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Boletín de la Sociedad Argentina de Botánica

On-line version ISSN 1851-2372

Bol. Soc. Argent. Bot. vol.47 no.3-4 Córdoba July/Dec. 2012

 

ETNOBOTÁNICA

Plantas Medicinales en el Parque Nacional los alerces, Chubut, Patagonia Argentina

 

Carolina Toledo1 y Adriana Kutschker2

1 Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico (CIEFAP). Ruta 259, Km 16,5 Esquel (Chubut), Argentina. E-mail: ctoledo@ciefap.org.ar
2 Universidad Nacional de la Patagonia S.J.B. Ruta 259, Km 16,5. Esquel (Chubut), Argentina.

 


Resumen: El objetivo de este estudio fue identificar las plantas con valor medicinal empleadas por los antiguos pobladores del Parque Nacional Los Alerces y relacionarlas con la riqueza específica de plantas medicinales presentes en el área. Se entrevistaron 16 pobladores asentados en la Reserva Nacional que tenían conocimiento de las plantas medicinales, más allá de que hicieran uso o no de las mismas. Las entrevistas fueron semiestructuradas, completadas de manera escrita e individual por el entrevistador. Las mismas incluían diez preguntas que recopilaban información respecto a las especies usadas como medicina, modo de preparación y aplicación, frecuencia de uso, localización de las plantas en el ámbito del área protegida, forma de obtención de las especies, y el modo de adquisición de los conocimientos respecto a las plantas. Los pobladores mencionaron el uso de 42 especies con valor medicinal, distribuidas en 24 familias, de las cuales las mejor representadas fueron Lamiaceae (21,4%) y Asteraceae (14,2%). En cuanto al origen de las plantas medicinales citadas por los pobladores, el 58, 5% correspondió a especies exóticas. Los usos más frecuentes fueron para trastornos del sistema digestivo, seguido en orden decreciente y en menor proporción para tratar afecciones respiratorias, cardiovasculares y de la piel. Al comparar la riqueza total de especies medicinales presentes en el Parque y las registradas a partir de las entrevistas, se observa que se hace uso de un 28,6% de lo disponible en el área.

Palabras clave: Bosque subantártico; Entrevistas; Plantas medicinales; Patagonia.

Summary: Medicinal plants in The Alerces National Park, Chubut, Argentinean Patagonia. The aim of this study was to identify the medicinal plants used by the old residents in The Alerces National Park and to relate this information with medicinal species richness in the area. An interview was employed with 16 local people settled in the National Reserve who had knowledge of medicinal plants, past or not to make use of them. The interviews were semi-structured, in writing and completed individually by the interviewer. They included ten questions that gathered information regarding the use of medicinal plants, methods of preparation and implementation, frequency of use, location of plants in the field of protected area, ways to collect or collection of species and the mode of acquisition of such knowledge. Residents mentioned the use of 42 species of medicinal value, distributed in 24 families, of which the best represented were Lamiaceae (21.4%) and Asteraceae (14.2%). The 58, 5% of medicinal plants cited by the settlers were alien species. The most frequent uses were for digestive disorders, decreasingly followed by respiratory, cardiovascular and skin diseases. By comparing the total wealth of medicinal species in the Park and those recorded from the interviews, the study shows that local people only uses 28.6% of what is available in the area.

Key words: Interviews; Medicinal plants; Patagonia; Subantarctic forest.


 

INTRODUCCIÓN

El empleo de las plantas con fines curativos es una práctica que se remonta prácticamente al principio de la evolución del hombre sobre la tierra. Más aún los remedios naturales y sobre todo las plantas medicinales fueron el único recurso del que disponían los sanadores en la antigüedad, para curar sus dolencias y enfermedades. Los seres humanos han buscado medicinas, 'plantas sagradas' dentro del hábitat en el que desenvolvían sus actividades, y han adoptado diferentes estrategias terapéuticas, dependiendo del ambiente climático, fitogeográfco y faunístico que los rodeaba, y de su particular tipología sociocultural (Thomson, 1981).
A inicios de los años noventa, la Organización Mundial de la Salud identificó que el 80% de la
población mundial recurre a la medicina tradicional para asistir problemas de salud, la cual se basa principalmente en el empleo de plantas medicinales (Beyra et al., 2004). Este alto porcentaje de la humanidad relacionado de alguna manera con la medicina tradicional, permite el mantenimiento de dichos conocimientos. Sin embargo, muchas plantas medicinales se encuentran en peligro de extinción, lo cual incide en la pérdida de recursos genéticos (De la Riva, 2006).
Para Argentina pueden citarse los trabajos sobre plantas medicinales de Ratera & Ratera (1980) y Toursarkissian (1980); otras publicaciones hacen referencia a alguna región, localidad o comunidad particular, por ejemplo los trabajos de Martínez Crovetto (1968a), Lahitte & Hurrell (1995-1996, 1998), Scarpa (2002), Sánchez (2003), Barboza et al. (2006), Domínguez Díaz (2010) entre otros. En Patagonia se ha investigado el uso de las plantas medicinales en distintas comunidades (Martínez Crovetto, 1968b, 1982; Conticello et al., 1997; Casamiquela, 1999; Lauría Sorge, 2002; Ramírez & Beloso, 2002; Estomba et al., 2003, 2006).
En particular el Parque Nacional Los Alerces cuenta con escasos registros de las plantas utilizadas como medicina, entre ellos el trabajo de Kutschker et al. (2002), en el que fueron entrevistadas sólo dos familias del área protegida. Este fue uno de los aspectos que motivó a realizar un estudio etnobotánico que involucrara a la mayoría de las poblaciones rurales asentadas en la Reserva Nacional Los Alerces. Este relevamiento contribuirá además a incrementar el conocimiento de las plantas medicinales, como paso inicial y fundamental para implementar acciones de conservación, tendientes a proteger la biodiversidad y promover el uso sustentable de aquellas especies de plantas con valor etnomedicinal. Es por ello que el objetivo de este estudio fue identificar las plantas con valor medicinal empleadas por los antiguos pobladores del Parque Nacional Los Alerces y relacionarlas con la riqueza de especies medicinales existente en el área.

MATERIALES Y MÉTODOS

Área de estudio
El estudio etnobotánico se realizó en poblaciones ubicadas en el área de Reserva del Parque Nacional Los Alerces (42º55'S y 71º52'O), en el noroeste de

la provincia de Chubut, Patagonia Argentina (Fig. 1). Este Parque fue creado en 1937 con el objetivo fundamental de proteger los bosques de alerce o lahuán (Fitzroya cupressoides (Mol.) Johnst.) , un exponente típico de la flora andino-patagónica, además de resguardar varias especies de fauna amenazada como el huemul (Hippocamelus bisulcus Molina). Fitogeográficamente, el área protegida se ubica en las ecorregiones de bosque patagónico (Dominio Subantártico, Provincia Subantártica) y altoandina (Dominio Andino-patagónico, Provincia Altoandina) (Cabrera & Willink, 1980). En elárea se encuentra un complejo sistema lacustre de numerosos ríos, arroyos y espejos de agua, que conforman un sistema en el que se destacan los lagos Menéndez, Rivadavia, Futalaufquen y Krüger, y el río Frey que desagua en la Presa Hidroeléctrica Futaleufú (embalse Amutui Quimei) (Uribelarrea, 1997).


Fig. 1. Ubicación del PN Los Alerces y el área de Reserva involucrada en el estudio.

El centro poblacional más cercano es la ciudad de Esquel, distante a 50 km del parque. Actualmente la población del área de la Reserva Nacional está compuesta por 42 familias, de nacionalidad argentina y descendientes de inmigrantes chilenos y europeos (Giusiano-Sánchez, 2001).Todas ellas asentadas en su mayoría en un sector del Parque denominado "El Maitenal" y sobre la Ruta Nº 71 que recorre el área protegida en sentido norte-sur desde portada norte (Lago Rivadavia) hasta portada centro. En el sector suroeste del Lago Futalaufquen se encuentra la Villa de nombre homónimo, que corresponde al centro administrativo, de servicios y asentamiento de algunos pobladores. Allí se ubican la Intendencia, el Centro de informes y Museo, el puesto de Gendarmería Nacional, radioestación, taller, carpintería, una capilla católica, estación de servicio y otros comercios. También se encuentra la Sala de Primeros auxilios para la atención primaria de la salud, en tanto que para los casos de mayor complejidad los pobladores concurren a los hospitales de las localidades de Esquel y Trevelin. Cuentan además con un establecimiento educativo de nivel primario, Escuela rural Nº 25, a la que asisten aproximadamente 52 alumnos. En los primeros tiempos la principal actividad económica de los pobladores era la cría de ganado, pero a medida que los ingresos derivados de las tareas extra-agrarias comenzaron a representar una importante entrada para las familias, la ganadería fue decayendo para transformarse poco a poco en aditamento económico. Sin embargo, ya sea por tradición productiva, por profundo conocimiento de la tarea o por afecto, quienes practican la ganadería no la abandonan por completo. También se dedican, pero en menor medida, al cultivo de hortalizas, elaboración de artesanías, extracción de leña para autoconsumo, actividades extraprediales y turísticas, todas ellas desarrolladas bajo parámetros orientados a la preservación del medioambiente (CFI, 2007).

Muestreo y diseño de entrevistas
Para evaluar el uso de plantas con fines medicinales por los pobladores del Parque Nacional Los Alerces se entrevistó a pobladores asentados en el área de Reserva. El muestreo se inició en la portada centro del área protegida hasta la portada norte (Lago Rivadavia), y se ingresó a todas las poblaciones (en este caso el término población hace referencia a cada predio donde vive una familia) existentes a lo largo de la Ruta Provincial Nº 71
(aprox. 62 km), que une ambas portadas en sentido Sur-Norte. Para ello se contó con la autorización formal de la Administración de Parques Nacionales, Regional Patagonia (Permiso Nº 865) y solamente se entrevistaron aquellos pobladores que expresaron su consentimiento previamente informado.
Se implementó una entrevista escrita, semiestructurada, la cual fue dirigida a los integrantes mayores de la familia y que tenían algún conocimiento de las plantas con valor medicinal, más allá de que hicieran uso o no de las mismas. Las entrevistas fueron completadas por el entrevistador, de manera individual y en las mismas se registró información respecto al uso de las plantas curativas, especies utilizadas, partes de la planta empleada, modos de preparación y aplicación, frecuencia de utilización, localización de las plantas en la zona de estudio, forma de recolección u obtención de las diferentes especies, modo de adquisición de estos conocimientos; también se consultó a los pobladores respecto a si concurrían al médico y/o utilizaban plantas para curarse cuando se sentían enfermos.
La información de las entrevistas se contrastó con la riqueza de plantas medicinales presentes en el Parque Nacional Los Alerces obtenida por Toledo (2008). Se confeccionó un listado con las especies medicinales relevadas dentro del área. Se incluyó el nombre vulgar y científico de cada planta, origen, uso etnomedicinal, parte de la planta utilizada y forma de preparación o administración. El nombre científico y el origen (nativo, exótica) de las diferentes especies se verificó con el catálogo de Plantas Vasculares del Conosur (Zuloaga et al., 2008). En relación a los usos de las plantas los mismos fueron registrados y clasificados según las categorías émicas explicitadas por los entrevistados; luego para el procesamiento general de los datos se reagruparon en categorías éticas, definidas por los autores para el presente trabajo.

RESULTADOS

Se realizaron 16 entrevistas entre diciembre del 2007 y febrero del 2008. Se entrevistaron igual número de mujeres y hombres, cuyas edades oscilaron entre los 36 y 86 años. Se registraron 42 especies con uso etnomedicinal, distribuidas en 24 familias, de las cuales las mejor representadas fueron Lamiaceae, con 9 especies (21,4%) y Asteraceae con 6 (14,2%). Le siguieron las familias Cupressaceae, Santalaceae y Solanaceae con sólo 2 especies cada una (Tabla 1).

Tabla 1. Listado de especies medicinales registradas a partir de las entrevistas a los pobladores del PNLA ordenadas alfabéticamente por familia con nombre común, uso etnomedicinal (categoríasémicas), partes utilizadas (CT= corteza, FL= fores, FR= frutos, HJ= hojas, PA= parte aérea, RM= rama, RZM=rizoma, SM= semillas, TP= toda la planta) y forma de preparación y/o administración. Las especies exóticas se indican con un asterisco.

Una de las especies mencionadas como "santa rosa" no pudo ser identificada en terreno ni tampoco registrada en la bibliografía consultada, por lo cual se descartó del análisis. En otros tres casos los ejemplares sólo pudieron ser determinados a nivel de género.
En cuanto al origen geográfico de las plantas mencionadas como medicinales por los pobladores, el 58,5% correspondió a especies exóticas. Sin embargo las plantas más frecuentemente citadas, es decir aquellas con mayor consenso de uso, fueron plantas nativas como el ñanculahuen (Valeriana carnosa), el palo piche (Fabiana imbricata), la carqueja (Baccharis sagittalis) y el pañil (Buddleja globosa) con el 75% de los reportes. Le siguen el limpia plata (Equisetum bogotense), la menta (Mentha rotundifolia) y el paico (Dysphania ambrosioides) con el 68,75%.
Los usos citados por los entrevistados se reagruparon en 8 categorías, ocupando el primer lugar los trastornos digestivos, seguidos en orden decreciente por las afecciones respiratorias, cardiovasculares, de la piel y del sistema inmunitario. En la categoría Otros se incluyeron usos mencionados una sola vez como fueron analgésico, desinfectante y control de plagas. En relación a la contribución de las especies nativas y exóticas para tratar las diferentes afecciones resultó proporcional en la mayoría de los usos, con un mayor aporte de plantas nativas para tratar problemas asociados al aparato urinario y sistema inmunitario, y de exóticas en el caso de trastornos digestivos y afecciones de la piel (Fig. 2). Las formas más comunes de preparación de las plantas resultaron ser la infusión y decocción, y en menor medida las maceraciones, emplastos y jugos.


Fig. 2. Contribución de especies nativas (N) y exóticas (E) a los diferentes usos, reagrupados en las siguientes categorías éticas: Trastornos digestivos (A. Dig.), afecciones del Aparato respiratorio (A. Res.), Aparato cardiovascular (A. Cv.), Aparato Urinario (A. Uri.), Sistema Inmunitario (A. S-In.), Sistema esquelético-muscular (A. S-Em.), afecciones de la piel (A. Piel) y Otros.

El 81,25% de los entrevistados mencionó que utilizaba las plantas con una frecuencia de uno a dos días a la semana, en tanto que el 18,75% las incorporaba más de dos veces a la semana, y ninguno declaró usarlas siempre. Las plantas eran recolectadas directamente en el campo por la totalidad de los entrevistados, mientras que un 25% indicaron que además de extraerlas del campo las cultivaban en su predio.
El 93,75% de los pobladores manifestó haber adquirido el conocimiento sobre el uso de las plantas
a través de su familia, la cual fue transmitiendo de generación en generación el saber popular relacionado con el uso medicinal de las diferentes especies. Por otro lado el 50% de los entrevistados declaró que concurren al médico cuando se sienten enfermos, mientras que el otro 50% además de usar plantas para curarse, también consultan al médico. Ninguno de los pobladores usaba la curación con plantas como único recurso para sanarse.
Se registraron cuatro casos en los que utilizaban la combinación de varias plantas para combatir determinada afección. Entre ellos se pueden mencionar a la lavanda (Lavandula offcinalis), el tomillo (Thymus vulgaris) y el romero (Rosmarinus offcinalis), los cuales dejaban macerar en alcohol de cereal, para luego utilizarlo como repelente de piojos. Otro caso es el alfilerillo (Erodium cicutarium) que mezclado con pañil (Buddleja globosa) se empleaban como cicatrizante. Para limpiar el cuerpo mezclaban la carqueja (Baccharis sagittalis), elñanculahuen (Valeriana carnosa) y el palo piche (Fabiana imbricata). De la misma manera, para aliviar golpes internos, mezclaban el ñanculahuen con el peciolo de nalca (Gunnera tinctoria) y piedra lumbre, se lo conservaba en una botella para luego ingerirlo frío.
En cuanto a la forma de preparación y uso se puede destacar a la especie Oxalis sp. (culle), la cual es usada en casos de fiebre, para disminuir la temperatura corporal. Esta planta requiere de una
elaboración previa antes de ser utilizada; la misma es colocada en un sartén caliente y es cocinada a modo de "tortilla". Cuando necesitan usarla, toman una porción de la misma y preparan una infusión.
En algunas preparaciones hacen uso de aditivos o vehículos. Además del agua, que es el más frecuente por formar parte de las infusiones, decocciones y maceraciones, han mencionado el alcohol de cereal, el azúcar negra, la naftalina, la piedra lumbre y el buche de avestruz. A este último lo mezclan con las hojas del paico macho (Dysphania ambrosioides) para curar el empacho. En el caso del palo piche (Fabiana imbricata) reconocían la existencia de dos variedades a las que denominaban macho y hembra. La forma de identificarlas es preparando una infusión con ramitas de cada una de las plantas, aquella que desprende un color azulado es la que posee propiedades terapéuticas y es utilizada con fines medicinales, mientras que la que da una coloración clara no se debe ingerir.

DISCUSIÓN

Un número importante de especies son utilizadas medicinalmente por los antiguos pobladores asentados en el sector de Reserva Nacional Los Alerces, sin embargo constituyen solamente el 28,6% del total de plantas medicinales registradas para el área protegida (Toledo, 2008). Esto podría deberse en parte a la pérdida del saber popular y de las costumbres en la utilización de las plantas con fines curativos, como así también al desconocimiento respecto a la variedad de plantas con valor medicinal disponibles en el área. Por otro lado la cercanía a centros urbanos facilitaría el acceso a medicamentos alopáticos. Observaciones similares surgen de estudios realizados en una comunidad mapuche de la zona de San Martín de los Andes por Estomba et al. (2006).
Las familias botánicas más representadas fueron Lamiaceae (21,4%) y Asteraceae (14,2%), lo que coincide con lo reportado por Eyssartier et al. (2009) y Beyra et al. (2004), y contrasta con diversos estudios realizados en Patagonia (Ladio et al., 2007; Ladio & Lozada, 2008) y a nivel mundial (Heinrich et al., 1998; Leonti et al., 2003; Novais et al., 2004; Macía et al., 2005; De la Cruz et al., 2007), donde la familia Asteraceae presenta la mayor riqueza de especies con valor medicinal.
En relación al origen geográfico de las plantas empleadas medicinalmente, se registró un valor levemente superior de exóticas. A diferencia de esto Estomba et al. (2006) encontraron una cantidad similar de plantas nativas y exóticas usadas como medicinales, en tanto otros estudios han registrado
un número mayor de especies nativas (Citarella, 1995; Conticello et al., 1997; Ladio et al., 2007; Ochoa et al., 2010), que era lo esperado en este trabajo, al tratarse de un área protegida que presenta un buen estado de conservación. Existe un estudio de caso donde las especies mayormente citadas correspondieron a las de origen exótico (Eyssartier et al., 2009). Esto muestra que las plantas introducidas van siendo incorporadas a la herbolaria tradicional, principalmente para dolencias comunes, digestivas y respiratorias, tratadas principalmente en el ámbito doméstico (Beyra et al., 2004).
Al comparar los usos etnomedicinales obtenidos a partir de las entrevistas, con los usos descriptos por Toledo (2008) para las especies medicinales del Parque, se registraron 20 especies que coinciden en el uso y forma de administración. Para las otras 22 especies se mencionan otras propiedades terapéuticas.
El ñanculahuen o yerba del aguilucho blanco (Valeriana carnosa) resultó ser una de las plantas más citadas por los entrevistados, al igual que en estudios realizados en la comunidad mapuche Curruhuinca (Neuquén) (Estomba et al., 2006) y en la comunidad de Lago Rosario (Molares & Ladio 2008). Se la emplea muchas veces mezclada con limpia plata (Equisetum bogotense), para aliviar lo que los pobladores llaman "las siete enfermedades". Aquí se plantea que esta denominación podría estar referida a las dolencias que pueden afectar a siete diferentes sistemas u órganos corporales, a diferencia de lo que plantea Estomba et al. (2006) que considera el uso de esta planta para curar siete enfermedades como una "panacea". Gusinde (1917) asoció este uso a una connotación sagrada dada por la medicina mapuche, al igual que Molares & Ladio (2008) que la citan como una especie simbólica y medicinal, utilizada para curar dolencias coincidentes con las halladas en el presente estudio.
Si bien en otras investigaciones se cita el uso místico de más de una especie (Hoffmann, 1992; Conticello et al., 1997), en esta investigación una pobladora relató que en tiempos pasados en su familia se acostumbraba utilizar "ají molido" para curar el mal de ojo. En dicha práctica se envolvía un puñado de ají molido en un paño, el cual se tiraba dentro de una estufa a leña (tipo salamandra), empezaba a quemarse y si desprendía olor a ají la persona estaba "ojeada". Esta enfermedad
popular cuya etiología posee claras connotaciones mágico-religiosas, no conlleva en ningún caso una explicación empírico-racional del fenómeno (Hoffmann, 1992).
En relación a la frecuencia con que son usadas las plantas por parte de los entrevistados, la misma resulta baja, considerando que un alto porcentaje las utiliza solamente una a dos veces por semana; esto contrasta con lo expuesto por Conticello et al. (1997), que señala mayores frecuencias de consumo. En cuanto a la forma en que fue adquirido el conocimiento sobre el uso y preparación de las plantas, un 93,75% supo de los usos a través de su familia y en muchos casos hacían referencia a su utilización por parte de sus ancestros, aunque ellos en la actualidad no la emplearan. Es decir que son capaces de reconocer y nombrar una importante cantidad de plantas, pero son muy pocas las que utilizan; esto fue también señalado en estudios etnobotánicos realizados por Martínez Crovetto (1968b).
Para aprovisionarse del material vegetal la totalidad de los entrevistados indicaron que recolectaban las plantas directamente del campo, mientras que un 25% además las cultivaba en su casa. Todas las plantas cultivadas correspondieron a Lamiáceas exóticas, entre las que se pueden mencionar el romero (Rosmarinus officinalis), el orégano (Origanum vulgare), la salvia (Salvia officinalis) y el tomillo (Thymus vulgaris), las cuales además de emplearse medicinalmente, son utilizadas como condimento para las comidas. Esto explicaría la importancia de esta familia botánica en la herbolaria local y el alto porcentaje de especies medicinales exóticas citadas por los entrevistados.
Los pobladores entre 55 y 86 años de edad fueron quienes realizaron mayores aportes en lo referente al uso de las plantas medicinales. Esto en general coincide con otros estudios que han hecho la misma observación relacionada con un mayor conocimiento ligado a los integrantes de mayor edad de una comunidad (Estomba et al., 2006; Molares & Ladio, 2008). Como se mencionara el uso de medicamentos se ha generalizado también en el medio rural, lo que ha contribuido al abandono de las prácticas medicinales tradicionales. Una evidencia de este hecho es que la mitad de los entrevistados manifestaron que cuando tienen alguna afección o cuando se sienten enfermos solo concurren al médico; mientras que la otra mitad
indicó que además de usar plantas para curarse, también consultan al médico.
El estudio aquí desarrollado constituye un aporte importante a la información de base existente en el Parque Nacional Los Alerces, y establece el paso inicial para implementar acciones de difusión y conservación, tendientes a proteger no solo a las especies de plantas con valor etnomedicinal sino también a los saberes populares, que forman parte de la riqueza cultural de este área protegida.

AGRADECIMIENTOS

A la Administración del Parque Nacional Los Alerces por autorizar la realización del estudio y a la Universidad Nacional de la Patagonia S.J.B.- Sede Esquel por brindarnos el espacio para su desarrollo. A los pobladores de la Reserva Nacional que compartieron sus conocimientos y enriquecieron nuestro trabajo.

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Recibido el 15 de noviembre de 2011
Aceptado el 26 de julio de 2012.

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