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Quinto sol

versión On-line ISSN 1851-2879

Quinto sol  n.8 Santa Rosa ene./dic. 2004

 

COMUNICACIÓN

Las investigaciones arqueológicas en la provincia de La Pampa

Lic. María Inés Poduje

Departamento de Investigaciones Culturales, Subsec. de Cultura de la Prov. de La Pampa

     Toda evidencia cultural aporta importante información para acrecentar el conocimiento del pasado pampeano. Para brindar explicaciones integrales acerca del poblamiento prehistórico e histórico de una región, las investigaciones arqueológicas se constituyen en estudios fundamentales a largo plazo. Demandan tiempo, dedicación y la cooperación no sólo de investigadores que desde diferentes disciplinas aporten sus saberes, sino de instituciones que organicen, faciliten y avalen el trabajo de campo, de laboratorio y de gabinete.
      En La Pampa, los arqueólogos responsables de una determinada área para la prospección e investigación conforman grupos de trabajo. En algunos casos convocan a especialistas que aportan saberes particulares, paleontólogos, agrimensores, botánicos, ceramistas, etc. También son acompañados por egresados o alumnos de la carrera de Arqueología o Historia -de la Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Universidad Nacional de La Pampa- quienes de esta manera inician sus prácticas. A partir de este trabajo docente, surgieron y surgen nuevos equipos que dan continuidad al trabajo científico cubriendo otras regiones.

Los primeros pasos

      Los estudios arqueológicos comienzan a tener presencia en La Pampa a principios del siglo pasado.
      En 1904 Felix Outes publica "Arqueología de Hucal" como una primera contribución científica. Por ella sabemos que este investigador analiza una serie de "objetos arqueológicos", instrumentos de piedra y alfarería, recogidos por el señor Esteban Caride en las proximidades del paraje Ramón Blanco, al sureste del Departamento Hucal. Los paraderos donde se halló el material se encuentran al pie de los médanos. Son cuchillos, puntas de proyectil -con y sin pedúnculo-, raspadores de cuarcita y silex. La alfarería está representada por pequeños fragmentos, algunos pintados y otros decorados con puntos y líneas. La materia prima empleada es la arcilla y en algún caso mezclada con arena o con fragmentos de silex, cuarcita, granito. Con respecto a la cocción informa que algunos tiestos se expusieron al sol para consolidarlos y en otros intervino el fuego.
      Felix Outes ofrece una descripción de los objetos pero no fue él quien los extrajo del sitio, siguiendo los métodos que brinda la Arqueología para no perder la información que conllevan, sino que hace su análisis sin poder hacer referencia al contexto donde se hallaron.
      Habrá que esperar hasta el año 1950 para que otro investigador, Osvaldo Menghin, visite el Departamento Loventué con fines científicos. La actividad que realizó durante su estancia las fue consignando en su "libreta de campo" de la que el Archivo Histórico Provincial "Fernando E. Aráoz" posee una fotocopia, al igual que algunas fotografías que obtuvo de los lugares visitados y de piezas arqueológicas recuperadas. A partir de esta documentación se puede reconstruir el viaje que realizó el estudioso y los tres sitios arqueológicos visitados.
      En la Estancia Chicalcó, al sur de Carro Quemado, trabajó en dos sitios. En el Sitios Chicalcó I ubicado en médanos fijos y semifijos que se alternan con caldenes encontró tiestos cerámicos, pintados en negro y rojo, raspadores, lascas con retoques puntas de proyectil, fragmentos de molinos y manos pequeños, fragmentos de hueso, cáscaras de huevo de ñandú, esquirlas de retoque. Pero en Chicalcó II halló poca evidencia cultural: Instrumentos de pedernal, elementos de procedencia europea, cerámica sin pintar. En sus notas aclara que éste parece un paradero más moderno.
      En la Laguna de la Vega, también en proximidades de Carro Quemado, registró puntas de proyectil de basalto, un pequeño tiesto cerámico y elementos de molienda pequeños.
      Por lo que sabemos, Osvaldo Menghin no pudo, sólo a partir de estos materiales, llegar a una conclusión sobre quienes fueron los que fabricaron estos utensilios, como vivían y tampoco referencias cronológicas. Cabe recordar que la zona por él visitada es medanosa, expuesta a la erosión del viento, y allí es donde se encontraron los vestigios, características que dificultaron la tarea del arqueólogo.
      En 1967 Jorge Zetti y Rodolfo Casamiquela realizaron una expedición científica a las Sierras de Lihuel Calel, tornándose un valioso aporte para los estudios posteriores del arte rupestre en la provincia y también por el trabajo realizado en dos enterratorios, tumbas de tipo túmulo o chenque patagónico. A esto se suma el análisis y registro fotográfico de material arqueológico de un coleccionista de la zona, Pedro Gauna.
      Ya en los años '70 Antonio Austral trabajó en el Yacimiento Arqueológico Vallejo en el noroeste de la provincia a 3 Km. de Santa Isabel, Departamento Chalileo. Por estos, y otros estudios posteriores, sabemos que esta región integra con el sur de Mendoza una misma área arqueológica. Además, que sus ocupantes fueron cazadores recolectores que vivieron en condiciones ambientales bastante similares a las actuales aunque con los bañados del Atuel activos. Entre el material arqueológico rescatado hay elementos araucanos, europeos y probablemente del NO por lo que se supone son de principios del siglo XVI.
      Por otro lado, en Médanos Colorados, en cercanías de la ruta N°143 y el río Salado, los restos encontrados también por Antonio Austral en los años '60, son más recientes. En Badal, próximo a Algarrobo del Águila, Departamento Chalileo, este investigador registró un sitio de superficie con fragmentos de cerámica, puntas de proyectil, raspadores que no se pudieron datar.
      Un subsidio otorgado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de La Nación permitió a Ernesto Piana financiar investigaciones de campo en nuestra provincia. La campaña arqueológica la centró en Cerro de Los Viejos, Departamento Caleu Caleu, en 1979 en el marco de las investigaciones que sobre el pasado de la región había iniciado en 1973. De ésta como de los trabajos de gabinete realizados el equipo arribó a interesantes conclusiones. Los vestigios pertenecen a grupos araucanos o araucanizados del siglo XIX, los restos arqueológicos inmuebles están representados por 6 construcciones destinadas al represamiento del agua y por morteros socavados en la roca de afloramiento. Se suman a estos una serie de artefactos líticos y algunos fragmentos cerámicos.

Proyectos a largo plazo

      Aunque esporádicamente se hicieron prospecciones arqueológicas en La Pampa, es desde 1973 que se trabaja en forma sostenida y con mayor rigor científico, localizando y estudiando los procesos culturales del pasado tratando de entender a las sociedades, sus modos de vida, su interacción con el medio ambiente, la relación con otras sociedades y su correlato con los pobladores en el presente.
      En 1973 Carlos J. Gradín, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, inicia una serie de viajes tendientes a documentar sitios de interés arqueológico. La Cueva Salamanca, en el Valle de Quehué, Departamento Utracán; el Cerro Chicalcó, Departamento Chicalcó; las Sierras de Lihuel Calel; Departamento homónimo, y la Estancia Chicalcó en el Departamento Loventué, fueron los primeros sitios prospectados por él; los tres primeros con pinturas rupestres.
      También Carlos J. Gradín en 1977 inicia en el Área Casa de Piedra, sobre el Río Colorado, prospecciones arqueológicas a pedido de la por entonces Dirección de Cultura de La Pampa y el Ente Ejecutivo Casa de Piedra. El salvataje  arqueológico efectuado a consecuencia de la construcción de la presa embalse, estuvo dirigido por el mencionado investigador, acompañado por un importante grupo de arqueólogos y estudiantes de Arqueología de la UBA y de Historia de UNLPam. En poco tiempo y en un espacio limitado, se recuperó la mayor cantidad posible de evidencias. A partir de ellas se determinó la existencia de un temprano poblamiento de más de 8.600 años, se constató una extensa secuencia cultural y se obtuvieron los primeros fechados radiocarbónicos. La última etapa del trabajo se realizó entre los años 1985 y 1986.
      Estos trabajos fueron muy significativos no sólo por el carácter de salvataje sino porque los hallazgos que allí se hicieron permiten hacer comparaciones con los de otras regiones vecinas, estableciendo los posibles itinerarios que tomaron los primeros hombres al transitar la zona. También porque fueron pioneros en cuanto a la metodología aplicada y la orientación teórica que los guió.
      A partir del año 1986 se inician investigaciones paralelas en dos áreas de la provincia.
      Una, la que corresponde a la Meseta Basáltica del Oeste pampeano, a cargo del estudioso Carlos J. Gradín, aunque ya se habían hecho prospecciones en 1977. Desde el año 1995 Ana M. Aguerre continúa con la tarea al proponer un estudio comparativo de las respuestas adaptativas que los grupos aborígenes implementaron, en el bosque de caldén y en la Meseta Basáltica, teniendo en cuenta la ubicación de los asentamientos en relación al agua y otros recursos naturales tanto en épocas prehistóricas como históricas.
      En el caldenar en estos últimos diez años, además de los sitios ya mencionados Chicalcó I y II trabajados por O. Menghin y Carlos J. Gradín, 1972 y 1983, Ana M. Aguerre y Alicia Tapia han ubicado nuevos sitios arqueológicos y realizado recolecciones de superficie. En proximidades a la localidad de Victorica: Leubucó, Trapal, Trapal-Aincó, Quinao y Cusculó; cerca de Carro Quemado: Poitahué, Pichi Carriloo, Laguna La Vega, Chicalcó, Don Isidoro; desde El Durazno hacia el Valle Daza y Quehué: La Gama, El Loro y el Fortín La Perra; hacia el Oeste en Curru Mahuida. Estos trabajos tienden a dar respuestas sobre los modos de vida prehispánicos y también brindan información sobre cómo se fueron dando los contactos interétnicos entre salineros y ranquelinos y la presencia ranquelina, en particular en la región a finales del siglo XIX.
      Por su parte, en la Meseta Basáltica Ana M. Aguerre pudo detectar lugares con evidencia de instalación humana en bajos reparados como Chos Malal, Buta Ranquil, Chical Có y en la travesía Quircacó, Agua Poca o Huacachué. Y presencia de expresiones de arte rupestre.
      La otra área, a cargo de Mónica Berón, tiene como eje el sistema hídrico constituido por los ríos Atuel-Salado-Chadileuvú-Curacó eje en torno al cual las sociedades de cazadores desarrollaron estrategias adaptadas a un ambiente semidesértico, importante también por el posible aprovechamiento de este recurso natural crítico. Las excavaciones en la Localidad Tapera Moreira, Departamento Lihuel Calel, permitieron establecer una secuencia cultural que se inicia hace 4600 años y se extiende hasta momentos históricos. El análisis de los asentamientos en relación con los recursos del área presenta un sistema de sitios y de uso del espacio por parte de los antiguos pobladores, determinándose los posibles circuitos de movilidad regional y extraregional.
      A partir de los años '90 se implementan nuevas metodologías de trabajo y análisis arqueológico. Nuevas áreas, en el caldenar y en los valles centrales, son prospectadas y, la arqueología aplicada a épocas históricas, cobra importancia.
      Arqueología en Laguna Chillhué (Dpto Guatraché, La Pampa). Contribución a la Historia de la formación de los territorios es uno de los tantos trabajos donde se combinan los esfuerzos tanto institucionales como de saberes diferentes. Iniciado en 1993, intervienen arqueólogos y especialistas en paleontología como Mónica Berón y Rafael Curtoni, Claudia Montalvo, Graciela Visconti y Alberto Pérez, respaldados por organismos como el CONICET, Facultad de Filosofía y Letras de la UBA; Facultad de Ciencias Sociales, INCUAPA, UNCPBA, Museo Etnográfico de Buenos Aires y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNLPam.
      Justamente el aunar esfuerzos, intelectuales e institucionales, permitió analizar las características del registro arqueológico de la Laguna de Chillhué ubicada en el extremo oriental del Valle Argentino. Por sus características medioambientales, esta laguna ha sido un lugar apto para el asentamiento humano en momentos pre y pos hispánicos y constituye una referencia importante para el conocimiento de la dinámica de las poblaciones humanas en el territorio provincial. Se evaluó el funcionamiento del paisaje regional en relación con diversos procesos históricos y, a partir del material encontrado, se espera poder delinear los cambios en el uso de la tierra y de sus recursos e identificar los procesos que intervinieron en la historia de la formación de los territorios.
      Arqueología y paisaje en el área centro-este de la provincia de La Pampa: la espacialidad humana y la formación de territorios es un Proyecto a cargo de Rafael Pedro Curtoni, UNCPBA. Iniciado en el año 1998, propone, desde una perspectiva arqueológica regional, el estudio de la espacialidad humana, analizar los procesos de transformación del espacio y el surgimiento de paisajes sociales a través del tiempo. La escala temporal de análisis abarca desde aproximadamente 1.000 a 1.200 años atrás, momento anterior al contacto hispano-indígena, hasta fines del siglo XIX, cuando se produjo la desestructuración del mundo indígena.
      Prospecciones y trabajos sostenidos también se hicieron en nuevos sitios. Como en los Bañados del Atuel, Ana M. Aguerre en 1993 o en Parque Luro, donde Ana M. Aguerre y Mónica Berón realizaron recolección superficial que brinda información de los hacedores, cazadores recolectores que habrían utilizado la laguna en épocas de verano-primavera. Hoy es Rafael Curtoni quien continúa con el trabajo arqueológico.
      En 1996 en la zona norte de la provincia, en La Magdalena cerca de Intendente Alvear, Rafael Curtoni realizó tareas de prospección en esa área medanosa. Analizó documentos de la época de la conquista y las primeras mensura que brindan información sobre jagüeles, lagunas y rastrilladas de la zona. Las evidencias recuperadas por él -faunísticas, material lítico y fragmentos de tiestos cerámicos- le permitieron plantear la hipótesis de estar frente a un asentamiento indígena, entre los siglos XVI a XIX. Cabe destacar que en este sitio se realizó un rápido rescate de los materiales expuestos ante la denuncia que efectuara un vecino de la zona, en oportunidad de construirse la Ruta Provincial N°2.
      En el área protegida del Parque Nacional Lihuel Calel Mónica Berón, junto a un grupo de bioarqueólogos está trabajando desde 1997, en particular, en un enterratorio múltiple que permitirá caracterizar la dinámica de las poblaciones que habitaron el centro y sur pampeano.
      Por otro lado, contextualizadas desde la Arqueología Histórica una serie de investigaciones ya se han puesto en marcha contribuyendo al conocimiento del pasado pampeano de los siglos XVII en adelante.
      En Las Carretas, cerca de Cuchillo Có, Departamento Caleu Caleu, Carlos J. Gradín registró un cementerio europeo del período histórico. Actualmente Julieta Soncini está describiendo las once tumbas que se encuentran delimitadas por cercos de hierro. Lo mismo ocurre en Melicurá, próximo a La Adela. Estos trabajos se enmarcan en el Proyecto Arqueológico-Antro-pológico: Los pueblos del sudeste pampeano que tiene como meta recuperar el patrimonio arqueológico de pueblos fundados hacia fines del siglo XIX y principios del XX, de los cuales en la actualidad quedan vestigios arqueológicos a la que se suma una amplia e interesante información atesorada en la memoria popular.
      Arqueología en el norte de La Pampa: asentamientos, recursos y movilidad, estudio a cargo de Ana M. Aguerre siendo responsable del Área de Arqueología Histórica Alicia Tapia, es un proyecto financiado por la UBA que contiene el Subproyecto Adaptaciones poshispánicas en el caldenar (siglos XVII a XIX).
      Como ya se mencionara, en el Departamento Loventué, la Laguna de Leubucó y el sitio Poitahue son motivo de estudio por parte de Alicia Tapia. Este se planteó por la importancia que tuvieron en épocas históricas, siglo XIX, como lugar de asentamiento de los ranqueles. También el yacimiento Don Isidoro, prospectado y trabajado desde 1997. Durante los años 1998 y 2000 se concretan investigaciones arqueológicas en el sitio Fortín La Perra, ocupación militar correspondiente a la última avanzada de instalaciones del Ejército Nacional en el interior del territorio pampeano (años 1882 y 1883).
      En 1997 se firma un convenio entre el Ministerio de Cultura y Educación de la Provincia y la Facultad de Ciencias Sociales de la UNCPBA por el que esta institución se compromete a brindar asistencia científica en el área de arqueología a la Subsecretaría de Cultura. En este marco es que Rafael Curtoni inicia trabajos en el Departamento Toay, en particular en El Fortín Toay y la Pulpería La Esquina. Ya en 1993 el investigador había presentado el Proyecto de investigación arqueológica en los Departamentos Toay y Capital. En este marco realizó prospecciones y sondeos en Toay Viejo y el valle de Chapalcó. Justamente el bajo Toay Viejo fue ocupado en tiempos históricos por las tolderías del Cacique Nahuel Payún, por el fortín Toay, la pulpería de Llorens y fue el lugar por el que pasaban dos rastrilladas indígenas.
      Recientemente, en el 2002, se inician trabajos en los Departamentos Rancul y Trenel, tareas a cargo de Ana M. Aguerre y Alicia Tapia.
      Todos estos sitios cobran interés por la variada información que brindan sobre los conflictos que tuvieron por protagonistas a los colonizadores españoles y la población indígena, los modos de vida de los primeros europeos que ocuparon el área luego de la conquista y también porque brindan información sobre los cambios producidos en la población indígena en la "frontera" ante el contacto con el blanco.

En torno a la protección del patrimonio

      En este proceso y, paulatinamente, en La Pampa se van implementando acciones tendientes a la protección del patrimonio arqueológico.
      Así por ejemplo, ante la preocupante situación en que se encontraba el patrimonio de arte rupestre en nuestra provincia se solicitó asesoramiento para su conservación y administración a especialistas del Instituto Nacional de Antropología. En 1996 se implementó el "Proyecto: Preservación y Administración de Sitios con Arte Rupestre en la Provincia de La Pampa", incluido en el Programa Documentación y Preservación de Arte Rupestre Argentino que lleva adelante ese Organismo.
      Coordinado por la Directora del INAPL, Diana Rolandi, con asesoramiento de Carlos J. Gradín, se realizó el relevamiento y la documentación sistemática de todos los sitios con arte rupestre en La Pampa, se analizaron las causas del deterioro, se conformó un archivo de imágenes digitalizadas y se elaboró el diagnóstico del estado de preservación de los sitios. A esto se suma una muestra fotográfica permanente, titulada "Los primeros pintores pampeanos", de la que el Departamento de Investigaciones Culturales posee una copia.
      En el año 1998 se inicia la obra del Acueducto Río Colorado, extensa red de acueductos principales y secundarios de más de 1100 Km. de extensión que transportarán agua desde ese río hacia diversas poblaciones pampeanas. Cuando se licita la obra se prevé la "Evaluación de Impacto", para ello la Subsecretaría de Cultura de La Pampa solicita la intervención de Rafael Curtoni, Mónica Alejandra Berón y Julieta Soncini quienes trabajaron durante los años 1999 y 2000.
      El trabajo se diagramó en tres etapa sucesivas tendientes a evaluar la zona que sería impactada en primera instancia antes que comenzaran las obras, en segundo lugar la evaluación de la apertura de caminos para la diagramación de la traza y la zanja del acueducto y, por último propuestas de medidas de corrección y/o rescate de evidencias cuando se vean afectados restos arqueológicos e históricos.
      Se realizaron salidas de campo para controlar las aperturas de caminos y picadas, las excavaciones, la remoción de tierra y la observación de perfiles en busca de evidencias culturales. Se trabajó en las áreas sur, donde se rescató material arqueológico, y en el centro, las más sensibles al impacto arqueológico.
      La falta de continuidad de la obra significó la suspensión de la intervención del arqueólogo a partir del 2001. De esta manera no se sabrá si hubo pérdida de información cultural ante posibles vestigios no recuperados.

Puesta en valor del patrimonio arqueológico

      La presencia de los arqueólogos cuando realizan las campañas es aprovechada para difundir la importancia del trabajo arqueológico y cuáles son las consecuencias si no se interviene con criterio científico. Por ello, realizan tareas en las escuelas que contribuyen con la toma de conciencia sobre la necesidad de conocer y conservar este patrimonio que es de todos.
      En la Laguna Chadilauquen, en Embajador Martini en 1989, docentes y alumnos del Colegio Santa Teresa descubrieron algunas huellas que podrían aportar datos sobre cómo era la vida antiguamente en el lugar. En forma urgente solicitaron el asesoramiento de los especialistas. También se sumó la Municipalidad en este emprendimiento de rescate. Se inició así un trabajo conjunto dirigido por Ana M. Aguerre en donde alumnos y docentes fueron auxiliares permanentes de la arqueóloga. Con esta temática del pasado de su región, investigando aspectos pre y pos históricos los alumnos de la escuela participaron en varias instancias de la Feria de Ciencias y Tecnología, Feria Provincial de Ciencias y Feria Internacional de Ciencias. La institución se constituyó en la depositaria del material rescatado y, lo más importante, es que a través de los chicos se involucró a la comunidad toda de la importancia de salvaguardar el patrimonio arqueológico.
      Por otro lado, Alicia Tapia presentó, a los docentes y alumnos de la Escuela de Jornada Completa Nº 158 de Carro Quemado, Departamento Loventué, el trabajo de investigación arqueológica de sitios del caldenar pampeano que realizó durante los años 1997-2000. Organizó actividades en el aula adecuadas a cada grado. El Ministerio de Cultura y Educación de la Nación le otorgó un premio, en el año 1997, por el asesoramiento efectuado ante la participación de la escuela en la Feria Provincial de Ciencias.
      Ante un pedido concreto, se asesoró en la organización de una muestra museográfica en la misma escuela de Carro Quemado, que tuvo lugar entre el 6 y el 11 de agosto de 2000. Esta muestra es parte del Proyecto de creación de un Museo Escuela con los materiales obtenidos en las excavaciones de los sitios cercanos, realizado en el marco de las investigaciones que desarrollan Ana M. Aguerre y Alicia H. Tapia (UBACYT F 01 y TF 010), con el apoyo de Subsecretaría de Cultura de la Provincia de La Pampa y el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. Además de las arqueólogas mencionadas, se contó con la asistencia técnica de Liliana Lorenzo y Mónica Becerra, museólogas del INAPL y del Museo Provincial de Historia Natural respectivamente.
      Por su parte, en el año 2002 Julieta Soncini puso en marcha el Proyecto Conozcamos la Arqueología y la Antropología que tiene por metas difundir conocimientos arqueológicos generales y de la región y articular con las escuelas rurales y locales, tanto en La Adela como en Cuchillo Có. Se trata de un proyecto para conocer quienes fueron los primeros colonos que habitaron esas tierras hacia fines del siglo XIX y primera mitad del siglo XX considerando las historias de vida y progreso de sus pobladores e incentivar el conocimiento de cada zona en sus habitantes.
      La Administración de Parques Nacionales implementó el Plan de Manejo de Recursos Culturales del Parque Nacional Lihué Calel, ubicado en el área centro-sur de la provincia de La Pampa. En el 2002 se firmó un convenio en el que intervienen la Municipalidad de Puelches, la Fundación Alihuen, la UNCPBA, el CONICET y la Subsecretaría de Cultura. El convenio tiene por objetivos conocer, conservar y difundir el Patrimonio Cultural de las áreas protegidas, configurándose esta última acción como la meta de mayor importancia en razón de su potencial para mejorar las condiciones y la calidad de vida de las comunidades, aplicándose directamente a resolver problemas sociales y económicos actuales, y permitiendo proyectar y construir un mejor futuro. Se basa principalmente en un proceso participativo de capacitación y acción para el desarrollo.

Registro y manejo del patrimonio arqueológico

      Con el propósito de conocer el estado de situación con respecto a la investigación arqueológica dentro del territorio provincial la Subsecretaría solicita en 1994 a los especialistas Mónica Berón y Rafael Curtoni un Relevamiento integral de Sitios Arqueológicos ubicados en La Pampa. El contar con un inventario arqueológico no sólo orientaría el futuro de las investigaciones sino que contribuiría con la valoración del legado histórico y ayudaría a elaborar las estrategias tendientes a la protección de estos bienes culturales.
      Este Relevamiento fue financiado por el Consejo Federal de Inversiones. La información obtenida se publica en el 2002 como Atlas arqueológico de la provincia de La Pampa, edición del Centro de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano, de la UNCPBA.
      En el año 2003 se pone en marcha el Registro y Sistematización del Patrimonio Arqueológico de la Provincia de La Pampa a cargo de Lía Mercedes Pera.
      Con este Proyecto se propone establecer un registro informatizado de las piezas arqueológicas que se encuentran en la provincia de La Pampa, incluyendo tanto colecciones arqueológicas en manos de custodios particulares, como las colecciones de los museos e instituciones públicas. De esta manera se facilita a los investigadores información sobre las piezas arqueológicas disponibles para la investigación, indicando sus características generales y la institución o persona física que constituye su custodio.
      El registro se inicia en el Museo de Historia Natural con las piezas que conforman su patrimonio desde el año 1935 y que se va incrementando con las recuperadas en las excavaciones científicas que se vienen realizando en la provincia de La Pampa en forma sistemática desde 1973.

A modo de cierre

      Desde el Departamento de Investigaciones Culturales, organismo Dependiente de la Subsecretaría de Cultura Provincial1, se realizaron y realizan las gestiones necesarias para concretar el trabajo arqueológico científico, fomentando las propuestas que contribuyen con la protección o recuperación del patrimonio arqueológico, con su conocimiento, difusión y valoración.
      Para contribuir con la difusión del trabajo que los arqueólogos realizan en nuestra provincia, entre otras acciones, la Biblioteca que posee este Departamento2 está a disposición del público, en Sala de Lectura. Allí se puede consultar el material bibliográfico que da cuenta de la historia de las investigaciones arqueológicas en la provincia de La Pampa y el estado actual de situación.

Notas

1Institución responsable de la preservación, protección y tutela del Patrimonio Arqueológico Pampeano.

2Departamento de Investigaciones Culturales. Dirección Postal: B. Mitre 85. (6300) Santa Rosa La Pampa. Teléfono: 02954 428848. Direcciones de correo electrónico: sc_investiglapampa@cpenet.com.ar

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