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Revista Pilquen

versión On-line ISSN 1851-3123

Rev. Pilquen  n.7 Viedma ene./dic. 2005

 

RESEÑAS

Monterroso, Augusto. Literatura y vida, Madrid: Alfaguara, 2004, pp. 140.

María Teresa Sánchez
CURZA - Universidad Nacional del Comahue

Recibido: 17/03/05
Aceptado:
22/03/05

Este libro es un volumen publicado por los herederos de Augusto Monterroso. Constituye una recopilación de dieciséis textos misceláneos en su temática pero no en su forma, ya que en sus páginas está compendiado el género que ocupó la mayor parte de la obra de Monterroso como es la escritura del ensayo.

El libro aborda temas siempre presentes en los ensayos de Monterroso como los problemas genéricos, la tradición literaria hispanoamericana, el campo intelectual guatemalteco y mexicano, entre otros. Principia la edición, un ensayo titulado "Cervantes ensayista" en el que cuestiona la tradición literaria al postular que la paternidad del género le pertenece tanto a Francis Bacon como a Montaigne. De ahí que no sea un gesto menor su elección de una cita del escritor inglés para dar comienzo al texto; cita, por otro lado, que oficia de paradigma para desarrollar su teoría sobre la constitución del género y para establecer una innovación en la historia literaria española como es otorgar a Cervantes el lugar del primer ensayista. Otros textos enumeran sus preferencias literarias en nuestro siglo y en nuestra lengua como "Cementerios en Zurich", "La voz humana" y "Los mejores del siglo XX", siendo Rubén Darío, Antonio Machado, Jorge Luis Borges y Pablo Neruda los elegidos para formar parte de ese catálogo. En "El idioma español" ondula, además, otra de sus preocupaciones permanentes como es el análisis de la lengua española como legado cultural y literario y como una entidad unificadora de la expresión hispanoamericana.

La voluntad de dejar inscripto su reconocimiento en un campo intelectual que le propició un lugar en el exilio y hasta su muerte, queda plasmada en "La literatura fantástica en México". En este ensayo, el autor, mediante el artificio de definir lo fantástico, incluye a los escritores que conformarían, según su elección, el canon mexicano, estableciendo, un recorrido por su literatura. También pertenece a su detenimiento en el campo mexicano la confesión de sus deudas con los poetas que conoció ahí como lo evidencia "El nuevo soneto a Helena". Asimismo, en "El pequeño mundo del hombre" nos ofrece un doble homenaje: a la tarea del traductor -tratado que acompaña sus preocupaciones por el oficio de escribir- y a los traductores mexicanos.

El estilo autobiográfico y de autorreferencia tan peculiar en Monterroso -peculiaridad que define gran parte de su obra- también está presente en estas páginas. Es así como "Mi primer libro" -el texto más extenso del volumen- nos propone un buen ejemplo de esto. El ensayo al que hacíamos alusión, incluye un recorrido por su vida y por sus escritos deteniéndose en las primeras publicaciones -hecho que nos acerca al campo intelectual guatemalteco del que procede-. También se refiere a su militancia política, al exilio y a sus libros a los que remite en una especie de antología personal. De esta índole, también, es "Plática con Antonio Marimón" en el que partiendo del tratamiento de la brevedad como estilo autorreferencial llega a ocuparse de dos pilares que conforman su escritura, el humor y la parodia. Asimismo, en "La pulga en mi oreja" y "Libros prestados" nos ofrece una reflexión sobre la literatura universal y sus rescates.

Es importante destacar el lugar que le confiere a la figura de Ítalo Calvino en dos de los textos -"Breve, brevísimo" y en "Italia en el corazón"- como un ejemplo de teórico ocupado en cuestiones similares a las suyas como es la problematización del oficio de escribir en este milenio. En cercanías con esta temática, pueden incluirse textos como "Luis Maneiro, traductor de Lord Chesterfield" en el que recurre al tema de la traducción e "Imaginación y realidad" en el que discurre sobre los procesos de la ficcionalización en las letras hispanoamericanas.

Merece mencionarse que este volumen viene a cerrar el ciclo comenzado en Movimiento Perpetuo en 1972 en el que Augusto Monterroso, desde el artilugio de uno más de sus epígrafes, confiesa su deseo de mudar de estilo, hecho que queda demostrado en la elección del género ensayo para gran parte de su obra posterior. Del mismo modo, los textos que conforman este libro constituyen un corolario del tratamiento de la literatura y de la vida que impera en toda la obra de Monterroso y que permite ver en el escritor guatemalteco al intérprete-interlocutor de una representación de mundo desde su experiencia vital y profesional. De esta manera, Monterroso nos ofrece una acertada síntesis de la bipolaridad por la que circula la constitución misma del género. De ahí que la autobiografía, las teorizaciones genéricas, la construcción de tradiciones, la parodia al canon, los reconocimientos y las diatribas a la literatura en general y a las letras hispanoamericanas, en especial, una vez más, tratándose de Augusto Monterroso, no han podido estar ausentes en éste, el último de sus volúmenes publicados.

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