación fue realizada sólo en unos pocos poblados del norte argentino (vide infra Metodología) y por ende los resultados no reflejan la totalidad del universo etnobotánico wichí. En la zona de estudio, este grupo humano cohabita con criollos en pueblos rurales o ciudades, o en aldeas más aisladas.


Fig. 1. Zona de estudio. A: La región del Gran Chaco en América del Sur. B: Mapa de Argentina mostrando la localización del área detallada en C. C: Mapa detallado de la zona de estudio y sus alrededores. Las localidades donde se trabajó se señalan con . El área sombreada corresponde a la distribución actual aproximada de los wichís.

Su idioma es el wichi-lhamtes ("las palabras de la gente"). Pertenece a la familia lingüística mataco-mataguaya o mataco-maká, es de tradición oral y cuenta con varios dialectos (Messineo & Braunstein, 1989/90; Censabella, 1999: 80-82). No existe aún un consenso sobre las convenciones de escritura del idioma tanto en el ámbito académico como entre los wichís. Se adopta aquí el siguiente alfabeto, similar al empleado en la traducción de la Biblia al idioma nativo (SBA, 2002), obra de amplia difusión en la zona de estudio y con la cual los wichís están familiarizados: a, ä, e, ë, i, o, u, ch, ch', h, hm, hn, j, jw, k, k', kw, ky, l, lh, m, n, p, p', s, t, t', ts, ts', w, y. Para una mayor ilustración en la fonología y otros detalles del alfabeto utilizado se sugiere consultar los trabajos de Buliubasich et al. (2004), Palmer (2005) y Montani (2010).
Las plantas tintóreas de los wichís fueron mencionadas en varias obras, consignándose en la mayoría de los casos los nombres vernáculos en español y/o wichí, así como el color que proporcionan, los objetos que se tiñen con ellos y en ocasiones también la nomenclatura botánica correspondiente (Millán de Palavecino, 1944, 1953; Torres 1975: 134; von Koschitzky, 1992: 29-37; Montani, 2004, 2010). Sin embargo, gran parte de los datos disponibles son poco fiables por la carencia de identificaciones botánicas o errores en las mismas, por desconocerse el sitio
donde se recogieron los datos o por otro tipo de incongruencias en la información (Pérez Diez, 1974: 35; von Koschitzky, 1992; Montani, 2004: 77-82).
Este trabajo tiene como propósito compendiar los conocimientos etnobotánicos de los wichís sobre la temática, para lo cual se hace uso de datos originales obtenidos en el campo. De esta forma, se pretende brindar una identificación segura y certera de las especies involucradas en la tintorería wichí, basada en observaciones in situ y en una documentación fiable. Con el material presentado se podrá contar con datos genuinos que sirvan para interpretar la información contenida en las fuentes bibliográfcas que trataron el tema.

METODOLOGÍA

Se realizaron colectas de información etnobotánica sobre el uso y el papel de las plantas entre los wichís durante numerosas campañas espaciadas en el tiempo, las cuales involucraron diversos asentamientos de las provincias argentinas de Salta y Formosa: Misión La Paz (Salta) en 1982, Pozo de Maza y Pescado Negro (Formosa) en 1989 y 1991, y Coronel Juan Solá y Misión Los Baldes (Salta) en 2005, 2006, 2007, 2009 y 2010. Los datos se recopilaron a través de entrevistas abiertas y semiestructuradas con informantes califcados y ocasionales, adultos y de ambos sexos, y mediante observación participante. Para validar los datos obtenidos se tuvo en cuenta que al menos dos personas proporcionaran la misma información. Las plantas que dan color no fueron el motivo específico de la investigación, pero sí formaron parte de la encuesta etnobotánica integral aplicada. Durante los trabajos de campo se realizaron recorridos por la zona, en cuyo ínterin se colectó el material vegetal y fúngico de referencia en compañía de los entrevistados. Los ejemplares de documentación de plantas y hongos, cuyas referencias figuran en la Tabla 1, se conservan en el Herbario del Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia" (BA) y en el herbario de Herbario de Micología de la Universidad Nacional de Córdoba (CORD) respectivamente. La única excepción es el "lapacho", Handroanthus impetiginosus, especie cultivada en la zona, pero que hasta el presente no ha podido ser colectada en estado fértil.

Tabla 1. Plantas y hongos tintóreos de los wichís.


Referencias: Parte útil: M = madera (duramen); C = corteza; Ct = corteza de tallo; Cr = corteza de raíz; H = hojas; R = resina; T = talo; B = basidioma; F = frutos. Material de referencia: Localidades (se indican en la tabla entre corchetes): CS = Coronel Solá, E = Embarcación, LBa = Los Baldes, LBl = Los Blancos, LR = La Rinconada, MP = Misión La Paz, PM = Pozo de Maza, PN = Pescado Negro, T = Tartagal); Colectores: PA = Pastor Arenas, MES = María Eugenia Suárez, AM = Aristóbulo Maranta.

 

RESULTADOS

El trabajo textil fabricado con fibras de cháguar (Bromelia spp.) y en particular el de la tinción son ámbitos de competencia de la mujer. Detalles sobre el arte textil wichí, incluyendo sus materias primas, procesos, productos tradicionales y actuales y el significado cultural de los mismos pueden encontrarse en los trabajos de Millán de Palavecino (1944, 1953, 1973, 1974), von Koschitzky (1992), Alvarsson (1992, 1994), Arenas (1997, 2003), Montani (2004, 2007, 2008) y Suárez & Montani (2010).

El proceso de tinción
La tarea textil y tintórea suele formar parte del plan específico de trabajo de las recolectoras. En estos casos se emprende la búsqueda de elementos para teñir, leñas u otros elementos que les servirán para esta labor; las niñas acompañan a las mujeres adultas y se interiorizan del oficio. El instrumental tradicional y actual comprometido en estas tareas no supera a los elementales artefactos de recolección: palas, clavas, machetes, cuchillos, entre otros.
La materia prima para teñir consiste en pedazos de madera, corteza de tallo o raíz (que incluye parte de la albura), frutos, hojas, resinas y, en el caso de hongos, basidiomas o el talo entero (cuando se trata de líquenes). Para preparar la tintura, la materia prima suele desecarse previamente al sol. Algunos materiales se muelen ligeramente o se desmenuzan, mientras en otros casos se utilizan los trozos o fragmentos tal como fueron recogidos. Para triturar se usan morteros que sirven únicamente para esa finalidad.
Para realizar la tinción, las sustancias tintóreas se colocan en agua dentro de un recipiente de uso exclusivo para este propósito. Hoy en día son ollas de metal o latas vacías, mientras que en el pasado empleaban vasijas de cerámica. El proceso de tinción compromete dos modalidades: el hervor de los materiales tintóreos o su macerado. Una vez listo el líquido tintóreo, se introducen en él los hilos a teñir. Dependiendo del tinte, se realiza un nuevo hervor con los hilos dentro del colorante o no. En ambos casos, los hilos se dejan en el líquido durante un par de días, tras lo cual se retiran y se secan al sol. En ciertos casos se combinan dos productos tintóreos con el fin de obtener nuevos colores. Las medidas de agua y cantidad de producto se hacen
completamente a ojo y se basan en la experiencia de la artesana. Un aspecto llamativo es la poca cantidad de líquido que se utiliza en relación con la abundante cantidad de producto que se requiere. Como utensilios adicionales, suelen contar con espátulas, palos o ramas que sirven para remover y para extraer los hilos teñidos.
Todos los datos recogidos indican que siempre son los hilos ya terminados los que se tiñen (no las fibras sin hilar). Los entrevistados sostienen que de lo contrario los productos coloreados se destiñen al hilarse.

Mordentado y modificación de los colores
En algunos casos, luego de la tinción, se emplean productos que desempeñarían el rol de mordientes y a veces de modificadores del color obtenido. Son ellos: barro y cenizas. Estas últimas se obtienen del fogón hogareño, sin especificación de ninguna madera en particular. Se espolvorean sobre los hilos húmedos o éstos se untan en ellas. El barro, en cambio, que sirve para embarrar las madejas de hilo, es seleccionado cuidadosamente. Éste se colecta en terrenos pantanosos específicos de la zona. Tras el tratamiento, los hilos se secan al sol y luego se sacuden o se lavan para quitarles la tierra o cenizas adheridas (el procedimiento adecuado varía según el tinte y la artesana). Según el producto que se emplee se logran colores, tonalidades o intensidades diferentes entre sí y distintos también al que resulta de la tinción sin agregados.

Especies tintóreas
Son 26 las especies tintóreas registradas en el campo (2 de ellas hongos), todas las cuales se presentan en la Tabla 1. Se debe tomar en cuenta que no todos los wichís entrevistados brindan una información completa sobre el listado que se pudo registrar. Parte de los informantes desconocen el uso de algunas especies o les niegan esta aplicación.
Además de servir para colorear fibras de cháguar, algunas de las especies registradas también son empleadas para teñir algodón y lana de oveja, pero en esta etnia el uso de ambas fibras no adquirió la importancia que sí tiene entre otras vecinas, como los tobas, los nivaclé o los pilagá. Esta es la principal razón por la cual se obtuvieron escasos datos al respecto y por la que no nos explayamos sobre ellas en el trabajo.
En la actualidad los tintes naturales han sido
reemplazados en gran medida por las tinturas comerciales de origen industrial. Las anilinas han comenzado a ser usadas por las wichís desde hace ya varias décadas, probablemente a partir de sus estancias laborales en los ingenios azucareros salto-jujeños desde fines del siglo XIX. Sin embargo, en los últimos años ha habido un resurgimiento de los tintes vegetales, ya que los compradores de artesanías indígenas requieren y valoran aquellas logradas con colores naturales.

DISCUSIÓN

La información recogida en apenas cinco asentamientos wichís sin duda no constituye un compendio completo del conjunto de tintes que pudiera utilizar todo el grupo étnico, ya que los ámbitos donde viven las diferentes parcialidades comprometen zonas fitogeográficas diferentes. Esto se observa, por ejemplo, en que dos de las especies tintóreas registradas no crecen en la zona de estudio. Son ellas el "cebil" (Anadenanthera colubrina var. cebil) y el "lapacho" (Handroanthus impetiginosus), de cuyo empleo local tenemos datos concretos. Ambas especies son integrantes de la flora del oeste de la zona de estudio, que son sitios muy frecuentados por los grupos del interior del Chaco desde fnales del siglo XIX. En el presente, el "lapacho" es un árbol cultivado como ornamental en los poblados donde se hicieron las investigaciones, en tanto que el "cebil" es evocado con frecuencia, fundamentalmente por su importancia ancestral en el chamanismo wichí (Arenas, 1992). La bibliografía sobre especies tintóreas de los wichís también menciona a otra planta ajena al área de estudio, el conocido "urundel" (Astronium sp.), con cuya corteza y madera se obtienen tonos castaños (Millán de Palavecino, 1953; von Koschitzky, 1992). Ninguno de los informantes consultados en el campo la citó como tintórea; sin embargo, no puede descartarse que durante sus prolongadas estadías en la región de los ingenios algunos lo aplicaran y seguramente los wichís que habitan en el piedemonte andino, donde crece la especie Astronium urundeuva (Allemão) Engl., lo emplean como tintóreo.
No se obtuvieron datos acerca del empleo de cactáceas como tintóreas, como sí menciona von Koschitzky (1992: 37), quien atribuye al "jugo de las
hojas" (el mucílago) la propiedad de teñir los hilos de cháguar de color rojo-amarillento. Contrariamente, es muy conocido y referido por los entrevistados el empleo de las cochinillas (Dactylopius spp.) que parasitan las Opuntia spp. El papel tintóreo de estos insectos es mencionado desde antiguo en la literatura americanista (Marzocca, 1959). Para teñir de color morado, los wichís extraen las cochinillas del "quimil" (Opuntia quimilo K. Schum.) y no de otras especies locales del género, que también son parasitadas. Este importante dato no se incluyó en la Tabla 1 por ser un producto de origen animal, aunque las referencias que se obtuvieron sobre el mismo son numerosas.
A partir de esta investigación se registraron novedades en la tintorería wichí. Se trata de las siguientes especies: Prosopis kuntzei, Prosopis nuda, Sapium haematospermum, Enterolobium contortosiliquum, Prosopis aff. nigra y el hongo Pycnoporus sanguineus. Las demás especies registradas en el campo, son referidas también en la bibliografía. Sin embargo, es habitual que tanto entre los datos recopilados como en los de las fuentes exista una gran variación en cuanto a los colores obtenidos, las partes utilizadas, los mordientes aplicados y algunos pasos del proceso de preparación, entre otros detalles.
De las especies novedosas encontradas hay que destacar especialmente un Prosopis cuya identidad no fue suficientemente aclarada (Prosopis aff. nigra), que crece en forma muy aislada en el oeste de la provincia de Formosa. Sus características morfológicas generales coinciden tanto con el "algarrobo negro" (P. nigra) como con el "algarrobo blanco" (P. alba). Los frutos, sin embargo, son típicos de P. nigra, con la diferencia de que su pulpa es morada y tiñe intensamente del mismo color hasta un tono negruzco azulado o violáceo. Los wichís y los toba-pilagá los emplean como tintóreos, pero no los consumen como alimento. Von Koschitzky (1992: 37) da datos que son atribuibles a esta misma especie. Otra de las entidades incluidas en este repertorio es Prosopis nuda, especie que hasta ahora no ha sido citada para Argentina. Por sus características externas se asemeja a P. kuntzei, con el cual comparte el nombre vernáculo y numerosas aplicaciones que los wichís le asignan. Éstos no toman en consideración las diferencias mínimas que presentan las flores de ambas especies.
Las especies relevadas en este trabajo coinciden con las ya registradas en la flora tintórea regional que excede a lo netamente dedicado a la tintorería wichí (Marzocca, 1959, 1964; Stramigioli, 1991, 2007; Trillo & Demaio, 2007; Palacio & Carrizo, 2010). En efecto, ciertas especies tintóreas son conocidas desde antiguo para regiones cercanas al hábitat wichí, donde son aplicadas por otros grupos étnicos o campesinos, con quienes habrían intercambiado conocimientos durante sus viajes y estadías.
El elevado número de especies tintóreas relevado (26) contrasta con los datos etnobotánicos que se conocen hasta hoy sobre plantas tintóreas entre las etnias del Chaco. Son ellas las que se refieren a los tobas, con 10 especies vegetales tintóreas reconocidas (Martínez Crovetto, 1967), a los pilagá con 13 especies (Arenas, com. pers.), a los maká (Arenas, 1983) y a los lengua-maskoy (Arenas, 1981), ambos con 5 especies, a los vilela con 2 especies (Martínez Crovetto, 1965) y a los ayoreo con 6 especies (Schmeda-Hirschmann, 1998: 17-18). El número de tinturas presentado en esta contribución se podría elevar aún más cuando se realicen investigaciones exhaustivas en otros ámbitos diferentes a las zonas específicas donde fue realizado el estudio y en los cuales también habitan wichís.
Con respecto a la observación de que los wichís nunca tiñen las fibras textiles sin hilarlas previamente, vale aclarar que esto coincide con lo observado por otros autores que estudiaron el arte textil wichí en profundidad (von Koschitzky, 1992: 29; Montani, 2004: 17, nota 16). No se hallaron referencias bibliográficas sobre tintes aplicados directamente sobre las fibras entre los wichís.
En relación con los mordientes usados por los wichís, es difícil precisar cuál es la función específica de los elementos que se emplean. El hecho de que cuando se usa barro no se utilizan cenizas y viceversa hace pensar que cada uno puede funcionar simultáneamente como mordiente y/o como modificador del color. No se obtuvieron datos sobre otros mordientes y/o modificadores del color entre los wichís, ni adquiridos en el comercio ni productos caseros. Esto coincide con la bibliografía local, que indica solamente el uso de cenizas y barro (Millán de Palavecino, 1953; von Koschitzky, 1992; Montani, 2004).
Para concluir hay que remarcar que los colores
que se describen en este artículo (Tabla 1) son sólo una referencia aproximada y los nombres de los colores en el idioma nativo no se incluyen por no haber hecho un estudio exhaustivo sobre el tema. En realidad, no existe aún un trabajo minucioso y completo acerca de la clasificación, léxico, percepción y representaciones de los colores entre los wichís, el cual enriquecería sobremanera el estudio de las sustancias tintóreas. Algunos antropólogos aportan luz sobre estas temáticas, pero ninguno de ellos se ha dedicado a ellas de lleno (Millán de Palavecino, 1944; von Koschitzky, 1992; Alvarsson 1992, 1994; Palmer, 2005; Montani, 2004, 2007). Sería óptimo, por lo tanto, realizar en el futuro un estudio etnobotánico sobre las plantas tintóreas de los wichís que incluya la comparación de los colores obtenidos con diferentes especies, con mezclas de dos o más sustancias tintóreas, con y sin mordientes, con y sin hervor de las materias primas, entre otros detalles. Asimismo, dado que la intensidad y los tonos de los colores pueden cambiar según la cantidad de producto y las técnicas utilizadas, es necesario medir las cantidades exactas de materiales empleados, así como los tiempos involucrados en cada etapa del proceso de tinción. Es fundamental además el cotejo de los colores observados con una carta de colores estándar, ya que ello permitiría que diferentes autores puedan comparar de manera objetiva sus resultados.

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Recibido el 14 de noviembre de 2011
Aceptado el 19 de diciembre de 2011.

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