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Revista argentina de endocrinología y metabolismo

versión On-line ISSN 1851-3034

Rev. argent. endocrinol. metab. v.44 n.3 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./sep. 2007

 

Mesa 1:
Tiroideopatías y embarazo
*

Marcos Abalovich, Alicia Gauna, Silvia Gutiérrez, Paula Mereshian, María del Carmen Silva Croome, (en representación del Panel de Expertos).

*Segundo Consenso Argentino sobre patologías endocrinológicas. Buenos Aires, 10 al 12 de agosto de 2007.
Endocrinopatías y embarazo

Coordinador: Dra. Paula Mereshian

Panel de expertos:
Marcos Abalovich, Buenos Aires
Darío Bruera, Córdoba
Alberto Chervin, Buenos Aires
Cristina Faingold, Buenos Aires
Alicia Gauna, Buenos Aires
Liliana Glatstein, Córdoba
Silvia Gutiérrez, Buenos Aires
Silvia de Lapertosa, Corrientes
Paula Mereshian, Córdoba
Ma. del Carmen Silva Croome, Buenos Aires
Ma. Elena Surraco, Córdoba
Marcelo Vitale, Buenos Aires

Introducción
Para cubrir las necesidades fisiológicas durante el embarazo, la tiroides debe incrementar su producción hormonal entre 40 y 100%. Es necesario que la glándula se adapte a un nuevo equilibrio que suele alcanzar sin dificultad en áreas iodo suficientes; sin embargo, ésto no ocurre cuando la producción hormonal se halla limitada tal como se observa en áreas con deficiencia de iodo moderada o severa o cuando la existencia de autoinmunidad tiroidea (AIT) condiciona la disminución de la reserva hormonal. En estas circunstancias pueden originarse diversos grados de hipotiroidismo con la consiguiente repercusión sobre la madre y el feto o el neonato.
Por su parte, también genera incertidumbre la presencia de AIT y de hipotiroxinemia aislada en el 1er. trimestre de gesta de mujeres probadamente eutiroideas (con TSH normal)

En este consenso, nos abocamos a considerar los siguientes aspectos:

Sección 1- Autoinmunidad tiroidea y embarazo
1.a) Efectos obstétricos y fetales de la autoinmunidad tiroidea materna
1.b) Riesgo de aborto - abortos recurrentes. Causalidad vs. asociación
1.c) Autoinmunidad tiroidea y fertilización in vitro
1.d) Utilidad de la T4

Sección 2- Valoración de función tiroidea en embarazadas
2.a) Hipotiroidismo gestacional: Consecuencias obstétricas y fetales
2.b) Diagnóstico, tratamiento y seguimiento
2.c) Hipotiroxinemia aislada
2.d) Screening universal versus identificación de grupos de riesgo

Sección 1- Autoinmunidad tiroidea y embarazo

1-a) Efectos obstétricos y fetales de la autoinmunidad tiroidea materna
La repercusión obstétrica de AIT está asociada a mayor índice de abortos, abortos recurrentes y prematurez.
Si como consecuencia de la AIT la madre desarrollara hipotiroidismo en etapas tempranas de la gestación, podría verse afectado el normal desarrollo neurológico fetal (ver sección 2: Hipotiroidismo). Al respecto, Glinoer y col. (1) demostraron en mujeres embarazadas con aTPO + que el 40% de las mismas tuvieron TSH por encima de 3mU/L y el 16% por encima de 4 mU/L al final del embarazo.
Es necesario, también, señalar la importancia del seguimiento posparto de las pacientes con AIT por la posibilidad de que las mismas desarrollen tiroiditis posparto mostrando diversos grados y tipos de disfunción tiroidea (hipertiroidismo y/o hipotiroidismo clínico o subclínico).
En cuanto al feto, aunque existe pasaje transplacentario de los aTPO, no hay evidencias de que ejerzan efectos deletéreos sobre la tiroides fetal.

1.b) Riesgo de aborto - abortos recurrentes. Causalidad vs. asociación
Existe numerosa evidencia que vincula la AIT con mayor riesgo de abortos en el primer trimestre.
Prummel y col. (2) recopilaron en un metanálisis una serie de publicaciones que muestran el índice de abortos en mujeres con AIT versus controles sin AIT. Éstos son presentados en la Tabla 1.

Tabla 1. ABORTOS EN MUJERES EMBARAZADAS CON ANTICUERPOS POSITIVOS (aTPO +) Y NEGATIVOS (aTPO -)

Asimismo, pacientes con aborto recurrente muestran mayor prevalencia de anticuerpos positivos que mujeres con fertilidad probada tomadas como grupo control. Ello se observa en la Tabla 2.

Tabla 2. ANTICUERPOS ANTITIROIDEOS EN MUJERES CON ABORTO RECURRENTE (RA)

Diversas hipótesis fueron expuestas para explicar esta asociación:
- Los aTPO serían marcadores de un desorden autoinmune generalizado contra la unidad fetoplacentaria.
- Los aTPO expresarían una leve disminución de la función tiroidea. En relación con ello se han detectado niveles mayores de TSH en mujeres eutiroideas que presentan AIT versus aquellas con anticuerpos negativos.
Asimismo, en nuestro medio, la prueba de TRH ha resultado de utilidad para diagnosticar grados mínimos de hipotiroidismo subclínico en pacientes infértiles.
- Microquimerismo fetal
- Se ha observado en algunas series que las mujeres con AIT son de mayor edad, y la edad per se representa un factor de riesgo independiente para abortar.

1.c) Autoinmunidad y técnicas de fertilización asistida
Existen pocos estudios que examinaron logro de embarazo y tasa de abortos en pacientes infértiles sometidas a técnicas de reproducción asistida en relación a la presencia de AIT y los resultados son controvertidos (3,4).
Muchos de estos trabajos no consideraron otras posibles causas de abortos y las técnicas aplicadas fueron diferentes.
De la escasa experiencia existente, parece existir un vínculo entre AIT y peor pronóstico en los resultados de fertilización asistida, aunque no existe consenso en tal sentido.

1.d) Utilidad de la T4
Al momento sólo 3 trabajos, no homologables, evaluaron el tratamiento con levotiroxina (LT4) en mujeres eutiroideas con AIT. Dos de ellos encontraron resultados alentadores. Vaquero y col. (5) en una serie con limitado número de mujeres, demostraron en un estudio prospectivo, el efecto benéfico de la administración de LT4 en abortadoras habituales.
Negro y col. (6) reportaron que en mujeres sometidas a fertilización asistida, la tasa de abortos fue menor en las infértiles eutiroideas con AIT a quienes se administró LT4 (33 %) que en aquellas no tratadas (52 %), aunque el resultado no alcanzó significación estadística.
Recientemente Negro y col. (7) administraron LT4 a 57 mujeres eutiroideas con AIT comparando los resultados de la intervención con los obtenidos en 58 mujeres con AIT las cuales no recibieron tratamiento y con 869 mujeres sin AIT que conformaron el grupo control. Las pacientes tratadas con LT4 presentaron menor frecuencia de abortos y de prematurez que aquellas con AIT sin tratamiento.

Este panel considera QUE SE HALLA PROBADA la asociación entre autoinmunidad tiroidea y riesgo de aborto, pero no puede concluir en cuanto a la utilidad de tratamiento con LT4 en pacientes con anticuerpos positivos y eutiroidismo debidamente corroborado (reiteradas TSH basales, prueba de TRH).
Ante una TSH normal con AIT+, el seguimiento deberá efectuarse durante todo el embarazo por la posibilidad de que sobrevenga un hipotiroidismo. Se sugiere que una de las evaluaciones se realice durante el pico secretorio de hCG (semana 10- 12).

Sección 2- Valoración de función tiroidea en embarazadas

2 a) Hipotiroidismo gestacional: Consecuencias obstétricas y fetales.
Obstétricas:
Existen numerosas evidencias de complicaciones obstétricas tempranas y tardías en el hipotiroidismo: aumentada prevalencia de aborto, anemia, HTA gestacional, abrupto placentario, rotura prematura de membranas y hemorragias posparto (8,9). Estas complicaciones son más frecuentes en el hipotiroidismo clínico que en el subclínico, pero dada la mayor prevalencia de este último las complicaciones adquieren relevancia (10). Son prevenibles mediante el reemplazo hormonal.
Fetales:
El hipotiroidismo materno no tratado está asociado con un efecto adverso sobre el feto y el neonato: parto prematuro, bajo peso al nacer, distress respiratorio, mayor prevalencia de muerte fetal y perinatal. Esto es más frecuente en el hipotiroidismo clínico (9) que en el subclínico en el que destacan mayor número de abortos, partos pretérmino, desprendimiento placentario y admisiones en Unidad de Cuidados Intensivos (8-11).

2.b) Diagnóstico, tratamiento y seguimiento
El diagnóstico de hipotiroidismo primario en el embarazo, se realiza, fundamentalmente, en base a niveles elevados de TSH; la T4L hallada definirá si se trata de un hipotiroidismo clínico o subclínico. Los valores séricos de TSH varían durante la gesta, siendo influenciados por la actividad tirotrófica de la gonadotropina coriónica (HCG), que estimula per se la secreción de T4, en especial a fines del primer trimestre. Ello hace que los valores más bajos de TSH se alcancen en las últimas semanas del primer trimestre y vayan ascendiendo levemente a lo largo del embarazo (12). Ésto implica que los mismos deben adecuarse a rangos de referencia para cada trimestre. Se ha descripto que el percentilo 97.5 en la 1ª mitad de los embarazos normales ronda las 2.5 mUI/ L y entre 3.1 y 3.5 durante el resto de la gesta (13). Benhadi y col. (14) analizaron los niveles de TSH en 3164 embarazadas pertenecientes a 4 etnias (holandesa, surinamita, turca y marroquí) antes de la 14ª y entre la 14ª y 27ª semana de gesta. La prevalencia de aTPO (5.7 %) no evidenció diferencia estadística entre las etnias, resultando las medianas de TSH, estadísticamente superiores en las holandesas que en las restantes. El 97.5 percentilo de TSH antes de la 14ª semana de gesta osciló entre 2.48 y 2.96 mUI/l mientras que laT4L no mostró diferencias estadísticamente significativas. Por su parte Stricker y col. en un trabajo suizo aún no publicado pero comunicado en el American Association for Clinical Chemistry Annual Meeting de 2006, presentaron los datos de TSH y otros analitos, obtenidos en 2273 embarazadas. Excluyeron las muestras aTPO y/o aTg + (aproximadamente 20 %) y establecieron los rangos de normalidad según lapsos de 3 semanas. El 97.5 percentilo de TSH en 1er el trimestre resultó de 2.84 mUI/l (2.75 en el pico de HCG) y prácticamente no superó 3.0 mUI/l en el resto de la gesta. No obstante, en una serie de 104 pacientes de la ciudad de Córdoba, en primer trimestre de embarazo con aTPO negativos, el percentilo 97.5 de TSH fue más elevado (3.6 mUI/l ) que los descriptos anteriormente para dicho trimestre, lo que ejemplifica la relevancia de contar con datos correspondientes a las diferentes poblaciones.

Este panel considera:
Hipotiroideas a las pacientes que con o sin síntomas presenten TSH > a 2 DS de la media correspondiente a cada trimestre.
No recomendamos usar el rango superior de referencia de no embarazadas porque de ese modo se perdería de diagnosticar el 28% de los hipotiroidismos (12).
Recalcamos la importancia de establecer los rangos normales por trimestre y por región.
En ausencia de valores propios, este panel recomienda remitirse a los estudios poblacionales (12-14).
Recomendamos considerar la posibilidad de hipotiroidismo subclínico cuando se presenta una TSH mayor a 2.5 mUI/l en el 1er. trimestre y mayor de 3 mUI/l en 2º y 3r. trimestre con T4 libre normal.

Tratamiento y seguimiento:
Este panel considera que:
Ante el diagnóstico de hipotiroidismo durante el embarazo, deben normalizarse rápidamente los valores de los tests de función tiroidea. El tratamiento debe ser sólo con LT4 a dosis plena (2 a 2.4 ug/kg de peso/día o entre 100 y 200 ug/d.)
En la mayoría de las mujeres que reciben tratamiento con LT4 previo a la concepción, se debe incrementar la dosis, entre un 25 % y un 50 % de acuerdo a la severidad del hipotiroidismo, vinculado a su etiología (15). Ello debe ser implementado tempranamente durante le gestación en la mayoría de ellas, pero se ha estimado que un 35 % que no requirió aumentos iniciales lo necesitó en el 2º trimestre y un porcentaje menor en el tercero. En caso de no contar con un rápido resultado de TSH, recomendamos incrementar la dosis de LT4 en un 25 a 50 % tan pronto se tome conocimiento del embarazo.
No se debe suspender la LT4 en ninguna paciente que se embarace bajo tratamiento aún cuando el diagnóstico de hipotiroidismo sea incierto
Mujeres que reciben suplementos con Calcio, Fe, antiácidos y alimentos ricos en fibras y/o soja deben alejar su ingesta al menos 4 horas de la toma de LT4.
Sugerimos que toda embarazada, independientemente de su estado funcional tiroideo, reciba un aporte alimentario de yodo de al menos 250 mcg/día sin superar 500mcg.
Los tests de función tiroidea (T4L y TSH) deben repetirse mensualmente hasta alcanzar la normalidad y luego cada 6 a 8 semanas.
El valor deseable de TSH a lograr sería cercano al percentilo 50 y siempre menor al límite superior para el trimestre y el deT4 L mayor al percentilo 10 para el método empleado (ver diagnóstico) (ver hipotiroxinemia aislada).

2.c) Hipotiroxinemia aislada
Se define como hipotiroxinemia aislada la presencia de una T4L por debajo del percentilo 10 (0.94 a 1.1 ng/dL) con TSH normal en el 1er trimestre. Existe evidencia que la hipotiroxinemia materna en el 1er trimestre puede repercutir sobre el desarrollo psiconeurointelectual del niño (16), no habiéndose observado complicaciones obstétricas ni perinatales en esta situación (11). Un solo trabajo ha demostrado que el tratamiento con LT4 en embarazadas hipotiroxinémicas permite lograr un desarrollo neurointelectual normal en la descendencia (17).
Dado que el rango T4 sérica se ve modificado durante el embarazo por el incremento que sufre la globulina que une a tiroxina (TBG) inducido por la hiperestrogenemia, su medición ha sido reemplazada por la de T4L. Sin embargo, esta determinación es método-dependiente y trimestre-dependiente y, también, se ve afectada por el aumento de TBG y la hipoalbuminemia del embarazo. Por esto, algunos autores (18) han sugerido utilizar el rango normal de T4 total de no embarazadas corregido por 1.5, desde el final del 1er. trimestre o el índice de T4 L, aunque al momento actual no existe consenso al respecto.

Recomendamos ser cautelosos en la interpretación de T4L y que cada laboratorio establezca sus rangos de referencia para cada trimestre de embarazo, dado que es método-dependiente. Ante la falta de valores propios recomendamos tratar de alcanzar valores de T4L >1 ng/dL en el 1er. trimestre para evitar la hipotiroxinemia.

2.d) Screening universal vs. identificación de grupos de riesgo
Las condiciones que debe reunir una patología para requerir screening son:
- Que su frecuencia lo amerite.
- Que las consecuencias que provoque sean significativas.
- Que los tests para detectarla sean accesibles, confiables, precisos y económicos.
- Que la intervención sea efectiva para evitar o corregir las complicaciones.
El hipotiroidismo cumple con estos criterios. No obstante aún se discute si en el embarazo debe realizarse un screening universal o sólo debe efectuarse en grupos de alto riesgo.

Consideramos mujeres en riesgo: aquellas con antecedentes personales o familiares de tiroideopatías o autoinmunidad tiroidea o extratiroidea, con enfermedad tiroidea actual, que viven en áreas con yodo deficiencia, infértiles y abortadoras recurrentes, que van a procedimientos de reproducción asistida, mayores de 35 años embarazadas o con deseos de fertilidad y con historia de radioterapia en cuello.
Sin embargo, una reciente publicación ha demostrado que si sólo se evaluaran mujeres embarazadas pertenecientes a grupos de riesgo, el 30 % de las hipotiroideas quedarían sin ser diagnosticadas (19).

Este panel considera que el screening con TSH debería ser universal en embarazadas y, previo a la concepción, en mujeres que planean embarazo.
Hasta el presente, no hay evidencias suficientes que avalen la determinación de aTPO como screening universal. No obstante, identificar a las portadoras de AIT sería de utilidad para intensificar el seguimiento durante el embarazo y el posparto (20).

Bibliografía de la Sección 1

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