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Revista Pilquen

On-line version ISSN 1851-3123

Rev. Pilquen. secc. cienc. soc. vol.24 no.3 Viedma Sept. 2021

 

ARTÌCULO

Transformaciones socio territoriales y comunicación. Tres procesos implicados en el ordenamiento clasista de la ciudad de Córdoba (Argentina)

Urban transformations and communication. Three processes involved in the class organization of the city of Córdoba (Argentina)

 

María Eugenia Boito
meboito@yahoo.com.ar

Katrina A. Salguero Myers
k.salguero.myers@unc.edu.ar

Instituto de Estudios en Comunicación, Expresión y Tecnologías; Facultad de Ciencias de la Comunicación y Facultad de Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Córdoba; Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Argentina

Recibido 03|08|2020
Aceptado 13|07|2021

 


Resumen
En el presente trabajo describimos y analizamos desde una perspectiva interdisciplinaria algunas transformaciones urbanas en la ciudad de Córdoba, Argentina, presentando dimensiones empíricas y teóricas que permiten reflexionar sobre las tendencias de largo plazo en los cambios socio territoriales que configuran, siguiendo a Jesùs Martin Barbero (2015), nuevas formas de estar juntos y estar separados en el escenario urbano cordobés. En el artículo indagamos cómo la ciudad de Córdoba se ha modificado por complejos y convergentes procesos de: i) segregación socio-habitacional y control geopolítico de las poblaciones; ii) embellecimiento estratégico, patrimonialización y turistificación como transformaciones estético/políticas; iii) la consolidación de un régimen de velocidad y circulación. En el escrito, estos tres procesos son desarrollados en sus especificidades, presentando casos de relevancia actual que permiten abordar el fenómeno desde perspectivas diacrónicas y sincrónicas. Al finalizar damos cuenta de los modos en que dichos fenómenos construyen un ordenamiento clasista del espacio urbano, esto es: una desigual distribución de las capacidades de reproducción material y simbólica de la vida de sus habitantes. Tal ordenamiento no es solo físico, material o arquitectónico, sino que también es simbólico, corporal y sensible. Con el artículo pretendemos aportar a la indagación en el lazo entre espacio urbano y comunicación, al identificar procesos que actùan en Córdoba pero que también operan en otras ciudades, en el espacio/tiempo del capitalismo en su fase espectacular integrada y global (Debord 1995, 2006).

Palabras clave: Espacio urbano; Transformaciones socio territoriales; Segregación; Comunicación; Clases sociales.

Abstract
The present article describes and analyzes from an interdisciplinary perspective certain recent urban transformations in the city of Cordoba, Argentina, presenting empirical and theoretical dimensions that allow us to reflect on the long-term tendencies in socio-territorial changes in Córdoba, that configure what Jesùs Martín Barbero (2015) calls ways of being together and being apart. The article, there for, presents how three converging and complex processes of have transformed the city of Córdoba: i) social-residential segregation and geopolitical control over population; ii) strategic embellishment, patrimony appraisal and turistification as esthetic/politic transformations; iii) the consolidation of a regime based on speed and circulation. These three processes are elaborated in their specificities, presenting cases that are relevant in the current time, and that allow to analyze the phenomenon from both a diachronic and a synchronic perspective. The article closes by explaining how such phenomenon build a class order in the city, that means an unequal distribution of production and reproduction means of life, according to economic groups. Such order, with a clear class orientation, is not only physical, material or architectural, but also symbolic, bodily, and sensitive. The text proposes a special approach of the bond between cities and communication, by identifying processes that are acting in Córdoba but also operate in other cities, in the space and time of current capitalism in its integrated and global spectacular phase (Debord 1995, 2006).

Key words: Urban space; Social and territorial transformations; Segregation; Communication; Social Classes.


 

INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo indagamos ciertas transformaciones urbanas en la ciudad de Córdoba, Argentina, retomando resultados colectivos de investigación de casi dos décadas1. Proponemos un estudio de caso que apela a debatir y profundizar sobre dimensiones empíricas y teóricas referidas a los cambios socio territoriales en Córdoba, pero haciendo un especial aporte a la relación entre espacio urbano y comunicación. Tal intersección es cada vez más relevante para pensar las ciudades en el capitalismo contemporáneo a nivel global, y particularmente en contexto de pandemia.

Uno de los procesos que venimos estudiando, y que profundizaremos en esta oportunidad, es lo que llamamos ordenamiento clasista del espacio urbano. Esta nominación nos ubica en una tradición interdisciplinaria que conjuga estudios urbanos, crítica ideológica y comunicación/cultura, para conocer y comprender las complejidades de las ciudades y sus cambios. Partimos de un diagnóstico sobre la tendencia hegemónica a garantizar, mediante prácticas predatorias y de desposesión de distinto tipo (Harvey 2004); medios de acumulación para algunos grupos humanos, y para otros apenas la supervivencia en condiciones continuamente degradadas de vida en las ciudades. Estos "grupos" refieren a configuraciones empíricas, complejas, y no homogéneas de clases sociales (Piva 2008).2 El ordenamiento clasista del espacio urbano refiere, entonces, a la apropiación privada de las posibilidades vitales de reproducción social, necesariamente producto del trabajo colaborativo humano. Parte de este fenómeno suele ser referido como gentrificación y segregación urbana y habitacional (Janoschka y Sequera 2014). Pero, intentaremos presentar los hilos de continuidad que relacionan tres procesos de transformación con un mismo modelo hegemónico urbano que, estudiado localmente, puede ser ùtil para dar cuenta de tendencias de cambio que vienen operando en otras ciudades, en el marco del despliegue del capitalismo como creciente mercantilización de la vida y mediatización de las experiencias sociales.

Es así que el presente artículo tiene por objeto describir y presentar tres procesos que, en las ùltimas décadas, han transformado la ciudad de Córdoba –la segunda de mayor tamaño del país-. Sostenemos que Córdoba se ha visto modificada por congruentes y complejos procesos de: i) segregación socio-habitacional y control geopolítico de las poblaciones con métodos de encierro obligado/voluntario en circuitos habitacionales y de vida homogéneos y excluyentes; ii) embellecimiento estratégico, patrimonialización y turistificación de las zonas centrales y pericentrales como transformaciones estético/políticas; y iii) la consolidación de un régimen de velocidad y circulación como forma de estar en la ciudad.

Los tres procesos que dan estructura al artículo, son recorridos refiriendo a aspectos empíricos y teóricos. En el primer apartado abordamos el proceso de segregación urbana y habitacional como fenómeno que cuenta con décadas de desarrollo, pero que se renueva hasta el día de hoy, construyendo una ciudad en que el "encuentro" es, hegemónicamente, solo con aquellos similares, en términos de clase. En el segundo apartado remitimos al embellecimiento estratégico, y a la centralidad del patrimonio y el turismo en los cambios de algunos barrios, que se organizan para el consumo y el goce individual, fagocitando ciertas memorias que vecinos y organizaciones defienden como parte de su identidad. En el tercer apartado, analizamos el rol de la circulación como mecanismo de des-encuentro y distanciamiento social. Por ùltimo, en las conclusiones, proponemos cómo estos tres procesos convergen en construir una ciudad organizada en un sentido clasista.

Para cerrar, vamos a presentar los modos en que dichos fenómenos fueron y van construyendo un ordenamiento clasista del espacio urbano; ordenamiento que no es solo físico o arquitectónico, sino corporal y sensible. El artículo está en diálogo con los estudios de la comunicación, que ya han tematizado y establecido un nùcleo de estudios sobre Comunicación y Ciudad.

1. DEFINICIONES TEÓRICO-METODOLÓGICAS

Como presentamos, el presente artículo aborda transformaciones actuales en la ciudad de Córdoba, desde un abordaje analítico sobre el vínculo Comunicación y Ciudad. Para ingresar a este planteo, entendemos con Debord que "el alfa y el omega del espectáculo es la separación" (1995, tesis 25) en sociedades donde rigen las condiciones modernas de producción. En este sentido, la separación como operatoria hegemónica será estudiada en las particulares expresiones que asume en la ciudad de Córdoba. Este mandato se vuelve piedra en las decisiones sobre cambios en el escenario/escena urbana que fueron y son adoptadas en el nuevo milenio. Piedra en el sentido propuesto por Sennett (1997): que reorganiza los movimientos y emplazamientos de los sujetos -carne- que la habitan. Estos conceptos, junto el par técnica y sensibilidad en la perspectiva propuesta por Benjamin (1989) configuran dos puntos de lectura de la materialización del mandato de la separación en la ciudad actual, con rasgos y dinámicas enfatizadas, en tiempos de aislamiento y distanciamiento social por el COVID-19 en Argentina y en otras regiones del planeta.

Desde esta constelación de sentidos, proponemos pensar la comunicación como una clave de lectura central en la comprensión del presente. La comunicación implica un proceso social, históricamente constituido, íntimamente articulado a la cultura como prácticas, productos y procesos (Martín Barbero 2015; Schmucler 1997). La comunicación involucra la materialidad de la semiosis o procesos de sentido, así como a la dimensión simbólica de la materialidad social (Williams 2000). Esa complejidad es constituyente de la vida en comùn, e incluye en su campo de estudios expresiones como las tecnologías de la información en sociedades masificadas, los repertorios y discursos de los actores sociales para nombrar/disputar el presente, pero también las digitalización y conectividad como nuevas formas de ser/mostrar/estar en sociedad.

El desarrollo del artículo, a continuación, tiene una presentación no lineal anclada en una definición teórica y epistémica. Siguiendo a Žižek (1999), tendemos a sospechar de la tarea narrativa en el análisis crítico de la realidad, ya que contar la historia "como sucedió" puede suponer, tácitamente, "que aquello que pretende reproducir ya está dado" (Žižek 1999: 21). En este sentido, presentamos en cada apartado dimensiones empíricas actuales del fenómeno, pero relacionadas a tendencias que le han antecedido. Esto, para hacer visibles principalmente el carácter iterativo de los procesos de despojo/acumulación, que se repiten y también se reinventan (Harvey 2004; Bensaïd 2011). Dichos procesos lejos están de presentarse como pacificados o resueltos. Están, a nuestro entender, abiertos, vibrantes, y en conflicto. Por esto, la reflexión y debate sobre procesos urbanos localizados, de modo interdisciplinario, resulta relevante.

La estrategia metodológica que hemos construido durante estos años se enmarca en un paradigma cualitativo, de fuerte anclaje materialista. Sin embargo, dada la complejidad de los fenómenos estudiados, hemos considerado pertinente una articulación con información cuantitativa que permite tener algùn tipo de garantías epistémicas para las interpretaciones.

Las investigaciones sobre el escenario urbano cordobés que venimos realizando desde hace veinte años se articulan en torno a dos grandes ejes: i) la producción socio-histórica del espacio y sus transformaciones; y ii) las experiencias urbanas y modalidades de conflicto que ponen en acto los colectivos que construyen cuestiones socialmente problematizadas. Para el eje i) hemos trabajado diversas fuentes: registros municipales como boletines de información y cartografías, ordenanzas municipales sobre Usos de Suelo y Convenios Urbanísticos, y normativa sobre hábitat y patrimonio, incluyendo el Programa "Mi casa, mi vida"; central en lo que presentamos en el escrito. Para el eje ii) hemos realizado observaciones sistemáticas y entrevistas en base a guiones flexibles a los miembros de los colectivos que disputan desde los barrios pericentrales, que permitieron acceder a dimensiones de la vivencia/experiencia del habitar en los espacios seleccionados, así como el trabajo con fotografías.

La naturaleza de este escrito, de carácter analítico y con intención de síntesis relativa sobre el recorrido de investigación que hemos transitado, pretende ser una resultante reflexiva sobre los tres nùcleos de transformación de la ciudad cordobesa que hemos anticipado en esta introducción; de allí la referencia más puntual a la información de los casos elegidos que condensan tanto una importancia actual como una directa vinculación con procesos históricos estudiados.

DESARROLLO

La segregación socio-habitacional y el control geopolítico de las poblaciones con métodos de encierro obligado/voluntario en circuitos habitacionales y de vida homogéneos y excluyentes

La ciudad de Córdoba cuenta con más de un millón y medio de habitantes, incluyendo su área metropolitana. Ubicada en la región centro-norte del país, es la capital de la provincia homónima, y es la segunda urbe más populosa, después de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Desde distintas vertientes de investigación se comparte el diagnóstico de que, desde los años 90’, Córdoba ha sufrido transformaciones orientadas a la consolidación de una ciudad fuertemente segregada en términos socio-habitacionales (Scarponetti y Ciuffolini 2011; Molinatti 2015). Este diagnóstico es compartido por otras investigaciones, referidas a grandes ciudades y ciudades intermedias del país como Buenos Aires (Carman 2011), Rosario (Roldán y Godoy 2018), Bariloche (Guevara y Nùñez 2014), entre muchas otras.

En la ciudad de Córdoba, el programa "Mi casa, mi vida"3, implementado desde el año 2004, fue un momento nodal que cuenta en su haber con dos logros: en primer lugar, dar un duro golpe a una tradición y unos saberes colectivos acumulados, de amplia legitimidad, en torno a la acción colectiva por el derecho a la vivienda que fueron tejiendo con materiales de la vida-vivida en lucha los miembros de las clases subalternas; y, en segundo lugar, reorganizar los cuerpos en su ocupación de la ciudad desde el par espacio/clase. Este programa, implicó el desalojo/relocalización de más de tres mil familias que habitaban 62 villas miseria4 -de las cuales 49 fueron relocalizadas totalmente, y 13 de forma parcial- (Molinatti y Peláez 2017). Muchos de estos asentamientos estaban ubicados en zonas céntricas cuyas tierras fueron "recuperadas" y puestas en el mercado. Los complejos habitacionales que se construyeron se llaman "Barrio Ciudad", seguido por el nombre propio de cada uno5, y constan de entre 200 y 600 viviendas. Se ubican en torno al anillo de la circunvalación de la ciudad, la mayoría por fuera, y tienen un pórtico de entrada con el nombre de cada urbanización. Es decir, la construcción de esta particular condición socio-habitacional fija con la fuerza ideológica materializada las fronteras del adentro/el afuera. Además, cada ciudad barrio cuenta con dispensario, posta policial, escuela, salón de usos mùltiples y locales comerciales. Así, desde su misma planificación, la distancia al centro de la ciudad y a otros barrios evidencia una reducción de las probabilidades de contacto entre sus pobladores y los demás habitantes de Córdoba. Junto a las políticas de diseño urbano, las políticas de seguridad contribuyen a la fijación espacial de los sectores subalternos obstaculizando su circulación a través de detenciones arbitrarias, y regulándola y restringiéndola a determinados espacios y momentos. No serán objeto de este trabajo, pero es importante notar que dichas políticas garantizan el ordenamiento urbano que la planificación arquitectónica dispone –piedra- y sus consecuencias son explícitamente referidas por los pobladores de las ciudades barrio –carne-, especialmente los varones más jóvenes.

Tomando este mojón significativo de las transformaciones socio territoriales en Córdoba, la segregación urbana tomó la forma de gentrificación; es decir, desalojo –más o menos explícito o violento- de los pobres urbanos para la instalación de proyectos inmobiliarios y comerciales destinados a la inversión, vivienda, recreación o consumo de turistas o sectores de ingresos medios y altos. Este fenómeno, financiado principalmente por organismos internacionales de crédito y por sectores vinculados al negocio agro-exportador, refleja una operatoria global del capital con relación a los pobres y su lugar en las ciudades (Saccucci 2017).

Sobre la cartografía de muchas grandes urbes, es posible observar no solo cómo se ha ido expulsando a los sectores subalternos hacia los márgenes, sino también cómo se ha acrecentado la segregación residencial socioeconómica (Molinatti 2015), las formas habitacionales "de encierro" y la distancia entre grupos sociales (Boito y Espoz, 2014). Córdoba es una ciudad que prácticamente borró los asentamientos precarios en la zona céntrica o pericentral, en un claro proceso acumulación por desposesión (Harvey 2004).

Paralelamente a las transformaciones generadas por aquel programa, se produjo un cambio en torno a las opciones habitacionales de otras clases que, en un primer momento también abandonaban -por "elección"- la ciudad hacia sus márgenes (countries, housing, condominios cerrados, etc.), algunas de las cuales también se nominan como "ciudad": Ciudad Gama, por ejemplo.6 Así, hemos venido estudiando la consolidación de "entornos" de vida, en los que el principio de la separación organiza las experiencias urbanas contemporáneas: comer, vivir, consumir, recrearnos, circular, entre los mismos en un sentido de clase.

Como adelantábamos, sin embargo, los procesos no son lineales ni acumulativos: las resistencias de actores colectivos han tensionado el libre avance del "desarrollismo urbano"7, pero también se han diseñado formas renovadas de expropiación y modelación de la ciudad. En este sentido, después de las "intervenciones" en las zonas "recuperadas" en el centro y sus alrededores, así como en las zonas aledañas al río, en muchos casos los habitantes retornaron a ellas, o nuevos habitantes construyeron sus viviendas en esas tierras "limpiadas". Uno de los casos que elegimos para analizar en el presente artículo -Villa La Maternidad- da cuenta de esto. Otro de los casos analizados es aùn anterior al Plan "Mi casa, mi vida": en 1996, a los habitantes de Villa el Pocito el gobierno provincial no les reconoció la titularidad de las tierras y fueron trasladados y desintegrados como colectivo de protesta. Hoy en esa tierra, se está construyendo Pocito Social Life, tal como exponemos a continuación.

Retomamos, para el análisis en profundidad y basándonos en este escenario presentado, dos casos de relevancia actual que nos encontramos investigando. Uno de ellos, es El Pocito, y otro, Villa La Maternidad. Esta selección empírica se asienta sobre una doble relevancia: los territorios se encuentran en el presente en el centro de procesos de transformación y disputa material y simbólica. Pero además, como mencionábamos, ambos recortes empíricos se anudan a procesos históricos centrales en la configuración de la ciudad de Córdoba. Así, estos casos y cambios no solo son actuales, sino que en ellos se puede leer la historia del "progreso", como instante de un peligro en sentido de Benjamin (1989).

Villa El Pocito era un asentamiento ubicado al sur del microcentro de Córdoba, entre los barrios de Güemes y Nueva Córdoba, ambas zonas muy valoradas para la vivienda y el comercio por su cercanía a Universidad y al casco céntrico. En los 90’, los pobladores de Villa El Pocito habían formado cooperativas y asociaciones civiles de vivienda y algunas de ellas articulaban en el marco de la Unión de Organizaciones de Base por los Derechos Sociales (en adelante, UOBDS), que fue una entidad de segundo grado sumamente importante en la lucha por el derecho a la vivienda en la ciudad.

Esta organización sectorial de defensa de los derechos urbanos que pretenden ejercer las clases subalternas, ha sido reconocida en diversas investigaciones (Aquín y González, 1997; Levstein y Boito, 2009; Buthet, 2009); así como lo que implicó la desintegración de esta instancia, vía traslados, represión de las protestas, cooptación de dirigentes. Lo dicho se evidencia en la reconstrucción de los acontecimientos que expone Marengo (2001). La autora afirma que, en 1996 el gobierno de la Provincia de Córdoba decide relocalizar la Villa, comprometiéndose a materializar las viviendas en breve plazo, pero estableciendo como condición que la negociación se lleve a cabo directamente con los vecinos, habitantes de la villa, y sin la intervención de las ONGs y la UOBDS. Esta condición repercutió fuertemente entre los distintos grupos que integraban el asentamiento, que "expresaban intereses diferentes" (Marengo 2001: 86). Tras largas negociaciones, el traslado de los vecinos se efectivizó.

El saldo mostraba una valiosa tierra urbana, que el Estado garantizó "limpia" para su puesta en el mercado. Sin embargo, los terrenos de Villa El Pocito pasaron casi 25 años sin ser utilizados. Hoy, de mano de un grupo desarrollista, llamado PROACO8 se comenzó la construcción de Pocito Social Life, que se presenta a sí misma como "la revolución de la evolución".9

En los terrenos que fueron desalojados hace un cuarto de siglo, se erige hoy una propuesta de hábitat con un claro perfil de clase: un entorno de consumo que incluye un centro comercial que se vende por metro para inversores/as; pisos para oficinas y modalidades laborales flexibles como el co-working; departamentos residenciales ("Una invitación a vivir con altura", versa su página web), ammenities como dos piletas olímpicas, espacio abierto para hacer caminatas en altura, y estacionamientos en los subsuelos. La propuesta se orienta a inversores locales, en una tendencia que ya cuenta con dos décadas -como estudia Buraschi (2018)- e interpela a actores que eligen tasas menores de ganancia, pero seguridad financiera.

Un análisis crítico de los horizontes de sentido de estos proyectos desarrollistas nos muestra que:

La vida social mercantilizada y la sociabilidad de pecera que propone POCITO SOCIAL LIFE se asienta sobre el ex-terreno de la villa, y se apodera del nombre que otorgaba identidad comunitaria a los antiguos pobladores. Ocupar un terreno y destruir lo que hay en él para erigir sobre las ruinas otra materialidad, cambiar o apropiarse de la manera de dominar del vencido y cambiar su sentido es propio de los diseños de la colonia y de las acciones de conquista. Así "vivir con altura" es ver desde la torreta la ciudad, desde el piso 14 al 34. Literalmente, sin ninguna utilización metafórica de la expresión; se trata de ver desde arriba, alejada de los ruidos y los olores de una ciudad desbordada y colapsada en su diseño y conformación. Lo anterior también se anuda a las demandas de seguridad, ya que se trata de "un nuevo concepto de proximidad" donde lo próximo se encuentra con lo mismo: con aquello que ha atravesado y "naturalmente" vive, trabaja o pasea por el espacio controlado. (Boito, Pereyra y Oliva 2020: 15)

Vemos en este caso presentado, un ir y venir del tiempo: había un nombre, que nominaba un espacio, unas cooperativas, que se asociaban a unos derechos y a situaciones de pobreza. Pero hoy, ese nombre ya no nombra aquello. PROACO pudo comprar, para construir y para vender "Pocito". Inversores, productores agropecuarios, dueños de metros cuadrados o de departamentos o de cocheras; pueden comprar "Pocito" para usar, vender o alquilarlo. Inquilinos de altos ingresos, turistas, co-workers o paseadores pueden alquilar o consumir "Pocito". No hay más villeros, ni cooperativas, ni derechos.

Como sostiene Williams (2000) símbolo y materialidad no están separados, y son producto de un estado de la lucha ideológica (Voloshinov 2009; Žižek 1999). Así, la construcción de ciudad/la comunicación empresarial de este nuevo proyecto de urbanización, recurre a un pasado que, primero, debió ser activamente ocultado. Los pobres urbanos corridos a los márgenes, y hoy enajenados también del nombre propio que dio unidad al territorio, a la identidad, y a la acción colectiva en los ’90. Pocito Social Life se construye y se nombra día a día como el principio real, presente, que se tiene a sí mismo y no necesita de la memoria. Como las mercancías en general, el proceso de producción permanece silenciado.

El otro caso es el de Villa La Maternidad. Éste era uno de los asentamientos informales más antiguos, ubicado el este del centro de la ciudad, a cuatro cuadras de la terminal de buses, lindante con Barrio San Vicente. La villa intentó ser relocalizada por el Estado Provincial en 2004, en el marco del Programa "Mi Casa Mi Vida". Algunas familias organizadas resistieron a ese desalojo, aduciendo su legítimo y legal derecho sobre la tierra, y denunciando a la vez el plan de expulsión que implicaba su reubicación a las afueras de la ciudad. En el caso de Villa la Maternidad, el barrio propuesto para su relocalización se encontraba a 11 km del centro urbano. Esa experiencia organizativa se construyó al calor de la resistencia, vivió muchas fluctuaciones y derivas, algunas de las cuales se mantienen como experiencias colectivas hasta el presente.

En el caso de La Maternidad, no fue posible para el Gobierno Provincial en aquel momento completar la erradicación del asentamiento, y reutilizar la tierra totalmente. Muchas familias continuaron viviendo allí, algunas conservaron sus casas, otras solo conservaron sus tierras porque sus casas fueron parcial o totalmente demolidas en el proceso. Estado y Mercado, sin embargo, lograron modificar el entorno de la villa. El Grupo Dinosaurio10 construyó a su alrededor un supermercado de gran superficie y un complejo de torres de departamentos; el Estado construyó un instituto de educación terciaria provincial, un puente y la Nueva Terminal de Ómnibus. Así vemos cómo la tierra recuperada se hizo rentable, y construyó circuitos de acumulación y de habitabilidad diferenciados, con mayor presencia del Estado que en otras áreas. Mientras, en simultáneo, muchos vecinos continuaron sus vidas, algunos hicieron huertas o espacios comunitarios, otros fueron de a poco repoblando los terrenos vacíos.

A lo largo de quince años, desde entonces, la villa volvió a crecer por familias que se radicaban en los terrenos previamente desalojados. La mayoría eran familias jóvenes, algunas que habían vivido en la villa con anterioridad, y otros que sencillamente necesitaban un lugar donde vivir. El conflicto y las amenazas de desalojo volvieron a surgir numerosas veces. Fue, sin embargo, en los ùltimos años y por la construcción de un puente -al que referiremos en un apartado posterior- que el conflicto tomó protagonismo nuevamente. Desde el año 2016 el nuevo Puente Leticia estaba casi terminado, pero su inauguración estuvo demorada por conflictos y fuertes resistencias de los habitantes de ambos lados del río. Referimos en este apartado al lado sur, es decir, de Villa La Maternidad, en donde 16 familias habían construido sus viviendas en el trazado por el que el puente debería bajar.

Frente a esa situación, el Gobierno de la Provincia, lejos de recurrir a una solución puramente confrontativa o autoritaria, tomó un largo camino de años, de diálogo, de silencio, de negociación, y logró acordar con las 16 familias su relocalización, pero dentro del mismo sector de la ciudad. Les construyeron 16 casas en un predio muy pequeño, también a orillas del río, en Barrio San Vicente, a unas 10 cuadras de su lugar original.

Las familias no resistieron su relocalización, y fueron ubicadas en un mismo espacio. Esto es: se replicó el proceso de concentración poblacional, pero cerca del lugar en el que estaban. El traslado fue "pacífico"11, "sin mayores incidentes"12 segùn informaron los medios, e implicó una "reubicación en un pequeño barrio"13. El puente fue velozmente terminado, tocó tierra, y ya funciona en un plan de conectividad que veremos en el tercer apartado. El "nuevo" mini barrio no tiene nombre. Y no puede ser nombrado.

Los dos ejemplos que tematizamos en este apartado permiten referir al primero de los procesos de ordenamiento clasista del espacio urbano: la vida entre los mismos es una tendencia que se regenera de maneras variadas pero que no puede dejar de renovarse. Justamente, como nos recordaba Žižek (1999), porque el conflicto no está resuelto.

Estos ejemplos, a su vez, nos muestran cómo el proceso de construcción de un modo de vida en Córdoba capital tiene una historia, que no deja de relampaguear hoy. El Pocito y La Maternidad refieren al pasado porque comparten un origen conflictivo, de erradicación y despojo, de relocalización y transformación mercantil del espacio urbano. Ese pasado, sin embargo, solo puede ser presente como explícito trabajo de memoria, a contrapelo de las tendencias de fragmentación de los colectivos y de separación de sus miembros, antes indicado.

Estos casos refieren, también, al presente, porque renuevan un modelo de vida social que ya no necesita justificarse, hecho mantra y verdad autoevidente, deseo incuestionable: vivir con otros/as semejantes, en condiciones de encierro, es lo deseable/posible. Nuevas modalidades de vida orientadas a la concentración de actividades vitales entre los mismos. Y cada vez más concentrado: mini barrios, dentro de barrios. Vidas con altura, en barrios de altura.

Las tramas comunicativas en la ciudad son, así, cada vez más homogéneas. Algunas se resignifican, a otras no se les otorga nombre propio. Territorialmente, en la urdimbre de la vida cotidiana, la vida entre los mismos implica el reconocimiento de los mismos como ùnicos interlocutores. Si el espacio "propio" es pequeño, así también lo es la lengua. Y mientras más pequeño es el espacio de soberanía, más grande es el territorio "extranjero". Así, tenemos un triple problema en la comunicación a escala urbana: en la vida cotidiana tendemos a hablar entre los mismos; entendemos solo a quienes hablan como nosotros; y cada vez más fragmentos de la realidad quedan como impronunciables, más allá de los límites, como bocas que balbucean. Bordes urbanos y sociales construidos como "límites", y no como fronteras, en el sentido en que Sennett (2018) lo trabaja: una ciudad llena de límites que separan, que rompen la comunicación posible, que distancian y enfatizan los lados.

Este modelo de comunicación es sin duda un modelo de cultura: los recursos expresivos, elecciones estéticas, formas de vestir, definiciones sobre lo bello, lo bueno y lo justo, tienden a compartirse hacia adentro de los límites de nuestra vida, al interior de nuestros espacios de encierro y externamente a partir de la exhibición de ciertos estilos de vida mostrados desde distintos dispositivos tecnológicos. La existencia misma se cifra y convierte en mercancía para crear más confort y distancia de lo diferente. Lo distinto se presenta como extranjero. Una expresión del inglés, alien, que significa a la vez foráneo y extraterrestre nos puede permitir ilustrar este punto: los gustos, tonos, modos de habitar de otros grupos sociales nos resultan casi de otro planeta. Así, si Benjamin (2005) hablaba de "alienación" de los habitantes de París a partir de la remodelación haussmaniana, hoy podemos indicar un proceso de "extranjerización" de las clases subalternas en la ciudad cordobesa, mediante políticas urbanas y de seguridad que impiden ciertos desplazamientos.

Escribiendo este artículo en tiempos de distanciamiento social obligatorio por COVID-19 en Argentina, se hace aùn más evidente la complejidad y los pliegues de las distintas formas de encierro: en casa para algunos, en barrios para otros14. Encierro aceptable, hasta ciertos límites. Home office, yoga por internet, delivery y streamming como garantes del bienestar. Hambre, hacinamiento y educación online como algunas de las expresiones del límite conflictivo de la cuarentena.

Este primer proceso de transformación urbana nos permite interrogar las implicancias de la gentrificación, la segregación y el distanciamiento social en nuestras ciudades. Y renovar la reflexión sobre el impacto social/cultural/comunicativo de cierto urbanismo excluyente.

El embellecimiento estratégico, patrimonialización y turistificación de las zonas centrales y pericentrales: transformaciones estético/políticas

El segundo proceso a analizar, se viene construyendo tras la huella de lo que Benjamin (1988) llamara "embellecimiento estratégico": reorganizar la materialidad urbana, como estrategia para el control securitario, político y sensible de los sujetos. Embellecer y controlar como un par que se traduce en mùltiples y variadas intervenciones urbanas, que coinciden en acomodar carne y piedra, a los fines del capital.

Para indagar la complejidad de estos procesos, vamos a presentar dos territorios que nos permiten visibilizar los modos diferenciales en que se expresa. El embellecimiento estratégico ha involucrado en Córdoba, pero también en muchos lugares del planeta, la idea de patrimonio: revalorizar espacios "tradicionales" para cuidar un pasado recuperado –ideológicamente- como valioso y transformado en mercancía para el turismo. Al hablar de turismo, hablamos no de un sujeto sociológico proveniente de otro lugar, de otro país, o región. La turistificación refierea una manera y disposición sensible de habitar la ciudad: el espectador/consumidor de paisajes, de mercancías, de espacios es una posición que se vuelve recurrente. Como dice Espoz (2016): "Pensar al turismo, no ya vinculado a una política de desarrollo económico específico sino como dispositivo de regulación de la sensibilidad social" (320). En un espacio urbano que, como vimos antes, ha fijado el par cuerpo/espacio segùn clase y ha alienado las posibilidades de habitar/circular/trabajar de los pobladores más pobres, la vida urbana se trama en círculos de encierro donde se manifiesta una sociabilidad entre iguales y a la vez se enfatiza la mediatización de la experiencia con otros. Para ser más precisas y volviendo a la cita de Espoz: por la fragmentación de la ciudad en islotes, el lazo con otros sujetos/escenarios de la ciudad implica un tipo de regulación de la sensibilidad, en función de la existencia de instantes efímeros y "de riesgo" que porta el encuentro/recorrido con otros sujetos /de clase/, en escenarios /de clase/, donde el miedo aparece como primera pasión en la asociación /medios y miedos -sensu Martin Barbero-/ y que caracteriza a las formaciones sociales sociosegregadas.

Podemos analizar esta tendencia urbana/sensible desde dos expresiones en la ciudad de Córdoba: una, la inversión de fondos estatales en el centro de la ciudad, capital pùblico puesto en obras monumentales nuevas, pero también en la recuperación de cierta historia considerada relevante, que debió ser "iluminada" en sentido literal y metafórico. Así, podemos nombrar las Manzana Jesuítica, el Cabildo Histórico y el recorrido de las luces; el Faro del Bicentenario, la nueva Casa de Gobierno y el Puente del Bicentenario, la Nueva Terminal de Ómnibus, el Parque de la Tejas15, entre muchos otros. Esas inversiones remodelaron lugares para el goce individualizado de los transeùntes-hechos-turistas de su ciudad, junto a los turistas en sentido estricto, que solo pueden mirar y admirar las edificaciones, las luces, dispuestas para su consumo visual, espectacular.

En paralelo, el segundo gran proceso es el que transmuta los barrios pericentrales, "rescatando" también "su" "patrimonio" con una orientación fuertemente mercantil. Así sucedió en los barrios Alta Córdoba y Cofico hacia el Norte del centro de la ciudad; General Paz y San Vicente hacia el Este; Alberdi hacia el Oeste y Güemes hacia el Sur. Estos barrios ampliaron sus catálogos de viviendas de valor patrimonial a ser "protegidos" por el Estado, y albergaron, a la par, nuevos formatos habitacionales de altura con densificación poblacional y circuitos de consumo para sectores de mayores ingresos.

Frente al avance del desarrollismo inmobiliario y la inversión "patrimonialista", emergió en esos territorios el conflicto por la disputa de cuál era ese pasado que debía conservarse. Disputa que implicaba, también, la pelea por los sujetos legitimados para nombrar y disfrutar ese patrimonio, así como los modos presentes de vivir en esos territorios/memorias.

Distintos grupos de vecinos se movilizaron frente a la avanzada mercantil, expresada muchas veces en la demolición de viejas casonas o fábricas. Ese proceso motorizó en 2010 la conformación de organizaciones, como la Red de Vecinos y Asociaciones de San Vicente, la Multisectorial Defendamos Alberdi y, algunos años después, el Movimiento Cultural Barrio San Martín; a quienes hemos acompañado y estudiado durante varios años.16 Estas organizaciones, junto con otras experiencias similares y contemporáneas, desarrollaron una activa tarea de defensa del espacio urbano desde la perspectiva del valor de uso y la reproducción de la vida, en los que la historia y la cultura eran vividas como parte de la identidad de sus pobladores, en tensión con "un modelo de ‘vida barrial-turística’ donde la cultura y la historia se alejan para configurarse en un ‘mercado de experiencia’ (Peixoto, 2011) regulado por el Estado y el Mercado" (Espoz 2016: 224).

Para pensar de modo situado estos procesos, vamos a referir muy brevemente a dos zonas de la ciudad de Córdoba que estamos estudiando: barrio Güemes y barrio Alberdi. Estos son dos de los cuatro barrios lindantes con el centro que hemos investigado durante años en el marco de los procesos de transformación urbana mencionados.17 El primero, ubicado al sur del centro histórico de la ciudad, y lindante con el barrio de Nueva Córdoba; el segundo, hacia el oeste del centro; ambos han sido fuertemente intervenidos por la alianza Estado/mercado y fueron transfigurados en los ùltimos diez años.

Estos ejemplos nos permiten analizar distintas maneras en que las modificaciones arquitectónicas proponen paquetes de experiencia (Debord 1995, tesis 152) orientados en términos clasistas a distintas esferas de la reproducción ampliada del capital en la ciudad.

En el primer caso, en barrio Güemes, vemos la metamorfosis de un barrio "tradicional de Córdoba" a un barrio hecho mercancía-tradicional que aspira a desmarcarse de su historicidad y presente conflictivo, constituyente y aparecer como cualquier/otro/ lugar del mundo (con intención equivalencial). En este sentido, se constata la intervención estatal y privada para presentar a barrio Güemes como una zona de bares, ferias, restaurantes y tiendas de regalos, similares a las de cualquier país, un espacio fuertemente regulado, homólogo a otros barrios bohemios-para-el-consumo, como barrio Bella Vista en Santiago de Chile, o el Cerro Alegre y Cerro Concepción en ciudad de Valparaíso, o Ciudad Vieja en Montevideo -por solo nombrar algunos del cono sur-. Un barrio cordobés embellecido para facilitar la experiencia de consumo de los turistas internacionales; un barrio planetario en el que los vecinos históricos, que han vivido por generaciones en el sector, no pueden ya entrar, consumir o vivir, porque han sido desplazados y sustituidos por los habitantes de edificios en altura.

Barrio Güemes se ha especializado en los ùltimos años, en una oferta que combina el carácter "tradicional", con una oferta de turismo gastronómico. ¿Qué es lo tradicional en el "apetecible" barrio Güemes y cómo se hace accesible?, se preguntan Boito, Huergo y Pereyra (2017). Una "tradición", afirman, definida por el Mercado y el Estado consumida como "escena gastro(a)nómica", dentro de un circuito gourmet globalmente legible. Sobre las casonas tradicionales, marcadas física y simbólicamente como "de valor patrimonial", se presentan bares con perfil internacional, comercios de souvenires, galerías de arte y ropa. Un circuito de consumo de alto costo, empotrado sobre "la historia" de la zona como escenografía en la que consumir.18

Barrio Alberdi es otro barrio pericentral, hacia el oeste del centro. Allí, el caso de la Casona Curie puede ser representativa de los modos en que el mercado también puede fagocitar los reclamos de las organizaciones y vecinos, transformando en mercancía aquello que era identidad y disputa (Michelazzo y Salguero Myers, 2017; Salguero Myers, 2015).

La Casona Curie fue declarada patrimonio histórico gracias al accionar de la Multisectorial Defendamos Alberdi. Ellos, durante años recalcaron el valor histórico y arquitectónico que poseía la construcción, debido a que allí se levantaron barricadas durante el Cordobazo.19 Cuando una empresa desarrollista adquirió el inmueble, se preveía la demolición total de la infraestructura pero, debido a la defensa del edificio que realiza la Multisectorial y su exigencia del cumplimiento de la declaración patrimonial, el Estado municipal ordenó a la empresa a preservar su fachada (como "máscara" de un pasado, propio de un encuadre espectacular, que pretende proponer un sentido mercantilizado y mediatizado de lo experimentable). La agencia inmobiliaria que comercializa las torres toma el valor histórico del edificio como slogan publicitario del emprendimiento: "Un nuevo hito para Alberdi y un nuevo espacio histórico recuperado para la ciudad". En la nueva Torre Curie vemos, entonces, un frente antiguo superpuesto a un flamante edificio de departamentos.

En estos dos casos ejemplificamos el proceso convergente de ordenamiento clasista: las memorias, los lenguajes, las luchas e identidades de algunos actores/territorios de la ciudad son apropiados por parte de las empresas desarrollistas o de distinto tipo de capitales. Se apropian/roban de forma privada –individual y privativa- de los comunes en términos de Harvey (2012). Extirpan a los habitantes de sus territorios, narrativas y símbolos, los mercantilizan y se comunica pùblicamente como algo que debe ser contemplado: un souvenir turístico, donde hubo/hay robo; una postal estetizada donde hubo/hay resistencia.

Así, los procesos de turistificación y patrimonialización implican el despojo. Y al hacerlo, opera una perversa magia de la que mucho se ha dicho en los estudios de la conquista de América: se conjura la peligrosidad de la cultura como sistema de significados; se enajena la memoria, y se despoja de aquello que era nombre propio, lenguaje afirmativo, palabra de lucha.

El carácter clasista de estos procesos implica, sin dudas, la reapropiación privada de la riqueza colectiva y su puesta en funcionamiento para la producción mercantil de valor. Como dice Mezzadra (2007): una traducción homolingüe que opera resignificando y traduciendo todo al lenguaje del valor, de lo equivalente, lo homogéneo, lo transable.20

Pero, además, el embellecimiento estratégico, la patrimonialización y turistificación implican un control sobre las sensibilidades. Aquello que no puede ser traducido queda, nuevamente, como inaudible. Los cuerpos y los sentidos se acostumbran a transitar por los barrios embellecidos y por el centro de la ciudad como espectadores, como turistas. Y esa disposición implica, por un lado, la separación (Debord 1995) de los otros, pero además la construcción de una especie de "derecho universal a no ser molestado". El turista, el consumidor, quiere mirar/consumir/comer sin interferencias. Mirar las casonas, consumir las artesanías, comer unas papas con cheddar, sin la presencia de otros/as indeseados.

Sennett (2018) refiere a esta sensibilidad urbana: una forma de habitar la ciudad que no puede lidiar con la complejidad, que siente las interferencias, interpelaciones, miradas y palabras de los otros como molestias. Y justamente, enfatizaremos en la palabra siente. No es ni exclusiva ni excluyentemente un discurso o una racionalización. Es una piel que se incomoda frente al niño que interrumpe su café para pedir una moneda. Es un cuerpo que no tolera la mùsica fuerte de otro pasajero del bus. Podríamos pensar que la experiencia de ir al cine o al museo se asemeja más a lo deseable en los entornos patrimonializados o para experiencias como paquete turístico: cada uno en su silla, en su silencio, consumiendo lo mismo, pero a una segura distancia.

Así, vemos en este segundo proceso las modificaciones que disputan los sentidos y usos de las memorias en algunos barrios de Córdoba, y disponen el espacio y las sensibilidades para asumir una actitud pasiva de consumo sobre la ciudad y las mercancías urbanas.

La consolidación de un régimen de velocidad y circulación como forma de estar en la ciudad

Otra de las tendencias sociales que vienen modificando en sentido clasista el ordenamiento del escenario urbano es el despojo de algunos sectores de sus espacios o condiciones de vida para garantizar la circulación en la ciudad. El mandato ideológico, práctico y semántico del presente parece ser la velocidad y el no detenerse. Y con la pandemia del COVID-19, las calles, los espacios de circulación y de estar en la ciudad se vacían, pero a la vez todos estamos conectados a los medios de difusión masivos y a los medios de conexión personales. En las rutas de fibra óptica, en las redes, la promesa de la circulación es una realidad.21

Los cambios en la habitabilidad y circulación en la ciudad cordobesa que estudiamos desde hace dos décadas, remiten a esta misma estructura de experiencia donde los círculos de encierro del habitar, circular, trabajar y consumir se traman en bucles de interacción entre los mismos. De este modo, la pandemia vino a mostrar lo que ya era una realidad en términos sociológicos: la segregación socio-urbana, la transformación de las ciudades en islotes de habitabilidad, que en algunos casos funcionan como micro-ciudades en la ciudad.

Para referir a este proceso de aceleración de la velocidad en el circular y en la construcción de fronteras de segregación, tomamos un ejemplo que, como decíamos anteriormente, presenta el doble atributo de ser una trasformación actual, a la vez que unida a conflictos históricos en los cambios socio-territoriales en Córdoba. Este es el caso del puente Leticia y de la Costanera Este del Río Suquía.22

En barrio San Vicente, en 2012, se comenzó la construcción del puente Leticia. Ya hemos referido brevemente a él en un apartado anterior. El puente es parte de un plan de conectividad urbana que une las dos terminales de buses con la Avenida de Circunvalación23. Así, el mismo permite la velocidad de los viajeros para ingresar y salir de la ciudad. Como dijo el gobernador de la Provincia de Córdoba, Juan Schiaretti: #Obrasqueunen.24 Veremos, sin embargo, que hay puentes que separan: separangrupos humanos, aunque unan avenidas. Velocidad sobre encuentro. Tránsito sobre espacio comùn. Puentes que no ponen en comùn; es decir, que no comunican sino que conectan, como función predominante del modelo de comunicación que se trama en la ciudad: con la voluntad de evitar los ruidos, las demoras, los asaltos de lo extraño; aquello que otrora fue definitorio de la vida en las emergentes ciudades (Sennett 1997).

El puente Leticia une no solo la terminal de busesy la autopista que rodea la ciudad, sino que también conecta ambos lados de la Costanera del Río Suquía, a la altura de barrio Juniors25 y Villa La Maternidad. Sin embargo, la obra del puente estuvo parcialmente construida durante años, como vimos con anterioridad, detenida por conflictos y fuertes resistencias de los habitantes de ambos lados del río.

Del lado norte, los vecinos de barrio Juniors aducían que iban sufrir mayor inseguridad por la conexión de su barrio con el sector de Villa La Maternidad. Estos vecinos se oponían, además, a la circulación de vehículos de gran tamaño por su barrio, tradicionalmente de carácter residencial y de calles amplias. Así, defendían su estilo de vida: aislado y tranquilo.

Del lado sur, los vecinos de La Maternidad se oponían a la forzosa relocalización de 16 familias, cuyas viviendas estaban en el trazado del puente, hecho que ya hemos señalado.

Los primeros, los vecinos de barrio Juniors, lograron su objetivo: el Gobierno de la Provincia definió no hacer una bajada a su barrio26. Y de hecho realizó una gran muralla que los aísla físicamente del puente y la costanera. La villa ya no puede, si quiera, ser vista desde la otra orilla. Los vecinos de Villa La Maternidad, por su parte, fueron relocalizados, como referimos en un apartado anterior.

El Puente Leticia es una clara muestra de un proceso que impulsa la conectividad y la velocidad sobre tierras previamente desalojadas, que dirime conflictos de maneras diferenciales segùn los perfiles de ingresos de los sujetos. Algunos pueden mejorar su separación y aislamiento, evadiendo la pobreza que ya no es ni siquiera un paisaje. Otros deben abandonar su hogar y aceptar sus nuevas viviendas, en un mini-barrio, hecho para ellos. Pero, además, los viajeros pueden entrar y salir velozmente de la ciudad.

El mandato de la velocidad no solo es el mandato del desencuentro, sino también el de descomprimir: cuando el tránsito es lento, cuando los autos se traban, cuando no se circula con fluidez, se construye una atmósfera asfixiante. Abrir vías es aire fresco, sin dudas. Ese encierro del embotellamiento es una sensación física, emocional, mental: las vías rápidas descomprimen. ¿Qué descomprimen? El malestar de estar parados/atascados con otros. El malestar de no poder cumplir con el mandato -urbano y subjetivo- del no detenimiento.

El puente Leticia y la forma global de su resolución tras años de conflicto, resulta en una ciudad más "cerrada" en el sentido en que Sennett (2018) lo propone: con menos posibilidades de inventiva, de ocupación. El puente tiene solo un sentido, Juniors tiene un paredón, las familias de la villa viven en su mini barrio de casas iguales. El puente resulta en formas de interacción más estructuradas, lineales, circulación rápida, prohibición del detenimiento. Una vez más: una comunicación unidireccional y estructurada como modelo de circular en la ciudad. Circular como sinónimo de velocidad. Velocidad como sinónimo de no estar detenido con el otro.

Muy relacionado al plan de conectividad del cual el puente Leticia es deudor, se desarrolló otra obra en la misma zona de la ciudad, que fue la apertura de la Costanera Este del río Suquía. Esta zona de la Avenida Costanera estuvo históricamente intransitable, por basura y escombros. Entonces "abrirla" no era "construirla" sino permitir el paso seguro y rápido.

Hace un año y medio, el Gobierno de la Provincia empezó su limpieza. El proceso está terminado, y resulta muy notoria la asociación adicional que tenemos que destacar: circulación y seguridad están íntimamente relacionadas. La costanera, ahora abierta, atraviesa una de las zonas más pobres de la ciudad. Para garantizar esa travesía, se instalaron "domos" –cámaras de seguridad de 360°- cada 400 metros, y alrededor de 8 casillas policiales edificadas en los 3.000 metros que han sido abiertos. La soberanía vertical se viene emplazando en la ciudad: cámaras y drones; pero también habitar desde lo alto, como constatábamos anteriormente.

¿Qué comunicación es posible en la velocidad? La simplificada, la del cartel de lectura rápida, la señalética. Vamos acercándonos al cierre de este trabajo, y la idea de datos, de conectividad, de simplificación, de experiencias previsibles, de diseños cerrados para usuarios de las ciudades, se presentan como repetitivos. Es que desde el "paso de una comunicación en red a una socialidad moldeada por plataformas, y de una cultura participativa a una verdadera cultura de la conectividad" (Van Dijck 2016: 75) las sociedades se vinculan a un control generado a partir de la comunicación instantánea y la fijación del cuerpo en encierros abiertos y algunas veces voluntarios.

Así, vemos que la ciudad de Córdoba en particular, aunque no exclusivamente, organiza también su espacio en torno a la velocidad y la centralidad de la circulación: en calles y por las redes. La vida urbana actual no puede ser comprendida sin indagar en los acoplamientos entre tecnologías portátiles de comunicación y experiencias del espacio. Una inmensa concentración de datos que se producen en la vida social mediatizada, vía la infraestructura de los celulares, las computadoras conectadas, las cámaras y los drones, en tiempo real, al cual se ensamblan los viejos medios masivos, cuya función ideológica se potencia al disminuir los espacios de cruce, de encuentro/choque con otros (no hay encuentros protegidos ni seguros de salud, parafraseando a Derrida), en la espacialidad urbana segregacionista que se viene construyendo en democracia.

CONSIDERACIONES FINALES: UNA CRÌTICA AL ORDENAMIENTO CLASISTA DEL ESPACIO URBANO

Uno de los textos de Richard Sennett que venimos citando, se titula "Construir y habitar: ética para la ciudad" (2018). Esta obra, se estructura en torno a la distinción de una dualidad de las ciudades, que comprenden la ville, o lo construido, lo edificado; y la cité, o las formas de vivir en y habitar las ciudades. Esa distinción lleva al autor a analizar distintas ciudades del globo, distintos arquitectos y urbanistas que han condensado en sus formas de construir ciudades sus deseos o proyectos de sociedad. Tal dualidad y sus complejidades nos viene acompañando en nuestros estudios y en nuestras reflexiones en este trabajo: qué implican las transformaciones físicas de la ciudad de Córdoba en las formas posibles de estar juntos/separados, en los sentidos que construimos sobre los otros y sobre lo comùn, en las sensibilidades que se forjan/y que forjan el tejido de lo social, en la comunicación.

Encontramos que las investigaciones que desde las ciencias sociales interrogamos las ciudades, las sensibilidades y las tecnologías, las relaciones ente simbolismo y materialidad, la cultura de las sociedades contemporáneas, profundizamos cada vez más en los pliegues que nos deslumbran con su densidad y complejidad. Sin embargo, esta densidad, esta complejidad que vamos reconociendo y construyendo en la tarea investigativa, contrasta fuertemente con aquello que es posible comunicar en las ciudades contemporáneas.

Y volvemos al título de este trabajo: un poco engañoso, nos invitaba a ingresar a un artículo ordenado, lineal. Tres procesos. Punto. Pero propusimos un texto complejo, no narrativo, temporalmente desordenado /más bien, alterado, desconcertado, perturbado/. Y es que, en este espacio, el de lo comunicable, lo decible y audible, en el espacio/tiempo como entorno de mutuo reconocimiento, en el espacio del "poner en comùn", concretamos el diagnóstico más preocupante: los procesos de segregación urbana, el embellecimiento estratégico y la traducción homolingüe del mercado, la velocidad, los muros y unidireccionalidad de los espacios; nos convocan cada vez a una comunicación a escala social simplificada, fuertemente codificada, "user friendly".

La comunicación que venimos diagnosticando como la comunicación posible en las ciudades tiene un carácter cerrado: cada vez es más difícil innovar, crear, desplegar tácticas (sensu De Certeau). En base a los casos empíricos analizados en este artículo, reafirmamos la importancia de estudiar las ciudades desde la dualidad carne y piedra (Sennett 1997) que presentábamos al comienzo, entendiendo por supuesto que "carne" es persona, social, sensible, significante. Por ello, al estudiar las transformaciones actuales en territorios de Córdoba, vemos que se organizan mini barrios en barrios, pero no se les da un nombre propio, por lo que no son parte de la comunicación urbana. Se organiza una vida entre similares, y nos vamos haciendo más extranjeros –aliens- de los otros, cada vez compartimos menos porciones de la lengua y la cultura, producimos menos sentido-en-comùn. El turista es, sin dudas, un tipo de usuario modelo: que mira, consume, y sigue su camino sin mayor involucramiento pero "participando" en las redes. Los puentes separan, no unen. La velocidad calma porque garantiza el desencuentro.

Volvemos, para cerrar, al título del presente artículo: tres procesos implicados en el ordenamiento clasista de las ciudades. Segregación urbana como comunicación simplificada y extranjeridades culturales. Embellecimiento estratégico de la ciudad como traducción al lenguaje del valor y experiencia-equivalencia del turista. Velocidad en la circulación, para separar y no detenernos. Ciudades y comunicación deben, preocupantemente, ser analizadas desde la crítica ideológica y la mirada clasista. Porque ambas están siendo producidas por todos y apropiadas por algunos.

El conflicto, la idea del presente como una tensión no resuelta parece imposible de comunicar. Tal vez sea justamente ese el hilo del que podemos agarrarnos para mantener la crítica en tiempos que intentan presentarse como simples y amigables: pensar, como sostiene Derrida (1995) en la espectralidad del conflicto de clases, sus formas de presencia-no presente, y en particular, su amenaza tan presente-ausente en nuestras ciudades, que debe ser continua y activamente borrada. Eso, las huellas del trabajo ideológico de su borradura, en la ciudad de Córdoba y quizás en otras ciudades que están atravesadas por las mismas lógicas del capital que operan de manera desigual /pero combinada/ configuran pistas, huellas, rastros y surcos de una historia que por viviente, se sigue manifestando y requiere de un pensar/sentir/actuar que se asuma interpelado, en tanto necesario primer espacio/tiempo para volver a intentar tramar alguna forma de colectivos sociales -en momentos de miedo, encierro e incertidumbre-.

Notas

1. La investigación en curso, dirigida y codirigida por las autoras de este artículo, fue financiada por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Córdoba, y se titula "Producción del escenario urbano cordobés y sus transformaciones: continuidades y discontinuidades en las disputas urbanas (2018-2021)". Como antecedentes, también financiados por la UNC, citamos: "Urbanismo estratégico de la ciudad y conflictos: identificación y caracterización de experiencias de disputas urbanas en Córdoba Capital (2016-2017)"; "Embellecimiento Estratégico de la Ciudad: Identificación y Caracterización de Patrones de Circulación en Córdoba Capital" (2014-2015); "Urbanismo estratégico, experiencias de habitabilidad, circulación y desplazamiento en la ciudad. Indagación sobre vivencias/experiencias de las clases subalternas, Córdoba (2012-2013)"; "Urbanismo estratégico y segregación clasista. Identificación y descripción de algunas imágenes y vivencias de las alteridades de clase en el espacio urbano cordobés. (‘ciudades-barrios’, 2007)" y "Subjetividades y contextos de pobreza. Deconstrucción de políticas habitacionales en el traslado de familias a nuevas ‘ciudades/barrios’ de Córdoba". (2005-2006)

2. A la hora de tematizar las clases sociales, recuperamos los desarrollos de Adrián Piva (2008), por lo cual las clases sociales -desde una mirada marxista- no deben ser confundidas con las clases en sentido sociológico. Piva afirma que la mirada sociológica, así como los abordajes marxistas estructuralistas, intentan definir a cada agente individual por su ubicación respecto de los medios de producción, o por su condición salarial. Piva sostiene, en cambio, que las clases son relacionales, y que esa relación de clases atraviesa desigual y complejamente a sujetos empíricos situados en contextos históricos definidos.

3. Programa financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo, orientado a la construcción de viviendas para sectores populares. Este programa se desarrolló con iguales características en la ciudad de Córdoba (Argentina) y San Pablo (Brasil). Alrededor de 320 familias que residían en villas céntricas y otras más de 3.000 en villas "pericentrales" fueron llevadas hacia zonas alejadas.

4. "Villa" o villa miseria, es el nombre que suelen tener en Argentina los asentamientos urbanos informales. Similar a la palabra "favela" del portugués, hablan generalmente de territorios con familias de bajos ingresos, con casas de variada consolidación en la construcción, sin propiedad dominial de la tierra, y generalmente con condiciones precarias de infraestructura y servicios urbanos.

5. Por ejemplo: Barrio Ciudad de los Cuartetos, Barrio Ciudad de Mis Sueños, Barrio Ciudad Sol Naciente, Barrio Ciudad Parque Las Rosas, Barrio Ciudad Evita, etc.

6. Una línea en torno a estos otros movimientos es trabajada por Svampa (2001, 2004). También ver Boito, Cervio y Espoz, 2009; Boito, Espoz y Sorribas, 2013.

7. Así se denominan en Córdoba las empresas dedicadas a la construcción privada de viviendas, edificios y otro tipo de edificaciones. Incluso, la Cámara Empresarial de Desarrollistas Urbanos de Córdoba (CEDUC) es una entidad de gran poder político/económico. Ver página web: https://www.ceduc.com.ar/

8. La página web de la empresa es: https://www.grupoproaco.com.ar/

9. https://pocito.com.ar/

10. https://www.grupodinosaurio.com/

11. www.lavoz.com.ar/ciudadanos/pacifico-traslado-de-villa-maternidad

12. https://viapais.com.ar/cordoba/584975-villa-la-maternidad-se-lleva-a-cabo-el-desalojo-sin-mayores-incidentes/

13. https://viapais.com.ar/cordoba/264658-puente-letizia-reubicaran-a-16-familias-de-villa-la-maternidad/

14. La Municipalidad de Córdoba lanzó un programa de cuidado y concientización en barrios populares, contra el COVID-19, llamado "Nos cuidamos en el barrio". El Gobierno nacional lanzo un programa similar, llamado "El barrio cuida al barrio". Para más información ver https://www.argentina.gob.ar/noticias/se-lanza-el-barrio-cuida-al-barrio-frente-la-pandemia-del-covid-19 https://www.cordoba.gob.ar/2020/05/26/nos-cuidamos-en-el-barrio-un-programa-que-busca-proteger-las-zonas-blancas-de-la-ciudad/

15. El Estado provincial desarrolló numerosas obras como las que enumeramos, principalmente a partir del año 2009, que modificaron en términos estético-políticos y urbanos la zona céntrica y el sector de Nueva Córdoba. Muchas de esas transformaciones, presentadas bajo ideologemas como "puestas en valor" o "recuperación" implicaron la transformación de espacios pùblicos en entornos protegidos de recreación y consumo, con una lógica fuertemente mercantilizada y espectacular. De hecho, muchas de las obras fueron llamadas "Del bicentenario" porque se inauguraron cerca del año 2010, a doscientos años de la independencia del país. Estos lugares, orientado al turismo, recuperan un tipo de historia –religiosa y colonial principalmente- y la combinan con construcciones modernas y con la centralidad de luces de colores que pasan a ser la "marca" –en término del llamado citybranding- de la ciudad. Esas luces que "iluminan" un pasado, una ciudad, y un tipo de experiencia urbana que merece ser valorada. Ver por ejemplo: https://www.lavoz.com.ar/espacio-de-marca/cinco-construcciones-que-transformaron-el-paisaje-de-la-ciudad/

16. Ambas autoras han participado del Proyecto de Trasferencia de Resultados de la Investigación (PROTRI) 2015, dirigido por la Dra. Corina Echavarría, titulado: "Una Mirada sobre las Transformaciones Urbanas que afectan Nuestros Barrios". Resolución 038/2016 del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba, 2 de agosto de 2016. También del PROTRI "Territorio, convivencia y participación en Alberdi. Una estrategia comunicativa expresiva (Córdoba, 2013)", Res.00058, 29 de octubre de 2013. Y con anterioridad, con miembros de cooperativas y asociaciones civiles de vivienda que formaron parte de la Unión de Organizaciones de Base por los Derechos Sociales. PROTRI: "Diagnósticos Sociales desde las capacidades expresivas/creativas de organizaciones territoriales de la ciudad de Córdoba", Director: Scribano, Adrián Oscar, PROTRI MinCyT, Cba., Res.000240, 16 de diciembre de 2010.

17. En los proyectos de investigación y transferencia hemos estudiado y acompañado a organizaciones en cuatro barrios pericentrales: barrio Güemes, Alberdi, San Martín y San Vicente.

18. https://www.cadena3.com/noticia/cordoba/guemes-el-barrio-que-combina-artesania-y-gastronomia_282866

19. "Cordobazo" es el nombre que se le dio a la jornada del 29 y 30 de mayo de 1969, en que la población de Córdoba, en especial obreros y estudiantes, protagonizaron un levantamiento contra la dictadura militar que gobernaba el país. Se considera, además, que estas jornadas marcaron el comienzo del fin del gobierno del Gral. Onganía.

20. Sandro Mezzadra (2007) refiere a la subsunción material, semántica y vital del hombre al capital como una "traducción homolingüe": es el lenguaje del capital el que traduce la vida –y no solo el trabajo- en su propia lógica. El autor afirma: "(…) el lenguaje del valor (el valor de cambio en su pura forma lógica) es la estructura semántica, y sobre todo la gramática, de esta dimensión, que se reproduce mediante una versión intensificada de lo que Naoki Sakai llamaría ‘interpelación homolingüe’(...) el capital se dirige a la multiplicidad de lenguajes (esto es, de formas de vida, de relaciones sociales, de ‘culturas’) que se encuentra en el despliegue y codificación de sus heterogéneas ‘cadenas de valor’, imponiendo que se adecuen al lenguaje del valor. El capital puede tolerar, incluso promover, un alto grado de hibridismo y multiplicidad de diferencias, tal como han sugerido Michael Hardt y Antonio Negri: pero la estructura semántica se mantiene "homolingüe" en tanto en cuanto es el lenguaje del valor el que la domina. (Mezzadra 2007: 2)

21. En la apertura de sesiones legislativas durante los dos ùltimos años, el gobernador justicialista Juan Schiaretti ha afirmado que la inclusión digital es la justicia social del siglo XXI. Esto adquiere un peso mayor en pandemia, como ya anticipaban los situacionistas que de lo que se trata/ba/ es de "vaciar la calle, prometer la circulación" (ahora en redes). La referencia de Ludovico Silva (1971) a los medios de comunicación como medios de transporte es más que pertinente y productiva descriptiva y analíticamente en este contexto: se hacen puentes y carreteras, crecen los Km de fibra óptica. Se trata de conectividad de cuerpos, mercancías e ideas que se desplazan en autopistas de la información (material) y en autopistas urbanas (material). Infraestructuras puras y duras en este tiempo del captalismo espectacular integrado, sensu Debord (2006).

22. Existen otros ejemplos que podríamos recuperar para referir a los cambios urbanos que privilegian la velocidad sobre la habitabilidad. Uno de ellos, enigmático pero ya desarrollado por otras autoras, es el del Nudo Vial El Tropezón. Ver por ejemplo: Álvarez, M.A; Michelazzo, C. (2017). "Segregación urbana, visibilidad y experiencias jóvenes. De muros y murales." Actas del XXXI Congreso ALAS. Las encrucijadas abiertas de América Latina. La sociología en tiempos de cambio. Montevideo. Diciembre 2017.

23. Refiere a un anillo de circulación rápida que rodea a la ciudad de Córdoba, que se ha realizado y se reedita como otra forma de los bucles de encierro en otras ciudades del país y del mundo.

24. https://twitter.com/jschiaretti/status/1100736865190268928

25. Barrio ubicado al Este del centro, a unas 15 cuadras del mismo, lindante a Barrio General Paz y el Río Suquía. Es un sector caracterizado por amplias casonas de más de una planta y jardín al frente. Sus calles son anchas, arboladas y tranquilas.

26. El titular de la Dirección Provincial de Vialidad, Osvaldo Vottero, aseguró que el puente Leticia no implicará una unión de Juniors con la Costanera y con San Vicente. "Bajo ningùn aspecto habrá una bajada que dé conectividad directa entre la costanera y el barrio", aseguró literalmente el funcionario, despejando las dudas e inquietudes de los vecinos de Juniors sobre la obra. http://revistala24.com.ar/2018/03/11/la-provincia-reitera-que-el-puente-letizia-no-bajara-hasta-barrio-juniors/

REFERENCIAS

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