SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.56 issue1Typification of Opunta australis (Cactaceae) with an original plate from 1882 AND HISTORY OF THE PLANT’s FINDINGTraditional ecological knowledge in Sierra de Andía (Navarre, Spain), and its applicability for nature conservation author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

Share


Boletín de la Sociedad Argentina de Botánica

On-line version ISSN 1851-2372

Bol. Soc. Argent. Bot. vol.56 no.1 Córdoba Mar. 2021

http://dx.doi.org/https://doi.org/10.31055/1851.2372.v56.n1.32058 

Etnobotánica

Identificación taxonómica de las plantas de la “Materia Médica Misionera” de Pedro de Montenegro (SJ)

Pedro Montenegro's (SJ) “Materia Médica Misionera” plants TAXONOMIC IDENTIFICATION

Pablo C. Stampella1  3  * 

Héctor A. Keller2  3 

1. Laboratorio de Etnobotánica y Botánica Aplicada (LEBA, FCNyM, UNLP). Calle 64 N° 3, La Plata, Bs. As., Argentina.

2. Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE). Sargento Cabral 2131, Corrientes, Argentina.

3. Consejo Nacional de investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Resumen

Introducción y objetivos

: Las fuentes documentales jesuíticas constituyen un corpus de información importante en los estudios coloniales. Entre ellas, la “Materia Médica Misionera” de Montenegro constituye una de las obras jesuíticas más tempranas relacionadas a las plantas medicinales. Sin embargo, hay pocos trabajos científicos que relacionen la información alojada en esta obra con las especies vegetales allí mencionadas. El objetivo del presente es identificar las etnoespecies de la “Materia Médica Misionera”, discutiendo las identificaciones con la bibliografía existente y relacionando con otras obras jesuíticas.

M&M

: Las plantas fueron identificadas empleando diversas publicaciones científicas (catálogos de flora, trabajos de etnobotánica, sistemática, entre otros), como también observaciones de campo.

Resultados

: Se relevaron 204 etnotaxa (111 etnoespecies, la mayoría de ellas con etnovariedades), que se corresponden con 176 taxa botánicos (123 a nivel específico, 36 a nivel genérico, 27 a nivel familia, 4 dudosos y 14 indeterminados) incluidos en 48 familias botánicas, siendo las Asteraceae, Fabaceae, Myrtaceae y Lamiaceae, las más representadas.

Conclusiones

: Indudablemente, esta obra constituye un documento de gran importancia para diversas disciplinas científicas iberoamericanas, por lo cual la identificación de las plantas resulta una instancia indispensable.

Palabras clave: Etnobotánica histórica; etnotaxa; jesuitas; Sudamérica

SUMMARY

Background and aims

: Jesuit documentary sources constitute an important body of information in colonial studies. Among them, the “Materia Médica Misionera” of Montenegro constitutes one of the earliest Jesuit works related to medicinal plants. However, there are few scientific works that relate the information contained in this work with the plant species mentioned there. The objective of the present work is to identify the ethnospecies of the “Materia Médica Misionera” discussing the identifications tith the existing bibliography and relating it to other Jesuit works.

M&M

: The plants were identified using various scientific publications (flora catalogs, ethnobotanical works, and systematics, among others) as well as field observations.

Results

: Were surveyed: 204 ethnotaxa (111 ethnospecies, most of them with ethnovarieties) corresponding to 176 botanical taxa (123 at specific level, 36 at generic level, 27 at family level, 4 doubtful and 14 indeterminate) included in 48 botanical families; being the Asteraceae, Fabaceae, Myrtaceae and Lamiaceae, the most represented.

Conclusions

: Undoubtedly, this work constitutes a document of great deal of importance for various Ibero-American scientific disciplines, in which the identification of plants is an indispensable instance.

Key words: Historical ethnobotany; ethnotaxa; jesuits; South America

Introducción

Las fuentes históricas jesuíticas han sido ampliamente utilizadas como corpus de información en trabajos botánicos, zoológicos, históricos, etnográficos, etnohistóricos y más recientemente etnobotánicos (Furlong, 1948; Métraux, 1948; Castex, 1968; Susnik, 1979-1980; Rosso, 2013; Stampella et al, 2013, 2019). Sin duda alguna, constituyen fuentes documentales ricas en información, muchas veces detallada, de diversos aspectos referidos a las etnias locales, plantas y rutas de introducción de las mismas, prácticas de manejo, relación con el entorno, estrategias de desarrollo rural, entre otras (Carbonell, 1992; Stampella et al, 2013, 2019; Keller et al, 2018).

Existen diversos trabajos etnobotánicos actuales e históricos que abordan diferentes fuentes documentales jesuíticas para diversos fines. Algunos de ellos incluyen la construcción del paisaje en sentido diacrónico (Stampella et al, 2013, 2018; Hilgert et al, 2014), las transformaciones de la relación entre los grupos nativos del Gran Chaco y las plantas a lo largo del tiempo (Arenas, 1997; Rosso, 2013; Rosso & Scarpa, 2017), la identificación de las etnoespecies presentes en las obras (Rosso & Scarpa, 2012), la comparación entre los jardines jesuíticos guaraníes y chaqueños (Roca, 2020), como también la relación, en sentido espacial y temporal, entre las plantas con órganos de almacenamiento subterráneo con las comunidades de Patagonia (Ochoa & Ladio, 2011).

Con respecto a Pedro de Montenegro SJ (Societas Jesu, Compañía de Jesús), son variados los trabajos científicos que analizan diversos aspectos de su obra, como la vida del autor y la influencia de la Materia Médica Misionera en la farmacología y la medicina (Martínez et al, 1990; Anagnostou, 2005), la difusión, circulación y producción de conocimientos médicos y farmacológicos en los inicios del siglo XVIII (Deckmann Fleck & Poletto, 2012), su posicionamiento teórico en el tratamiento de las enfermedades, los saberes nativos y las resignificaciones en tal contexto (Poletto, 2014), algunas plantas usadas para enfermedades mentales (Ibarra, 2007) y para el tratamiento contra el veneno de ofidios (Ricciardi et al, 1996) o las plantas autóctonas componentes de las drogas encontradas en la botica jesuítica de la ciudad de Santa María de los Buenos Ayres (Perkins, 2007). Es de destacar el trabajo deObermeier (2018), quien ubica esta obra en un contexto de varios manuscritos tanto de Montenegro como de otros jesuitas (Villodas, Asperger) dirigidos a públicos variados. Recientemente, Scarpa & Anconatani (2019, 2021), desde la etnobotánica histórica, han comenzado a sistematizar, cuantificar e interpretar las aplicaciones medicinales y de otro tipo que se le asignan a cada una de las plantas mencionadas en esta obra; identificando en el trabajo más reciente aquellas relacionadas a las dolencias reproductivas.

Es de destacar también la existencia de dos manuscritos referidos a la obra de Montenegro. Uno de ellos, depositado en la Biblioteca Nacional de Madrid (ms. de Madrid), fue editado por Martín & Valverde (1995) bajo el nombre de “La farmacia en la América colonial: el arte de preparar medicamentos”, siendo el mismo -en realidad una copia del mismo- empleado por Bonpland para identificar las plantas presentes (Arbelo et al, 2020). El otro, quizá más conocido en América (ms. Bonaerense), se halla en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires y fue el editado por Telles y por Quintana en 1888 y 1945, respectivamente, sirviendo asimismo como sustento para las ediciones de Misiones y Córdoba (Montenegro, 1945, 2007, 2009). Ambos manuscritos presentan diferencias explícitas en algunas láminas. Las del ms. de Madrid son más detalladas y completas que las del ms. Bonaerense. En este último faltan láminas y varias de ellas fueron esquematizadas sólo de manera parcial (ver última columna de la Tabla 1).

Las identificaciones de las plantas de obras jesuíticas suponen distintos grados de dificultad, dependiendo de los autores que se trate, de la claridad y extensión de sus descripciones, como también de la presencia o no de ilustraciones que las acompañen. Rosso & Scarpa (2012) identificaron más del 80% de las plantas de la obra de Florián Paucke, la mayoría de ellas a nivel de especie. Sin embargo, para la obra de Pedro de Montenegro, son escasos los intentos de aventurarse en la identificación botánica de las plantas allí mencionadas. Poletto & Welter (2011) seleccionan cinco plantas de la obra, las identifican y discuten sus aplicaciones terapéuticas y la vinculación con las prácticas médicas del siglo XVIII. Algo similar ocurre con los trabajos de Ricciardi et al. (1996), Deckmann Fleck & Poletto (2012) y Stampella et al. (2013). El primero de ellos intenta identificar las plantas empleadas como contravenenos ofídicos. Deckmann Fleck & Poletto (2012), al indagar acerca de la circulación de conocimientos y prácticas científicas, basadas en concepciones hipocrático-galénicas, identifican algunas plantas que mencionan en el relato. El último, analizando varias fuentes documentales -entre ellas las jesuíticas- describe la introducción, establecimiento y apropiación de los frutales euroasiáticos.

Desde la etnobotánica histórica, el trabajo de Stampella et al. (2018), releva los espacios de manejo de las plantas en el entorno de las misiones jesuíticas, las prácticas de manejo llevadas a cabo en los mismos, y los etnotaxa involucrados, empleando diversas fuentes documentales jesuíticas. En ese mismo trabajo se identificaron taxonómicamente 25 plantas de la Materia Médica Misionera, mediante el empleo de bibliografía de esa zona geográfica y diversos trabajos específicos de familias y géneros botánicos.

Recientemente fue publicado un manuscrito, hallado en la biblioteca de Quito (Ecuador), donde Bonpland identifica las plantas de la obra de Montenegro (Arbelo et al., 2020). En el mismo, se identificaron 21 etnotaxa a nivel especie, 71 a nivel genérico, 23 a nivel familia y 24 no identificados. Sin embargo, queda mucho por aportar en lo que respecta a la identidad de las plantas de la obra mencionada, en especial todo lo relacionado a las Asteraceae, familia botánica que, al parecer, Bonpland desconocía.

El objetivo del presente trabajo es identificar la totalidad de las etnoespecies mencionadas en la “Materia Médica Misionera”, discutir las identificaciones con la bibliografía existente y relacionarlas con otras obras jesuíticas editadas. Con esto se pretende relacionar los valiosos conocimientos etnomédicos jesuítico-guaraníes con las especies de plantas.

Material y Métodos

La identificación de las plantas se realizó mediante el análisis de las imágenes presentadas (láminas), de las anotaciones del manuscrito y de las descripciones de Montenegro (1945, 2007, 2009), empleando múltiples criterios que incluyen la búsqueda bibliográfica en artículos científicos y fuentes históricas de los nombres locales de las plantas involucradas, la comparación con otras identificaciones de trabajos científicos actuales, la comparación con los catálogos de Flora Argentina del Instituto de Botánica Darwinion (http://www. floraargentina.edu.ar), el empleo de revisiones sistemáticas de familias y géneros botánicos, como también la experiencia en trabajo de campo e identificación de plantas de los autores en la zona de influencia de las misiones jesuíticas de guaraníes.

Los nombres científicos fueron actualizados según The Plant List (2013). Para cada etnoespecie se transcriben los nombres y la -o las- láminas relacionadas a las mismas. A continuación, se provee una identificación botánica actual de acuerdo a la metodología explicitada (nombres/s científico/s y familia botánica), aportando información de otros documentos jesuíticos que mencionan tales plantas, tanto como trabajos actuales.

Resultados y Discusión

La identificación de las plantas -como mencionaron Stampella et al. (2019) para el caso de los frutales locales- presentó diferentes niveles de dificultad. Varias de ellas -como el “pino de la india de la américa”, el “ceibo”, los “plátanos” y “guembé”, entre otros- no dejan lugar a dudas acerca de su filiación botánica debido a la claridad de las láminas, su correspondencia con las descripciones de la Materia Médica Misionera y la representatividad de las especies en la zona en estudio. Otras, en cambio, bajo una misma lámina, presentan una diversidad de “especies” (sensu Montenegro) que merece una mayor atención al momento de la identificación botánica. Por ejemplo, para el caso de la “algarroba” el manuscrito de Bonpland presenta una lámina identificada como Mimosa, mientras que en la descripción de la “algarroba” de Montenegro (1945, 2009) hay 4 tipos que se corresponden con 4 ó 5 especies botánicas (Stampella et al., 2019). Algo similar ocurre con el “arrayán blanco”, las “guayabas” y las “granadillas de la pasión”. Algunos fitónimos aluden a plantas muy conocidas actualmente en la zona, pero que las descripciones de Montenegro y las imágenes pueden sugerir una filiación botánica bien distinta. Es el caso de la “Aris toloquia Rotunda”, tanto masculina como femenina, que Bonpland identifica como Convolvulus y Aristolochia -respectivamente-, Deckmann Fleck & Poletto (2012) como Cyclamen, pero que las láminas y descripciones la acercan más a Cayaponia (Cucurbitaceae). Finalmente, otro nivel de dificultad lo representan las plantas que Montenegro describe muy brevemente pero que en la zona en estudio se encuentran diversas especies que se ajustan a tales descripciones: el “arrayan silvestre pequeño”, las “azetosas”, y las “menta salvaje o yerva de Arias”.

Tabla 1: Etnoespecies y etnovariedades relevadas y su identificación. Se indican también las láminas correspondientes a la edición mencionada de Montenegro. En el caso de láminas faltantes se remitió al m.s. de Madrid, abordado en Martín & Valverde (1995). 

Se revelaron 204 etnotaxa (111 etnoespecies, la mayoría de ellas con etnovariedades) y que se corresponden con 176 taxa botánicos incluidos en 48 familias botánicas (Tabla 1). De esa cifra, 123 fueron identificados a nivel específico, 36 a nivel genérico, 27 a nivel familia, 4 dudosos y 14 indeterminados. Las más representadas entre los etnotaxa medicinales fueron Asteraceae (24 especies), Fabaceae (21 especies), Myrtaceae (12 especies) y Lamiaceae (11 especies).

En reiteradas ocasiones, las identificaciones de otros trabajos se refirieron a plantas del Viejo Mundo. Sin embargo, con contadas excepciones (por ejemplo, “nardo”, “rosa mosqueta”, “plátano”, “tamarindo”, “jengibre o galanga”, “mentas”, “arbol de la nuez moscada”; “árbol del clavo especia” y las “pimientas”, entre otras), consideramos que Montenegro se refierió a plantas americanas, especialmente aquellas presentes en las misiones jesuíticas de guaraníes. Así, las identificaciones botánicas de la “acedera o acetosa” no corresponderían a Rumex acetosa, sino a diversas especies del género Oxalis. Algo similar ocurre con la “agrimonia”: Ricciardi et al. (1996) identifican erróneamente esta planta como Agrimonia eupatoria L. (Rosaceae), basándose en el fitónimo sin comparar los datos con la descripción ni con la ilustración.

1. Arbol de la Yerba, ybira caá miri (Lam. I)

Se trata de Ilex paraguariensis A.St.-Hil. (Aquifoliaceae), aunque también posiblemente estén presentes otras especies del género como I. affinis Gardner, I. dumosa Reissek e I. theezans Mart. (Giberti, 1989; Arbelo et al., 2020). La yerba mate fue ampliamente cultivada en las misiones en los “yerbales hortenses” como también recolectada en los “yerbales silvestres” y empleada como alimenticia, medicinal, tintórea y para el pago del tributo a la corona española (Dobrizhoffer, 1967; Sainz Ollero et al., 1989). Sobre los fitónimos Caá y Caámiri ver Keller (2013 a, b) y Keller et al. (2016).

2. Arbol de es toraque, guarani- anguay ybirapaye (Lam. II)

Se mencionan cuatro etnovariedades: dos “anguay guazú” o “anguay blanco”, masculino y femenino; y dos “anguay mirí” o “anguay negro”, uno de ellos presente en los yerbales de la reducción de Concepción, actual SE de Misiones. Además, Montenegro menciona brevemente otras dos etnovariedades con troncos más pequeños, hojas más oscuras y corteza más gruesa. Con estas descripciones sólo podemos concluir que uno de los “anguay guazú” se refiere a Myrocarpus frondosus Allemao (Fabaceae) (Storni, 1944; Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004; Martínez-Crovetto, 2012; Scarpa & Anconatani, 2021). Para el caso de los “anguay miri”, seguramente se trate de otro género que no pudimos identificar. Llama la atención que ni Montenegro ni Bonpland hayan reconocido a M. frondosus siendo ésta una especie arbórea bien representada en el entorno de las reducciones jesuíticas de guaraníes (Arbelo et al, 2020). Entre otras identificaciones, Perkins (2007), basándose en la tesis doctoral de D. Parodi, relaciona esta etnoespecie con Styrax ferrugineus Nees. & Mart. (Styracaceae), posiblemente representando a los “anguay miri”.

3. Arbol de gumi-elemi, ibíra-ísí, isica riba (Lam. III)

Se describen dos etnovariedades diferentes en tronco, hojas y frutos: “ibíra-ísí blanco”, con goma más aromática y transparente, hallado en las cabeceras del río Uruguay y en Brasil; y el “ibíra-ísí negro”, de goma oscura y aroma desagradable, hallado en Paraguay. Sólo hemos podido identificar al “ibíra-ísí blanco” como Protium heptaphyllum (Aubl.) Marchand (Burseraceae) (Arenas, 2007; Scarpa & Anconatani, 2021), cuya resina es citada por Dobrizhoffer (1967) como medicinal y para calafatear embarcaciones. Otras identificaciones incluyen la realizada por Perkins (2007) quien identifica esta planta como Icica icicariba DC., sinónimo de P. icicariba (DC.) Marchand. Ychi=sustancia pegajosa aromática, resina. Entre los guaraníes, también se aplica a las pinturas de protección que usan mujeres y niños y que consiste en propóleo de yateí (Tetragonisca fiebrigi, abeja nativa sin agujón) mezclado con carbón vegetal (Keller, 2010).

4. Salsafras, apeterebi, ahíba (Lam. IV)

De acuerdo a las descripciones (forma de las hojas, cara abaxial tomentosa, abundancia y morfología de las flores, y presencia de semillas aladas) e ilustración, se trata de Cordia trichotoma (Vell.) Arráb. ex Steud. (Boraginaceae) (Storni, 1944; Cadogan, 1992; Peña & Pensiero, 2004; Martínez-Crovetto, 2012). Perkins (2007) erróneamente identifica esta planta como Sassafras officinalis, sinónimo de S. albidum (Nutt.) Nees. (Lauraceae). Dobrizhoffer (1967) hace referencia a la abundancia de esta etnoespecie en las reducciones de Santa Ana, Santa María la Mayor y Santos Mártires del Japón, como también de sus usos medicinales, en construcciones y como textil. Ape=corteza, ete=auténtica, yvi=textil.

5. Cañafistola solutiva (ibopé catupiri chébae), caña fistola silvestre (ibopé guazú chébaé) (Lam. V y VI)

Se mencionan dos etnoespecies: una que crece en Perú y Chile; mientras que la “caña fistola silvestre” se halla a orillas del río Paraguay, río arriba. La primera de ellas puede corresponderse con Cassia fistula L. (Fabaceae) (Perkins, 2007) o alguna especie del género Senna, como S. corymbosa o S. pendula (Peña & Pensiero, 2004). La “silvestre” se trata de una especie nativa de Cassia, posiblemente C. javanica L., C. rubriflora Ducke, C. spruceana Benth. y C. swartzioides Ducke, esta última con una variedad escarlatina (Flora do Brasil, 2020). Ibopé=vaina, guazú=grande, chemba’e=según mi parecer.

6. Guayacán (Lam. VII)

Se mencionan cuatro etnovariedades: dos pertenecientes al antiguo territorio del Tucumán, llamados “guayacán” o “quiebra hacha” y “tarco”; el “ibirá ehé” hallado en Misiones (Lam. VII, der.); y el “palo santo” o “ibirá ucaí”, perteneciente a los mocovíes y guaicurúes del Gran Chaco (Lam. VII, izq.). Con “tarco” Montenegro puede referirse a alguna especie de los géneros Jacaranda o Handroanthus (Bignoniaceae). El “ibirá ehé” es Caesalpinia paraguariensis (Parodi) Burkart (Fabaceae) (Scarpa & Anconatani, 2021), también mencionado por Lozano (1941) y Dobrizhoffer (1967) como maderable y resinífero. Con “palo santo” o “ibirá ucaí” parece referirse a Larrea nitida Cav. (Zygophyllaceae) por la presencia de las ramas aromáticas y resinosas, así como por los foliolos apretadamente dispuestos en el dibujo. Otros autores identifican esta planta como Bulnesia sarmientoi Loretz ex Griseb. (Fabaceae) o

Guaiacum sanctum L., ambas de la misma familia (Perkins, 2007; Arbelo et al., 2020; Scarpa & Anconatani, 2021).

7. Arrayán silvestre negro, guabiyú (Lam. VIII). Montenegro se refiere a Myrcianthes pungens (O.

Berg) D. Legrand., identificado por su inconfundible espina foliar terminal (Myrtaceae) (Storni, 1944;Cadogan, 1992; Martínez-Crovetto, 2012; Stampella et al, 2019). Perkins (2007) identifica erróneamente esta planta como M. cisplatensis (Cambess.) O. Berg. Tampoco debe confundirse esta etnovariedad y las siguientes con el “arrayán” (Myrtus communis L.). Son mencionados durante el siglo XVIII como abundantes en las serranías de San Javier, Santa María y en las tierras de los Mbayas, siendo empleados como frutales, para la elaboración de bebidas, como maderables (aptos para ser torneados), y como medicinales (Sánchez Labrador, 1910; Dobrizhoffer, 1967). Iva=fruto, viju=piloso.

8. Arrayán montano negro, ibaüh, guabiyú miri (Lam. IX)

Quizá se trate de Plinia rivularis (Cambess.) Rotman., aunque también podría ser Myrcia oblongata DC. o Eugenia moraviana O. Berg (Myrtaceae) (Stampella et al, 2019). Con este fitónimo también se designa a Campomanesia xanthocarpa (Martínez-Crovetto, 2012). Iva=fruto, uh=negro.

9. Arrayán blanco montano, añangapiri mirí (Lam. X)

Se describen dos etnovariedades: el “añangapiri miri” y el “añangapiri guazú”, diferenciados en el porte de la planta y el suelo donde crecen. Se trata de Eugenia uniflora L. y E. pitanga (O. Berg) Nied., respectivamente (Myrtaceae) (Storni, 1944; Cadogan, 1992; Hurrell et al., 2010; Martínez-Crovetto, 2012; Stampella et al., 2019). Otras identificaciones incluyen a Myrcianthes cisplatensis (Cambess.) O.Berg (Perkins, 2007). Sánchez Labrador menciona al “añangapiri” como comunes en los huertos de Santa Ana y San Ignacio, siendo empleados como frutal y medicinal (Deckmann Fleck, 2015).

10. Guayabas campesinas, arazá y hezae hebae y guayabas, arazá guazú (Lam. XIy XII).

Se describen cinco etnovariedades. La primera “es un matorral con frutos del tamaño de un huevo de gallina grande; la segunda tiene frutos menores, de color más claro (blancos rosados) y de sabor menos agrio; la tercera etnovariedad es abundante en los campos del Paraná y del Paraguay, con frutos medianos y muchas semillas”; el “arazai miri”, con formas arbustivas y arbóreas, y frutos grandes; y, por último, un arbusto pequeño, de frutos amarillos cuando maduros, abundante en la colonia de San Gabriel. En general, las “guayabas campesinas” podrían tratarse de Psidium salutare (Kunth) O. Berg., P misionum D. Legrand y P australe Cambess, todas ellas especies con xilopodios, presentes en los “campos”; mientras que “arazá guazú” estaría representado por P guajava L. y P. kennedyanum Morong (Myrtaceae) (Storni, 1944; Hurrell et al., 2010; Martínez-Crovetto, 2012;Stampella et al., 2019; Scarpa & Anconatani, 2021). También puede referirse a otras especies cultivadas del mismo género. Por ejemplo, Deckmann Fleck & Poletto (2012) la identifican como Marlierea tomentosa Cambess., perteneciente a la misma familia. Tanto los “guayabos” como las “guayabas campesinas” son extensamente mencionadas como frutales para consumo de frutas frescas y en conservas, y como medicinales (Gilii & Xuarez, 1792; Dobrizhoffer, 1967; Sainz Ollero et al., 1989; Deckmann Fleck, 2015).

11. Algarrobo, ibopé (Lam. XIII)

Se describen cuatro etnovariedades, diferenciadas en blancos/negros y masculino/ femenino. El “algarrobo blanco hembra” (Lam. XIII) es Prosopis alba Griseb (Fabaceae), mientras que el “macho” es P. chilensis (Molina) Stuntz. El “algarrobo negro macho” es P. nigra Hieron., mientras que P flexuosa DC. o posiblemente P. affinis Spreng, conforman el “algarrobo negro hembra” (Storni, 1944; Hieronymus, 1882; Demaio et al., 2002; Stampella et al., 2019). Lozano (1941), Dobrizhoffer (1967) y Sainz Ollero et al. (1989) también destacan estos árboles debido a su valor alimenticio, medicinal, en la elaboración de bebidas alcohólicas, para construcciones, como forraje para el ganado y en especial como elemento del calendario de los Abipones. Y=árbol, vope=chaucha.

12. Mburucuyá o flor de la pasión, granadilla de la pasión, granadilla amarilla y mburucuyá amarillo (Lam. XIV XV y XVI)

Se mencionan diez etnovariedades, no todas descriptas. De ellas, cuatro son diferenciadas por el color de sus frutos (amarillo, encarnada, morada y negra); mientras que otras seis, que Montenegro considera “espúreas”, sólo describe dos de ellas. La primera posee flores y frutos muy pequeños, y otra llamada “mburucuyá amarillo silvestre”. La etnovariedad “negra” es la ilustrada en la lámina XIV y se corresponde con Passiflora morifolia Mast (Passifloraceae) o posiblemente alguna variedad de P. edulis Sims. La variedad “roja” se corresponde con P. cincinnata Mast. La variedad “morada” puede tratarse de P amethystina J.C. Mikan, P edulis o P morifolia; mientras que la variedad “amarilla” podría tratarse de más de diez especies diferentes del género. Para el caso de las etnovariedades “espúreas”, se trata Passiflora suberosa L. y P alata Curtis, respectivamente (Storni, 1944; Cadogan, 1992; Deginani, 2001; Hurrell et al, 2010; Martínez-Crovetto, 2012; Stampella et al, 2019; Scarpa & Anconatani, 2021). Esta etnoespecie fue muy común en chacras y huertos de los pueblos jesuíticos, siendo ampliamente mencionadas por los jesuitas debido a su valor medicinal y alimenticio, como también debido a su morfología floral que recuerda a la “pasión de cristo” (Lozano, 1941; Paucke, 1944; Dobrizhoffer, 1967; Sepp, 1971; Sainz Ollero et al, 1989).

13. La Piña, caraguata (Lam. XVII)

Montenegro describe dos etnovariedades: un

“caraguata mayor” (Lam. XVII) y un “caraguata menor”. Este último tiene frutos amarillos (del tamaño de drupas de Juglans regia L., dice) en racimos sobre una vara terminal, más alta que el “caraguata mayor” y sin penacho terminal de hojas. La primera etnovariedad es, indudablemente, Ananas comosus (L.) Merr. (Bromeliaceae), aunque es posible que dentro de esta etnovariedad se encuentre también A. sagenaria (Arruda) Schult. & Schult.f. De acuerdo a la descripción brindada, la segunda etnovariedad es Bromelia balansae Mez. (Storni, 1944; Hurrell et al., 2010; Martínez-Crovetto, 2012; Stampella et al., 2019). Estas plantas son mencionadas por los jesuitas en sus escritos como alimenticias, medicinales y para la elaboración de conservas (Paucke, 1944; Dobrizhoffer, 1967; Deckmann Fleck, 2015).

14. La corregüela o purga criolla, yetirá bai (Lam. XVIII)

Se mencionan dos etnovariedades: “yetíra bai masculino” y “yetíra bai femenino”, pero no

se describen ni se diferencian. Sin embargo, con base en la ilustración brindada, se trata de alguna de las tantas especies del género Ipomoea (Convolvulaceae), quizá Ipomoea bonariensis Hook., debido a la presencia de raíces reservantes (Peña & Pensiero, 2004; Martínez-Crovetto, 2012; Scarpa & Anconatani, 2021). Yetí=batata, ra=similar, bai=fea, con atributo desagradable.

15. Mani, alfónsigo, mandubí (Lam. XIX) Montenegro diferencia dos etnovariedades:

“mandubí macho” o “mayor”, y “mandubí hembra” o “menor”, con base en el tamaño de sus legumbres, semillas y hojas, como también en la mayor cantidad de aceite que posee el “mandubí menor”. Seguramente se trate de dos variedades de Arachis hypogaea L. (Fabaceae) y/o quizá también A. glabrata Benth. (Hieronymus, 1882; Storni, 1944;Cadogan, 1992; Krapovickas & Gregory, 2007; Martínez-Crovetto, 2012). Varios jesuitas los mencionan como alimenticios y a su aceite para condimentar ensaladas y para alumbrar, también como medicinal (Gilii & Xuarez, 1792; Paucke, 1944; Dobrizhoffer, 1967; Deckmann Fleck, 2015).

16. Acedera, acetosa, ibia miri (Lam. XX)

Menciona cinco etnovariedades. Una “mayor”, llamada “oxilapato” o “romaza” y cuatro más que Montenegro no describe demasiado. Entre ellas hay una “hortense”, con muchas hojas y raíz reservante; y además otras dos etnovariedades “menores”, entre ellas el “Ibiá guazú” (Lam. XX). Se trata de varias especies del género Oxalis (Oxalidaceae), entre ellas Oxalis linarantha Lourteig (Storni, 1944;Arbelo et al., 2020; Scarpa & Anconatani, 2021). Deckmann Fleck & Poletto (2012) identifican erróneamente al “ibia mirí” como Rumex acetosa L. (Polygonaceae). Se trata de plantas alimenticias y medicinales, también mencionadas por Sánchez Labrador (Deckmann Fleck, 2015). Ivy=tierra, a=fruto, miri=pequeño; haciendo referencia a los tubérculos.

17. Nardo o vara de Jesse, iboti moroti (Lam. XXI) Se trata de Polianthes tuberosa L. (Liliaceae)

(Ricciardi et al., 1996), una de las pocas plantas introducidas tratadas en la obra pero que no ha prosperado como espontánea a lo largo del tiempo. Otros jesuitas también mencionan a esta especie en los jardines de las reducciones (Sepp, 1971: 192-193). Otros autores identifican al “iboti moroti” con Nardostachys jatamansi (D. Don) DC. (Caprifoliaceae) (Deckmann Fleck & Poletto, 2012). Peña & Pensiero (2004), por otra parte, asocian el fitónimo “Ibotí-mí” con Cyclopogon elatus (Sw.) Schltr. (Orchidaceae), con cimas agregadas en capítulos terminales, y que posiblemente se acerque más a la descripción que aporta Bonpland: “Se encuentra en todos los pantanos/ciénagas de las reducciones de- Corpus y Jesús en el Paraguay ,- parece pertenecer a la familia de las compuestas” (Arbelo et al, 2020). Iboti=flor, moroti=blanca.

18. Albarrana dulce o azucena silvestre, azucena americana, iboti guazú (Lam. XXII)

Al menos dos etnovariedades: una de ellas posee una gran diversidad en el color de sus flores (blancas, coloradas, encarnadas, jaspeadas de blanco y encarnado, disciplinadas); también menciona una “menof’, sin hojas, de hasta 25 cm de altura y flores coloradas, con bulbos más pequeños, colorados por fuera y viscosos. Entre las primeras etnovariedades mencionadas se encuentran seguramente Hippeastrum angustifolium Pax e H. vittatum (L'Hér.) Herb. (Amaryllidaceae), ambas comunes en zonas pantanosas. No debe confundirse esta etnovariedad con la “cebolla albarrana” Drimia maritima (L.) Stearn (Asparagaceae) (Font Quer, 1979). Iboti=flor, guazu=grande.

19. Rosa mosqueta, iboti morotí (Lam. XXIII)

Se trata de Rosa rubiginosa L. o R. canina L. (Rosaceae) (Hurrell et al., 2010; Arbelo et al., 2020).

20. Ceibo o zuinandi (Lam. XXIV)

Indudablemente se trata de Erythrina crista-galli L.

(Fabaceae) (Hieronymus, 1882; Storni, 1944; Soraru & Bandoni, 1978; Toursarkissian, 1980; Poletto & Welter, 2011). Estos últimos autores consideran también dentro de esta etnoespecie a E. falcata Benth. y E. speciosa Andrews. El “zuinandi” es mencionado por los jesuitas como árbol medicinal común en tierras húmedas y pantanosas (Lozano, 1941; Dobrizhoffer, 1967).

21. Arbol del paraíso, caá pari mirí (Lam. XXV)

Se describen brevemente dos etnovariedades, el “caá parí” y el “caá parí mirí”, este último más pequeño y aromático. Pensamos que puede tratarse del género Tecoma (Bignoniaceae), posiblemente de T. fulva subsp. garrocha (Hieron.) J.R.I. Wood. y T. stans (L.) Juss. ex Kunth. Con “pari” se designa a una trampa tipo gran cesta para peces. La planta empelada para confeccionarla, sin duda, debe poseer ramas largas, rectas y flexibles y hallarse cerca de los ríos, condiciones que cumple la última especie mencionada. Generalmente, el fitónimo “caa parí” se emplea en la zona para referirse a especies hidrófitas, herbáceas de los géneros Ipomoea (Convolvulaceae), Gomphrena y Pfaffia (Amaranthaceae) (Storni, 1944; Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004).

22. La camalea, achicoria grande, caáguay guazú (Lam. XXVII)

Se mencionan cuatro etnovariedades: tres muy semejantes a las europeas, y otra que se corresponde con la ilustración de la lámina XXVII. Esta última es Hypochaeris chillensis (Kunth) Hieron. (Asteraceae). Sin embargo, no coincide la coloración amarilla de las lígulas de los capítulos que Montenegro describe como colorados (Peña & Pensiero, 2004). Con ese mismo fitónimo se designan algunas especies del género Chaptalia (Asteraceae) (Martínez-Crovetto, 2012) por lo cual, posiblemente, representen a las primeras tres etnovariedades, junto a diversos cultivares de Cichorium intybus L. y especies del género Picrosia.

23. El llantén, llantén silvestre peludo, caá yuqui (Lam. XXVI)

Menciona dos etnovariedades: el “caá yuqui mayor” (Lam. XXVI) y el “caá yuquí menor”. El primero es Plantago tomentosa Lam., mientras que el “menof’ es P australis Lam. (Plantaginaceae) (Ruíz de Montoya, 1639; Storni, 1944; Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004; Moroni & Hassemer, 2018; Scarpa & Anconatani, 2021). Perkins (2007) identifica esta planta como P. major L. Caa=hierba, yuqui=sal.

24. Esquinanto o paja vómica y esquinanto menor o capií catí (Lam. XXIXy XXVIII)

Menciona dos etnovariedades diferenciadas en “macho” y “hembra”. Al parecer se trata de diferentes ecotipos de Kyllinga odorata Vahl. (Cyperaceae) o posiblemente se refiera con “capií catí hembra” a K. brevifolia Rottb., también muy aromática (Hieronymus, 1882; Storni, 1944; Toursarkissian, 1980; Ricciardi et al, 1996; Peña & Pensiero, 2004; Martínez-Crovetto, 2012; Arbelo et al, 2020; Scarpa & Anconatani, 2021).

25. Ninfea, nenúfar, aguapé guazú (Lam. XXX)

Describe dos etnovariedades diferenciadas por la forma de sus hojas (redondas/puntiagudas). Aquellas de hojas redondeadas se corresponden con Eichhornia crassipes (Mart.) Solms. y quizá también E. azurea (Sw.) Kunth (Pontederiaceae), mientras que la de hojas puntiagudas puede tratarse de Pontederia rotundifolia L.f. (Storni, 1944; Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004; Martínez-Crovetto, 2012; Scarpa & Anconatani, 2021).

26. De la Quirocilla, aguapé (Lam. XXXII)

Se trata de Gunnera tinctoria (Molina) Mirb. (Gunneraceae). Montenegro, sin conocerla, la menciona creciendo en los valles y serranías de Salta y Tarija, a orilla de arroyos y pantanos. Sánchez Labrador también menciona esta planta como alimenticia y refrescante para Salta (Deckmann Fleck, 2015).

27. Llantén índico, repoti-atá, caá yuquí guazú hapó yetí (llantén grande con raíz de batata) (Lam. XXXII)

De acuerdo a la descripción (raíz napiforme, hojas tomentosas, semillas chatas) e ilustración (hojas sésiles) se trata de Froelichiaprocera (Seub.) Pedersen (Amaranthaceae) (Flora Argentina, 2020). Repoti=caca, ata=duro (quizá refiriéndose a una propiedad antidiarreica de la planta); caa=hierba, yuqui=sal, hapo=raíz, yeti=batata (hierba de la sal con raíz de batata).

28. Yerva de Santa Lucía, baguero mirí (Lam. XXXIV)

Montenegro menciona dos etnovariedades: el “baguero mirí” (Lam. XXXIV) y “baguero guazú”. La primera puede tratarse de Commelina diffusa Burm.f., mientras que la segunda de C. erecta L. (Commelinaceae). El nombre en guaraní se refiere a su semejanza al “bagueró” o “mbagueró” (Coix lacryma-jobi L., Poaceae). También mencionada por José Sánchez Labrador (Deckmann Fleck, 2015).

29. De la siempre viva, siempre viva americana, caárurú guazú ipeguá (verdolaga de agua grande) (Lam. XXXIII)

De acuerdo a la ilustración (tallos suculentos, estriados) y descripción (flores con tépalos blancos-rosados, zonas costeras de ríos y arroyos), se trata de Begonia cucullata Willd. (Begoniaceae) (Martínez-Crovetto, 2012; Flora Argentina, 2020). Caa=hierba, ruru=crasa o carnosa, ypegua=propia de planicies o bañados.

30. Palo de culebras, isipó morotí, caápebá, macaguá isipó (Lam. XXXV)

Se trata de Dolichandra dentata (K. Schum.) L.G. Lohmann (Bignoniaceae), una liana que suele reptar cerca de los cursos de agua, con zarcillos foliares trigarfiados que se ven en la lámina, y raíces tuberosas. El fruto mencionado suponemos que puede tratarse de cecidios (agallas) o callosidades, que son frecuentes en esta especie. Bajo este fitónimo se mencionan también a Adenocalymma marginatum (Cham.) DC. (Bignoniaceae), Coccoloba ilheensis Wedd. (Polygonaceae), Ipomoea alba L. (Convolvulaceae) y Paullinia elegans Cambess. (Sapindaceae) (Storni, 1944; Peña & Pensiero, 2004).

31. Mastuerzo índico, mastuerzo salvaje (Lam. XXXVI)

De acuerdo a la descripción e ilustración, se trataría de una Malvaceae, posiblemente Sida viarum A.St.-Hil. (Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004). Scarpa & Anconatani (2021) la identifican como Lepidium didymun. No acordamos ya que no coinciden la morfología foliar (hojas simples vs pinnadas) ni floral (flores simples vs flores en racimos).

32. Jengibre silvestre, carachirá mirí (Lam. XXXVII)

Describe tres etnovariedades, diferenciadas por el tamaño, forma, coloración y peso de sus raíces. Una de ellas, el “carachirá mirí” (es decir, “que se parece al carachí”, Lam. XXXVII), presenta raíces largas, flores moradas y semillas chatas con aroma y gusto a jengibre (Zingiber officinale). Las otras dos etnovariedades presentan raíces redondas, lisas y oscuras, de medio kilo de peso y hojas oscuras mientras que la otra tiene hojas y raíces blancas, estas últimas menores y vástagos largos. El “carachirá miri” es Aristolochia fimbriata Cham. (Aristolochiaceae) (Cadogan, 1992; Hurrell et al, 2008; Arbelo et al, 2020). Alguna de estas últimas etnovariedades podrían ser A. triangularis Cham. o alguna especie del género Dioscorea (Dioscoreaceae). La etimología de esta etnoespecie es interesante si se siguen los lineamientos de Lange (1966) quien afirma que los monomios son nombres antiguos. Kara es el monomio que significa raíz, siendo karachi el nombre genérico para cualquier Dioscorea. Kara blanco es D. dodecaneura, mientras que karachira indica que es parecida a ella. Karachira miri es un polinomio con 4 componentes que indica una variedad menor de esta última.

33. Contrayerva del Peru, higuerilla o taropé y contrayerba femenina o taropé mirí (Lam. XXXVIII y XXXIX)

Se mencionan dos etnovariedades, “femenina” y “masculina”, ambas al género Dorstenia (Moraceae). La “femenina” es D. brasiliensis Lam. (Storni, 1944; Soraru & Bandoni, 1978; Toursarkissian, 1980; Ricciardi et al., 1996; Perkins, 2007; Arbelo et al, 2020; Scarpa & Anconatani, 2021). Cabe destacar que la infrutescencia parece un “higo” (sicono de Ficus carica L.) abierto, de allí el fitónimo “higuerilla”.

34. Canchelagua o yerba del Uron, capii irópitá, iñachiuná pitá (Lam. XL)

Se describen brevemente dos etnovariedades: la “canchelagua blanca”, más alta (ca. 30 cm), con tallos ramificados desde la base; y la “canchelagua negra”, más baja (ca. 20 cm), más oscura y con un único tallo. La ilustración y algunos aspectos de las descripciones la acercan a Bidens pilosa L. y/o a Schkuhria pinnata (Lam.) Kuntze ex Thell. (Asteraceae) (Toursarkissian, 1980). Bonpland la identifica como Gentiana Canchalagua, actualmente Centaurium cachanlahuen (Molina) B.L. Rob. (Gentianaceae) (Arbelo et al., 2020). De acuerdo a la tesis doctoral de Correa (2003), y en sintonía con la identificación de Scarpa & Anconatani (2021), no concordamos con que se trate de esta especie sino de alguna del complejo de la cuenca del Plata (como S. pinnata).

35. La yerba de Murta, añangapirí caá, caá iñachiuná morotí (Lam. XLI)

De acuerdo a las descripciones (hierbas fétidas, tallos grisáceos a purpúreos, aquenios lineares) e ilustración, se trata de Porophyllum ruderale (Jacq.) Cass. (Asteraceae) (Flora Argentina, 2020).Scarpa & Anconatani (2021) la sidentifican como

Tagetes, género de la misma tribu que Porophyllum (Tageteae). Sin embargo, pensamos que se trata de P. ruderale antes que de Tagetes ya que las hojas esquematizadas son enteras de borde crenado antes que pinnatisectas, como también la palabra moroti indica el color blanquecino de las mismas. Se destaca que no se trata de E. uniflora, sino que su aroma es similar a esta especie: de allí su nombre, pero acompañado con el sufijo “caá”, de hierba.

36. Yacaré caá (Lam. XLII)

De acuerdo a la descripción e ilustración, se trata de Pluchea sagittalis Less. (Asteraceae) (Peña & Pensiero, 2004).

37. Calamminta menor, calaminta menor, orégano (Lam. XLIII)

De acuerdo a la ilustración y descripción (hojas híspidas, flores en verticilastros densos con corola blanco-amarillenta, rosada, violácea) se trata de Glechon ciliata Benth. (Lamiaceae) (Flora Argentina, 2020). Ricciardi et al. (1996) proponen como posibilidad a Hedeoma polygalifolia Benth. o H. multiflora Benth.

38. Solimán de la tierra ó colmillo de vibora, yerba del colmillo de vibora, mboy caá (Lam. XLIV)

Montenegro describe brevemente dos etnovariedades: “mboy caá macho” y “mboy caá hembra”, diferenciadas por la altura de la planta (ca. 30 y 20 cm, respectivamente), ámbas con látex y flores blanquecinas. Sendas etnovariedades se corresponden con Asclepias mellodora (Schltr.) Schltr. (Apocynaceae), ya que esta especie posee un amplio rango de plasticidad fenotípica (Schulz, 1937; Scarpa & Anconatani, 2021). Nótese en la ilustración las hojas opuestas, las inflorescencias umbeliformes y los frutos (folículos) geminados, característicos del género Asclepias. Ricciardi et al. (1996) identifican esta planta como Euphorbia dichotoma Forssk. (sinónimo de E. peplus L., Euphorbiaceae), mientras que Peña & Pensiero (2004) relacionan a Euphorbia hypericifolia con este fitónimo. Sin embargo, de acuerdo a la ilustración y descripciones no acordamos con esa determinación. Mboy=víbora, caa=hierba.

39. El Coquerí ó duraznillo (Lam. XLV)

Se describen dos etnovariedades: “coqueri negro”, y “coqueri blanco” o “hediondilla”. El primero crece en zonas cultivadas, cercos y partes húmedas; es de menor altura que la otra etnovariedad (ca. 1.2 m de altura), con hojas similares al duraznero (Prunus pérsica), flores blanquecinas, y frutos similares en forma y tamaño a bellotas, amarillos al madurar. El “coqueri blanco” crece en zonas muy húmedas cerca de los bosques, posee un tronco de mayor longitud, con hojas más largas, más anchas y blanquecinas; y su fruto es menor, más amargo y con aroma desagradable. El “coqueri negro” es Aegiphila brachiata Vell. (Lamiaceae), identificado por sus hojas similares al duraznero y sus frutos similares a bellotas debido a la presencia del cáliz persistente que los recubre hasta la mitad de su longitud. La otra especie quizá sea una Solanaceae, posiblemente Solanum granuloso-leprosum Dunal o S. ramulosum Sendtn. (ambas con hojas blanquecinas y presentes en los bordes de los bosques) o bien Nicotiana glauca Graham (debido al aroma desagradable) (Soraru & Bandoni, 1978; Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004; Flora Argentina, 2020).

40. Arisquias, aristoloquias rotundas, tupaci yetí (Lam. XLVIy XLVII, Fig. 1A, B)

Montenegro describe dos etnovariedades, diferenciadas en “masculino” o “menor”, y “femenino” o “mayor”. El “tupaci yetí masculino” posee hojas aserradas, flores blancas, acampanadas, y frutos del grosor “de la punta del dedo meñique”. La etnovariedad “femenina” posee raíces mayores y hojas no aserradas ni lobadas. Ricciardi et al. (1996) -mismo fitónimo empleado por Storni (1944)-identifican esta planta como Aristolochia rotunda L. (Aristolochiaceae); sin embargo, destacan que ni las hojas ni los frutos se corresponden con esta identificación. Bonpland identifica a la etnovariedad “femenina” como A. conferta Miller (Arbelo et al, 2020). Sin embargo, de acuerdo a la descripción (bayas rojizas, cantidad y color de las semillas) e ilustración (hábito, raíces reservantes, zarcillos axilares) consideramos que ambas etnovariedades pertenecen a la especie Cayaponia bonariensis (Mill.) Mart.Crov. (Cucurbitaceae) (Jankowski et al, 2000; Flora Argentina, 2020). Tupaci=virgen, yeti=batata.

41. Pan de puercos, ciclamino, carachí (Lam. XLVIII)

Menciona cuatro etnovariedades. El “carachí blanco” (Lam. XLVIII, faltante en la edición de 2009, pero puede consultarse en Montenegro, 1945: 192), con tallos largos, paucifoliados; el “carachí negro”, con raíces similares al ciclamino europeo (Cyclamen sp., Primulaceae), hojas mayores y más oscuras, no tan puntiagudas; y otras dos etnovariedades no comestibles, que no describe, denominadas “carachí mirí” y “carachí guazú”. Cabe señalar que el fitónimo “carachí negro” es un nombre antagónico, ya que “carachí” significa “Dioscorea blanca”, por lo cual la etnovariedad quedaría “dioscorea blanca negra”. La primera de ellas es Dioscorea dodecaneura Vell. (Dioscoreaceae) (Cadogan, 1992). Actualmente, los guaraníes llaman “kara'u” (Dioscorea negra) a D. campestris Griseb, D. sinuata Vell., D. de-mourae Uline ex R. Knuth y D. ceratandra Uline ex R. Knuth. Algunas de las mencionadas podrían ser aquellas que componen la etnovariedad “carachí negro”, como D. sinuata propuesta por Scarpa & Anconatani (2021). Llama la atención que Deckmann Fleck & Poletto (2012) identifican esta planta como Cyclamen europaeum (Primulaceae), quizá refiriéndose a alguna de las dos últimas etnovariedades. Este fitónimo también es aplicado a Samolus subnudicaulis A.St.-Hil. (Primulaceae) (Storni, 1944). No debe confundirse esta planta con Ecballium elaterium (L.) A. Rich. (Cucurbitaceae) ni con Cyclamen balearicum Willk. (Font Quer, 1979).

42. Lentisco, aguaribay (Lam. XLIX)

Montenegro menciona dos etnovariedades pero describe sólo una: el “aguaribay mirí” o “molle de Castilla”, de Tucumán; y el “aguaribay guazú” o “chichita” (Lam. XLIX), presente en suelos pedregosos, con hojas resinosas, más largas y claras, y racimos de flores amarillo-blanquecinas. De acuerdo al porte de la planta y la zona geográfica donde crece, el “aguaribay miri” es Schinus areira L. (Anacardiaceae), mientras que el “aguaribay guazú” es S. molle L., más común en la zona de las reducciones y con “flores á modo de racimos, algún tanto tiran al color amarillo blanquecino”, refiriéndose a los estambres y pétalos, respectivamente (Storni, 1944; Hieronymus, 1882; Soraru & Bandoni, 1978; Toursarkissian, 1980; Muñoz, 2000; Demaio et al., 2002; Scarpa & Anconatani, 2021). Al igual que el “lentisco negro” no deben confundirse con el “lentisco” del Viejo Mundo, Pistacia lentiscus L., perteneciente a la misma familia botánica. Comúnmente mencionadas en la literatura jesuítica como alimenticias, en la elaboración de bebidas alcohólicas, como curtientes y como medicinales (Lozano, 1941; Dobrizhoffer, 1967).

Fig. 1: A-B: Cayaponia bonariensis. A: detalle del envés de una hoja unida al tallo con zarcillos; B: lámina XLVI. C-D: Baccharis trimera. C: manojo de tallos alados recolectados y empleados como medicinales; D: lámina LV. 

43. Aguaraíbaí o lentisco negro (Lam. L) Montenegro describe brevemente dos etnovariedades: el “aguaraíbaí macho” (Lam. L), con folíolos mayores y más gruesos, raquis alados y setas terminales; y el “aguaraíbaí hembra”, con folíolos sésiles y semillas más pequeñas. De acuerdo a las descripciones e ilustraciones, el “aguaraíbaí macho” es Schinus terebinthifolia Raddi (Anacardiaceae), con mayor porte, y raquis y pecíolos alados; mientras que “aguaraíbaí hembra” es S. weinmannifolius Engl. (antes S. lentiscifolius Marchand), de menores dimensiones (Muñoz, 2000; Vanegas Andrade, 2018; Flora Argentina, 2020; Scarpa & Anconatani, 2021).

44. Jalapa (Lam. LI)

Se describen seis etnovariedades pero se ilustra sólo una. La “leche tres”, “xalapa” o “caá cambi”, latescente, abundante en hojas; tres etnovariedades con menor cantidad de hojas, menor cantidad de látex, una de ellas posee un único tallo (“Caá cambí curií”, por su semejanza -salvando las dimensiones- con Araucaria angustifolia); y dos etnovariedades “menores”, con tallos muy sutiles, rastreros. La primera de ellas es Euphorbia papillosa A.St.-Hil. (Euphorbiaceae) (Soraru & Bandoni, 1978; Martínez-Crovetto, 2012; Scarpa & Anconatani, 2021), mientras que entre las etnovariedades “menores” pueden estar presentes E. hirta L., E. serpens Kunth, E. sciadophilla Bois. Perkins (2007) identifica esta planta como Ipomoea purga (Wender.) Hayne (Convolvulaceae), no coincidiendo ni con la descripción ni con la imagen. Caa=hierba, cambi=leche o látex.

45. Yerva santa contra peste, caá curuzú (Lam. LII) De acuerdo a la descripción e ilustración, posiblemente se trate de alguna especie del género Eupatorium (Asteraceae).

46. Lepidio ó paico, caáné (Lam. LIII)

Montenegro menciona dos etnovariedades, el “caáné guazú” y el “caáné mirí”. El “caáné guazú” o “paico” (Lam. LIII) tiene una altura cercana a 1 m; mientras que el “mirí”, o “eneldo”, es rastrero, con hojas de menores dimensiones. Se trata de Dysphania ambrosioides (L.) Mosyakin & Clemants y D. carinata (R. Br.) Mosyakin & clemants (Chenopodiaceae), respectivamente (Storni, 1944; Soraru & Bandoni, 1978; Toursarkissian, 1980;Hurrell et al., 2008; Martínez-Crovetto, 2012;Scarpa & Anconatani, 2021). Sánchez Labrador también menciona esta planta (Deckmann Fleck, 2015).

47. Verbena verdadera, yerba sagrada palomera (Lam. LIV)

Se describen cuatro etnovariedades: La “verbena macho” (Lam. LIV); la “verbena hembra”, más delgada, con mayor cantidad de ramas, flores y semillas; otra que crece en los campos, con un solo tallo, hojas ásperas y pocas flores; y la última que crece en los pantanos, con tallos de hasta 1.7 m, hojas muy grandes y muchas flores. Las dos primeras etnovariedades están representadas por Verbena litoralis Kunth, V. montevidensis Spreng. y V bonariensis L. (Verbenaceae), siendo las dos primeras amargas (Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004). Aquella de hojas ásperas, pauciflorada, seguramente sea V. rigida Spreng. La última etnoespecie mencionada podría tratarse de V. ephedroides Cham., palustre, generalmente con hojas pequeñas pero que pueden alcanzar los 4 cm. Es posible que V. officinalis L., mencionada por Perkins (2007), haya estado presente entre las etnovariedades mencionadas. Esta etnoespecie es mencionada también por Dobrizhoffer (1967) y Sánchez Labrador (Deckmann Fleck, 2015).

48. Carqueja, yaguareté caá (Lam. LV)

Describe brevemente cuatro etnovariedades. La primera (Lam. LV, Fig. 1C, D) tiene tallos alados “de ancho como un dedo índice” y crece a orillas de los montes y entre los matorrales; la segunda crece entre cañaverales; la tercera en zonas húmedas a orillas del agua, sus tallos son más altos y las hojas más angostas y más largas, las inflorescencias son blancas; la cuarta crece en serranías y presenta hojas muy pequeñas. La etnovariedad ilustrada se trata de Baccharis trimera (Less.) DC. (Asteraceae), mientras que otras de las especies mencionadas pueden ser B. articulata (Lam.) Pers., B. microcephala (Less.) DC. y B. gaudichaudiana DC., e inclusive Pterocaulon virgatum (L.) DC. (Storni, 1944; Soraru & Bandoni, 1978; Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004). Esta etnoespecie es también mencionada por Lozano (1941).

49. Certula mayor ó yerba del toro, melilecto, toro caá (Lam. LVI)

De acuerdo a la ilustración (hojas 4-folioladas) y descripciones (flores amarillas en panículas), se trata de Poiretia latifolia Vogel (Fabaceae). Otras identificiones incluyen a Crotalaria incana (Scarpa & Anconatani, 2021). Sin embargo, nos atenemos a la identificación propuesta debido a las hojas pinnadas presentadas en la ilustración (en C. incana son trifolioladas).

50. Ajenjo ponctico, sandia rogüé mirí (Lam. LVII)

De acuerdo a las descripciones e ilustración, se trata de Parthenium hysterophorus L. (Asteraceae) (Scarpa & Anconatani, 2021).

51. Artemisa, sandia rogüé guazú (Lam. LVII)

Dos etnovariedades que describe brevemente junto al “ajenjo ponctico”: la “artemisa ordinaria”, “vulgaf’, “casera” o “doméstica”, de hasta 0.8 m de altura; y la “artemisa silvestre”, hallada en los campos, de 0.25 m de altura y más abundante en semillas. La, primera debido a la presencia de tallos cuadrangulares y hojas opuestas, podría tratarse de Artemisia verlotiorum Lamotte (Lamiaceae), mientras que la “silvestre” es Ambrosia artemisiifolia L. (Asteraceae). Peña & Pensiero (2004), mencionan a Artemisia verlotiorum Lamotte con ese fitónimo.

52. Orozú ó regalicia, isipóa-poyú (Lam. LVIII)

Montenegro describe dos etnovariedades. Una de ellas (Lam. LVIII) tiene tallos rectos de 0.3 m o más, flores amarillas, legumbres similares a los frijoles (Phaseolus sp.) con 4-5 semillas similares a lentejas, aunque menores. La otra es similar en hojas y flores, pero los tallos son más largos, delgados y rastreros; las legumbres son menores, similares a aquellas de las lentejas, pero 2-3-seminadas. Quizá pueda referirse a Glycyrrhiza astragalina Hook & Arn. (Fabaceae), posiblemente traída de Tucumán o Córdoba, o a Periandra mediterranea (Vell.) Taub., presente en Paraná (Brasil) (Hieronymus, 1882; Toursarkissian, 1980). En este último caso, Montenegro no recordaría el color de sus flores al momento de escribir o compilar su obra. Storni (1944) menciona a Tanaecium xanthophyllum (DC.) L.G. Lohmann (Bignoniaceae), que sí posee flores amarillas (Frazao & Lohmann, 2019). Perkins (2007) identifica esta planta como G. glabra L. Ychypo=liana, apo=raíces, ju=amarillas.

53. Bledos blancos ó pequeños, caárurú (Lam. LIX) Se describen brevemente dos etnovariedades, el “bledo hembra” o “caárurú morotí” de hojas blanquecinas (Lam. LIX); y el “bledo macho”, con hojas manchadas y ramas erectas. De acuerdo a la ilustración (panojas terminales densas, forma foliar) y descripciones (variabilidad de tamaño), se trata de Amaranthus hybridus L. y A. viridis L. (Amaranthaceae), respectivamente (Storni, 1944; Soraru & Bandoni, 1978; Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004; Martínez-Crovetto, 2012;Scarpa & Anconatani, 2021). Estas plantas son mencionadas por José Sánchez Labrador como alimenticias y tintóreas (Deckmann Fleck, 2015).

54. Agrimonia y eupatorio, mbui (Lam. LX y LXI) Montenegro describe dos etnovariedades del “mbui”: la “agrimonia”, “eupatorio de Mesué”, “agerato” o “mbuí guazú” (LX), planta de 1.7 m de altura, con tallos de 2 cm de diámetro, que exuda una goma odorífera; y el “eupatorio de Avicena” o “mbui mirí” (Lam. LXI), de 0.4 m de altura, con hojas dentadas y pequeñas, flores moradas, que florece en febrero y marzo. De acuerdo a la altura de la planta, margen y pubescencia foliar, como también otros aspectos detallados claramente en las ilustraciones, se trata de Chromolaena odorata (L.) R.M. King & H. Rob. (Asteraceae) y Ch. ivifolia (L.) R.M. King & H. Rob., respectivamente (Storni, 1944). Ricciardi et al. (1996) identifican erróneamente esta planta como Agrimonia eupatoria L. (Rosaceae), quizá tomando en cuenta más los fitónimos que las descripciones e ilustraciones.

55. Virga áurea, mbui mirí, iboti jú (Lam. LXII)

De acuerdo a la ilustración (ya que Montenegro no describe esta planta, sólo remite a que se trata del “virga aurea”, conocido en el Viejo Mundo como Solidago virga-aurea L.), indudablemente se trata de S. chilensis Meyen. (Asteraceae) (Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004). Los jesuitas la mencionan como una planta abundante en los campos paracuarios, empleada como tintórea y medicinal (Dobrizhoffer, 1967; Deckmann Fleck, 2015).

56. Turna de tierra dulce, aro, tayá, mangará (Lam. LXIV)

Montenegro describe dos etnovariedades, el “verdadero aro de Dioscórides y Mathiolo”, que crece en los campos húmedos y tiene infrutescencias similares a “piñas arracimadas”; y el “aro dulce” o “mangará mirí” (Lam. LXIV), con espádices pequeños (del grosor de un dedo meñique) y presente en arroyos, ríos, pantanos, huertas y chacras. Cabe destacar que, de esta última etnovariedad, hay una “doméstica” que se propaga mediante tubérculos y, según Montenegro, nunca llega al estadio fértil. El primero se trata de Colocasia antiquorum (L.) Schott. (Araceae), que crece espontáneamente en la zona, mientras que el “mangará mirí” podría ser Xanthosoma sagittifolium (L.) Schott. (Crisci, 1971;Cadogan, 1992), Spathicarpa hastifolia Hook o Caladium bicolor (Aiton) Vent., cuyos rizomas son también comestibles, aunque se trata de una planta de porte mucho más pequeño (Arenas, 2016).

57. Mamón, pino (Lam. LXV)

Se describen dos etnovariedades: el “mamón masculino” o “pino guazú” (Lam. LXV), y el “mamón femenino” o “pino mirí”. El primero es el que se ilustra en la lámina, mientras que el “pino mirí” presenta tronco, hojas y frutos, de menor tamaño. Se trata de variedades o ecotipos de Carica papaya L. (Caricaceae) (Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004; Stampella et al., 2019), aunque posiblemente el “pino guazú” incluya también a especies del género Jacaratia. En tiempos jesuíticos eran comunes en los huertos de Santa Ana y San Ignacio. La pulpa se consumía cruda o cocida con carne, también en conservas (Gilii & Xuarez, 1792; Dobrizhoffer, 1967; Sainz Ollero et al., 1989).

58. Plátano, pacobá (Lam. LXVI)

Montenegro describe brevemente dos etnovariedades: “pacobá” y “Plátano de Santa Catalina”, que vendrían a ser las formas productoras de almidones y azúcar, respectivamente. Se trata de diversas variedades de Musa x paradisiaca L. (Musaceae) (Storni, 1944; Hurrell et al., 2010; Martínez-Crovetto, 2012; Stampella et al,

2019). Frutal y medicinal (Gilii & Xuarez, 1792; Dobrizhoffer, 1967; Sainz Ollero et al., 1989).

59. Achiote, urucú (Lam. LXVII)

Describe dos etnovariedades, ambas silvestres: el “urucú verdadero”, también cultivado en los huertos; y otra con hojas menores, más verdosas y gruesas, sin vellosidades, y frutos redondeados (como nueces con cáscara) y su semilla más clara. La primera de ellas es, sin duda, Bixa orellana L. (Bixaceaea), mientras que la otra etnovariedad podría tratarse de B. platycarpa Ruiz & Pav. ex G. Don. o B. urucurana Willd., o bien híbridos entre éstas y B. orellana (Hieronymus, 1882; Toursarkissian, 1980; Cadogan, 1992; León, 2000; Peña & Pensiero, 2004). Durante el siglo XVIII, son mencionados como comunes cerca de la reducción de San Joaquín, en la región del Urucutí, donde los Guanás las cultivaban en sus sementeras. Empleados como condimenticios, tintóreos, textiles y ornamentales (Sánchez Labrador, 1910; Dobrizhoffer, 1967; Sainz Ollero et al., 1989).

60. Sangre de drago (Lam. LXVIII)

Se mencionan dos etnovariedades: el “caáberá” o “ibirá caáberá” (Lam. LXVIII), presente en las misiones; y la “tipa”, de tronco alto, grueso y muy recto, con flores, frutos y hojas semejantes al “caáberá” pero estas últimas no se tornan coloradas. El “caáberá” es, sin dudas, Croton urucurana Baill. (Euphorbiaceae) (Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004; Perkins, 2007; Scarpa & Anconatani, 2021). La “tipa”, no queda muy claro a qué especie se corresponde, aunque por su semejanza a C. urucurana podría tratarse de Bastardiopsis densiflora (Hook. & Arn.) Hassl. o Heliocarpus popayanensis Kunth (Malvaceae). El “caáberá” fue usado como medicinal en las misiones de los siglos XVII y XVIII (Lozano, 1941; Sainz Ollero et al., 1989).

61. Guembé (su fruta), guembei (Lam. LXIX) Indudablemente se trata de Philodendron bipinnatifidum Schott. ex Endl. (Araceae) (Storni, 1944; Toursarkissian, 1980; Cadogan, 1992; Peña & Pensiero, 2004; Martínez-Crovetto, 2012;Stampella et al., 2019; Scarpa & Anconatani, 2021). Epífita empleada como frutal, medicinal y textil (Dobrizhoffer, 1967). Deckmann Fleck & Poletto (2012) identifican esta planta como Ph. laciniatum (sinónimo de Ph. pedatum), más bien de dominio amazónico.

62. Bejuco o palo de culebras, ipecacuana, isipó payé (Lam. LXX)

Se describen muy brevemente dos etnovariedades: el “isipó blanco” o “isipó morotí”, con menor cantidad de resina; y el “isipó negro”, con hojas menores, flores blanquecinas-cenicientas y raíces más largas; ambas exudan látex (gomorresina) al ser cortadas. El “isipó morotí” es Carapichea ipecacuanha (Brot.) L.Andersson (Rubiaceae), cuya lámina es tomada de la obra de Piso y Marcgrav, donde se destacan las estípulas. La etnovariedad “negra” que describe Montenegro se trata de Coccocypselum hasslerianum Chodat (Rubiaceae) con nervaduras secundarias prominentes (Toursarkissian, 1980). Ricciardi et al. (1996) la identifican erróneamente como Cissampelos pareira L. o C. glaberrima A. St-Hil. (Menispermaceae), ya que no coincide con la descripción ni con la lámina (forma de las hojas, inflorescencias y morfología floral).

63. Guabirá (Lam. LXXI)

Montenegro describe cuatro etnovariedades, de las cuales dos son arbóreas y dos arbustivas (menores a 1 m de altura). De las arbóreas una es “menor”, con hojas mayores, color verde oscuro; y otra “mayor”, con hojas menores y claras. De las dos etnovariedades arbustivas sólo describe una de ellas (Lam. LXXI), con “raíces gruesas” (xilopodios) y flores blancas. Las dos primeras etnovariedades son Campomanesia xanthocarpa (Mart.) O. Berg y a C. guazumifolia (Cambess.) O. Berg (Myrtaceae); mientras que con las especies xilopodíferas (entre ellas la ilustrada), se refiere a C. guaviroba (DC) Kiaersk. y a C. aurea O. Berg (Cadogan, 1992; Martínez-Crovetto, 2012; Stampella et al., 2019). Estos frutales también son mencionados como maderables y para hacer bebidas alcohólicas por Dobrizhoffer (1967).

64. Salvia silvestre índica, caáímbe morotí ihacuá (Lam. LXXII)

De acuerdo a la lámina y descripciones, se trata de alguna especie xilopodífera del género Salvia, posiblemente Salvia nervosa Benth. (Lamiaceae) (O'Leary & Moroni, 2016).

65. Arbol del incienso, laurel, ayui (Lam. LXXIII)

Se mencionan dos etnovariedades: el “ayuí ñandí” (Lam. LXXIII), con frutos aceitosos, de dos tipos (como “bellotas del alcornoque” y como “piñas macizas” o “cornezuelos”); y el “ayuí yné” con frutos redondeados y gruesos. Este último es llamado así porque, al cortarlo, huele a excrementos humanos. Con “Aju'y” o “laurel”, se designan varias especies del género Ocotea y Nectandra (Lauraceae). En este caso, el “ayuí ñandí”, seguramente se trate de Ocotea acutifolia (Nees) Mez o Nectandra lanceolata Nees & Mart., mientras que el “ayuí yné” es Nectandra angustifolia (Schrad.) Nees & Mart. (Storni, 1944;Cadogan, 1992; Martínez-Crovetto, 2012).

66. Lapacho o tahibo, palo santo, tayí (Lam. LXXIV)

Se describen dos etnoespecies pero se agrupan juntas como etnovariedades por su similitud. Por una parte, el “palo santo oloroso” o “tayí”, del Gran Chaco, es similar al “tahibo” pero con flores anaranjado-amarillentas en racimos axilares, que florece por octubre-noviembre. Por otro lado, menciona al “tahibo” (Lam. LXXIV), con flores encarnadas en racimos terminales, que florece por julio-agosto. La primera etnovariedad es Bulnesia sarmientoi Lorentz ex Griseb. (Fabaceae), mientras que la segunda podría ser Handroanthus heptaphyllus (Vell.) Mattos y/o H. impetiginosus Mart. ex DC. (Bignoniaceae) (Soraru & Bandoni, 1978; Toursarkissian, 1980; Cadogan, 1992; Peña & Pensiero, 2004; Martínez-Crovetto, 2012; Scarpa & Anconatani, 2021). El “palo santo” también es mencionado por Montenegro como etnovariedad de “guayacán” (ver Lám. VII), pero refiriéndose a L. nitida. El “tahibo” es mencionado por varios jesuitas como tintóreo, amuleto y medicinal, también en la construcción de molinos y trapiches (Lozano, 1941; Dobrizhoffer, 1967; Sainz Ollero et al, 1989).

67. Tamarindos, ibáahí (Lam. LXV y LXVI)

Montenegro describe brevemente dos etnovariedades: los “tamarindos reales” o “masculinos”, con troncos mayores y hojas y frutos más pequeños; y los “tamarindos bastardos” o “femeninos”, con troncos menores y hojas y frutos mayores. En ambos casos se trata de diferentes cultivares de Tamarindus indica L. (Fabaceae) (León, 2000; Peña & Pensiero, 2004; Hurrell et al., 2010; Stampella et al., 2019). Los “tamarindos” eran más comunes en las misiones de Chiquitos (actual Bolivia), donde eran empleados como frutales y medicinales (Dobrizhoffer, 1967; Sainz Ollero et al., 1989).

68. Arbol de la Copayba, cupai (Lam. LXXVII)

De acuerdo a las descripciones se trata de Copaifera sp. (Fabaceae), posiblemente C. laevis Dwyer, C. langsdorfii Desf. y C. trapezifolia Hayne (Storni, 1944; Toursarkissian, 1980; Cadogan, 1992; Peña & Pensiero, 2004; Arbelo et al., 2020;Scarpa & Anconatani, 2021). Sin embargo, nos inquietan dos comentarios de Montenegro. Uno dice que “no lo he podido ver hasta hoy dia, aunque dos sujetos de los nuestros me aseguraron los hay en los montes del Jesus (reducción) en el Paraná’", ya que Dobrizhoffer (1967) destaca a esta etnoespecie como común en todas partes y en los yerbales hortenses de Concepción, cerca de donde Montenegro muere en 1724 (Anagnostou, 2005). El otro se refiere a que “hace sus flores en el extremo de sus ramas, las cuales abiertas tienen cinco ojas casi redondas, que salen con cierta zanquilla o pie, no muy largo de su nacimiento: de color blanquecino algo tirante á naranjado", haciendo referencia a los sépalos -ya que sus flores son apétalas- pero son comunes en número de 4, no de 5. Perkins (2007) identifica esta planta como Myroxylon pereyrae L. -refiriéndose a M. pereirae-, actualmente sinónimo de M. balsamum var. pereirae (Royle) Harms., de distribución más tropical. Queda la duda si Montenegro se está refiriendo a esta última especie que menciona Perkins (2007) debido a la presencia de flores 5-pétalas. Sánchez Labrador menciona que era empleado para curtir cueros y para pinturería artística (Sainz Ollero et al, 1989).

69. Arbol del anime, yataiba (Lam. LXXXVIII)

Montenegro describe dos etnovariedades: “yataiba hembra", con troncos más delgados y hojas más blanquecinas; y “yataiba macho", con hojas más oscuras. Ambas etnovariedades pertenecen al género Hymenaea (Fabaceae), aspecto que puede evidenciarse por las abundantes lenticelas de la corteza, las hojas 2-folioladas, morfología de los frutos y color de las semillas, todos ellos reflejados en las descripciones e ilustración. La etnovariedad “hembra" puede tratarse de Hymenaea martiana Hayne, mientras que la “macho" es H. courbaril L. y/o H. stignocarpa Hayne (Storni, 1944; Toursarkissian, 1980; Barbosa Pinto, 2017;Stampella et al., 2019).

70. Pino americano de bálsamo, curií (Lam. LXXIX)

Indudablemente, de acuerdo a la ilustración y descripciones, se trata de Araucaria angustifolia (Bertol.) Kuntze. (Araucariaceae) (Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004; Martínez-Crovetto, 2012; Scarpa & Anconatani, 2021). Presente en los huertos domésticos guaraníticos y empleado como alimenticio, medicinal y en la confección de artesanías (Dobrizhoffer, 1967).

71. Sándalo colorado, yuquírípeí (Lam. LXXX)

De acuerdo a las descripciones e ilustración, se trata de Cabralea canjerana (Vell.) Mart. (Meliaceae). En la ilustración pueden observarse las hojas pinnadas, los racimos de frutos y el detalle de una cápsula con su dehiscencia. Las descripciones aportan más detalles: las semillas lustrosas color anaranjadas, la forma y cantidad de frutos, su semejanza a Cedrela, entre otras. Así, con lo expuesto, no acordamos con la identificación de Bonpland, como perteneciente al género Santalum (Arbelo et al, 2020).

72. San Antonio ó paráparáí (Lam. LXXXI)

De acuerdo a las descripciones (altura de la planta, hojas subopuestas, corteza amarga), fitónimo guaraní e ilustración (ver las cápsulas características), se trata de Jacaranda micrantha Cham. (Bignoniaceae) (Cadogan, 1992; Peña & Pensiero, 2004; Martínez-Crovetto, 2012; Scarpa & Anconatani, 2021).

73. Resino árbol, higuera del infierno, amambai guazú, ambaí guazú, pinó (Lam. LXXXII)

Ruíz de Montoya (1639: 293) se refiere con “Ambaí bugú” a la “higuera del infierno”. Dado que Montenegro no describe demasiado al “ambai guazu" y dice que “(...) cierto, que si se mira es la mejor de las especies de recino, ó tartago, á que el bulgo llama Higuera del Infierno, y aunque de esta especie hay variedad, asi en la figura como en el grandor, y color de sus piñones, ó semillas, y color y grandor de sus granos y oja: el uso de medicina me atengo mas á este (. )", pensamos que se está refiriendo a varias especies de la familia Euphorbiaceae. La especie ilustrada (Lam. LXXXII) es Jatropha curcas L. aunque también podría tratarse de Ricinus communis L. (Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004;

Keller et al., 2018; Scarpa & Anconatani, 2021). Bonpland identifica esta especie como Croton tiglium L., al igual que R. communis, introducidas tempranamente en América (Arbelo et al, 2020).

74. Altocigo, ibiráyapacarií (Lam. LXXXIII)

Con esta etnoespecie se debe hacer una distinción. Montenegro deja claro que se trata de una única etnoespecie, pero con pie femenino y masculino: “Hallanse masculino y femenino, aunque entre si no difieren mas que en el fructificar el uno que es la hembra, la cual en la punta de sus tallos echa ciertos pomos de flor algo purpurea, á modo de la del malba visco, y su fruto es rojeto al sazonar, como aquel del Terebinto, algun tanto mayor del masculino: no he podido hallar flor ni semilla, que es la que aquí doy por estampa (...)”. Se trata de Picrasma crenata Engl. in Engl. & Prantl. (Simaroubaceae), debido a la presencia de hojas pinnadas y yemas de color rojas, además de su uso como digestivo. Al ser una especie dioica, explicaría que algunos ejemplares no fructifiquen.

75. Guayacán colorado, caárobá, ibirá ucai uhbae (Lam. LXXXIV)

De acuerdo a la ilustración y descripción (folíolos papiráceos y las particularidades del envés de sus hipófilos: escamas salpicadas y mechones de tricomas), como también la extensa referencia que hace Montenegro de su uso contra el "mal gálico” (sífilis), se trata de Cybistax antisyphilitica (Mart.) Mart. (Bignoniaceae) (Storni, 1944; Flora Cono Sur, 2020; Scarpa & Anconatani, 2021). Sin embargo, consideramos que hay algún error en las ilustraciones ya que los frutos son dibujados de manera aleatoria. Esta especie posee hojas palmaticompuestas y la ilustración muestra hojas simples (observar los frutos adheridos a las axilas de las hojas simples, o donde las ha habido).

76. Papaya o nuez índica, mangifera (Lam. LXXXV)

De acuerdo a las descripciones e ilustración, no pudimos identificar esta especie. Montenegro menciona que no la ha visto nunca, pero brinda la ilustración de Piso y Marcgrav perteneciente al “mangaiba”, Hancornia speciosa Gomes (Apocynaceae) (Cadogan, 1992; Brandao et al., 2012). Sin embargo, Montenegro le realiza algunas adiciones (los frutos) y elimina otras (el detalle de los folíolos y la flor, esta última típica de

Apocynaceae). Los frutos que agrega a la lámina se parecen más a los pertenecientes a Mangifera indica L. (Anacardiaceae), que identifica Bonpland (Arbelo et al, 2020), coincidiendo también con esta especie la altura del árbol, su copa densa y la coloración de las flores, pero difiriendo en el tamaño pequeño que menciona de las hojas.

77. Calaminta, tamanduaí (Lam. LXXXVI)

Se describen dos etnovariedades, el “tamanduaí guazú”, con flores blancas, cultivada en rozas y sembradíos y a orillas de los montes; y el “tamanduaí mirí” (Lam. LXXXVI), más pequeña, con flores moradas, presente en los campos fértiles y pedregosos. Ricciardi et al. (1996) la identifican como Hedeoma multiflora Benth., pero aclaran que la descripción de la planta no se corresponde a esta especie. De acuerdo a las descripciones de sendas etnovariedades (porte de la planta, zona donde crecen, flores similares a la Clinopodium nepeta, pero de color más rosada), consideramos que se trata de Aloysia grattisima (Gillies & Hook) Tronc. (Verbenaceae) y Cunila incana Benth. (Lamiaceae), respectivamente. Otros autores la identifican como Glechon ciliata (Scarpa & Anconatani, 2021), especie similar a C. incana en lo que respecta a los verticilastros.

78. Eupatorio americano, taperibá caá (Lam. LXXXVII)

Indudablemente, de acuerdo al porte de la planta, morfología y color de las flores y morfología de las legumbres, se trata de Senna occidentalis (L.) Link. (Fabaceae) (Hieronymus, 1882; Storni, 1944; Toursarkissian, 1980; Cadogan, 1992; Peña & Pensiero, 2004). Bonpland menciona que con las semillas de esta planta se hace café (Arbelo et al., 2020) de allí, seguramente, otro de los nombres locales: “café Bonpland”. El mismo nombre dan a la especie los guaraníes actuales en Misiones. Tape/ kape= café, ryva=fruto, caa=planta.

79. Virreina silvestre, eyboraí (Lam. LXXXVIII)

Se mencionan cuatro etnovariedades: dos de ellas “comunes” (Lam. LXXXVIII); otra traída de la Vaquería del Mar, más aromática pero con flores más similares a la “yerba de Murta”; y “virreinas dobles” y “sencillas”. Aquella ilustrada se trata de Tagetes minuta L. (Asteraceae), mientras que las últimas mencionadas son variedades de “virreinas hortenses”, Tagetes erecta L. El manuscrito de Madrid (ver Martín & Valverde, 1995: 286), aporta otra lámina, que no está presente en esta edición, y que podría corresponderse con la otra variedad “común” o con la tercera mencionada. Debido al aspecto de la ilustración, parece tratarse de Senecio brasiliensis (Spreng.) Less. Ei=miel; vora=especie de Melipónido (Apidae).

80. Raíz de la China, yuápecá, yuápecangá (Lam. XC)

Se describen dos etnovariedades: la “raíz de la China blanca” o “yuapecá guazú”, con hojas largas y angostas; y la “raíz de la China negra” o “yuapecá miri”, con hojas “como h-arpones”, y tallos más gruesos y muy largos. El “yuapecá miri” es Smilax campestris Griseb. (Smilacaceae), aunque también puede tratarse de S. hilariana A.DC., presenta tallos aéreos de mayor longitud (hasta 4 m de altura), hojas con 3 a 5 nervaduras primarias paralelas (similitud con Dioscorea) y pseudoumbelas (Storni, 1944; Soraru & Bandoni, 1978; Toursarkissian, 1980; Xifreda, 1990; Cadogan, 1992; Jankowski et al., 2000; Brandao et al., 2012; Scarpa & Anconatani, 2021). El “yuapecá guazú” (Fig. 2A, B) es Dioscorea multiflora Mart. ex Griseb. (Dioscoreaceae), debido a la presencia de tubérculos discoides, tallos espinosos aéreos, filotaxis alterna, hojas con nervaduras primarias paralelas y racimos espiciformes. La primera etnovariedad descripta es mencionada como tintórea por Dobrizhoffer (1967).

81. Aguarandio, asaro menor, aguarandio guazu (Lam. XCII, XCIII, XCIV y XCV)

Cinco etnovariedades. Una de ellas es una enredadera con hojas anchas y puntiagudas, y con racimos de frutos dispuestos como la “pimienta larga” (Piper longum L.), de 10 cm de longitud (Lam. XCV); otra, es un matorral de 1.2 m, con hojas más anchas y casi redondas, con frutos más largos y delgados que el primero; la tercera clase es un sufrútice de 1.2 m de altura con hojas y semillas muy pequeñas (Lam. XCIV); la cuarta se llama “aguarandio” (Lam. XCIII), es un arbolito pequeño, con semillas pequeñas; y la última se llama “y aguarandio mirí” o “yaborandí” (Lam. XCII). Las primeras tres etnovariedades mencionadas son Piper nigrum L. (o posiblemente una quimera de P nigrum con hojas de P amalago L.), P. regnelli (Miq.) C.DC. y P. mikanianum (Kunth)

Steud. (Piperaceae), respectivamente. La cuarta etnovariedad mencionada es Piper aduncum L. (Piperaceae), mientras que la última es Pilocarpus pennatifolius Lem. (Rutaceae) (Toursarkissian, 1980; Ricciardi et al., 1996; León, 2000; Peña & Pensiero, 2004; Brandao et al., 2012; Martínez-Crovetto, 2012). Deckmann Fleck & Poletto (2012) identifican a la cuarta etnovariedad como Asarum europaeum L. (Aristolochiaceae). Común bajo los árboles de la selva, empleada como medicinal (Paucke, 1944; Sainz Ollero et al., 1989).

82. Mechoacán, yetirá (Lam. XCVI)

Se mencionan dos etnovariedades, aportando la ilustración de una y la descripción de la otra. El “mechoacán blanco” o “yetirá mirí” (Lam. XCVI); y el “mechoacán negro” o “yetirá guazú”, con tallos de más de 6.5 m de largo, gruesos, con muchas hojas, mayores que las del “mechoacán blanco”, algo oscuras y muy vellosas. En ambos casos se trata de especies del género Ipomoea (Convolvulaceae). La etnovariedad “blanca” puede ser Stictocardia tiliifolia (Desr.) Hallier f. (= Ipomoea grandiflora Lam.), mientras que la etnovariedad “negra” parece ser I. bonariensis Hook, debido a las raíces tuberosas, tallos e hipófilo foliar pilosos (Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004; Jankowski et al, 2000; Martínez-Crovetto, 2012).

83. Poleo, tungaí caá, caá iaqüa (Lam. XCVIII)

De acuerdo a la ilustración (ya que Montenegro no describe esta planta, sólo menciona que es aromática) se trata de Cunila spicata Benth. (Lamiaceae). Se puede apreciar en la ilustración el hábito subarbustivo, los tallos con 4 hojas por nudo, cortamente pecioladas, las espigas densas, cilíndricas y terminales, con glomérulos inferiores (Flora del Cono Sur, 2020). Storni (1944) dice que es Scutellaria racemosa Pers., disentimos por no tratarse de una planta aromática.

84. Mercuriales masculino, marba caá, tipichá-tá (Lam. XCVIII)

Se describen dos etnovariedades: “mercurial masculino” (Lam. XCVIII, Fig. 2C, D), y “mercurial fememino”, más raro en la zona. A juzgar por la descripción de la planta y ambientes ruderales donde crece, así como por el fitónimo guaraní que pervive hasta la actualidad (typycha=escoba, ata=dura), concluimos que el primero de ellos es Sida rhombifolia L. (Malvaceae). Se trata de la especie más abundante de la sección Sida, que se caracteriza por presentar hojas cortamente pecioladas, romboideas, de base cuneada, con el margen entero hacia la base y hacia el ápice crenado-aserrado; caracteres que se ilustran en un detalle de la lámina XCVIII. Montenegro (2009: 331) refiriéndose a sus hojas, menciona que “(...) apretadas en la mano la pone muy pegajosa, (...) á causa de cierto humorcillo sutil que tiene en la superficie á modo de visco”. Efectivamente sus hojas liberan un mucílago pegajoso al ser restregadas, el cual hoy en día usan los guaraníes para tratar infecciones (Keller, 2007). También coinciden los caracteres reproductivos relativos a las semillas: “su cimiente es blanca encerrada en aquellos sus botoncillos, á modo de crúz, ó en triangulo, de dos en dos en cada rincon” y que además “excede y sobrepuja sobre el largor de sus hojas” (2009: 331), aspectos que reflejan la presencia de mericarpos trígonos, aplanados, con dos aristas de hasta 2 mm long. y semillas solitarias, glabras, como también la presencia de pedicelos de 1-3 cm de longitud (Krapovickas, 2014). La variante femenina podría ser Malvastrum coromandelianum (L.) Garcke, llamada de la misma manera por los guaraníes actuales, muy parecida a S. rhombifolia, menos viscosa al restregarse las hojas, pero también abundante en la región. Perkins (2007) identifica esta planta como Mercurialis annua L. (Euphorbiaceae), mientras que Bonpland (Arbelo et al, 2020) las acerca al género Anagallis (Primulaceae). Marva=malva, caa=hierba.

Fig. 2: A-B: Dioscorea multiflora. A: detalle de una hoja y tallo con aguijones; B: lámina XC. C-D: Sida rhombifolia. C: detalle del envés de una hoja; D: detalle de una hoja de la lámina XCVIII. 

85. Jengibre o galanga masculino, mangaratiá (Lam. XCIX y C)

Menciona tres etnovariedades: el “jengibre verdadero”; la “galanga” o “mangaratiá guazú”; y el “xengibre americano” o “mangaratiá mirí”, éste último hallado aguas arriba del río Paraná. Montenegro no vio las dos primeras etnovariedades en la zona, mientras que menciona de la última: “Dicen los Indios se halla Paraná arriba (...), mas arriba del Salto (cataratas del Iguazú o posiblemente se refiera a las del Guairá) en donde estuvieron primero, no lo he visto". Las dos primeras etnoespecies son Zingiber officinale Roscoe (Zingiberaceae) y Alpinia galanga (L.) Willd. (Hurrell et al, 2008; Scarpa & Anconatani,

2021). El “mangará mirí” posiblemente se trate de

Hedychium coronarium J. Konig, quizá aquel que Bonpland menciona como “americanous zinjiber” (Arbelo et al., 2020).

86. Almaciga verde de Plinio, caáísí (Lam. CI)

Se describen dos etnovariedades: una “blanca”, de mayor altura, más clara, con hojas mayores y hendidas; y una “negra”, más verde y resinosa. La etnovariedad “blanca” se trata de Hyptis australis Epling (Lamiaceae), de acuerdo a la presencia de hojas densamente estrigosas en la cara adaxial, híspido-lanosas en la abaxial, con márgenes foliares crenado-serrados, capítulos globosos con flores de corola blanca. La etnovariedad “negra” posiblemente se trate de H. lappacea Benth. o H. balansae Briq., debido a la similitud de sus inflorescencias al “aromo” (Acacia caven) (Flora del Cono Sur, 2020). El término “Caa isí” hace referencia a una “hierba que tiene goma o resina” (Storni, 1944).

87. Almáciga, caáísí, coniza (Lam. CII)

Montenegro describe dos etnovariedades: una “mayor” o “macho”; y otra “menor” o “hembra”, esta última crece en lomerías y suelos rocosos, con hojas más pequeñas y capítulos similares a la “agrimonia”. Deckmann Fleck & Poletto (2012) identifican a la primera etnovariedad como Plantago psyllium L., sinónimo de P. afra L. (Plantaginaceae). Pensamos que puede tratarse de alguna especie del género Hyptis, quizá H. elegans Briq. ex Micheli, H. fasciculata subsp. fastigiata (Benth.) Harley y/o H. floribunda Briq. (Lamiaceae).

88. Batatilla de Don Antonio, caápari (Lam. CIII y civ)

Se describen dos etnovariedades: el “caápari mirí”; y el “caápari guazú”, este último con tallos más altos y mayor cantidad de hojas. Con la primera etnovariedad se refiere a alguna especie del género Pfaffia (Amaranthaceae), posiblemente P glomerata (Spreng.) Pedersen (Scarpa y Anconatani, 2021); mientras que la segunda parece ser Alternanthera philoxeroides (Mart.) Griseb. Ricciardi et al. (1996) identifican al “caápari” como Pf. tuberosa y Deckmann Fleck & Poletto (2012) como Ipomoea trifida (Kunth) G. Don (Convolvulaceae). Para estos dos fitónimos, Peña & Pensiero (2004) mencionan a Pf. glomerata (Spreng.) Pedersen y Pf. tuberosa (Spreng.) Hicken, respectivamente; mientras que Toursarkissian (1980) a Gomphrena pulchella Mart., y Storni (1944) a G. arborescens L.f.

89. Mangará: granadillas de tierra palustres y Criadillas de tierra (Lam. CV, CVI y posiblemente LXIV)

Se describen dos etnovariedades. Montenegro (2009: 350) comienza describiendo al “mangará” como “una planta á modo de nuestras achieras (Canna edulis) sus ojas; pero menores, y sin tallo ni flor ni fruto, mas que el de sus raices, (...) las cuales hacen como una torta llana encadenadas, y producidas unas de otras á modo dé turmas de tierra’”. Luego continúa con otras dos etnovariedades, leñosas, con inflorescencias amarillentas, que crece en los campos y que llama “mangaratiá hesaeté”. Dice que de este último, se hallan dos etnovariedades, el “mangaratiá blanco” (Lam. CVI) y el “mangaratiá negro” (Lam. CV). El “blanco” tiene mayor cantidad de hojas, de mayor tamaño y con más indumento, y crecen en los campos; mientras que el “negro” es una planta palustre. El “mangará” seguramente se trate del “mangará miri”, Xanthosoma sagittifolium, que ya describió anteriormente en la Lam. LXIV Pero los “mangaratiá” son plantas bien distintas al “mangará”. De acuerdo a las descripciones e ilustraciones, el “mangaratiá blanco” es Chrysolaena cognata (Less.) Dematt. (Asteraceae), y el “magaratiá negro” podría ser Acilepidopsis echitifolia (Mart. ex DC.) H. Rob (antes Vernonia echitifolia, Asteraceae).

90. Escobiosas, Mbatiá (Lam. CVIIy CVIII)

Se describen cuatro etnovariedades: dos “negras” (mbutiá uhbaé) y dos “blancas” (caá mbutiá morotí). En ambos casos, se diferencian por la altura de la planta en “masculino” y “femenino”, con 80 y 25 cm, respectivamente. Las ilustradas son la “escobiosa negra masculina” (Lam. CVII), con inflorescencias moradas, y la “escobiosa blanca masculina” (Lam. CVIII). La “escobiosa blanca femenina” posee hojas más cortas y anchas, cenicientas, e inflorescencias blancas. Estas cuatro etnovariedades son comunes en las reducciones de San Miguel, San Juan y San Ángel (actual estado brasilero de Rio Grande do Sul). La “escobiosa negra masculina” parece ser alguna Vernoniae, seguramente Vernonanthura chamaedrys (Less.) H. Rob. (Asteraceae), antes Vernonia chamaedrys Less. (Peña & Pensiero, 2004).

91. Yerba de la víbora, macaguá caá (Lam. CIX)

Se describen dos etnovariedades: una “blanca” (Lam. CIX), de mayor tamaño y más abundante en tallos; y una “negra”, con flores más blanquecinas; ambas halladas en Itapua, San Borja y Santo Tomé. El “macaguá caá blanco” podría tratarse de Schwenckia americana L. (Solanaceae), de acuerdo a la morfología de sus hojas, flores (en vista lateral tienen aspecto ofídico) y fruto. Deckmann Fleck & Poletto (2012) la identifican como Eupatorium subhastatum Hook. & Arn., sinónimo de E. hirsutum Hook. & Arn., mientras que Scarpa & Anconatani (2021), como Sidastrum paniculatum. Sin embargo, S. paniculatum tiene bordes foliares conspicuamente dentados y flores nunca tubulosas, por lo cual pensamos que se trata de la especie que proponemos.

92. Yerba de la víbora de Tarija, mboy caá (Lam. CX)

Montenegro menciona haber conocido a la planta en estado vegetativo en Tucumán. Ricciardi et al. (1996) la identifican como Asclepias mellodora A.St.-Hil. o A. campestris Decne, actualmente sinónimo de la primera; mientras que Bonpland (Arbelo et al., 2020) duda de su afiliación al género Capraria (Scrophulariaceae). Debido a la ilustración y breve descripción (raíz vertical, hojas aserradas, flores con corolas azul-lilácea a blanquecina), proponemos que trata de Scoparia dulcis L. (Plantaginaceae) (Martínez-Crovetto, 2012; Flora del Cono Sur, 2020).

93. Díctamos, caáberá (Lam. CXI, CXIIy CXIII)

Se describen brevemente cuatro etnovariedades: dos “díctamos blancos”, y dos “díctamos negros”. Uno de los “blancos” (Lam. CXII), es “oloroso”, posee tallos cuadrangulares, de 80 cm de altura, crece en tierras húmedas, tiene flores blanquecinas-moradas y florece en octubre y noviembre; mientras que el otro crece en campos y lomadas (Lam. CXI). De los “díctamos negros” sólo describe uno de ellos (CXIII) diciendo que posee hojas oscuras. Los “díctamos blancos” correspondientes a las láminas CXI y CXII se tratan de Asclepias mellodora (Schltr.) Schltr. (Asclepiadaceae) y Hyptis mutabilis (Rich.) Briq. (Lamiaceae), mientras que el “díctamo negro” es Prunella vulgaris L. (Lamiaceae). Ricciardi et al. (1996), basándose en catálogos de plantas medicinales, proponen una especie desconocida de Glechoma (Lamiaceae) o Dictamnus albus L. (Rutaceae). Bonpland identifica tanto los “díctamos blancos” como los “díctamos negros” con Marrubium vulgare L. (Arbelo et al.,

2020) y Scarpa & Anconatani (2021) como H. lorentziana.

94. Enula campana, caá cambí guazú, caápé (Lam. CXIV y CXV)

Montenegro describe brevemente dos etnovariedades, el “caá ñanbi mirí”, “caápé” o “pelitre”, con inflorescencias amarillas; y el “caá cambí guazú”, “caápé guazu” o “henula campana verdadera”. La primera es Trixis nobilis (Vell.) Katinas (Asteraceae), cuyas características (altura de la planta, longitud de las hojas y color de los capítulos) coinciden con las mencionadas por Montenegro; mientras que la segunda, de acuerdo a la ilustración, podría ser Leptostelma tweediei (Hook. & Arn.) D.J.N. Hind & G.L. Neson (antes Erigeron tweediei, Asteraceae). Ricciardi et al. (1996) y Scarpa & Anconatani (2021) la asocian a Inula helenium L., aspecto que descartamos porque, en ese caso, Bonpland debería haberla identificado (Arbelo et al, 2020).

95. Menta y menta salvaje o yerba de Arias, cabará caá (Lam. CXVI y CXVII)

Se describen dos etnovariedades, ambas con tallos cuadrangulares: “blanca” (Lam. CXVII), de 0.8 a 1.2 m de altura al florecer, con hojas cortas y más anchas, flores azules claras, aroma más suave, a salvia o mayorana; y “negra” (Lam. CXVI), con follaje no tan espeso y hojas más verdosas y ásperas. Posiblemente se trate de dos especies de Mentha (Lamiaceae).

96. Tabaco, petí (Lam. CXVIII)

Se describen tres etnovariedades: “blanco”, “negro” y “coro”. Sólo describe el “tabaco negro”, de hojas más oscuras y anchas (hasta 40 cm de ancho), con semillas más pequeñas. Al “coro” también lo llama “petí zaeté” o “caá yuquí”, diciendo que es silvestre. Las dos primeras corresponden a dos cultivares de Nicotiana tabacum L. (Solanaceae), mientras que el “coro” es Nicotiana paa Mart. Crov. (Storni, 1944; Peña & Pensiero, 2004; Martínez-Crovetto, 2012; Scarpa & Anconatani, 2021) . Hay otras especies de Nicotiana -como N. langsdorffii Weinmann y N. alata Link & Otto- que posiblemente pueden haber formado parte de esta etnoespecie ya que acutalmente los guaraníes las emplean como fumatorios alternativos. Las tres etnovariedades fueron ampliamente cultivadas en la época jesuítica y empleadas como fumatorias, en rapé y mascadas (Lozano, 1941; Paucke, 1944; Dobrizhoffer, 1967; Deckmann Fleck, 2015).

97. Lino salvaje, mbocayi hesáete, mbocayí guazú (Lam. CXIX)

De acuerdo a la descripción (altura de la planta, morfología de los frutos) e ilustración se trata de Menodora integrifolia (Cham. & Schltdl.) Steud. (Oleaceae). Sin embargo, no coincide el color de las flores, aspecto que acerca más a Wahlenbergia linarioides (Lam.) A.DC. (Campanulaceae). Ambas especies son abundantes en la zona, muy parecidas entre sí y comparten los ambientes ruderales. Quizá Montenegro pudo haberlas reunido en una única categoría taxonómica o confundido entre sí. Deckmann Fleck & Poletto (2012) identifican erróneamente esta planta como Acrocomia aculeata (Jacq.) Lodd. ex Mart. (Arecaceae), confundiéndola con el “mbocayá”. Teniendo en cuenta la descripción de la planta y la ilustración, se aprecia claramente que no se trata de una Arecaceae.

98. Chilca blanca, caabó-yuquí, caá boqui (Lam. CXX)

De acuerdo a la ilustración y descripción (morfología foliar e indumento del hipofilo) puede tratarse de alguna especie del género Baccharis -posiblemente B. elaeagnoides Steud. ex Baker (Asteraceae)- como también, debido a la presencia de margen foliar aserrado, de Buddleja brasiliensis J. Jacq. (Scrophulariaceae). La ausencia de datos relacionados a las inflorescencias y flores en la descripción e ilustración, no nos permiten afinar la identificación. Con ese fitónimo se designan algunas especies de este primer género como Baccharis linearifolia subsp. linearifolia y B. rufescens Spreng (Asteraceae) (Storni, 1944; Peña & Pensiero, 2004).

99. Isopo mayor negro, caaímbé negro

Se describen dos etnovariedades: una “negricante”, de hojas verdes oscuras, gruesas y muy ásperas; y otra con mayor cantidad de hojas, vellosas y más suaves. Puede tratarse de Ocimum ovatum Benth. (Lamiaceae) o de Valeriana kurtziana Borsini (Valerianaceae) (Peña & Pensiero, 2004).

100. Caaimbe guazú (Lam. CXXII)

Se mencionan dos etnovariedades: uno “blanco” (que no describe); y otro “negro”, más oscuro, con cinco hojas por nudo, bien ásperas (“como lijas”), con flores blanquecinas algo rosa pálido. Esta última, se trata de Lippia sclerophylla Briq. (Verbenaceae). Otros autores la identifican como Valeriana scandens (Scarpa & Anconatani, 2021), especie de hábito lianescente, del interior de la selva, y con hojas sectadas, por eso pensamos que no concuerda con las descripciones e ilustración.

101. Verdolaga, palustre, caá ahái (Lam. CXXIII)

Se mencionan tres etnovariedades: aquella correspondiente a la lámina CXXIII; y dos más con hojas más grandes. Una de éstas últimas, posee hojas con abundante indumento y no florece; mientras que la otra, el “caúmrúquírá mirí”, común en los campos y terrenos sembrados, tiene hojas mayores, glabras. La etnovariedad ilustrada es Monnina richardiana A.St.-Hil. (Polygalaceae), una de las pocas especies del género que posee xilopodios, coincidiendo también la altura de la planta, la presencia de racimos con flores erectas, rosadas o lilas y fruto samaroide 1-seminado (Lüdtke et al., 2009). Estos dos últimos aspectos son los que Montenegro menciona como “hace sus florecitas como las de las lentejas, y asi mismo su fruto’”. Con este fitónimo también se designan a algunas especies de Boerhavia (Nyctaginaceae) y a varias especies del género Hydrocotile (Apiaceae) (Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004).

102. Almiscle, almiscle de la tierra, mandiyí riacuá (Lam. CXXIV)

Montenegro la describe como similar al algodón (Gossypium), pero con hojas mayores y más pilosas, y flores amarillas. Bonpland la identifica como Abelmoschus esculentus (L.) Moench. (Arbelo et al., 2020). Sin embargo, de acuerdo a la lámina adjunta, posiblemente se trate de A. manihot (L.) Medik. (Malvaceae).

103. Acetosa mayor, consuelda menor, ibiá guazú o pitá (Lam. CXXV)

Es descripto brevemente como una hierba con flores amarillas, de características variables en cuanto a la morfología y cantidad de bulbos de acuerdo al sustrato. La ilustración destaca los tallos delgados, con hojas trifolioladas y folíolos triangulares a obcordados. Se trata de alguna especie del género Oxalis, posiblemente O. debilis Kunth u O. triangularis A.St.-Hil. (Oxalidaceae) (Storni, 1944). Es raro hallar especies de este género que posean flores amarillas y tubérculos a la vez. Este fitónimo también es mencionado como asociado a O. yacutulensis R. Knuth., de flores violáceas (Toursarkissian, 1980; Peña & Pensiero, 2004).

104. Consuelda mayor índica o caá pitá guazú (Lam. CXXVI)

De acuerdo a las descripciones e ilustración, se trata de Spermacoce verticillata L. (Rubiaceae) (Scarpa & Anconatani, 2021). Bajo este fitónimo, también se conoce a Galianthe fastigiata Griseb. (Rubiaceae) (Peña & Pensiero, 2004).

105. Anacardo de Plinio, pinó mirí (Lam. CXXVII) Montenegro casi ni describe esta etnoespcie, pero menciona que es similar al “ambai guazú” (Lám. LXXXII) y menciona la presencia de látex. La ilustración aporta algunos datos más referidos a su morfología: la presencia de pelos urticantes en tallos, pecíolos y nervaduras foliares y frutos; hojas generalmente 3-lobadas con lóbulo medio mayor; margen foliar setoso-dentado e inflorescencias terminales paucifloras. De acuero a lo anterior, se trata de Cnidoscolus albomaculatus (Pax) I.M.Johnst. (Euphorbiaceae) (Martínez-Crovetto, 2012; Flora del Cono Sur, 2020).

106. Bacacú, raíz comestible, bacacú sembrada (Lam. CXXVIII)

Montenegro menciona dos etnovariedades: el “bacucú blanco”, y el “bacucú negro” o “morado”, ambos con hojas del tamaño del “aguarandio” y flores azules. De acuerdo a las descripciones (hábito raíz napiforme, hojas 3-folioladas, flores violáceas) e ilustración (legumbres) se trata de Pachyrhizus tuberosus (Lam.) Spreng y P ahipa (Wedd.) Parodi (Fabaceae), respectivamente (Storni, 1944; Peña & Pensiero, 2004; Hurrell et al., 2009). Ruíz de Montoya (1639: 211) define “Mbacucú” como “Xiquima (jíquima), raíz conocida”.

107. Arbol del cacao o cacabífera (Lam. CXXIX)

Sin dudas, se trata de Theobroma cacao L. (Malvaceae) (Hurrell et al, 2008; Stampella et al., 2018; Arbelo et al, 2020; Scarpa & Anconatani, 2021). Esta especie es mencionada por los jesuitas como una planta útil común en los jardines de las reducciones de Chiquitos (actual Santa Cruz de la Sierra, Bolivia), donde los reducidos solían mascar las membranas blancas y dulces que rodean las semillas y emplearlos como medicinales (Dobrizhoffer, 1967; Sainz Ollero et al, 1989).

108. Arbol de la Nuez moscada, pala y bongo (Lam. CXXX)

Montenegro describe brevemente dos etnovariedades: el “macho”, con frutos mayores y más aromáticos; y la “hembra”. La primera se trata de Myristica fragrans Houtt., mientras que la “hembra” posiblemente, debido al tamaño algo menor de los frutos, sea Otoba novogranatensis Moldenke (Myristicaceae) (Hurrell et al, 2008).

109. Canela, caliacha, cucardo (Lam. CXXXI)

Con base en la breve descripción (hojas grandes con tres nervaduras prominentes y paralelas, flores blancas y pequeñas y frutos oscuros) e ilustración, puede tratarse tanto de Cinnamomum triplinerve (Ruiz & Pav.) Kosterm, nativa en la zona; como de las tempranamente introducidas C. verum J. Presl. y C. cassia (Nees & T Nees) J. Presl. (Lauraceae) (Hurrell et al, 2008; Flora Argentina, 2020; Scarpa & Anconatani, 2021). Perkins (2007) la identifica como C. lignea (epicteto inexistente) quizá refiriéndose a la “canela china” (C. cassia).

110. Arbol del clavo especia, thsinca (tupí) (Lam. CXXXII)

Montenegro menciona dos etnovariedades: uno “común” (Lam. CXXXII), traído de Oriente, y otro “espigado”. De ninguno conoce la planta. La lámina perteneciente al “árbol del clavo espigado” no está presente en el “manuscrito bonaerense” pero sí en el “manuscrito de Madrid” (ver Martín & Valverde, 1995: 135). Se trata de Syzygium aromaticum (L.) Merr. & L.M. Perry y Syzygium subg. sequestratum Craven & Biffin (Myrtaceae) (Hurrell et al, 2008; Craven & Biffin, 2010; Scarpa & Anconatani, 2021). No coincidimos con la identificación de Bonpland (Arbelo et al., 2020), ya que la lámina no se corresponde con ninguna especie local de Peperomia (Piperaceae).

111. Pimienta, isipós (Lam. CXXXIV, CXXXV y CXXXVI)

Se mencionan y describen brevemente tres etnovariedades: “lada malonga” “isipó de pimienta dulce”, y “pimienta longa”, que se corresponden con las láminas CXXXIV, CXXXV y CXXXVI, respectivamente. Se trata de especies del género Piper (Piperaceae), la última de ellas es P longum.

ConclusionesIndudablemente la obra de Pedro de Montenegro constituye una fuente de crucial importancia para los estudios botánicos, etnobotánicos, farmacológicos, etnográficos, históricos y fitogeográficos de iberoamérica, en especial aquellos relacionados a los inicios del siglo XVIII. Pensamos que la identificación de las plantas contenidas en la misma es el primer paso para que dicha información de diversa índole sea disponible para tales fines. Para ello, el abordaje etnobotánico histórico y los sólidos conocimientos de campo son fundamentales.

En el contexto del estado actual del conocimiento de la flora regional, las descripciones e ilustraciones presentadas en la obra de Montenegro constituyen un material documental lo suficientemente detallado y preciso para lograr una aproximación a la identidad certera de la mayoría de los taxones involucrados.

Contribución de los autores

Ambos autores concibieron y diseñaron el estudio, analizaron el manuscrito referido e identificaron las etnoespecies y etnovariedades referidas, y redactaron el manuscrito, dando lectura y aprobación final al mismo.

Agradecimientos

Este estudio fue financiado con los fondos del Proyecto N858 (2018-2022) (UNLP). Queremos agradecer a la Dra. Aylén Capparelli y al Dr. Massimiliano Dematteis por los conocimientos compartidos relativos a los géneros Prosopis y Vernonia, respectivamente. A Gustavo Delucchi y Carlos Zavaro por las recomendaciones de búsqueda en herbarios y floras virtuales. A Tomás Bruno por el chequeo de la traducción del resumen.

Bibliografía

ANAGNOSTOU, S. 2005. Jesuits in Spanish America: Contributions to the exploration of the American Materia Medica. Pharm. Hist. 47: 3-17. [ Links ]

ARBELO, A., M. G. BASUALDO, C. CERRUTI, F. VALENZUELA, C. PAGEAU, H. E. GONZÁLEZ, M. C. GODOY, M. RIABIS, D. N. GUEVARA, H. A. KELLER y P. C. STAMPELLA. 2020. Atlas Floresta Americana. Bonpland. 1850: La identificación de las plantas de la Materia Médica Misionera de Pedro de Montenegro (SJ). Bonplandia 29: 221-251. http://dx.doi.org/10.30972/bon.2924451 [ Links ]

ARENAS, P. 1997. Las fuentes actuales y del pasado para la etnobotánica del Gran Chaco. Monogr. Jard. Bot. Córdoba 5: 17-25. [ Links ]

ARENAS, P. 2007. Protium heptaphyllum (Burseraceae) en el folklore del Paraguay Oriental. Kurtziana 33: 7-26. [ Links ]

ARENAS, P. 2016. Etnobotánica de Synandrospadix vermitoxicus (Araceae) en el Gran Chaco y en regiones aledañas. Bol. Soc. Argent. Bot. 51: 379-399. https://doi.org/10.31055/1851.2372.v51.n2.14853 [ Links ]

BARBOSA PINTO, R. 2017. Estudos sistemáticos no ciado Hymenaea e revisao taxonómica do genero Hymenaea L. (Leguminosae, Detarioideae). Tesis doctoral, Universidade Estadual de Campinas, Rio Grande do Sul. [ Links ]

BRANDAO, M. G. L., M. PIGNAL, S. ROMANIUC, C. F. F. GRAEL y C. W. FAGG. 2012. Useful Brazilian plants listed in the field books of the French naturalist Auguste de Saint-Hilaire (1779-1853). J. Ethnopharmacol. 143: 488-500. https://doi.org/10.1016/jjep.2012.06.052. [ Links ]

CADOGAN, L. 1992. Diccionario Mbya-guaraní-Castellano. Biblioteca Paraguaya de Antropología, Asunción. [ Links ]

CARBONELL, R. 1992. Estrategias de desarrollo rural en los pueblos guaraníes (1609-1767). Antoni Bosch, Barcelona. [ Links ]

CASTEX, M. 1968. Sánchez Labrador. Peces y aves del Paraguay Natural ilustrado 1767. Compañía General Fabril Editora S.A., Buenos Aires. [ Links ]

CRAVEN, L. A. y E. BIFFIN. 2010. An infrageneric classification of Syzygium (Myrtaceae). Blumea 55: 94-99. https://doi.org/10.3767/000651910X499303. [ Links ]

CRISCI, J. V. 1971. Flora Argentina: “Araceae”. Revista Mus. La Plata, Secc. Bot. 11: 193-284. [ Links ]

DECKMANN FLECK, E. C. y R. POLETTO. 2012. Circulation and production of knowledge and [ Links ]

scientific practices in southern America in eighteenth century: an analysis of Materia medica misionera, a manuscript by Pedro Montenegro (1710). Hist. Cienc. Saúde-Manguinhos 19: 1-17. http://dx.doi.org/10.1590/S0104-59702012000400002 [ Links ]

DECKMANN FLECK, E. C. 2015. As artes de curar em um manuscrito jesuítico inédito do setecentos. Ed. Unisinos, Sao Leopoldo. [ Links ]

DEGINANI, N. B. 2001. Las especies Argentinas del género Passiflora (Passifloraceae). Darwiniana 39: 43-129. [ Links ]

DEMAIO, P., U. O. KARLIN y M. MEDINA. 2002. Árboles nativos del centro de Argentina. Ed. LOLA, Buenos Aires. [ Links ]

DOBRIZHOFFER, M. 1967 1784-. Historia de los Abipones I. Tomo 1, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Nordeste, Resistencia, Chaco, Argentina. [ Links ]

FLORA ARGENTINA. Continuously updated. Instituto de Botánica Darwinion online-. Disponible en: http:// buscador.floraargentina.edu.ar Acceso: 23 abril 2020-. [ Links ]

FLORA DEL CONO SUR. Continuously updated. Catálogo de Plantas Vasculares del Conosur, Instituto de Botánica Darwinion online-. Disponible en: http://conosur.floraargentina.edu.ar Acceso: 23 abril 2020-. [ Links ]

FONT QUER, P. 1979. Plantas medicinales. El Dioscorides renovado. 3 tomos, Ed. Labor S.A., Barcelona. [ Links ]

FURLONG, G. 1948. Naturalistas argentinos durante la dominación hispánica. Ed. Huarpes, Buenos Aires. [ Links ]

GIBERTI, G.C. 1989. Los parientes silvestres de la yerba mate y el problema de su adulteración. Dominguezia 7: 3-21. [ Links ]

GILII, F. L. y G. XUÁREZ. 1792. Osservazioni fitologiche sopra alcune piante esotiche introdotte in Roma fatte nell' anno 1788. Stamperia di Arcangelo Casaletti, Roma. [ Links ]

HIERONYMUS, J. 1882. Plantae diaphoricae florae argentinae. Bol. Acad. Nac. Ci. 4(3): 199-324, 4(4): 327-598. [ Links ]

HILGERT, N. I., D. A. LAMBARÉ, N. D. VIGNALE, P. C. STAMPELLA M. L. POCHETTINO. 2014. ¿Especies naturalizadas o antropizadas? Apropiación local y la construcción de saberes sobre los frutales introducidos en época histórica en el norte de Argentina. Rev. Biodivers. Neotrop. 4: 69-87. [ Links ]

HURRELL, J. A., E. A. ULIBARRI, G. DELUCCHI y M. L. POCHETTINO. 2008. Plantas aromáticas condimenticias. Ed. LOLA, Buenos Aires. [ Links ]

HURRELL, J. A., E. A. ULIBARRI, G. DELUCCHI y M. L. POCHETTINO. 2009. Hortalizas, verduras y legumbres. Ed. LOLA, Buenos Aires. [ Links ]

HURRELL, J. A., E. A. ULIBARRI, G. DELUCCHI y M. L. POCHETTINO. 2010. Frutas frescas, secas y preservadas. Ed. LOLA, Buenos Aires. [ Links ]

IBARRA, M. F. 2007. El Padre Pedro de Montenegro, 1700. Su tratamiento de herboristería para las afecciones mentales y sus referencias a la medicina hipocrático-galénica. XIV Jornadas de Investigación y Tercer Encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur, Buenos Aires online-. Disponible en: https:// www.aacademica.org/000-073/71.pdf Acceso: 26 febrero 2020). [ Links ]

JANKOWSKI, L., D. BAZZANO, A. SÁENZ, M. TOURN y G. ROITMAN. 2000. Plantas trepadoras. Nativas y exóticas. Ed. LOLA, Buenos Aires. [ Links ]

KELLER, H. A. 2007. Etnobotánica de comunidades guaraníes de Misiones, Argentina; valoración de la vegetación como fuente de recursos. Tesis doctoral, Universidad Nacional del Nordeste. Corrientes. [ Links ]

KELLER, H. A. 2010. Plantas colorantes utilizadas por los guaraníes de Misiones, Argentina. Bonplandia 19: 11-25. http://dx.doi.org/10.30972/ bon.1911329. [ Links ]

KELLER, H. A. 2013a. Ka’aguachu: “la selva en un sólo árbol”. Una contribución de la mitología ava chiripa a la toponimia de la región guaranítica. Estudios Socioterritoriales 13: 101-123. [ Links ]

KELLER, H. A. 2013b. Árboles y arbustos en mitos sobre el origen y el fin del mundo de los guaraníes meridionales: elucidación de algunas expresiones fitonímicas. Bonplandia 22: 149-158. http://dx.doi.org/10.30972/bon.2221244 [ Links ]

KELLER, H. A., A. PIRONDO y P. C. STAMPELLA. 2018. El cultivo del ricino y el amba'y en comunidades guaraníes del nordeste argentino, aproximación etnobotánica de su historia y cosmología. Bonplandia 27: 23-30. http://dx.doi.org/10.30972/bon.2712983 [ Links ]

KELLER, H. A., S. J. E. VELAZCO y E. R. KRAUCZUK. 2016. Regeneración de plantas leñosas bajo arbustos aislados en un sector de los esteros del Iberá, Corrientes, Argentina, implicancias etnoecológicas. Bonplandia 25: 103114. http://dx.doi.org/10.30972/bon.2521260. [ Links ]

KRAPOVICKAS, A. 2014. Nuevas especies de Sida, sección Sida (Malvaceae). Bonplandia 23(2): 65118. http://dx.doi.org/10.30972/bon.232258. [ Links ]

KRAPOVICKAS, A., W. C. GREGORY, D. E. WILLIAMS y S. E. SIMPSON. 2007. Taxonomy of the genus Arachis (Leguminosae). Bonplandia 16(suppl.): 7-205. http://dx.doi.org/10.30972/bon.160158 [ Links ]

LANGE, J. 1966. Primitive Plantenavne og deres gruppering efter motiver. Ed. J. Jorgensen & Co, Kobenhavn. [ Links ]

LEÓN, J. 2000. Botánica de los cultivos tropicales. Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, San José. [ Links ]

LOZANO, P. 1941 1733-. Descripción corográfica del Gran Chaco Gualamba. Instituto de Antropología, Tucumán. [ Links ]

LÜDTKE, R., T. TEIXEIRA y S. T. SFOGGIA MIOTTO. 2009. O genero Monnina (Polygalaceae) na Regiao Sul do Brasil. Acta Bot. Brasil. 23: 175-195. https:// doi.org/10.1590/S0102-33062009000100021 [ Links ]

MARTÍN MARTÍN, C. y J. L. VALVERDE. 1995. La farmacia en la América colonial. El arte de preparar medicamentos. Universidad de Granada, Granada. [ Links ]

MARTÍNEZ, M., A. P BARBEITO y R. BOLAÑOS. 1990. La influencia jesuítica en la farmacología. Signos Universitarios 9: 51-57. [ Links ]

MARTÍNEZ-CROVETTO, R. N. 2012. Estudios etnobotánicos V. Nombres de plantas y su utilidad según los Mbya guaraní de Misiones, Argentina. Bonplandia 21: 109-133. http://dx.doi.org/10.30972/ bon.2121282 [ Links ]

MÉTRAUX, A. 1948. The Guaraní. In: STEWARD, J. (ed.), Handbook of South American Indians, pp. 6894. Smithsonian Institution, Washington. [ Links ]

MONTENEGRO, P. 1945 1710-. Materia Médica Misionera. Imprenta de la Biblioteca Nacional, Buenos Aires. [ Links ]

MONTENEGRO, P. 2007 1710-. Materia Médica Misionera. Editorial Universitaria de la Universidad de Misiones, Posadas. [ Links ]

MONTENEGRO, P. 2009 1710-. Materia Médica Misionera. Herbolario guaraní siglo XVII. Buena Vista Editores, Córdoba. [ Links ]

MORONI, P, G. HASSEMER y N. O'LEARY 2018. Typification of Plantago Names (Plantagineae, Plantaginaceae) Linked to the Flora of Argentina. Novon 26: 364-377. https://doi.org/10.3417/2018272. [ Links ]

MUÑOZ, J. de D. 2000. Anacardiaceae. In: ANTON A. M. y F. O. ZULOAGA (eds.), Flora fanerógamica Argentina. Fascículo 65, pp. Proflora, pp. 1-28. Disponible en: http://www.floraargentina.edu.ar/wp--content/uploads/2019/05/65-ANACARDIACEAE. pdf Acceso: 2 septiembre 2020-. [ Links ]

OBERMEIER, F. 2018. Manuscritos descubiertos y redescubiertos de medicina y farmacia en el contexto guaraní-español de las reducciones rioplatenses en los siglos XVII y XVIII. In: OBERMEIER, F. (ed.), Jesuit colonial medicine in South America. A multidisciplinary and comparative approach, pp. 65-102. Proceedings of the 9**1 International Congress on Traditional Asian Medicines, Kiel. [ Links ]

OCHOA, J. J. y A. H. LADIO. 2011. Pasado y presente del uso de plantas silvestres con órganos de almacenamiento subterráneos comestibles en Patagonia. Bonplandia 20: 265-284. http://dx.doi.org/10.30972/bon.2021415. [ Links ]

O'LEARY, N. y P. MORONI. 2016. Las especies de Salvia (Lamiaceae) para la Argentina. Darwiniana, n.s. 4: 91-131. [ Links ]

https://doi.org/10.14522/darwiniana.2016.41.694. [ Links ]

PAUCKE, F. 1944 1749-1767-. Hacia allá y para acá (una estada entre los indios Mocobíes, 1749-1767). Tomo III, segunda parte, Universidad Nacional de Tucumán e Institución cultural Argentino-Germana, Tucumán-Buenos Aires. [ Links ]

PEÑA, M. R. de la y J. F. PENSIERO. 2004. Plantas Argentinas: Catálogo de nombres comunes. Ed. LOLA, Buenos Aires. [ Links ]

PERKINS, A. M. 2007. Misiones Jesuíticas: drogas autóctonas americanas encontradas en la botica jesuítica de la ciudad de Santa María de Buenos Ayres. 38th International Congress for the History of Pharmacy, Sevilla online-. Disponible en: https://idus.us.es/xmlui/bitstream/ Acceso: 15 octubre 2020-. [ Links ]

POLETTO, R. y S. C. WELTER. 2011. A materia medica misionera do Ir. Pedro Montenegro (1710): Um estudo sobre as virtudes das plantas medicinais nativas americanas. Revista Historiador 4: 96-116. [ Links ]

POLETTO, R. 2014. Uma trajetóriapor escrito: Pedro Montenegro SJ. e sua Materia Medica Misionera. Tesis doctoral, Universidad do Valle do Rio dos Sinos, Rio Grande do Sul. [ Links ]

RICCIARDI, A. I., N. E. CABALLERO y C. CHIFA. 1996. Identificación botánica de plantas descriptas en “Materia Médica Misionera” usadas en accidentes ofídicos. Rojasiana 3: 239-245. [ Links ]

ROCA, M. V. 2020. El jardín de los jesuitas desde la obra del padre Florián Paucke. Análisis, similitudes y diferencias con las misiones de guaraníes. Rev. Mus. La Plata 5: 582-601. https://doi.org/10.24256377e131. [ Links ]

ROSSO, C. N. y G. F. SCARPA. 2012. Identificaciones botánicas de las plantas empleadas entre los mocovíes en la reducción San Javier durante el siglo XVIII a partir de la obra de Florian Paucke, S. J. In: ARENAS P. (ed.), Etnobotánica en zonas áridas y semiáridas del cono sur de Sudamérica, pp. 45-70. CEFYBO-CONICET, Buenos Aires. [ Links ]

ROSSO, C. N. y G. F. SCARPA. 2017. Etnobotánica de la alimentación entre los indígenas moqoit actuales de la provincia del Chaco (Argentina) y comparación con fuentes históricas del siglo XVIII y XX. Bol. Soc. Argent. Bot. 52: 827-840. [ Links ]

ROSSO, C. N. 2013. La etnobotánica histórica: el caso mocoví en la reducción de San Javier en el siglo XVIII. Etnobiología 11: 54-65. [ Links ]

RUÍZ DE MONTOYA, A. 1639. Tesoro de la lengua guarani. Juan Sanchez, Madrid. [ Links ]

SAINZ OLLERO, H, H. SAINZ OLLERO, F. SUÁREZ CARDONA y M. VÁZQUEZ DE CASTRO. 1989. José Sánchez Labrador y los naturalistas jesuitas del Río de la Plata. Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, Madrid. [ Links ]

SÁNCHEZ LABRADOR, J. 1910 1770-. El Paraguay católico. 2 tomos, Imprenta de Coni Hnos., Buenos Aires. [ Links ]

SCARPA, G. F. y L. M. ANCONATANI 2019. La “Materia Médica Misionera” atribuida al jesuita Pedro de Montenegro en 1710: Identificación, sistematización e interpretación de los usos medicinales de las plantas y sus implicancias para la etnobotánica actual. IHS. Antiguos Jesuitas en Iberoamérica 7: 27-46. https://doi.org/10.31057/2314.3908.v7.n1.24771. [ Links ]

SCARPA, G. F. y L. M. ANCONATANI. 2021. La “Materia Médica Misionera” atribuida al Jesuita Pedro de Montenegro en 1710 (II): Identificación de las plantas y sus usos contra trastornos del aparato reproductor. Bonplandia 30: 67-89. http://dx.doi.org/10.30972/bon.3014668. [ Links ]

SCHULZ, A. G. 1937. Las Asclepiadáceas del territorio del Chaco. Lilloa 1: 347-391. [ Links ]

SEPP, A. 1971 1696-. Relación de viaje a las misiones jesuíticas. Tomo 1, EUDEBA, Buenos Aires. [ Links ]

SORARU, S. B. y A. L. BANDONI. 1978. Plantas de la medicina popular argentina. Ed. Albatros, Buenos Aires. [ Links ]

STAMPELLA, P C., D. A. LAMBARÉ, N. I. HILGERT y M. L. POCHETTINO. 2013. What the iberic conquest bequeathed to us: the fruit trees introduced in argentine subtropic, their story and importance in present traditional medicine. EBCAM 2013, ID 868394. https://doi.org/10.1155/2013/868394 [ Links ]

STAMPELLA P. C., E. ESPOSITO y H. A. KELLER. 2019. Los frutales del nordeste argentino en la “Materia Médica Misionera” del jesuíta Pedro Montenegro. Bonplandia 28: 99-116. http://dx.doi.org/10.30972/bon.2823853. [ Links ]

STAMPELLA, P. C., N. I. HILGERT y E. HERNÁNDEZ BERMEJO. 2018. El papel de las misiones jesuíticas (s. XVII-XVIII) en la construcción de la selva misionera. Procesos de transferencia y resignificación. LVI Congreso Internacional de Americanistas, pp. 418-430. Salamanca. STORNI, J. S. 1944. Hortus guaranensis. Flora. Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán. [ Links ]

SUSNIK, B. 1979-1980. Los aborígenes del Paraguay: Tomo II. Etnohistoria de los Guaraníes: época colonial. Escuela Técnica Salesiana, Asunción. [ Links ]

THE PLANT LIST. 2013. A working list of all plant species online-. Disponible en: www.theplantlist. org Acceso: 15 december 2020-. [ Links ]

TOURSARKISSIAN, M. 1980. Plantas medicinales de la Argentina, sus nombres botánicos, vulgares, usos y distribución geográfica. Ed. Hemisferio Sur, Buenos Aires. [ Links ]

VANEGAS ANDRADE, C. 2018. Estudio anatómico y farmacológico de la especie Schinus lentiscifolius Marchand (Anacardiaceae). Tesis de Maestría en Plantas Medicinales, Universidad Nacional de La Plata, La Plata. [ Links ]

XIFREDA, C. C. 1990. Observaciones sobre histología caulinar en Dioscorea multiflora (Dioscoreaceae). Darwiniana 30(1/4): 11-19. [ Links ]

Recibido: 02 de Febrero de 2021; Aprobado: 17 de Febrero de 2021

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons