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Boletín de la Sociedad Argentina de Botánica

versión On-line ISSN 1851-2372

Bol. Soc. Argent. Bot. vol.54 no.4 Córdoba dic. 2019

 

Etnobotánica - Ethnobotany

Plantas que mantienen al ganado: conocimiento campesino asociado a especies forrajeras en la Sierra de Ancasti (Catamarca, Argentina)

Plants to raise livestock: Peasant knowledge associated to fodder species in Sierra de Ancasti (Catamarca, Argentina)

 

N. David Jiménez-Escobar1* y Gustavo J. Martinez 1


Summary

Background and aims: Peasant communities associated with small-scale livestock often have deep knowledge of the environment, ecosystems and plant species in which their animals are fed. In this study, knowledge associated with forage plants in the Sierra de Ancasti, Argentina (Dry Chaco) was inquired. Accordingly, we determined what types of livestock is raised in the area, what plants are consumed by domestic animals and, in local terms, what is considered a forage.
M&M: By using the snowball technique, 20 households, related to livestock areas, participated in the open and semi-structured interviews. Study participants were specifically asked about forage species. Field work was complemented with participant observation and guided walks with peasant shepherd families related.
Results: Local production is mainly related to goats, sheep and cattle. Regarding forage plants, 154 species were found (corresponding to 129 genera, 51 families). The high percentage of species of native origin is significant (78%). According to the Frequency Index, the most widely cited kinds of forage are: Cereus forbesii, Medicago sativa, Vachellia aroma, V. caven y Zea mays.
Conclusions: The variety of species consumed by the different types of livestock, the prevalence of native fodder species and the diversity of habits and parts used highlights the region's rich biological diversity. Likewise, the forage term was defined by Ancasti's inhabitants as associated with the concept of “raise” the animal (feeding, fattening, caring or increasing production).

Key words Dry Chaco, ethnobotany, fodder plants, livestock, rural communities.

Resumen

Introducción y objetivos: Las comunidades campesinas asociadas al pastoreo y a la ganadería -a pequeña escala- suelen tener un profundo conocimiento de los ambientes, de los ecosistemas y de las plantas en las que se crían sus animales. En este estudio se indagó el conocimiento asociado a las plantas forrajeras en la Sierra de Ancasti, Argentina (Chaco seco). Para ello se estableció qué tipo de ganado se cría en la zona, qué plantas son consumidas por los animales domésticos y en términos locales, qué se considera un forraje.
M&M: Por medio de la técnica bola de nieve, 20 unidades domésticas participaron de las entrevistas abiertas y semiestructuradas, consultándoles específicamente por las especies forrajeras. El trabajo de campo se complementó con observación participante y caminatas guiadas junto a familias campesinas asociadas al pastoreo.
Resultados: La producción local se relaciona principalmente al ganado caprino, ovino y vacuno. En relación a las plantas forrajeras, se encontraron 154 especies (correspondientes a 129 géneros, 51 familias). Se destaca el alto porcentaje de especies de origen nativo (78%). Según el Índice de frecuencia de mención, los forrajes más citados son: Cereus forbesii, Medicago sativa, Vachellia aroma, V. caven y Zea mays.
Conclusiones: La riqueza de especies consumidas por los distintos tipos de ganado, el dominio de las especies nativas en la alimentación de los animales y la diversidad de tipos de hábito y partes de uso, son una muestra de la amplia diversidad biológica de la región. Asimismo, se definió el término de forraje, que para los pobladores de Ancasti está asociado al concepto de “mantener” al animal (alimentar, engordar, cuidar, aumentar la producción).

Palabras clave Chaco Seco, etnobotánica, forrajes, ganadería, poblaciones rurales.


 

Introducción

El pastoreo y la ganadería -a pequeña escalase puede definir como la cría, el cuidado y el manejo del ganado en espacios abiertos o al aire libre (Galaty & Johnson, 1990). Alrededor del mundo, este tipo de ganadería -a pequeña escala-constituye para sociedades y pueblos pastoriles, la principal fuente de producción, donde la fuerza laboral gira en torno al cuidado animal y genera estabilidad económica a los pobladores (Galaty & Johnson, 1990; De Rancourt et al., 2006; Scarpa, 2012; Rivera, 2014; Nunes et al., 2015). De esta manera, el ganado no solo forma parte del capital financiero de las unidades domésticas, también constituye una fuente de ahorro y de recursos que se hacen disponibles en situaciones de emergencia o necesidad (Rivera, 2014).

Para las comunidades indígenas y campesinas, la cría de animales involucra una serie de dinámicas y prácticas, que van más allá de los de los ámbitos productivos, donde el ganado también hace parte de numerosas redes simbólicas y sociales, que permean el día a día de las comunidades, otorgándoles características propias a las unidades familiares y ocupando lugares de privilegio en su cultura (Evan-Pritchard, 1940; Schwabe & Kuojok, 1981; Galaty & Johnson, 1990; Quiroga Mendiola, 2011; Scarpa, 2012).

En efecto, la cría de animales es una práctica antigua que representa una importante fuente de subsistencia para los hogares con bajos ingresos en todo el mundo (Uicn, 2008; Fao, 2011; Galeano et al., 2013; Nunes et al., 2015). El ganado también permite a los pobladores, la diversificación de sus propios recursos, amainando los riesgos frente a los cambios sociales, económicos y climáticos (Rivera, 2014). De esta forma, en los ambientes áridos y semiáridos, donde la producción agrícola es escasa, el pastoreo se ha constituido como una práctica frecuente y propia de las comunidades humanas que habitan estos ecosistemas (Fao, 2011). El Chaco Seco no escapa a esta realidad, siendo frecuente entre los pobladores la crianza principalmente de ganado caprino, pero también de ovino y vacuno (Roig, 2003; Bazán, 2006; Cáceres, 2006; Scarpa, 2007, 2012; Ramisch et al., 2009; Cavanna et al., 2010; Riat, 2012; Jiménez-Escobar, 2015, 2019).

Por definición la palabra forraje, es referida a aquellas partes vegetales consumidas por el ganado (Ledesma et al., 2007). En la Argentina, uno de los primeros autores que resaltó la importancia de las investigaciones sobre plantas forrajeras fue Burkart (1943), quien afirma que las comunidades ganaderas, presentan un “caudal de conocimientos’", donde se distinguen los “mejores pastos", sus dominios y su valor forrajero. Luego se han publicado otros trabajos que abordan el estudio de las prácticas ganaderas y la dieta vacuna en el Chaco Argentino (Morello & Saravia, 1959a, b; Ragonese, 1967; Morello et al., 1973; Ragonese & Milano, 1984; Braun Wilke, 1995; Roig, 2003). Asimismo, el estudio del uso de pastizales naturales y sabanas como ecosistemas para el desarrollo de la ganadería ha motivado el interés de otras investigaciones (Marino, 2008, 2013). Por otra parte, resultan pioneros los estudios de sustentabilidad ecológica y socio-cultural para ecosistemas pastoriles en ambientes áridos de alta montaña, realizados por Quiroga-Mendiola (2011) en la provincia de Jujuy.

Para la etnobiología, se destacan los aportes de Scarpa (2007) quien, para el oeste de Formosa, cita 196 taxas vegetales y construye un Índice de Valor Forrajero (Ivf) para calcular la calidad y la disponibilidad de 189 plantas forrajeras silvestres. Por otra parte, para la Provincia de Santiago del Estero el trabajo de Riat (2012), presenta 35 especies vegetales reconocidas como forrajes. Mientras para la provincia de Catamarca, Cavanna et al. (2010) realizaron una primera descripción de las plantas forrajeras con comunidades campesinas de las Salinas Grandes y Jiménez-Escobar (2015) destacó el uso y manejo de 14 especies de la familia Bromeliaceae, consumidas por el ganado en áreas serranas.

Las comunidades campesinas asociadas a la cría de animales suelen tener un profundo conocimiento de los ambientes, del ecosistema y de las plantas. Estos saberes populares se revisten de gran valor social, económico y cultural, principalmente en lugares donde la alimentación de los animales de cría depende de las pasturas naturales y del bosque nativo. Por lo tanto, para una planificación ganadera sostenible y una valoración de los recursos vegetales asociados a estos espacios, es necesario establecer la riqueza de plantas vinculadas a las prácticas de pastoreo. De igual manera, se debe evaluar el uso y el aprovechamiento de algunas especies, las formas de manejo y el tipo de ganado. Estos lineamientos deben considerarse como herramientas importantes a la hora de proponer estrategias de conservación, dado el impacto que generan sobre las poblaciones vegetales y en general sobre la conformación del paisaje. En este contexto, las indagaciones que se pretenden contestar, están relacionadas directamente a los pequeños y medianos productores ganaderos, con quienes se abordaron los siguientes cuestionamientos: ¿Qué es un forraje en términos locales? ¿Qué tipos de ganado se crían en Ancasti? ¿Cuáles plantas son consumidas por los animales?

Materiales y Métodos

Área de estudio

El departamento de Ancasti está situado entre los 28o 23' 29,3" S y los 65o 20' 65,4"O. Posee una superficie de 2.412 Km2 lo que representa el 2,35% de la dimensión geográfica de la provincia de Catamarca (Fig. 1). La Sierra de Ancasti está dentro de la provincia geográfica chaqueña (distrito chaco-serrano). Se caracteriza por presentar un clima cálido-húmedo, con una temperatura media anual de 19 oC y precipitaciones que oscilan entre los 500 y 1200 mm anuales, concentradas en la época de verano (Bazán, 2006; Palmeri et al., 2008).

Con un relieve montañoso, la región presenta praderas de altura con pasturas naturales, quebradas, pequeños valles intermontanos y faldeos con formaciones boscosa. La estructura vegetal de la zona se caracteriza por combinar elementos arbóreos típicos del Chaco Seco, como Celtis spp., Geoffroea decorticans (Gillies ex Hook. & Arn) Burkart., Jodina rhombifolia (Hook. & Arn.) Reissek y Schinopsis lorentzii (Griseb.) Engl, con elementos propios del Chaco Serrano, como Lithraea molleoides (Vell.) Engl., Parapiptadenia excelsa (Griseb.) Burkart, Parasenegalia visco (Lorentz ex Griseb.) Seigler & Ebinger, Ruprechtia apetala Wedd. y Zanthoxylum coco Gillies ex Hook. f. & Arn., y especies asociadas a la eco-región Yungas (en Ancasti, selva de transición o cebilar) como Anadenanthera colubrina (Vell.) Brenan, Erythroxylum argentinum O.E. Schulz y Xylosmapubescens Griseb.

Las praderas de altura o pastizales de neblina son uno de los paisajes más representativos de la Sierra (1000 -1200 msnm). Presentan una marcada estacionalidad, donde se destaca un amplio dominio de pastizales nativos (Cyperus corymbosus Rottb., Elionurus muticus (Spreng.) Kuntze, Festuca hieronymi Hack., Jarava ichu Ruiz & Pav., Poa calchaquiensis Hack., Setaria macrostachya Kunth, solo por destacar algunos), con elementos de porte herbáceo a arbustivo (Baccharis flabellata Hook. & Arn., Berberis ruscifolia Lam., Croton lachnostachyus Baill. y Ephedra tweediana Fisch. & C.A. Mey.) y la ausencia de árboles. En relación con la ecología vegetal y la vegetación de los ambientes del Este de Catamarca, se pueden reseñar las investigaciones referentes a la fitogeografía (Morláns, 1995), la flora (Perea et al., 2007; Quiroga & Reinoso-Franchino, 2010; Perea, 2011) y las gramíneas forrajeras del Chaco seco (Quiroga & Correa 2011). Asimismo, recientes contribuciones incluyen percepciones y usos de plantas por parte de la comunidad rural de Ancasti (Jiménez-Escobar, 2015, 2019; Martínez & Jiménez-Escobar, 2017; Jiménez- Escobar & Martínez, 2019)

Pobladores actuales de la Sierra

Según los datos más recientes datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec, 2010), el departamento está conformado por una población de 2900 habitantes, que conforman un total de 786 hogares o unidades familiares. La mayoría de estos pobladores viven en casas o departamentos (91%), siendo muy bajo el porcentaje de familias que habita en otro tipo de vivienda como ranchos (7%) o casillas (1%). Según Ramisch et al. (2009), en el año 2002 en Ancasti existían cerca de 494 explotaciones agropecuarias, de las cuales 450 (91%) eran conformadas por pequeños productores familiares.

En cuanto a la jurisdicción política de Ancasti, el departamento se divide en 10 distritos, donde están asentadas poblaciones con escasa concentración demográfica, siendo el único municipio la Villa de Ancasti (305 habitantes), mientras la segunda localidad en importancia poblacional es Anquincila (200 habitantes). El resto de la población esta diseminada en caseríos y parajes que conforman la típica fisonomía rural de la zona (Indec, 2010).

En la actualidad, los pobladores rurales de la región que se autodefinen como criollos-serranos y mantienen una clara vocación campesina (Jiménez-Escobar, 2019). La economía de subsistencia sigue siendo y está asociada principalmente a sistemas a campo abierto de producción ganadera a pequeña escala. Según Ramisch et al., (2009) aunque en la región hay una importante producción de ganado vacuno, Ancasti se caracteriza por tener una producción caprina y ovina predominante. En la

Sierra, la agricultura cuando es a escala familiar, está relegada generalmente a pequeñas chacras, en donde se cultiva principalmente “maíz” (Zea mays L.) y “zapallo” (Cucurbita maxima Duch.).

Fase de campo

Los datos etnobotánicos específicos para esta temática fueron obtenidos a través de 4 campañas de campo, realizadas entre junio de 2016 y marzo de 2018. Asimismo, se sistematizó la información

general obtenida por el equipo de etnobiología CONICET-IDACOR, Museo de Antropología, FFyH-UNC, que desde el año 2001, viene realizando caminatas etnobotánicas de reconocimiento de especies a campo y entrevistas abiertas y en profundidad (Albuquerque et al., 2014). El enfoque en temáticas forrajeras se llevó a cabo con pequeños productores ganaderos de la zona. Previo a las entrevistas con los pobladores, se informó acerca del proyecto de investigación y sus objetivos a los representantes municipales de Ancasti y se estableció un convenio de investigación con la Secretaría de Estado del Ambiente y Desarrollo Sustentable, Gobernación de la Provincia de Catamarca (Expediente N° 28950/15). De igual forma, en cada una de las unidades familiares visitadas se socializó el proyecto, así como sus alcances y por medio de consentimiento verbal se solicitó a los pobladores su colaboración, en concordancia con el Código de Ética de la Sociedad Internacional de Etnobiología (ISE 2006).

Fig. 1. Ubicación del área de estudio, Departamento de Ancasti, Provincia de Catamarca, Argentina.

 

En total, 20 unidades domésticas (U.D.) participaron de las entrevistas abiertas y semiestructuradas donde se consultó específicamente por las especies forrajeras involucradas en el manejo ganadero (Karremans, 1994; Albuquerque et al., 2014). Asimismo, se enfatizó en temas relacionados a la alimentación animal (forrajes: nativos, usados, adquiridos o comprados), especies consideradas de importancia, criterios de preferencia en el animal, partes consumidas, tipos de ganado, entre otras.

Paralelamente y de forma complementaria, con la técnica de observación participante (Guber, 2004, 2011), se realizaron registros etnográficos en tres unidades familiares que presentaron diferentes tipos de ganado y cuya actividad económica central es dependiente de la cría de animales. Acompañados por los pastores de estas unidades familiares se realizaron caminatas guiadas, recorridas al campo y recolección de ejemplares vegetales (Albuquerque et al., 2014). Con estas familias también se compartieron varias actividades socio-culturales, vinculadas específicamente al manejo ganadero, tales como: el esquile de las ovejas, la marcada del ganado vacuno (la hierra o la yerra), las pariciones de animales de cría, la recolección de forrajes en el invierno, la cosecha del maíz, la alimentación con forrajes comprados, las cabalgatas como forma de locomoción, la faena de corderos, entre otras.

Procesamiento de material vegetal y análisis

Las plantas fueron recolectadas principalmente en estado reproductivo, para su posterior identificación. La colección vegetal fue procesada según los estándares establecidos (Mori et al., 2011). Los ejemplares fueron determinados por los autores y posteriormente depositados en el Herbario del Museo Botánico (CORD), del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV), Universidad Nacional de Córdoba,

Argentina, bajo la serie de numeración de los autores (GJM: Martínez y NDJ: Jiménez-Escobar, Tabla 1). La lista de especies sigue la propuesta taxonómica y nomenclatura establecida en el Catálogo de las Plantas Vasculares del Cono Sur, así como la información relacionada con el hábito y con el origen biogeográfico (Zuloaga et al., 2008, actualización [en línea]: www.darwin.edu.ar). Se realizó un análisis cualitativo de las narrativas y relatos acerca de las temáticas culturales, mientras que la información específicamente etnobotánica se sistematizó en una base de datos Excel, recurriendo para su análisis a la función tablas dinámicas.

Para establecer el origen biogeográfico de las especies, se recurrió al uso de dos categorías (nativa y exótica). Las especies nativas, fueron atribuidas en relación al área geográfica correspondiente a la provincia de Catamarca, siguiendo la propuesta de estatus de las especies vegetales publicado por el Catálogo de las Plantas Vasculares del Cono Sur (Zuloaga et al, 2008). La frecuencia de mención (Fr) corresponde al número de pobladores que citaron la especie dividida por el total de los entrevistados (20). Con la finalidad de poder realizar comparaciones, se siguen las consideraciones propuestas por Scarpa (2007) para el estudio de forrajes en Argentina.

Resultados y Discusión

Forrajes de la Sierra de Ancasti

En la Sierra de Ancasti los pobladores suelen diferenciar dos grandes categorías: las plantas forrajeras y las plantas que come el animal, aunque entre sí, estas dos categorías locales no son excluyentes y van a depender del tipo ganado que tiene el poblador y de la vegetación circundante. En general, un forraje es una o varias plantas que come el ganado, pero que además “mantiene” al animal, presentando alguna característica particular a la que se le atribuye algún beneficio y por la cual se destaca entre otras especies vegetales. Es así como, se dice en la Sierra: “Los forrajes no son todos, son aquellos que mantienen al animal”. De esta manera, las forrajeras son plantas -o alguna de sus partes- que presentan una o varias cualidades, que se relacionan directamente con su cuidado: que no dejan morir de hambre al ganado en el invierno, que lo engordan en el verano, que le generan un aumento en la producción de leche, que lo comen las crías en sus primeros días de vida, que hacen “hueviar” a las aves de corral (aumento en la producción de huevos), entre otras.

Tipos de ganado en la Sierra de Ancasti

Los pobladores se caracterizan por criar principalmente tres tipos de ganado; el caprino (Capra aegagrus), el ovino (Ovis orientalis) y el vacuno (Bos taurus). Según Ramisch et al. (2009) aunque en la región hay una importante producción de ganado vacuno, Ancasti presenta una producción caprina y ovina predominante. Los animales pueden ser criados de manera combinada, aunque separados (vacas por un lado, cabras y ovejas por otro). En términos de Bugallo (2014), esta situación se relaciona con los requerimientos nutricionales distintos para cada especie y las capacidades que presentan en cuanto a la adaptación a pasturas y forrajes, por lo que demandan cuidados distintos.

La ganadería en la Sierra es de “cría y recría”, donde los animales están a campo abierto, deambulando en campos comuneros, en los cuales en general no existen límites jurídicos formales (Ramisch et al., 2009). En la zona predomina el sistema de producción de ganadería extensiva, donde la mano de obra es familiar y el ganado vacuno pastorea junto a otros animales de crianza. En las zonas altas o de cumbre las vacas se alimentan principalmente de pastizales nativos. Mientras, en zonas de menor altitud y serranas, que se caracterizan por un aumento la diversidad vegetal, este tipo de ganadería presenta un mayor abanico de posibilidades para alimentarse. Pero en zonas de cumbre y en zonas serranas el poblador rural si bien aprovecha los recursos vegetales nativos, también recurre a especies cultivadas y forrajes comprados para complementar la alimentación de los animales.

En términos generales, los tres tipos de ganado -caprino o “majada”, ovino o “rebaño ” y vacuno o “hacienda”- son faenados en las unidades domésticas para el consumo familiar, siendo la carne, una parte importante de la dieta de los criollos-serranos. Esta carne, también se comercializa, entre vecinos, conocidos o a carnicerías cercanas. Aunque en ocasiones se venden las crías vivas, lo común es que se entreguen faenadas para el consumo. Otro producto que se obtiene del ganado es la leche, que se bebe y se utiliza para la preparación de quesos y quesillos. Según los pobladores tan solo unas décadas atrás, también se comercializaban las pieles y las lanas, pero en la actualidad estas actividades han perdido vigencia.

En las unidades domésticas es común tener al menos un caballo (en menor medida, también se crían burros y mulas). El ganado equino, también denominado como “cabalgar” se utiliza como medio de locomoción, transporte y carga. El “caballo serrano”, según los pobladores es “fuerte y resistente”. Al igual que en otras zonas del país, los pobladores los llaman según su color de pelaje (e.j, blanco, negro, overo, tobiano). El caballo está vinculado a las actividades que generalmente en la región se consideran masculinas y en este sentido es común que sean los hombres los encargados de su cuidado. Estos animales que según los pobladores pueden llegar a vivir hasta 30 años, aún en la actualidad siguen siendo protagonistas en el campo, principalmente al momento de arar y labrar la tierra para sembrar. Sin embargo, las motos (motocicletas) siguen cobrando importancia en los espacios rurales, principalmente como un medio de locomoción en distancias cortas.

Otro tipo de animal de cría en la zona, pero que se encuentra en menor cantidad que otros tipos de ganado es el chancho o también afectuosamente conocido como el “cuchi” (Sus scrofa domestica). El chancho se cría suelto, asociado a algunos espacios domésticos como el patio (principalmente cuando son crías), aunque es más común que esté en un espacio cerrado, denominado chiquero, lugar específico para estos animales. En la región aquellos que se dedican a la cría de cerdos se les conocen como chancheros. Esta actividad según los mismos pobladores “no es para todos”. Los animales al estar encerrados, precisan de ciertos cuidados, así como de aprovisionamiento de comida y de agua. En época de pariciones, los chancheros buscan pastos y pajas para elaborar en los corrales y chiqueros un tipo de cama para la chancha.

También, la cría de aves es una actividad común en Ancasti. Está presente en la mayoría de las unidades domésticas, siendo su principal fin el autoconsumo, tanto de huevos como de carne. En general, se crían gallinas (Gallus gallus domesticus), en menor medida y tan solo en algunas familias se tienen gansos (Anser spp.), patos (Anas platyrhynchos domesticus) y pavos (Meleagris gallopavo mexicana). Las gallinas se crían sueltas -sin corrales- deambulan por el terreno buscando comida y antes de la noche trepan a los árboles cercanos, a la casa o a los gallineros para dormir.

Forrajes y plantas consumidas por el ganado

Se encontraron 154 especies, pertenecientes a 51 familias botánicas (Tabla 1). Poaceae es la familia con mayor número de especies (29), seguida de Fabaceae (13), Asteraceae (12), Bromeliaceae (10) y Cactaceae (10). En cuanto al número de géneros, se registraron 129 para Ancasti, Tillandsia presenta el mayor número de especies (6), seguido de Opuntia (4) y Setaria (4).

Los valores de riqueza de plantas forrajeras para la Sierra de Ancasti son altos en comparación con otros estudios en Argentina, que presentan: 35 especies en Chaco Seco, provincia de Santiago del Estero (Riat, 2012); 52 especies forrajeras en la región de la Pampa Seca (Muiño, 2010); 91 especies en la Puna jujeña (Quiroga Mendiola, 2011). Aun así, la riqueza para la Sierra de Ancasti resulta menor que la registrada por Scarpa (2007), quien cita 189 especies forrajeras silvestres en comunidades campesinas del norte argentino (Provincia de Formosa). Si se establecen comparaciones con comunidades campesinas en otras regiones correspondientes a ecosistemas secos en Latinoamérica: 49 especies en Bosque Seco Tropical en la zona Andina de Colombia (Galeano et al., 2013); 136 especies en Bosque Seco de la Caatinga brasilera (Nunes et al, 2015).

Según el origen geográfico de las especies, 120 especies (77.9%) de las plantas forrajeras son nativas de la Sierra de Ancasti. Mientras, 29 especies (18.8%), son de origen exótico. Cinco especies cuya determinación taxonómica no fue completada, son aquellas que presentan un origen desconocido (3.2%). De acuerdo con los datos suministrados por Catálogo de plantas vasculares del Cono Sur (Zuloaga et al., 2008), seis especies forrajeras son endémicas del Cono Sur (Baccharis flabellata, Cenchrus pilcomayensis, Echinopsis aurea var. aurea, Ephedra tweediana, Lippia junelliana y Myrcianthes cisplatensis) y dos especies son endémicas de Argentina (Nassella catamarcensis y Setaria cordobensis), siendo la primera, exclusiva de áreas serranas de la Provincia de Catamarca.

En relación al hábito de las especies forrajeras, la forma herbácea es la que presenta mayor riqueza, con 86 especies (55,8% del total), seguida por las formas arbustiva y subarbustiva 39 sp. (25,3%) y arbórea 25 sp. (13,6%). Las formas herbáceas en los ecosistemas secos cobran protagonismo por su abundancia en términos fitogeográficos referidos a la riqueza. Según Giorgis et al. (2011), el 79,5 % de las plantas del Bosque Chaqueño Serrano en la provincia de Córdoba, corresponden a la forma de vida herbácea (711 especies de 894), arbustos (14,2%) y arboles (6,3%). Por otro lado, las especies de porte arbustivo y arbóreo representan cerca del 39% de las plantas forrajeras de la Sierra, esta información se debe resaltar, ya que algunos autores afirman que, para la región del Chaco Seco, es importante el rol que desempeñan árboles y arbustos en la alimentación del ganado, por el alto valor nutritivo (Sánchez et al., 2007).

Con respecto a los tipos de ganado que consumen las plantas en la Sierra, de las 154 especies registradas, las cabras consumen 124 (80,5% del total). Un valor considerablemente superior si se compara con el número de especies que llegan a consumir otros tipos de animales de cría, como el vacuno 92 (59,7%) o el ovino 69 (44,8%, Fig. 2).

De las 154 especies vegetales, 25 de ellas son forrajeadas exclusivamente por el ganado caprino (Tabla 1). Y es que entre los principales tipos de ganado presentes en Ancasti, se destaca el caprino, por ser el más abundante y por ser considerado como el más fácil de criar. Al igual que lo sugerido por Riat (2012), esa valoración de los cuidados de las cabras podría estar relacionado con la alta diversidad de tipos o variedades de forraje que pueden consumir. Dicho de otra forma, quizás esta menor atención en el cuidado del ganado caprino, no solo se deba a la importancia cultural y económica que le otorgan los criollos, sino también al nivel de selectividad de cada ganado respecto de la oferta natural del forraje. Si se vinculan los enunciados recientemente descritos y se relacionan con otros factores determinantes como la disponibilidad de tierras, los ingresos económicos, la capitalización de las unidades familiares, se evidencia la real importancia que tienen las cabras para el campesinado de la Sierra.

En efecto, las cabras son animales fácilmente adaptables; varios autores han sugerido que, debido a las características anatómicas-fisiológicas, pueden adaptar su dieta de acuerdo al tipo de forraje disponible, variando la composición alimentaria según la calidad y la oferta, pasando de ser consumidoras generalistas a especialistas, en la medida que el ambiente alimenticio mejore (Roig, 2003). Asimismo, De Rancourt et al. (2006) afirman que entre las ventajas del ganado rumiante (caprino

Tabla 1. Lista comentada de las especies forrajeras de la Sierra de Ancasti, Catamarca.

FAMILIA, Especie, Vaucher

Nombre común

Origen

Hábitat

Fr%

Parte

Forraje

AMARANTHACEAE

Amaranthus hybridus L. ssp. hybridus, NDJ 2308

ataco

E

Pe

15

Pa

ca, ov, po

Amaranthus cf. spinosus L., GJM 931

ataco

N

Pe

10

Pa

ca, ov, po

Amaranthus sp.1 GJM 1433

ataco

SD

Pe

10

Pa

ca, ov, po

Gomphrena haenkeana Mart. NDJ 2315

SN

N

Cu, Si

10

Pa

ca, ov

ANACARDIACEAE

Lithraea molleoides (Vell.) Engl. GJM 883

molle, molle de beber

N

Si

25

Fr, Ho

ca, ov, va

Schinus fasciculatus (Griseb.) I.M.

Johnst. var. fasciculatus GJM 1263

molle tonto, molle pispo

N

Si

30

Fr, Ho

ca, ov

APIACEAE

Coriandrum sativum L., NDJ 2016

cilantro

E

Pe

10

Pa

ca

Eryngium ebracteatum Lam., NDJ 2233

escorcera

N

Cu, Si

15

Ho, Ra

po, va

Hydrocotyle ranunculoides L. f., NDJ 2015

redondo del agua, arandela del agua

N

Si

20

Pa

ca, eq, ov, va

ARACEAE

Lemma gibba L., NDJ 2016

rojilla

N

Si

10

PE

va

ASPARAGACEAE

Agave americana L., NDJ 2340

pita

E

Pe

10

Pa

va

ASTERACEAE

Acanthospermum hispidum DC., NDJ 2292

horquetilla

N

Si

10

Pa

ca, ov

Achyrocline satureioides (Lam.) DC., GJM 1284

salvia

N

Si

10

Pa

ca

Baccharis flabellata Hook. & Arn., NDJ 2245

clavillo

N

Cu

10

Ho

ca, ov, va

Baccharis ulicina Hook. & Arn. NDJ 2268

yerba meona, yerba oveja

N

Cu, Si

10

Pa

ov

Gaillardia megapotamica (Spreng.)

Baker var. scabiosoides (Arn. ex DC.)

Baker, GJM 862, 1149; NDJ 2254

botón de oro, topasaire

N

Si

10

Pa

ca, ov

Helianthus annuus L., SC

girasol

A

VC

10

Se

av

Parthenium hysterophorus L.

GJM 1199; NDJ 2291

altamisa

N

Si

10

Pa

ca

Pectis odorata Griseb., NDJ 2320

manzanilla dulce

N

Si

10

Pa

ca, ov

Pseudognaphalium sp.1, NDJ 2311

salvia blanca

N

Cu, Si

10

Pa

ca, ov

Schkuhria pinnata (Lam.) Kuntze ex Thell., GJM 860, 1280

matapulgas,

canchalagua

N

Cu, Si

10

Pa

va

Xanthium spinosum L. var. spinosum, GJM 904; NDJ 2269

cepacaballo

A

Cu, Si

15

Ho

eq*, va

Zinnia peruviana (L.) L., GJM 872; NDJ 2248

chinita

N

Cu, Si

20

Pa

ca, eq, ov

AZOLLACEAE

Azolla ffliculoides Lam., NDJ 2022

cresta de gallo

N

Si

20

PE

va

BRASSICACEAE

Nasturtium officinale W.T. Aiton, SC

berro

A

Si

15

Pa

av, ca, po, va

BROMELIACEAE

Deuterocohnia longipetala (Baker) Mez, NDJ 2322

chaguar

N

Cu, Si

30

Ho

ca, va

Dickya floribunda Griseb., SC

chaguar

N

Si

30

Ho

ca, va

Puya spathacea (Griseb.) Mez, NDJ 1992

chaguar

N

35

Ho

ca, eq*, va

Tillandsia argentina C. H.

Wright, NDJ 2000, 2285

azahar

N

Cu, Si

35

PE

ca, ov, va

Tillandsia capillaris Ruiz & Pav., NDJ 2010

clavel del aire

N

Si

30

PE

ca, eq,va

Tillandsia duratii Vis., NDJ 2021,2288

azahar

N

Si

35

PE

ca, po,va

Continuación Tabla 1

FAMILIA, Especie, Vaucher

Nombre común

Origen

Hábitat

Fr%*

Parte

Forraje

Tillandsia ixioides Griseb., NDJ 1983

azahar

N

Cu, Si

35

PE

ca, eq, ov, va

Tillandsia lorentziana Griseb., GJM 1050

azahar

N

Si

35

PE

ca, eq,va

Tillandsia minutiflora Donadío, NDJ 2017

clavel del aire, flor del aire

N

Si

30

PE

ca, va

Tillandsia xiphioides Ker Gawl., NDJ 1983

azahar

N

Si

35

PE

ca, eq, ov, va

CACTACEAE

Cereus forbesii Otto ex C.F. Först. NDJ 2300

ucle, cacto de san Juan

N

Si

55

Pa

ca, ov, va

Cleistocactus smaragdiflorus (F.A.C.

Weber) Britton & Rose, SC

alaba, cola de zorro

N

Si

25

Ta

ca, ov, va

Cleitocactus cf. baumannii (Lem.) Lem. GJM 1088

bola de gato, huevo de gato

N

Si

10

Pa

po

Echinopsis aurea Britton & Rose var. aurea, NDJ 2280

machocorota,

machocorote

N

Cu, Si

15

Pa

ca, ov

Harrisia pomanensis (F.A.C. Weber ex K. Schum.) Britton & Rose ssp. pomanensis, GJM 1034B, 1104

ulva

N

Si

20

Pa, Fl

ca, po

Opuntia ficus-indica (L.)

Mill., GJM 1168, 1426

tuna

A

Pe

10

Ta

va

Opuntia prasina Speg., NDJ 2279

penca belenista

SD

Pe

10

Pa

ca, ov, va

Opuntia salmiana Parm., NDJ 2296

cola de león

N

Si

10

Fr

ca, po

Opuntia sulphurea Gilles ex Salm-Dyck var. pampeana (Speg.) Backeb., SC

quishcaloro, quiscaludo

N

Si

30

Pa, Fr

ca, ov, va

Trichocereus terscheckii (Parm. ex

Pfeiff.) Britton & Rose, NDJ 2301

achuma, cardón

N

Cu, Si

30

Ta

ca, va

CANNACEAE

Canna indica L., SC

achera

N

Pe

10

Ho, Ra

po

CARYOPHYLLACEAE

Polycarpon suffruticosum Griseb.,

NDJ 1993, 2246, 2307

helecho chinito, helecho del campo

E

Si

20

Pa

ca, ov

CELTIDACEAE

Celtis ehrenbergiana (Klotzsch)

Liebm., GJM 905; NDJ 2295

tala, tala pispito

N

Si

15

Pa

av, ca, ov, po

Celtis iguanaea (Jacq.) Sarg.,

GJM 1055, 1371; NDJ 2249

horco tala, tala, tala macho

N

Si

15

Pa

ca, ov, va

CHENOPODIACEAE

Dysphania ambrosioides (L.)

Mosyakin & Clemants, GJM 947

paico

N

Pe

10

Pa

ca

CONVOLVULACEAE

Ipomoea purpurea (L.) Roth, NDJ 2232

porotillo, suspiro (flor violeta)

N

Pe

20

PE

ca, eq, po, ov

Ipomoea sp. SC

porotillo (flor blanca)

SD

Pe

15

PE

ca, ov, po

CUCURBITACEAE

Cucurbita maxima Duch., SC

zapallo

E

Pe

15

Fr

ca, po,va

CYPERACEAE

Cyperus corymbosus Rottb., NDJ 1991

pasto colorado

N

Si

10

Pa

ca, eq, ov, va

Cyperus haspan L., NDJ 2236

pasto “natural”

N

Si

10

Pa

ca, eq, ov, va

Cyperus esculentus L. esculentus L., NDJ 2314

pasto

E

Cu, Si

10

Pa

eq, va

Cyperus niger Ruiz & Pav., NDJ 2251

paja

N

Cu

10

Pa

eq, ov, va

Rhynchospora cf. rugosa (Vahl) Gale, NDJ 2273

pasto

N

Si

15

Pa

ca, eq,ov

Continuación Tabla 1

FAMILIA, Especie, Vaucher

Nombre común

Origen

Hábitat

Fr%*

Parte

Forraje

EPHEDRACEAE

Ephedra tweediana Fisch. &

C.A. Mey. emend. J.H. Hunz.,

GJM 1035, 1170; NDJ 1987

tramontana

N

Cu

45

Pa

eq*, ca, ov, va

EUPHORBIACEAE

Cnidoscolus tubulosus (Müll. Arg.)

I.M. Johnst. var. trilobus (Müll. Arg.)

Lourteig & O'Donell, GJM 885

ya te veo

N

Si

25

Ra

po

Croton lachnostachyus Baill.,

GJM 856, 894; NDJ 2256

tinajera

N

Cu, Si

10

Pa

ca, va

Euphorbia hirta L. var. ophthalmica (Pers.) Allem & Irgang, NDJ 2312

hierba de golondrina

E

Si

10

Pa

ca

Ricinus communis L.

tártago

E

Pe

10

Ho

ca

FABACEAE

Adesmia muricata (Jacq.) DC. var. dentata (Lag.) Benth., NDJ 2004

boca de pato

N

Si

10

Pa

ca, eq, ov, va

Anadenanthera colubrina (Vell.) Brenan var. cebil (Griseb.) Altschul, GJM 925, 1191

cébil

N

Si

15

Fr, Ho

ca, ov, va

Geoffroea decorticans (Gillies ex

Hook. & Arn.) Burkart, NDJ 2219

chañar

N

Si

40

Fr

ca, po,va

Medicago sativa L., SC

alfalfa, alfa

E

VC

75

Pa

eq, va

Mimosa farinosa Griseb. GJM

889, 1087; NDJ 2023

shinqui

N

Cu, Si

45

Pa,

Fl, Fr

eq*, ca, ov, va

Parapiptadenia excelsa (Griseb.)

Burkart, GJM 1057, 1256, 1326

viscote colorado

N

Si

20

Fr, Ho

ca, va

Parasenegalia visco (Lorentz ex Griseb.) Seigler & Ebinge, GJM 897, 1053, NDJ 2277

viscote, viscote negro

N

Si

45

Fr, Ho

ca, eq, ov, va

Prosopis alba Griseb., GJM 1223

algarrobo

N

Si

30

Fr

ca, eq, ov, va

Prosopis nigra (Griseb.) Hieron., GJM 949

algarrobo negro

N

Si

10

Fr

ca, va

Prosopis sericantha Gillies ex

Hook. & Arn., GJM 1217, 1229

albardón

N

Si

10

Fr

ca

Robinia pseudoacacia L., NDJ 2361,2386

acacio

E

Pe

10

Fr, Ho

ca

Vachellia aroma (Gillies ex Hook.

& Arn.) Seigler & Ebinger, GJM

870, 1298; NDJ 2014

tusquilla, algarrobilla, tusca

N

Cu, Si

50

Fl, Fr, Ho

ca, ov, va

Vachellia caven (Molina) Seigler & Ebinger, GJM 871, 1297

churqui, tusca

N

Cu, Si

65

Fl, Fr, Ho

ca, eq, ov, va

JUGLANDACEAE

Juglans australis Griseb.

GJM 1046, NDJ 2020

nogal cimarrón

N

Pe

30

Fr

ca, po,va

LAMIACEAE

Hedeoma multiflora Benth., GJM 1257

tomillo

N

Si

15

Pa

ov

LORANTHACEAE

Ligaria cuneifolia (Ruiz & Pav.)

Tiegh., GJM 1283, NDJ 2281

liga

N

Si

35

PE

ca, ov, va

Struthanthus uraguensis (Hook.

& Arn.) G. Don, GJM 1180

liga

N

Si

35

PE

ca, ov, va

Tripodanthus acutifolius (Ruiz & Pav.)

Tiegh., GJM 957, 1264; NDJ 2001,2284

corpo, corpus

N

Si

15

PE

ca

LYTHRACEAE

Heimia salicifolia (Kunth) Link,

GJM 855, NDJ 2258

arupaco, quiebraarado

N

Cu, Si

15

Pa

ca, ov

MALPIGHIACEAE

Heteropterys dumetorum (Griseb.) Nied., GJM 1202

loconte amarillo

N

Si

10

Pa

ca

Continuación Tabla 1

FAMILIA, Especie, Vaucher

Nombre común

Origen

Hábitat

Fr%*

Parte

Forraje

MALVACEAE

Ceiba chodatii (Hassl.) Ravenna,

GJM 1192; NDJ 2296

palo borracho

N

Si

25

Ho, Ta

ca, ov, va

Sphaeralcea bonariensis (Cav.) Griseb., GJM 854

malva, malva blanca

N

Si

10

Ho

ca, po,va

MORACEAE

Broussonetia papyrifera (L.) L'Hér. ex Vent., GJM 1243, NDJ 2287

gomero, mora turca

E

Pe

15

Ho

eq, va

Morus alba L., SC

mora, mora criolla

E

Pe

20

Ho

ca, va

MYRTACEAE

Myrcianthes cisplatensis (Cambess.)

O. Berg, GJM 895, 1044, 1173

huil, mato huil

N

Si

45

Pa

ca, ov, va

NYCTAGINACEAE

Bougainvillea stipitata Griseb., GJM 896

espinillo

N

Si

15

Ho

ca

OLEACEAE

Ligustrum lucidum W.T. Aiton, NDJ 2370

siempre verde

E

Pe

10

Ho

ca

ORCHIDACEAE

Oncidium bifolium Sims var. majus Hort, NDJ 2299

margarita

N

Si

15

Pa

ca, va

OXALIDACEAE

Oxalis conorrhiza Jacq.,

GJM 1258; NDJ 2252

saladillo, vinagrillo

N

Cu, Si

15

Pa

ca, ov

PARMELIACEAE

Usnea cf. barbata (L.) Weber ex F.H.

barba de la peña,

N

Cu, Si

15

PE

ca

Wigg. GJM 1094, 1251, 1370

barba de monte

PLANTAGINACEAE

Linaria canadensis (L.) Dum.

Cours., NDJ 2005

clavelina

E

Si

10

Pa

ca

POACEAE

Aristida adscensionis L., NDJ 2293, 2319

pasto, pasto flecha

N

Cu, Si

10

Pa

ca, va

Avena spp., SC

avena

E

VC

15

Fr

eq

Bothriochloa springfieldii (Gould) Parodi, GJM 1271

pasto

N

Cu, Si

10

Pa

ca, eq, ov, va

Bouteloua megapotamica (Spreng.) Kuntze, NDJ 2289

pasto, paja fina

N

Cu, Si

15

Pa

ca, eq, ov, va

Cenchrus pilcomayensis (Mez)

Morrone, NDJ 2259

pasto simbol

N

Cu, Si

20

Pa

ca, ov, va

Cenchrus spinifex Cav.,

GJM 1269; NDJ 2283

roseta

N

Cu, Si

15

Pa

ca, ov, va

Cortaderia selloana (Schult. & Schult. f.) Asch. & Graebn., NDJ 2242

cortadera

N

Cu, Si

15

Pa

ca, va

Cynodon dactylon (L.) Pers.,

NDJ 2230, 2310

grama

A

Cu, Si

25

Pa

ca, eq, ov, va

Disakisperma dubium (Kunth) P.M.

Peterson & N.W Snow, NDJ 2321

pasto

N

Cu

10

Pa

ca

Eragrostis orthoclada Hack.,

GJM 1275; NDJ 2305, 2317

pasto/pastura

N

Cu

15

Pa

ca, ov, va

Eustachys retusa (Lag.) Kunth, NDJ 2278

pasto "tipo"gram¡lla

N

Cu, Si

15

Pa

eq, va

Hordeum spp., SC

cebada

A

VC

20

Fr

eq

Jarava ichu Ruiz & Pav.

paja brava, paja

N

Cu, Si

25

Pa

ca, eq, va

var. Ichu, NDJ 2228, 2316

dura, paja gruesa

Jarava leptostachya (Griseb.)

F. Rojas, NDJ 2306

Paja, paja cumbrera

N

Cu, Si

35

Pa

ca, eq, ov, va

Leptochloa fusca (L.) Kunth ssp. fascicularis (Lam.) N.W. Snow, GJM 2241

pasto “natural”

N

Cu, Si

10

Pa

eq

Nassella catamarcensis Torres, NDJ 2018

cebadilla

N

Cu

15

Pa

ca, ov, va

Paspalum malacophyllum Trin., NDJ 2274

pasto

N

Cu, Si

10

Pa

ca, ov, va

Continuación Tabla 1

FAMILIA, Especie, Vaucher

Nombre común

Origen

Hábitat

Fr%*

Parte

Forraje

Paspalum notatum Flüggé var. notatum,

GJM 1276; NDJ 2234, 2282

grama colorada, gramilla, pasto

N

Cu, Si

45

Pa

ca, eq,va

Poa calchaquiensis Hack., NDJ 2272

pasto

N

Cu

15

Pa

ca

Setaria cordobensis R.A.W.

Herrm. GJM 1272

pasto

N

Si

10

Pa

ca, eq,va

Setaria macrostachya Kunth

cadillo

N

Cu, Si

15

Pa

ca, eq, ov, va

Setaria parviflora (Poir.) Kerguelén var. parviflora, NDJ 2240

pasto “natural”

N

Cu, Si

15

Pa

ca, eq

Setaria sp.1, GJM 1270

pasto

SD

Cu

10

Pa

ca, eq,va

Sorghum halepense (L.) Pers., GJM 1171

pasto ruso

A

Cu, Si

20

Pa

eq, va

Sorghum spp. SC

pasto sorgo

A

Cu, Si

20

Pa

eq, va

Tragus berteronianus Schult., GJM 1174

pasto

A

Si

10

Pa

ca, ov, va

Triticum spp., SC

trigo

A

VC

25

Pa

ca, eq,va

Zea mays L., SC

maíz

A

Pe, VC

60

Fr, Ho, Se

av, ca, eq, ov, po, va

POACEAE sp.1, GJM 1268

paja canotuda

SD

SD

10

Pa

eq, va

POLYGONACEAE

Polygonum acuminatum Kunth, NDJ 2237

duraznillo

N

Si

15

Pa

va

Ruprechtia apétala Wedd., GJM 865, 869

chuluca, chicharra

N

Si

15

Ho

ca, va

PORTULACACEAE

Talinum paniculatum (Jacq.)

Gaertn., GJM 1178, NDJ 2318

carne gorda, verdolaga

A

Si

15

Pa

po

PTERIDACEAE

Doryopteris triphylla (Lam.)

Christ, GJM 1277, 1376

helecho negrillo, negrillo

N

Si

10

Pa

ov

RANUNCULACEAE

Anemone decapetala Ard. var. decapetala, GJM 1312; NDJ 1989

cebolla del zorro

N

Si

20

PE

ca, po

RHAMNACEAE

Colletia spinosissima J.F. Gmel., NDJ 2007

tola, tola tola

N

Cu, Si

30

Pa

ca, eq, ov, va

Condalia buxifolia Reissek,

GJM 881,940, 1093

piquillín

N

Cu, Si

15

Pa

ca, va

Condalia microphylla Cav., GJM

945, 1090; NDJ 2324

piquillín

N

Cu, Si

15

Pa

ca, va

Condalia montana A. Cast., GJM 1182, 1290

piquillín

N

Cu, Si

15

Pa

ca, va

Sarcomphalus mistol (Griseb.)

Hauenschild, GJM 944

mistol

N

Si

35

Fr, Ho

ca, eq, ov, po, va

ROSACEAE

Margyricarpus pinnatus (Lam.)

manzanita, perlita,

N

Pe

15

Pa

ca, ov, va

Kuntze, GJM 866, 1261

huevito de la perdiz

Prunus persica (L.) Batsch, NDJ 2375

durazno

E

Pe

10

Fr

po

RUTACEAE

Citrus reticulata Blanco, SC

mandarina, mandarino

E

Pe

10

Fr

ca, ov

SALICACEAE

Salix alba L. SC

mimbre

E

Pe

15

Fr, Ho

ca, eq,va

Salix humboldtiana Willd., GJM 929

sauce, sauce llorón

N

Pe

30

Fr, Ho

ca, eq,va

SAPINDACEAE

Allophylus edulis (A. St.-Hil.,

A. Juss. & Cambess.) Hieron. ex Niederl., GJM 899, 956

chal chal

N

Si

30

Ho

ca, ov, po, va

SCHIZAEACEAE

Anemia tomentosa (Savigny) Sw. var. anthriscifolia (Schrad.) Mickel,

GJM 877, 1023, 1201,1374

doradilla

N

Si

10

PE

ca

Continuación Tabla 1

FAMILIA, Especie, Vaucher

Nombre común

Origen

Hábitat

Fr%*

Parte

Forraje

SCROPHULARIACEAE

Buddleja mendozensis Gillies ex

Benth. GJM 1029, 1273; NDJ 2247

salvia blanca

N

Si

20

Pa

ca, eq, ov

SIMAROUBACEAE

Castela coccinea Griseb., GJM 1167

mistolillo

N

Si

10

Fr

ca

SOLANACEAE

Lycium cestroides Schltdl., GJM

915, 1059; NDJ 2267

picoyuyo, piscoyuyo

N

Si

25

Ho

ca

Nicotiana longiflora Cav., GJM 1045

flor de sapo, yerba de sapo

N

Si

10

Pa

ca

Petunia axillaris (Lam.) Britton,

Stern & Poggenb. ssp. subandina

Ando, GJM 858, NDJ 2290

bocinita, pepinia del campo

N

Si

10

Pa

ca, ov

Solanum argentinum Bitter &

Lillo, GJM 951, 1032

malfato

N

Si

20

Pa

eq

Solanum chacoense Bitter, NDJ 2266

papilla

N

Si

10

Ra

eq*

Vassobia breviflora (Sendtn.)

piscoyuyo,

N

Si

15

Pa

av, ca

Hunz., GJM 926, 1060

piscoyuyo blanco

URTICACEAE

Urtica circularis (Hicken) Sorarú, GJM 1314

rupachico, ortiga

N

Pe

15

Pa

av, ca, va

VERBENACEAE

Aloysia gratissima (Gillies & Hook.)

Tronc., GJM 878, 1175

palo amarillo, poleo del campo

N

Si

20

Pa

ca, ov, va

Glandularia peruviana (L.) Small, GJM 857A

sangre de Cristo

N

Cu, Si

15

PE

ca

Lippia juneliana (Moldenke)

Trono., GJM 1085, NDJ 2260

salvia de campo, salvia

N

Cu, Si

40

Pa

ca, ov, va

ZYGOPHYLLACEAE

Porlieria microphylla (Baill.) Descole,

caspicuchara, frutilla

N

Si

20

Ho

ca, ov

O'Donell & Lourteig, GJM 934

negra, monte crespo

INDET.

Indet. 1, NDJ 2313

enredadera del sol

SD

SD

10

Ho

ca, ov, va

Referencias: Organizada en orden alfabético por familia botánica y nombre científico. Nombres comunes, sin nombre común (SN). Origen: exótica (E), nativa (N), sin información disponible (SD). Hábitat de la especie: cumbre (Cu), sierra (Se), peridoméstico (Pe), venta comercial (VC). Frecuencia de mención (Fr). Parte consumida: planta entera (PE), parte aérea (Pa), raíz (Ra), tallo (Ta), hoja (Ho), flor (Fl), fruto (Fr), semilla (Se). Forraje: avícola (av), caprino (ca), equino (eq: equino solo burro eq*), ovino (ov), porcino (po), vacuno (va).

y ovino) sobresale el tamaño más pequeño de estos animales, que constantemente están pellizcando todo tipo de vegetación, que son capaces de comer plantas leñosas (principalmente las cabras) y que presentan bajos requerimientos de agua disponible, razones que le permiten a este tipo de ganado tolerar ambientes degradados, con suelos pobres o muy áridos.

En la relación entre las especies forrajeras y el tipo de ganado que las consume, se debe tener en cuenta factores como el extractivismo y la tala de bosques en el Chaco Seco. Como lo advierten Silvetti & Cáceres (2006), en la actualidad se han generado procesos de sucesión secundaria en la vegetación, dando mayor dominio a especies espinosas. Éstas, presentan una calidad forrajera menor que las gramíneas, pero además dificultan o limitan el acceso del ganado a las pasturas, -incluso llegando a lacerar o herir los animales- siendo, el ganado vacuno y ovino los más perjudicados, pero no tanto así el caprino (Martínez & Jiménez-Escobar, 2017). En general, es escasa la literatura científica disponible sobre la alimentación de las cabras con respecto a otros animales domésticos, razón que acrecienta la importancia de documentar las especies forrajeras y establecer el tipo de ganado que las consume.

En relación a la información que se obtuvo por los pobladores sobre las partes de las plantas que son forrajeadas, se encontró que la parte aérea de 88 especies es consumida por animales domésticos (Fig. 3). Este resultado se relaciona principalmente con pastos y otras herbáceas que son ramoneadas, pero donde específicamente no se consume la raíz (a diferencia de la categoría planta entera). Asimismo se destaca el consumo de las hojas de 30 especies y los frutos de otras 26 plantas, corroborando la amplia diversidad de los forrajes (en términos de riqueza de especies y partes consumidas).

Fig. 2. Riqueza de especies vegetales consumidas por animales de cría en la Sierra de Ancasti, Catamarca.

 

Frecuencia de mención

En la lista comentada de las especies forrajeras (Tabla 1), se pueden consultar todos los valores obtenidos de la frecuencia relativa de Mención (Fr). Por otra parte, en la Tabla 2 se observan en detalle las especies con las mayores frecuencias de mención como forrajeras en Ancasti. El “alfa” (Medicago sativa) que se considera una especie adventicia -que además en la región es comprada y no es cultivada- fue la de mayor mención entre los pobladores. Seguida de “churqui” (Vachellia caven) una planta nativa ramoneada por los animales y el “maíz” (Zea mays) una gramínea comprada y cultivada en la región.

A fin de complementar la información de las especies con mayor frecuencia de mención, se incluyó la información observada en el campo sobre las principales formas de acceso y de disponibilidad de las mismas. De esta forma, de las especies más mencionadas por los criollos (Fr > 35%), sólo el “maíz” es cultivado en la zona. Pero, al igual que el “alfa”, el fruto de esta gramínea puede ser adquirida en algunos de los almacenes o comercios de las áreas urbanas. Las restantes 15 especies son ramoneadas por los diferentes tipos de ganado. Si bien, el término ramonear se define como el corte de ramas, en este texto se utiliza para definir cuando el propio animal va en búsqueda del alimento y hace un consumo directo de cualquiera de las partes de la planta. Por último, entre las especies de mayor mención, siete son buscadas, recolectadas y llevadas por los criollos hasta los corrales y chiqueros para alimentar sus animales (Tabla 2). Estas especies corresponden a plantas nativas de la región.

Haber estimado la frecuencia relativa permitió esclarecer algunos detalles que se vinculan con la importancia cultural de las especies en una comunidad. Sin embargo, se debe aclarar que al indagar en las entrevistas sobre las especies forrajeras, las respuestas por parte de los pobladores fueron enfocadas a aquellas que se consideran como alimentos que mantienen al animal, principalmente en épocas de escasez. Es así como ninguna de las principales pasturas aparece entre las especies más mencionadas, mientras que las consideradas como de emergencia: Cereus forbesii, Ephedra tweediana, Geoffroea decorticans o Puya spathacea cobran mayor grado de visibilización y por ende de mención.

Tabla 2. Especies y manejo de los principales forrajes según la frecuencia de mención (Fr.) entre los pobladores de la Sierra de Ancasti, Catamarca.

Nombre

común

Especie

Fr. (%)

Manejo

alfa

Medicago sativa

15 (75)

Co

churqui

Vachellia caven

13 (65)

Ra

maíz

Zea mays

12 (60)

Co, Cu

ucle

Cereus forbesii

11 (55)

Ra, Re

tusca

Vachellia aroma

10 (50)

Ra

gramilla

Paspalum notatum

9 (45)

Ra

huil

Myrcianthes

cisplatensis

9 (45)

Ra, Re

shinqui

Mimosa farinosa

9 (45)

Ra

tramontana

Ephedra tweediana

9 (45)

Ra, Re

viscote

negro

Parasenegalia visco

9 (45)

Ra

chañar

Geoffrea decortcans

8 (40)

Ra, Re

salvia de campo

Lippia juneliana

8 (40)

Ra

azahar

Tillandsia spp.

7 (35)

Ra, Re

chaguar

Puya spathacea

7 (35)

Ra

Ligaria cuneifolia,

liga

Struthanthus

7 (35)

Ra, Re

uraguensis

mistol

Sarcomphalus mistol

7 (35)

Ra, Re

paja dura

Jarava ichu

7 (35)

Ra

Fig. 3.    vegetales consumidas por los animales de cría en la Sierra de Ancasti, Catamarca.

Referencia: Frecuencia de mención (Fr., en 20 U.D.). Tipo de Manejo: comprado (Co), cultivado (Cu), ramoneado (Ra), recolectado (Re).

Conclusiones

Durante casi tres siglos de asentamiento de las comunidades criollas en la Sierra de Ancasti, los pobladores han hecho parte activa de la construcción histórica de la región, y esta se asocia a la cría de animales. Diferentes aspectos geográficos y ecológicos se han venido articulando con lo social y de esta forma se ha establecido una cultura en torno al ganado. Cultura que atraviesa procesos de cambio, selección, transmisión, entre otras y que se puede evidenciar desde las formas en que los campesinos conocen, utilizan y aprovechan los recursos naturales.

La riqueza de especies consumidas por los distintos tipos de ganado, el dominio de las especies nativas en la alimentación de los animales y la variedad de tipos de hábito y partes de uso, son una muestra de la amplia diversidad biológica de plantas de la región. Esta información, de valor etnobiológico, es un primer paso al entendimiento de los sistemas pastoriles en una región cuyos ámbitos de subsistencia y estilos de vida locales mantiene estrechos vínculos con el ganado.

En la actualidad, los pobladores compran forrajes como maíz y alfa (principalmente en época invernal). Sin embargo, es claro que la diversidad de plantas contribuye al mantenimiento del ganado y permite a los campesinos ofrecer una dieta variada a los animales. Los resultados derivados de este estudio, pueden ser integrados al diseño de planes de manejo y a la implementación de sistemas silvopastoriles. Estrategias que garanticen a los pobladores, disponibilidad de forrajes, tanto en épocas de escasez de recursos vegetales como en periodos de bajos ingresos económicos.

Desde la biología, así como desde la antropología, resulta escasa la literatura científica que aborde temáticas donde se vinculen los procesos culturales, los animales de cría y las plantas forrajeras, siendo aún menor aquella relacionada al ganado caprino. Aunque este animal en muchos contextos es responsabilizado de la erosión de los suelos y la escasez de recursos vegetales, con frecuencia son las cabras para muchas de las sociedades campesinas, una fuente importante de ingresos económicos, así como parte fundamental del abastecimiento de carne y leche.

La inclusión de los procesos productivos y locales en la toma de decisiones es una forma en que la conservación puede ser promovida. La documentación que se obtenga sobre las especies forrajeras en términos de acceso, calidad, disponibilidad, diversidad, manejo, percepción y uso, representa un paso importante hacia la preservación de los conocimientos locales asociados al ámbito ganadero. Además, es clave a la hora de proponer y planear iniciativas de gestión sostenible y conservación de la biodiversidad, pensada hacia un mejoramiento de las prácticas de pastoreo y ganadería.

Contribución de los autores

NDJ estructuró la base de datos, preparó las tablas y las figuras, analizó y discutió los resultados y redactó el manuscrito. GJM realizó la revisión general del manuscrito. Ambos autores realizaron el trabajo de campo y las tareas de herbario.

Agradecimientos

Agradecemos a H. Sarmiento-Lepesqueurt por la lectura crítica de la primera versión del documento. A F. Pazzarelli por sus comentarios en el desarrollo del proyecto. A L. Ariza, G. Barboza, G.Bernardello, E. Cantero, R. Morero y C. Peichoto quienes colaboraron con la determinación de material vegetal. A N.Hilgert y dos evaluadores anónimos por sus acertados comentarios y sugerencias al manuscrito. Al IDACOR, Museo de Antropología, FFyH, UNC y al Herbario del Museo Botánico (CORD). Los conocimientos locales referidos en este documento pertenecen a la comunidad campesina de la Sierra de Ancasti, a quienes les agradecemos toda su colaboración. A los financiadores de esta investigación: Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) y al proyecto ANPCyT/ FONCyT (Pict 2012-1001) “Etnoecología y percepción ambiental en actores sociales para la conservación de áreas prioritarias del Chaco Serrano” dirigido por G.J. Martínez.

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