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Revista argentina de endocrinología y metabolismo

On-line version ISSN 1851-3034

Rev. argent. endocrinol. metab. vol.51 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires June 2014

 

CONSENSO

Consenso intersocietario* sobre tratamiento y seguimiento de pacientes con cáncer diferenciado de tiroides

Inter Society Consensus for the Management of Patients with Differentiated Thyroid Cancer

 

Pitoia F 1, Califano I 2, Vázquez A3, Faure E4, Gauna A5, Orlandi A6, Vanelli A7, Novelli JL8, Mollerach A9, Fadel A10, San Martín A11, Figari M 12, Cabezón C 9

1División Endocrinología, Hospital de Clínicas José de San Martín - Universidad de Buenos Aires; 2Servicio de Endocrinología, Instituto de Oncología AH Roffo - Universidad de Buenos Aires; 3División Endocrinología, Hospital C. G. Durand, Buenos Aires; 4Servicio de Endocrinología, Complejo Médico Churruca-Visca, Buenos Aires. 5División Endocrinología, Hospital J.M. Ramos Mejía, Buenos Aires, 6Unidad Endocrinología, Hospital Dr. T. Álvarez, Buenos Aires; 7Casa Hospital San Juan de Dios, Buenos Aires; 8Centro de Tiroides, Rosario; 9Servicio de Endocrinología, Metabolismo y Medicina Nuclear del Hospital Italiano de Buenos Aires; 10Servicio de Medicina Nuclear, Hospital C. G. Durand, Buenos Aires; 11Argus Diagnóstico Médico; 12Sección Cabeza y Cuello, Servicio de Cirugía General, Hospital Italiano de Buenos Aires
*Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (SAEM), Asociación Argentina de Cirugía de Cabeza y Cuello (AACCyC), Asociación Argentina de Biología y Medicina Nuclear (AABYMN)

Correspondencia: Fabián Pitoia, Hospital de Clínicas José de San Martín, Córdoba 2351, 1424, CABA.
E-mail:fpitoia@intramed.net
 

Recibido: 03-04-2014
Aceptado: 10-04-2014


RESUMEN

La incidencia del cáncer diferenciado de tiroides se incrementó exponencialmente en todo el mundo. Aunque estos tumores presentan un pronóstico excelente, se produjeron múltiples cambios en el enfoque terapéutico y de seguimiento en los últimos años. Esta situación, vinculada principalmente con la estadificación por riesgos de recurrencia de la enfermedad, determinó la necesidad de generar un consenso entre representantes de las 3 sociedades argentinas que habitualmente se encuentran involucradas en el manejo de estos pacientes, (Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo, Asociación Argentina de Cirugía de Cabeza y Cuello y Asociación Argentina de Biología y Medicina Nuclear). Las recomendaciones se realizaron de acuerdo a la experiencia de los participantes y a la revisión de la literatura. Rev Argent Endocrinol Metab 52:85-118, 2014

Conflictos de interés: Pitoia F: Consultoría, Advisory Board, Speaker Genzyme-Sanofi; Consultoría, Advisory Board, Speaker, Steering Committee Bayer; Consultoría, Advisory Board, Speaker Astra Zeneca. Califano I: Speaker Genzyme-Sanofi; Consultoría, Advisory Board, Speaker AstraZeneca. Faure E: Consultoría, Advisory Board, Speaker Genzyme-Sanofi; Consultoría, Advisory Board, Speaker AstraZeneca. Gauna A: Advisory Board Genzyme-Sanofi.; Advisory Board Bayer. Mollerach A: Advisory Board Genzyme-Sanofi. Orlandi A: Advisory Board, Speaker Genzyme-Sanofi. El resto de los autores no declaran conflictos de intereses.

Palabras clave: Cáncer; Tiroides; Consenso; Recomendaciones; Argentina.

ABSTRACT

The incidence of differentiated thyroid cancer increased exponentially worldwide. Although these tumors usually have an excellent prognosis, multiple changes occurred in the therapeutic approach and follow-up in recent years. This situation, mainly related to the stratification by the risk of recurrence of the disease, made it necessary to build a consensus among representative members from the three Argentinean societies that are usually involved in the management of these patients, (Argentinean Society of Endocrinology and Metabo lism, Argentinean Association of Head and Neck Surgery and Argentinean Association of Biology and Nuclear Medicine). The recommendations were done according to personal experiences and review of bibliography. Rev Argent Endocrinol Metab 52:85-118, 2014

Conflicts of interest: Pitoia F: Consultancy, Advisory Board, Speaker Genzyme-Sanofi; Consultancy, Advisory Board, Speaker, Steering Committee Bayer; Consultancy, Advisory Board, Speaker AstraZeneca. Califano I: Speaker Genzyme-Sanofi; Consultancy, Advisory Board, Speaker AstraZeneca. Faure E: Consultancy, Advisory Board, Speaker Genzyme-Sanofi; Consultancy, Advisory Board, Speaker AstraZeneca. Gauna A: Advisory Board Genzyme-Sanofi.; Advisory Board Bayer. Mollerach A: Advisory Board Genzyme-Sanofi.Orlandi A: Advisory Board, Speaker Genzyme-Sanofi. No other financial conflicts of interest exist.

Key words: Cancer; Thyroid; Consensus; Recommendations; Argentina.


INTRODUCCIÓN

La incidencia de cáncer de tiroides aumentó exponencialmente en todo el mundo a expensas de pequeños tumores de estirpe papilar(1-5). La causa de esta tendencia no está totalmente clara, pero podría reflejar los efectos combinados de una mayor detección debido al uso rutinario de ecografía de la región cervical (y tiroidea), asociados a un mayor acceso a la salud y al nivel socioeconómico del paciente(6-8). Otros factores potencialmente vinculables a este incremento en la incidencia incluyen: el aumento en la prevalencia de obesidad e insulinorresistencia en la población(4,5,9-13), la mayor exposición a radiaciones (sobre todo la originada en procedimientos de estudios por imágenes médicos)(14), la presencia de otros carcinógenos ambientales(15), y los cambios en la dieta (mayor ingesta de iodo)(16). Sin embargo, a pesar del aumento en la incidencia, la mortalidad se mantuvo estable en las últimas tres décadas(2,17).

Los pacientes con carcinoma diferenciado de tiroides (CDT) habitualmente tienen un buen pronóstico, con una elevada sobrevida a largo plazo en comparación con otros tipos de tumores. Esta situación probablemente determinó que se continuara con el tratamiento y seguimiento convencional durante mucho tiempo, sin necesidad de realizar modificaciones sustanciales(12). En los últimos años, un cambio trascendente en la evidencia demostró la necesidad de crear un enfoque personalizado de los pacientes con CDT, por lo cual, representantes del Departamento de Tiroides de la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (SAEM), de la Asociación Argentina de Cirugía de Cabeza y Cuello (AACCyC) y de la Asociación Argentina de Biología y Medicina Nuclear (AABYMN), decidieron reunirse para discutir los aspectos más relevantes de esta entidad y elaborar recomendaciones aplicables a nuestro país, que unifiquen las conductas terapéuticas y de seguimiento para estos pacientes.

MATERIALES Y MÉTODOS

Los miembros del panel que elaboraron el consenso son especialistas en endocrinología pertenecientes por el Departamento de Tiroides de la SAEM, y representativos de varios centros de referencia para el manejo de pacientes con CDT de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Los aspectos quirúrgicos fueron discutidos con representantes de la Asociación Argentina de Cirugía de Cabeza y Cuello (AACCyC) y las situaciones que involucraron la aplicabilidad del uso de radioyodo fueron discutidas con representantes de la Asociación Argentina de Biología y Medicina Nuclear (AABYMN).

El cuestionario que guió la discusión se muestra en la Tabla I. Los encuentros presenciales tuvieron una frecuencia mensual entre los especialistas participantes (desde diciembre de 2012 hasta marzo de 2014). Antes de cada encuentro, se plantearon las preguntas a discutir y los participantes realizaron una búsqueda bibliográfica sistemática para avalar las respectivas recomendaciones.

TABLA I. Cuestionario respondido por los profesionales participantes del Consenso en relación a tratamiento y seguimiento de pacientes con cáncer diferenciado de tiroides (CDT)

De acuerdo a cada una de las discusiones se redactó una versión preliminar que fue finalmente aprobada por todos los miembros del panel antes de ser enviada para la publicación.

1) ¿Cuál es la evaluación que debe realizarse antes de indicar el tratamiento quirúrgico de la glándula tiroides con sospecha neoplásica?

a. ¿Qué determinaciones de laboratorio son útiles en la evaluación prequirúrgica?

- ¿Cuándo se debe solicitar Calcitonina?

La calcitonina (CT) es un marcador sérico de carcinoma medular de tiroides (CMT) que correlaciona con el tamaño o extensión tumoral. Existe consenso respecto a la utilidad de la CT sérica prequirúrgica en pacientes con bocio nodular y antecedentes familiares de CMT, pacientes con antecedentes de neoplasia endocrina múltiple tipo 2 o con sospecha citológica de CMT(18-21).

El hallazgo prequirúrgico de hipercalcitoninemia puede modificar el tipo de cirugía a realizar por lo que puede ser de utilidad para planificar el tratamiento quirúrgico óptimo(20,22). Sin embargo, el costo-beneficio de la determinación sistemática de CT en la población general de pacientes con nódulos de tiroides es aún dudoso(18,19,23-26).

Recomendación 1: Se sugiere determinar CT en todos los pacientes que van a ser sometidos a cirugía por patología nodular y fundamentalmente en aquellos casos de categorías citológicas III, IV y V de Bethesda). La determinación de CT en todos los pacientes con bocio nodular no seleccionados para cirugía es un tema aún en debate y no está recomendada por este panel.

- ¿Cuál es la utilidad de medir Tiroglobulina (Tg) y anticuerpos antitiroglobulina (aTg) antes de la cirugía?

La Tg es un marcador tejido específico y está presente en el suero de la mayoría de los pacientes con CDT. La Tg sérica prequirúrgica parecería correlacionar con el tamaño tumoral(27), aunque un nivel normal no excluye la presencia de CDT, por lo que su utilidad como marcador prequirúrgico no se encuentra validada(26,28).

Recomendación 2: La determinación prequirúrgica de Tg en forma sistemática no está recomendada por los participantes del consenso.

Los aTg están presentes aproximadamente en el 25 % de los pacientes con antecedentes de CDT. El conocer la existencia de aTg positivos en un paciente con CDT permite inferir que la medición de Tg en el seguimiento puede estar interferida(29-30).

Recomendación 3: La determinación de aTg ultrasensibles en la evaluación prequirúrgica se considera de relevancia para conocer la probable interferencia que tendremos en la medición de Tg en el seguimiento.

b. ¿Qué imágenes se deben solicitar en la evaluación prequirúrgica? ¿Cuándo se debe realizar la punción de ganglios antes de la cirugía?

La evaluación ecográfica del cuello debe solicitarse siempre antes de la cirugía. Debe ser realizada por personal entrenado para incrementar su sensibilidad. El carcinoma papilar, cualquiera sea su tamaño, puede presentarse al momento del diagnóstico con un 20 a un 50 % de probabilidades de metástasis en ganglios cervicales evidentes según las distintas series reportadas(31). Las características ecográficas de los ganglios que sugieren la presencia de metástasis son: cambios quísticos, calcificaciones, alteración de la vascularización, aumento del diámetro anteroposterior mayor de 5 mm y pérdida de la grasa central, con distinta sensibilidad y especificidad para cada característica. Los cambios quísticos tienen una especificidad del 100 % para diagnóstico de metástasis ganglionares(32).

La presencia de adenopatías sospechosas antes de la cirugía puede cambiar el enfoque quirúrgico inicial en un número no despreciable de pacientes(32-34). En orden de frecuencia, los compartimientos ganglionares más afectados son: nivel VI y III/IV. La ecografía en pacientes no tiroidectomizados es de menor utilidad para la evaluación del nivel VI que para los compartimientos laterales(32,33). Siempre se debe confirmar la presencia de malignidad en los ganglios sospechosos mediante el estudio citológico con eventual medición de Tg en el líquido de lavado de aguja, aunque los niveles de corte en pacientes no tiroidectomizados todavía no se encuentran claramente definidos(35-37).

Recomendación 4: Se debe indicar ecografía de partes blandas del cuello previo a la tiroidectomía en todos los pacientes con diagnóstico de CDT. Se deben evaluar compartimentos centrales y laterales del cuello, principalmente niveles VI, III y IV. El hallazgo de adenopatías sospechosas debe confirmarse citológicamente con eventual medición de Tg en el líquido de lavado de aguja.

c. ¿Cuándo se deben evaluar las cuerdas vocales antes de la cirugía?

El examen laringoscópico prequirúrgico es esencial y debe realizarse rutinariamente para detectar parálisis de cuerdas vocales. Esta situación se encuentra en alrededor del 2 % de los pacientes y en el 50-67 % de los casos son asintomáticas(38).

La parálisis recurrencial prequirúrgica puede vincularse a la extensión local de la enfermedad en un 6-10 % de los pacientes, por lo que su reconocimiento permite planificar la cirugía inicial y el eventual tratamiento adyuvante posterior de manera más adecuada(39-41).

Recomendación 5: El examen laringoscópico se recomienda en todos los pacientes que serán sometidos a cirugía tiroidea, fundamentalmente si tienen citología sospechosa o diagnóstica de CDT.

d. ¿Cuándo debe considerarse el uso de metodología adicional por imágenes y la evaluación de la vía aerodigestiva?

El empleo de otras metodologías de estudio por imágenes diferentes a la ecografía cervical antes de la cirugía tiroidea está reservado para aquellos pacientes en los que exista la sospecha de enfermedad localmente avanzada o diseminada. Son indicaciones precisas: a) tumores mayores de 4 cm, b) sintomatología de compromiso local (tos, disnea, estridor, hemoptisis, disfonía, etc.), c) parálisis de cuerdas vocales, y/o d) presencia de metástasis sistémicas confirmadas de carcinoma tiroideo. Las imágenes habitualmente solicitadas para evaluar a un paciente con compromiso local son la tomografía axial computada (TAC) con contraste yodado (en lo posible hidrosoluble no iónico) y la resonancia magnética nuclear con contraste (RMN). En el caso de sospecha de enfermedad diseminada puede indicarse la realización de una tomografia por emisión de positrones con 18Flúor-Desoxi-Glucosa (18FDG PET/CT), conociendo las limitaciones respecto de la especificidad del método(20,23,26,27,42). Los estudios endoscópicos (broncoscopía o esofagoscopía) se deben solicitar cuando sea necesario descartar invasión endoluminal de la vía aerodigestiva para poder planificar adecuadamente el procedimiento quirúrgico a realizar, así como el tratamiento adyuvante posterior(42).

Recomendación 6: La implementación de estudios por imágenes adicionales (TAC, RMN, 18FDG PET/TC y de estudios endoscópicos) tiene indicación en la evaluación prequirúrgica de pacientes con evidencia clínica o radiográfica de enfermedad local avanzada o de metástasis a distancia.

e. ¿Cuál es la utilidad de la biología molecular en nódulos con diagnóstico citológico de Categoría III, IV y V de Bethesda?

En los pacientes con citología indeterminada (Categoría III y IV de Bethesda) el riesgo de malignidad asciende al 30 % y en la citología sospechosa de malignidad (Categoría V de Bethesda) el riesgo de malignidad se encuentra entre el 50-75 %(43).

Hasta el momento, en aquellos nódulos con diagnóstico citológico de atipía de significado incierto o lesión folicular de significado incierto (Categoría III) se recomienda la repunción para definir conducta. En el caso de lesiones foliculares/sospecha de neoplasia folicular o citología sospechosa de malignidad (Categoría IV y V), la recomendación de distintos autores es la hemitiroidectomía diagnóstica. Este tipo de cirugía puede ser innecesaria en los casos benignos, e insuficiente en aquellos con diagnóstico de carcinoma.

En las últimas décadas fueron investigados distintos marcadores moleculares para mejorar la sensibilidad y especificidad de las muestras con citología indeterminada y así diferenciar los nódulos benignos de malignos, con el objetivo de reducir el número de cirugías diagnósticas innecesarias y asegurar un enfoque quirúrgico adecuado en los casos de malignidad.

Las mutaciones puntuales de genes (BRAF, RAS) o rearreglos cromosómicos (RET/PTC, PAX8/PPARγ) pueden contribuir a identificar los tumores malignos (búsqueda de malignidad). Estas determinaciones tienen un elevado valor predictivo positivo en pacientes con enfermedad maligna, pero una baja sensibilidad para los pacientes con diagnóstico de citología categoría IV de Bethesda, lo que limita su utilidad en la práctica clínica en este grupo de pacientes(44,45). Se han evaluado también distintos microRNAs(46) y un nuevo clasificador de genes con el objetivo de descartar malignidad con un valor predictivo negativo (VPN) del 95 %, con una alta sensibilidad y baja especificidad. Este estudio aumenta el VPN reduciendo la probabilidad de malignidad en la Categoría IV de Bethesda de un 30 % a un 6 %(47).

Recomendación 7: Los marcadores moleculares son de utilidad para definir la naturaleza de los nódulos con citología indeterminada y permiten modificar la recomendación terapéutica en un número importante de casos.

2) ¿Cuál es la conducta quirúrgica frente al diagnóstico de las categorías citológicas de la clasificación de Bethesda IV/V/VI?

a. ¿Cuándo está aceptada la hemitiroidectomía?

Ante la presencia de citología categoría IV de Bethesda es factible realizar solamente una lobectomía, advirtiendo al paciente de las limitaciones que tiene el estudio por congelación. Esta indicación puede ser realizada en ausencia de enfermedad tiroidea contralateral, antecedentes familiares de carcinoma no medular tiroideo o exposición a radiaciones.

Frente al diagnóstico citológico de categoría V o VI de Bethesda, es aceptable realizar una lobectomía cuando se trate de un microcarcinoma intratiroideo sin compromiso capsular sospechado o evidenciado macroscópicamente y de aspecto clásico en la congelación intraoperatoria. Esta indicación podría plantearse en ausencia de patología contralateral, antecedentes familiares de carcinoma de tiroides no medular o antecedentes de exposición a radiaciones. Se debe advertir al paciente sobre la posibilidad de reoperación ante el cambio de diagnóstico en el estudio histopatológico definitivo(18, 26,48-55).

Recomendación 8: La hemitiroidectomía puede tener indicación en pacientes con citología categoría IV de Bethesda y en aquellos con diagnóstico de microcarcinoma intratiroideo sin antecedentes de radioterapia externa o carcinoma tiroideo no medular familiar y en ausencia de patología contralateral.

b. ¿Cuándo se debe indicar la tiroidectomía total?

En pacientes con diagnóstico citológico categoría IV de Bethesda se recomienda realizar tiroidectomía total ante: 1) antecedente de radioterapia cervical, 2) antecedente de carcinoma no medular familiar de tiroides, 3) presencia de patología tiroidea bilateral, 4) estudio por congelación dudoso o no confiable, o 5) preferencia del paciente para evitar nuevas intervenciones quirúrgicas frente al diagnóstico definitivo de CDT.

Frente al diagnóstico citológico de categoría V o VI de Bethesda, se recomienda realizar tiroidectomía total: 1) ante la presencia de tumor mayor a 1 cm, 2) tumor de cualquier tamaño con compromiso capsular o extratiroideo macroscópico, 3) variante agresiva informada en la citología, 4) presencia de enfermedad tiroidea contralateral, 5) presencia de adenopatías metastásicas, 6) antecedente de carcinoma no medular familiar de tiroides, 7) antecedentes de radioterapia cervical. En el caso de que se trate de un microcarcinoma intratiroideo clásico, se prefiere la indicación de tiroidectomía total, aunque es dudoso el beneficio que ofrece esta alternativa a la de la hemitiroidectomía en términos de sobrevida y recurrencia de la enfermedad.

Recomendación 9: La tiroidectomía total es la conducta electiva frente a pacientes con citología categoría IV con antecedentes de radioterapia externa, carcinoma tiroideo no medular familiar, congelación no confiable, enfermedad nodular bilateral o elección del paciente.

Recomendación 10: La tiroidectomía total es la conducta de elección en pacientes con diagnóstico de citología categoría V y VI de Bethesda, y optativa en los ya incluidos en la Recomendación 8.

3) ¿Qué hacer frente al diagnóstico retrospectivo incidental de carcinoma de tiroides?

En aquellos pacientes a los que luego de realizar una lobectomía por patología nodular benigna, se les detecte un CDT, la necesidad de completar o no la tiroidectomía debe ser evaluada en función del riesgo de recurrencia. En los microcarcinomas intratiroideos con histología no agresiva (muy bajo riesgo), se acepta la hemitiroidectomía como procedimiento suficiente. En los tumores con factores de riesgo de mayor agresividad en los que esté indicada la ablación con radioyodo debe completarse la tiroidectomía total(26).

Recomendación 11: Si luego de realizar una hemitiroidectomía se hallara incidentalmente un carcinoma de muy bajo riesgo, no está indicado completar la tiroidectomía total, a menos que existan factores de riesgo ya estipulados en la Recomendación 9.

4) ¿Cuándo debe indicarse el vaciamiento ganglionar de cuello?

a. Profiláctico

Entre un 20 % y un 60 % de los carcinomas papilares de tiroides sin compromiso ganglionar evidente presentan micrometástasis en el compartimiento central. Estos datos se obtienen de pacientes que recibieron vaciamientos profilácticos de rutina. No es claro cuál es el impacto clínico real que tendrían estas micrometástasis ganglionares sobre las recurrencias(56-59). El vaciamiento del compartimento central debería realizarse rutinariamente solo en pacientes con tumores de gran tamaño (T3 y T4 de la estadificación TNM de AJCC/UICC)(26,48). La realización rutinaria de vaciamientos profilácticos del compartimiento central se asocia a una mayor morbilidad (en términos de lesión de las glándulas paratiroides y de los nervios recurrentes) y no ha logrado demostrar un impacto significativo en la tasa de recurrencia locorregional y en la supervivencia(59-61).

Recomendación 12: El vaciamiento profiláctico del compartimiento central del cuello en el carcinoma papilar de tiroides sin metástasis ganglionares clínicas evidentes al momento del tratamiento inicial está solamente sugerido cuando se trate de carcinomas papilares mayores a 4 cm, cuando se encuentre infiltración capsular o de estructuras vecinas (T3 y T4 de la estadificación TNM de AJCC/UICC), o frente a la presencia de variantes agresivas sospechadas en la citología.

Recomendación 13: El vaciamiento profiláctico del compartimiento cervical lateral (niveles II a V) no tiene indicación en ningún caso.

Recomendación 14: Si luego de realizar una tiroidectomía total por una patología benigna se encontrara un CDT en la histopatología definitiva, no está indicado el vaciamiento ganglionar diferido de la celda tiroidea.

b. Terapéutico

La presencia de metástasis ganglionares en el CDT debe ser demostrada preferentemente en el preoperatorio, a través de ecografía y citología confirmatoria. La remoción aislada de adenopatías comprometidas ("berry picking") está asociada a mayor probabilidad de persistencia y recurrencia local(50). Por otro lado, el vaciamiento radical clásico, removiendo músculo esternocleidomastoideo (ECM), vena yugular interna y nervio espinal, carece de justificativo en el CDT sin invasión extraganglionar masiva(57).

El vaciamiento terapéutico debe basarse en la remoción de los compartimientos afectados, y en general se limita al vaciamiento central o de la celda tiroidea (niveles VI uni o bilateral, VII, prelaríngeo y pretraqueal) o el vaciamiento lateral (niveles II, III, IV y V), respetando, en lo posible el músculo ECM, la vena yugular interna y XI par.

La tasa de metástasis en ganglios superiores al nervio espinal accesorio (niveles IIb y Va) es baja. Por ende, esos niveles pueden evitarse en situaciones donde no hay enfermedad significativa en los niveles IIa y Vb, minimizando la necesidad de disecar y potencialmente desvascularizar el nervio espinal accesorio(53,59).

Recomendación 15: Ante la presencia de metástasis ganglionares únicas en el nivel VI homolateral al CDT se recomienda el vaciamiento del compartimiento central homo o bilateral. Si se hallan metástasis múltiples, bilaterales o contralaterales en la celda tiroidea, se recomienda el vaciamiento bilateral reglado del compartimiento central. Ante la presencia de metástasis ganglionares confirmadas del compartimiento lateral, se recomienda el vaciamiento del mismo y del compartimiento central, aunque este último esté libre de compromiso evidente.

5) ¿Cuál es la conducta quirúrgica frente al CDT con extensión extratiroidea?

La invasión extratiroidea es uno de los factores más ominosos que afecta negativamente la supervivencia en pacientes con CDT(62-64). La extensión a órganos como la tráquea y el esófago está más frecuentemente vinculada a menor sobrevida(64,65). Las recomendaciones consideran las diferentes estructuras que pueden presentar invasión tumoral:

- Tráquea:

La invasión superficial puede ser tratada con shaving(66).

La invasión profunda limitada puede ser tratada con resección y reconstrucción con colgajos locales.

La invasión circunferencial o extensa debe ser tratada con resección segmentaria (hasta 4 o 5 anillos) y anastomosis término terminal(65-68).

- Faringe o esófago: en general limitada a la capa muscular, puede ser tratada con resección de la misma, respetando la mucosa(65-68).

- Nervio recurrente(65):

El compromiso masivo unilateral (con parálisis cordal) debe ser resecado.

Con cuerda vocal funcional y contralateral paralizada, es aceptable dejar enfermedad microscópica sobre el nervio.

El compromiso anatómico y funcional bilateral lleva a la traqueostomía.

Luego de la resección, la reinervación es posible usando ansa hipoglosi (solo recuperación del tono muscular).

- Compromiso vascular(64,65,68):

El compromiso yugular obliga a su resección.

El compromiso carotídeo superficial a fin de puede ser removido resecando la adventicia.

Ante compromiso carotídeo masivo, es necesario valorar la posibilidad de reemplazo carotídeo.

Recomendación 16: Frente a la presencia de extensión extratiroidea se recomienda un tratamiento que asegure la mayor resección tumoral posible preservando la funcionalidad, optimizar los efectos terapéuticos de los tratamientos adyuvantes posteriores.

6) ¿Cuándo y a quiénes debe indicarse el tratamiento hormonal con levotiroxina luego del procedimiento quirúrgico?

El cambio en las indicaciones de ablación tiroidea y la posibilidad de que la misma se realice bajo TSH recombinante humana (rhTSH) debe estar acompañado por modificaciones en la prescripción de hormona tiroidea en el posquirúrgico inmediato. Asimismo, existen situaciones que imposibilitan o posponen la indicación de ablación con radioyodo; por lo tanto, es importante evitar un hipotiroidismo innecesario en estos pacientes. El inicio, o no del tratamiento con levotiroxina luego del procedimiento quirúrgico debe ser una indicación del endocrinólogo tratante, dependiendo de cada caso en particular. En caso de indicar el tratamiento con hormona tiroidea en el posquirúrgico inmediato, el mismo se debe iniciar cuando el paciente comience con la ingesta por vía oral. Se sugiere comenzar con dosis plena de reemplazo (1 - 1,5 mcg/Kg/d).

El tratamiento con levotiroxina se indicará:

a) en los pacientes con tumores < 1 cm y sin adenopatías clínicas (ecografía prequirúrgica) en quienes se considera que no recibirán radioyodo;

b) en aquellos que se ablacionarán con rhTSH;

c) en pacientes expuestos a sobrecarga de yodo orgánico (ej.: tratamiento con amiodarona, estudios en los que se usó contraste iodado);

d) en los que tienen contraindicación de administración de radioyodo (ej.: embarazo, lactancia);

e) en aquellos en los que solo se decidirá si se ablacionarán luego de contar con el resultado de la anatomía patológica (AP) y el mismo puede no tenerse rápidamente. La posibilidad de que en el planteo inicial se considere la no ablación y el resultado de AP revele datos que hacen decidir la ablación y esta se realizara con TSH endógena, se suspenderá la levotiroxina y se administrará la dosis ablativa. Esta demora en el tiempo no implicaría un mayor riesgo. La opción de indicar triiodotironina en el posquirúrgico hasta el resultado de la AP puede ser considerada en estos casos.

Recomendación 17: La terapia hormonal debe iniciarse inmediatamente luego del procedimiento quirúrgico en pacientes en los que la ablación pueda no ser indicada, deba posponerse o en aquellos en los que se realizará luego de la administración de TSH recombinante.

7) ¿Qué sistema debe utilizarse para la estadificación del riesgo de mortalidad?

El panel acuerda que el sistema que se sugiere para estadificar a los pacientes con CDT es el TNM del American Joint Committee on Cancer/International Union against Cancer (AJCC/UICC)(69) (Tabla II, Tabla III). Este sistema de estadificación postoperatorio permite una buena estratificación del riesgo de mortalidad, aunque es débil para establecer el riesgo de recurrencia(70-75).

TABLA II. Clasificación TNM de pacientes con cáncer diferenciado de tiroides

TABLA III. Estadificación del paciente con cáncer diferenciado de tiroides, considerando tamaño tumoral (T), metástasis ganglionares (N) y metástasis a distancia (M)

La sobrevida de pacientes con carcinoma diferenciado de tiroides llega al 95-97 % a los 5 años para la enfermedad localizada(75), al 97 % para la enfermedad con extensión regional y al 56 % para la enfermedad diseminada a distancia. Para todas las etapas combinadas, la supervivencia es mayor en los pacientes menores de 45 años de edad (casi el 100 %), y disminuye progresivamente hasta el 82 % en las personas de 75 años o más(71,75).

El límite de los 45 años resulta arbitrario en cierto punto, ya que puede subestimar el riesgo de mortalidad en pacientes con edades cercanas a este límite con metástasis a distancia, o por el contrario, puede sobrestimarlo en pacientes mayores de 45 años, con metástasis ganglionares.

Recomendación 18: Se recomienda el uso sistemático de la clasificación TNM AJCC/UICC para establecer el riesgo de mortalidad de todos los pacientes con CDT.

8) ¿Cómo se define y qué significa el riesgo de recurrencia de la enfermedad?

En los últimos años surgió un concepto novedoso, y es el hecho de que un paciente con bajo riesgo de mortalidad, puede tener un riesgo elevado de recurrencia de la enfermedad(76). Es por esto que la Federación Argentina de Asociaciones de Endocrinología (FASEN)(77), la European Thyroid Association (ETA)(18), la American Thyroid Association (ATA)(26), así como la Sociedad Latinoamericana de Tiroides (SLAT)(48), entre otras sociedades, crearon distintas clasificaciones para evaluar el riesgo de recurrencia, considerando algunas características de la anatomía patológica y de la clínica posquirúrgica.

De acuerdo a estas clasificaciones previas y a las publicaciones que aparecieron a posteriori, se sugiere estratificar a los pacientes en subgrupos de acuerdo a la probabilidad de que la enfermedad persista o recurra en el seguimiento a largo plazo (Tabla IV).

TABLA IV. Riesgo de recurrencia en pacientes con cáncer diferenciado de tiroides

Las guías de la ATA se han validado en diferentes cohortes de pacientes: en Argentina(78), Nueva York(79), Italia(80) y Brasil(81) confirmando su aplicabilidad clínica en un amplio espectro de pacientes y de sistemas de salud alrededor del mundo, y demostrando que la probabilidad de recurrencia es creciente de acuerdo al mayor riesgo asignado por la clasificación.

En esta clasificación, se propone un grupo de Muy Bajo Riesgo de recurrencia, aunque la reciente validación de las guías de la SLAT no demostró un porcentaje diferente de probabilidad de remisión en la evaluación inicial en comparación con los pacientes de bajo riesgo(78). La literatura es clara en evidenciar que los pacientes con microcarcinomas unifocales tienen un riesgo de recurrencia de enfermedad estructural entre 1 y 2 %, que puede incrementarse al 4-6 % en microcarcinomas multifocales(82,83), y al 5-6 % en pacientes con tumores papilares intratiroideos entre 2 y 4 cm(84). Sin embargo, en este consenso se ha decidido dejar este grupo de muy bajo riesgo, a los fines prácticos de poder diferenciar la indicación de radioyodo en la ablación.

Los pacientes con N1 fueron divididos de acuerdo al número de ganglios comprometidos y al tamaño de las metástasis intraganglionares. Una revisión reciente demostró que el riesgo de enfermedad estructural puede variar desde un 4 % en pacientes con menos de 5 ganglios metastásicos y 5 % si todos los ganglios comprometidos tienen metástasis menores a 0,2 cm. La probabilidad de persistencia puede llegar hasta el 19-22 % si más de 5 ganglios se encuentran afectados o se encuentran metástasis ganglionares clínicamente evidentes (enfermedad N1 clínica), y hasta el 32 % si cualquiera de los ganglios metastásicos fuera mayor a 1 cm de diámetro, por lo que estas características se consideraron definitorias del riesgo intermedio de recurrencia. Si más de 3 MTS ganglionares presentaran extensión extracapsular, la probabilidad de persistencia es aun mayor, por lo que este grupo fue considerado como de alto riesgo (Tabla IV)(85).

Otras situaciones adicionales que pueden considerarse como predictivas de peor pronóstico en los pacientes, además de las mencionadas son: 1) pacientes con antecedentes de radioterapia cervical previa, 2) pacientes con historia de carcinoma familiar no medular de tiroides(86, 87), 3) antecedente de enfermedad de Graves(88,89). Las dos últimas tienen bibliografía variable que no permiten establecer claramente una recomendación.

Recomendación 19: La clasificación de acuerdo a los riesgos de recurrencia es uno de los pasos más importantes para establecer cuál será la probabilidad de que el paciente se encuentre en remisión o presente enfermedad estructural en el seguimiento. Se recomienda su uso sistemático en todo paciente con diagnóstico de CDT.

9) ¿Qué pacientes deben ser ablacionados con radioyodo? ¿Qué dosis de radioyodo debe utilizarse en cada grupo de riesgo?

Luego de la tiroidectomía total, el 131I puede utilizarse con un fin a) terapéutico (tratar enfermedad persistente conocida), b) adyuvante (eliminar micrometástasis sospechadas aunque no confirmadas) o c) ablativo (eliminar remanentes tiroideos normales).

En la mayoría de los casos, el objetivo de la ablación con radioyodo consiste en destruir el tejido tiroideo normal residual luego de la tiroidectomía total. Esto permite aumentar la especificidad de la Tg como marcador tumoral (y en casos seleccionados, también de los rastreos corporales con 131I), facilitando por lo tanto el seguimiento y la detección temprana de enfermedad persistente o recurrente.

Actualmente, existe mayor evidencia de los efectos deletéreos del tratamiento con radioyodo(90). A esto se suma la falta de datos concluyentes sobre su eficacia en mejorar los índices de sobrevida y recurrencia en pacientes de riesgo bajo e intermedio. Por lo tanto, es necesario no solo identificar aquellos pacientes que se beneficiarán con el tratamiento ablativo, sino también seleccionar la mínima actividad efectiva para lograr una ablación exitosa.

Las dosis ablativas recomendadas de acuerdo al riesgo de recurrencia se pueden apreciar en la (Tabla V).

TABLA V. Indicaciones de ablación y dosis de radioyodo a administrar de acuerdo al riesgo de recurrencia

Los pacientes incluidos dentro de la Categoría I (muy bajo riesgo) presentan una frecuencia de persistencia/recurrencia de enfermedad cercana al 2 %(82,91). Existe consenso en la bibliografía sobre la falta de beneficio de la terapia ablativa en este grupo de pacientes, por lo que el panel no recomienda su indicación(26,92,93).

En el grupo de pacientes de la Categoría II (bajo riesgo), la indicación de ablación no es absoluta. La bibliografía es variable cuando se considera el beneficio de la indicación de ablación en este grupo de pacientes. No obstante, la ventaja más importante en estos casos es facilitar el seguimiento y poder definir al paciente en remisión luego de medir niveles estimulados de Tg. La efectividad para lograr una ablación exitosa es similar con dosis de 30 y 100 mCi de 131I(94-96). Asimismo, el porcentaje de casos ablacionados es similar, independientemente de la metodología de preparación (rhTSH o hipotiroidismo)(95,96). Las dosis menores de radioyodo se asocian a menor porcentaje de disfunción de glándulas salivales, náuseas y dolor cervical(97); mientras que la preparación con rhTSH preserva la calidad de vida al evitar síntomas de hipotiroidismo. Por lo tanto, en este grupo, en los casos en los que se decida ablación, se recomienda el empleo de dosis bajas (30 mCi 131I). Existen estudios en curso que tienen por objetivo evaluar recurrencias en el seguimiento a mediano plazo comparando dosis bajas de radioyodo vs. control sin ablación, por lo que es posible que en un futuro la indicación de ablación se restrinja a casos seleccionados(98).

En la Categoría III (riesgo intermedio), la dosis recomendada por el panel es de 100 mCi 131I. Asimismo, el riesgo de recurrencia se aproxima al 30 % en pacientes con histología agresiva, invasión vascular, ganglios mayores a 3 cm(85), pudiendo considerarse en este subgrupo una dosis de 150 mCi 131I.

En la Categoría IV (alto riesgo) la ablación siempre está indicada. En este grupo, dada la mayor probabilidad de enfermedad residual, el panel sugiere emplear dosis iguales o superiores a 150 mCi 131I. Considerando el riesgo de complicaciones en caso de existir un remanente posquirúrgico importante, en pacientes con tumores con extensión extratiroidea se recomienda efectuar un centellograma previo a la administración del 131I. Si existieran metástasis a distancia conocidas, se recomienda administrar 200 mCi 131I, con criterio terapéutico. La administración de dosis fijas iguales o mayores a 200 mCi 131I a pacientes ancianos o con alteración de la función renal requiere precaución, ya que la dosis máxima tolerada es excedida habitualmente en estos pacientes. En estos casos, por lo tanto, puede ser de utilidad la realización de dosimetría(99). Los pacientes con metástasis en ciertas localizaciones (sistema nervioso central, adyacentes a médula espinal o cercanas a la vía aérea) tienen alto riesgo de presentar complicaciones agudas (edema, sangrado, agravamiento de cuadros neurológicos) luego de la administración de radioyodo o la administración de rhTSH. En estos casos, se recomienda la utilización de corticoides y considerar la posibilidad de internación cuando se efectúe el tratamiento.

Recomendación 20: La ablación de remanentes tiroideos no está recomendada en pacientes de muy bajo riesgo de recurrencia.

Recomendación 21: La indicación de ablación no es absoluta en pacientes de bajo riesgo. Su utilidad principal radica en permitir un mejor seguimiento de este grupo de pacientes. La dosis de 30 mCi 131I es la recomendada cuando se decida ablacionar.

Recomendación 22: En pacientes de riesgo intermedio se recomienda ablación con dosis de 100 mCi 131I. La recategorización de estos pacientes en el corto plazo probablemente permita definir cuáles pacientes se beneficiarán con esta dosis o con dosis de 30 mCi o mayores (150 mCi).

Recomendación 23: En pacientes de alto riesgo la indicación de ablación es absoluta. Las dosis recomendadas deben ser iguales o superiores a 150 mCi 131I. Las dosis elevadas de radioyodo deben ser empleadas con precaución en pacientes añosos o con metástasis de localización potencialmente peligrosa.

10) ¿De qué manera puede prepararse al paciente para la ablación?

La preparación para ablación puede hacerse de manera indistinta tras el estado de hipotiroidismo o tras la administración de 2 dosis de 0,9 mg/día por vía intramuscular de rhTSH, en 2 días sucesivos, previos a la toma de la dosis de radioyodo. La rhTSH se encuentra aprobada por la Food and Drug Administration (FDA), la European Medicines Agency (EMA) y la Administración Nacional de Medicamentos Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) para ser empleada como metodología de preparación para ablación en pacientes que no tengan evidencia clínica y/o por imágenes de metástasis a distancia(100,101). En los casos en que se someta al paciente a estado de hipotiroidismo, este debe mantenerse el mínimo tiempo indispensable. Habitualmente, se requieren alrededor de 20 días para lograr niveles de TSH superiores a 30 mUI/L, lo tradicionalmente recomendable para recibir la dosis ablativa(102-104).

La eficacia de la dosis ablativa se relaciona con la dosis efectivamente captada por el remanente tiroideo. Se recomienda, en consecuencia, corroborar que el paciente no haya sido expuesto a sobrecargas exógenas de yodo (por ej.: medios de contraste yodado o tratamiento con amiodarona). En caso de ser necesario, el exceso de yodo exógeno puede certificarse determinando yoduria (ver Recomendaciones luego de la administración de radioyodo, Apéndice A). Si se efectuó un estudio de diagnóstico por imágenes que empleó contraste yodado hidrosoluble no iónico, debe transcurrir entre uno y dos meses hasta que se indique la ablación(105,106) Por el contrario, en pacientes que recibieron amiodarona, aún cuando fuese posible suspender el tratamiento, la prolongada vida media del fármaco obliga a diferir la ablación hasta más de 12 meses.

Recomendación 24: La preparación para ablación puede realizarse de manera indistinta tras el estado de hipotiroidismo (TSH superiores a 30 mUI/L) o tras la administración de rhTSH, excepto en pacientes con metástasis a distancia en donde la primera situación es la indicada hasta el momento.

a. ¿Qué recomendaciones nutricionales se deben indicar antes de la ablación con radioyodo?

Se recomienda evitar una ingesta alimentaria excesiva de yodo. Como mínimo se debe sugerir evitar la sal de mesa o ingerir sal no yodada, restringir pescados, mariscos y productos de mar (algas). La evidencia no es concluyente sobre la necesidad estricta de la dieta, sobre todo en pacientes de bajo riesgo de recurrencia(107). La dieta debe iniciarse 7 a 10 días antes de recibir la dosis de 131I y mantenerse hasta 48 horas después (momento en que los pacientes que efectuaron la ablación en estado hipotiroideo reinician la toma de levotiroxina). Las pautas deben tener en cuenta los hábitos alimentarios de cada región, pudiendo requerir modificaciones en casos individuales. Asimismo, puede considerarse la necesidad de indicar niveles dietarios de yodo menores en los pacientes con enfermedad residual, teniendo en cuenta la menor capacidad del tejido tumoral para concentrar el radioyodo(107-110).

Recomendación 25: Se recomienda la realización de una dieta con bajo contenido en yodo. Esta no debe ser estricta para los pacientes de bajo riesgo, pero debe ser mucho más precisa para pacientes con sospecha de enfermedad residual local o a distancia.

b. ¿Se debe medir Tg estimulada al momento de la ablación?

En todos los pacientes que reciban una dosis ablativa de 131I tras suspensión hormonal se recomienda efectuar una determinación de Tg (asociada a aTg medidos por metodología ultrasensible). Los niveles por debajo de 10 ng/ml de Tg preablación tienen alto valor predictivo negativo, identificando los pacientes con bajo riesgo de presentar recurrencia de enfermedad (4-20 %)(111,112). Es importante mencionar que si bien existe consenso en cuanto a su utilidad como factor predictor de estado de enfermedad, la evidencia aún es insuficiente para modificar la indicación de efectuar o no la ablación con 131I tomando en cuenta únicamente los niveles de Tg preablación. La presencia de Tg indetectable preablación, en un bajo porcentaje de pacientes puede estar asociada a una incorrecta medición de aTg o Tg. Esta situación debe sospecharse cuando el riesgo de recurrencia no coincida con los niveles de Tg esperables. Asimismo, en pacientes con tiroiditis de Hashimoto asociada en la anatomía patológica, una Tg indetectable preablación puede deberse a interferencias en su medición por presencia de aTg(113).

Recomendación 26: Se recomienda la medición de Tg en el momento de la ablación como un elemento adicional predictivo de la respuesta al tratamiento inicial.

c. ¿Se recomienda realizar un rastreo corporal total (RCT) diagnóstico antes de la administración de la dosis ablativa?

La realización rutinaria de RCT diagnósticos previamente a la administración de la dosis ablativa no se recomienda(26). No obstante, en los casos en que la magnitud del remanente no sea clara, ya sea por dudas en cuanto a la extensión de la cirugía o en pacientes de alto riesgo o sospecha de metástasis a distancia, el panel sugiere realizar un RCT con una dosis baja de 131I (0,1-1 mCi), para evitar atontamiento de la célula tiroidea.

Recomendación 27: No se recomienda el uso rutinario de RCT diagnóstico antes de la administración de la dosis ablativa.

11) ¿Cuándo debe realizarse el RCT posdosis ablativa? ¿Para qué sirve este estudio?

Luego de aproximadamente 5-7 días posteriores a la administración de una dosis ablativa de radioyodo, se debe efectuar siempre un RCT. Entre un 10 y 26 % de los pacientes pueden presentar focos adicionales de enfermedad, que modifican la estadificación inicial.

Por otro lado el empleo de un equipo híbrido producto de la unión de una gamma cámara SPECT (tomógrafo computarizado de emisión monofotónica) con un tomógrafo computarizado (SPECT/TC) que permite localizar anatómicamente los focos captantes, ayudaría a incrementar la validez diagnóstica y podría llevar a cambios en la estrategia terapéutica en hasta un 40 % de los casos(114,115). El uso de SPECT/TC en el rastreo posdosis ablativa podrá realizarse de acuerdo a la disponibilidad de cada centro. Esto no es considerado como una indicación de rutina.

Recomendación 28: Se recomienda la realización de rutina de un RCT posdosis ablativa, 5 a 7 días luego de la administración de la misma.

Las recomendaciones de la Asociación Argentina de Biología y Medicina Nuclear luego del tratamiento con yodo radioactivo en cáncer de tiroides pueden encontrarse en el Apéndice A.

12) ¿Cuál es el nivel óptimo de TSH bajo opoterapia que debe alcanzarse en el posquirúrgico inmediato, acorde al riesgo de recurrencia?

La mayoría de los estudios sugiere que la terapia hormonal supresiva de los niveles de TSH debe reservarse solamente para los pacientes de alto y, probablemente, para los de riesgo intermedio de recurrencia(116-121). Esta debe realizarse con el uso de levotiroxina, a menos que esta indicación no logre suprimir correctamente los niveles de TSH a pesar de la elevación franca de los niveles hormonales tiroideos.

El único trabajo prospectivo que trató de mostrar el impacto de la terapia hormonal supresiva sobre las recurrencias, no mostró efectos beneficiosos claros de esta modalidad en ninguna categoría de riesgo(120).

Recomendaciones

Objetivo de la terapia hormonal inicial:

Pacientes con Alto Riesgo de recurrencia: TSH < 0,1 mUI/L, con hormonas periféricas siempre dentro del rango normal.

Riesgo Intermedio de recurrencia: TSH < 0,1 mUI/L, con hormonas periféricas siempre dentro del rango normal.

Bajo riesgo de recurrencia: TSH entre 0,1- 0,5 mUI/L, con hormonas periféricas siempre dentro del rango normal.

Muy Bajo Riesgo de recurrencia: TSH en rango normal, por debajo de 2 mUI/L.

Objetivo de la terapia hormonal durante el seguimiento:

Luego de evaluar la respuesta al tratamiento inicial (dentro de los primeros 2 años):

Para pacientes en Remisión:

Alto riesgo: Mantener TSH < 0.1 mUI/L por 3-5 años.

Riesgo Intermedio: Mantener TSH < 0.1 mUI/L por 3-5 años.

Bajo Riesgo: Mantener TSH < 2 mUI/L.

Muy Bajo Riesgo: Mantener TSH < 2 mUI/L.

Para pacientes con persistencia bioquímica y/o estructural:

Mantener TSH suprimida, cualquiera sea el riesgo de recurrencia.

Se debe tener siempre en cuenta el riesgo de recurrencia, asociado al riesgo de provocar un efecto adverso por la terapia hormonal supresiva y, de acuerdo a esto, decidir el impacto de cada una de las dos situaciones para tomar conductas en los pacientes(121). Los pacientes que presentan un riesgo elevado de sufrir un evento adverso por la terapia hormonal supresiva incluyen: individuos con enfermedad cardiovascular demostrada (fibrilación auricular u otras arritmias, dilatación auricular), antecedentes de accidente cerebrovascular, antecedentes de insuficiencia cardíaca, cardiopatía isquémica, y/o pacientes muy ancianos, entre otros.

Recomendación 29: El nivel de TSH debe ser adaptado al riesgo de recurrencia y al momento del seguimiento de cada paciente.

13) ¿Cómo se define la respuesta al tratamiento inicial y cuándo es el momento más apropiado para evaluar dicha respuesta?

Las metas a plantearse en un seguimiento apropiado son diferentes de acuerdo al riesgo de recurrencia de cada paciente. En los pacientes de muy bajo o bajo riesgo, el objetivo principal es reconfirmar la ausencia de enfermedad luego del tratamiento inicial, mientras que en los pacientes de riesgo intermedio y alto, el objetivo es detectar tempranamente la presencia de persistencia o recidiva de enfermedad.

La evaluación inicial para determinar la respuesta al tratamiento puede realizarse desde los 6 meses para los pacientes de alto riesgo(26), pero hay una tendencia actual a diferir esta evaluación, sobre todo en pacientes de bajo riesgo, hasta dentro de los primeros dos años luego del tratamiento inicial(76)

Definiciones de estado de enfermedad luego del tratamiento inicial:

1) Remisión de la enfermedad (paciente libre de enfermedad):

- Paciente sin evidencia clínica de enfermedad.

- Ecografía de partes blandas del cuello (luego de los 6 meses del tratamiento inicial) sin evidencia estructural de enfermedad.

- Tg indetectable (< 1 ng/ml) bajo terapia hormonal y luego del estímulo (suspensión o rhTSH) en ausencia de aTg medidos por métodos ultrasensibles (la estimulación no aplica a pacientes que no fueron ablacionados).

2) Persistencia estructural:

Enfermedad persistente demostrable clínicamente, o por estudios por imágenes (RCT, ecografía, TAC, etc.), en general asociadas a niveles estimulados o bajo terapia de Tg > 1 ng /ml con aTg negativos.

3) Persistencia bioquímica:

Niveles de Tg > 1 ng/ml bajo terapia hormonal o luego de la estimulación, con ausencia de correlación estructural.

Aproximadamente un 20 % de pacientes clínicamente libres de enfermedad con Tg bajo supresión < 1 ng/ml, podrán mostrar una Tg estimulada > 2 ng/ml al año del tratamiento inicial. La significancia clínica de niveles detectables de Tg en ausencia de enfermedad estructural demostrable es poco clara, especialmente si es luego de estimulación (endógena o rhTSH). En estos casos, su evolución a través del tiempo servirá para identificar pacientes con enfermedad residual clínicamente significativa(122,123). El porcentaje de pacientes que presentan persistencia bioquímica luego del tratamiento inicial es similar en los diferentes grupos de riesgo de recurrencia y oscila entre un 11 a 22 % según las distintas series(48,79,124,125). Varios estudios demostraron que lo más relevante en este grupo de pacientes es la tendencia de los valores de Tg en el seguimiento a largo plazo(126). En muchas de estas investigaciones los niveles de Tg se hicieron indetectables sin mediar ningún tratamiento, es decir, solamente con el paso del tiempo(127). Inversamente, el tiempo de duplicación de Tg bajo terapia hormonal parece ser un buen predictor de mortalidad en pacientes con CDT de alto riesgo de recurrencia(128).

Consideraciones sobre la medición de Tg:

La Tg debe ser medida por metodología inmunométrica, calibrada por el estándar internacional CRM-457 (Bruselas). Idealmente debe medirse en el mismo laboratorio y con el mismo método durante todo el seguimiento(129). Si la Tg estimulada es < 0,5 ng/ml existe un 98 a 99,5 % de probabilidad de que el paciente se encuentre libre de enfermedad. Los anticuerpos aTg deben siempre ser medidos con metodología ultrasensible y deben ser evaluados cuantitativamente en cada ensayo de Tg, ya que su positividad puede eliminar a la Tg como método de detección de enfermedad(130-132).

Por otro lado, se demostró que un ensayo de Tg con una sensibilidad funcional de 0,2 ng/ml reduce la necesidad de realizar una determinación de Tg estimulada en el seguimiento inicial, dado que una Tg bajo terapia hormonal < 0,2 ng/ml se asoció raramente con Tg estimulada > 2 ng/ml (2,5 %)(133,134). Si bien es probable que en el futuro estos ensayos reemplacen a los tradicionales, por su alto VPN, la presencia de niveles detectables de Tg llevará a una sobrevaloración de un número importante de pacientes por lo que se requiere de mayor experiencia para recomendar su empleo de manera rutinaria.

Recomendación 30: La evaluación inicial de la respuesta al tratamiento debe realizarse dentro de los primeros 2 años de acuerdo al riesgo de recurrencia. Se sugiere clasificar a los pacientes en 3 grupos: Remisión, Persistencia bioquímica y Persistencia estructural. Esto guiará las conductas posteriores de acuerdo al riesgo de recurrencia de enfermedad.

14) ¿Cómo debe realizarse la evaluación de la respuesta al tratamiento de acuerdo al riesgo de recurrencia?

a. Pacientes de muy bajo riesgo no ablacionados:

Se recomienda la medición de Tg y aTg, con seguimiento ecográfico de la región cervical luego de los primeros 6 meses de la cirugía. Aquellos pacientes con Tg indetectable (< 1 ng/ml) bajo terapia hormonal y sin hallazgos ecográficos anormales serán considerados en remisión y continuarán controles con intervalos anuales(133-135). Si el nivel de Tg es > 1 ng/ml o los aTg fueran positivos, el manejo de estos pacientes dependerá de la evolución de estos marcadores en el tiempo. En general, el valor de Tg está vinculado con el tamaño y la viabilidad del remanente tiroideo(136).

b. Pacientes de bajo riesgo

- En los pacientes no ablacionados el seguimiento se realizará al igual que para los pacientes de muy bajo riesgo.

Recomendación 31: En pacientes no ablacionados el seguimiento debe realizarse con mediciones de Tg y aTg bajo terapia hormonal asociado a ecografía cervical en intervalos de 12 meses.

- En los pacientes ablacionados: se solicitará Tg bajo terapia hormonal y ecografía de la región cervical, 6 meses luego del tratamiento inicial(133,135). Si el valor de Tg fuera indetectable y la ecografía sin hallazgos patológicos, está indicada la medición de Tg estimulada dentro de los primeros 2 años, no antes de los 12 meses de la ablación. Si la Tg estimulada es indetectable, no es necesario repetir una nueva determinación de Tg estimulada(26,48,125). El RCT diagnóstico no adiciona datos de relevancia en este grupo de riesgo de pacientes(137).

Recomendación 32: En pacientes de bajo riesgo ablacionados, se debe medir Tg y aTg por metodología ultrasensible bajo terapia hormonal asociado a ecografía cervical en intervalos de 6-12 meses. Dentro de los primeros 2 años se recomienda solicitar una Tg estimulada (rhTSH o suspensión hormonal). El RCT diagnóstico no adiciona datos de relevancia en este grupo de pacientes.

c. Pacientes de riesgo intermedio de recurrencia

Como se mencionó en la sección de estadificación de riesgo de recurrencia, este es un grupo heterogéneo de pacientes que fue recategorizado según las recientes publicaciones(85,138-143). De acuerdo a la estadificación de riesgo intermedio(26), alrededor del 17-40 % de los pacientes de este grupo presentarán evidencia de enfermedad estructural en el seguimiento a largo plazo(78-80,81,143-145). La recategorización dinámica de riesgo a lo largo de la evolución, según la respuesta al tratamiento permite distinguir a los pacientes con riesgo in significante de recurrencia de aquellos con mayor riesgo que requieren seguimiento más exhaustivo y prolongado(79).

En este grupo se sugiere solicitar Tg bajo terapia hormonal cada 6 meses luego del tratamiento inicial(130,134). Si estos valores fueran indetectables, está indicada la medición de Tg estimulada dentro de los primeros 12-24 meses de seguimiento. La realización de un RCT diagnóstico (2-5 mCi 131I) asociado a la medición de Tg estimulada en pacientes de riesgo intermedio, por ahora continúa siendo recomendada. Sin embargo, cabe destacar que su utilidad en pacientes con Tg estimulada < 1 ng/ml y ecografía negativa es cuestionable(137, 147-49).

Recomendación 33: El seguimiento de pacientes de riesgo intermedio es similar al de pacientes de bajo riesgo de recurrencia. La diferencia principal entre estos dos grupos de pacientes radica en la utilidad del RCT diagnóstico y en la mayor probabilidad de encontrar enfermedad estructural.

d. Pacientes de alto riesgo de recurrencia

Las recurrencias se presentan en alrededor del 45 al 85 % de este grupo de pacientes. En el 70 % de los casos ocurren en territorio locorregional (lecho tiroideo y ganglios cérvico-mediastínicos). El 30 % restante corresponde a sitios metastásicos a distancia (más frecuentemente pulmón, y en segundo lugar hueso)(150,151). Las metástasis en otros sitios (cerebro, hígado, riñón, glándula adrenal, tejidos blandos, etc.) son inusuales y habitualmente se encuentran en el contexto de enfermedad diseminada(152). Cuando los niveles de Tg bajo terapia hormonal supresiva son indetectables, se recomienda efectuar un primer control de ecografía y Tg estimulada 6 meses luego del tratamiento inicial(19,23,26,153). Si la Tg es detectable bajo terapia inhibitoria, y se desconoce la localización de la enfermedad, se recomienda la búsqueda de recurrencia estructural mediante estudios de diagnóstico por imágenes. Como se mencionó previamente, las recurrencias más frecuentes son locorregionales, por lo que los estudios por imágenes anatómicos deben dirigirse en primer lugar a detectar enfermedad cervical y mediastínica (TAC con contraste y/o RMN).

Asimismo, en este grupo de pacientes, se recomienda que el seguimiento incluya rutinariamente el uso de RCT diagnóstico con 131I (2-5 mCi). No obstante, existen evidencias que indican que, en pacientes de alto riesgo con RCT postablación sin captación fuera del lecho tiroideo, ecografía negativa y Tg bajo tratamiento menor a 1 ng/ml, el rastreo diagnóstico con 131I no agrega datos de relevancia(149,154).

En el caso de pacientes con enfermedad irresecable (local o a distancia) conocida con captación de radioyodo demostrada, el RCT diagnóstico con 131I no es recomendable por su baja sensibilidad y por la probabilidad de atontamiento. En estos pacientes, por lo tanto, se recomienda administrar una dosis terapéutica de 131I (100-200mCi), efectuando el RCT posteriormente.

En pacientes con enfermedad yodo refractaria (ver pregunta 21) los estudios diagnósticos con 131I no están indicados.

La evaluación sistemática locorregional (TAC, RMN) se recomienda asimismo como parte de la rutina de seguimiento de los pacientes con extensión extratiroidea macroscópica (T4a y T4b).

Los niveles de Tg pueden orientar sobre la localización y el volumen de enfermedad(155). Habitualmente los valores más elevados se encuentran en pacientes con metástasis óseas (Tg > 100 ng/ml)(156).

En aquellos pacientes con metástasis conocidas, se recomienda valorar su evolución agregando estudios por imágenes adicionales (TAC, RMN, centellograma óseo, según corresponda, e idealmente empleando la misma metodología). Las imágenes deben ser comparadas para valorar la evolución de la enfermedad en el tiempo, empleando criterios estandarizados (RECIST 1.1, Response Evaluation Criteria in Solid Tumors)(157). El 18FDG PET/CT está sugerido por algunos autores como parte de la estadificación inicial en pacientes con tumores pobremente diferenciados y en aquellos pacientes con metástasis conocidas, para determinar probabilidad de progresión (ver pregunta 19).

Recomendación 34: El seguimiento de pacientes de alto riesgo debe hacerse de manera estricta dentro de los primeros 6 meses de tratamiento dada la elevada posibilidad de persistencia estructural de enfermedad. El uso de metodología por imágenes adicionales (TAC, RMN, 18FDG PET/CT) está usualmente indicado en este grupo de pacientes.

15) ¿Cuál es la conducta frente a hallazgos sospechosos de adenopatías metastásicas de pequeño tamaño (menor a 8 mm)?

Los ganglios cervicales ecográficamente sospechosos, de pequeño tamaño (menor de 8 mm) solo deben evaluarse con punción con aguja fina y determinación de Tg en líquido de lavado de aguja cuando el resultado de dichos estudios determine una modificación en la conducta terapéutica. A los fines de poder efectuar un control objetivo de los mismos es importante que esté bien identificado el compartimiento donde están ubicados la cantidad de adenopatías y el volumen ganglionar(158). En presencia de niveles de Tg sérica menores a 10 ng/ml bajo terapia hormonal, menos de 20 % de estos ganglios aumentan su tamaño, por lo que la conducta expectante es de elección en la mayoría de los casos(85,159).

Recomendación 35: Ante la presencia de ganglios cervicales sospechosos de malignidad de pequeño tamaño (menos de 8 mm) se recomienda la PAF solo cuando el hallazgo positivo cambie la conducta terapéutica. En la mayoría de los casos la observación puede ser una conducta válida.

16) ¿Cómo debe hacerse el seguimiento a largo plazo en función de la respuesta inicial?

El principal objetivo en esta fase del seguimiento es una vigilancia precisa que no descuide la detección precoz de recurrencias pero que permita una estrategia de seguimiento menos agresiva, rentable y segura en los pacientes que así lo ameriten. El paradigma de realizar el seguimiento durante toda la vida en todos los pacientes, si bien aún sigue siendo recomendado, debe ser revisado(160). Por otra parte, como ya fue citado, independientemente del riesgo basal, varios estudios han demostrado que en pacientes sin enfermedad evidente a 1-2 años de instituido el tratamiento inicial, el riesgo de recurrencia es solo del 3,4-4 %(79,80). En esta instancia del seguimiento (luego de 1 a 2 años del tratamiento inicial) los pacientes podrán categorizarse de la siguiente forma:

Sin evidencia de enfermedad bioquímica ni estructural:

Este estado no debe considerarse sinónimo de curación ya que, si bien la probabilidad de recurrencias es baja (2-4 %), algunas pueden presentarse varios años después de implementado el tratamiento inicial. En pacientes considerados en remisión inicialmente, el 75 % de las recurrencias aparecen dentro de los primeros 5 años de seguimiento y el 100 % antes de los 8 años(145). Por lo tanto, se sugiere seguimiento con examen físico, Tg bajo opoterapia y ecografía de cuello anuales durante los primeros 3-5 años de acuerdo al riesgo de recurrencia inicial. Luego podrán espaciarse de acuerdo a la evolución del paciente. Es sabido que una determinación de Tg aislada bajo terapia hormonal carece de una sensibilidad apropiada para detección de enfermedad(161-164), sin embargo, el valor predictivo negativo de la Tg se vuelve cada vez más fiable cuando la misma permanece indetectable a lo largo del tiempo. La fase final del seguimiento puede basarse en las determinaciones periódicas de Tg y disminuir la frecuencia de los controles ecográficos cuando estos fueron negativos durante los primeros 5 años.

No existe evidencia para recomendar repetir la medición de Tg estimulada en pacientes de bajo riesgo sin enfermedad demostrable durante los primeros años de seguimiento(125). Es aún tema de debate si se debe repetir Tg estimulada a los 3-5 años en pacientes de alto riesgo al inicio pero sin evidencia de enfermedad durante el seguimiento.

Estas consideraciones no son aplicables a pacientes con aTg positivos cuyo manejo será considerado en un ítem aparte (ver pregunta 23).

Persistencia/ Recurrencia bioquímica

- Estable: si la Tg bajo tratamiento persiste elevada en bajo rango pero estable, considerar control anual con Tg bajo L-T4 y ecográfico. La TSH debería mantenerse suprimida hasta tanto la Tg se haga indetectable.

- Progresiva: si las mediciones seriadas de Tg bajo tratamiento presentan una curva ascendente son indicativas de enfermedad activa. Más allá de la ecografía de cuello, si esta es negativa, se deberán realizar otros estudios de imágenes complementarios con el fin de localizar enfermedad residual.

Persistencia/Recurrencia estructural locorregional o a distancia:

Aproximadamente 30 % de la totalidad de los pacientes con CDT presentan recurrencias, la mayoría de las cuales se identifican en los primeros 10 años luego del tratamiento inicial(165). Ante un paciente con enfermedad estructural debe valorarse la total extensión de la enfermedad mediante estudios de imágenes, tanto cervicales como a distancia. Al planear la estrategia terapéutica deben considerarse las secuelas de los tratamientos previos (lesión del nervio recurrente, hipoparatiroidismo, toxicidad por 131I), edad, comorbilidades y si las lesiones tienen capacidad para concentrar radioyodo o 18FDG(166). Asimismo, debe considerarse la velocidad de progresión de la enfermedad y la localización de las lesiones. Es recomendable considerar (especialmente en pacientes refractarios a radioyodo) el seguimiento conjunto por un equipo multidisciplinario(167).

Recomendación 36: En el seguimiento a largo plazo los pacientes serán clasificados de la siguiente manera: Sin evidencia de enfermedad, Persistencia/Recurrencia bioquímica, Persistencia/Recurrencia estructural.

17) ¿Cuál es el tratamiento de las persistencias/recurrencias locorregionales?

Las recurrencias locorregionales pueden ocurrir en el compartimiento central del cuello, o en territorio laterocervical o mediastinal. En recurrencias cervicales aisladas, donde el tratamiento es potencialmente curativo, la cirugía es la terapéutica de elección. No obstante la probabilidad de curación bioquímica es baja (21-27 %), y se reduce con los sucesivos tratamientos quirúrgicos(168, 169). El riesgo de complicaciones es variable, incluyendo lesión del nervio recurrente hasta en 6,4 % e hipoparatiroidismo en 9,5 % de los casos(170).

Cuando exista enfermedad diseminada, el tratamiento quirúrgico del componente locorregional puede estar indicado con criterio paliativo (enfermedad que comprometa la integridad de estructuras de la vía aerodigestiva o vasculares) o en aquellos pacientes con enfermedad a distancia de bajo volumen, evolución estable y/o que concentra radioyodo.

En el caso de recurrencias en ganglios linfáticos, confirmadas por citología, la exéresis ganglionar por compartimientos es la opción quirúrgica indicada si previamente no fue realizada. Las resecciones selectivas pueden estar indicadas en casos de recaídas en territorios ya operados. El uso de radioyodo luego de la reoperación no se recomienda excepto en casos en que haya sospecha de enfermedad residual con avidez por el 131I.

Las adenopatías de reducido volumen (< 8 mm en compartimiento central o lateral), estables, no progresivas, aún con características ecográficas sospechosas pueden ser observadas, manteniendo siempre la supresión de los niveles de TSH séricos(171,172).

El compromiso de la vía aerodigestiva causa entre 30 y 50 % de la mortalidad en CDT(173, 174). El tratamiento recomendado es la cirugía. En estos casos, debe valorarse la probabilidad de resección completa de la lesión y la morbilidad potencial. Habitualmente el tratamiento quirúrgico se combina con radioyodo y/o eventual radioterapia externa posterior.

En casos en que la cirugía no fuese factible, las opciones de tratamiento son: a) radioyodo en lesiones ávidas que evidencien respuesta, b) radioterapia externa en lesiones sintomáticas, c) control evolutivo en enfermedad estable, d) inhibidores de tirosina quinasa o ensayos clínicos en tumores refractarios a radioyodo, progresivos y sintomáticos y e) procedimientos locales como alcoholización o ablación con radiofrecuencia en lesiones de bajo volumen(165,170,171).

Recomendación 37: La cirugía es el tratamiento de elección de las recurrencias locorregionales con lesiones mayores a 8 mm. Si el paciente no es pasible de tratamiento quirúrgico podrán considerarse las opciones mencionadas previamente.

18) ¿Cuál es el tratamiento del paciente con enfermedad metastásica a distancia?

Existen localizaciones de enfermedad metastásica como el hueso y el sistema nervioso central (SNC) que implican alto riesgo de morbilidad(175), y que deben recibir terapéuticas dirigidas a evitar complicaciones, independientemente de la decisión de tratamiento sistémico.

En los casos en que las metástasis tengan capacidad para concentrar radioyodo, este es el tratamiento sistémico de elección como primera línea. Si bien el 131I es potencialmente curativo en 30 % de los casos, su utilidad se observa principalmente en pacientes jóvenes, con tumores bien diferenciados, y enfermedad micronodular pulmonar(145). Independientemente de la capacidad de concentrar 131I, la curación es improbable en macrometástasis pulmonares o metástasis óseas.

El tratamiento con 131I no debe repetirse en ausencia de beneficio objetivable (reducción del volumen de enfermedad documentado en estudios por imágenes), independientemente de la intensidad de captación(176). En los pacientes con enfermedad refractaria al radioyodo (ver pregunta 21) asintomática y estable, se recomienda control bioquímico y por imágenes estricto. En aquellos casos con enfermedad progresiva y sintomática se debe valorar la indicación de inhibidores de tirosina quinasa (ver pregunta 22).

Tratamiento de metástasis a distancia

Metástasis pulmonares

El pulmón es el sitio más frecuente de diseminación a distancia del CDT. En caso de lesiones únicas, se recomienda la resección. No obstante, la mayoría de los pacientes presentan lesiones múltiples. En las metástasis micronodulares el 131I es el tratamiento de elección(26,48). Este debe repetirse cada 6-12 meses, mientras se evidencie respuesta objetiva, y en ausencia de toxicidad actínica. La dosis utilizada puede ser empírica o calculada por dosimetría(26). En las lesiones macronodulares que concentran radioyodo también se recomienda el uso de 131I, considerando que la probabilidad de curación es baja. En los pacientes con enfermedad yodorefractaria asintomática y estable, se recomienda control bioquímico y con tomografía de tórax en forma periódica.

Metástasis óseas

Las metástasis óseas ocurren en el 10 % de los pacientes con CDT, siendo más frecuentes en pacientes añosos y en carcinoma folicular(156). Ocasionan morbilidad en el 70 % de los casos (dolor, síntomas neurológicos, fracturas patológicas). En caso de metástasis únicas, se recomienda la resección quirúrgica con criterio curativo. Asimismo, la cirugía se recomienda con fines paliativos en el caso de fracturas patológicas, lesiones con riesgo de fractura o compromiso neurológico inminente o dolor incoercible(177). La utilidad del radioyodo es limitada en estos pacientes, observándose remisión de enfermedad en 0-7 %(145,156,178). La radioterapia externa es útil para el manejo de síntomas(26,48,179). Los bifosfonatos endovenosos (pamidronato, zoledronato) se recomiendan para reducir la morbilidad asociada a las lesiones óseas(180,181).

Metástasis en SNC

Las metástasis cerebrales ocurren en menos del 1 % de los CDT. En todos los casos en que sea posible, en forma independiente de su avidez por radioyodo, debe evaluarse la posibilidad de resección quirúrgica, con eventual radioterapia externa posterior, debido a que la resección quirúrgica se asoció a mayor sobrevida(182). En casos donde el abordaje quirúrgico no es factible, la radioterapia externa o cirugía radioguiada es el tratamiento de elección(26,48).

El tratamiento con radioyodo puede considerarse en las lesiones captantes. Se recomienda indicarlo luego de la radioterapia, y bajo la administración de terapia corticoidea, con el fin de evitar efectos adversos (hemorragia, edema)(26).

Recomendación 38: La terapia sistémica de elección es el 131I en todos los casos en que las lesiones concentren el radioyodo. El tratamiento debe repetirse solo cuando se constate un beneficio objetivo.

Recomendación 39: En los pacientes con enfermedad refractaria al radioyodo, estable y asintomática, la vigilancia estricta es la conducta de elección.

Recomendación 40: En pacientes con enfermedad progresiva y/o sintomática se debe evaluar el tratamiento con inhibidores de tirosina quinasa.

Recomendación 41: En pacientes con metástasis óseas sintomáticas se recomienda evaluar la necesidad de radioterapia externa y tratamiento con bifosfonatos endovenosos. La cirugía está indicada en el caso de fracturas patológicas o complicaciones inminentes.

Recomendación 42: La cirugía es el tratamiento de elección en las metástasis del SNC. En el caso de no ser posible, la conducta recomendada es la radioterapia externa.

19) ¿En qué casos se recomienda el uso de 18FDG PET/CT?

Dado que la 18FDG no es un marcador tumoral sino un indicador de metabolismo, los hallazgos hipermetabólicos del PET deben tener correlación anatomopatológica demostrada antes de tomar una conducta terapéutica.

El 18FDG PET/CT es una herramienta diagnóstica útil en pacientes con Tg elevada, cuando existe sospecha de enfermedad estructural. Actualmente es recomendable contar con un 18FDG PET/CT negativo previo a la administración de una dosis terapéutica de 131I a ciegas(183).

El 18FDG PET/CT tiene alta sensibilidad diagnóstica, inclusive bajo terapia hormonal supresiva si los valores de Tg bajo hormona tiroidea son mayores de 5,5 ng/ml. Con valores menores de Tg, persiste con la misma sensibilidad diagnóstica cuando el tiempo de duplicación de Tg es menor al año(184) y/o los valores de Tg estimulada son mayores a 40 ng/m(185). La sensibilidad y especificidad del método disminuye cuando la Tg bajo supresión no está aumentada, en estos casos se recomienda efectuarlo con TSH estimulada.

Esta metodología diagnóstica puede considerarse en el seguimiento de pacientes con aTg persistentemente elevados luego de los 3 años del tratamiento inicial o aquellos que presenten niveles ascendentes de anticuerpos con ecografía negativa y rastreo con radioyodo negativo(186).

Asimismo, el 18FDG PET/CT es un indicador pronóstico de agresividad tumoral y de sobrevida(166,187). Está indicado en la estadificación inicial de pacientes de alto riesgo con histología agresiva (células altas, esclerosante difuso, carcinoma a células de Hürthle) o en aquellos que debutan con metástasis a distancia, pudiendo cambiar la conducta en un 15 % al 30 % de los casos(188,189).

Recomendación 43: El 18FDG PET/CT debe indicarse en pacientes con sospecha de enfermedad estructural, con persistencia Tg o anticuerpos aTg con curva ascendente que presenten imágenes negativas. También está indicado en la estadificación inicial de pacientes de alto riesgo y antes de una dosis empírica para identificar pacientes que probablemente no responderán al radioyodo.

20) ¿Cuándo se emplea la radioterapia externa locorregional en CDT?

Existen dos usos posibles de la radioterapia externa en CDT: 1) como terapia adyuvante para la enfermedad microscópica residual eventual luego de una cirugía adecuada y 2) como parte del manejo multidisciplinario de la enfermedad macroscópica no resecable. En este segundo contexto, el objetivo es el control de síntomas secundarios a compresión local.

Con respecto al criterio adyuvante, el objetivo primario es reducir la probabilidad de recidiva locorregional en pacientes de alto riesgo seleccionados. Si bien no hay estudios prospectivos, los trabajos retrospectivos(190-192) y experiencias de centros de referencia(193,194) mostraron que la radioterapia se asocia a mejor control local luego de la cirugía (frecuentemente asociado al tratamiento con 131I) en pacientes mayores a 50 años con tumores con extensión macroscópica extratiroidea (vía aerodigestiva o estructuras vasculares). Esta recomendación es particularmente enfatizada si además el tumor presentara áreas pobremente diferenciadas y/o hubiera evidenciado previamente ausencia de captación del radioyodo. La radioterapia externa no se recomienda rutinariamente en pacientes con adenopatías clínicas (tamaño > 3 cm) o invasión extratiroidea microscópica, dado que los efectos adversos del tratamiento son mayores a los potenciales beneficios.

Recomendación 44: La radioterapia externa debe considerarse en el manejo de tumores (o restos tumorales) irresecables. Se recomienda, además, valorar su empleo en pacientes añosos con extensión extratiroidea macroscópica.

21) ¿Cuándo se considera que un paciente es refractario al yodo radioactivo?

Alrededor de un 35-50 % de pacientes que tienen enfermedad metastásica local o a distancia puede ser refractario al tratamiento con radioyodo(75,195). Este subgrupo pequeño de pacientes (menos del 5 % de todos los pacientes con CDT) tiene un mal pronóstico, con una sobrevida a 10 años que no suele superar el 10 %, y una sobrevida media desde el diagnóstico de la radiorresistencia cercana a los 5 años(75).

La definición actual de radiorresistencia incluye una o más de las siguientes condiciones(167,197,198):

a. Ausencia de captación de radioyodo desde el comienzo del tratamiento.

b. Pérdida de la capacidad de captación de radioyodo en el seguimiento.

c. Presencia de una o más lesiones metastásicas del CDT que no capten yodo radioactivo (posterior a una dosis terapéutica y luego de una correcta dieta con bajo contenido en yodo).

e. Evidencia clínica de que el radioyodo no sigue produciendo beneficio a pesar de que exista captación en la lesión metastásica. Esta situación ocurre cuando se alcanzan dosis acumuladas cercanas a los 600 mCi de 131I(167,196-199). En este caso, la progresión tumoral también debe confirmarse con imágenes realizadas cada 6 a 12 meses de acuerdo a la presencia de criterios RECIST 1.1(157). La tendencia (tiempo de duplicación) en los niveles de Tg está más vinculado al pronóstico de sobrevida que a la progresión tumoral(128), por lo que las concentraciones crecientes de este marcador no son diagnósticas de enfermedad progresiva, si estas no se acompañan de resultados que muestren incremento del tamaño de las lesiones en las imágenes(167,196,197).

Recomendación 45: La radiorresistencia puede definirse luego de demostrar ausencia de captación de radioyodo por la lesión metastásica (desde el inicio del tratamiento o en su evolución) y puede considerarse cuando existan dosis acumuladas superiores a 600 mCi 131I con persistencia estructural de la enfermedad.

22) ¿Cuando debe considerarse el empleo de inhibidores de tirosina quinasa?

El único inhibidor de quinasa que se encuentra aprobado hasta el momento por la FDAes sorafenib. Este fármaco está indicado en pacientes con enfermedad refractaria al radioyodo para: a) el tratamiento del cáncer de tiroides localmente avanzado progresivo no pasible de tratamiento; b) tumores metastásicos a distancia con enfermedad progresiva demostrada por criterios RECIST 1.1 en el lapso de 6-12 meses; y/o c) cáncer metastásico sintomático. El estudio en fase III (DECISION) (sorafenib vs. placebo) mostró que la sobrevida libre de progresión de enfermedad en el grupo tratado fue de 10,8 meses comparados con los 5,8 meses observados en el grupo placebo(200). Recientemente se ha publicado la primera experiencia nacional con respecto al uso de este fármaco(201).

Otros inhibidores de quinasas que han mostrado resultados similares en estudios en fase II son lenvatinib(202) y vandetanib(203). Existen estudios en fase III ya finalizados con lenvatinib (SELECT)(204) y en curso para vandetanib (VERIFY)(205).

Estos fármacos producen numerosos efectos adversos (diarrea, astenia marcada, lesiones cutáneas, hipertensión arterial, entre otros) que deben considerarse cuidadosamente antes de su indicación sistemática en pacientes con enfermedad progresiva indolente(167,196,197,206).

Recomendación 46: Hasta la publicación de estas recomendaciones, sorafenib es el único inhibidor de quinasa aprobado por la FDA para tratamiento de cáncer diferenciado de tiroides. Su indicación está limitada a los pacientes con enfermedad avanzada refractaria al yodo radioactivo, progresiva y/o sintomática que no pueda ser resuelta con una modalidad de tratamiento local.

23) ¿Qué consideraciones particulares deben realizarse en los pacientes con aTg positivos? ¿Cómo se debe efectuar el seguimiento en estos pacientes?

Los valores de Tg indetectables en este grupo de pacientes no pueden considerarse fidedignos a diferencia de lo que ocurre cuando los aTg son negativos(132,207-211). La separación entre positividad y negatividad de aTg es metodología dependiente, debido a la sensibilidad de detección variable de los diferentes ensayos(210). La presencia de interferencia de estos anticuerpos debe ser sospechada cuando el nivel de Tg sérico no se corresponde con la situación del paciente. En estos casos es recomendable realizar la determinación de aTg por otra metodología(212). Se considera preferible utilizar ensayos del mismo fabricante para Tg y aTg y además que las mediciones consecutivas sean realizadas con la misma metodología, principalmente cuando esta detectó la positividad del anticuerpo. Por otro lado, se recomienda utilizar un ensayo para determinación de aTg estandarizado contra el Standard 65/93 de la preparación Internacional de Referencia(213). Los tests de recuperación no son de utilidad, dado la baja sensibilidad para detectar interferencias mínimas en los ensayos actuales de Tg que tienen un bajo límite inferior de detección(29, 214-216).

Si bien, el seguimiento de los pacientes con aTg positivos tiene algunos aspectos especiales, el mismo también se ajusta al riesgo individual. La presencia de aTg positivos no cambia la estadificación ni el grado de riesgo de recurrencia/persistencia inicial.

Si bien, se menciona que los aTg pueden ser un marcador indirecto de la persistencia de enfermedad en el seguimiento a largo plazo(18,48,217,218), esto es relativo por distintas causas: a) el prolongado tiempo que puede llevar su negativización, -mediana de 3 años-(219-222), b) falta de correlación del valor de aTg con la masa tumoral y, c) el aTg no es influenciado por el estímulo de TSH(210, 223). La curva de los aTg en el tiempo (siempre medidas con el mismo ensayo) es de mayor utilidad pronóstica que los valores absolutos(132, 220, 222, 224-226).

La indicación de ablación no difiere en los pacientes aTg positivos. El seguimiento es similar a pacientes sin anticuerpos, excepto la realización de RCT diagnóstico en los pacientes con aumento de aTg o establemente elevados. Ante la presencia de lesiones sospechosas se procederá al igual que con los pacientes sin aTg(223). En los pacientes con ecografía y RCT negativos y persistencia de aTg por más de tres años o curva ascendente de los mismos está indicado efectuar 18FDG PET/CT(186,227).

Recomendación 47: La indicación de ablación y la dosis de la misma no difieren en pacientes con aTg positivos.

Recomendación 48: En el seguimiento del paciente con CDT y aTg positivos, las mediciones consecutivas del anticuerpo deben ser realizadas en el mismo laboratorio y con la misma metodología.

Recomendación 49: El seguimiento del paciente con aTg positivos debe ser estratificado según la tendencia del aTg, más que por su valor absoluto. Se efectuarán determinaciones seriadas de Tg bajo tratamiento hormonal, aTg y ecografía de cuello. No se sugiere solicitar Tg estimulada (rhTSH o suspensión hormonal) en pacientes con aTg positivos hasta confirmar fehacientemente su negativización. Ante la persistencia prolongada de aTg o curva ascendente por la misma metodología, se recomienda realizar estudios por imágenes adicionales.

Recomendación 50: El nivel de TSH debe ser adaptado al riesgo de recurrencia y al momento del seguimiento de cada paciente.

24) ¿Cuál es la conducta frente al diagnóstico de cáncer de tiroides en el embarazo?

La evolución del CDT en este subgrupo de pacientes es comparable a la observada en mujeres de la misma edad no embarazadas según la mayoría de las publicaciones(228-231), si bien algunos autores han encontrado una mayor posibilidad de persistencia o recidiva(232).

Con la salvedad de que en el embarazo se sugiere punzar solo los nódulos que presenten factores de riesgo, si el resultado de la punción fuera compatible con CDT se sugiere adecuar el tratamiento a los factores de riesgo que presente la paciente y a la etapa del embarazo. Se ha demostrado que la evolución de las pacientes operadas intraembarazo o posparto es la misma(26,228,233).

Se debe hacer una evaluación ecográfica por trimestre y si se observaran cambios en su estructura o progresión de la enfermedad debe replantearse el tratamiento(234). Se sugiere indicar toma de levotiroxina para mantener TSH en niveles bajos, no suprimidos(235,236).

En el caso excepcional que se decida cirugía en el curso del embarazo, esta debe realizarse en el segundo trimestre cuando los riegos para la evolución de la gestación y el feto son menores(237).

La ablación con 131I, en caso de que corresponda, se debe efectuar en el posparto, luego de un tiempo variable, debiendo haber suspendido la lactancia 6 a 8 semanas previamente(238).

La existencia de cáncer de tiroides tratado previamente a la concepción, así como el 131I recibido con anterioridad al embarazo, no influyen negativamente en el curso de la gestación ni en el feto, así como el cáncer no se ve alterado por el embarazo en sí mismo(239-243).

Recomendación 51: En la mayoría de las pacientes con diagnóstico de CDT durante el embarazo se recomienda posponer la cirugía hasta después del parto. Si existiera progresión de la enfermedad se sugiere realizar la cirugía en el segundo trimestre. Los niveles de TSH deben mantenerse en rangos bajos no suprimidos.

Recomendación 52: En caso de decidir ablación con radioyodo, esta se hará luego de un tiempo prudencial posparto, permitiendo el amamantamiento según el riesgo de recurrencia que presente la paciente. Se debe suspender la lactancia 6 a 8 semanas previas a la radioablación.

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APÉNDICE A

Recomendaciones de la Asociación Argentina de Biología y Medicina Nuclear postratamiento con yodo radioactivo en pacientes con cáncer de tiroides

- Los pacientes deben recibir en forma oral y escrita: medidas de radioprotección y cuidados personales.

- Firmar el consentimiento informado y la aceptación del cumplimiento de las medidas de radioprotección.

- Las pacientes en edad fértil deben tener una subunidad beta hCG negativa 24-48 h antes de la administración del radiofármaco (desde la menarca, hasta 2 años después de la menopausia).

Contraindicación absoluta: embarazo y lactancia.

Las indicaciones tienen como objetivo que la dosis efectiva de radiación que reciban las personas en relación con el paciente no supere el valor de 1mSv. Deben tener en cuenta el entorno familiar y laboral.

Debe constatarse que el paciente ha comprendido las indicaciones en relación a la irradiación y contaminación externa o interna de los cohabitantes, previamente al pedido del radioyodo.

Para ambos sexos evitar el embarazo 6 meses posteriores a la toma de 131I.

Las siguientes indicaciones deberán ser más estrictas ante la presencia de embarazadas y niños.

Medidas de radioprotección y cuidados personales

- Después de la administración del radioyodo deberá utilizar un medio privado de transporte, viajar en diagonal con el conductor. (ver Tabla VI con tiempo de viaje seguros)

TABLA VI. Tiempos de viajes seguros postdosis (en horas) en un transporte privado para restringir. la dosis del acompañante a 1 mSv (Adaptada de IAEA 63 y Barrington y col.)

- Si tiene náuseas puede tomar metoclopramida cada 8 horas.

- Tomar abundante líquido (el radioyodo se elimina por orina).

- Vaciar frecuentemente la vejiga durante las primeras 48 hs, inclusive a la noche.

- Si es hombre debe orinar sentado.

- Deberá evacuar el intestino todos los días. En caso de constipación deberá tomar un laxante.

- Lavarse cuidadosa y frecuentemente las manos.

- Cada vez que vaya al baño, debe vaciar 2 veces el tanque del inodoro.

- Limpiar cuidadosamente el lavatorio si lo contamina con saliva.

- Ducharse diariamente, dejar correr agua para lavar la bañera.

- Usar toallas y ropa de cama individuales.

- Si está resfriado o tiene abundantes secreciones nasales, usar pañuelos de papel y descartarlos en el inodoro.

- No tiene que estar confinado: maximizar la distancia y minimizar el tiempo de contacto con otras personas:

- Por 3 días:

- Mantener una distancia mínima de 2 metros con las demás personas.

- No asistir a eventos sociales ni usar transportes públicos.

- Por 5 días: dormir en cuarto separado.

- Por 15 días: evitar el contacto estrecho con niños y embarazadas.

- Con las mascotas tener la misma consideración.

- Licencia laboral: promedio 7 días dependerá del lugar de trabajo (menor, respetando los 2 metros de distancia) y del trabajo que realice (más prolongada si tiene contacto estrecho con niños).

- Los elementos que vayan a la boca (ejemplo: vaso, taza, tenedor, cuchara, bombilla, etc.) mantenerlos separados por 7 días.

- Si manipula alimentos, extreme los cuidados para no contaminarlos con saliva.

- Ingerir bebidas o caramelos ácidos entre comidas 24 horas después del tratamiento por 5 días.

Situaciones especiales a evaluar antes de indicar el tratamiento con radioyodo, ya que requieren de medidas de radioprotección particulares en cada caso:

- No puede dormir solo o a 2 metros de distancia.

- Convivientes niños o embarazada con imposibilidad de respetar los 2 metros de distancia.

- Responsable del cuidado de un niño.

- Incontinencia urinaria o fecal.

- Utilización de dispositivos como catéteres, traqueotomía, etc.

- Insuficiencia renal /Diálisis peritoneal /Hemodiálisis.

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