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Revista argentina de dermatología

versión On-line ISSN 1851-300X

Rev. argent. dermatol. vol.93 no.3 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./set. 2012

 

CASOS CLÍNICOS

Torus mandibular

Mandibularis Tori

 

M Dutto * y RE Achenbach **

* Médica Concurrente. Unidad Dermatología. Hospital General de Agudos Dr I Pirovano.
** Jefe de Unidad Dermatología.  Hospital General de Agudos Dr I Pirovano.  Monroe 3550 (1428). Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina.

e-mail: rachenbach@hotmail.com

Conflicto de intereses: ninguno declarado.

 


RESUMEN

Presentamos un caso de torus mandibular, lobular; entidad frecuente en la consulta odontológica pero poco conocida o comunicada en la literatura dermatológica. Enfatizamos la necesidad de familiarizarse con este tipo de exostosis ósea, para no incurrir en estudios innecesarios al pensar en neoplasias malignas del piso de la boca.

PALABRAS CLAVE: Torus mandibular; Exostosis.

SUMMARY

A case of mandibularis tori, lobular type is reported. Tori appear more frequently during middle age; it is well known in the dental literature but rarely mentioned in the dermatological one.
Certain prevalence with respect certain ethnic groups has been observed, its surgical elimination are due mainly to prosthodontics reasons. The importance in the diagnosis is emphasized.

KEY WORDS: Torus; Prevalence; Etiology.


 

CASO CLÍNICO

Se presenta a la consulta un paciente de 40 años de edad, sin antecedentes de relevancia, derivado del servicio de clínica médica por presentar en piso de la boca: "tumoraciones" lobuladas de diferentes tamaños, lisas, redondeadas, indolentes, de un año y medio de evolución. Consultó en el servicio de cabeza y cuello, cirugía maxilofacial y clínica médica, desde donde fue derivado a dermatología.

Al examen físico constatamos protuberancias de consistencia ósea, que variaban de 0,5 a 0,7 cm de diámetro en contacto con la mandíbula, a la altura del primero y segundo molares, no dolorosas a la palpación. Refiere su aparición lenta y progresiva desde hace un año y medio aproximadamente. El motivo principal de su consulta era el temor de padecer una enfermedad de transmisión sexual (tuvo sexo oral sin preservativo) y luego de la consulta en otros servicios, se agregó cierto grado de "cancerofobia"  (Figs 1, 2  y 3).


Fig 1: elementos duros, adyacentes a la mandíbula


Fig 2: lobulación dura, ósea (exostosis)


Fig 3: protuberancias óseas, sin las características de infiltración neoplásica maligna

La radiografía de la mandíbula-piso de la boca, muestra una exostosis ósea, sin características destructivas óseas.

Impresión diagnóstica: TORUS MANDIBULAR.

COMENTARIO

El torus representa una protuberancia ósea o exostosis no neoplásica, con la histopatología del tejido óseo cortical, escasa médula ósea y cubierto por una fina mucosa pobremente vascularizada de unos 6 mm de espesor promedio. La prevalencia global se calcula entre un 12 a 26%, pero esta varía mucho dependiendo del grupo étnico que sea estudiado o escrutado. Por ejemplo en Corea, el torus mandibular (TM) con tomografía computarizada se halló en un 24,1 %, en Iowa, 16%, 0% en aborígenes australianos, 5,2% en alemanes, 7,2% en españoles y  60-80% en esquimales, siendo esta última la mayor prevalencia del mundo1,2.  No hay diferencias significativas en género, la edad promedio es de 30 años, aunque se han observado casos desde el nacimiento hasta los 70 años1,2,3.
El torus mandibular, localizado sobre la cresta miloioidia, se encuentra en general en forma bilateral a nivel del primero y segundo premolares, menos frecuentemente a nivel de los caninos. El torus palatino, en la línea media del paladar, es el más conocido. Si bien son masas óseas dinámicas con procesos de reabsorción y remodelamiento, podrían considerarse normales anatómicamente; en ocasiones se remueve parte o toda la exostosis, para ser utilizada como injerto óseo autólogo.

La causa del torus se divide en genética (30% aproximadamente de los casos) y externas, entre ellas: la obstrucción de la vía aérea superior (ronquidos, apnea del sueño, bruxismo nocturno), dado que los músculos masticatorios son antagónicos de los constrictores faríngeos, el estrés oclusivo, las injurias superficiales alveolares por el excesivo desarrollo de los músculos masticatorios, serían importantes en el desarrollo del torus. Ambos, el palatino y el mandibular son inversamente prevalentes con la edad3,4,5. En un caso excepcional, luego de un accidente en bicicleta, se documentó la fractura de un torus mandibular4.
En algunos grupos étnicos el torus mandibular predomina sobre el palatino, como es el caso de Gana donde el TM es de 12% y el palatino del 4%5.
El TM suele ser lobulado o nodular, liso y la mayoría son de pequeño tamaño, menos de 3 mm. Como en nuestro caso, de no conocer la entidad, se puede caer en el diagnóstico diferencial con neoplasias malignas del piso de la boca; no es raro el temor al cáncer en los pacientes. El tratamiento es quirúrgico en los siguientes casos:

1- Requerimientos protésicos: todas aquellas exostosis y torus con suficiente volumen, que interfieran en la inserción de un aparato protésico

2- Relación con la fonación: cuando las exostosis sean tan grandes que interfieran con el habla normal del paciente.

3- Relación con los traumatismos de la mucosa: si su tamaño llega a alcanzar un tamaño grande, puede provocar la inflamación, ulceración y traumatismo constante de la mucosa de revestimiento del torus.

4- Cuando se ve comprometida la higiene del paciente: cuando los torus alcanzan formas lobuladas, sobre todo los torus mandibulares, pueden producir zonas de acúmulos de alimentos y producir halitosis en el paciente.

5- Cuando esté comprometida la estética del paciente.

6- Cuando estén asociados a procesos infecciosos como las osteomielitis y a procesos neoplásicos como los carcinomas7.

Aunque la cirugía no está exenta de complicaciones, por lo que el riesgo-beneficio debe ser evaluado cuidadosamente1.

El torus palatino y el mandibular se reconocen fácilmente, sin embargo este último es mencionado raramente en la literatura dermatológica, motivo por el que comunicamos este caso florido, con el fin de evitar estudios de diagnóstico por imágenes o incluso biopsias innecesarias.

REFERENCIAS

1. García-García AS, Martínez-González JM, Gómez-Font R y col. Current status of the torus palatinus and torus mandibular. Med Oral Patol Cir Bucal 2010; 1 (15): 353-360         [ Links ]

2. Choi Y, Park H, Lee JS y col. Prevalence and Anatomic Topography of mandibular Tori: Computed Tomographic Analysis. J Oral Maxillofac Surg 2012; 70: 1286-1289.         [ Links ]

3. Singh D. On the etiology and significance of palatal and mandibular tori. Med Oral Patol Oral Cir Bucal 2010; 28 (4): 1986-1994.         [ Links ]

4. Ingles-Saura A, Ballesta-García C, Pérez-Lajarin L y col. Fracture in the chin area: An unusual case of mandibular torus fracture. Br Dental J 2005; 199 (1): 27-29.         [ Links ]

5. Bruce J, Ndanu TA, Addo ME y col. Epidemiological aspects of oral tori in a Ghanaian community.  Int  Dental J 2004; 54: 78-82.         [ Links ]

6. Van Diss ML. Swellings of the oral cavity. Dermatologic Clinics 1996; 14 (2): 355-370.         [ Links ]

7. Rodríguez L, Santos M y Medina A.  Torus and bony exostosis. Revision of the literatura. Acta Odontol Venezol 1999; 37 (2).         [ Links ]

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