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Revista Pilquen

versión On-line ISSN 1851-3123

Rev. Pilquen. secc. cienc. soc. vol.23 no.4 Viedma dic. 2020

 

NOTA

Apreciaciones psicosociales en Argentina

Psychosocial appreciations in Argentina

 

Dora Laino
luciaonial@gmail.com
Universidad Nacional del Córdoba. Argentina

Recibido: 21|05|2020
Aceptado: 18|10|2020

 


Resumen
Hay un encadenamiento de identificaciones, de construcción de hábitos situados y de esquemas de acción diferenciados que explican psicosocialmente rasgos diferenciales entre quienes integraron familias terratenientes tradicionales y quienes vinieron como inmigrantes europeos, constituyendo la clase media, así como entre ambos y los habitantes originarios que ya estaban en el territorio antes de la colonización española. Las identificaciones con los otros significativos que integran el grupo de pertenencia conducen a construir hábitos en el mismo sitio compartido y esquemas diferenciados, según esas prácticas comunes con objetos compartidos, en un mundo interpretado según intercambios intersubjetivos que constituyen y transmiten cultura. Los gustos, las acciones y los hábitos se construyen socialmente, no se heredan biológicamente.

Palabras clave: Encadenamiento de identificaciones; Hábitos situados; Esquemas de acción diferenciados.

Abstract
There is a chain of identifications, a chain of habit development and a chain of action schemas that explain psychosocially differential features between those who integrated traditional landowner families and those European immigrants that arrived in Argentina and constituted the middle class. Likewise, there are psychosocially differential features between both of these groups and the original inhabitants. Identifications with the significant others that make up the group belonging lead to develop habits in the same shared place and differentiated schemas, according to those common practices in a world interpreted from intersubjective exchanges that constitute and transmit culture. Likes, actions and habits are socially constructed, not biologically inherited.

Key words: Chaining of identifications; Situated habits; Differentiated action schemas.


 

1. REPRESENTACIONES COMUNES

La vigencia de creencias e imaginarios compartidos se extiende en el tiempo entre los integrantes de cada mundo, durante distintos períodos de la vida en sociedad. En Argentina, Alberdi y Sarmiento impulsaron un experimento sociológico que combinó las creencias de diferentes grupos de la sociedad. Las de los colonizadores españoles se continuaron en parte en los criollos. Las de los nativos argentinos se combinaron con las de los inmigrantes europeos. En cada grupo había intereses económicos y pragmáticos, por los que en muchas ocasiones se asociaron más allá de mantener diferencias entre los integrantes de familias tradicionales y los recientemente arribados desde Europa.

En gran medida coexistieron creencias religiosas católicas, judías y musulmanas, algo que llevaba a los seguidores de esas religiones basadas en un libro a compartir valores y mandatos, como el que impide mentir. Sin embargo, ese límite se fue diluyendo entre quienes buscaban abrirse camino a cualquier costo, particularmente en las últimas décadas con la post verdad, con las noticias falsas y con hechos transmitidos por todos los medios, como el de la búsqueda de armas químicas en Irak. En general, continuó la premisa de la existencia de argumentos válidos enunciados por ciertos sujetos situados histórica y culturalmente en diferentes campos de acción, que constituyeron conocimiento y poder sobre la base de lenguajes, intelecciones y juegos con el objetivo de ganar posiciones. Hubo una construcción de poder basada en conocimiento y significados vigentes que no eran permanentes.

No fueron bases naturales, de orden solamente biológico, las que intervinieron para construir las identidades.

La constitución de subjetividades puede ser incidida por exclusiones, por sistemas de interpretación limitantes de posibilidades o por inclusiones. Los sistemas de significación y los conocimientos vigentes intervienen en las subjetividades y en la conformación del mundo de la vida en el que se constituyen los sujetos. Abren o cierran posibilidades y alternativas en las trayectorias individuales, grupales, institucionales. Se establecen así diferencias en las trayectorias, en el tiempo y en el espacio, para acceder a recursos, con sentidos establecidos que son siempre relacionales.

Las posibilidades postcoloniales de prácticas, conceptos y conocimientos se construyeron a partir de un reconocimiento de tiempos, espacios y trayectorias diferentes a los correspondientes a las concepciones estricta y específicamente eurocéntricas, aun cuando se inspiraran en ellas.

Independizarse de los sistemas de significación dominantes, analizando cómo se constituyen las relaciones, aumenta las posibilidades propias de crear nuevos conocimientos, no obstante, todas las construcciones son relacionales y no hay ninguna siempre orientada hacia una dirección unívoca y evolutiva sobre términos invariables. Las contingencias económicas y políticas abren o cierran alternativas posibles en cada momento histórico.

También se califican o descalifican sistemas de conocimientos por la imposición de otros criterios dominantes. Pueden dominar criterios que desconocen al sujeto que interpreta y se basan en la observación del objeto, como en el positivismo. Pueden privilegiarse las ideas del sujeto e ignorar al objeto en sus particularidades y atributos diferenciales, como en el idealismo. O puede preferirse la dialéctica y el eclecticismo de un constructivismo que analiza las relaciones entre un sujeto que enuncia y un objeto que es analizado en sus particulares determinaciones y atributos.

Existen efectos de poder ligados a las instituciones que establecen niveles de reconocimiento y cientificidad. Por ello, hay enunciaciones locales con saberes que no se sometieron al poder bloqueador de pensamientos y se mantuvieron discursos alternativos a los impuestos por el poder. Ellos son constitutivos de un conjunto de representaciones asociadas a identidades grupales con distintas relaciones de fuerza.

En esos discursos aparecen intersecciones de enunciaciones provenientes de diferentes posiciones y temporalidades en diversas combinaciones.

2. CONSTRUCCIÓN DE PODER

Los mecanismos de persuasión son fundamentales para construir una hegemonía, para que un grupo pueda tener existencia y poder, un poder que se apoya en estructuras institucionales por donde circulan consignas y premisas culturales sostenidas por cada grupo en particular.

 Cabe pensar que las individualidades que se agrupan para permitir alcanzar un objetivo necesitaron construirse.

En las diferentes construcciones de los distintos sectores de una sociedad, hay instancias genéticas y epigenéticas. Un tema muy importante para tener en cuenta es que las construcciones epigenéticas se desencadenan o se impiden por condiciones ambientales que las facilitan o las inhiben (Piaget, 1972).

El hecho de ignorar las condiciones generadas por los aspectos psicosociales y enfocar exclusiva o fundamentalmente la base orgánica (la existente biológicamente) lleva a muchos errores y torpezas que ocasionan perjuicios severos. No obstante, ello ocurre por imposición de instancias de poder o por ignorancia.

No cabe seguir en el siglo XXI con generalizaciones carentes de contexto, con enunciados desde puntos de vista y perspectivas europeas o estadounidenses que pretenden la universalidad, que en general reflejan las inquietudes y categorías de una sociedad imperial que pretende seguir conduciendo las acciones de otras sociedades. También hay enunciaciones teóricas que provienen de esas sociedades que pueden ser inspiradoras, si bien mantienen supuestos inherentes a ellas.

Hay teorías como la acción racional, el conductismo o las neurociencias, que no reconocen la situación, el contexto en el que formulan sus apreciaciones, como si todos los mundos de la vida fueran idénticos, con los mismos supuestos y condiciones en cualquier encuadre. No puede dejarse de lado que hay acciones que se suponen adecuadas para una situación (y no lo son para otra) según normas y convenciones sociales que se construyeron y se practicaron en un momento histórico, en consonancia con las condiciones existentes, a partir de acuerdos entre quienes las comparten. Son decisiones políticas de los sujetos-agentes involucrados las que, a partir de consensos, construyen poder y definen los marcos de acción pertinentes para esas situaciones propias de ese mundo de la vida en el que se comparten hábitos y apreciaciones sujetos a valores y creencias o supuestos comunes. Por otra parte, los sujetos socializados en ese mundo construyen sistemas de disposiciones duraderos por asimilación de las formas de acción de sus otros significativos que los orientaron y a quienes imitaron reproduciendo esos esquemas de acción, aun cuando incluyeran modificaciones en su despliegue.

La aceptabilidad de las acciones efectuadas por los sujetos dependerá en un principio del otro significativo, un partenaire próximo que acepta y aprueba o corrige y prohíbe, para pasar luego a la incidencia de un otro generalizado (según Mead, 1982) o un gran otro (según Lacan, 1966).

Ese otro generalizado, o gran Otro, tiene particularidades culturales, filosóficas y epistemológicas propias de cada sociedad, con criterios estéticos y éticos que, generalmente, en las colonias se corresponden con los de la metrópoli que invadió e impuso su poder inicialmente. Al producirse la declaración política de la independencia, esas formas habituales de acción y percepción instaladas, no se eliminan. Se pueden ir transformando con diferentes velocidades y modalidades en diferentes grupos de población.

3. PERSPECTIVAS SOCIO- POL͍TICAS

Con la construcción de nuevas instituciones y la incorporación de nuevas exigencias económicas, políticas y sociales, se producen transformaciones que no cambian abruptamente la cultura de base. Aparecen grupos que prefieren dar continuidad a formas de acción más tradicionales y otros, generaciones más jóvenes por lo general, que optan por nuevas formas de acción y de valoración.

En las instancias de conducción, en Argentina, siempre hubo dos grandes perspectivas, una de ellas sostenida por un grupo más elitista y defensor de las apreciaciones coloniales tradicionales, proponía una economía agroexportadora y dependiente. El otro grupo apoyaba una mayor autonomía, promoviendo otra economía industrial y comercial nacional.

El primer grupo, el más elitista, identificado en gran medida con intereses y formas de pensamiento externos, chocó y se opuso al otro grupo, promotor de nuevas formas de producción y de pensamientos más vinculados con criterios locales y regionales independientes.

Desde un comienzo, los primeros se consideraron superiores al reproducir, con sus gestos, hábitos y expresiones, las modalidades valorativas del colonizador, así como sus consumos con una estética compartida. Desde esa posición de superioridad no pocas veces despreciaban al nativo, al que conservaban como trabajador en sus estancias, muchas veces bajo explotación económica.

Hay un encadenamiento de identificaciones, de construcción de hábitos y de esquemas de acción que explican psicosocialmente rasgos diferenciales entre quienes integraron esas familias tradicionales y quienes vinieron como inmigrantes, constituyendo la clase media, así como entre ambos y los habitantes originarios. También existieron deseos aspiracionales que llevaron a muchos integrantes del segundo grupo a identificarse con la estética, los hábitos y las prácticas del primero, en algunas ocasiones aparentando situaciones personales que llevaron a Arturo Jauretche a hablar del "medio pelo" argentino.

En Argentina existió una movilidad social que le permitió a un italiano inmigrante convertirse en un intelectual muy respetado, como José Ingenieros, o al hijo argentino de una familia italiana, en una trascendente figura de la historia política nacional, como Carlos Pellegrini.

No obstante, las diferencias sociales siempre existieron y los originarios siempre estuvieron en el escalón más bajo de esa escala, desde el comienzo de la colonización española hasta la actualidad.

4. POSICIONES Y OPCIONES

Las posibilidades identificatorias y las modalidades expresivas, por asimilación y reproducción de actitudes culturales de los europeos, también existieron desde siempre. Sin embargo, entre los inmigrantes podían subsistir diferenciaciones basadas en el poder económico y los países de origen. En lo alto de la escala social argentina siempre estuvieron las familias terratenientes que constituyeron los gobiernos conservadores.

Los inmigrantes de clase media integraron la Unión Cívica Radical y los trabajadores más humildes, que al empezar el siglo XX eran socialistas y comunistas, desde la segunda mitad de la década del 40 hasta la actualidad fueron mayoritariamente peronistas. Los estilos de manifestación subjetivos, los hábitos, el vocabulario y las formas de hablar fueron diferentes en general, si bien las relaciones interpersonales e interfamiliares las fueron combinando.

Los esquemas de acción de los socialistas se parecieron en alguna medida a los de los radicales, siendo ambos, en principio, diferentes tanto de los conservadores como de los peronistas en hábitos, vocabulario y prácticas regulares.

Socialistas y comunistas traían estilos de acción y argumentos políticos desde Europa, distintos a los de los conservadores, radicales y peronistas. Los conservadores siguieron actuando muchas veces como polea de transmisión de intereses extranjeros. Los radicales se diferenciaron por no querer seguir sosteniendo esos intereses del exterior y consideraron posibilidades de acción de sectores medios de la sociedad, sin la reiteración de apellidos patricios entre quienes dirigieron el Estado, pero bajo una condición: la exigencia de conocimientos técnicos. El peronismo incorporó a los espacios de conducción institucional a los sectores más humildes de la sociedad, muchas veces aun sin conocimientos técnicos específicos. Representó los intereses de los más desfavorecidos, no siempre por razones de sensibilidad social como por cálculo estratégico para lograr el apoyo de grandes mayorías (el menemismo es un ejemplo). De este modo, favoreciendo en diversos aspectos a los más desposeídos, conquistó su reconocimiento y desplazó como opción política a los socialistas que continuaron hablando con argumentos racionales, que fueron sobrepasados por las estrategias simbólico-emocionales de los peronistas. También las creencias cristianas (instaladas por los colonizadores), vigentes en la mayoría de la sociedad como valores asimilados en la educación infantil, fueron reivindicadas por el peronismo, que logró una conexión más fuerte con las mayorías populares que la que se alcanzaba con las argumentaciones marxistas esgrimidas por los socialistas.

El catolicismo estuvo presente en el texto constitucional y en las vidas de colonizadores, de criollos terratenientes, de peones de estancia y de humildes trabajadores urbanos brindando un ordenamiento ético-moral común. El peronismo (coincidiendo con el cristianismo) no promovió el individualismo, como tampoco lo hicieron los socialistas, pero logró conectarse con una base axiológica más extendida en la población preexistente. Para ello se pusieron en juego más acciones con símbolos e iconos que argumentaciones conceptuales elaboradas.

Psicológicamente, en lo que atañe a las posibilidades de entendimiento, pudo conectarse mejor con multitudes empleando recursos icónicos y simbólicos más que extensas argumentaciones. También la reivindicación de lo nacional y de valores cristianos logró mayores adhesiones que las argumentaciones socialistas-marxistas.

5. ALGUNOS PROTAGONISTAS

Si nos referimos, como contados ejemplos posibles, a ciertos argentinos, protagonistas de diversos momentos históricos, podríamos decir que compartieron ciertos ingredientes psicosociales constitutivos.

En efecto, se puede sostener la hipótesis de la existencia en sus biografías de ciertos desequilibrios como originales impulsores de proyectos de integración reivindicativos. Podríamos decir que tanto en San Martin como en Perón se supone un origen mestizo, por ser el producto de madres originarias y padres que no lo eran. Otro desequilibrio generador de acciones reivindicativas de los humildes se pudo haber basado en el no reconocimiento de paternidad de sus originales progenitores en Evita y en CFK (Di Marco, 2014). Se puede concebir que el desequilibrio funciona como un motor conflictivo y generador de acciones. En las protagonistas femeninas, se sobreagrega la posición social de la mujer durante su crecimiento, en sus respectivos momentos históricos; ambas comenzaron sus trayectorias políticas como cónyuges de un gran dirigente reconocido como tal, algo que podía llevar a que se las viera primero como ocupando una posición de "señora de" al margen de apreciar sus capacidades de acción como claramente se advirtiera luego.

Estas figuras se situaron en períodos diferentes con la presencia de dimensiones sociales, económicas y políticas distintas en la historia nacional argentina.

El orden colonial, que marcó la cultura en los orígenes, fue dando paso a circunstancias incididas por el contexto histórico internacional y regional, pero también generadas por las convicciones de protagonistas impulsores de transformaciones que no siempre perduraron como fueron concebidas.

La organización nacional se produjo con ideas de una clase agraria terrateniente que buscaba incluirse en el mercado mundial y construir un Estado que dejaba de ser colonial y era conducido por una elite dominante con ideas liberales, capitalistas, que buscaban una expansión ganadera. El régimen conservador que condujeron fue reemplazado por políticos descendientes de inmigrantes, de la Unión Cívica Radical, elegidos a partir de la Ley Sáenz Peña (sin la participación de mujeres en la votación).

En la primera votación en la que participaron las mujeres, ganó la elección el General Juan Domingo Perón, quien conducía un movimiento político distanciado de las elites agro-exportadoras. Desde este movimiento creó sindicatos de trabajadores que anteriormente no tenían derechos sociales ni laborales.

El peronismo resurgiría a pesar de ser proscripto como alternativa electoral y se mantendría como resistencia a las ideas liberales, como un fenómeno político típicamente argentino sostenedor de valores cristianos opuestos al liberalismo (con la excepción del menemismo) y también al marxismo, con las banderas de la justicia social, la soberanía política y la independencia económica.

Las dos figuras femeninas con poder político más relevantes pertenecieron al peronismo. Ambas reivindicaron los derechos de los más humildes y fueron duramente criticadas y perseguidas, tanto o más que sus respectivos compañeros políticos, junto a quienes llegaron al poder. Ambas, tanto Eva Perón como CFK, constituyeron fenómenos típicamente argentinos de mujeres con liderazgo y fueron amadas por unos y odiadas por otros.

Si la frase de San Martín "Seamos libres, lo demás no importa nada" fue compartida por Perón, se podría conjeturar que Evita y CFK compartieron "Seamos independientes y reconocidas, lo demás no importa nada". Algunas argentinas se identificarán y construirán esquemas de acción inspiradas en ellas, otras tendrán juicios negativos o indiferencia, pero las mujeres seguirán protagonizando propuestas políticas en Argentina.

6. CONCLUSIONES

Detrás de la trayectoria de una persona pública siempre hay una historia constructiva de orden psico-social que articula rasgos distintivos subjetivos, socio-culturales, intelectuales e históricos que no llegan a conocerse en detalle, pero con seguridad inciden en las particularidades de sus acciones.

Las hipótesis enunciadas sobre los protagonistas seleccionados como ejemplos particulares de lo posible son solamente conjeturas.

REFERENCIAS

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