Servicios Personalizados
Revista
Articulo
Indicadores
- Citado por SciELO
Links relacionados
- Similares en SciELO
Compartir
Revista Pilquen
versión On-line ISSN 1851-3123
Rev. Pilquen. secc. cienc. soc. vol.20 no.1 Viedma mar. 2017
ARTÃCULO
La tercera presidencia peronista y la Guerra FrÃa. Argentina, Perú y Brasil en la X Conferencia de los Ejércitos Americanos de 19731
The Peronist third presidency and the Cold War. Argentina, Peru and Brazil in the X Conference of the American Armies in 1973
MarÃa Cecilia MÃguez
mmccmiguez@gmail.com
Instituto de Investigaciones Históricas, Económicas y Sociales IDEHESI â CONICET. Argentina
Recibido: 26|10|16
Aceptado: 20|12|16
Resumen
Durante la X Conferencia de Ejércitos Americanos realizada en el mes de septiembre de 1973 las delegaciones de los paÃses latinoamericanos debatieron fuertemente la concepción sobre el rol de las Fuerzas Armadas y el sistema interamericano de defensa. En el contexto del gobierno de transición de Raúl Lastiri -perÃodo intermedio entre la renuncia de Héctor Cámpora y la asunción de Juan Domingo Perón- el general argentino Jorge Raúl Carcagno apoyó la tesis peruana del ministro de Guerra y primer ministro del Perú, general Edgardo Mercado JarrÃn. Plantearon la necesidad de reformar el TIAR, distanciándose claramente de la posición de Brasil. Este trabajo se propone vincular la posición argentina, peruana y brasileña en el contexto de los conflictos polÃticos internos y de la disputa de las potencias por el predominio en la región.
Palabras clave: X Conferencia de dos Ejércitos Americanos; Peronismo; Perú; Brasil; Guerra FrÃa.
Abstract
During the X Conference of American Armies, carried out in September 1973, the Latin American delegations strongly discussed the conception of the role of the Armed Forces and the inter-American defense system. In the context of the transitional government of Raul Lastiri - period between the resignation of Hector Cámpora and the arriving of Juan Domingo Perón into power- the General Jorge Raúl Carcagno supported the thesis of the Peruvian Minister of War and Prime Minister of Peru, General Edgardo Mercado JarrÃn. They affirmed the need to reform the Inter-American Treaty of Reciprocal Assistance, breaking away from the brazilian position. This work aims to link the Argentine, Peruvian and Brazilian position in the context of the political internal conflicts and the dispute of the great powers for the preponderance in the region.
Key words: X Conference of American Armies; Peronism; Peru; Brazil; Cold War.
INTRODUCCIÃN
En la X Conferencia de Ejércitos Americanos (CEA) realizada en el mes de septiembre de 1973 las delegaciones de los paÃses latinoamericanos debatieron fuertemente la concepción sobre el rol de las Fuerzas Armadas y el sistema interamericano de defensa. En el contexto del gobierno de transición de Raúl Lastiri âperÃodo intermedio entre la renuncia de Héctor Cámpora y la asunción de Juan Domingo Perón- el general argentino Jorge Raúl Carcagno apoyó la tesis peruana del comandante general, ministro de Guerra y primer ministro del Perú, general Edgardo Mercado JarrÃn. En forma conjunta plantearon la necesidad de reformar el TIAR, distanciándose de los Estados Unidos y más abiertamente de la posición de Brasil.
Esas Conferencias habÃan tenido origen en una convocatoria de los Estados Unidos a todos los ejércitos de los paÃses miembros de la OEA para discutir la aplicación en el plano militar de las doctrinas de John F. Kennedy, es decir, vinculadas con la Alianza para el Progreso, como estrategia preventiva contra el avance del comunismo. Formaban parte de la estrategia de los Estados Unidos de vinculación con los paÃses del continente. Desde la Conferencia de Chapultepec en adelante, los Estados Unidos fueron fortaleciendo sus vÃnculos con las fuerzas armadas de los paÃses del continente, bajo la justificación de la lucha contra el comunismo. Ello fue cobrando forma a través de acuerdos bilaterales de asistencia militar, que incluÃan aprovisionamiento de armas y financiamiento de los Estados Unidos, presencia de asesores militares y más adelante, ya en contexto del recrudecimiento de la Guerra FrÃa en América a partir de la Revolución Cubana, entrenamiento de oficiales latinoamericanos en la Escuela de las Américas.
En efecto, las Conferencias se convirtieron en una respuesta más a la Revolución Cubana de 1959, para orientar a las Fuerzas Armadas de la región en la lucha contra el comunismo e implementar la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN), o del âenemigo internoâ. La primera de ellas fue producto de la iniciativa del general Theodore F. Bogart, comandante del Comando Sur de los Ejércitos de Estados Unidos -US Southern Command- con base en la zona estadounidense del Canal de Panamá de convocar a los Jefes de los Ejércitos americanos con el argumento de discutir problemas comunes. Se realizaron todos los años en Forte Amador (Panamá) y luego en 1964 en West Point. A partir de 1965 fueron organizadas cada dos años. La de 1973 se caracterizó por un profundo cuestionamiento polÃtico al sistema interamericano y al rol de los Ejércitos. Hacia 1973, Panamá defendÃa la devolución del Canal en el Consejo de Seguridad de la ONU, México promovÃa la defensa de los paÃses en desarrollo a través de su Carta de Derechos y Deberes de los Estados y varios paÃses discutÃan la reestructuración de la Organización de los Estados Americanos (OEA), poniendo en debate el dominio de los Estados Unidos, en el marco de la afirmación de la necesidad del âpluralismo ideológicoâ. Tal como afirma Alfredo Bologna, el principio del pluralismo ideológico se aceptó por primera vez en la Declaración de Salta, firmada por los presidentes de Argentina (Lanusse) y de Chile (Allende) en 1971. Fue aceptada también en las declaraciones bilaterales, firmada por Argentina con los gobiernos de Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador y Venezuela (Bologna, 1977: 194). Pero serÃa en la III Asamblea General de la OEA, realizada en Washington del 4 al 15 de abril de 1973, que se firmarÃa una declaración admitiendo la pluralidad de ideologÃas dentro de la Carta de la OEA.
Dicha carta habÃa sido reformada en 1967, y entrada en vigencia en 1970. Sin embargo, continuaba el descontento en varios paÃses respecto del organismo y de la función del Tratado Interamericano de Defensa RecÃproca (TIAR). El TIAR entró en vigencia en 1948 y fue aplicado en diversas oportunidades, entre las que se destacaron los casos de Guatemala (1954), Cuba (1962) y Santo Domingo (1965). En todos los casos, el sistema de seguridad continental operó y respondió a los intereses estratégicos de Estados Unidos y esa fue la cuestión que llevó a la crÃtica del Tratado por parte de los paÃses latinoamericanos (Lanús, 1984: 167). Ello resultó en la conformación de una comisión especial para estudiar el sistema y proponer reestructuraciones (CEESI), tanto a la OEA como al funcionamiento del TIAR. La CEESI se reunió por primera vez en julio de 1973, donde Perú y Chile pedirÃan la readmisión de Cuba en el sistema interamericano, mientras que la delegación Argentina solicitó cambios radicales a los que nos referiremos más adelante. Ese debate constituyó un hito significativo en un contexto histórico breve, en tanto las siguientes Conferencias serÃan escenario del surgimiento del Plan Cóndor.
Existen una serie de trabajos que abordaron la posición de Carcagno y en qué medida consistió en una nueva orientación sobre la seguridad nacional en la región. Entre ellos se destacan los de Juan Carlos Puig (1988), Archibaldo Lanús (1984), Miguel Angel Scenna (1980), Daniel Mazzei (2001, 2012 y 2015) Andrés Cisneros y Carlos Escudé (2000), Eduardo Anguita y MartÃn Caparrós (1998), y Guillermo MartÃn Caviasca (2015). Algunos de esos trabajos abordan especÃficamente la problemática de los militares y sus alineamientos, otros el carácter del breve gobierno peronista de Cámpora, y en otros casos se analizan las posiciones diplomáticas durante la Conferencia. En general no se abordan las vinculaciones entre variables internas y externas para explicar tanto los comportamientos polÃticos en el nivel nacional como las posiciones referidas a la polÃtica exterior. Este artÃculo se propone inscribir las posiciones de las delegaciones en la coyuntura interna, regional y mundial. En especial, en la supuesta rivalidad regional de Argentina y Brasil en el contexto de la Guerra FrÃa, en el marco de la polÃtica internacional argentina conocida como âorientación hacia el Esteâ. Se trata de vincular el hecho histórico puntual con la disputa de las potencias por el predominio en la región, y con los debates en el plano polÃtico interno respecto de los proyectos económicos y sociales.
Su aporte especÃfico es el de vincular variables internas y externas para explicar el comportamiento de los actores y el desarrollo de los fenómenos polÃticos complejos que caracterizan a esta década. Tal como lo veremos a través de la utilización de nuevas fuentes para el análisis de la X CEA, como los cables de las distintas embajadas, los documentos compilados como Foreign Relations of the Unites States presentes en este estudio, y los del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Argentina, la posición adoptada en la conferencia respondÃa a un complejo entramado de intereses donde la guerra frÃa y la polÃtica interna se entrecruzan.
EL MODELO PERUANO Y SU IMPACTO EN LA ARGENTINA
El gobierno militar de Perú que se inició en 1968 habÃa sido pionero en medidas caracterizadas por un nacionalismo estatizante, reforma agraria, reforma industrial con participación de los trabajadores en los beneficios y en la organización de la producción, reformas educativa y social, etc., que constituyeron una clara distribución a favor de los sectores sociales más vulnerables. La reforma agraria de 1969 realizó una redistribución sustancial y rápida de la tierra en un paÃs caracterizado por la altÃsima concentración latifundista. Por otra parte, el gobierno llevó adelante una reforma en la estructura industrial que otorgó a los trabajadores de una participación no sólo en beneficios sino también en la administración y la organización (Lowenthal, 1975: 459).
Además de constituirse en un modelo económico en ese sentido, en cuanto al escenario internacional, el gobierno de Velazco Alvarado ensayó una polÃtica de autonomÃa respecto de Estados Unidos que no solamente incluÃa el restablecimiento de relaciones diplomáticas con la URSS, China y Cuba, sino también la profundización de la relación económica y comercial con la potencia soviética y a la llegada de inversiones provenientes de Europa del Este.
Los Documentos del Departamento de Estado identifican a la polÃtica exterior del gobierno peruano como âbasada en principios de universalismoâ, a la polÃtica económica como âfuertemente controlada por el estadoâ y orientada a la diversificación de los patrones de comercio exteriorâ.2 En el plano regional, ello se expresó en el impulso al Pacto Andino, que adoptarÃa el modelo peruano respecto de las inversiones extranjeras (Lowenthal, 1975: 458). La influencia de ese modelo autoritario, de carácter nacional, se extendió por la región, y tuvo sus lecturas y apoyos dentro de las Fuerzas Armadas Argentinas. Entre quienes se consideran cercanos en 1973 a esas posiciones se destacó el general Jorge Raúl Carcagno, Jefe del Ejército nombrado por Cámpora3. Los militares peruanos fueron protagonistas de la defensa del pluralismo ideológico frente a la Doctrina de la Seguridad Nacional, argumentos que serÃa reiterados por la delegación militar argentina en la X Conferencia.
Varias razones empujaron a que a lo largo de los años del gobierno de facto de Velazco Alvarado, se fueran radicalizando algunas posiciones. Una de ellas fue la constante presión de los Estados Unidos como respuesta a la expropiación de la International Petroleum Company (IPC), una subsidiaria de la Standard Oil de New Jersey. Las sanciones aplicadas por los Estados Unidos constituyeron un elemento que propició el acercamiento a la Unión Soviética como proveedora de material bélico. Tal como sostiene Lowenthal, âmientras que las presiones de Estados Unidos han intimidado y constreñido a Perú en perÃodos previos, la jactancia de 1968-1969 de unos Estados Unidos enlodados por la guerra de Vietnam sirvió principalmente para fortalecer a los oficiales y asesores peruanos más radicales y nacionalistas y hasta muy recientemente ha ido en aumento la aceptación del modelo peruano dentro dela región andinaâ (1975: 468).
Una de las cuestiones centrales defendidas por el gobierno peruano era la soberanÃa de sus costas marÃtimas por una extensión de 200 millas. A lo largo de 1973 tuvo conflictos diplomáticos con los Estados Unidos por haber incautado barcos pesqueros que infringÃan dicha soberanÃa. Ello generó la aplicación de una enmienda (Pelly Amendment) que implicó mayores sanciones por parte de los Estados Unidos, en particular respecto de la venta de equipos militares4.
Un informe elaborado por el Asistente del Secretario de Defensa Lawrence Eagleburger alertaba en ese contexto sobre los peligros de los constantes ofrecimientos que la Unión Soviética realizaba al gobierno peruano, para vender equipamiento que incluÃa aviones MiG-21 y âtérminos atractivosâ, y con el antecedente de que ese gobierno ya habÃa comprado helicópteros Mi-8 de origen soviético, en lugar de los estadounidenses. Ello de algún modo abrÃa el mercado latinoamericano, con el riesgo de que los soviéticos avanzaran en su aprovisionamiento a Chile5. El mismo informe daba cuenta de la existencia de una misión militar soviética en Perú en el mes de marzo de 1973. Toda la información se ordena a fundamentar el riesgo del deterioro de las relaciones con Perú y lo peligroso del sentimiento anti norteamericano no solamente en ese paÃs sino en la región.
Mercado JarrÃn, como Primer Ministro del Perú, fue uno de los asistentes a la ceremonia de asunción de Héctor Cámpora, el 25 de mayo de 1973, que reflejó el gran impacto internacional del nuevo gobierno. En esa oportunidad, en una entrevista para el diario ClarÃn, afirmó que la asunción de Cámpora contribuÃa al âproceso de cambio y realineación de fuerzas en América Latinaâ, retomando âsu mejor tradición sanmartiniana para estrechar sus vÃnculos con el PacÃficoâ.6 Mercado JarrÃn enumeró luego sus coincidencias respecto de la soberanÃa marÃtima en el lÃmite de las 200 millas territoriales, la reforma del sistema interamericano, el pluralismo ideológico, la oposición a las medidas coercitivas que pretendan imponer las grandes potencias, la consolidación de la unidad latinoamericana. Respecto del Pacto Andino afirmó que la posición del Perú era favorable al ingreso argentino, y que âla tercera posición alejada del capitalismo y del comunismo, la lucha contra la dependencia, la defensa de los recursos nacionales, son postulados básicos del Justicialismo y hoy tienen realidad en el gobierno revolucionario del Perú.7.
La asunción de Cámpora coincidió con una larga gira del Secretario de Estado William Rogers, a una gran cantidad de paÃses latinoamericanos. El viaje de Rogers se realizoÌ entre el 12 y el 28 de mayo de 1973 y visitoÌ los siguientes paiÌses: MeÌxico, Nicaragua, Venezuela, PeruÌ, Colombia, Brasil, Argentina y Jamaica. La visita respondÃa a la necesidad de recomponer de algún modo las relaciones con el continente, donde tanto la polÃtica de intervención de los Estados Unidos como el comportamiento de los capitales provenientes de allà estaban siendo fuertemente cuestionados. Las impresiones del secretario de sus viajes lo reflejan claramente8. A lo largo de los distintos paÃses Rogers afirmó la convicción de evitar cualquier tipo de âpaternalismoâ por parte de los Estados Unidos, respetar los intereses y la soberanÃa de los paÃses latinoamericanos, y negociar como pares9. Rogers se entrevistó en Buenos Aires con Cámpora y con Salvador Allende. Al dÃa siguiente hizo lo mismo con el Primer Ministro de Perú y luego con el Ministro de Relaciones Exteriores Miguel Ãngel de la Flor Valle. En esa oportunidad, el ministro estadounidense intentó acercar algunas posiciones, aclarando que el gobierno de Nixon estaba dispuesto a modificar las relaciones con los paÃses del continente, entendiendo la necesidad de las afirmaciones soberanas de cada uno de ellos, y que âdefendÃan el concepto del pluralismo ideológicoâ: âDesde que los EE.UU. han sido capaces de mejorar sus relaciones con adversarios como los soviéticos y los chinos no hay ninguna razón para que no hacer lo mismo con nuestros amigosâ.10 La respuesta del Ministro de la Flor fue que Perú estaba buscando un nuevo sistema basado en el desarrollo y en una distribución más equitativa, que lamentablemente algunas de las decisiones del programa revolucionario generaban confrontación, y que dada la gran diferencia entre ambos paÃses, âsi a Estados Unidos querÃa colaborar con el proceso de desarrollo y aprecia realmente los nuevos esfuerzos realizados por el gobierno en ese sentidos, entonces deberÃa intentar ser medido en sus reacciones frente a la polÃtica peruana11. Durante los meses de junio, julio y agosto, las relaciones bilaterales se tensaron y giraron en torno al necesario apoyo de los Estados Unidos para la obtención de un crédito del Banco Mundial y otras instituciones internacionales de crédito por parte del gobierno peruano. La cuestión incluyó el envÃo de una misión a cargo de James Greene para resolver las cuestiones pendientes referidas a la IPC12. Ello derivarÃa varios meses después, en febrero de 1974, en la firma de un acuerdo entre ambos paÃses donde Perú tuvo que ceder a comprometerse al pago de un canon en función de las expropiaciones realizadas13.
La X Conferencia de los Ejércitos Americanos fue en el mes de septiembre de 1973, en pleno escenario de la disputa regional respecto del rol de los Estados Unidos con la conformación del orden interamericano, y por lo tanto, expresaba pujas en el continente. Un cable enviado desde la Embajada de los Estados Unidos en Lima el 31 de agosto, dirigido al Comandante en Jefe del Comando Sur, al Departamento de Estado y al Departamento de Defensa informaba que Mercado JarrÃn plantearÃa en la Conferencia la necesidad de cuestionar el TIAR en tanto se hacÃa necesario âun nuevo sistema de seguridad que se opusiera a todo tipo de presiones económicas y polÃticasâ, y que harÃa un llamamiento a los ejércitos latinoamericanos a comprometerse con un ânuevo rol en el proceso de desarrolloâ, y a impugnar el rol de las conferencias, defensoras de los intereses a los poderes occidentales14.
La tesis peruana defendida por Mercado JarrÃn postulaba la adopción de un nuevo concepto de seguridad basado en el desarrollo económico y social. Es decir, pretendÃa correr el eje de la seguridad internacional hacia los problemas económicos como causas en última instancia de los problemas regionales. Ello incluÃa directamente una crÃtica a la âcoerción económicaâ aplicada sobre las naciones latinoamericanas. ProponÃa una revisión profunda del TIAR, y a su postura se sumaron Argentina, Panamá, Ecuador, Bolivia y Venezuela (Lanús, 1984: 169).
De acuerdo con el criterio de Mercado JarrÃn y adoptado por algunos militares llamados âperuanistasâ en la Argentina, las fuerzas armadas ya no deberÃan tener el papel de guardianes de un orden injusto y considerando como principal enemigo a las guerrillas de izquierda. El rol de los militares de la región debÃa ser, en primer lugar, el de formar parte de reformas necesarias que posibilitaran el desarrollo, y de ese modo, desactivar las causas de la subversión. Respecto del TIAR, el representante del ejército peruano planteó una reforma profunda porque se trataba, en sus términos, de un instrumento caduco para la realidad de los años â70.15 Una de las hipótesis que guiaba a esta corriente militar era la de la coexistencia pacÃfica entre las potencias, y teniendo en cuenta los acercamientos diplomáticos entre los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Soviética y la República Popular China, no tenÃa sentir plantear una estrategia de seguridad basada en el conflicto entre esos polos. Tal como afirma Caviasca, la idea de que la guerra frÃa habÃa llegado a su fin, y era reemplazada por una lógica de consensos y competencias entre muchas potencias aparece como una de las bases de análisis para las estrategias propuestas en el perÃodo en la lógica geopolÃtica de los âperuanistasâ (Caviasca, 2015: 8). Sin embargo, pareciera difÃcil considerar que existió una corriente definida de este tipo, más bien era el modo de identificar a los sectores provenientes del desarrollismo, defensores de la intervención del Estado en determinadas área de la economÃa y la defensa, y con aspiraciones de relativa autonomÃa en la definición de las áreas estratégicas y diplomáticas de la polÃtica exterior. Estos sectores ya habÃan abonado la hipótesis de la coexistencia pacÃfica desde sus inicios a fines de la década de 1950 (MÃguez, 2011). El modelo peruano sà alimentaba las aspiraciones de estos sectores, pero no necesariamente significa que adscribieran a él en su totalidad. Una serie de memorandos que Max Vince Krebs, encargado de negocios de la Embajada de los Estados Unidos, hizo llegar al presidente Lastiri en julio de 1973 sà referÃan a la influencia del modelo peruano en algunos militares argentinos como un peligro para los Estados Unidos. El funcionario objetaba tanto al ministro Gelbard como al âperuanismoâ de Carcagno (Terragno, 2005: 45-46)16.
Retomando, el representante peruano sostuvo en su presentación a la Conferencia que:
El EjeÌrcito del PeruÌ, acorde con los lineamientos de poliÌtica externa del Gobierno del paiÌs, y desde una posicioÌn de serena reflexioÌn y de criÌtica constructiva desprovista de toda inamistosidad, considera que el llamado «Sistema Militar interamericano» fue creado y sostenido para servir determinados intereses; razoÌn por la cual lo cuestiona serena y objetivamente, en tanto no sea reorientado en su estructura y finalidad, de modo que sirva realmente al intereÌs comuÌn y al perfeccionamiento de todos los ejeÌrcitos latinoamericanos17.
Implicaba además considerar la subversión como una consecuencia de los problemas de desigualdad y dependencia en América Latina, y por lo tanto bregaba un concepto de seguridad colectiva que incluyera âlos reales intereses de nuestros pueblos, [ya que] no creemos en la represioÌn como medio baÌsico de lucha antisubversiva. Creemos en las profundas estructurales y en una intensa lucha poliÌtica y psicoloÌgica para preservarlasâ18
La tesis de Mercado JarrÃn fue apoyada por Argentina, Bolivia, Ecuador, Panamá y Venezuela, pero fue minoritaria. La mayorÃa de los participantes -Brasil, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Uruguay- acompañó la posición de Borges Fortes, que analizaremos más adelante, y alineada con la Doctrina de Seguridad Nacional.
EL PERONISMO Y LA TESIS ARGENTINA EN LA X CONFERENCIA
El breve gobierno de Héctor Cámpora (25 de mayo de 1973 al 11 de julio) reflejaba en sus posiciones polÃticas públicas las aspiraciones de un sector del peronismo más radicalizado y era, al mismo tiempo, el alivio luego de siete años de dictadura militar y dieciocho de exilio de Juan Domingo Perón. Representaba el inicio de una nueva polÃtica hacia América Latina, que se materializarÃa en una orientación más autónoma de la polÃtica exterior. PrefigurarÃa también el acercamiento hacia Cuba y los intentos del nuevo gobierno argentino de avanzar hacia una reforma de la OEA y el sistema interamericano. Al mismo tiempo, demostraba la profundización de una tendencia iniciada durante la dictadura de Lanusse, conocida como âorientación hacia el Esteâ. El abandono de la idea de las âfronteras ideológicasâ en el campo de las relaciones internacionales no era nueva. Eduardo Mc Loughlin, canciller de Lanusse, fue el encargado, por ejemplo, de normalizar las relaciones diplomáticas, consulares y económicas entre los gobiernos de la Argentina y Cuba, en el marco de toda la estrategia de acercamiento a los paÃses âdel Esteâ19.
En términos de la relaciones económicas con América Latina, el presidente electo sostuvo en su Mensaje a la Asamblea Legislativa la idea de una integración continental como una estrategia que debÃa reforzar -y no debilitar- las autonomÃas nacionales, y colocó como paradigma el modelo de integración del Pacto Andino, en lÃnea con el modelo peruano de vinculación con el capital extranjero. Se refirió a la necesidad de la integración como instrumento para resolver las presiones de las potencias, de sus inversiones y de la depredación de los recursos naturales que éstas realizan (1973: 19). Asà se anunciaba la intención de un viraje respecto del modelo de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio y un acercamiento a los paÃses firmantes del acuerdo andino. âEn particular y debido a las carencias de la ALALC, los paÃses hermanos del PacÃfico se han comprometido en un programa integrativo de auténtica Liberaciónâ (1973: 20).
Cámpora se refirió abiertamente a la crisis de la OEA, afirmando en su Mensaje que ésta
[â¦] no ha servido a los fines de la Liberación de nuestro Pueblos, sino que por el contrario ha contribuido a mantenerlo en la dependencia y en el subdesarrollo. Surgida en los momentos álgidos de la guerra frÃa, ni siquiera se justifica ahora dentro de ese contexto, que debe considerarse totalmente superado por la nueva perspectiva internacional de la coexistencia pacÃficaâ (1973: 21)
Por otra lado planteó la cuestión de la defensa de âlos legÃtimos intereses en el mar epicontinental argentino y en la zona de 200 millas adyacentes a nuestras costasâ (p. 22), en consonancia con los reclamos de Perú. Por último anunció la reanudación de relaciones con Cuba, tal como lo habÃan hecho este último paÃs y Chile (p. 23). El nuevo gobierno argentino reinterpretaba la Tercera Posición histórica del peronismo a través de la conciencia de pertenecer al Tercer Mundo y a una Latinoamérica en camino a la Liberación. Es decir que la identificación con esos paÃses era claramente ideológica.
Tal como se preanunciaba, los lazos diplomáticos con la isla se reanudaron el 28 de mayo a través de una declaración conjunta entre los cancilleres Puig y Raúl Roa GarcÃa, de Argentina y Cuba respectivamente. Se cerraba la etapa iniciada con la ruptura de relaciones de febrero 1962. La prensa del 29 de mayo publicaba, además, la explÃcita intención de gobierno de reanudar las relaciones con Alemania Oriental (RDA) y Corea del Norte20.
La nueva y marcada posición polÃtica del gobierno era el reflejo de las tendencias internas del peronismo que habÃan alcanzado el poder. Algunos de esos elementos perdurarÃan durante la presidencia provisional de Raúl Lastiri e incluso la de Perón. Otros, quedarÃan exclusivamente en intenciones. En el nivel de las relaciones internacionales, uno de los gestos más contundentes en términos ideológicos fue la presentación del Embajador Jorge Vázquez â Subsecretario de Relaciones Exteriores- en el mes de junio, en la Reunión de Lima de la OEA. AllÃ, Vázquez comenzó felicitando al gobierno de la âRevolución Peruana, en su camino âde la revolución hacia el no ya lejano dÃa de la liberación latinoamericanaâ, y expuso que la Argentina, âestá dispuesta a asumir plena y lealmente su responsabilidad histórica en la tarea común de la liberación latinoamericanaâ. Afirmó que la crisis del sistema interamericano âinvita a pensar que no es posible continuar con un sistema de relaciones internacionales que sólo sirvió para proteger la penetración imperialista en nuestros pueblosâ y que para la Argentina era necesario sostener un âpluralismo revolucionarioâ que suponÃa âla abolición definitiva de todo tipo de instrumento que excluya a Cuba de la hermandad latinoamericanaâ. (1973: 78).
Refiriéndose a la relación histórica entre Estados Unidos y los paÃses de América Latina, sostuvo âno puede existir una relación madura cuando existen intereses distintos y no pocas veces contrapuestosâ (80), y que âno hay polÃtica común al opresor y al oprimido. No hay foro que pueda abarcar la pretensión imperialista y el deseo de ser libres (81). Finalmente y ya especÃficamente refiriéndose a la necesidad de reformar el TIAR, Vázquez dijo que âla presencia en este Pacto militar de una superpotencia como los Estados Unidos constituye un factor de desequilibrio que origina situaciones de sojuzgamiento incompatibles con los principios enunciados en el instrumento constitucional de la OEA.â (82). Esa posición generó el descontento particularmente de los sectores más conservadores del peronismo, y generarÃa el rápido desplazamiento del equipo de Puig (Moneta, 1979: 245).
Si bien Puig renunció junto con Cámpora, y fue reemplazado por el canciller Vignes, proveniente de otra lÃnea del peronismo, la permanencia de Gelbard en el Ministerio de EconomÃa dio lugar a la continuidad y materialización de algunas de las tendencias iniciadas, entre ellas la posición respecto de Cuba y la orientación hacia el Este. La confirmación de este crédito a la isla daba cuenta de la intención argentina de ocupar un rol de proveedor industrial en un nuevo bloque latinoamericano (Horowicz, 1973: 11). Las definiciones incorporadas al Plan Trienal presentado para el perÃodo 1973-1977 incluirÃan claramente una estrategia multipolar, enmarcada en una cierta clausura del ciclo de guerra frÃa. Dicha intención cobró forma en la profundización de la orientación hacia el Este. Entre mayo de 1973 y octubre de 1974 Argentina firmó diez convenios y diversos acuerdos con Polonia, siete con Checoslovaquia; igual número con la URSS, once con HungrÃa; catorce con Rumania; seis con Alemania Oriental; dos con Bulgaria y cuatro con Yugoslavia (Green, 1975: 93-95).
Los acuerdos firmados con los paÃses socialistas iban mucho más allá de una necesidad comercial. RespondÃan a un vÃnculo que venÃa siendo promovido y que llegaba para quedarse. CubrÃan varios aspectos en materia productiva y tecnológica, y atendÃan a objetivos económicos y polÃticos. Como sostienen Cisneros y Escudé, no solamente permitÃan margen de maniobra a partir de la apertura de nuevos mercados, sino que también operaba como elemento de diferenciación de la actitud panamericana de Brasil al tiempo que âafirmaba lazos con el Partido Comunista Argentino, los desarrollistas y los radicales que formaban parte de la CGEâ (1999: Tomo XIV, 187).
En el contexto de la presidencia provisional de Lastiri, Carcagno, que continuaba en su cargo como Jefe del Ejército, asistió a la X Conferencia. El general provenÃa justamente del frondizismo, que como proyecto polÃtico habÃa puestos reparos diplomáticos al predominio de los Estados Unidos en la región, y en términos económicos, habÃa abierto el juego a las relaciones con la Unión Soviética (MÃguez, 2011) en función de una estrategia de multilateralizar las relaciones internacionales. Durante el gobierno de facto de Juan Carlos OnganÃa habÃa sido encargado de reprimir el Cordobazo y a partir de allÃ, se habrÃa volcado a corrientes que promovieron un acercamiento al peronismo. De acuerdo con lo que afirma Caviasca, los contactos con el grupo de Carcagno habiÌan comenzado a traveÌs de militantes montoneros de la UoCRA de BahiÌa Blanca donde se encontraba la sede del Quinto Cuerpo de EjeÌrcito del que este general era comandante (2011: 15). Pero el puente entre el peronismo y Carcagno fue el coronel Juan Jaime Cesio, perteneciente también a ese mismo cuerpo, y quien lo acompañarÃa en la X Conferencia. SeguÌn Rosendo Fraga los acercamientos con sectores de la Juventud Peronista se dieron a traveÌs de sectores nacionalistas del Ateneo de la RepuÌblica que integraban el Frejuli. El hombre clave en estos encuentros con la izquierda peronista era el Coronel Cesio quien habiÌa forjado una estrecha relacioÌn con Carcagno desde su desempenÌo como instructor de Paracaidismo en 1965 en CoÌrdoba (Fraga, 2987).
Carcagno fue nombrado por Cámpora como Jefe del Ejército a pedido de Perón a través de una carta (Mazzei, 2011: 141), y desde allà cultivó vÃnculos con sectores de la izquierda del movimiento, en especial a partir de la realización del Operativo Manuel Dorrego âimpulsado por Cesio- convocado por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Oscar Bidegain21.
A pocos dÃas de la asunción de Cámpora, el 29 de mayo, Carcagno pronunció su discurso en oportunidad del DÃa del Ejército. Allà planteó que la defensa de la soberanÃa no se agotaba en âla presencia armada en la fronteraâ, y que dicha misión se vinculaba con la participación del ejército en la decisión nacional sobre el propio destino y el bienestar de los habitantes (Carcagno, 1973: 2). El 3 de julio, en su alocución denominada âOrientación básica al Ejércitoâ se refirió nuevamente a la vinculación de la seguridad con el desarrollo, tanto económico como âespiritualâ, y a la contribución del ejército en el âprogresoâ, al que se refirió como âposible cuando el paÃs es enteramente dueño de sus destinos y está por consiguiente en capacidad de adoptar las decisiones que mejor convengan a sus propios y exclusivos intereses, con abstracción de toda tipo de presiones o ideologÃas extranacionalesâ (Carcagno, 1973: 2)
Era una concepción que venÃa siendo desarrollada alrededor de la Revista Estrategia, dirigida por el general retirado Juan Enrique Guglialmelli, militar desarrollista que habÃa sido parte de la coalición golpista liderada por Juan Carlos OnganÃa, que se distanciaba de las corrientes liberales que fueron hegemonizando la dirección de la economÃa de la denominada âRevolución Argentinaâ, y se contraponÃa a la lÃnea militar que heredarÃa el poder, dirigida por Alejandro AgustÃn Lanusse y Alcides López Aufranc. Tanto en las cúpulas como la suboficialidad se expresaban claras diferencias respecto del proyecto económico, del rol del Estado, de la polÃtica social, del peronismo y de las relaciones internacionales. Tal como lo desarrolla detalladamente Mazzei (2011), Carcagno estaba vinculado a un grupo de oficiales superiores que conspiraban contra Lanusse, protagonistas de dos levantamientos en el mes de mayo de 1971, uno en Azul y otro en OlavarrÃa, y que trabajaban reuniéndose en la sede de Estrategia en la redacción de un âProyecto Nacionalâ denominado âJosé Hernándezâ, y en la publicación de un periódico âtambién clandestinoâ titulado MartÃn Fierro (Mazzei, 2015). Carcagno era el lÃder de ese levantamiento que derivó en el desplazamiento de los generales de los protagonizaron (Mazzei, 2011: 142). Guillermo Caviasca sostiene que la heterogeneidad de las corrientes que participaron de la sublevación impidió que Cargagno asumiera abiertamente la comandancia de ese operativo (Caviasca, 2015b). Sin embargo, el mismo autor considera que fue un hito en la gestación del peruanismo argentino, que surgió como orientación a partir de la ola puebladas que se inició con el Cordobazo, que tendrÃa su apogeo entre 1972 y 1973 y con el nombramiento de Carcagno como Jefe del Ejército. A diferencia de la posición de Caviasca, y como hemos afirmado, no consideramos en principio âpor falta de evidencia- que hubiera una corriente peruanista en sentido estricto, sino más bien un sector que, proviniendo del desarrollismo, fue estrechando vÃnculos con sectores en el peronismo y en el estado. Ãstos mantuvieron vÃnculos con Perón en el exilio -sin considerarse en ningún momento como peronistas, ya que provenÃan claramente del antiperonismo- a través de una misión fallida de Horacio Ballester, quien se incorporarÃa luego al departamento de Defensa y Seguridad Nacional del Consejo de Planificación del Movimiento Nacional Justicialista. Ese sector veÃa en Perón al lÃder del movimiento Nacional y Popular al que sà estaban dispuestos a incorporarse (Mazzei, 2015).
Ya con anterioridad a la realización de la X Conferencia, un documento enviado desde la Embajada en Buenos Aires al Secretario de Estado de los Estados Unidos confirmaba que tanto Perú como la Argentina habÃan mantenido reuniones para sostener posiciones conjuntas y radicales frente a la reforma del orden interamericano. En ellas habÃan decidido plantear durante la Conferencia de Ejércitos la consideración y reforma del TIAR22. Ello se desprende también de uno de los anexos del Informe Final de la X Conferencia que la Comandancia del Ejército entregara a la cancillerÃa. Ese anexo consiste en una serie de instrucciones y recomendaciones para la delegación argentina en la X Conferencia, denominado como âOrientación para delegaciónâ. Allà figuran en un apartado los âaspectos principales de los acuerdos concertados con el Ejército del Perú sobre la participación en la X CEAâ, donde se incluye la necesaria âreestructuración o adecuación del Sistema Militar Interamericanoâ, y por lo tanto, otorgar una ânueva tónica a las Conferencias de Ejércitos Americanosâ; la vinculación entre seguridad y desarrollo; incluir la existencia de otro tipo de agresiones y amenazas además de la del comunismo internacional, y la identificación de las medidas represivas contra el terrorismo urbano como último recurso para combatirlo.23 Esas instrucciones no podrÃan haber sido encomendadas por las nuevas autoridades de la cancillerÃa -tanto Puig como Vázquez habÃan sido desplazados de sus cargos el 13 de julio24- sino más bien se trataba del reflejo de una lÃnea que buscaba puntos de coincidencia con algunos sectores dentro del peronismo, de una lÃnea polÃtica en desplazamiento. En esas orientaciones se da prioridad absoluta a las bases programáticas del FREJULI y a las posiciones internacionales asumidas por el ex presidente Cámpora desde su asunción, incluyendo la cuestión del pluralismo ideológico, la necesidad de fortalecer el Pacto Andino, y el objetivo de la liberación nacional25. Horacio Vertbisky sostiene que fue el Coronel Cesio, como mano derecha de Carcagno, quien redactó los discursos del DÃa del Ejército y de la X Conferencia (2006). Vertbisky era corresponsal de ClarÃn y estuvo presente en Caracas en oportunidad de la Conferencia.
La carta con la que un funcionario de la cancillerÃa da recepción a la entrega de una copia del Informe Final, fechada 20 de septiembre de 1973, agradece al Comadante en Jefe ây al personal que lo secundó en la preparación de la posición argentina y en las tareas de la delegación que representó a esta Institución y a la República Argentinaâ.26
Previamente a la Conferencia se realizó la VII Conferencia realizada en Caracas entre el 27 y el 31 de agosto, âcon el objetivo de concretar una apreciación que proporcionara bases a la X Conferenciaâ. De acuerdo con el Informe Final de la X CEA presentado a la cancillerÃa argentina, en esa oportunidad se aprobó un documento titulado âApreciación Combinada de la Subversión en las Américasâ para someter a votación durante la X Conferencia. La delegación argentina planteó salvedades, referidas a la falta de referencia a Cuba y a la necesidad de caracterizar al orden como multipolar27. En esos encuentros de inteligencia se habÃa discutido especialmente la necesidad de no considerar como única agresión la del comunismo internacional, y en ello habÃan coincidido la mayor parte de las delegaciones. Ello habÃa permitido incorporar a la Apreciación Combinada la existencia de una agresión de âextrema derecha y de otras formas de amenaza, penetración y presiones que pudiendo ser causas de subversión en los paÃses, aumentan nuestra situación de dependencia y de dominación externa o internaâ28. La votación durante la Conferencia contravendrÃa lo elaborado en ese documento, como veremos.
El periódico El Descamisado coincidÃa con que la posición de Carcagno en la X Conferencia habÃa sido previamente acordada. La publicación afirmaba que en las semanas previas se habÃan reunido los jefes de inteligencia de los ejércitos peruano y argentino, asà como de otros paÃses que luego habrÃan modificado su posición a la hora de votar, para acordar una visión común que abandonara como hipótesis central de enemigo âal fantasma del comunismo internacional, cuando el verdadero enemigo (invisible según los peruanos, no convencional según los argentinos) está en la acción depredadora de aquéllos intereses que conspiran contra nuestra verdadera independenciaâ29. Respecto de la posición de Carcagno, fue definida por esa publicación de la izquierda peronista como âuna nueva orientación, que de hecho lo llevó a enfrentarse resueltamente contra el eje Washington-Brasilia, hasta el punto de anunciar abiertamente que la institución se retiraba de las conferencias continentales de esta armaâ30.
Durante la X Conferencia, entre los párrafos más destacados de la participación del Jefe del Ejército Argentino están los que refieren a la vinculación entre defensa nacional y desarrollo, y entre problemáticas económicas y sociales y subversión. Planteos que tuvieron su origen en las corrientes desarrollistas, y que se combinaban ahora con las posiciones de la EncÃclica "Populorum Progressio", tal como lo plantearÃa abiertamente Carcagno en su participación (1973: 8).
El general alineó al Ejército argentino con los principios básicos de âla no intervención, el de autodeterminación de los pueblos y el de escrupuloso respeto a las individualidades de cada paÃs en un contexto en el que carecen de sentido las diferenciaciones ideológicasâ (ib.id. 3). Y consideró que en ese marco de ârenovación de las concepciones estratégicas, el de interacción recÃproca de los más diversos factores con el poder militar y la aceptación del pluralismo ideológico como base de convivencia y cooperación, es preciso convenir en que se han transformado substancialmente las bases que sustentaban la seguridad hemisféricaâ (4). En la base de esta concepción estaba otra idea básica del desarrollismo argentino y de los militares peruanos: la coexistencia pacÃfica. De allà se derivaba la necesaria revisión de los organismos de defensa continental. Carcagno sostuvo que âla tendencia que al respecto se observa de progresivo entendimiento, hace que aparezca como carente de sentido lógico particularizar la agresión en un solo adversarioâ (4). Respecto de la subversión, el general argentino vinculó la función del ejército con la lucha contra las causas que llevan a su surgimiento y crecimiento.
Cuando no se perciben o no se quieren percibir las razones intrÃnsecas de subversión y no se hace lo que se debe para suprimirla, su erradicación por la fuerza se torna imposible. Del empleo del poder militar contra ella, se deriva un distanciamiento cada vez mayor entre el pueblo y el ejercito que forma parte de ese pueblo y se genera asÃ, una de las contradicciones más agudas y más negativas (p. 6)
Pero la participación de Carcagno, incluso, cuestionó el orden económico, diciendo que âLa imagen de los ejércitos como guardias pretorianas de un orden económico y social injusto, es en extremo perniciosa para la salud de los pueblos, para el logro de sus aspiraciones, para la conformación del ser nacional y para su proyección continentalâ (p. 6). En cuanto a la relación con los paÃses latinoamericanos, marcó la necesaria distancia de la injerencia de los Estados Unidos en sus asuntos internos, al afirmar que partiendo de la soberanÃa nacional podÃa marcharse âhacia formas más perfeccionadas y eficaces de convivencia internacional, donde no tienen cabida proyectos que desconocen las peculiaridades, la autonomÃa y la libertad de decisión de cada paÃsâ (p. 7). Sostuvo que las desigualdades económicas y la injusta âestructura de dependenciaâ afectan la seguridad de los Estados y guardan relación estrecha âcon el quehacer militarâ. Planteó que esas situaciones debÃan considerarse también como agresiones a las que los ejércitos debÃan oponerse
Los ejércitos de cada paÃs obligados, dentro de los lÃmites de su competencia, a no ahorrar esfuerzos ni a medir riesgos, en su apoyo a los pueblos y a los gobiernos que se niegan a ser vÃctimas de un nuevo modelo de división internacional del trabajo, diseñado para la opulencia de unos pocos y la pauperización de la mayorÃa (p. 8).
Finalmente sostuvo que la nueva estrategia de seguridad vinculada con la protección del desarrollo obligaba a hacer âabstracción de ficciones que oscurecen el entendimiento, como es la de sostener que hay un único enemigo común o un único tipo de agresiónâ (13). En efecto, partiendo de la negativa a considerar la agresión comunista como única agresión, algo acordado en la VII Conferencia de Inteligencia, las delegaciones de Argentina y Perú buscaron modificar en los documentos la finalidad de las Conferencias de Ejércitos Americanos, por haber âperdido vigenciaâ, ante la ârealidad del pluralismo ideológicoâ, la âmodificación del tradicional enfrentamiento entre los dos grandes ejes de poder mundialâ y la existencia de âotro tipo de agresiones o amenazas que afectan la seguridad y el desarrollo de los paÃses americanosâ31. Sin embargo, la moción no prosperó, vulnerando el acuerdo previo. En consecuencia, Carcagno planteó su âderecho a pensar en la poca efectividad de estas Conferencias e inclusive como Comandante en Jefe del Ejército Argentino tengo el deber de cuestionar su futura vigenciaâ32. Luego de la Conferencia, comenzó circular en la prensa la noticia de que Carcagno habÃa dado la orden de la prohibición inmediata de la actividad de las Misiones militares de los Estados Unidos y Francia en la Argentina. Las Misiones estaban ubicadas en la sede del Estado Mayor del Ejército argentino desde el año 1956. Efectivamente, a principios de octubre de 1973 el comandante general del ejército Carcagno planteó al ministro de Defensa que su arma consideraba que ya no tenÃan razón de ser la presencia en territorio argentino de las misiones militares norteamericanas que ocupaban dependencias del Comando en Jefe del Ejército (Cisneros y Escudé, 2000). Perón harÃa saber su descontento respecto de Carcagno a partir de la negativa al ascenso del coronel Cesio âcuyos vÃnculos con Montoneros se profundizaban33-, lo que llevó a que el general presentara su pase a retiro.
LA POSICIÃN DE BRASIL
La polÃtica conocida como Diplomacia do Interesse Nacional, llevada adelante por el canciller Mario Gibson Barboza durante el gobierno dictatorial de Emilio Garrastazu Médici no tenÃa por objetivo transformar ni cuestionar el orden internacional, pero sà el papel de Brasil en él, para lograr su crecimiento como futura potencia (Pinheiro, 2004: 42). Ello implicó la combinación entre el alineamiento internacional con los Estados Unidos como potencia predominante en el continente, con medidas que buscaban impulsar el desarrollo de la burguesÃa industrial brasileña, y de una diplomacia vinculada a ese despliegue. Este tipo de desarrollo -basado en un triángulo entre burguesÃas nacionales, empresas estatales y capital transnacional- no se contradecÃa con una orientación que continuaba dando, en el plano externo, prioridad a los problemas de seguridad y lucha contra el comunismo, ya que ello tenÃa correlato en un régimen que habÃa logrado imponerse a través de una durÃsima aplicación del terrorismo de estado para la represión interna y que pretendÃa proyectarse al plano mundial como modelo. Orlando de Barros sostiene que una vez lograda la represión de la oposición de izquierda en el plano nacional, y ante el crecimiento de los gobiernos contestatarios en la región, Barboza propuso una OEA comprometida con la represión en todo el continente (1997: 96). Por esa razón, a pesar de la relativa autonomÃa que caracterizó al perÃodo, hubo una fundamental coincidencia entre las propuestas del capital transnacional en Brasil y la posición de los Estados Unidos en la región, con el gobierno militar de Médici. En este sentido, fue clara la participación de Brasil en apoyo a Washington en los casos de los golpes de estado en Chile, Uruguay y Bolivia.
Ya para inicios del mes de marzo de 1973, una nota del presidente Nixon dirigida al presidente brasileño, le solicitaba colaboración ante la posibilidad de que Venezuela y Ecuador plantearan la negativa a continuar con las sanciones a Cuba durante la Asamblea de la OEA a realizarse en Washington. Luego de exponer que los Estados Unidos se opondrÃan enfáticamente a esa postura, finaliza diciendo que âcualquier cosa que el Presidente Médici estuviera dispuesto a hacer en orden a apoyar la posición de los Estados Unidos serÃa profundamente apreciadaâ34. La respuesta del par brasileño fue que la posición de su paÃs también serÃa firme y decidida contra cualquier intento de ese tipo, cualquiera fuera el paÃs que lo propusiera. Incluso afirmó que Brasil se opondrÃa públicamente a cualquier intento indirecto de conseguir una resolución que, en la práctica, abriera el camino para un futuro levantamiento de las sanciones35.
Más allá de las modificaciones a la polÃtica internacional llevada adelante por Brasil en algunos aspectos -en continuidad con la polÃtica de Costa e Silva, el gobierno de Médici continuó teniendo protagonismo es foros como la CECLA y la (Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo) UNCTAD, y muestras de solidaridad con el Tercer Mundo- lo cierto es que continuó siendo bastión de la Doctrina de Seguridad Nacional en la región, funcionando en ese sentido aliado fundamental de los Estados Unidos.
El embajador de los Estados Unidos en Brasil, Rountree, se referÃa a la relación bilerateral en el mes de mayo de 1973, diciendo que ânunca habÃan estado mejorâ, señalando la excelente relación entre el presidente Nixon y el dictador Médici y la relevancia de Brasil como plaza de inversiones para el capital internacional. En el informe, el embajador transmite que estaba claro que la excelente relación con los Estados Unidos era la piedra angular de la polÃtica brasileña y que la mayor fuente de gratificación para el gobierno estadounidense era la decisión de los lÃderes militares brasileños de estrechar esas relaciones a través de la compra de material bélico -aviones F 5 y helicópteros- âno solamente por razones económicas y técnicas sino aún más relevante, debido a la decisión polÃtica de que los lazos militares con los Estados Unidos tienen gran importanciaâ, abandonando la idea de la actitud âpaternalistaâ estadounidense y por lo tanto, la preferencia por los mercados europeos36.
Ello no significa que Brasil no mantuviera su margen de independencia en determinados asuntos, ya que en las conversaciones entre el canciller Barboza y el Secretario de Estado Kissinger, fue tema reiterado el de la necesidad brasileña de imponer su propia agenda37. Pero los alineamiento polÃticos contra el comunismo y a favor de la represión eran claros. Documentos desclasificados recientemente han demostrado la participación de Brasil en el golpe con Allende en Chile, en el mes de septiembre, asà como la disposición de colaborar económica y polÃticamente con la dictadura de Augusto Pinochet38. Con lo cual, la X Conferencia se realizó en un álgido contexto de disputa en el Cono Sur.
Durante la Conferencia, tanto Anastasio Somoza como la delegación brasileña, sostuvieron el rol de la subversión comunista como enemigo principal. Breno Borges Fortes afirmó que:
en lo que respecta a la Seguridad de las Américas no ha habido un cambio básico en la caracterización del enemigo común. Nuestro enemigo continúa siendo el Movimiento Comunista Internacional, que en ciertos casos, apenas cambió su estrategia de actuación pero sin abdicar su objetivo final: la conquista del poder (Borges Fortes, 1973: 3).
El militar brasileño se refirió a la lucha contra el enemigo comunista llevada adelante por su gobierno, y la continua infiltración en ámbitos culturales, en los medios de comunicación y entre las juventudes (1973: 6).
[El enemigo] se disfraza de sacerdote o de profesor, de alumno o de campesino, de vigilante defensor de la democracia o de intelectural avanzado, de piadoso o de extremo protestente, va al campo y a las escuelas, a las fábricas y a las Iglesias, a la cátedra y ala magistratura, usará si es necesario el uniforme o el traje civil [â¦] A los Jefes Militares les corresponde el deber y la responsabilidad de no dejarse engañar por lo artificios usados. (1973: 7)
No por adscribir a estas visiones más tradicionales de la seguridad, la delegación brasileña dejó de puntualizar las actividades complementarias que el ejército debÃa realizar en el complejo contexto del perÃodo, entre las que destacó tanto las vinculadas al desarrollo âcomo la colonización de âvacÃos demográficosâ, enseñanza de la ingenierÃa especializada, construcción de vÃas férreas y carreteras, âpacificación de indÃgenasâ -como las consideradas acciones comunitarias-âauxiliar a las clases menos favorecidas económicamenteâ y las colonias vacacionales (1973: 9).
Se trataba también de una posición desarrollista pero más directamente asociada con la estrategia de los Estados Unidos en la región, principal fuente de créditos e inversiones para el conocido âmilagro brasileñoâ.
El informe argentino presentado a la cancillerÃa sobre la Conferencia, caracterizó a su posición como âsimplistaâ, basada en âconceptos caducos ante la evolución psico-social de los pueblosâ, âmanteniéndose en la falsa opción de comunismo y capitalismo, representó una exposición que podrÃa tener vigencia hace más de una décadaâ.39 Acusó a la posición brasileña de âsubimperialistaâ, resultante de su particular estrategia de desarrollo y de sus antecedentes históricos40.
Luego de la X Conferencia, durante una reunión entre Kissinger y Barboza, el Secretario de Estado de los Estados Unidos mostró directamente su apoyo a Brasil frente a la Argentina, en un contexto de rivalidad latente. Afirmó que si bien Argentina parecÃa ansiosa de contar con su presencia en la ceremonia de asunción del General Perón, solamente asistirÃa si a los brasileños les parecÃa especialmente importante. Como el canciller Barboza dijo estar descartando la idea de asistir a la asunción, Kissinger afirmó que entonces él tampoco lo harÃa41. Respecto de lo planteado en Caracas, Barboza afirmó que habÃa sido la primera vez que en estas Conferencias se introducÃan elementos polÃticos de este tipo, y que habÃa grandes diferencias por motivos ideológicos. La reproducción de los dichos del canciller, de acuerdo con los Documentos del Departamento de Estado, es la siguiente:
[Mario Gibson Barboza] dijo que la cuestión central versó alrededor de que los peligros del comunismo en América Latina habÃan sido sustituidos por el imperialismo y la agresión económica. Dijo que el Perú habÃa marcado el camino y habÃa recibido el apoyo de Argentina, Venezuela, Colombia y otros. Observó que los representantes del ejército de Estados Unidos habÃan tomado un perfil muy bajo y no habÃan trabajado para oponerse a esta tendencia. En este punto el Secretario señaló que ya era tarde para su próxima reunión y él pidió permiso para retirarse42.
La X Conferencia sucedÃa además en un clima de tensión bilateral entre la Argentina y Brasil. Desde la asunción de Cámpora, la cuestión de la rivalidad entre ambos paÃses aparecÃa como una caracterÃstica del escenario regional a partir del retorno del peronismo en los Documentos del Departamento de Estado. La relación se habÃa tensado particularmente cuando el canciller Puig denunció el Acuerdo de Nueva York firmado entre Brasil y Argentina en septiembre de 1972. La renuncia de Puig no habÃa modificado la cuestión, ya que el carácter conflictivo se mantuvo y se profundizó con la ratificación del tratado de Itaipú entre Brasil y Paraguay, nada menos que durante la ceremonia de reelección del dictador Alfredo Stroessner. En efecto, la Guerra FrÃa condicionó también las complejas relaciones entre Argentina y Brasil, y la X Conferencia fue un ejemplo claro de ello. La delegación militar argentina reflejó en su informe sobre el encuentro de los Jefes militares, la gran influencia de los Estados Unidos en ese ámbito, a diferencia de lo que sucedÃa en otros como la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la Comisión Especial de Coordinación Lationamericana (CECLA), e incluso la OEA consideró que Brasil constituÃa el eje de una polarización contra los paÃses del Pacto Andino (excepto Bolivia) y la Argentina.43
CONCLUSIÃN: DISPUTA POLÃTICA INTERNA EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA FRÃA
Desde su rol de potencia hemisférica y mundial, Estados Unidos temÃa el avance de las aspiraciones nacionales de las burguesÃas locales en América Latina, asà como la posible asociación de esas aspiraciones con los intereses económicos de la Unión Soviética. La tesis de la coexistencia pacÃfica funcionaba de algún modo como paraguas para las polÃticas de gobiernos que pretendÃan aplicar estrategias de desarrollo de un capitalismo nacional, es decir, con predominancia del capital local frente al capital extranjero, y con un rol preponderante del Estado en la promoción del desarrollo y la distribución. En algunos casos se trataba de estrategias adaptativas, en otros como aspiración de pivotear frente al predominio estadounidense y en otros como reflejo de nuevas asociaciones dispuestas a perdurar. Algunos paÃses, a lo largo de la década, efectivizarÃan relaciones estrechas con la URSS y en otros, la sola amenaza o el atisbo de acercamiento fue utilizada como estrategia de pÃvot para ganar cierto margen de poder. Ello hacÃa que la disputa económica por el predominio en el continente se entretejiera de modos no lineales con las cuestiones polÃticas e ideológicas. En ningún momento los Estados Unidos consideraron que la revolución peruana podÃa alejarse ideológicamente del mundo occidental y cristiano. Asà lo reflejan sus documentos secretos. Sin embargo, la preocupación por el avance soviético era una cuestión relevante en términos militares y económicos.
En un Documento del Departamento de Estado de enero de 1974, firmado por el propio Kissinger y dirigido al presidente Nixon se refleja claramente la preocupación por el avance de la Unión Soviética como proveedor de armamento en la región, y que la âpuerta de entradaâ habÃa sido el gobierno de Perú:
No ponemos en duda el derecho soberano del Perú para comprar armas dondequiera que elige; pero nos preocupa en la entrada de la Unión Soviética en el mercado americano de armasâ [â¦] La venta de armas soviéticas en otros paÃses han demostrado que la vinculación en estos términos con la Unión Soviética, en última instancia, produce efectos imprevistos y no deseables, incluyendo la interferencia en sus asuntos internos. El Presidente estará de acuerdo en que el interés soviético en la venta de armas normalmente no ha sido exclusivamente de naturaleza comercial.44
Los vÃnculos entre los militares peruanos y las corrientes desarrollistas autoritarias en la Argentina reflejaban la coincidencia entre proyectos económicos internos que buscaban distanciarse de los Estados Unidos. La Argentina nunca compró armas ni aviones soviéticos como sà lo hacÃa Perú. La relación con la Unión Soviética se montaba sobre las aspiraciones de ciertos sectores genuinamente defensores del nacionalismo económico. Los desarrollistas fueron promotores de la idea de la coexistencia pacÃfica y de la estrategia de pivot con potencia del Este desde fines de la década de 1950, más allá del éxito real que tuviera esa estrategia en ese momento. Esa orientación tendrÃa sus frutos a mediano plazo, para fines de la década, impulsada por los sectores agroexportadores y terratenientes que fueron uno de los intereses que predominaron durante la dictadura militar que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983.
Durante la X Conferencia de los Ejércitos Americanos se expresó un debate ideológico que reflejaba tanto las necesidades internas de los paÃses protagonistas de la discusión en el marco de la dinámica polÃtica local, como su entrelazamiento con la disputa en la región en el contexto de la Guerra FrÃa. Las diferentes posturas eran explÃcitas. Tal como lo evaluaba la delegación militar argentina en su informe luego presentado a la cancillerÃa, la Argentina, Colombia, Chile, Ecuador, Perú, Panamá y Venezuela se mostraban âproclives a una renovación de las previsiones de la seguridad continental y de rechazo a todo tipo de sistema militar multinacional en el ámbito americanoâ, mientras que el resto apoyaba mayoritariamente el mantenimiento del esquema de seguridad colectiva vigente, aunque Uruguay, El Salvador y Guatemala podrÃan aceptar modificaciones limitadas.45
Alejado de lo planteado por la Argentina, a través de Carcagno, y por Perú, a través de Mercado JarrÃn, Borges Fortes, alineado con la Doctrina de la Seguridad Nacional, sostuvo que la revisión del Tratado de RÃo respondÃa en realidad a las necesidades polÃticas internas de los paÃses que lo habÃan planteado y que no era un objetivo de los ejércitos. Los dichos de Borges Fortes eran en parte ciertos, pero allà no se agotaba la cuestión. La discusión reflejaba un continente atravesado por el auge de corrientes nacionales de carácter heterogéneo en el contexto de una fuerte la disputa económica entre las potencias protagonistas del orden bipolar.
Los trabajos que abordan el tema lo hacen en general desde ópticas especÃficas: o bien analizan el debate sobre las concepciones de seguridad sin vincularlas con las necesidades domésticas y las cuestiones polÃticas de cada paÃs, o interpretan las posiciones de modo lineal cayendo en una visión lineal de considerar a Carcagno como un militar peronista. Como suele suceder en la historia, los fenómenos son más complejos. Este artÃculo ha buscado mirar a través de una amplia documentación, la Conferencia de los Ejércitos Americanos como suceso de las relaciones internacionales latinoamericanas, y como tal, vincularlo con los condicionantes internos que influyen en la toma de decisiones y posicionamientos referidos al orden continental y mundial.
1. Este trabajo es parte de una investigación más amplia, en el marco del proyecto PIP CONICET (2015-2017) dirigido por la autora, âLos condicionantes internos de la inserción internacional argentina. Presiones, debates y movilizaciones en torno a la polÃtica exterior desde la década de 1960 hasta la actualidadâ, y del proyecto UBACyT (2016-2018) âPolÃtica exterior, inserción económica internacional y movilización popular a lo largo de dos décadas turbulentas de la historia argentina (1963-1983)â
2. Foreign Relations of the United States (FRUS) Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âMemorandum from the Acting Assistant Secretary of Defense for International Security Affairs (Eagleburger) to Secreatary of Defense Richardonâ Washington, (19 de Marzo de 1973), p. 753.
3. Para un análisis sobre esta corriente ver (Mazzei, 2012)
4. âAmérica Latina fijó su posición con respecto a la jurisdicción m arÃtima en la Declaración de Santiago de Chile del 19 de agosto de 1952. Esta declaración fue firmada por Chile, Ecuador y Perú, aceptando la soberanÃa y jurisdicción marÃtima exclusiva hasta u n a distancia de 200 millas marinas de sus costas. Este mismo criterio fue aceptado por la Declaración de Montevideo del 8 de mayo de 1970, firmada por Chile, Ecuador, Perú, Panamá, El Salvador, Argentina, Brasil, Nicaragua y Uruguay. Frente a las sanciones de los Estados Unidos como la aplicación de la enmienda Pelly, el gobierno peruano hizo retirar la misión militar permanente norteamericana en 1969.Igual actitud adoptó Ecuador en1971â (Bologna, 1977: 204).
5. FRUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âMemorandum from the Acting Assistant Secretary of Defense for International Security Affairs (Eagleburger) to Secreatary of Defense Richardonâ Washington, (19 de Marzo de 1973), p. 757.
6. âAhora Argentina mirará hacia el PacÃficoâ ClarÃn (25 de mayo de 1973) p. 2
7. âAhora Argentina mirará hacia el PacÃficoâ ClarÃn (25 de mayo de 1973) p. 2
8. FRUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âTelegram 106611 from the Department of State to the Embassy in Argentinaâ, Washington (4 de junio de 1973).
9. A modo de ejemplo, dÃas antes de la asunción declaró al llegar a la Argentina que âlos Estados Unidos desean cooperar con las naciones de este hemisferio para edificar una relación nueva y fuerte, basada en un sentido de realidad, en la igualdad y en el respeto mutuo [â¦] El año pasado se nos criticó diciendo que nosotros nos entrometÃamos, que interferÃamos demasiado en los asuntos de América latina. Ahora nosotros deseamos tomar de común acuerdo todos los puntos de vista de los paÃses latinoamericano para que quede patente y claro que al final, respetaremos la soberanÃa de cada uno de los paÃsesâ.Ver âHabló Rogers de una nueva relaciónâ, La Nación, (24 de mayo de 1973) p. 1 y 6
10. FRUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âTelegram 311 From Consulate in the Netherlands Antilles to the Department of Stateâ Curacao (27 de mayo de 1973), p. 767.
11. FRUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âTelegram 311 From Consulate in the Netherlands Antilles to the Department of Stateâ Curacao (27 de mayo de 1973), p. 768.
12. FRUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âTelegram 129032 From the Department of State to the Embassy in Peruâ Washington (30 de junio de 1973), p. 770-772 y âTelegram 5644 From the Embassy in Peru to the Department os Stateâ (4 de agosto de 1973) p. 773.
13. âConvenio entre el gobierno de los Estados Unidos de América y el Gobierno del Perúâ, United States Treatis and Other International Agreements, Volume 25, Part. 1, 1974, Department of State United States of America, p. 236 a 244.
14. Cable de la Embajada en Lima (Barnebey) dirigido a Comandante en Jefe del Comando Sur, Departamento de Estado y Departamento de Defensa âTenth Conference of American Armies: Peru seek revisión of Rio Pactâ. Disponible en: https://wikileaks.org/plusd/cables/1973LIMA06470_b.html
15. âCarcagno y Mercado JarrÃn enjuiciarán una polÃtica de defensa continental que hoy se considera obsoletaâ, La Opinión, 29 de agosto de 1973, p. 7
16. Los memorandos se hicieron públicos el 31 de julio a través del Diario Crónica, y se trataba de tres notas que incluÃan una crÃtica a los proyectos de ley sobre inversiones extranjeras, renacionalización del sistema bancario y defensa del trabajo y producción nacional. Ver Diario de Sesiones de la Honorable Cámara de Diputados de La Nación, 1973, p. ccxxxvi y subsiguientes, y "Rechazó el Gobierno crÃticas de EE.UU.", La Nación, 1º de agosto de 1973, pp. 1 y 4.
17. Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, DOCUMENTO: Comando en Jefe del Ejército. Jefatura V. Pol y Est. Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973. âX CEA. Exposición del Comandante General del Ejército del Perú. Anexo 7â, p. 1.
18. AMREC, Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, Documento: Comando en Jefe del Ejército. Jefatura V. Pol y Est. Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973. âX CEA. Exposición del Comandante General del Ejército del Perú. Anexo 7â, p. 2.
19. Ello se relacionaba con cuestiones económicas que excedÃan las diplomáticas. Por diversos factores, una poderosa fracción de la clase dominante argentina comenzó a promover desde 1970 la negociación de un tratado comercial con la Unión Soviética. Entre esos factores se encontraban los intereses de negocios vinculados a dicha superpotencia que habÃan venido creciendo desde el perÃodo desarrollista, y las dificultades para colocar los productos en la Europa Comunitaria. Este viraje culminará en una nueva relación triangular hacia mediados de la década de 1970, consolidado por la dictadura militar implantada en 1976, ocupando la Unión Soviética durante unos años el vértice anteriormente por Europa occidental y antaño por Inglaterra. Para las relaciones bilaterales entre la Argentina y la Unión Soviética en el perÃodo ver: Rapoport (1995); Vacs, (1984) y Laufer y Spiguel (1998).
20. âLas relaciones con Cuba se reanudanâ, La Nación (29 de mayo de 1973) p. 1
21. ConsistÃa en un trabajo conjunto entre la provincia, el Ejército y la Juventud Peronista para la reconstrucción y obra pública de 18 partidos de Buenos Aires. La publicación El Descamisado, órgano difusor de Montoneros y de la Juventud Peronista, describe el impacto que tuvo al interior del Ejército, donde habÃa fuertes diferencias respecto de la participación conjunta con la JP. Ver âOperativo Dorregoâ, El Descamisado, Nº 22 (16 de octubre de 1973), p. 28-30. Para una descripción completa ver Anguita y CaparroÌs (1998: 206-208).
22. âCable al Departamento de Estado 1973-25394. From Lodge to Secretary Kissinger âConference ot the American Armiesâ (Agosto 1973). Disponible en https://archive.org/stream/State-Dept-cable-1973-25394/State%20Dept%20cable%201973-25394_djvu.txt
23. AMREC, Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, DOCUMENTO: Comando en Jefe del Ejercito. Jefatura V. Pol y Est. Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973. âOrientación para la delegación del ejército que participará en la X Cea. Anexo 3â, p. 3-5
24. El vÃnculo con la rama izquierda del peronismo era Vázquez y no Puig. Su nombramiento como subsecretario de Relaciones Exteriores fue apoyado por la Juventud Peronista.
25. AMREC, Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, DOCUMENTO: Comando en Jefe del Ejército. Jefatura V. Pol y Est. Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973. âOrientación para la delegación del ejército que participará en la X Cea. Anexo 3â, p. 1 y 2.
26. AMREC, Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, DOCUMENTO: Comando en Jefe del Ejército. Jefatura V. Pol y Est. Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973
27. AMREC, Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, DOCUMENTO: Comando en Jefe del Ejército. Jefatura V. Pol y Est. Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973, p. 4
28. AMREC, Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, DOCUMENTO: Comando en Jefe del Ejército. Jefatura V. Pol y Est. Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973, p. 11.
29. âSe acabó la época en la que los yanquis nos metÃan dos hembras en la camaâ, El Descamisado, Nº 17, (11 de septiembre de 1973) p. 28.
30. âSe acabó la época en la que los yanquis nos metÃan dos hembras en la camaâ, El Descamisado, Nº 17, (11 de septiembre de 1973) p. 28.
31. Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, DOCUMENTO: Comando en Jefe del Ejercito. Jefatura V. Pol y Est. Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973, p.7.
32. Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, DOCUMENTO: Comando en Jefe del Ejercito. Jefatura V. Pol y Est. Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973, p. 8.
33. Mazzei incluso afirma la existencia de reuniones entre Carcagno, Betti y Cesio con Mario Firmenich y Roberto PerdiÌa para pensar una salida posible ante la pésima salud de Perón y la posibilidad de que su esposa asumiera como presidenta, con el predominio del ala de López Rega (2011: 155)
34. FRUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âBackchannel Message from President Nixon to Brazilian President Médici@, Washington (6 de marzo de 1973), p. 238.
35. FRUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âMemorandum from the Deputy Director of Central Intelligence (Walters) to the Presidentâs Assistant for National Security Affairs (Kissinger)â Washington (8 de marzo de 1973), p. 239
36. RUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âTelegram 3289 From the Embassy in Brazil to the Department of Stateâ Brasilia (30 de mayo de 1973), p. 248.
37. FRUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âMemorandum of Conversationâ Participants: Secretary of State Kissinger, Brazilian Minister of Foreing Affaires Mario Gibson Alves Barboza, Brazilian Ambassador to United States Joao Augusto de Araujo Castro, Brazilian Ambassador to United Nations Sergio A. Frazao, William J. Jorden, NSC Staff (Latina Maerican Affairs), New York, (26 de septiembre de 1973),p. 257-258.
38. FRUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âMemorandum from William J. Jorden of the National Security Council Staff to the Presidentâs Assitant for National Security Affaires (Kissinger)â Washington, (13 de septiembre de 1973), p. 254.
39. Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, DOCUMENTO: Comando en Jefe del Ejercito. Jefatura V. Pol y Est. Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973, p. 12
40. Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, DOCUMENTO: Comando en Jefe del Ejercito. Jefatura V. Pol y Est. Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973, p. 15.
41. FRUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âMemorandum of Conversationâ Participants: New York (26 de septiembre de 1973), p. 260.
42. FRUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âMemorandum of Conversationâ Participants: New York (26 de septiembre de 1973), p. 263.
43. Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, DOCUMENTO: Comando en Jefe del Ejército. Jefatura V. Pol y Est. Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973, p. 17
44. FRUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South Americana 1973- 1976 âTelegram 16696 From the Department of State to the Embassy in Peruâ Washington, (25 de enero de 1974), p. 780.
45. Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, DOCUMENTO: Comando en Jefe del Ejército. Jefatura V. Pol y Est. Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973, p. 14.
REFERENCIAS
1. Anguita, Eduardo y Caparrós, MartÃn. La voluntad. Tomo II 1973-1976. Buenos Aires: Grupo Editorial Norma. 1998. [ Links ]
2. Barros, Orlando de. âSinopse das relações externas brasileirasâ. Lessa, Monica Leite & Gonçalves, Williams da Silva. História das Relações Internacionais: teoria e processos. Rio de Janeiro: EDUERJ. 2007. [ Links ]
3. Bologna, Bruno Alfredo. âRuptura del sistema internacionalâ. Revista de PolÃtica Internacional. Nº 151. 1977, pp. 192- 204. [ Links ]
4. Cámpora, Héctor. Mensaje del Presidente de la Nación Argentina al inaugurar el 98º perÃodo ordinario de sesiones del Honorable Congreso Nacional. Buenos Aires: Biblioteca del Congreso de la Nación. 1973. [ Links ]
5. Caviasca, Guillermo MartÃn (2011) âLa cuestioÌn militar y las organizaciones guerrilleras argentinasâ. Cuadernos de Marte. Revista latinoamericana de sociologiÌa de la guerra. AnÌo 1. Nro. 2. 2011, pp. 9-43 [ Links ]
6. Caviasca, Guillermo MartÃn. âLa actuación del General Jorge Carcagno en la X Conferencia de EjeÌrcitos Americanos en Caracas. Significado, antecedentes y debatesâ. Documentos de Trabajo de la Escuela Nacional de Defensa Nº 29. Buenos Aires: Ministerio de Defensa, Presidencia de la Nación. 2015a. [ Links ]
7. Caviasca, Guillermo MartÃn. âLa RebelioÌn de Azul y OlavarriÌa Crisis del ejeÌrcito a principios de la deÌcada de 1970 y el desarrollo del âperuanismoââ. En: Que dudar no te paralice http://quedudarnoteparalice.blogspot.com.ar/. 2015b. [ Links ]
8. Carcagno, Jorge. âPalabras pronunciadas por el Comandante en Jefe del Ejército Nacional Argentino, Teniente General Jorge Raúl Carcagno en la X Conferencia de Ejércitos Americanosâ. En Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC),Informe Final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones Militares Interamericanas, DOCUMENTO: Comando en Jefe del Ejército. Jefatura V. Pol y Est. Fondo Archibaldo Lanús. Setiembre de 1973. [ Links ]
9. Cervo, Amado Luiz y Bueno, Clodoaldo. História da polÃtica exterior do Brasil. São Paulo: Ãtica. 1992. [ Links ]
10. Fraga, Rosendo. Ejército: del escarnio al poder. Buenos Aires: Ed. Planeta. 1987. [ Links ]
11. Green, Raúl. âDocumentación; los instrumentos de la apertura a los paÃses de economÃa centralmente planificadaâ. Revista Argentina de Relaciones Internacionales. Año 1. Número 3. Buenos Aires: CEINAR, septiembre-diciembre. 1975. [ Links ]
12. Lanús, Archibaldo. De Chapultepec al Beagle. Buenos Aires: Emecé. 1984. [ Links ]
13. Horowicz, Alejandro âConcluye el aislamiento comercial de Cuba respecto de América Latinaâ. Diario La Opinión, 8 de agosto de 1973, p. 11. [ Links ]
14. Laufer, Rubén y Spiguel, Claudio. âEuropa Occidental en las relaciones internacionales argentinas del mundo bipolar, 1970-1990â. Revista Ciclos en la historia, la economÃa y la sociedad. Nº 14-15. 1er. Semestre. 1998. [ Links ]
15. Mazzei, Daniel. âEl comandante que no fueâ. Cuadernos del sur: historia. Número 40.[Departamento de Humanidades. Universidad Nacional del Sur] 2011. [ Links ]
16. Mazzei, Daniel. Bajo el poder de la caballerÃa. Buenos Aires: Eudeba. 2012. [ Links ]
17. Mazzei, Daniel. âSoldados de Perón. Los jóvenes oficiales del Ejército y el Peronismo durante la âRevolución Argentinaâ. Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En lÃnea], Questions du temps présent. 2015. [Consultado el 01 de octubre de 2016] [ Links ]
18. Mercado JarrÃn, Edgardo. Seguridad PolÃtica y Estrategia. Buenos Aires: Ed. Shapiro. 1975. [ Links ]
19. MÃguez, MarÃa Cecilia. â¿Anticomunistas, antiestatistas, antiperonistas? La ânacionalizacioÌnâ de la Doctrina de Seguridad Nacional en la Argentina y la legitimacioÌn del golpe de estado de 1966â. Revista de la Sociedad Argentina de AnaÌlisis PoliÌtico, Vol. 7. No 1. Buenos Aires. 2013a. [ Links ]
20. MÃguez, MarÃa Cecilia. âLa visita de De Gaulle a la Argentina y las repercusiones en las fuerzas polÃticas internasâ. Revista Relaciones Internacionales. Vol, 22. Número 45 [Instituto de Relaciones Internacionales. Universidad Nacional de La Plata] 2013b. [ Links ]
21. Perosa, Hugo. Las relaciones argentino-soviéticas contemporáneas, Buenos Aires: Centro Editor de América Latina. 1989. [ Links ]
22. Pinheiro, LetÃcia. PolÃtica Externa Brasileira (1889-2002). Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 2004. [ Links ]
23. Puig, Juan Carlos. âPoliÌtica Internacional Argentinaâ, en Perina, Roberto y Russell, Roberto, Argentina en el mundo. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano. 1988. [ Links ]
24. Rapoport, Mario. âLa Argentina y la Guerra FrÃa. Opciones económicas y estratégicas de apertura hacia el Este (1955-1973)â. Revista Ciclos en la Historia, la economÃa y la sociedad. Año V. Vol. 8. Buenos Aires. 1er. Semestre. 1995. [ Links ]
25. Scenna, Miguel Ãngel. Los militares. Buenos Aires: Editorial de Belgrano. 1980. [ Links ]
26. Simonoff, Alejandro. âPerspectivas sobre los setenta: una aproximación a las lecturas sobre la polÃtica exterior del peronismoâ. Anuario del Instituto de Historia Argentina Nº 7. Universidad Nacional de la Plata. 2007. [ Links ]
27. Terragno, Rodolfo. El peronismo de los 70. Buenos Aires: Capital Intelectual. Colección Claves para Todos. 2005. [ Links ]
28. Vacs, A. J. Los socios discretos. Buenos Aires: Sudamericana. 1984. [ Links ]
29. Vázquez, Jorge. âExposición del presidente de la Delegación de la Argentinaâ. En Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), OEA Sesión Plenaria. Comisión especial para analizar el Sistema Interamericano y proponer medidas para su reestructuración (CEESI), AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: TIAR EXP CUBA II. Fondo Archibaldo Lanús. 21/6/1973. [ Links ]
30. Vazquez Ocampo, José Maria. PolÃtica exterior argentina (1973-1983). De los intentos autonómicos a la dependencia. Tomo I. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina. 1989. [ Links ]
31. Vertbisky, Horacio. âLa frente marcadaâ. Diario Página/12, 26 de marzo de 2006. Disponible en https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/64762-21326-2006-03-26.html [ Links ]