SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.22 número1El oficio de sondear opiniones: Reflexiones acerca de la consultoría política en la Argentina contemporáneaPunte, María José. Topografías del estallido. Figuras de la infancia en la literatura argentina. Buenos Aires: Corregidor, 2018, 352 pp. índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista Pilquen

versión On-line ISSN 1851-3123

Rev. Pilquen. secc. cienc. soc. vol.22 no.1 Viedma mar. 2019

 

ARTÍCULO

¿Neoliberalismo hegemónico? Apuntes sobre el Estado, el bloque de poder y la economía política en la Argentina reciente (2016-2018)

Hegemonic neoliberalism? Notes on the State, the power block and the political economy in recent Argentina (2016-2018)

 

Leandro Marcelo Bona
leandrombona@gmail.com
FLACSO; CONICET. Argentina

Recibido: 23|10|18
Aceptado: 15|03|19

 


Resumen
Después de 12 años de gobiernos kirchneristas (2003-2015) en Argentina, el poder ejecutivo pasó a manos de la alianza Cambiemos. Se trató del primer cambio de signo por la vía democrática en la región sudamericana, después del ciclo de gobiernos progresistas/de izquierda iniciado en 1998. Este ensayo se propone revisar las condiciones que permitieron el advenimiento de la llegada de Cambiemos al poder ejecutivo nacional y proponer algunos apuntes para caracterizar la forma con que pretende desplegarse el régimen de acumulación y su complejo entramado de relaciones sociales vinculadas. Para ello, se emplean las categorías de hegemonía (Antonio Gramsci) y bloque en el poder (Nicos Poulantzas), así como algunos elementos que proveen las teorías marxistas del Estado, trazando un análisis de economía política. Los principales resultados indican: 1) que el actual proyecto neoliberal expresa un bloque de poder distinto al que operara bajo el kirchnerismo, con dirección del capital financiero y extranjero, 2) que se propone organizar un nuevo cuadro distributivo afín a esos grupos, 3) que para ello implementó dos estrategias de shock distributivo y una de graduación en el ajuste sobre los sectores populares y 4) que la resistencia social, así como las divergencias dentro de los sectores dominantes, han puesto en tensión su desarrollo desde la crisis de 2018.

Palabras clave: Hegemonía; Bloque en el poder; Economía Política; Macri; Argentina.

Abstract
After 12 years of Kirchners™ governments (2003-2015) in Argentina, the executive power passed into the hands of the Cambiemos alliance. It was the first political change by a democratic election in the South American region, after the cycle of progressive/leftist governments started in 1998. This essay aims to review the conditions that allowed the advent of the arrival of Cambiemos to the national executive power and propose some notes to characterize the way in which the accumulation regime seeks to unfold, and its complex network of linked social relations. For this, we use the categories of hegemony (Antonio Gramsci) and power block (Nicos Poulantzas), as well as some elements that provide State theory, drawing an analysis of political economy. The main results indicate that: 1) the current neoliberal project expresses a different power block from the one operating under Kirchnerism, with the conduction of financial and foreign capital, 2) it proposes to organize a new distributive framework related to these groups, 3) in order to do so, it implemented two strategies of distributive shock and one of graduation in the adjustment on the popular sectors and 4) social resistance, as well as the divergences within the dominant sectors, have put in tension its development since the crisis of 2018.

Key words: Hegemony; Power Block; Political Economy; Macri; Argentina.


 

INTRODUCCIÓN

Después de 12 años de gobiernos kirchneristas (2003-2015), el poder ejecutivo pasó a manos de la alianza Cambiemos. Se trató del primer cambio de signo por la vía democrática en la región sudamericana, después del ciclo de gobiernos progresistas/de izquierda iniciado con la elección de H. Chávez en Venezuela (1998) y continuado en Brasil (2002), Argentina (2003), Uruguay (2004), Bolivia (2005) y Ecuador (2006).

Tras casi tres años de gestión, si bien resulta prematuro, puede comenzar a trazarse una la caracterización del gobierno de Mauricio Macri desde el punto de vista del régimen de acumulación1 y las continuidades y rupturas respecto del proceso kirchnerista precedente (2003-2015). En este sentido, este ensayo se propone revisar las condiciones que permitieron el advenimiento de Cambiemos al poder ejecutivo nacional y analizar las tendencias generales que ha mostrado en este tiempo, en relación a la forma con que pretende desplegarse el régimen de acumulación y su complejo entramado de relaciones sociales vinculadas.

En este sentido, si bien existen trabajos que pretenden ensayar una caracterización del gobierno actual, en general ponen el eje en la pertenencia corporativa o el origen social del elenco de gobierno (Observatorio de las Elites Argentinas-UNSAM, 2019), el tipo de Estado (Míguez, C., 2017) la construcción simbólica y discursiva (Natanson, 2018), el análisis económico centrado en el orden financiero (Rúa y Zeolla, 2018; Cantamutto y Nemiña, 2018), del sector externo (Arceo, 2016) o sectorial (Bekerman, Dulcich y Gaite, 2018). Inserto en este debate, el presente texto pretende desplegar un análisis más general, que aporte una mirada sobre la forma Estado, las tendencias de la acumulación de capital (sectores ganadores y perdedores en términos de precios relativos en la economía), reproducción social (evolución de los salarios y jubilaciones) y las consecuentes dinámicas de las clases dominantes y subalternas bajo el proyecto en curso (empleando las categorías de hegemonía y bloque en el poder). En relación a este último aspecto se busca identificar, al interior de las clases dominantes, aquellas que dirigen el proceso de las que ocupan un rol subordinado, un asunto que presenta no pocas controversias (Basualdo y otros, 2017; Cantamutto, 2016; Varesi, 2017; López, 2018).

Para alcanzar este objetivo, en el apartado uno se sintetizan brevemente algunos debates en torno a las características del ciclo de gobiernos kirchneristas, que servirán como de eje de comparación con el gobierno de Cambiemos, sobre todo en lo que atañe al análisis de la fracciones hegemónicas y subordinadas del bloque en el poder. Posteriormente, en el siguiente segmento, se examina la naturaleza político-ideológica y los objetivos de la administración gobernante, desde el punto de vista de las funciones que cumple el Estado en la sociedad capitalista argentina y la forma que asume en esta coyuntura. En el tercer acápite, se evalúan los objetivos trazados por la gestión Cambiemos y sus principales resultados, desde el punto de vista de la economía política, discutiendo si se trata del advenimiento de un bloque social distinto al que operara durante el kirchnerismo en la conducción del Estado, qué perspectivas presenta y qué implica en términos de hegemonía. El trabajo concluye con breves reflexiones.

1. Bloque en el poder y hegemonía durante el kirchnerismo2

1.1. Definiendo las categorías de análisis

Los conceptos de hegemonía y bloque en el poder han desempeñado un papel destacado para muchos analistas del universo marxista en relación a la teoría del Estado, desde mediados de los años ™60 del siglo pasado. La obra de Gramsci, de quien tomamos el concepto de hegemonía, se erigió contra el economicismo, utilizando categorías que serían claves para la ciencia política, al remitir a determinaciones culturales y políticas sobre la conformación de las clases sociales. Ello permite analizar de qué manera estas clases articulan sus propios intereses y cómo logran presentarlos como intereses generales, de toda la población (Cantamutto, 2015a). En este sentido, el pensador italiano empleó este concepto con diversas acepciones: primero para referirse a las alianzas que debía promover el proletariado en la lucha de clases para alcanzar el socialismo; y luego para entender cómo se manifiesta la dominación burguesa en el capitalismo con una sociedad civil densa3 (Gramallo, 2014). Gramsci caracteriza de la siguiente manera el momento de la hegemonía:

[¦] donde se logra la conciencia de que los propios intereses corporativos, en su desarrollo actual y futuro, superan los límites de la corporación, de un grupo puramente económico y pueden y deben convertirse en los intereses de otros grupos subordinados. Esta es la fase más estrictamente política, que señala el neto pasaje de la estructura a la esfera de las superestructuras complejas, [¦] determinando además los fines económicos y políticos, la unidad intelectual y moral, planteando todas las cuestiones en torno a las cuales hierve la lucha, no sobre un plano corporativo sino sobre un plano universal y creando así la hegemonía de un grupo social fundamental sobre una serie de grupos subordinados (Gramsci, 2003: 72).

Esta posibilidad de que determinados grupos sociales dominantes ganen consenso en el seno de la sociedad civil da cuenta de que la hegemonía implica la subordinación ideológica de la clase trabajadora por la burguesía (Anderson, 1991). Como relación social, difunde una visión del mundo impuesta por el grupo dirigente y si logra consolidarse, articula un tipo particular de Estado. Este último se transforma así en un organismo que crea las condiciones para su máxima expansión, presentando este programa como universal, como desarrollo de las energías nacionales (Gramsci, 2003).

La hegemonía por lo tanto no es simplemente una alianza de clases, sino la dirección intelectual y moral sobre las clases no dominantes, construyendo una unidad entre las distintas esferas de la sociedad que dan coherencia al bloque histórico (concepto que sirve para entender la unidad entre la estructura y la superestructura, en las categorías de Marx). Este ejercicio de construcción hegemónica no sólo se da a través del Estado (como contenido ético de la sociedad civil) sino además en organismos separados del mismo donde se constituyen trincheras en la lucha de clases (Cantamutto, 2015a)

Por su parte, la idea de bloque en el poder corresponde al pensamiento de Nicos Poulantzas y se considera un fenómeno específico de las sociedades capitalistas, donde varias clases dominantes (o fracciones de las mismas) ejercen el dominio político de la estructura estatal:

[El bloque en el poder] indica así la unidad contradictoria particular de las clases o fracciones de clase dominantes, en su relación con una forma particular del Estado capitalista. [¦] En ese sentido, el concepto de bloque en el poder se refiere al nivel político, comprende el campo de las prácticas políticas, en la medida en que ese campo concentra en sí y refleja la articulación del conjunto de las instancias y de los niveles de lucha de clases de un estadio determinado. El concepto de bloque en el poder tiene aquí una función análoga a la del concepto de forma de Estado en lo que concierne a la superestructura jurídico-política (Poulantzas, 1969: 302-303).

El bloque en el poder remite entonces a la unidad contradictoria de los sectores dominantes, dirigida por una clase o fracción hegemónica. Esto da cuenta de la vinculación entre la visión gramsciana de hegemonía y la categoría poulantziana de bloque en el poder:

[¦] el concepto de hegemonía puede aplicarse a una clase o fracción dentro del bloque en el poder. Esa clase o fracción hegemónica constituye en efecto el elemento dominante de la unidad contradictoria de las clases o fracciones políticamente dominantes, que forman parte del bloque en el poder (Poulantzas, 1969: 307).

El Estado unifica esas clases para poder ejercer la dominación, si bien existe una autonomía relativa del Estado para lograr la cohesión social de las fracciones de clase constituidas en ese bloque (Míguez, P., 2010).

1.2. Debates en torno a la caracterización del kirchnerismo

La caracterización de la etapa kirchnerista adolece de consenso dentro del análisis de las ciencias sociales, aspecto que no escapa a la realidad latinoamericana de los gobiernos progresistas o posneoliberales. En efecto, existen al respecto distintas dimensiones de análisis que ponen el foco en aspectos político-ideológicos, o bien en la conexión con los movimientos sociales por parte de estos gobiernos, o en cambio en enfoques sociohistórico-estructurales (Nercesián, 2017).

En un esfuerzo de agrupamiento de visiones, que no utilizan metodologías similares ni coinciden sobre una serie de aspectos del análisis, aquí presentamos algunos autores que sostienen que en Argentina logró erigirse un bloque de poder de nítidas características desde 2003, bajo la forma política del kirchnerismo. De esta manera, este proyecto logró hacerse hegemónico en la medida en que reconstruyó un orden social cuestionado (después de la crisis neoliberal) a partir de articulaciones de demandas e identidades diversas y heterogéneas (Retamozo y Muñoz, 2012), al calor de la implementación de una serie de medidas de política económica afines a los intereses de la burguesía industrial mercado-internista (Sanmartino, 2009). Con otra mirada, algunos autores consideran que la articulación de las demandas populares sería más bien una estrategia defensiva pues el kirchnerismo se transformó en la expresión política de una porción de la clase burguesa, concretamente el gran capital industrial (Cantamutto, 2015b). Al respecto, si bien el bloque en el poder sufrió transformaciones de las posiciones que ocupan las clases dominantes dentro del mismo, no se trató de un cambio en los integrantes del bloque sino que la fracción hegemónica pasó a ser el capital extractivo minero-agroexportador y el resto del gran capital industrial y financiero se desplazó a un lugar de subordinación (Féliz y López, 2012). El reposicionamiento de la clase trabajadora ocupada y la disminución de la dependencia financiera habrían permitido en la segunda etapa del kirchnerismo (2009-2015) un incremento de la autonomía relativa del estado(nueva alianza populista entre los pequeños y medianos productores mercado-internistas y los sectores populares). Sin embargo, al no lograr consolidarse un modo de acumulación alternativo que hubiese sido el producto de un cambio estructural en la matriz productiva, el bloque de clases dominante (pese a haberse desplazado temporalmente de la escena política), mantuvo casi intacto su predominio económico (Wainer, 2018).

Otros investigadores, en cambio, arguyen que no puede hablarse de la consolidación de una nueva hegemonía, como Bonnet y Piva (2013), quienes estructuran su trabajo alrededor de la forma Estado, apuntando que no se verifica la emergencia de un nuevo bloque de poder sino más bien una nueva articulación estatal congruente con el esquema de acumulación posneoliberal. Basualdo (2011), con otra metodología, enfoque y perspectiva, considera que el bloque en el poder emergente en 2001/2, los devaluadores nucleados en el Grupo Productivo, definieron el rumbo económico hasta 2008, impugnando a los sectores financieros y las privatizadas, que fueron los impulsores de la dolarización. Cuando se dispara la disputa por la renta agraria, los gobiernos de Cristina Fernández habrían entrado en conflicto no sólo con esos sectores beneficiados durante la valorización financiera4, sino además con los Grupos Económicos Locales, que habían sido los responsables del transformismo argentino durante los años ™905. Sin embargo, la confrontación política creciente indicaría que este trayecto nacional-popular fue apenas un proyecto en construcción, dado que no logró consolidarse definitivamente un bloque hegemónico alternativo. Finalmente, Vilas (2017) plantea que el kirchnerismo puede considerarse una expresión de las experiencias populistas latinoamericanas que pretendía apoyarse en la alianza policlasista tradicional, pero no logró revertir la dinámica productiva estructural ni consolidar una hegemonía, ya que la conducción del estado democrático en Argentina es transitoria.

A modo de síntesis, sugerimos que durante el kirchnerismo operaron transformaciones en relación con las modalidades de acumulación a la prevaleciente en los años ˜90 (lo que indica que la dirección de este proceso habría sido encabezada por un nuevo bloque en el poder), a partir del protagonismo de los sectores productores de bienes (industria mercado-internista y construcción), posibilitando simultáneamente una recomposición de las condiciones materiales de las clases subalternas. Este devenir, relativamente armónico hasta 2008, chocó con los límites del todos ganan (que había sido posible gracias a la combinación de varios factores heredados de la crisis: la elevada capacidad ociosa, el ciclo creciente de los precios de los commodities y la sofisticación del paquete tecnológico del agro y los bajísimos salarios post devaluación). En ese momento se agudizó la disputa por la renta agraria (que era objeto de una parcial democratización, vía retenciones, desde 2002) y se quebró el consenso hegemónico que había operado hasta ese momento, disparando una deriva nacional-popular que, acompañada por una recuperación de los precios de los commodities (post sequía y crisis de 2009), se complementó con un paquete de estímulos estatales al consumo y al empleo.

El tercer gobierno kichnerista contó con más elementos simbólicos de construcción de una hegemonía populista (entre otras cosas, por los enfrentamientos con distintos sectores patronales, particularmente el grupo Clarín y la SRA) pero con ausencia tanto de la pata burguesa nucleada en torno a ese proyecto (tanto por incapacidad de generarla como por condicionantes del mercado mundial que la inhabilitan a competir eficientemente) como de una cohesión de los sectores populares que lo defendiera (división de las centrales sindicales y los movimientos sociales), lo que debilitó este pacto populista sobre finales del segundo mandato de Fernández. Con este telón de fondo, donde las fracciones de capital y del trabajo mostraron discrepancias en relación al previo consenso posneoliberal, la articulación de una reivindicación nacional-popular fue un elemento que sirvió tanto para aglutinar un vértice progresista hacia las elecciones de 2011 como para generar su reacción: el armado de un bloque conservador (con exigencias de redefinición de la distribución del ingreso de cara a las de 2015), como reedición de antinomias históricas bajo los gobiernos populistas. Los límites económicos, derivados de la ausencia de cambios estructurales que permitieran avanzar en la distribución del ingreso (Wainer, 2018) y de construcción política; resultaron claves para entender el giro neoliberal latinoamericano desde la muerte de H. Chávez (2013), bajo el reflujo de las derechas de la región.

2. Las elecciones presidenciales de 2015: ¿continuidad con cambios o cambios con continuidad?

Desde el punto de vista de económico, el ballotage de noviembre de 2015 expuso las candidaturas de Scioli y Macri en clave de continuidad con cambios versus cambios con continuidad, respectivamente. La continuidad, para ambos candidatos, remitía al sostenimiento de la política social (Asignación Universal por Hijo, cobertura jubilatoria plena, planes PROCREAR y PROGRESAR, etc.), científica (CONICET, Ministerio de Ciencia y Tecnología) y de servicios públicos estatizados (YPF, Aerolíneas Argentinas, Fútbol para Todos, etc.); mientras que en los cambios coincidían en la necesidad de una corrección macroeconómica (o ajuste del gasto público en segmentos no sociales), que implicaba: reducir el déficit fiscal vía recortes de las erogaciones y no incrementos tributarios, solucionar el litigio con los Fondos Buitre6 para obtener financiamiento externo, revertir la apreciación cambiaria (a través de una devaluación del peso), recrear condiciones de rentabilidad exportadora (interviniendo sobre el esquema de subsidios y créditos sectoriales) y promover relaciones comerciales con países que habían sido relativamente desplazados durante el kirchnerismo (EEUU y los miembros de Alianza Pacífico)7. Sin embargo, en materia económica, guardaban diferencias respecto de la velocidad de ejecución: el FPV-PJ se asumía gradualista, mientras que Cambiemos sugería una política de shock, que fue la que finalmente resultó vencedora en la contienda electoral.

En lo que hace a la caracterización de este proyecto, muchos consideran que la alianza Cambiemos marca un giro significativo en el desarrollo social argentino, dado que se configura un nuevo bloque en el poder. La relevancia del perfil de los funcionarios en la nueva estructura del aparato de gobierno (CEOcracia: gobierno de los ceos. Katz, 2015, 2016) indicaría la dirección del nuevo proyecto, hegemonizado por los bancos transnacionales y el capital extranjero en su conjunto. Esta evidencia marcaría una diferencia notable con la etapa kirchnerista (CIFRA, 2016; Basualdo y otros, 2017; Canelo, Castellani y Heredia, 2017). Ello ha llevado a que la relevancia de las fuerzas corporativas del capital concentrado en la estructura del poder ejecutivo sea considerada una situación instrumental del Estado8 (Míguez, C. 2017). El programa consistiría en un retorno al neoliberalismo, desplazado el bloque en el poder neodesarrollista (Cantamutto, 2016; Varesi, 2017).

Otros destacan más bien continuidades en relación al período 2003-2015, ya sea porque bajo el kirchnerismo se encontraba en marcha una política contra-salarial y ajuste contra las masas populares (Astarita, 2016) o bien porque se profundiza el carácter primario-exportador del capitalismo argentino, el neoextractivismo (Svampa y Viale, 2017).

Analizando su evolución reciente, se advierte que la nueva derecha macrista presenta novedades respecto a viejos programas conservadores, dado que luego del aprendizaje de los fracasos neoliberales precedentes, Cambiemos expresaría un neoliberalismo con protección social y obra pública como fórmula gradualista para encauzar el viraje dado en 2015. A su vez, después de la revalidación en las elecciones de medio término en 2017 (donde el oficialismo obtuvo el 41% de los votos a nivel nacional, superando con holgura a la segunda fuerza, el kirchnerismo), el programa económico y el proyecto político oficialista habría ingresado en su etapa de consolidación desde noviembre de 2017. Sin embargo, inmediatamente después, la estrategia gradualista habría entrado en crisis junto con la economía (Natanson, 2017).

Como se observa, los análisis precedentes contribuyen con importantes argumentos para el análisis, pero en muchos casos no combinan las dimensiones simbólicas (hegemonía, bloque en el poder, análisis del discurso, realineamientos geopolíticos) con las materiales (evolución de las condiciones de reproducción de las clases sociales y fracciones de clase) para entender este proceso, aspecto que se propone presentar abordar en la sección 3.

3. Notas sobre la economía política y el bloque en el poder desde 2016

3.1. Manifestaciones de clase

Para ilustrar la dinámica que asume el bloque en el poder en este etapa, caben apuntarse las manifestaciones de diversas fracciones del capital respecto tanto de las medidas emprendidas, como de los funcionarios elegidos, los gestos desplegados y la reubicación geopolítica del gobierno de Cambiemos (Morgenfeld, 2017) ya que dan cuenta de qué sectores aprueban el nuevo contexto y con qué grado de consenso. De hecho, en su disertación en IDEA, el coloquio de la gran burguesía argentina, el actual presidente dio señales claras respecto de su compromiso con el gran capital al afirmar que en un año, al que le toque organizar el Comité de IDEA será un privilegiado, porque acá va a estar todo mi gabinete para trabajar y acordar toda la política (El Cronista, 2015).

Por su parte, si bien la Unión Industrial Argentina (UIA) representa un espacio heterogéneo de empresarios, es comandado por el gran capital exportador industrial. Desde el inicio, el presidente de la entidad (H. Méndez) manifestaba sus preferencias de cara a la contienda electoral: Yo creo que el proyecto de Macri es uno y el de Scioli, otro. Macri es más preciso, más conciso. En cambio, Scioli es más voluntarista (Iprofesional.com, 2015)9. También la asociación de los más grandes bancos extranjeros (ABA) aprobaba la nueva gestión (La Nación, 201610).

Ya en funciones, el presidente llamó a comprometerse a reducir el ausentismo laboral, al tiempo que se decretaba la eliminación de las retenciones al agro, medida que fue celebrada de manera efusiva por el sector más poderoso de los representantes del sector: la Sociedad Rural Argentina (Perfil.com, 2016). El presidente de esa entidad (L. Etchevere) no tardaría en recalar en el Ministerio de Agroindustria.

Por su parte, el núcleo de los más poderosos sectores del capital agrupado en la Asociación Empresaria Argentina (AEA) dialogó con el nuevo gobierno en enero de 2016, mientras se transitaban los primeros efectos de las políticas implementadas desde su asunción en diciembre, respetando aquella promesa de Macri de acordar las políticas con la cúpula empresaria11 (El encuentro se desarrolló en el Marriot Plaza Hotel, Buenos Aires el 15/12/2016).

Asimismo, aun cuando fuera esperable que el universo pyme mostrara escepticismo ante las políticas de apertura del macrismo, en diciembre se mostraba optimista ante el recambio de gobierno y sus primeras iniciativas (CAME, 2015). Probablemente esta satisfacción obedeciera al consenso empresarial respecto de la voluntad de realizar una reducción salarial que el gobierno garantizaba. Parte de sus reclamos fueron atendidos con la promulgación de la ley para las pequeñas y medianas empresas en 201612.

En el plano de las clases subalternas, se asistió a una fuerte dispersión (en cuanto a discursos, estrategias y acciones de lucha), de sus expresiones organizadas, fenómeno que ayuda a explicar la propia emergencia de la fuerza política liderada por M. Macri (Piva, 2018). Las fracturas de las dos principales centrales sindicales (CGT y CTA) durante la etapa kirchnerista ya mostraban la falta de cohesión del movimiento obrero. En lo que atañe al sindicalismo, algunos sectores de la CGT que ya tenían un enfrentamiento abierto con la gestión anterior (fundamentalmente gastronómicos, empleados de comercio, petroleros, peones rurales e inicialmente camioneros, judiciales) apoyaron abiertamente al nuevo gobierno (Suma adeptos el sindicalismo macrista, La Nación, 20/3/2017), en tanto otros mantuvieron una posición expectante (los grupos mayoritarios de la CGT) y los más combativos (aunque menos decisivos en su capacidad de movilización y poder sindical) se mostraron críticos, aunque con distintas estrategias (la Corriente Federal de Trabajadores de la CGT, ambas CTA, los sectores clasistas del movimiento obrero). Buena parte de las distintas movilizaciones resultaron acotadas a reclamos sectoriales (docentes, científicos, bancarios, etc.) y desde 1983 hasta marzo de 2019, se trata del gobierno no peronista que contabilizaba la menor cantidad de paros generales durante su gestión: cuatro.

Los movimientos sociales mayoritarios (CTEP, Barrios de Pie, etc.), por su parte, trazaron en algunos casos estrategias de movilización-negociación y en otros directamente de denuncia y oposición a los planes económicos (Fidanza, 2016). Al respecto, la pérdida de identidad de clase heredada del proceso neoliberal (Svampa, 2005), que socava la cohesión en el seno de los sectores populares, parece ser cuestionar la idea de recuperación (material y simbólica) del período populista. El gobierno de Cambiemos no se propone convocar a los sectores organizados de las clases subalternas para desarrollar su proyecto político, precisamente porque se funda en su alta fragmentación para construir un ideario de progreso individual, meritocrático y emprendedor (Natanson, 2016), como oposición a la noción colectiva y organizada de los sindicatos y movimientos sociales.

Como se desprende de las manifestaciones recogidas, se advierte que el bloque empresarial más concentrado, de los más diversos sectores, se propuso una relación simbiótica con el nuevo gobierno, que además cuenta con representantes del capital en las principales áreas de mando del poder ejecutivo. El discurso y los actores involucrados tienen una clara sintonía, que remite a las fuerzas vivas del gran capital como vector de crecimiento económico.

Por su parte, en el proceso de generación de consensos Cambiemos articuló una reivindicación de demandas diversas que combinaban promesas como: la recuperación de las instituciones apoyándose en un perfil republicano (ataque a la corrupción), el diálogo sectorial como contrapartida al antagonismo social (la grieta), la desregulación estatal de la actividad privada para promover el desarrollo empresarial e individual (eliminación de controles sobre declaraciones juradas, requisitos de compra y venta de moneda extranjera, liquidación de divisas, controles del comercio exterior e interior, etc.), la garantía de estabilidad cambiaria (reducción de la inflación), la disminución de la presión impositiva (especialmente para los trabajadores que pagaban el impuesto a las ganancias), mejoras en los ingresos para jubilados y promoción de obras de infraestructura (fundamentalmente educativa). Las primeras hacían mella en sectores medios y altos, en tanto las siguientes tomaban nota de necesidades reales de los sectores populares.

Si existía una hegemonía neodesarrollista hasta 2015, el proyecto encabezado por M. Macri logró, discursivamente en ese espíritu (López, 2018) y capitalizó con éxito el fenómeno antikirchnerista. El mismo se había hecho visible y masivo con la crisis agraria de 2008 (primero como expresión eminentemente antipopulista) y creció al calor del estancamiento económico y de los ingresos reales de los sectores populares en el período 2012-2015 (Basualdo y otros, 2017), extendiendo su esfera de influencia social. El discurso macrista se propuso entonces superar un fracaso que llevaría acumulados 70 años (Ante empresarios, Macri volvió a cargar contra el ciclo populista, La Gaceta Mercantil, 27/1/2018 y Macri: fueron setenta años de fiesta, no salís en tres, Perfil.com, 4/1/2019) y conectar con la idea del verdadero cambio cultural. Este último se apoyaba en la idea de progreso sobre la base de la superación personal, el individualismo, el respeto y promoción de la actividad privada (aceitada con inversiones extranjeras), relaciones no ideológicas sino pragmáticas con el resto del mundo (Natanson, 2018). Esto último daba cuenta de que la hegemonía desarrollista se erosionaría rápidamente bajo el intento de construcción de una nueva hegemonía neoliberal.

3.2.      Políticas económicas y las dificultades para erigir un proyecto hegemónico

Para examinar el mecanismo de construcción hegemónica y el bloque de poder que sustenta al proyecto neoliberal de la gestión de M. Macri, se presentan a continuación algunas de las principales medidas de política económica, que sirven para presentar algunas hipótesis sobre el actual proyecto social.

Gráfico 1. Evolución de salarios, jubilaciones, precios de principales bienes agrarios de exportación, precios de servicios públicos y retorno financiero en dólares (oct. 2015-sept. 2018). Octubre 2015 = 100.

Fuente: elaboración propia en base a datos de BCRA, INDEC, Ministerio de Agroindustria y Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas.

 

Cuadro Nº 1. Principales medidas de la gestión Macri según su afectación directa por sectores. Diciembre 2015-Septiembre 2018.

Fuente: elaboración propia en base a decretos del Boletín Oficial y notas periodísticas.

En primer lugar, el gráfico 113 muestra que existen tres etapas en la política económica de Cambiemos, que responden a los tiempos políticos que se dio el gobierno para implementar el programa económico. En un primer momento, apoyado en la legitimidad y el crédito social obtenido después de ganar las elecciones de 2015, Cambiemos encaró un primer ensayo de redistribución regresiva del ingreso bajo la propuesta de corrección de los desequilibrios macroeconómicos. Este proceso debía ser convalidado en las elecciones de medio término de 2017, por lo que en ese año se optó por una relajación del ajuste vía expansión de la obra pública. Finalmente, una vez superada la prueba electoral de 2017, la administración Cambiemos avanzó en la consolidación de la política neoliberal, con mayor decisión que en 2016 gracias al plafón que le otorgaban dos contiendas electorales vencedoras.

En este contexto, se produjeron dos shocks devaluatorios (diciembre 2015- junio 2016 y enero 2018 en adelante) que tuvieron amplias repercusiones regresivas en materia distributiva, como lo señala la literatura clásica14. El primer ajuste devaluatorio obedeció al diagnóstico ortodoxo del retraso cambiario, en tanto el segundo si bien tuvo causas externas (crisis turca, suba de tasas de interés de EEUU, guerra comercial sino-norteamericana), responde centralmente al manejo macroeconómico de la gestión Macri, apoyado en un excesivo endeudamiento externo (y fuga de capitales) que ha incrementado la fragilidad cambiaria y financiera del país (Katz, 2018; Barrera y Bona, 2018). Eso dio lugar a un inédito acuerdo stand-by con el FMI en 2018 por U$ 57.100 millones para hacer frente a los compromisos externos públicos, que llegó con condicionamientos de la política económica: reducción de la obra pública, compromiso de déficit fiscal cero en 2019 y una política monetaria súper contractiva15. En definitiva, frente a la crisis cambiaria de 2018 y ante las alternativas en juego, la decisión del gobierno fue sacrificar su anterior objetivo de crecimiento económico (basado en el incremento de las inversiones) en pos de garantizar, exclusivamente, la transferencia de ingresos del conjunto del trabajo a determinados sectores del capital.

En efecto, si se analizan las repercusiones sectoriales de estas políticas, se observa que los principales damnificados han sido las clases subalternas (gráfico 1 y cuadro 1). Las mismas solo habrían recibido mejoras parciales vía ampliación de la canasta de consumo por importaciones (lo que sin embargo eleva el desempleo) y eventualmente por efectos de la apreciación cambiaria en 2017 (año electoral). En cambio, la devaluación de los salarios en dólares, el salto inflacionario de 2016 y 201816, significativos y escalonados incrementos de tarifas de transporte y energía, despidos en el sector público, etc.17 han perjudicado severamente su situación: entre octubre de 2015 y septiembre de 2018 los salarios y jubilaciones (mínimas en este último caso) cayeron un 18% (gráfico Nº1). Se suman además embates contra el mundo sindical, un proyecto en carpeta de reforma laboral flexibilizadora, experiencias de represión abierta a la protesta social18, el hostigamiento de militantes populares (caso emblemático: Milagro Sala19), la eliminación de la moratoria jubilatoria, entre otras. Las medidas paliativas con eje en los sectores más pobres (incremento de transferencias y subsidios a movimientos sociales) parecen haber respondido entonces a la necesidad de mantener la cohesión social, como estrategia del capital (Jessop, 1980).

También la burguesía local débil (escasamente competitiva en el nivel internacional y volcada al mercado interno) se ha visto afectada debido al incremento de costos (los precios de los servicios públicos se duplicaron, gráfico 1), la retracción del consumo (por la mencionada caída de salarios) y la suba de importaciones (por efectos de la apertura la balanza comercial, que promedió un saldo superavitario anual de U$ 9.745 millones entre 2003 y 2015, pasó a un déficit de U$ -2.130 millones entre 2016 y agosto de 2018)20. El ajuste fiscal acordado luego del arreglo con el FMI en 2018 anticipa la retracción aun mayor del mercado interno.

En cambio, el capital extranjero (vinculado con industrias extractivas mineras y petroleras) y el sector financiero parecieron consolidarse como los líderes escogidos para el proyecto económico actual inicialmente, a través de una visión mercado-externista y pro-financiera (que se expresa en altas tasas de interés reales). Los grandes grupos económicos de origen local (muchos de los cuales se nuclean en la UIA y AEA), en cambio, tuvieron mayores dificultades para hacer frente a la nueva situación, lo que afloró a través de disputas entre algunos sectores industriales y el gobierno (El Gobierno llama a la UIA para calmar la pelea por inversiones e importaciones, El País Diario, 8/3/2018).

Como lo expresa el gráfico, la estrategia inicial (shock 2016, relajamiento gradualista en 2017) se vio crecientemente modificada en 2018, cuando Macri se proponía consolidar el giro ortodoxo21, lo que desató un nuevo dique de resistencia social. A partir de entonces, la crisis económica, explicada por el creciente endeudamiento externo y la exacerbación de la valorización financiera, hicieron ingresar al proyecto político neoliberal en nuevas tensiones de incierto desenlace. Ello se observa en la modificación en las relaciones de precios relativos bajo el segundo shock, cuando la ganancia financiera se fue deteriorando y descollaron las tarifas de los servicios públicos y los precios de los productos agropecuarios. Al mismo tiempo, los salarios y las jubilaciones ingresaron en un nuevo y más profundo declive, que anticipa un deterioro mayor a medida que se traslade a precios la devaluación. Es decir, se mantiene el objetivo inicial neoliberal, solo que después del ensayo gradualista, se aceleran los tiempos de ejecución y se pone en tensión la viabilidad política del mismo.

Para entender las posibilidades de consolidación de este proyecto, cabe tener en cuenta que el gobierno de M. Macri no sólo expresa relaciones internas de fuerza, sino además externas, por lo que uno de sus puntos de sustento es la defensa del capital extranjero y su subordinación al orden que pretende Washington para América Latina (lo puede explicar, al menos parcialmente, que el gobierno consiga fondos extraordinarios del FMI). En el seno de las clases dominantes locales, también se agudizan conflictos por el manejo económico que disparan desacuerdos en el bloque en el poder, más allá de que existen factores simbólicos que en algunos casos, pueden tener más fuerza que los materiales22. De esta manera, la perspectiva de construir una hegemonía neoliberal se ve amenazada por el fracaso económico (deterioro fiscal, comercial, financiero y agudización del cuadro de estanflación), social (incrementos de pobreza, indigencia, desigualdad, desempleo, salarios y jubilaciones) y el incumplimiento de buena parte de las promesas de cambio (eliminación de impuesto a las ganancias para trabajadores/as, independencia de la justicia respecto del poder político, transparencia, etc.). El principal eje de sustento discursivo del gobierno, agotados otros objetivos de mayor aliento, parece residir en su capacidad de aglutinación del todavía vigente antikirchnerismo, aspecto que asoma como necesario pero posiblemente insuficiente para garantizar su consolidación y aspiración hegemónica.

Finalmente, cabe mencionar que la ausencia de un consenso negativo para implementar cambios estructurales de largo plazo (similar al de 1989/90 en el marco de la hiperinflación. Basualdo, 2011), es un factor que cobra especial relevancia para erosionar la tolerancia social de las clases subalternas ante esta avanzada. En este mismo sentido contribuyen la ausencia de un relato de prosperidad ligado a las reformas neoliberales, así como la memoria reciente de un período de signo distinto. Como lo marca la historia argentina, la posibilidad de concretar el ajuste del Estado, y la reducción de los salarios y jubilaciones dependerá de la resistencia social de los sectores organizados.

REFLEXIONES FINALES

El kirchnerismo (2003-2015) surgió como respecto a la crisis neoliberal y se fue definiendo como producto de las condiciones internas (conflicto agrario) y externas (crisis internacional). Inicialmente tuvo un perfil restaurador del orden dominante y luego viró hacia una versión aggiornada de los gobiernos nacional-populares.

La emergencia de Cambiemos expresa la representación política de un nuevo bloque en el poder, con un proyecto definido: por encima del objetivo del crecimiento y la estabilización económica, se priorizó la redistribución del ingreso desde las clases subalternas a sectores específicos de las clases dominantes. Dentro de este conjunto de sectores del capital lanzados a liderar esta etapa, vale distinguir a quienes se han posicionado como los hegemónicos: el capital extranjero y el sector financiero (con concesiones, no sin tensiones, hacia el sector agrario). En cambio, las fracciones de la gran burguesía local, especialmente la industrial, así como los sectores de servicios vinculados (inmobiliarios, comercio minorista) aparecen relegados y concurren en forma subordinada al bloque en el poder: beneficiados por un nuevo orden distributivo regresivo pueden mejorar su tasa de ganancia, pero no prevalece el discurso desarrollista (y por ende, industrialista) de los tiempos kirchneristas.

Para desplegar este proyecto, la gestión macrista atravesó tres etapas: primero aplicó un shock regresivo (devaluación entre diciembre 2015 y junio 2016) complementado con la liberalización financiera. Luego amortiguó sus efectos con una estrategia gradualista basada en el sostenimiento de la protección social, el gasto público y la (parcial) recuperación de ingresos salariales (julio 2016-octubre 2017). Finalmente, después de las elecciones legislativas, donde el gobierno fue ratificado, emprendió cambios estructurales como las reformas previsional y tributaria, aunque la represión a la movilización masiva de diciembre de 2017 (cuando se aprobaba una reforma jubilatoria de espíritu neoliberal) alteró la dinámica social y comenzó a esmerilar la construcción hegemónica neoliberal. A partir de allí se deterioró el proyecto político y su sustento simbólico republicano, y cuando se desató la crisis cambiaria y económica como resultado, principalmente, de la política de valorización financiera apoyada en el endeudamiento externo público, afloró un segundo shock regresivo, ya no sólo devaluatorio, sino además de fiscal y social (2018).

Las recientes dificultades económicas indican que esta estrategia presenta serias dificultades, tanto en el seno de los sectores dominantes (por efectos de la crisis económica) como desde los sectores populares (por la crisis social y la ruptura del contrato electoral).

Notas

1. Se entiende por patrón de acumulación al conjunto de regularidades que aseguran una progresión general y relativamente coherente de la acumulación de capital, es decir, que permita reabsorber o posponer las distorsiones y desequilibrios que nacen permanentemente del mismo proceso (Boyer), donde las características del modo de acumulación dependen de la estructura económico-social, de las luchas políticas y sociales que fueron conformando esa estructura y de la composición del bloque de clases que deviene dominante y que impone un sendero de acumulación acorde con sus intereses (Basualdo, 2007: 6).

2. Versiones preliminares de este apartado fueron presentadas en las Jornadas de Sociología de la UNLP (2016) y el Encuentro de Economía Política de Brasil (2018).

3. Por sociedad civil densa se refería a las naciones europeas occidentales, con un amplio desarrollo de las instituciones parlamentarias, judiciales, ejecutivas, legislativas, etc.

4. La valorización financiera expresa el desplazamiento del esquema sustitutivo desde 1976, al alterarse los mecanismos regulatorios del sistema financiero. Ello permitió la acumulación de excedente por la vía financiera bajo al par deuda externa-fuga de capitales (gracias, además, a las elevadas tasas de interés en la plaza local).

5. Basualdo usa la idea de transformismo para explicar cómo las clases dominantes, durante los ™90, integran a los intelectuales orgánicos de los sectores populares a su programa, decapitando la dirección de estos últimos. Esto habría permitido, junto con una serie de factores internos (salida de la hiperinflación) como externos (auge neoliberal) la profundización de la valorización financiera bajo la dirección política del peronismo.

6. Desde 2003 diversos grupos de acreedores venían anteponiendo demandas de cobro de los bonos soberanos argentinos que ingresaron en default a fines de 2001. Si bien en 2005 y 2010 se realizaron canjes que regularizaron las tenencias del 92,4% de los acreedores, los Fondos Buitre (una minoría dentro del 7,6% restante) litigó exigiendo el 100% de lo adeudado (no aceptando la quita nominal de las ofertas anteriores). Hasta diciembre de 2015, el conflicto bloqueaba el acceso a los mercados financieros para el gobierno argentino.

7. En el marco de las relaciones internacionales, el FPV-PJ reivindicaba cierta prioridad en el eje sudamericano, mientras que el PRO se conectaba con el discurso liberal clásico de abrirse al mundo mejorando el vínculo con EEUU. Respecto de las políticas hacia el agro, el oficialismo sugería algunas correcciones menores (eliminar las retenciones para las economías regionales), mientras que Cambiemos proponía eliminar todas las retenciones. En el caso del FPV-PJ, para sostener cierta dinámica de estímulo estatal parecía flotar la idea de transferencias de agro a industria, combinada con un aumento gradual de competitividad por vía de tipos de cambio múltiples y recuperación del financiamiento externo; en tanto que bajo Macri, quitando los salarios del debate (a través de su fuerte reducción como resultado del shock), promovía mayores rentabilidades al agro, la gran industria y se presentaba como garante de confianza para atraer capitales (financieros y productivos).

8. Este tipo de metodología basada en la identificación de los cuadros directivos en el aparato estatal halla sus raíces en la propuesta de R. Miliband, autor que protagonizó el debate instrumentalismo-estructuralismo con N. Poulantzas (Thwaites Rey, 2007). Esta perspectiva fue ampliamente criticada por el estructuralismo, donde se señalaba que no debe reducirse la naturaleza y accionar de la sociedad política a la presencia de miembros de los sectores dominantes en el aparato estatal, ya que el Estado es una categoría estructural de carácter capitalista, una relación social resultante de las contradicciones de clase inscritas en la misma estructura del Estado (Míguez, P., 2010; Bonnet, 2016).

9. Sin embargo, no existía un consenso pleno en la entidad(Desde la UIA consideran que a Macri le falta discurso industrialista, Télam, 3/11/2015).

10. Asimismo, el titular de ABA señalaba: (¦) en los últimos años, por el excesivo intervencionismo y las excesivas regulaciones del BCRA se vio deteriorado el negocio. El sistema tiene hoy tasas mínimas para los depósitos, tasas máximas para los préstamos y topes para las comisiones de sus productos bancarios, impidiendo simplemente su desarrollo.

11. Por el gobierno estuvieron los Ministros de Hacienda (A. Prat Gay) y Producción (F. Cabrera) y los secretarios de comercio, coordinación de políticas públicas y coordinación ministerial. En tanto que por AEA participaron diversos representantes de las mayores empresas del agro (L. Pagani- Arcor, M. Acevedo-Aceitera General Deheza, G. Grobocopatel-Los Grobo Agropecuaria), el sector energético (C. Miguens-Grupo Miguens), la construcción (J. Cartellone-Construcciones Civiles), la industria metalúrgica (P. Rocca-Techint), el transporte (A. Roggio-Grupo Roggio), la industria automotriz (C. Rattazzi-FIAT Argentina), el comercio minorista (F. Braun-La Anónima), la banca internacional (E. Cristofani-Santander Río), los medios audiovisuales (H. Magnetto-Grupo Clarín) y textiles-calzado (A. Grimoldi-Grimoldi).

12. La misma incluía los siguientes puntos: 1) Nuevo marco tributario para las PyMEs 2) Fomento a la inversiones en las pymes 3) Programa de Recuperación Productiva 4) Promoción de la Competitividad PyME 5) Más opciones de financiamiento.

13. El gráfico muestra la evolución de precios relativos, con excepción de la ganancia financiera. En ese último caso se contabiliza la rentabilidad financiera derivada del diferencial de tasas de interés locales versus internacionales y la evolución del tipo de cambio local.

14. Para más sobre la relación entre devaluaciones y distribución del ingreso en Argentina, Wainer (2018)

15. En 2018 se reemplazó dos veces la presidencia del Banco Central. Cada recambio implicó reducciones de la masa monetaria a través de la elevación de la tasa de interés de referencia y la reducción de la emisión, lo que tiene efectos contractivos sobre la actividad económica.

16. Las devaluaciones de 2016 y 2018, con sus consabidos efectos sobre la inflación y los salarios/jubilaciones, si bien comparables en términos de salto inflacionario, han tenido consecuencias sociales más gravosas que las ocurridas durante la etapa kirchnerista (los shocks de 2009 y 2014), especialmente por la falta de mecanismos compensatorios. En 2009 aumentó el desempleo y los salarios en promedio no crecieron, aunque sí lo hicieron los salarios mínimos, las jubilaciones (estatizadas en 2008), además de establecerse la Asignación Universal por Hijo y el Plan Argentina Trabaja (que atendían fundamentalmente a grupos vulnerables) (Basualdo y otros, 2017). La devaluación de 2014 también generó una caída de los ingresos reales de los sectores populares que no logró ser compensada con la implementación del Plan PROGRESAR (financiamiento a estudiantes de sectores populares), el Programa Precios Cuidados (control de precios de bienes básicos) y el Plan Ahora 12 (de fomento al consumo subsidiado en cuotas). Si bien la reducción de salarios reales de 2016 sí guarda relación con las de ese período (en el orden del 12% hacia junio de 2016), la de 2018 ha sido la más aguda desde 2002 (Secretaría de Trabajo y Empleo, 2019).

17. Al calor de estas políticas, el empleo privado registrado apenas se encontraba en 2018 en los niveles de 2015 (Secretaría de Trabajo y Empleo) y la tasa de desocupación pasó de 5,9 a 9,1% entre el tercer trimestre de 2015 e igual período de 2018 (INDEC).

18. Por mencionar sólo algunos casos: trabajadores de la empresa Cresta Roja (diciembre 2015), empleados municipales de La Plata (enero), organizaciones sociales en la Autopista La Plata-Buenos Aires (agosto), azucareros de Salta (agosto) y la represión en el Congreso ante el tratamiento de la reforma previsional (diciembre 2018).

19. Milagro Sala es referente de la agrupación Tupac Amaru y diputada electa del Parlasur. Por sospechas de corrupción en el manejo de fondos estatales destinados a la construcción de viviendas (insuficientes para justificar su detención), permanece en prisión desde enero de 2016.

20. Según los Informes de CAME sobre producción y ventas de las pymes, en 2018 los indicadores se ubicaban por debajo de los registros de 2015 (www.redcame.org.ar).

21. Después del triunfo en las elecciones legislativas de octubre de 2017, la consolidación del proyecto de Cambiemos se inició con la presentación de tres reformas, de espíritu neoliberal, que eran claves en la estrategia oficial: la laboral, la tributaria y la previsional. Las dos últimas se concretaron en diciembre de ese año, aunque a un alto costo social: la represión sobre los manifestantes frente al Congreso Nacional inició un nuevo ciclo político en Argentina

22. El referente de los agronegocios Gustavo Grobocopatel, señaló recientemente en relación a la situación del sector agrícola: El sector está pagando muchísimo dinero en impuestos, probablemente más que en la época de (la expresidente) Cristina de Kirchner. Pero la sensación que tiene el sector es que tiene en Macri un interlocutor válido. En el campo estamos mal, pero contentos. Pagamos más, pero contentos. Ambito.com, 14/3/19.

REFERENCIAS

1. Anderson, Perry. Las antinomias de Antonio Gramsci. Estado y revolución en Occidente. http://revoltaglobal.cat/IMG/pdf/form_antinomiasgramsci.pdf, 1991.         [ Links ]

2. Arceo, Enrique. La política exterior de Macri. La reprimarización de la economía argentina como objetivo, Realidad Económica, 300, 17-46, 2016.         [ Links ]

3. Astarita, Rolando. El problema no son los CEO, https://rolandoastarita.blog/2015/12/05/el-problema-no-son-los-ceo/, 2016.         [ Links ]

4. Barrera, Mariano y Bona, Leandro. La fuga de capitales en la Argentina reciente (1976-2018), Revista Facultad de Ciencias Económicas, vol. XXVI, 2018.         [ Links ]

5. Basualdo, Eduardo. Sistema político y modelo de acumulación: tres ensayos sobre la Argentina actual. Atuel: Buenos Aires, 2011.         [ Links ]

6. Basualdo, Eduardo (comp.); Barrera, Mariano; Bona, Leandro; González, Mariana; Manzanelli, Pablo y Wainer, Andrés. Endeudar y fugar. Un análisis de la historia económica argentina de Martínez de Hoz a Macri. Buenos Aires: Siglo XXI, 2017.         [ Links ]

7. Bekerman, Marta; Dulcich, Federico y Gaite, Pedro. La inserción comercial externa de la Argentina en la última década: su impacto sobre la estructura productiva. H-industri@, 23, 115-142, 2018.         [ Links ]

8. Bonnet, Alberto y Piva, Adrián. El estado en el kirchnerismo. Un análisis de los cambios en la forma de estado a partir de la crisis de 2001 en Grigera, Juan (comp.): La postconvertibilidad a debate. Imago Mundi: Buenos Aires, 2013.         [ Links ]

9. Canelo, Paulo; Castellani, Ana y Heredia, Mariana. Informe Nº1: Perfil sociológico de los miembros del gabinete inicial del presidente Mauricio Macri, Observatorio de las Elites Argentinas, UNSAM, 2017.         [ Links ]

10. Cantamutto, Francisco. Construcción hegemónica y estado: algunas bases teóricas, Estudios Sociales del Estado, n. 1, UNL, 2015a.         [ Links ]

11. Cantamutto, Francisco. El kirchnerismo como construcción hegemónica populista, Revista Debates Urgentes Nº3, La Plata, 2015b.         [ Links ]

12. Cantamutto, Francisco. Cambiemos: final de la dominación hegemónica en Argentina, III Jornadas de Estudios de América Latina y el Caribe, 2016.         [ Links ]

13. Cantamutto, Francisco y Nemiña, Pablo. De vuelta al status quo: Deuda e inserción financiera internacional durante la gestión Cambiemos, en García Delgado, Daniel; Ruiz del Ferrier, Cristina y De Anchorena, Beatriz (comp.), Elites y captura del Estado, control y regulación en el neoliberalismo tardío. Buenos Aires: FLACSO. 2018         [ Links ]

14. CIFRA. La naturaleza política y económica de la alianza Cambiemos, CIFRA-CTA, Documento de Trabajo Nº 15, 2016.         [ Links ]

15. Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Expectativa de las pymes por el cambio de gobierno y Fin de las retenciones: un paso adelante. Comunicados de prensa de la CAME. http://redcame.org.ar/contenidos/comunicado/Expectativas-de-las-PyMES-por-el-cambio-de-gobierno.1258.html y http://www.redcame.org.ar/contenidos/comunicado/FIN-DE-LAS-RETENCIONES_-UN-PASO-ADELANTE.1265.html, 2015.         [ Links ]

16. El Cronista. Candidatos rinden examen en IDEA pero Macri terminó jugando de local, https://www.cronista.com/economiapolitica/Candidatos-rindieron-examen-en-IDEA-pero-Macri-termino-jugando-de-local-20151019-0051.html, 2015.         [ Links ]

17. Féliz, Mariano y López, Emiliano. Proyecto neodesarrollista en Argentina. ¿Modelo nacional-popular o nueva etapa del desarrollo capitalista en Argentina? Buenos Aires: Editorial El Colectivo, 2012.         [ Links ]

18. Fidanza, Andrés. Diálogo, continuidad y ambulancia. Carolina Stanley y los movimientos sociales, Revista Anfibia, 2016. http://revistaanfibia.com/cronica/dialogo-continuidad-ambulancia/        [ Links ]

19. Gramsci, Antonio. Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el estado moderno. Buenos Aires: Nueva Visión, 2003.         [ Links ]

20. Gramallo, Leandro. Usando a Gramsci. Los debates acerca de la hegemonía kirchnerista, Sudamérica: Revista de Ciencias Sociales n. 4, UNMdP. Mar del Plata, 2014.         [ Links ]

21. Iprofesional. Para el titular de la UIA: Macri es más preciso y sólido que Scioli, https://www.iprofesional.com/economia/214876-scioli-macri-candidatos-Para-el-titular-de-la-UIA-Macri-es-mas-preciso-y-solido-que-Scioli, 2015.         [ Links ]

22. Jessop, Bob. Teorías recientes sobre el estado capitalista, Críticas de la Economía Política, n. 16-17, 1980.         [ Links ]

23. Katz, Claudio. Argentina: La CEOcracia en acción, http://www.resumenlatinoamericano.org/2015/12/26/argentina-la-ceocracia-en-accion/, 2015         [ Links ]

24. Katz, Claudio. Al borde del abismo, https://katz.lahaine.org/al-borde-del-abismo/, 2018.         [ Links ]

25. La Nación. Para los bancos extranjeros, el equipo de Macri es el Barsa, https://www.lanacion.com.ar/1849323-para-los-bancos-extranjeros-el-equipo-de-macri-es-el-barsa, 2016.         [ Links ]

26. López, Emiliano. ¿Qué fue de la hegemonía desarrollista? Tiempos de transición y nuevas posiciones al interior del bloque de poder en la Argentina, Cuadernos de Economía Crítica, 4, 8, 15-41, 2018.         [ Links ]

27. Míguez, Pablo. El debate contemporáneo sobre el Estado en la teoría marxista: su relación con el desarrollo y la crisis del capitalismo, Estudios Sociológicos XXVIII (84), México, 2010.         [ Links ]

28. Morgenfeld, Leandro. Macri y el fracaso de la subordinación a Estados Unidos de Obama a Trump, Especiales de IADE, http://www.iade.org.ar/noticias/macri-y-el-fracaso-de-la-subordinacion-estados-unidos-de-obama-trump, 2017.         [ Links ]

29. Míguez, Cecilia. La política exterior del primer año del gobierno de Mauricio Macri: ¿Situación instrumental del Estado?, Revista Estado y Políticas Públicas, vol. 5, n. 8; 103-120, 2017.         [ Links ]

30. Natanson, José. Sobre los emprendedores, Le Monde Diplomatique-Argentina, 202, editorial, 2016.         [ Links ]

31. Natanson, José. La ola amarilla en Argentina. Reconfiguraciones tras el triunfo de Cambiemos, Nueva Sociedad, edición digital. n. 272, nov-dic, 2017.         [ Links ]

32. Natanson, José. ¿Por qué? La rápida agonía de la Argentina kirchnerista y brutal eficacia de la nueva derecha. Buenos Aires: Siglo XXI editores, 2018.         [ Links ]

33. Nercesián, Inés. Debates en torno a los gobiernos posneoliberales. Un estado de la cuestión, Revista Pilquen Sección Ciencias Sociales, vol. 20, n. 3, 2017.         [ Links ]

34. Observatorio de las Elites Argentinas, UNSAM. http://www.unsam.edu.ar/institutos/idaes/observatorio-elites-argentinas/, 2019.         [ Links ]

35. Perfil.com. Macri anuncia en la UIA la quita de las retenciones a la exportación industrial, https://www.perfil.com/noticias/economia/macri-anuncia-en-la-uia-la-quita-de-las-retenciones-a-la-exportacion-industrial-20151214-0036.phtml, 2016.         [ Links ]

36. Piva, Adrián. La épica de un país ordenado. En torno a la caracterización del Gobierno Cambiemos, Contrahegemonia Web, 2018. http://contrahegemoniaweb.com.ar/la-epica-de-un-pais-ordenado-en-torno-a-la-caracterizacion-del-gobierno-cambiemos/         [ Links ]

37. Poulantzas, Nicos. Poder político y clases sociales en el estado capitalista. Siglo XXI, México, 1969.         [ Links ]

38. Retamozo, María y Muñoz, Martín. Kirchnerismo: Gobierno, política y hegemonía, VII Jornadas de Sociología de la UNLP, 2012.         [ Links ]

39. Rúa, Magdalena y Zeolla, Nicolás. Desregulación cambiaria, fuga de capitales y deuda: la experiencia argentina reciente, Problemas del Desarrollo (UNAM), vol. 49, n. 194, 5-30, 2018.         [ Links ]

39. Sanmartino, Jorge. Transformaciones económicas y dinámicas políticas después de la crisis. http://www.lahaine.org/index.php?p=27528, 2009.         [ Links ]

40. Svampa, Maristella. La sociedad excluyente. Buenos Aires: Taurus, 2005.         [ Links ]

41. Svampa, Maristella y Viale, Enrique. Continuidad y radicalización neoextractivista, Voces en el Fénix, n. 60, 26-35, 2017.         [ Links ]

42. Varesi, Gastón. Tiempos de restauración. Balance y caracterización del gobierno de Macri en sus primeros seis meses. Realidad Económica, 302, 6-34, 2017.         [ Links ]

43 Vilas, Carlos. Política, Estado y clases en el kirchnerismo: una interpretación, Realidad Económica, n. 305, 33-63, 2017.         [ Links ]

44. Wainer, Andrés. Economía y política en la Argentina Kirchnerista (2003-2015), Revista Mexicana de Sociología, vol. 80, 323-351, 2018.         [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons