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Revista Pilquen

versión On-line ISSN 1851-3123

Rev. Pilquen. secc. cienc. soc. vol.17 no.2 Viedma dic. 2014

 

RESEÑA

 

José Seone, Emiliano Taddei y Clara Algranati. Extractivismo, despojo y crisis climática. Desafíos para los movimientos sociales y los proyectos emancipatorios de Nuestra América. Buenos Aires: Ediciones Herramienta, Editorial El Colectivo, 2013, 336 pp.

 

Micaela Nair Ares
aresmicaela@gmail.com
Centro de Estudios de la Argentina Rural - Universidad Nacional de Quilmes. Argentina

Recibido: 29|04|14
Aceptado: 03|05|14

 

Este obra presenta un conjunto de reflexiones que giran en torno a un objetivo: interpretar la pluralidad de "[...] experiencias de lucha, prácticas y programáticas trazadas por los sujetos/sectores subalternos y populares en Nuestra América reciente" (p. 15). Estas interacciones tienen un rol decisivo en la construcción de proyectos de cambio social que se oponen al avance del extractivismo que refleja la influencia de las políticas neoliberales en la región.

La crisis económica mundial del 2007 condiciona los índices de crecimiento en el Cono Sur, que se combinan en la agenda pública con las primeras consecuencias del cambio climático, para renovar el debate sobre el mecanismo de acumulación y la centralidad político-económica de los bienes naturales. Una situación que también refleja el incremento de la tensión social y la reproducción de la lógica extractivista, que incrementa la demanda de un pensamiento alternativo que permita superar la clásica escisión entre sociedad y medio natural. Esta obra aborda este complejo proceso a través de tres grandes temas.

Una primera parte analiza el vínculo entre la implementación del modelo extractivo-exportador y el período neoliberal de la década de 1990. Distingue las continuidades y rupturas del ciclo de resistencias que se abre en los últimos años ante la ofensiva extractivista, cuya singularidad principal deviene del tratamiento de la problemática socioambiental desde el terreno particular hacia el sectorial colectivo (p. 57).

En el umbral del siglo XXI se discute la hegemonía del neoliberalismo y surgen distintos proyectos societales que "[...] coexisten y se suponen en conflicto en las mismas temporalidades y territorios" (p. 76). Estos proyectos, vinculados con el neoliberalismo de guerra, el neodesarrollismo o el nuevo socialismo, presentan un desafío al momento de analizarlos: construir un "denominador común" que permita dar cuenta de los procesos político-económicos vividos en las distintas regiones.

Los autores -José Seine, Emiliano Taddei y Clara Algranati- remarcan que "[...] con el tiempo o en los últimos tiempos, los diferentes procesos parecen converger en el fortalecimiento de similar modelo extractivo exportador" (75). También enfatizan que "no hay efectiva conciencia en el pensamiento social latinoamericano" (88) y ofrecen una serie de evidencias que reflejan la importancia de este proceso. En especial señalan el aumento de los precios internacionales de los commodities y el accionar de grandes grupos económicos. Estos últimos se han convertido en importantes catalizadores de los volúmenes de inversión en el sector primario y, junto con empresarios locales, en protagonistas de la apropiación ilegal de tierras público-estatales.

No sólo se puede atribuir la aceleración de este proceso a la crisis financiera mundial. Los acuerdos multilaterales sobre el cambio climático han reafirmado la necesidad de avanzar hacia una economía verde, pretendiendo diversificar la matriz energética y reducir las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) a través de la sustitución del petróleo por biomasa. De esta manera se profundiza el sometimiento de los bienes comunes a la lógica del mercado. El fin de una actitud estadounidense que niega las causas y efectos del cambio climático pareciera ser el punto de inflexión en las negociaciones mundiales. Sin embargo, no han abandonado una postura conservadora a la hora de concertar y paralelamente aventajan el despliegue de sus fuerzas militares en la región desde 2009.

La segunda parte de la obra se focaliza en el análisis de los procesos de lucha recientes y en la organización de movimientos sociales latinoamericanos contra la mercantilización y apropiación de bienes comunes. Entre las reivindicaciones que se plantean, se encuentran las vinculadas con el agua, la minería, el agronegocio y la matriz energética, encontrándose la primera ligada a las demás. En este sentido, la obra subraya la importancia de los aspectos sociales en estas problemáticas, que muchas veces son dejados de lado.

El agua, como recurso estratégico en el nivel mundial, no escapa al auge de la privatización de los bienes naturales de la década de los noventa. Diversos organismos y acuerdos multilaterales en el nivel público y privado han participado en la paulatina conformación del gobierno mundial y corporativo de este elemento. A pesar de este panorama pesimista para los procesos de lucha, es importante destacar "[...] la intensidad, radicalidad y duración de muchos conflictos en curso" (129) para revertir esta situación. También se analiza el método de explotación capitalista de minerales reinante denominado megaminería o minería a cielo abierto, altamente contaminante y destructivo de los biomas naturales. La región conforma una valiosa fuente de diversos minerales que ha protagonizado el devastador arribo del "boom de desposesión minera" (131).

A continuación, el libro analiza el debate suscitado respecto de las transformaciones socioproductivas del agro en la región. Éstas se originan gracias al impulso de los cultivos transgénicos y su retroalimentación con el agronegocio, lo cual se refleja en la llamada Revolución Verde. En síntesis, hace referencia al salto productivo basado en una transformación técnico-científica de la producción, supeditando los problemas del hambre a cuestiones mecánicas. Consecuentemente, los pequeños productores se vieron obligados a adoptar un patrón productivo sumamente estandarizado y a expropiar y mercantilizar los saberes agrícolas. (161).

Tal como se preveía, este salto productivo poco tuvo que ver con la soberanía alimentaria y se vinculó más con las nuevas oportunidades del mercado internacional. Entre éstas se encuentran la creciente demanda de los países asiáticos; el incremento de los precios internacionales de los commodities y el fomento del uso de biocombustibles. Se inicia así un ciclo de recuperación económica a partir de 2003 enmarcado en "[...] la base de la valorización capitalista de la biodiversidad" (186) bajo ademanes humanitarios.

Por su parte, nuevos descubrimientos de yacimientos hidrocarburíferos acrecentaron la disputa por la apropiación y el control público de las reservas, corporizando lógicas extractivas en manos de compañías estatales (206). Los proyectos neodesarrollistas estarían demostrando una vez más la complementariedad y complicidad con los intereses imperialistas, así como también la indiferencia a las conflictividades socioambientales que ocasionan.

La tercera parte profundiza el estudio de la consecuente ola de resistencias y conflictividad social, brindando una perspectiva amplia de los avances concretados pero también de las limitaciones y obstáculos que afrontan. Se destaca la contribución que han hecho a la construcción de un "Nuevo Internacionalismo"1, imprescindible para la "[...] elaboración colectiva de los nuevos horizontes estratégicos y de alternativas civilizatorias al capitalismo" (216).

Este análisis se complementa con el abordaje de las limitaciones y retrocesos que han enfrentado en relación a "las pretensiones de algunos sectores oficiales de reforzar el modelo extractivo guiado por las expectativas de un desarrollismo con fuerte regulación estatal" (226). Los beneficios fiscales devenidos de las exportaciones de commodities son utilizados como herramienta discursiva por solventar beneficios sociales, poniéndolos en disyuntiva con los beneficios ambientales. Así los gobiernos locales refuerzan la escisión sociedad-ambiente, legitimando la especulación financiera sobre los bienes comunes y transformando la región en un actor "decisivo para el éxito de los planes del capitalismo verde, dada su condición de mayor reservorio mundial de biodiversidad." (236)

La llamada "gobernabilidad social del extractivismo" (240) es clave para este proceso de legitimación. Puede observarse "[...] en el terreno local de los emprendimientos extractivos [...] toda una serie de iniciativas y tecnologías de control de las poblaciones" (249). Éstas se encuentran vinculadas, en principio, a la denominada soberanía alimentaria, promoviendo y justificando "la expansión transnacional del agronegocio como respuesta cínica a las crecientes hambrunas que la globalización neoliberal y las propias transformaciones de la agricultura global descargaban sobre los pueblos" (280). Al mismo tiempo, son clave para sostener las tensiones existentes y la escisión medioambiente-sociedad factores como: el crecimiento económico; el empleo; la seguridad energética; y el desarrollo local y nacional. Hoy en día se observa que estas expresiones de legitimidad se ven amenazadas por la profundización de la crisis; sus efectos sobre la situación social y las finanzas; y el cambio climático actualmente en curso.

Por último, los autores retoman y profundizan la caracterización hecha sobre las negociaciones mundiales del cambio climático en la primera sección. Se enfatiza en la necesidad de promover acuerdos globales heterogéneos que consideren la acumulación de los países desarrollados de "pasivos ambientales históricos, así como sistemáticos hecho de devastación, pillaje y saqueo de la naturaleza y los pueblos del Tercer Mundo" (300). A su vez, las insuficientes políticas de mitigación -por la falta de consensos e iniciativa en muchos casos- ocasionan que el foco de los gobiernos esté puesto cada vez más en las políticas de adaptación. Aunque ambas son importantes es necesario, y cada vez más impostergable, volcar esfuerzos considerables en la primera para lograr cambios estructurales de largo plazo.

En estos análisis cobra importancia la distribución equitativa de la tierra para los movimientos contestatarios; no sólo por su finalidad económica, sino también por su importancia para la construcción de identidades y relaciones sociales, sumado a la configuración de un modelo productivo limpio y ecológicamente sustentable. La confrontación se da contra las empresas transnacionales que, además de los estados nacionales, toman una actitud condescendiente ante esta transferencia de riquezas.

Los desafíos e inquietudes planteados son múltiples. Entre ellos se destacan la incompatibilidad entre la necesidad urgente de la preservación ecológica y un modelo de acumulación basado en la capitalización de la naturaleza parecen. La transición a un proyecto societal alternativo debe suponer tanto el desarrollo de una matriz productiva diversificada como un modelo socioeconómico que involucre la utilización de energías sustentables. Además debe plantearse "el cuestionamiento simultáneo de las formas de explotación y opresión social, en el camino común de una radical modificación en la distribución de ingresos y bienes (315)"

Nota

1. Hace referencia a reivindicaciones que logran trascender el plano local para transformarse en una lucha regional.

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