1. INTRODUCCIÓN
La región forestal del Espinal se ubica entre los 28° y 40° de latitud S, se caracteriza por su vegetación de bosque xerófilo abierto con uno o dos estratos arbóreos, un estrato arbustivo y otro herbáceo; según la especie arbórea dominante, se distinguen tres subregiones en el Espinal: al norte la del Ñandubay, en el centro la del Algarrobo y al sur la del Caldén (Atlas de los Bosques Nativos Argentinos, 2003). Los antecedentes de estudios sobre bosques en el Espinal Santafesino son escasos, destacándose las experiencias realizadas por Exner et al. (2004), PIARFON (2005) y Lewis et al. (2006). Por otra parte, la explotación irracional del bosque sin un estudio y planificación previa ha favorecido el deterioro de los mismos (Karlin y Bernasconi, 2005). Esta situación ha llevado a que, en la actualidad, sólo queden relictos de estos espacios en el Espinal de Santa Fe, los cuales se encuentran en su mayoría asociados a cursos de agua, ya que la agricultura ha avanzado sobre los lugares con las mejores condiciones para su desarrollo (Lewis et al., 2006; SMADES, 2007).
Uno de estos relictos se encuentra en la localidad de Sa Pereira (Santa Fe, Argentina), el cual, si bien muestra indicios de intervención del hombre, presenta aún rasgos característicos de los bosques del Espinal Periestépico (Lewis et al., 2006). Actualmente, el principal uso que se le da al bosque es el aprovechamiento del forraje por parte del ganado bovino desde marzo/abril hasta septiembre/octubre; eventualmente se extrae leña y frecuentemente se instalan apiarios para la producción de miel. Entre 1995 y 2000 se realizó una limpieza de unas 20 hectáreas sobre el límite sur del bosque, mediante tala rasa, de las cuales una parte se mantuvo limpia para destinar a agricultura, y otra parte permaneció sin intervenciones posteriores, donde se dio la regeneración natural.
El desafío que se plantea al sector productivo es el de utilizar los ecosistemas sin desencadenar cambios en la vegetación que alteren la capacidad de producción y de provisión de servicios ecológicos en forma irreversible, para lo cual es necesario conocer el estado de los bosques (Karlin y Bernasconi, 2005). Por ello el objetivo del presente trabajo es evaluar un algarrobal del Espinal del centro de la provincia de Santa Fe, utilizando el inventario como herramienta para generar información que permita describir cuantitativa y cualitativamente el estado actual de la vegetación arbórea y arbustiva. La información generada servirá de insumo para priorizar y direccionar las intervenciones futuras de este relicto de bosque compatibilizando tanto su aprovechamiento como su conservación a lo largo del tiempo.
2. MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio se realizó en un relicto de bosque nativo de 100 ha que pertenece a la Escuela de Educación Técnica Nº 299 “Carlos Sylvestre Begnis”, Sa Pereira (Santa Fe); se ubica 31° 34’ latitud S y 61° 22’ longitud O, a 54 m s.n.m.; su principal vía de acceso es la ruta nacional Nº 19. El tipo de clima para esta zona según Köppen es C w a (Castillo y Sentis, 2001). En la zona existen amplios sectores con dominio de suelos con severas limitaciones por drenaje, Natracualfes y Natralboles (INTA, 1991).
En base a imágenes satelitales se observó que el bosque analizado muestra diferencias en su vegetación arbórea, por lo que se delimitaron cuatro unidades ambientales (A, B, C y D) (Figura 1). En cada una de estas unidades se procedió al muestreo en forma sistemática con parcelas de 10 m por 100 m (1.000 m2) sobre un transecto base (PIARFON, 2005) y un tamaño de muestra del 2 %, ya que se trató de un inventario diagnóstico; la distancia entre parcelas sucesivas fue de 100 m.
Para realizar el inventario del estrato arbóreo se registraron, en cada parcela, todos los árboles con el diámetro a la altura del pecho (DAP) igual o mayor a 10 cm. Se midieron además las siguientes variables cuantitativas: altura total del árbol (m), mediante clinómetro Suunto (Type: PM-5/360 PC); altura de fuste (m), medida hasta la primera ramificación importante; circunferencia (cm) medida con cinta métrica a partir de la cual se calculó el DAP (cm). En base a estos datos se estimó para cada unidad ambiental y para el total: número de árboles por ha, distribución diamétrica (cm) y área basal (m2/ha). Las variables cualitativas relevadas fueron: rectitud del fuste, el cual se calificó como recto (1), torcido (2), muy torcido (3); estado sanitario de cada árbol, que se calificó como sano (S); enfermo (E); muy enfermo (Me); posición sociológica del árbol según fuera dominante (Dte), codominante (Cod) o dominado (Ddo); y vitalidad de la copa, calificada como buena (B), regular (R) o mala (M).
Las variables medidas en las unidades ambientales se contrastaron mediante un análisis de varianza y una prueba de Tukey con un nivel de confianza del 95 % (P < 0,05), utilizando el programa estadístico InfoStat® (Di Rienzo et al., 2008).
Para realizar el inventario del estrato arbustivo se determinó las especies presentes y cantidad de arbustos según la siguiente escala: (1) arbustos dispersos, (2) arbustal abierto, (3) arbustal semiabierto, (4) arbustal semicerrado y (5) arbustal cerrado.
3. RESULTADOS
a. Estrato arbóreo
La especie más frecuente fue el Prosopis alba Griseb. (algarrobo blanco), seguido por Acacia caven (Molina) Molina (aromito), Celtis tala Gilles ex Planch. (tala) y Geoffroea decorticans (Guillies ex Hook. et Arn.) Burkart (chañar). Otras especies nativas presentes en menor proporción fueron: Parkinsonia aculeata L. (cina-cina), Prosopis affinis Spreng. (ñandubay) y Sapium haematospermum Müll. Arg. (curupí). Se observaron además, especies exóticas tales como Melia azedarach L. (paraíso), Morus nigra L. (mora) y Ligustrum lucidum Ait (ligustro). En la unidad A las especies más abundantes fueron algarrobo y tala; en la unidad B, aromito, algarrobo y chañar; en la unidad C, chañar, algarrobo y tala; y en la unidad D, algarrobo y aromito, tal como se observa en la Tabla 1.
Prosopis alba fue la especie que más aportó al área basal en cada una de las unidades; y la que presentó el mayor número de individuos y área basal para todo el bosque (Tabla 1). El aumento del área basal no se correlacionó en todos los casos con la frecuencia de las especies, como se observó en la unidad C, donde P. alba aportó casi el 60 % al área basal, mientras que la frecuencia no alcanzó el 30 %, lo que muestra la presencia de pocos algarrobos pero de grandes diámetros. En la misma unidad, G. decorticans aportó solo el 23 % del área basal, a pesar de encontrarse en gran número (mayor al 45 %), valores que muestran la presencia de muchos individuos de diámetro pequeño (Tabla 1).
En las celdas el primer número corresponde a la frecuencia de especies (%) y el valor entre paréntesis corresponde al aporte al área basal (m2/ha).
El área basal presentó el mayor valor en la unidad A. En la unidad C se observó la menor densidad de árboles. La unidad D presentó la mayor densidad de árboles, los cuales resultaron en su mayoría codominantes y con vitalidad de copa buena; además, en esta unidad, más del 50 % de los árboles mostraron estado sanitario sano. Los árboles muertos fueron más frecuentes en la unidad A; lo cual coincidió con la mayor proporción de árboles dominados y con vitalidad de copa mala con respecto al resto de las unidades. Menos del 20 % de los árboles presentó fuste recto, resultando mayormente torcidos (Tabla 2).
El bosque en general y las unidades en particular, exhibieron una estructura irregular, disminuyendo la proporción de individuos al aumentar las clases diamétricas. La mayor frecuencia de clase diamétrica estuvo comprendida entre 10-15 cm; mientras que sobre la superficie total, el 94% de los árboles presentó diámetro menor a 25 cm (Tabla 2). Las distintas unidades mostraron diferencias estadísticamente significativas en los diámetros medios (Tabla 3), resultando la unidad A la que presentó el mayor diámetro promedio.
Las unidades A y C mostraron los mayores valores de altura media de árbol (Tabla 3), sin mostrar diferencias significativas (Tabla 3). Las unidades A y C con mayor altura media de árbol coincidieron con las formaciones boscosas más maduras del predio y con una alta participación de chañar y tala, especies que presentaron mayor altura media (6,3 y 6,6 m respectivamente). Por otra parte, las unidades B y D mostraron menor altura media y alta proporción de algarrobo y aromito, para las cuales la altura media fue de 5,8 y 4,7 m respectivamente.
No se encontraron diferencias estadísticamente significativas para la variable altura media de fuste entre las unidades B y D, y entre las unidades A y C, pero las diferencias fueron significativas entre aquellas y éstas (Tabla 3). Las unidades B y D, con altura media de fuste más baja coincidió con la mayor abundancia en dichas unidades de A. caven y P. alba, con ramificaciones a menor altura, presentando 1,55 y 1,90 fustes promedio por árbol para algarrobo y aromito respectivamente. Por el contrario en las unidades A y C tomaron mayor participación especies como chañar y tala, que ramificaron a mayor altura, por ejemplo en el total de árboles muestreados, el chañar presentó en promedio 1,09 fustes por árbol y el tala 1,22.
En toda la superficie, el 33 % de los individuos muestreados se encontraron sanos; este resultado muestra que dos tercios de la población presentó estado sanitario enfermo o muy enfermo. El 16% de los árboles mostraron calidad de fuste óptima, siendo rectos y estando libres de enfermedades; sin embargo más del 75 % de los árboles tuvieron fuste torcido o muy torcido. Por otra parte, el inventario mostró que casi el 60 % de los árboles presentó vitalidad de copa regula o mala (Tabla 2). No obstante se observaron árboles con buenas características sanitarias y forestales; alrededor del 11 % de los árboles en la unidad A, B y C; y el 25 % en la unidad D, exhibieron calidad de fuste recto y sano (Tabla 2). En la unidad D el estado sanitario de los fustes fue en general muy bueno (menos del 4 % con afecciones sanitarias severas), concordando con una población de individuos jóvenes (Tabla 2).
Referencias: Posición sociológica del árbol: Cod. codominante; Ddo. dominado; Dte. dominante. Vitalidad de la copa: b. buena; m. mala; r. regular. Rectitud del fuste: 1. recto; 2. torcido y 3 muy torcido. Estado sanitario: E. enfermo; Me. muy enfermo; S. sano.
b. Estrato arbustivo
Las especies más frecuentes fueron Acacia praecox Griseb. (garabato), Grabowskia duplicata Arn. (tala de burro) y Heimia salicifolia (Kunth) Link (quiebra arado), En la unidad A el estrato arbustivo se presentó disperso en algunos sectores y abierto en otros. La unidad B se encontró desprovista de arbustos. En la unidad C se encontraron distintas formaciones, desde zonas con arbustos aislados, hasta arbustales semicerrados. En la unidad D se observó solo algunas zonas de arbustos aislados.
4. DISCUSIÓN
a. Estrato arbóreo
Las especies con mayor frecuencia dentro del relicto de bosque estudiado fueron algarrobo, aromito, tala y chañar; estas especies son comunes en la subregión del Algarrobo. Ella, abarca las llanuras del centro de Córdoba, parte de Santa Fe y San Luis, y en donde la comunidad clímax del bosque está formada por algarrobo negro, algarrobo blanco, chañar y tala, entre otras (Atlas de los Bosques Nativos Argentinos, 2003; Lewis et al., 2006). Además, se observaron otras especies nativas en menor proporción, como cina-cina y ñandubay, las cuales no son mencionadas por Lewis et al. (2006) para bosques del Espinal.
En el bosque en estudio las especies exóticas encontradas fueron mora, ligustro y paraíso, todas ellas en baja frecuencia; no obstante, se debe tener en cuenta la observación que realiza Lewis et al. (2004). quienes advierten sobre la invasión o proliferación de especies exóticas en bosques del Espinal, las cuales contribuyen a la pérdida de los rasgos característicos de estos relictos de bosques, y en algunos casos, hasta el remplazo.
En el presente estudio se pudo constatar que la estructura del bosque es irregular, es decir, con mayor frecuencia de árboles de menor diámetro; este tipo de estructura irregular es común en bosques del Espinal (PIARFON, 2005). Grulke et al. (2007) coinciden en que esta es la estructura típica de los bosques chaqueños, aunque señalan excepciones en rodales dominados fuertemente por una especie, donde la estructura es considerada como regular.
El área basal constituye una medida de densidad del bosque, refleja la cantidad de árboles y su tamaño, y es un buen índice del volumen relativo de madera (Wadsworth, 2000). El bosque en estudio presenta un área basal promedio de 12 m2/ha, con parcelas que superaron los 16 (m2/ha), similar a los valores observados por Burkart (1996) en el Espinal Entrerriano, los cuales se encuentran entre 6 y 12 m2/ha. Por otra parte, el valor de área basal observado es algo mayor al señalado por Simón et al. (2003), quienes encontraron para un algarrobal de la Cuña Boscosa Santafesina que su área basal fue de 8,3 m2/ha. Por su parte Lewis et al. (2006) citan valores mayores para bosques cercanos a Coronda, alrededor de 25 m2/ha, aunque este valor incluye a todos los individuos con DAP mayor a 1 cm, lo cual puede explicar la gran diferencia con el valor de área basal encontrado en este trabajo.
La mayor parte de los árboles mostraron condiciones defectuosas, con vitalidad de copa regular o mala, fustes torcidos y enfermos. Estas características pueden deberse a que en estos bosques se ha realizado una extracción selectiva de individuos sanos y rectos, lo cual, sumado a las escasas o nulas acciones de intervención para el mejoramiento de los mismos, ha dado como resultado un bosque empobrecido. Históricamente la región del Espinal se caracterizó por una extracción forestal desmedida y sin ningún tipo de planificación, lo que llevó a que en la actualidad no se disponga de suficientes ejemplares con fustes de calidad (Karlin y Bernasconi, 2005; Lewis et al., 2006). Según Sabattini et al. (2002), no es sorprendente que algunos montes del Espinal con especies de alto valor, como el algarrobo, llegaran al riesgo de extinción como tipos forestales de importancia y como ecosistemas únicos.
Muchos de los algarrobos que se observaron con mal estado sanitario, torcidos o decrépitos, se encontraron en posición sociológica como dominados, especialmente por tala; esta situación fue observada principalmente en la unidad A. Esta apreciación es análoga a la realizada en otros bosques del Espinal por Lewis et al. (2006), quienes señalan la escasa regeneración de algarrobo y su inminente reemplazo por tala.
La mayor altura promedio de fuste (1,56m) se observó en la unidad A, no obstante, esta altura no es suficiente para la obtención de fustes maderables. Bender (2016) encontró en un algarrobal de la provincia de Santa Fe, que la altura de fuste promedio fue de 1,92 m, y menciona que la altura de fuste puede estar determinada por la extracción permanente de ramas basales con fines de carpintería menor, manejo del ganado, tendido de alambrados, limpieza para el paso de maquinaria agrícola y apertura de caminos internos dentro del monte. Por otra parte, Palacios y Brizuela (2005) atribuyen a que la extracción de ramas en bosques de algarrobo se realiza con diferentes fines, principalmente como leña. Debe tenerse en cuenta que la extracción de ramas de árboles del monte nativo sin la debida planificación y que carece de manejo silvícola, no asegura la obtención de un fuste adecuado (Bender, 2016).
b. Estrato arbustivo
Las dos especies arbustivas más frecuentes, A. praecox (garabato) y G. duplicata (tala de burro) fueron mencionadas por diversos autores. Pensiero et al. (2005), indican que la presencia de A. praecox es mayor en aquellos bosques que han sido muy alterados por el hombre, comportándose en esos casos como planta invasora. Lewis et al. (2006) observaron G. duplicata en el estrato arbustivo de bosques del Espinal; estos autores encontraron además situaciones donde este estrato es virtualmente inexistente, pasando por un estado discontinuo hasta sectores más densos con arbustos de hasta 1,5 m de altura.
5. CONCLUSIONES
La evaluación de la vegetación leñosa de este relicto de bosque a partir del inventario forestal fue el paso inicial y fundamental para conocer el estado actual del bosque. Estos fragmentos de bosques con predominio de Prosopis revisten gran importancia ecológica, económica y social resultando fundamental su estudio y conservación. El inventario diferenciando unidades ambientales permitió establecer cuatro porciones de bosque con características particulares, lo que facilitará un abordaje específico priorizando las futuras intervenciones.
Con la información generada será posible enunciar pautas de manejo que tiendan a preservar los suelos y la vegetación, manteniendo o mejorando la capacidad de producción de bienes y servicios que ofrece el bosque. Es preciso que los tratamientos estén dirigidos a mejorar la calidad y sanidad de los árboles y a mantener la identidad del bosque. Mediante podas y raleos se podría: extraer árboles y ramas muertas, controlar especies exóticas y arbustales semicerrados, mejorar el crecimiento individual y de la masa, sanear los pies remanentes, favorecer la regeneración natural y asegurar así la perpetuidad de este relicto de bosque del Espinal Santafesino.