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Revista Pilquen

On-line version ISSN 1851-3123

Rev. Pilquen  no.11 Viedma Jan./Dec. 2009

 

ARTÍCULOS

Mujeres productoras y representaciones sociales. Movimiento de Mujeres en Lucha de Río Negro y Neuquén

Alicia Ester González
Centro de Estudio Históricos de Estado, Política y Cultura. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional del Comahue

Resumen
Los cambios económicos de la década del 90 y la dificultad de los partidos políticos y representaciones parlamentarias para responder a las demandas de la sociedad, facilitan la incorporación en los conflictos sociales de "nuevas formas de hacer política" con actores que se van definiendo de manera novedosa, como es el caso de las mujeres. La actividad frutícola en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén entra en crisis en las décadas del '80 y '90. La concentración económica, las desigualdades entre los distintos sectores del circuito agroindustrial y la aparición de fuertes conflictos constituyen las manifestaciones más notorias de la misma. En este contexto, el análisis de las prácticas, actividades y representaciones de las mujeres productoras que integran el Movimiento Mujeres en Lucha de Río Negro y Neuquén permite comprender el protagonismo que éstas adquieren en la lucha por sus reivindicaciones y determinar la incidencia de estas acciones en el proceso de conformación de su identidad social.

Palabras clave: Identidad; Mujeres; Acciones colectivas; Cultura rural; Conflictos.

Women workers and representatives. Río Negro and Neuquén Women at fight Movement

Abstract
The financial changes of the 90s decade and the difficulty of political parties and parlamentarian representations to answer the society demands, facilitate the incorporation in social conflicts of ¨new ways of engaing in politics¨ with agents that go defining themselves in a completely new way, as it is the case of women. The fruit activity in Alto Valle of Neuquén and Río Negro region starts going through a crisis in the 80s and 90s decades. The economic concentration together with the disparities between the different groups of the farming industry circuit, and the appearance of strong conflicts establish the most notorious signs of that crisis. In this context, we are interested in analisying the practises, activities and representations of women workers that belong to Rio Negro and Neuquen Women at fight Movementin order to understand the prominence that they gain in this fight thanks to their demands, and in this way determine the incidence of these actions in the process of composition of their social identity.

Key words: Identity; Conflict; Women; Collective actions; Rural culture.

Recibido: 25/05/09
Aceptado: 09/06/09

INTRODUCCIÓN

La etapa que se consolida en la Argentina en los años 90, conjuga la existencia de una especie de estado post-social, donde el aparato estatal reduce sus atribuciones y su intervención en favor del mercado y la sociedad civil, con un régimen de acumulación de libre mercado y la preeminencia de valores sustentados en una cultura individualita y competitiva (Lattuada, 2002:3)

Paralelamente, la crisis de las economías regionales, la orientación netamente exportadora que cobra el agro y la extensión de la frontera agrícola modifican la estructura social agraria con un desplazamiento económico y territorial de las familias rurales que quedan fuera de los complejos agroindustriales, imposibilitadas de seguir produciendo para un mercado en el cual ya no pueden competir (Domínguez, Lapegna, Sabatino, 2006: 240)

En este marco, surgen movimientos sociales y acciones colectivas que cuestionan al Estado y al sistema político1. Son acciones de protesta de mujeres, de jóvenes, étnicos, entre otros, en los que confluyen numerosas variables dentro de un mismo movimiento y que se declaran anti-mercado y anti-sistema de partidos.

El Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha (MML) se organiza en la provincia de La Pampa en 1995. Lo integran mujeres de estratos agrarios empobrecidos, que empiezan a resistir los remates de sus tierras y se van agrupando hasta formar una asociación de difusión nacional (Giarracca, Teubal, 1997: 98)

En el caso que nos ocupa, la producción frutícola de la región agroexportadora del Alto Valle de Río Negro y Neuquén está integrada a circuitos agroalimentarios mundiales, y a su vez condicionada por las políticas de ajuste impuestas por organismos internacionales. Desde los años '80, los sectores chacareros2 pierden progresivamente su protagonismo histórico y su posición de fuerza en el circuito y se articulan subordinadamente al sector industrial o desaparecen ante la imposibilidad de contrarrestar los efectos de la concentración económica de grandes empresas, con creciente participación de capitales transnacionales (Bendini, Pescio, 1996: 210)

En l998 surge el Movimiento de Mujeres en Lucha de Río Negro y Neuquén (MMLRN)3, desde un núcleo inicial en las localidades de Cipolletti, Plottier y Centenario, se multiplica rápidamente ante acciones colectivas que logran frenar remates y captar la atención de la prensa.

Las prácticas, actividades y representaciones de las mujeres chacareras de Río Negro y Neuquén que participan en el MMLRN explican en gran medida el protagonismo que éstas adquieren en los conflictos rurales e influyen en los procesos de conformación de su identidad social.

MOVIMIENTO DE MUJERES EN LUCHA DE RÍO NEGRO Y NEUQUÉN

Origen 

Los cambios económicos y la falta de respuestas de los partidos políticos y representaciones parlamentarias a las demandas de la sociedad, facilitan la incorporación en las protestas sociales de "nuevas formas de hacer política" con actores que se van definiendo de manera novedosa, como es el caso de las mujeres.

El MML de La Pampa se extiende rápidamente a las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Formosa, más tardíamente al Valle de Río Negro y Neuquén. El Movimiento local basa su funcionamiento en una red de mujeres que cubre más de 300 kilómetros, cuenta con una organización escasamente burocrática, poco jerarquizada y débilmente centralizada4. La eficacia y el impacto mediático de sus acciones colectivas -logran frenar remates-, otorgan otra dimensión al problema central de la economía regional: el endeudamiento frutícola.

En los primeros años al MMLRN lo integran aproximadamente 200 mujeres. En general, pertenecen a la pequeña burguesía que pierde en los años '90, la posibilidad de movilidad social que la había caracterizado hasta la década anterior. Son en general chacareras -jefas de una explotación o esposas de chacareros-, con más de cincuenta años de edad, que viven en sus chacras, con parcelas de entre 10 y 20 Ha. Asumen un papel protagónico en la defensa de sus propiedades endeudadas, función que tradicionalmente es asignado a los varones. Si bien algunas tienen cierta trayectoria en cargos directivos o militancia política, la mayoría de ellas no ha participado activamente hasta ese momento en acciones políticas o sociales5.

El Movimiento regional es independiente de su homólogo nacional. Si bien no constituye una filial de aquel, mantiene fluidos contactos con su presidenta: Lucy de Cornelis y participa activamente en encuentros de distintos puntos del país donde convergen integrantes de La Pampa, Santa Fe y Buenos Aires entre otras.

En líneas generales, la asociación valletana adopta el programa de las mujeres de La Pampa y Santa Fe que venían actuando desde 1995. Incorpora la modalidad de cadena solidaria y sus principios directrices: horizontalidad, pluralismo y democracia6.

El MMLRNes autónomo de otras instituciones, no responde a corporaciones gremiales de productores ni a partidos políticos. Posee una organización horizontal que no reconoce dirigentes, articulándose en una red de mujeres, con referentes en cada localidad, desde las que se autoconvocan tanto para debatir y tomar decisiones, como para actuar ante situaciones de riesgo7.

La organización se define como una red horizontal plural y democrática, no obstante, las mujeres que constituyen los anclajes de cada pueblo para articular la red y organizar las acciones pone de manifiesto la existencia de ciertas formas de liderazgo. En general son mujeres de reconocimiento social en su localidad, con poder de convocatoria y capacidad para expresarse públicamente ante los medios de comunicación, principal fuente de su legitimidad.

A diferencia de la organización pampeana, la asociación local carece de personería jurídica "por temor a que los partidos políticos copen el movimiento". Si bien se evitan las jerarquías, la propia dinámica del Movimiento convierte a una de las fundadoras en líder espontáneo.

La cuestión que convoca y pone en acción a las mujeres del MMLRN son los remates de tierras productivas y el endeudamiento de los chacareros8. En un primer momento, sus demandas no contradicen el modelo económico que propone el gobierno nacional, con el tiempo van cambiando de perspectiva, efectúan fuertes cuestionamientos a la concentración económica del sector frutícola y a la consecuente desaparición de los pequeños productores.

En la defensa de sus chacras estas mujeres conciben la tierra no sólo como objeto de apropiación económica sino también y sobre todo como hábitat: territorio culturalmente construido (Bartra, 2007: 145). La preservación de sus propiedades conlleva al resguardo de esos ámbitos como formas de vida propias de la cultura rural9.

REPRESENTACIONES SOCIALES

El proceso de configuración de identidades colectivas se conforma en los espacios de interacción propios de la "esfera pública" entendida como la existencia de un espacio común de aparición y reconocimiento, definido por la igualdad de lo individuos capaces de acción y de discurso en la pluralidad de su existencia únicas. La esfera pública es el dominio político por excelencia, porque allí se expresa la práctica, y su representación, como una unidad de acción y significado a través de la cual cada sujeto asume el riesgo de revelarse entre y para los otros, inscribiéndose en su discurso y asumiendo una posición en la "trama" de las relaciones humanas (Pérez, 2005: 319)

Desde esta perspectiva, la posición de género que las Mujeres en Lucha asumen en la esfera pública, el discurso y los significados que ellas le otorgan, los símbolos que utilizan para identificarse y las acciones que desarrollan desde el Movimiento, resultan fundamentales para comprender el origen de un proceso de politización incipiente en las vidas cotidianas de las mujeres rurales, en el que se comienza a configurar una nueva identidad colectiva, se genera un nuevo tipo de prácticas y de solidaridades compartidas. Esto implica, por un lado, una ruptura en la cotidianeidad de las mujeres, y por otro, la creación de un nuevo espacio social, cultural y político que las expone públicamente, las "hace visibles".

El género

En la búsqueda por transformar la realidad que les es adversa, las mujeres del Movimiento van construyendo fragmentos de poder. En tanto fenómeno puramente político la principal propiedad del poder es la revelación, la posibilidad de crear mediante la interacción en el espacio público nuevos significados para el mundo común y, consecuentemente nuevas formas de reconocimiento social (Pérez, 2005: 328). Por ello, a pesar que los intereses y objetivos que movilizan a las Mujeres en Lucha son prácticamente los mismos que los de los productores varones, ellas adoptan una organización autónoma a la que imprimen una nominación de género, diferenciándose de aquellos por la decisión de llevar al espacio público un problema privado, de convertirlo en parte de la realidad social.

Las preguntas centrales tienen que ver con qué se considera como cuestión pública y qué, en contraste, como privada. La diferencia está dada por el sentido de publicidad, como abierto o accesible a todos, concerniente al bien común o a intereses compartidos, pero son sólo los mismos participantes quienes pueden decidir qué es y qué no es de público interés para ellos y así determinar el carácter de una cuestión dada (Fraser, 1994:103). La apariencia -algo que ven y oyen otros al igual que nosotros- son parte constituyente de la realidad, sin embargo, hay muchas cosas que no pueden soportar la constante presencia de otros en la escena pública, allí solamente se tolera lo que es apropiado, digno de verse y oírse, de manera que lo inapropiado se convierte automáticamente en asunto privado (Arendt, 2005: 61)

En el caso que nos ocupa, hay un diferencia sustantiva entre la visión de los chacareros y de las chacareras frente a la situación que atraviesan. El problema "privado" que se hace público, que las mujeres hacen público, es el del endeudamiento de los productores. La imposibilidad de pagar los créditos que terminan en ejecuciones hipotecarias es la cuestión que los varones mantienen en privado, que consideran inapropiado para ser visto y oído por otros. El sentido de "privacidad" no sólo concierne a lo íntimo, doméstico o a la vida personal. En una economía de mercado también se refiere a la propiedad privada.Dice una productora de Cinco Saltos: "Veo que mi marido no se defiende, no sé que está pensando hacer, lo veo callado, fumando, y ahora se le dio por llorar"10

La decisión de las mujeres de hacer público el endeudamiento, y así convertirlo en una cuestión de interés común tiene implicancias mucho mayores que las económicas. Pone en evidencia que las acciones de estas mujeres responden a sus propios sentidos en un plano cultural general que las ubica a la vanguardia de los reclamos sociales.

La nueva posición que van adquiriendo estas mujeres también se evidencia en el plano político, en particular con la participación en espacios tradicionalmente masculinos como las asociaciones de fruticultores.

Las Cámaras de Productores, aunque han perdido representatividad para el sector, se mantienen como ámbito referencial de los chacareros, que las han integrado de manera excluyente. Las mujeres comienzan a asistir a las asambleas desde posiciones marginales. Aunque se conservan como bastión masculino, la participación femenina logra cierta importancia y tiene repercusión en la prensa.

"En la Asamblea para elegir presidente de la Federación de productores de fruta de Río Negro y Neuquén con presencia policial, las mujeres primeriaron a todos y se instalaron en el interior del local colocando carteles y pancartas y expresando a viva voz su planteo de voto directo"11

Si bien el movimiento no plantea reivindicaciones de género ni de corte feminista, es femenino en su composición, sus prácticas y decisiones. La exclusividad podría responder a la intención de eludir la posición de poder propia de los roles tradicionales -de los que no reniegan- creando un espacio propio, restrictivo a la participación de varones. Esta aparente contradicción puede considerarse una estrategia de superación del dominio masculino en determinados ámbitos, consecuente con la nueva posición que van adquiriendo estas mujeres. Un testimonio aclara: "Pueden venir hombres a la reunión, fijando horario, que expongan y después se tienen que ir… pero para las discusiones, estamos todas mujeres solas, los hombres desde lejos…"12

El discurso

La constitución de identidades es un proceso complejo que define las formas y acciones de lo social a partir de interacciones entre actores sociales y entre éstos y el sistema global. Este proceso se realiza desde 'posiciones de sujeto' que suponen una pertenencia histórica a un sistema social, una relación mediatizada por la contemporaneidad del proceso social en que están inmersos los actores y pautas racionales específicas de conformación estratégica de la acción social, las cuales emergen de la normativización cultural (Raus, 1994:61)

A través de la protesta, las Mujeres del MMLRN van estructurando una nueva identidad colectiva en un proceso en el que se van definiendo ciertas relaciones que podríamos llamar: la construcción de la tradición. Ésta incluye procesos de conmensuración resultantes del relato que los propios actores construyen acerca de su procedencia, sus experiencias y sus expectativas como colectivo social determinado (Pérez, 2005: 330)

En la construcción de la tradición, el origen pionero, el apego a la tierra, la transmisión a las nuevas generaciones de valores heredados son elementos culturales que se repiten en el discurso de las mujeres rurales valletanas. En su sentido de pertenencia social se evidencia una marcada impronta de la cosmovisión del inmigrante, del colono13. En el mismo, la familia se convierte en el núcleo de contención social ante el desarraigo y la adversidad de los primeros tiempos y la solidaridad y la cooperación entre vecinos, parte de los nuevos grupos de pertenencia, caracterizan a los vínculos sociales. Esta práctica se reproduce en la actualidad ante los problemas económicos que deben enfrentar, aunque en grupos restringidos. Afirma una productora: "Soy de origen chacarero, hija de productores y desde que falleció mi papá estoy a cargo de la producción, con otras vecinas, siempre nos reunimos cuando tenemos algún problema…, todas mujeres que estamos solas frente a las chacras…, hacemos notas… estamos siempre juntas y tratamos de hacer siempre algo"14

Muchos los testimonios dan cuenta de la participaron directa de las integrantes del MMLRN en la formación de las chacras como parte de su grupo familiar, por ello a pesar de su corta edad en aquel momento, asumen como propio el carácter pionero. Recuerda una integrante del Movimiento de Villa Regina: "…en el año 27 ó 28 todavía la colonia no había armado las chacras, vinimos a Regina, la compañía le entregó la chacra a mi papá, y fuimos a vivir a la chacra pero era puro monte, no había ni una planta, no había nada, había que desmontar, que emparejar, ahí empezó la lucha con mi papá, con mi mamá y, mis hermanos que eran más chicos…"15

La pertenencia local y regional está muy generalizada, se rescata el lugar donde nacieron y se criaron pero también la región frutícola de la que forma parte cada localidad. No sólo se pone el acento en la concepción espacial sino en la actividad productiva. En su representación se asumen como productoras de la actividad frutícola -marcando las diferencias con los horticultores-, como integrantes de las familias fundantes de su localidad y del Alto Valle Río Negro y Neuquén. Estos son elementos de cohesión entre las chacareras y punto de conexión en la organización de la lucha. Afirma una productora de Centenario: "No sabemos hacer verdura…, es un cambio cultural, no pretendan que los productores de peras y manzanas nos pongamos de un día para el otro a hacer verduras, porque nos va a ir mal o va a ser una economía de subsistencia…"16

Las enunciaciones que las mujeres entrevistadas efectúan sobre sus actividades, decisiones y prácticas dan cuenta de sus representaciones y sentidos de pertenencia. En las mismas tienen gran importancia las concepciones culturales heredadas desde las cuales estas sujetas otorgan sentido a su lugar en la sociedad y al papel que deben cumplir en ella. Esta herencia cultural está conformada por elementos dominantes, legitimados por la tradición, pero también por elementos residuales y emergentes que le otorgan nuevos sentidos y nuevas direcciones.

La experiencia cobra un papel fundamental como elemento integrador de la identidad que constituye el sujeto social. Lo vivido cotidianamente, con toda su carga de contradicciones, y sus representaciones, se incorpora a la herencia cultural transformándola constantemente. En el marco de la experiencia y la herencia cultural, las apelaciones del discurso cobran su dimensión significativa (Bianchi, Sanchis, 1998:23). "La experiencia es un pasado presente, cuyos acontecimientos han sido incorporados y pueden ser recordados. En la experiencia se fusionan tanto la elaboración racional como los modos inconcientes del comportamiento que no deben, o no debieran ya, estar presentes en el saber. Además en la propia experiencia de cada uno, transmitida por generaciones o instituciones, siempre está contenida y conservada una experiencia ajena" (Koselleck, 1993:338)

Desde esta perspectiva, las mujeres objeto de nuestro análisis, fueron construyendo una imagen de sí mismas y un imaginario colectivo, que fue otorgando identidad al grupo Tengamos en cuenta que el Alto Valle de Río Negro y Neuquén hasta fines de los '50 experimenta un ritmo de crecimiento poblacional acelerado, con el pico económico más alto de su etapa frutícola, actividad que sigue en expansión hasta la década del '7017. En la mayoría de las localidades de las que provienen las integrantes del MMLRN, la población era mayoritariamente rural. Estas mujeres, descendientes de las primeras familias chacareras que "crearon el valle", se sienten parte de ese proceso, en el que su familia logra ascender socialmente, después de años de "sacrificio". Reflexiona una propietaria de Centenario: "Nuestros padres vivieron de estas unidades productivas -20 Ha-, vivían bien, una pequeña chacra le dio para criarnos, para vivir bien, hasta el fin de sus días, por eso mi impotencia de no poder llevar adelante esto que al fin no debe ser tan complicado. Yo ya me convencí, no soy yo la que fallo, los de afuera, estos que no nos dejan crecer, dejando que nos muramos todos…"18

Las representaciones colectivas encuentran sus raíces, sus bases materiales, no sólo en la situación actual, sino en la memoria de esos tiempos de oro y en una visión compartida de la legitimidad de su posición de pequeños productores, protagonistas de la historia valletana. De allí la resistencia a su desaparición como sector y la tensión entre esta posición conservadora y la ruptura en el posicionamiento de estas mujeres que se ponen a la vanguardia de la lucha y fundamentan su accionar en un discurso de los '90. Recuerda una productora de Plottier: "costó mucho, por eso es que uno defiende con uñas y dientes y, yo creo, que no está mal seguirlo defendiendo mientras uno tenga salud. Porque uno no solamente tiene que pensar en uno sino en lo que uno deja,… uno defiende con pasión porque vio lo que costó hacer todo esto…"19

Estas mujeres sostienen una lucha de resistencia para no ser despojadas de la tierra, y todo lo que ello implica en el nivel de la reproducción material y simbólica de la vida. En este caso el rescate del carácter pionero, de la cosmovisión del colono, del protagonismo como hacedores del Alto Valle está vinculado con la necesidad de los chacareros de reafirmar su identidad con base sus formas de vida sobre el territorio.

Los símbolos

La participación en el Movimiento y en las acciones de protesta van conformando una trama relaciones y de significación de la acción, una suerte de comprensión del grupo que se revela como una memoria y una tradición en la medida que establece reglas de reconocimiento mutuo, modalidades de innovación de la herencia común, formas de interpretación del presente compartido y conjeturas acerca de un destino por construir. La trama de relaciones en las protestas sociales que las Mujeres en Lucha llevan a cabo se manifiesta principalmente entre trabajo, espacio público e identidades políticas.

En algunas instancias, la protesta toma forma de un obra, de en un espectáculo de reconocimiento social y cultural que abre una memoria de poder romper la lógica fría de la exclusión donde cualquier identidad sedimentada se ha corroído por que el gran sistema social de la labor ya no incorpora sino que expulsa (Perez, 2005: 334). En la escenificación que se va construyendo, los símbolos se convierten en puntos de referencia que refuerzan la experiencia de la igualdad entre las integrantes del Movimientos y su vinculación con el resto de la sociedad.

Un tractor conducido por una mujer que enarbola una bandera argentina, es la imagen simbólica que identifica al MML en pancartas, banderines, prendedores y remeras. Esto nos lleva a reflexionar sobre sus representaciones y a los cambios y continuidades en la trayectoria de estas mujeres agropecuarias.

La utilización de los símbolos para identificarse en su práctica política, tiene que ver en gran medida con concepciones nacionalistas -bandera-himno- pero también con la manifestación de prácticas culturales vinculadas al trabajo que hasta el momento habían permanecido ocultas.

El trabajo de las mujeres en el campo es significativo, forma parte de la fuerza de trabajo rural. Además de criar animales domésticos y mantener el huerto familiar participan en distintas tareas culturales de la unidad productiva y es frecuente la conducción de maquinarias agrícolas en particular del tractor20. El emblema saca a la luz, hace visible una práctica que la mujer suele llevar a cabo pero que en general es atribuida a los varones. La invisibilidad de muchas de sus acciones, hace que generalmente a las mujeres propietarias rurales no se las considere productoras, sino esposas de productores, quitándole protagonismo en la actividad económica.

Para las Mujeres en Lucha,los símbolos patrios constituyen elementos distintivos en diversas ocasiones. La bandera argentina no sólo es parte del logotipo, también se despliega en los remates para impedir el contacto visual entre las partes. El himno nacional, entonado a viva voz, es utilizado para interceptar la comunicación verbal. En general, la referencia a la Nación, busca establecer un vínculo social entre individuos y clases basado en los valores, símbolos y tradiciones compartidos. La utilización de estos símbolos recuerda a los miembros el patrimonio y el parentesco cultural que comparten, y hacen que se sientan fortalecidos y enaltecidos por un sentimiento de identidad y pertenencia común (Smith, 1997:15). El doble uso que hacen las Mujeres en Lucha, para dividir, materialmente, y para unir en términos subjetivos, puede tener una finalidad estratégica pero también da cuenta de las contradicciones en la representación de estas mujeres que ven en el conflicto una posibilidad de solución a sus problemas pero no quieren provocar grandes rupturas.

El Movimiento local, agrega en las camisetas la frase "Por nuestros abuelos para nuestros hijos". Esta proposición identificatoria coincide en su sentido con reiteradas expresiones de las chacareras entrevistadas sobre la valoración de la cultura del trabajo, el sacrificio de los padres inmigrantes, el rescate de esos aprendizajes y la transmisión a los hijos. La vinculación con la cultura de las colonias agrícolas se hace evidente. La religiosidad del inmigrante también se rescata en el uso de "padre nuestro" rezado con fuerza en las instancias críticas del remate.

Generalmente, la persistencia de valores políticos, ideológicos y religiosos que constituyen una tradición, se debe en buena medida a la transmisión familiar donde la figura materna ocupa un papel central. Estas mujeres asumen ese papel, que indicaría una continuidad con roles tradicionales pero el reconocimiento y la revelación que han experimentado a través de la experiencia compartida en la acción y en el discurso que han logrado, mediante el ejercicio de ese poder, trasladarlo al ámbito público, con una finalidad política, marcando una clara ruptura de su posicionamiento desde el género.

La lucha

La categoría "horizonte de expectativas" acuñada por Koselleck puede ayudarnos a comprender la transformación que se va operando en las Mujeres del MMLRN durante el desarrollo de las acciones de protesta. En el proceso coexisten visiones conservadoras, de resistencia al cambio, con metodologías de lucha de la década del 90', que a su vez modifican sus representaciones sociales.

"La expectativa está ligada a personas, siendo a la vez impersonal, también la expectativa se efectúa en el hoy, es futuro hecho presente, apunta al todavía-no, a lo no experimentado, a lo que sólo se puede descubrir. Esperanza y temor, deseo y voluntad, la inquietud pero también el análisis racional, la visión receptiva o la curiosidad forman parte de la expectativa y la constituyen" (Koselleck, 1993: 338)

Las expectativas de las chacareras, objeto de nuestro análisis van mutando con el tiempo. En las primeras acciones de protesta que encontramos a las mujeres agropecuarias son los "tractorazos". Esta es una modalidad de protesta iniciada en el Valle de Río Negro y Neuquén a principios de la década del '90 caracterizada por cortes de rutas, movilización de vehículos y maquinarias agrícolas, arrojo de fruta en las calles, y toma de instituciones estatales y gremiales. En este tipo de protesta, los sujetos visibles son los varones, pero las mujeres están presentes mucho antes de la creación del MMLRN. En un primer momento otorgan a su participación un valor subsidiario, de complemento o ayuda, mantienen la invisibilidad, atribuida socialmente a su posición de género, haciendo inviable su protagonismo en un cambio favorable hacia el futuro.

"…al lado del hombre, acompañando al marido, cebándole mate, pero no hablaban… En los cortes, algunas se quedan a cocinar para garantizar que los productores no se vayan de la ruta. Cuando vamos a la ruta armamos el circo para que todos se sientan cómodos, nos mudamos, traemos los platos, las mesas, sillas…"21

La organización y las acciones desde el Movimiento marcan una ruptura con los modos de participación que venían dando las mujeres en los tractorazos. Desde allí se configura un espacio propio, netamente femenino.

Las mujeres productoras, desde el Movimiento, utilizan símbolos, rituales y prácticas de lucha como dimensión expresiva de las protestas en la forma de un ritual. Esta estrategia, por una parte, pone de manifiesto el conjunto de relaciones que permite el reconocimiento y la perduración del grupo como tal, y por otra permite su identificación desde la sociedad, a través de los medios de comunicación.

Consecuencia del endeudamiento del sector frutícola diversas entidades financieras, y principalmente el Banco de la Nación Argentina llevan a cabo una política de ejecuciones hipotecarias que se aplica masivamente entre los años 1998 y 2001. La instancia de los remates es el escenario en el que las MMLRN irrumpen para intentar frenarlos con interferencias sonoras o visuales y así impedir la comunicación entre los oferentes y el martillero22. Una integrante del Movimiento cuenta: "Nuestro objetivo es crear un clima donde no se pueda escuchar al martillero ni a las ofertas. Cuando nos cansamos de cantar el himno, algunas rezan, otras entonan estribillos, el resto recuperamos aire y volvemos a empezar"23.

Las acciones colectivas de las MMLRN van cambiando de modalidad con el tiempo. Al principio sólo apelan a la religión y a los símbolos patrios, usando su presencia física para obstaculizar el acercamiento entre las partes -a ellas no las tocan- y así logran frenar el remate. Una referente de Cipolletti expresa: "nosotras adelante, somos sólo mujeres, porque parece que nos respetan más a nosotras que a ellos"24

La situación se modifica cuando la policía decide actuar e impedir el ingreso al recinto donde se desarrolla la ejecución. La respuesta no se hace esperar y las acciones son más contundentes. Gritos, empujones, forcejeos y hasta uso de alfileres para neutralizar a las fuerzas de seguridad y acceder a las instalaciones. La prensa local refleja este giro estratégico: Remates a las piñas... Por más de una hora las mujeres cantaron el Himno y rezaron. Forcejeos, patadas y hasta empujones entre algunos policías y las mujeres que al grito de "remates al Carajo…"25

El desenlace no siempre es predecible, en algunos casos no se logran los objetivos pero la percepción de las integrantes del MMLRN es que: "Fue una lucha muy digna, con muy buenos resultado porque a raíz de la intervención de Mujeres en Lucha en todo el país se suspendieron los remates"26

La participación en el Movimiento constituye una experiencia única porque conduce a los actores a la construcción de una interpretación alternativa de la realidad a partir de la cual ésta se presenta como contingente y, por lo tanto, permite cuestionar la naturalidad del orden social otorgando la posibilidad de su transformación. Las mujeres que lo integran comienzan a asumir un papel totalmente diferente, cambian sus expectativas, se van constituyendo en sujetos colectivos, con formas propias de elaborar y expresar sus demandas y de proponer soluciones. Una integrante que lidera el Movimiento comenta: "… hablar en las asambleas, opinar, actuar directamente en un tractorazo, ponerse arriba en un tractor y cortar la ruta, frenar un remate, discutirle a un político en una reunión con un pensamiento propio del movimiento, actuando no como la esposa de…"27

Los ámbitos de decisión, solidaridad y resistencia en la cuestión frutícola fueron privativos de los varones hasta la década del '90. La ruptura más notable de este patrón de comportamiento lo constituye el cambio de posición de las mujeres en los tractorazos28. Su presencia comienza a destacarse y hacerse visible. Se dan a conocer con pancartas donde junto a la sigla "MML" se lee "a nuestros padres, tíos y abuelos",29 y más tarde "Por nuestros abuelos para nuestros hijos".

En los medios gráficos se les reconoce gran poder de convocatoria, y un papel protagónico, "los productores "junto con el grupo de mujeres en lucha hacen el corte, cierran el paso"30. La agrupación ocupa las primeras líneas de las movilizaciones: "Las mujeres fueron la voz cantante, no sólo por las consignas, sino porque arengaban al resto de los manifestantes a reforzar la lucha"31. "Muñecas Bravas. Las chacareras saldrán a las rutas para exigir respuestas para la fruticultura. Sin mayores vueltas piden subsidios y precio sostén."32 Estas prácticas van conformando un nuevo sujeto social, las mujeres se van reconociendo como un grupo social, construyendo una identidad.

EL ADVERSARIO

La definición de un adversario, que establece una diferencia fundante a partir de la cual el grupo se conforma, es cambiante y difuso, varía entre el gobierno provincial, el gobierno nacional, las empresas privatizadas, los partidos políticos, la burocracia sindical, el "modelo", que constituye el operador simbólico capaz de incluir indistintamente a todos, la protesta se concentra en la visibilidad y la reivindicación de la dignidad frente a la humillación y desprotección a la que los somete la transformación regresiva del régimen social de acumulación.

Para las MMLRN, el endeudamiento de los pequeños y medianos productores es producto de las políticas nacionales, por ello exigen la condonación de deudas del productor, en algunos casos. Se denuncian las tasas de interés como práctica usuraria y se responsabiliza de la crisis del sector a la falta de políticas estatales hacia el agro.

La disputa por la territorialidad tiene que ver con la definición de los usos de la tierra, entre una visión propia de la agricultura industrial de exportación y una perspectiva de producción frutícola en pequeñas unidades. La batalla del MMLRN se da contra el capital concentrado y contra el estado.

La posición política de las MMLRN en cuanto a la cuestión frutícola se aproxima a los sectores disidentes de la conducción de la mayoría de las Cámaras de la región. Las demandas puntuales del Movimiento son: precio mínimo sostén por kilo de pera y manzana, refinanciación de las deudas bancarias -en algunos casos condonación-, suspensión de los remates, subsidios para los productores afectados por heladas y granizo33.

En el escenario económico de los años 90, las familias productoras quedan en una debilidad estructural que pone en riesgo toda una forma de vida. En las mujeres entrevistadas se percibe, desde lo simbólico, una necesidad de volver a una "edad de oro", como cuando sus padres vivían de la chacra, pero en sus acciones, asumen un papel protagónico, se informan, discuten e incorporan demandas concretas tomando como modelo políticas actuales de otros países, por ejemplo subsidios a la producción enmarcados en proyectos turísticos, colocación de fruta en nichos del mercado interno, estrategias utilizadas en algunos países de Europa para retener a los campesinos en el área rural.

La crisis política nacional de 2001 descomprime la situación y el cese de las ejecuciones desde fines de ese año provoca una importante desmovilización, disminuye la participación mayoritaria de las mujeres que integran el MMLRN y éste cambia su dinámica. Se mantiene la red de comunicación entre las referentes de cada localidad y desde el MMLRN desarrollan otras estrategias en defensa de la pequeña y mediana explotación frutícola, con múltiples gestiones ante las autoridades en la búsqueda de soluciones para el agro34. En las protestas y sentidos que asignan a las mismas tienen múltiples puntos de contacto con movimientos sociales, ecologistas y encuentros de mujeres.

Las protestas del MMLRN, al igual que la de otros sectores de la sociedad, se caracterizaron por su baja institucionalización y su fuerte localización, lo que dificultó la articulación entre los diferentes focos, pero con un impacto expresivo muy importante que impugnaba una de las condiciones de funcionamiento tanto del mercado capitalista como del estado de derecho: la libre circulación de bienes y personas. Fue como resultado de esta doble condición: su fuerza expresiva, por un lado, y su baja institucionalización, por el otro, sumada a la creciente crisis de legitimidad de las instancias formales del sistema político, que los medios de comunicación, al tiempo que nacionalizan la protesta, cumplen una función central en la identificación, reconocimiento y normalización de sus protagonistas (Pérez, 2005: 333)

A MODO DE CIERRE

En síntesis, el estancamiento económico, la reconversión productiva y la apertura económica de la década del '90 en Argentina, provocan una profunda crisis en las economías regionales del país, cuyos sectores más afectados son los sectores medios rurales.

En el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, los condicionamientos estructurales para desarrollar la actividad frutícola ponen en riesgo la continuidad de las familias chacareras como productoras y, fundamentalmente, el sostenimiento de su posición social y formas de vida.

El MMLRN, creado para contrarrestar los efectos más traumáticos de la crisis, origina un proceso de politización creciente en las vidas cotidianas de las mujeres rurales en el que se comienza a configurar una nueva identidad colectiva, se genera un nuevo tipo de prácticas y de solidaridades compartidas.

La cuestión política central que se infiere del análisis del Movimiento tiene que ver con la resistencia por mantener la forma de territorialidad característica del Alto Valle durante la mayor parte de su historia y la defensa de la cultura rural. Siguiendo la tendencia de los conflictos rurales de fines del siglo XX en los que se disputa el uso de la tierra, tanto por su valor material como simbólico.

En las representaciones de las Mujeres en Lucha predominan los elementos culturales vinculados al modelo tradicional sobre el papel social de la mujer, con una cosmovisión propia del colono, del pionero. Pero al mismo tiempo surgen elementos disruptivos que dan cuenta del nuevo posicionamiento de estas mujeres, como protagonistas de las acciones de protesta con rasgos característicos de las luchas de los años 90 y la creación de un nuevo espacio social, cultural y político.

La participación en el Movimiento de Mujeres en Lucha estimuló la salida de sus integrantes del ámbito doméstico y su incursión en el espacio público. Además, las acciones de protesta, las formas de participación, los debates, las gestiones institucionales, entre otras acciones, constituyen una fuente de politización. Las vidas de estas mujeres ya no son las mismas. Están asistiendo a una profunda transformación cultural.

Notas

1. Se entiende por Movimiento social a un actor colectivo movilizador, con cierta continuidad, un alto nivel de integración simbólica, una escasa especificación de los roles y medios de acción y formas de organización variables. El rasgo que caracteriza a un movimiento social es plantearse como objetivo el logro de cambios estructurales en el Estado o/y la sociedad. Estos cambios no tienen que ser cambios totales del sistema, pero si cambios de diferentes elementos importantes del mismo. (Mees, 1998:304/305). Por acción colectiva se define al ensamble de varios tipos de acciones en una lucha entre dos actores por la apropiación y orientación de los valores sociales y los recursos, incluyendo conductas que transgreden las normas institucionalizadas en roles sociales; que exceden las reglas del sistema político y/o que atacan la estructura de una sociedad basada en relaciones de clases Conceptualización tomada de Alberto Melucci, "Asumir un compromiso: identidad y movilización en los movimientos sociales", en Zona Abierta N° 69, Madrid, 1994. (Bidaseca, 2006: 4)

2. Se denomina chacarero a un productor familiar que en las etapas iniciales de la explotación frutícola se constituyó en la fuerza de trabajo necesaria para el desarrollo y expansión de su unidad productiva -chacra- y, a la vez en el actor social y político 'protagónico'. "La consideración de los chacareros como productores familiares... corresponde al tipo "farmer" que incorpora trabajo asalariado -no familiar- en las unidades de producción", en (Barbosa, Bendini, 2001: 341)

3. Utilizaremos esta sigla para diferenciar la organización regional (MMLRN) de la nacional (MML), pero el Movimiento local no hace esta diferencia y adopta (MML) en todas sus manifestaciones y expresiones.

4. La ingeniera agrónoma Andrea Lupori de Cipolletti inicia en junio de 1998 las gestiones para crear el Movimiento en su localidad y en Plottier, Centenario, Cinco Saltos. El 04 de enero de 1999 se organiza en Villa Regina, posteriormente en Allen, General Roca y Río Colorado entre otras

5. Una integrante de Villa Regina ha participado activamente en el PJ, otra de Chichinales conformó el Directorio de Corpofrut y fue concejal del Municipio.

6. Estos principios son tomados por el MML del Congreso Nacional de Mujeres.

7. En 1998 MMLRN funciona un día por semana en: Cipolletti: Federación de Productores; Cinco Saltos: Cámara de Productores; Plottier: Cooperativa de Servicios Públicos; Centenario: Escuela Parroquial; Allen: Cámara de Productores; General Roca: Cámara de Productores; Ingeniero Huergo: Casa de Familia y en el Valle Medio -Choele Choel, Luis Beltrán; Lamarque y Pomona. También en Balsa Huitrin a 60 Km de Chos Malal. Información extraída de Periódico Tiempo Cipoleño, 2da quincena septiembre, 1998. p.8.

8. También se oponen activamente a la privatización del Banco de la Nación Argentina, una de las banderas de su lucha.

9. La territorialidad es una reivindicación originalmente étnica que hoy están haciendo suya grupos con diferentes elementos identitarios.

10. Entrevista a la integrante del MMLRN: Nora Díaz de Cinco Saltos, en: Marta Dillon "No a los remates", Diario Página 12, 18.09.1998, p.4.

11. Río Negro 25.04.2004. p.15.

12. Testimonio oral L.A. 27.04.2006.

13. El origen del Alto valle de Río Negro y Neuquén está vinculado a las colonias agrícolas. Regina, Gral. Roca, Lucinda, La Picaza en Río Negro; Nueva España, Bouquet Roldan, Valentina y Centenario en Neuquén. Los colonos eran, en su mayoría, inmigrantes españoles e italianos que se fueron asentando en las dos primeras décadas del siglo XX.

14. Testimonio oral C.L.F. 25.06.2006.

15. Testimonio oral B.E. 13.06.2006.

16. Testimonio oral M.D. 12.09.2006.

17. Este crecimiento económico y demográfico se circunscribe al valle, mientras que en el resto de las dos provincias la población y la economía permanecían estancadas en este período.

18. Testimonio oral C. M. 12.09.2006.

19. Testimonio oral F.L. 12.09.2006.

20. Según varios testimonios, en las chacras valletanas muchas veces las mujeres manejan los tractores mientras un varón direcciona la curadora.

21. Testimonio oral L.A. 27.04.2006.

22. Las MML de Río Negro y Neuquén, el 07.09.1998 suspenden el primer remate, se trata de una chacra de 10 Ha. del productor de Cinco Saltos Miguel Delgado. Río Negro 08.09.1998 p.14. Hasta diciembre de 1991 se frenan más de cincuenta remates en la zona. Después de un largo interregno a fines de junio de 2006 se impide la ejecución de una chacra de 16 Ha. en Villa Regina del productor Romero Bendetti. Río Negro 30.06.2006, p16.

23. Entrevista a integrantes del MMLRN. Tiempo Cipoleño, 2da quincena septiembre, 1998, p.8.

24. Testimonio oral M.F.16.06.2006.

25. Periódico Noticias del Valle. Cipolletti, 27.09.2001, p.11.

26. Testimonio oral M. C. 20.06.2006.

27. Testimonio oral L.A. 27.04.2006.

28. En el período 1998-2001 se realizan movilizaciones y cortes de ruta que dejan al Alto Valle de Río Negro y Neuquén paralizado y completamente aislado por semanas, con piquetes en puentes y en puntos de la ruta 22 en un trayecto de más de 200 Km. Los más importantes, aunque no los únicos son: desde el 28 de abril al 3 de mayo de 1999 y del 14 al 29 de mayo de 2001. Información en Río Negro 10.09.1998; 10.03.1999; 30.04.1999; 20.05.2001 y La Mañana del Sur 30.05.2001.

29. Río Negro y La Mañana del Sur 10.09.1998.

30. Río Negro, 30.04.1999, p. 6 y 7.

31. Río Negro, 10.09.1998.

32. Noticias El Valle. 09.09.2001, p.1.

33. La Mañana del Sur, 01.06.1999.

34. En el año 2000 logran que el Vicepresidente de la Nación y el Presidente del Banco de la Nación Argentina las reciba. Clarín 09.03.2000, p. 44. En el 2003 una numerosa delegación del MMLRN concurre al Senado de la Nación y pide políticas activas para la producción. Son recibidas por el presidente del bloque justicialista Miguel Pichetto, el titular de la comisión de Agricultura Mario Danieli, el secretario de la bancada radical Luis Falcó y funcionarios del Senasa. La Mañana de Cipolletti, 11.11.2003, p.4. Acompañan el proyecto de creación del Instituto Nacional de la Pera y la Manzana (INPEMA) con sede en Allen, para rediseñar el mapa productivo regional. El proyecto de ley del INPEMA tiene como objetivos "promover, fomentar y fortalecer el desarrollo de la producción, empaque, proceso de frío, elaboración, industrialización, transporte, comercialización y consumo de la pera y la manzana..." Ingresa al Senado el 12.12.2003.

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