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Revista Pilquen

On-line version ISSN 1851-3123

Rev. Pilquen. secc. cienc. soc. vol.16 no.2 Viedma Dec. 2013

 

ARTÍCULO

Capital social y organización comunitaria: la urbanización del barrio Almafuerte (partido de La Matanza) (2002-2012)

 

Pablo Forni, Mariana Nardone y Luciana Castronuovo
forni@retina.ar - mariananardone@yahoo.com.ar - luciana.castronuovo@gmail.com
CONICET; FLACSO. Argentina

Recibido: 05/03/13
Aceptado:
01/07/13

 


Resumen
El propósito de este artículo es analizar, desde la perspectiva del capital social, la urbanización del barrio Almafuerte ("Villa Palito") en la localidad de San Justo en el oeste del Gran Buenos Aires. Se analizan las características de este proceso organizativo endógeno originado por líderes e instituciones de la villa que lograron: ganar la confianza de los vecinos, captar recursos y apoyos de programas sociales, agencias gubernamentales y líderes políticos. Para avanzar en la comprensión de estas experiencias organizativas se aplicó el estudio de caso, implementando una estrategia metodológica cualitativa, y las técnicas de entrevistas reiteradas en el campo y observación no participante.

Palabras clave: Organizaciones comunitarias; Capital social; Programas sociales de vivienda.

Social capital and community based organization: the urbanization process of Almafuerte neighborhood. La Matanza (2002-2012)

Abstract
The purpose of this article is to analyze, from the perspective of social capital, the process of urbanization of Almafuerte neighborhood ("Villa Palito"), located in the town of San Justo in the west area of Buenos Aires. We analyze the characteristics of this endogenous organizational process, which was caused by leaders and institutions of the neighborhood that were able to earn the trust of neighbors and raise funds and support from social programs, government agencies and political leaders. In order to understand these organizational experiences we applied a case study, implementing a qualitative methodological approach based on repeated interviewing and participant observation techniques in the field.

Key words: Community-based organizations; Social capital; Social housing policy.


INTRODUCCIÓN

Los procesos de organización comunitaria entre los sectores de menores recursos orientados a la construcción de viviendas y/o el mejoramiento del hábitat en general cuentan con numerosos antecedentes. Durante la última dictadura y a raíz de las erradicaciones compulsivas de villas de emergencia en la Ciudad de Buenos Aires, se iniciaron algunas experiencias de auto-construcción vinculadas principalmente a la Iglesia católica. Éstas propiciaron la conformación de organizaciones no gubernamentales (en adelante ONGs) que proseguirían la implementación de estrategias organizativas de índole comunitaria a pequeña escala, con apoyo de la cooperación internacional durante la década del ochenta y de algunos programas gubernamentales a partir de los años noventa. El accionar de estas ONGs dio lugar en algunos casos a procesos exitosos de urbanización en organizaciones comunitarias consolidadas (Forni, 2004).Se entiende a la organización comunitaria como aquella que generalmente presenta "un núcleo reducido de miembros organizadores, una estructura interna simple, un ámbito de acción eminentemente local y una orientación hacia problemas concretos de la comunidad. Dependen, en buena medida, de recursos externos para su funcionamiento que obtienen primariamente de fuentes estatales" (Forni, 2004:4)

Sin embargo, recién a partir del año 2003 las políticas públicas comenzaron a alentar decididamente la formación de cooperativas desde la óptica de la economía social que tendrían, entre otros fines, la construcción de viviendas y el mejoramiento del hábitat. En este sentido, cabe destacar la conjunción de políticas públicas con una creciente politización y surgimiento y potenciación de organizaciones populares (Natalucci, 2010) Consideramos que la perspectiva del capital social es especialmente adecuada para analizar este proceso debido a su carácter eminentemente relacional, su componente normativo, su énfasis en la confianza el desarrollo comunitario (Durston, 2003; Forni, Castronuovo y Nardone, 2010) Para avanzar en la comprensión de estas experiencias organizativas se aplicó el estudio de caso, en tanto este método permite prestar atención a los procesos y estructuras internas (habitualmente poco visibles) de estas organizaciones, incluyendo la perspectiva y biografía de los organizadores y miembros con la perspectiva histórica y territorial (holística)1.

NUESTRO ENFOQUE: CAPITAL SOCIAL Y ORGANIZACIONES COMUNITARIAS

En este artículo se pretende dar cuenta de una historia organizativa donde se evidencia un entramado organizacional con diferentes actores y relaciones. Dentro de las redes, cualquiera sea la forma que adopten, circulan información, legitimidad y distintos recursos. Las redes se conforman por una compleja mezcla de autoridad, amistad, relaciones de confianza y lealtad. A su vez, la conformación de estas redes genera distintos recursos, entre ellos el capital social. Es a través de la red como pueden potenciarse los recursos de sus integrantes. El concepto de capital social y sus variadas aplicaciones otorgan un papel central a las organizaciones y las diferentes redes sociales que se generan a partir de éstas. Ambas perspectivas -redes y capital social- tienen en común un énfasis en los aspectos relacionales de las organizaciones y sus miembros.

La gran versatilidad del concepto de capital social, dado el rango de temas y variaciones en niveles de análisis en los que se ha aplicado, ha sido tanto fuente de entusiasmo como de críticas. Existe una diversidad de aproximaciones para estudiar el capital social, y faltan acuerdos acerca de una conceptualización única, rigurosa y articulada (Policy Research Initiative [PRI], 2003)

El concepto del capital social ha generado un importante debate académico. Entre los autores que se enmarcan dentro de estas controversias conceptuales podemos nombrar a Bourdieu, Coleman, Granovetter, Burt, Putnam y Robison, Siles y Schmid. Una de las primeras definiciones sistemáticas y contemporáneas de capital social es la que realiza Bourdieu, que lo define como "la suma de los recursos, actuales o potenciales, correspondientes a un individuo o grupo, en virtud de que éstos poseen una red duradera de relaciones, conocimientos y reconocimientos mutuos más o menos institucionalizados, esto es, la suma de los capitales y poderes que semejante red permite movilizar." (Bourdieu y Wacquant, 1995: 82)

Por su parte, para Coleman el capital social constituye un recurso cuya particularidad radica en ser algo inherente a la estructura de las relaciones sociales. El autor define el capital social como "una diversidad de entidades con dos elementos en común: todas consisten en algún aspecto de estructuras sociales y facilitan cierta acción de los actores (ya se trate de personas o actores corporativos) dentro de la estructura." (Coleman, 1990: 302)

Es decir, se trata de un recurso que ayuda a lograr objetivos personales y que en caso de ausencia de este capital no podrían alcanzarse. Coleman enfatiza en el grado de "cercanía" [closure] de las relaciones entre los individuos que facilitará la acción colectiva, donde los beneficiarios del capital social serán todos aquellos que formen parte de esa estructura social. Para Robert Putnam, el capital social consiste en "rasgos de organizaciones sociales, como redes, normas y confianza, que facilitan la acción y la cooperación en beneficio mutuo" (1993: 35). El capital social pasó a ser una característica de comunidades más grandes como ciudades o países.

En el marco de la Iniciativa de Capital Social, Robison, Schmid y Siles (2000) agregan una distinción entre aquello que el capital social es, dónde reside, y cómo puede ser utilizado, y hablan de éste en términos de "simpatía". Los autores definen el capital social como "la simpatía de una persona o un grupo hacia otra persona o grupo que puede producir un beneficio potencial, una ventaja y un tratamiento preferencial para otra persona o grupo de personas más allá del esperado en una relación de intercambio." (Robison et al., 2000: 4, traducción propia)

Se concluye que, si bien los enfoques teóricos respecto del capital social resultan disímiles, de esta literatura se desprende que el capital social es un recurso que surge de las relaciones sociales, gracias a las cuales los actores se aseguran beneficios en virtud de la pertenencia a redes u otras estructuras sociales.

El concepto de capital social y sus variadas aplicaciones otorgan un papel central a las organizaciones y a las diferentes redes sociales que se generan a partir de ellas. En años recientes se ha generado un importante debate académico respecto a su definición y a las dimensiones e indicadores más adecuados para su análisis empírico. Paralelamente, se ha vuelto un componente importante de las formulaciones de los organismos multilaterales y las agencias de cooperación. El término ha sido utilizado para explicar que la inversión en él puede aminorar la desigualdad de ingresos y la pobreza (Robison, Siles y Schmid, 2003); también se lo ha identificado como un pilar en las bases de riqueza de los países (Putnam, 1993). Más allá de la inmersa versatilidad del concepto, que ha sido tanto fuente de entusiasmo como de críticas, el concepto aparece como especialmente apto para la elaboración de políticas orientadas a la inclusión (Forni, Siles y Barreiro, 2004) Si bien la utilidad práctica del capital social para la política pública forma parte del debate actual, hay evidencia de que ésta puede contribuir a la creación o fomento de capital social, realizando un potencial sinérgico entre organizaciones y gobierno.

En la literatura teórica aparecen dos argumentos sobre estructuras de redes que crean capital social. Por ejemplo, mientras Coleman pone el énfasis en la densidad de las redes como condición para el surgimiento del capital social, otro autor, Mark Granovetter, hacia 1973 expresó una idea diferente a través del concepto de "fortaleza de los lazos débiles" para referirse por ello a la capacidad de las influencias indirectas exteriores al círculo inmediato de la familia y los amigos más cercanos para servir como un sistema informal de referencia de empleos.

Ronald Burt (2000) va a nutrirse de esta fuente de inspiración para destacar casi veinte años más tarde una concepción semejante según la cual, en su opinión, es la relativa ausencia de lazos (que da en llamar "huecos" o "brechas estructurales") lo que facilita la movilidad individual. Esto es así en tanto que, como explica el autor, las redes densas tienden a transmitir información redundante, mientras que los vínculos más débiles pueden ser fuente de nuevos conocimientos y recursos.

TIPOS DE CAPITAL SOCIAL

La identificación de tres formas de capital social (unión, puente, escalera) es aquella que más frecuentemente se encuentra en la literatura del capital social. De todos modos, estos tres tipos no deberían ser tomados como exhaustivos dentro de una tipología de capital social. Aquí se presentan los tipos ordenados según grados de intensidad emocional, niveles de simetría de las relaciones y cercanía:

  • Capital social de unión (intensos sentimientos de conexión; simetría; cercanía): se refiere a los lazos más íntimos y próximos. Se basa en el afecto y la preocupación por el otro; constituye niveles intensos de capital social, como aquellos que existen entre los miembros de una familia o amigos cercanos. Existen en relaciones socialmente estrechas (Robison et al., 2003)
  • Capital social grupal (moderados sentimientos de conexión; simetría; cercanía): alude a los múltiples vínculos de los individuos. Se basa en los sentimientos moderadamente intensos de conexión de compañerismo y buena voluntad recíproca que pueden existir entre personas de la misma condición e iguales recursos (Robison et al., 2003) Se trata de personas que tienen mucha confianza entre sí, porque han acumulado múltiples experiencias de reciprocidad (Durston, 2000)
  • Capital social de puente (moderados sentimientos de conexión; simetría; distancia): tal como explican Kessler y Roggi (2005), se refiere a nexos horizontales que vinculan a personas de diferentes grupos y en similares situaciones económicas y de poder, pero en distintas ubicaciones geográficas. Se trata aquí de vínculos que dan acceso a personas e instituciones más allá de la comunidad próxima.
  • Capital social de escalera (limitados sentimientos de conexión; asimetría; distancia): conecta a un actor de escaso poder verticalmente con otro de mayor poder. Consiste en intercambios asimétricos y vínculos entre actores sociales y el Estado. En el marco de los programas sociales, las relaciones sociales de este tipo vinculan los grupos con programas, autoridades y funcionarios públicos (Raczynski y Serrano, 2005). Se basa en lazos verticales entre los grupos de bajos recursos y personas o grupos en posiciones de influencia en organizaciones de tipo formal (Kessler y Roggi, 2005)

EL CASO: LA URBANIZACIÓN DEL BARRIO

El análisis de las redes y la importancia adjudicada en las mismas en el estudio de procesos de organización comunitaria no significa asumir que los distintos individuos o grupos se vinculan en una red horizontal con una uniforme distribución de poder y de recursos. El análisis en términos de capital social y las redes que se conforman no descuida la posibilidad de disputas de poder y asimetrías que se pueden generar en la conformación de estas redes. Con el fin de evitar visiones simplificadas de los procesos de organización, se considera que es vital analizar a las organizaciones en su dinámica, conociendo la genealogía de su conformación a fines de poder observar la construcción de diferentes actores y comprender qué formas asumen las normas de reciprocidad y la vida asociativa en el barrio analizado. Asimismo, se considera importante analizar las formas de ganar legitimidad no sólo dentro del barrio sino también al exterior del mismo.

En el presente trabajo nos interesa centrar nuestro análisis en las diferentes organizaciones comunitarias, para poder explicar el proceso de urbanización del barrio el desarrollo de las obras de infraestructura llevadas a cabo. Igualmente, es importante analizar al capital social no tanto como recurso que es apropiado por un grupo, sino como proceso que facilita el acceso a beneficios (Fernández Kelly, 1995), teniendo también en cuenta los aspectos normativos del capital social. El capital social debe analizarse considerando el contexto socio histórico particular y procurando observar en qué condiciones específicas las redes sociales y la capacidad de actuar en forma colectiva se convierten en capital social. (Scheinsohn y Cabrera, 2011)

En pos de considerar el análisis socio histórico particular resulta relevante prestar especial atención a las características del período donde se desarrolla el caso de estudio, el cual abarca desde el año 2002 hasta el 2012. Los cambios en el rol del Estado luego del año 2003 se vieron acompañados por el surgimiento de organizaciones comunitarias que se vincularon activamente con distintos niveles de gobierno, pasando en muchos casos, a trabajar dentro del Estado. Ello alteró no sólo los reclamos, sino principalmente su forma de protesta y de relación con el Estado. En este contexto es necesario preguntarse acerca de la capacidad política y las interpelaciones que se les hacen a la autonomía de la organización una vez que comienza a funcionar, dentro del Estado. A su vez resulta de interés analizar cómo el vínculo directo con el Estado consolida, transforma o debilita a la organización. El análisis del contexto permite enriquecer las perspectivas de redes y capital social.

El caso analizado en este artículo es relevante, pues involucra a una de las políticas públicas de mayor alcance en estos años, la vivienda y el hábitat, y a un territorio emblemático y políticamente de peso: el municipio de La Matanza en el Gran Buenos Aires, Argentina. Se trata de la organización del barrio Almafuerte ("Villa Palito" de acuerdo con sus habitantes)2, en la localidad de San Justo.

El programa incluyó la apertura y pavimentación de calles, cloacas y construcción de viviendas. Los vínculos políticos de líderes comunitarios con el gobierno provincial y nacional facilitaron la obtención de recursos para diferentes iniciativas locales y nuevas organizaciones de base. El caso de la organización comunitaria de "Villa Palito" cobró impulso en un contexto de cambios en el papel del rol de Estado en las políticas públicas y comienzos de la recuperación económica.

Si bien el inicio del proceso de urbanización del barrio se ubica en el año 2002, la génesis del proceso de organización comunitaria en el barrio se remonta a la década de 19903. En el barrio funcionaba desde 1993 una cooperativa impulsada por el Programa Arraigo, el cual tenía como objetivo beneficiar a hogares que se encontraban asentados en forma ininterrumpida en tierras fiscales. En el caso de "Villa Palito", el Plan Arraigo se implementó acorde a sus lineamientos. En el convenio que la cooperativa Almafuerte firmó con el Plan Arraigo, se incluyeron las cuarenta hectáreas de "Villa Palito" y veinte hectáreas adyacentes que pertenecían a la empresa Gas del Estado a fin de urbanizar todo el territorio una vez que se obtuviera la propiedad. Se creó la organización intermediaria que tomó el nombre de "Cooperativa de Trabajo Barrio Almafuerte Limitada" y se realizó el censo que estipulaba el plan. Los miembros de esta cooperativa pagaban una suma de dinero con el fin de ser propietarios de las tierras y el programa realizaba una escritura traslativa de dominio a favor de los ocupantes. En el relato de los entrevistados, esta primera cooperativa es considerada poco exitosa. El Plan Arraigo no logró cumplir con sus objetivos, aun cuando se cumplieron ciertas condiciones establecidas por el Plan, tales como la formación de la cooperativa y realización del censo. La principal falla del Plan residió en la incapacidad de los miembros de la cooperativa en lograr que los vecinos confiaran en el proyecto y quienes lo llevaban a cabo. Esta falta de confianza se tradujo en el incumplimiento de los compromisos, es decir, la falta de pago de las cuotas correspondientes. Al momento de la implementación del Plan Arraigo, la principal organización que actuaba en "Villa Palito" era la parroquia "San Roque González y Mártires", capilla convertida en parroquia pocos años antes, a partir de la llegada a la parroquia del sacerdote Basilicio Britez Espínola, "Bachi", quien devino en un destacado líder de la comunidad.

En el relato de la conformación de la organización existente en el barrio, ocurrió un hito del proceso de organización, denominado por los vecinos como "la toma" de los terrenos lindantes al barrio. Las razones de este hecho se vinculan con la situación de extrema precariedad en la que estaban viviendo, producto del hacinamiento y la falta de infraestructura. Fueron distintos factores lo que generaron un clima favorable para la toma de la tierra. Por un lado, con el paso de los años los pagos a la cooperativa se fueron haciendo más irregulares, debido al creciente deterioro socio-económico de fines de los años noventa y a cierta desconfianza por parte de grupos de vecinos hacia los responsables de la cooperativa. Por otro lado, existía un malestar creciente en la comunidad que padecía severos problemas de hacinamiento. "La propia realidad te lleva a decir o seguimos o decimos 'basta'", es la expresión que utiliza el sacerdote del barrio para referirse a la situación previa a la toma de la tierra. Éste, junto con miembros de la "Asociación Permanente por Derechos Humanos de San Justo" organizaba charlas con las que buscaban concientizar a los vecinos acerca de sus derechos. De este modo comenzó a fortalecerse el sentimiento de que "había que generar el cambio". Así se gestó la idea de tomar el terreno de Gas del Estado donde solamente yacían algunos caños de grandes dimensiones y se consideraba "propio" en virtud de los pagos efectuados por algunos vecinos al Plan Arraigo.

El 2 de octubre de 1999 comenzó "la toma" cuando por la noche algunos vecinos ocuparon lotes de aproximadamente 10 metros de ancho por 20 de largo que delimitaron rudimentariamente con cañas que abundaban en el lugar. Una colaboradora de la parroquia recuerda las diferentes posturas ante la toma. Para aquellos vecinos que participaron de la misma, ésta era una acción esperanzadora capaz de generar un cambio en su situación de vida. Para otros vecinos, que venían efectuando en forma más o menos puntual el pago a la cooperativa, la toma entrañaba una preocupación, en tanto les estaban "tomando la tierra" (bibliotecaria del Centro Integrador Comunitario) En dos días se ocupó todo el predio marcándose unos trescientos lotes. Durante más de dos semanas, los ocupantes se quedaron en el predio, resistiendo los intentos de desalojo por parte de la policía, mientras negociaban con las autoridades locales.

La firmeza de los ocupantes y las negociaciones con el Plan Arraigo evitaron el desalojo. Sin embargo, los conflictos continuaron. Entre los principales opositores a la toma se encontraban los vecinos del barrio lindante, "Villa Constructora", que tenían desde hacía tiempo el proyecto de utilizar parte del predio para un club deportivo y a su vez levantar un paredón que los separara de "Villa Palito". De hecho, en el momento de la toma, la policía acordonó inmediatamente este sector (apropiándoselo de hecho aunque perteneciera al Programa Arraigo y estuviera destinado a vecinos de "Villa Palito") Esto dio lugar a movilizaciones al palacio municipal en San Justo y arduas negociaciones con funcionarios municipales. En ese momento de tensión e incertidumbre, entre los ocupantes comenzó a destacarse Juan Enríquez, un joven que se dedicaba a vender diarios y facturas en la calle y que, como otros vecinos, se había sumado a la toma con el propósito de modificar la situación de hacinamiento en la que vivía su familia. Juan y el cura encabezaron una nueva organización, cuyo principal reclamo se estructuraba alrededor de la posesión de la tierra, a la vez que comenzaba a apropiarse de la cooperativa anterior conformada en el marco del Plan Arraigo. Es así como luego de la toma cambiaron las relaciones de poder al interior del barrio, ya que surgió una nueva red organizacional articulada principalmente alrededor del líder vecinal (Juan) y el sacerdote ("Bachi")

LAS COOPERATIVAS DE TRABAJO COMO ACTORES CLAVE

Cuando se lanzó el Programa Techo y Trabajo en 20034, algunas organizaciones del barrio fueron invitadas a la Casa de Gobierno. Allí concurrieron miembros de la Cooperativa, de la parroquia y de la escuela del barrio. Este acontecimiento es recordado por los vecinos como un evento importante, en tanto significó la materialización de las demandas que habían estado realizando. Asimismo, el acontecimiento posee un gran valor simbólico, por otorgarle visibilidad a la organización y al barrio. El Programa Techo y Trabajo requería conformar cooperativas de trabajo para la construcción, ya que su objetivo no sólo estaba vinculado a la creación de viviendas, sino también a la creación de puestos de trabajo.

Ahora bien, la urbanización de un barrio es una tarea de gran complejidad, no sólo en el nivel técnico (arquitectos, agrimensores, etc.), sino también en el nivel de organización de la comunidad. Para alcanzarla se requería del trabajo organizado y conjunto de los vecinos del barrio. La organización en cooperativas fue un requisito de los programas de urbanización que llegaban a "Villa Palito". En total se organizaron 15 cooperativas: actualmente cinco se encuentran articuladas en torno a la parroquia y a su párroco, y el resto, por el líder vecinal. Las cooperativas deben contratar un técnico, un maestro mayor de obra, un arquitecto o un técnico consultor y un contador. Están conformadaspor el consejo (presidente, tesorero, secretaria, síndico, vocal), con un total de 16 socios que debe tener cada cooperativa (encargados de la coordinación de los trabajos en el barrio); a éstos se le suman cuatro grupos subcontratados para la construcción, y varios jóvenes jornaleros para la demolición y otras tareas.

El conocimiento entre los vecinos y los vínculos de amistad previos ayudan al acceso a las cooperativas. La motivación de los participantes de formar parte de las cooperativas se relaciona fundamentalmente con la búsqueda de relaciones que colaboren en su desarrollo laboral y/o personal. Al interior de las cooperativas y entre éstas se puede observar el fortalecimiento de vínculos de compañerismo o amistad. En el establecimiento de vínculos estrechos entre pares juegan un rol importante los vínculos de amistad o compañerismo generados previamente en el barrio, el involucramiento en el mismo proyecto, y el hecho de que el consejo de cooperativas deba estar conformado por vínculos distintos a los familiares. Las cooperativas se conforman con el principal objetivo de contribuir a la urbanización del barrio y a través de las actividades que realiza se fortalecen los vínculos existentes. La construcción de una casa lleva entre cuatro y cinco meses y cada cooperativa entrega cada ocho meses entre ocho y diez casas (si se suman las viviendas construidas por las quince cooperativas, constituyen un total de ciento veinte casas en dos cuatrimestres) Una vez al año se lleva a cabo una asamblea general, donde asisten los miembros de las cooperativas y alrededor de quinientos vecinos. Allí, las autoridades de las cooperativas presentan el balance sobre los gastos y la cantidad de familias trasladadas en ese año. Además se vota a los integrantes de la "Cooperativa Madre" para el año siguiente.

El trabajo de urbanización es referido por los entrevistados como una "cadena" productiva, ya que para la construcción de las casas se requiere de una serie de etapas consecutivas realizadas por diversos grupos interconectados (vecinos, miembros de la "Unidad Ejecutora", miembros de las cooperativas, grupos subcontratados, jóvenes jornaleros); "Acá lo hacemos todos y todos necesitamos de todos, yo necesito algo y por ahí necesito de algún compañero que es presidente de alguna cooperativa (miembro Consejo, "Cooperativa Madre")

Los miembros de las cooperativas aprenden en este proceso de urbanización a realizar distintas tareas que forman parte del mismo. De esta forma, la urbanización del barrio pretende no sólo tener un impacto en las condiciones de hábitat de la población, sino también dotar a la población de capacidades que le permitan insertarse en el mercado de trabajo. El aprendizaje de tareas se dio tanto en las tareas de construcción, ya que muchos vecinos aprendieron el trabajo de albañilería de vecinos de mayor edad, como en tareas contables, ya que era necesario para las cooperativas poseer un orden administrativo.

Entre los entrevistados que forman parte de las cooperativas, se hace referencia a las acciones que llevan a cabo como un "trabajo social". El hecho de ser parte del barrio produce que los vecinos que trabajan en las cooperativas consideren que el trabajo que realizan signifique trabajar por el barrio en el que ellos han crecido. Este concepto parece hacer referencia al apoyo social de unos vecinos (miembros de las cooperativas) hacia otros vecinos (aquellos a los que les construyen las casas); es decir, es el apoyo de los miembros de las cooperativas con el que cuentan los vecinos en caso de atravesar por situaciones que requieren de una ayuda comprometida. Ello revela el grado de densidad o cercanía de las redes sociales en el barrio, y se basa en el intercambio de favores entre individuos de una misma estructura social. La creación de capital social comienza en el momento en que un individuo hace algo por otro confiando en que aquél se comportará de manera recíproca en el futuro. De esta manera, se establece una expectativa de reciprocidad por parte de quien hizo el favor, y una obligación de mantener la confianza por parte de quien lo ha recibido: "Lo que yo hago también es un trabajo de todo el barrio, social, más que nada darle respuestas a los vecinos por las inquietudes o los problemas que tienen las casas (presidente Cooperativa "El Gauchito")

La reciprocidad y la confianza se hallan relacionadas dialécticamente: la reciprocidad se sostiene por la confianza en que los favores serán retribuidos, mientras que la reciprocidad efectiva incrementa los niveles de confianza (Forni y Coniglio, 2003). En otras palabras, implica que las ventajas que una de las partes obtiene de una relación en el presente, serán retribuidos al otro en un futuro próximo. Siguiendo a Lomnitz (2000), la confianza alude particularmente a las condiciones para el intercambio, que incluyen un contacto personal previo y otras condiciones sociales y culturales; implica por ende familiaridad (cercanía social), oportunidad (cercanía física), y conocimiento de las mutuas necesidades y carencias (cercanía económica)

Con el fin de comprender cómo se genera la confianza y la reciprocidad entre los vecinos, es importante considerar especialmente al accionar de uno de los actores del barrio, Juan (el líder comunitario que encabeza la "Cooperativa Madre"), quien luego de la toma de tierra se convierte en principal interlocutor del barrio. La generación de confianza no sólo se da al interior de "Villa Palito", cristalizándose en la conformación de cooperativas de trabajo y cooperación hacia el proyecto de urbanización, sino también hacia afuera del barrio. Luego de las tomas de tierras, los miembros de la organización surgida en el barrio, comienza a vincularse con el municipio y sus principales representantes. La organización surgida de "Villa Palito" logra conformarse como una organización comunitaria, cuyos reclamos son considerados como legítimos por parte del gobierno local y comienza a jugar un rol en la política de San Justo, principalmente a través de la actividad del líder comunitario.

Los nexos existentes entre el gobierno local y el gobierno nacional permiten extender aún más las redes de influencia del líder local. En el año 2004, el entonces presidente Néstor Kirchner visitó "Villa Palito" para lanzar el programa Techo y Trabajo; con esta visita ganó credibilidad entre los vecinos la propuesta de la urbanización del barrio, a la vez que la organización ganó legitimidad como interlocutora frente al Estado. Esta visita fue vivida como un evento de especial importancia para los habitantes del barrio, ya que según los vecinos "nunca había llegado una autoridad"5.

EL "CONVENCIMIENTO"

Para la urbanización se requirió convencer a los vecinos acerca del proyecto. La población desconfiaba que se fueran a construir viviendas allí, y el planeamiento requería que las familias se mudaran temporalmente del "casco histórico". El líder vecinal y su círculo más cercano de familiares, amigos y vecinos tuvieron un importante rol en esta etapa, al igual que lo tuvieron en la toma de tierra previamente relatada. Aquel hecho en el albor de "Villa Palito" favoreció a que los vecinos se involucraran en este nuevo proyecto. En otras palabras: "La cooperación en el pasado es una base para la cooperación futura" (Burt, 2005: 101) Luego, los mismos vecinos se fueron convenciendo entre sí para tomar la decisión de mudarse; "me mudé yo, y le empecé a comentar a mis vecinos 'mirá que allá se vive mejor, no se te corta la luz, tenés agua, cloacas' (…). Fue un boca en boca" (presidente Cooperativa "El Gauchito")

La importancia de la cercanía de los vínculos familiares abona al capital social de unión. Además, al interior del barrio, las relaciones entre vecinos conforman una red egocéntrica, en la que la intensidad del intercambio se rige por la cercanía social, física, económica y psicológica (Lomnitz, 1991) El hecho de conocerse entre los vecinos favoreció a: la diseminación del proyecto entre los miembros de la comunidad, la formación de cooperativas, la inclusión laboral de jóvenes y adultos del barrio y al acuerdo entre los vecinos. Se trata del capital social grupal conformado por redes cercanas entre personas similares en tales aspectos. Los vínculos estrechos de los vecinos se generaron con la interacción repetida en el pasado y se reforzaron con los procesos organizativos necesarios para la urbanización.

En las historia de la organización coinciden diferentes tipos de capital social. Un factor que pareciera estar influyendo en la unión interna del barrio, es la creencia en el conocimiento (y reconocimiento) del otro, reforzada por la permanencia de las familias en el barrio. Una vez que comienzan a construirse las primeras casas, el proyecto se torna creíble y la confianza en los vecinos se incrementa. Con respecto al capital social de puente, podría decirse que junto a aquello que la literatura indica respecto a que "personas y grupos que tienen éxito están de alguna manera mejor conectados" (Burt, 2005: 5), aquí se agrega asimismo que los vínculos asimétricos de reciprocidad y confianza con el Estado ayudaron a desarrollar este proceso. Asimismo, a través del vínculo que se establece desde la organización con los diferentes actores del gobierno local, provincial y nacional, la organización se constituye como un actor político legítimo que representa los intereses de un barrio determinado. Los vínculos que se establecen con el Estado permiten explicar el crecimiento y dinámica de la organización, ya que a partir de estas relaciones la organización se legitima como interlocutora y a la vez la provee de recursos para desarrollar las tareas de urbanización. 

EL "ESPONJAMIENTO"

Para comenzar el proceso de urbanización, el primer paso técnico es el "esponjamiento" en el "casco histórico" de la villa, es decir, la apertura de calles. Para ello, hasta terminar la intervención es necesario mudar temporalmente a las familias situadas en el lugar por donde debe abrirse el camino, ya sea trasladándolas a la nueva zona urbanizada, o bien los propios vecinos alquilan dentro del asentamiento o se trasladan momentáneamente a la casa de familiares. De ahí que la creencia y el compromiso en el proyecto fue un paso previo fundamental para poder lograr las mejoras necesarias en el barrio, sin ocasionar grandes conflictos con los vecinos. Para la adjudicación de viviendas hubo dos momentos distintos. Con el advenimiento de los programas de vivienda y mejoramiento barrial, se realizaban reuniones con los vecinos, donde cada uno tenía la posibilidad de elegir el lote en donde se iba a construir su vivienda, y donde se les daba la posibilidad de mantener en la nueva manzana a las unidades familiares integrantes de la antigua manzana.

A medida que los programas siguieron avanzando, la lógica de adjudicación de casas varió, las posibilidades se acotaron a la necesidad que demandaban los programas, y junto con ello, surgieron distintos acuerdos alternativos entre los propios vecinos. La urbanización del barrio se hace por manzanas, a partir del consenso entre vecinos. Éstos deben llegar a un acuerdo, que por lo general gira en torno a qué casas derribar primero (ligado a quiénes tienen la posibilidad de trasladarse por ocho meses a otra casa hasta que se termine la nueva). Luego firman el acuerdo y lo entregan al arquitecto de la "Unidad Ejecutora". Si bien hacer la redistribución de lotes de esta manera es un proceso largo, ello ayuda a evitar conflictos posteriores, tanto con los actores externos que colaboran en la urbanización, como entre los vecinos: "Una vez que nosotros hicimos los esponjamientos, la apertura de calles, ahora los vecinos se tienen que tratar de auto convocar y de hacer una charla previa en el barrio para saber cuál es el destino de su manzana, ¿me entendés? Cada manzana es una urbanización en sí. Ahora que lo comandan los vecinos, y ahí rompés con cualquier intento de boicot" (arquitecto, "Unidad Ejecutora")

El factor que colabora a la decisión de mudarse en forma temporaria para poder liberar el espacio, es la posibilidad de otro lugar donde vivir durante unos tres a ocho meses del proceso de construcción. Este proceso es descrito por los entrevistados como "un juego de ajedrez", en tanto "hay que mover todas las piezas, se mueven todas las piezas en las manzanas para poder ir haciéndole [las casas] a los vecinos" (presidente Cooperativa "El Gauchito")

Previo a la construcción de la vivienda, se requiere de un relevamiento social sobre quiénes componen la unidad familiar. Para ello se toma en cuenta: titular, co-titular, edad, vínculos parentales, nivel educativo, y se prevén futuras ampliaciones. Esta tarea es realizada por las asistentes sociales de la "Unidad Ejecutora", y en algunos casos por miembros de las cooperativas. Ello le permite al arquitecto hacer los planos para cada casa que se debe construir. De todos modos, las circunstancias dentro del hogar varían, y ello significa la necesidad de contemplar múltiples situaciones y problemáticas específicas que puedan surgir. La demolición de la antigua casa y el traslado a la nueva se hacen de forma simultánea, en el mismo día; de esta forma la cooperativa se asegura el espacio liberado para construir y se evita el riesgo de que algún miembro del núcleo familiar o algún vecino se instalen en la antigua casa. Lograr este proceso requiere muchas veces de un gran trabajo de diálogo con los vecinos por parte de los miembros de la cooperativa.

El control social generado a partir de los acuerdos, hace que se mantenga la estabilidad en el proceso. La densidad de vínculos al interior del barrio disminuye las posibilidades de comportamientos de vecinos a los que les costaría su posición en el barrio, en tanto erosionaría su reputación [reputation]6, como puede verse del siguiente episodio:

Compulsivamente no sacamos a nadie, pero sí tenés una presión extra en el momento de entorpecer el proceso de urbanización. Entorpecés de alguna manera, y no entorpecés a una sola familia, entorpecés de repente a toda una manzana, porque me traba el poder construir ahí (…) entonces tenía tanta presión de los vecinos, de ganarse enemigos por todos lados, que prácticamente se va a tener que ir" (arquitecto, "Unidad Ejecutora")

Estos casos demuestran la importancia del capital social en términos de control social. Junto con la literatura que suele enfatizar los aspectos positivos del capital social (en tanto recurso que se genera en las redes sociales y permite obtener beneficios), el control social conforma una de sus funciones básicas junto con el capital social como fuente de apoyo familiar y como fuente de beneficios a través de las redes extrafamiliares (Portes, 1998) El control social, tal como explica este autor, es generado por la presencia de estructuras familiares y comunitarias. El principal resultado del capital social formado por estas redes comunitarias compactas es hacer innecesarios los controles formales7.

La cooperativa colabora en la mudanza con un camión para el traslado y mano de obra para trasladar los muebles. Antes de entregar la vivienda, se revisa que ésta se encuentre en condiciones, y se muda a la/s persona/s. Una vez construida la casa, las cooperativas se encargan de la "cicatrización", consistente en arreglos o mejoras (grifería, cambios de luz, conexión de cloacas, colocación de membranas) El capital social se relaciona con la forma que asume la estructura de las relaciones entre las personas, que puede manifestarse en relación a cada contexto particular (Coleman, 1990). Aquí es clara la relevancia de los sentimientos y las percepciones que tienen las personas respecto de su entorno físico. Podría decirse que las características contextuales adquiridas gracias a la urbanización, repercuten en el tipo de vínculos que establecen los individuos entre sí y con su comunidad. Como explican Robison et al., "Cuando los miembros de una comunidad comienzan a sentir que están conectados entre sí […] se sienten también dispuestos a invertir en bienes que benefician a la comunidad" (2003: 89). El sentido de propiedad adquirido por estas personas y el control sobre las condiciones y acontecimientos locales colaboró en la generación de valores afectivos hacia el barrio. Siguiendo a aquel autor, "Los lugares adquieren valores afectivos cuando se producen en ellos experiencias positivas" (Robison et al., 2003: 102).

La urbanización de la villa favoreció a la permanencia en el lugar de residencia, y sus habitantes asumieron un compromiso con el barrio: "Ahora que tengo una casa qué me voy a ir, si toda mi vida estuve acá, mis hijos tienen todos los amigos acá, no, yo no me voy, ya está." (Presidente Cooperativa "El Gauchito")

Esta visión del área positiva se refuerza al comparar las viviendas y el barrio antes y después de la urbanización. Las modificaciones en el hábitat conllevan otras a nivel de adaptación a un nuevo estilo de vida: "lo que pasa es que en un lugar hacinado vos capaz que vivís mejor que en un lugar que no esté hacinado. No te digo mejor, te digo en la convivencia, el vecino tuyo sabe lo que a vos te falta" (presidente Cooperativa "El Gauchito")

Hacia fines de 2012 el barrio se encuentra urbanizado en su mayor parte. Actualmente las principales obras o se están llevando a cabo en el "casco viejo", es decir, en el terreno que ocupaba originalmente la villa. Cabe señalar que conjuntamente a la construcción del barrio se implementaron diferentes acciones vinculadas al bienestar de la comunidad. En el barrio existen actualmente: una guardería, una escuela, un jardín de infantes, y un Centro Integral Comunitario (en adelante CIC), emprendimiento del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, que cuenta con un Salón de Usos Múltiples (SUM) y una sala de salud. En el CIC se organizan mesas de gestión donde intervienen diferentes actores del barrio y se discuten las principales problemáticas.

El aprendizaje de urbanización en el barrio es capitalizado por las cooperativas para seguir orientando su trabajo a futuro en este mismo sentido. El conocimiento adquirido por los miembros de las cooperativas se está replicando actualmente en otros barrios. A fines del 2012, el barrio cuenta con más de 1300 viviendas construidas, calles asfaltadas, servicios de luz, agua y cloacas, un CIC que cuenta con una sala de atención primaria de salud y brinda talleres y actividades para diferente edades. Asimismo, el barrio cuenta con escuela de Artes y Oficios en el Hogar del Buen Samaritano del sacerdote "Bachi" y una cancha de fútbol.

CONCLUSIONES

La urbanización de "Villa Palito" puede leerse como resultado de cuatro instancias simultáneas: la físico-espacial, donde se localiza el conjunto de las actividades; la social, que comprende la organización interna del barrio; la económica, que involucra la generación de trabajo en el propio medio físico; y la cultural, vinculada a una historia común que le da integridad al barrio. Se trata de un caso de urbanización en el que a la palabra vivienda se le fueron agregando otras como: trabajo social, gestión asociada, nuevas fuentes de trabajo, cooperativas, consenso. El proceso de urbanización de "Villa Palito" demandó a la vez resolución de situaciones, profundidad de análisis, ordenamiento de prioridades, correcta toma de decisiones, unión, serenidad en la adversidad y aprovechamiento de oportunidades. En este caso, hemos observado que el surgimiento del capital social estuvo sujeto a la conformación de diferentes lazos. Podría afirmarse que se trata de un caso exitoso de urbanización en dos planos que se enriquecieron mutuamente: 1) habitacional, en tanto el acceso a los programas de urbanización se dio en un barrio donde había capital social de unión preexistente; y 2) relacional, en tanto la modalidad de cooperativas de los programas y la necesidad de acuerdos entre todos los vecinos para poder llevar la urbanización adelante fortalecieron el capital social grupal; asimismo se fortaleció el capital social de puente (Robison et, al, 2003), que puede observarse en los vínculos entre los miembros de las cooperativas y el gobierno municipal y nacional, y especialmente en el acceso del líder vecinal al trabajo en el municipio.

La posibilidad de urbanización en "Villa Palito" y la conformación de redes y capital social se encuentran íntimamente vinculadas. Por un lado, la necesidad de conformar cooperativas estrechó lazos entre parientes y vecinos generando capital social de unión y grupal, en tanto éstas se conformaron por relaciones sociales basadas en la confianza, la reciprocidad y la cooperación. El proceso requirió del convencimiento de los vecinos sobre la meta común de urbanización, estableciendo relaciones de obligaciones y expectativas recíprocas. La densidad de las redes al interior de la comunidad se incrementó; junto con ello se generó un sistema de normas y sanciones que influyó positivamente en el desarrollo y la continuidad del proyecto común. Ello abrió la posibilidad a que todos los integrantes de la comunidad pudieran capitalizar sus recursos sociales.

Por otro lado, los vínculos con el gobierno local y nacional favorecieron a la urbanización. La organización barrial, impulsada tanto por el líder vecinal como por el sacerdote del barrio, favoreció a tender puentes con un entorno distinto. La capacidad de estos actores para establecer diferentes relaciones fuera de su comunidad, les otorgó un más amplio y fácil acceso a información sobre programas habitacionales. Ello les abrió mayores posibilidades de acción. En términos de estrategias de supervivencia, podría pensarse que aquellos más beneficiados con el establecimiento de lazos débiles serían solamente los miembros de "Villa Palito". Sin embargo, si se piensa en términos más globales, se comprende la importancia del capital social de puente en relación a una sociedad más democrática donde los diferentes grupos sociales se relacionan unos con otros. Aquí se plantea entonces, siguiendo a Durston, que "las relaciones, normas e instituciones de confianza, reciprocidad y cooperación son recursos que pueden contribuir al desarrollo productivo y al fortalecimiento de la democracia" (2000: 12) En relación las cooperativas de trabajo y los programas de vivienda, la experiencia analizada mostró que la confluencia del capital social con otros capitales alcanzan a mejorar las condiciones de vivienda, y brindan aportes para suavizar las expresiones de la vulnerabilidad e inestabilidad, porque: amplían las redes de las personas en situación desfavorable, mejoran su acceso a recursos públicos; aumentan el valor afectivo hacia los lugares donde participan; crean capital social de unión y grupal al conectar a personas en una situación social similar bajo cooperativas y en tanto los procesos organizativos necesarios para la urbanización generaron vínculos estrechos entre los vecinos; capital social de escalera, al conectar a miembros de un programa municipal con las personas del barrio; y brindan un lugar de pertenencia que los ayuda a afrontar de forma grupal los problemas derivados de la vulnerabilidad.

Por último se cree que con la aplicación de una reciente propuesta en ciencias sociales basada en métodos mixtos [mixed method research] (Plano Clark y Creswell, 2008; Morse y Niehaus, 2009), es decir, con el uso de métodos cualitativos y un componente cuantitativo suplementario para la recolección o análisis de datos en un mismo estudio y para responder a una misma pregunta, se podrán enriquecer las descripciones y verificar los resultados desde otra perspectiva.

Notas

1. Se intenta superar las simplificaciones o generalizaciones de dudosa validez sobre un universo heterogéneo y dinámico como el de las organizaciones comunitarias (Yin, 1984; Stake, 1995; Forni, 2010). Concomitantemente, se recolectaron y analizaron datos cualitativos, coherentes con la estrategia metodológica propuesta. El trabajo de campo se llevó a cabo principalmente durante el año 2010, y en los dos años subsiguientes se realizaron visitas esporádicas para complementar el trabajo. Se entrevistó a vecinos, miembros y directivos de las cooperativas de trabajo que funcionan en "Villa Palito" funcionarios municipales y de organismos internacionales que financiaron parte del proyecto. Asimismo, se analizó diferente material institucional (sitios web, material audiovisual, etc.). La información recogida se codificó con el software Atlas.ti.

2. Se distingue con letra cursiva y entre comillas a aquellos términos nativos o in vivo.

3. El origen de este barrio se remonta a los traslados de villas de capital federal en el año 1962, durante el gobierno de Arturo Frondizi.

4. Con el fin de comprender el proceso de urbanización que se dio en el barrio, es pertinente mencionar los diferentes Programas que intervinieron en "Villa Palito":

  • Programa de Mejoramiento de Barrio (PROMEBA). Este programa, que cuenta con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), construyó numerosas viviendas y realizó diversas obras de infraestructura (tendido de red eléctrica domiciliaria, red de gas, alumbrado público, etc.). El PROMEBA comienza a funcionar en el año 1999 con la realización del censo y si bien este programa iba a intervenir en primer lugar en el proceso de urbanización del barrio, los tiempos se demoraron y las primeras casas fueron construidas con dinero proveniente de otros programas. El municipio se encargó además del suministro de la maquinaria y la supervisión de la obra. PROMEBA se encargaría luego de la construcción de los núcleos básico y las ampliaciones se harían a partir del Programa Federal de Urbanización de Villas y Asentamientos Precarios.
  • Programa Techo y Trabajo. Fue el primer programa que efectivamente llegó al municipio, consistía en un programa nacional, cuyo objetivo era la construcción de viviendas a través de la conformación de cooperativas por parte de los mismos vecinos. El Programa se lanza en el año 2003.
  • Programa Federal de Urbanización de Villas y Asentamientos Precarios. Coordinado actualmente por el Presidente de la "Cooperativa Madre" y el líder del barrio, este programa, a través de la "Unidad Ejecutora" (ubicada en la municipalidad), realiza ampliaciones de las viviendas.
  • Embajada de Francia. Ésta dispuso de los materiales para la construcción de trece viviendas en el barrio. Las viviendas se construyeron en el año 2005.
  • Programa Dignidad: Este programa dependía del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Este Programa y el Programa Techo y Trabajo fueron los primeros que llegaron al barrio.

5. Brevemente a continuación se repasan las principales organizaciones que intervinieron en el proceso de organización comunitaria:

  • "Cooperativa de Trabajo Barrio Almafuerte Limitada": impulsada por el Programa Arraigo.
  • Parroquia "San Roque González y Mártires": a cargo del sacerdote "Bachi".
  • "Cooperativa Madre": a cargo del líder vecinal Juan.
  • Cooperativas "de Juan": lideradas por el líder vecinal.
  • Cooperativas "de Bachi": lideradas por el sacerdote.

6. "La reputación es el comportamiento esperado de uno" (Burt, 2005: 100, traducción propia)

7. Como ejemplo de la función de control social, Portes presenta: "El capital social creado por las redes comunitarias compactas es útil para padres, docentes y autoridades policiales, en la medida en que procuran mantener la disciplina y promover la lealtad entre quienes están a su cargo" (1998: 250).

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