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Documentos y aportes en administración pública y gestión estatal

versión On-line ISSN 1851-3727

Doc. aportes adm. pública gest. estatal  no.19 Santa Fe jun./dic. 2012

 

ARTÍCULOS

Neoliberalismo y crisis actual1

Jamie Peck
Universidad de British Columbia (Vancouver, Canadá)


RESUMEN
El artículo discute algunas de las características del neoliberalismo actual para entenderlo como un proyecto complejo y cambiante, cuya sustentabilidad política y económica se reinventa constantemente y cuya gobernanza y espacialidad es necesario reinterpretar si se quiere avanzar en alternativas viables. Con base en la crisis financiera reciente, se discuten principalmente tres aspectos centrales interrelacionados: primero, las características polimórficas del neoliberalismo como un proceso en transformación; segundo, la manera en que podría actuarse ante ese proceso neoliberal a partir de tomar algunos aportes de Polanyi que permitan comprender su dinámica; tercero, las características que asumen las políticas actuales bajo el proceso neoliberal, algunas de las cuales podrían convertirse en alternativas viables a largo plazo.

PALABRAS CLAVE: Neoliberalismo; Crisis; Prácticas políticas.

ABSTRACT
The article discuss the characteristic of the current neoliberalism to understand it as a changeable and complex project whose economic and political sustainability is continuously reinvented and whose governance and spatiality is in need of being understood differently, if a viable alternative is to be constructed. Taking the recent neoliberal crisis as a point of departure, it discusses three main and interrelated aspects: firstly, the polymorphic characteristics of neoliberalism as a process in transformation; secondly, the way in which it could be acted against this neoliberal process by bringing some contributions from Polanyi back into the analysis so as to understand neoliberalism's dynamics; thirdly, the characteristics of some current policies taking place under neoliberal process, some of which could became viable alternatives in the long term.

KEY WORDS: Neoliberalism; Crisis; Political practices.


1. INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo voy a centrarme en el tema del significado del neoliberalismo y su interpretación. Sostendré que, aunque puede sonar como un tema semántico, de definición, es al mismo tiempo un tema político. Tratar de entender la naturaleza del proyecto neoliberal es algo con lo que hemos estado luchando durante muchas décadas, tantas como las que el neoliberalismo ha estado en el mundo. El hecho de que hasta hoy el concepto del neoliberalismo sea algo complejo nos dice algo con respecto al desafío de entender la gobernanza neoliberal. Por lo tanto, quisiera centrarme en una serie de reflexiones que podríamos llamar «el presente extendido del neoliberalismo». Esto es, la vida después de la muerte del neoliberalismo emergente luego de la última crisis financiera del 2008. Y me parece que esto podría presentar nuevas preguntas en cuanto a la sustentabilidad política del proyecto neoliberal.

También quiero criticar los conceptos del neoliberalismo que surgieron desde la izquierda. El neoliberalismo es un término que en general han utilizado los críticos de la izquierda para referirse a otros pero no como un término adoptado por los mismos políticos neoliberales. Es un término que se usa para acusar a alguien diciéndole «eres un neoliberal». Creo que esto también significa que en la izquierda tenemos una comprensión limitada de la complejidad del neoliberalismo. Suponemos, con bastante complacencia, que las contradicciones del neoliberalismo son tan profundas que éste va a colapsar por su propio peso. Es decir, en la izquierda predecimos permanentemente crisis nuevas que van a ser fomentadas por el neoliberalismo y siempre estamos esperando que el neoliberalismo colapse. El problema, o las preguntas, serían: ¿por qué el neoliberalismo sobrevive? ¿Por qué todavía no colapsó? ¿Por qué la crisis se ha diferido repetidas veces?

Desde la izquierda se predijeron tres de las últimas diez crisis del neoliberalismo y, sin embargo, el problema de diagnosticar la vulnerabilidad del mismo sigue siendo un problema serio. No nos podemos esconder detrás del hecho de que es un proyecto que va a generar una crisis, sino que debe reconocerse que sigue vivo a pesar de todas las crisis y de todas las contradicciones que tiene implícitas. Entonces, me parece que el desafío que enfrentamos es explicar lo tenaz que es el neoliberalismo.
Pero, ¿cómo pensar más allá del presente neoliberal? Quiero sugerir que no podemos sencillamente pensar en términos o distinciones binarias, por ejemplo, entre neoliberalismo y posneoliberalismo. El posneoliberalismo ha sido declarado en varios países latinoamericanos, pero decirlo no implica lograrlo. Igualmente simple es la distinción entre neoliberalismo y resistencia, como si lo único que existiera fuera del neoliberalismo fuese su resistencia al proyecto. Esta distinción binaria simplifica demasiado las cosas. Tenemos que entender la complejidad del neoliberalismo y necesitamos entender el mundo que está más allá del alcance del neoliberalismo que también es complejo y dinámico. Tenemos que pensar entre este mundo y un universo complejo. El desafío es intentar confrontar la realidad del neoliberalismo, entender su hegemonía sin deslizarnos hacia el fatalismo de que va a vivir para siempre y, por lo tanto, de que no hay alternativa posible. Sin tampoco deslizarnos hacia su negación, trabajando en un proyecto local independiente y olvidando el neoliberalismo. La propuesta es que hay que trabajar con la hegemonía del neoliberalismo sin caer en el fatalismo o en la negación sino luchando con su tenacidad.

Así, si miramos el Mapa 1 del neoliberalismo, podemos observar que en 1980 el mundo neoliberal estaba compuesto por una cantidad de experimentos nacionales-neoliberales, con gobiernos en Chile, en los Estados Unidos (bajo el gobierno de Reagan), en Inglaterra (con gobierno de Margaret Thatcher) y en Nueva Zelanda. En el mapa se puede observar que cada experimento se encuentra aislado del otro pero todos tienen en común una gestión económica neoliberal.

Mapa 1: El neoliberalismo en los 80

¿Qué pasó desde 1980? ¿Adónde fue el neoliberalismo? En el Mapa 2 se lo representa. Hoy en día podemos decir que está en cada rincón del planeta, parece ser omnipresente. Y esto sugeriría que existen muchos desafíos para los geógrafos en cuanto a explicar y entender su compleja espacialidad. No podemos decir que el mundo es una manta neoliberal, necesitamos explicaciones más sutiles para poder entender que el neoliberalismo está en todos lados y que en todos lados puede adquirir una forma determinada.

Mapa 2: El neoliberalismo en los inicios del siglo XXI


Otra cuestión que me interesa destacar es el uso del término neoliberalismo en la literatura de las Ciencias Sociales. En el Gráfico nº 1 podemos ver el empleo de la palabra en inglés. El color verde de las barras representa su utilización en las revista de Geografía. A medida que pasa el tiempo, el neoliberalismo, como palabra importante y elemento explicativo en las Ciencias Sociales, aparece recién a fines de los años 90. Mientras tanto, ha habido neoliberalismo en el mundo real desde la década de los 70 más o menos, y como concepto circula desde 1920. Por lo tanto, este fenómeno ha estado en el mundo desde hace mucho tiempo, mucho antes de ser nombrado en las Ciencias Sociales. Desde fines de los 90 vemos un aumento explosivo en su uso para nombrar a distintos desarrollos contemporáneos. En algunos aspectos, el neoliberalismo es la explicación para todo lo que pasa en la sociedad, en la economía contemporánea. Este aumento tan importante en el empleo de la palabra nos invita a preguntarnos: ¿por qué aparece tan tarde y de esta manera?

Gráfico 1: El surgimiento del neoliberalismo como un significativo científico social


Como una palabra importante, emerge luego del debate sobre la «globalización», con posterioridad a la caída del muro de Berlín, cuando el capitalismo -y los americanos- parecía haber triunfado. En ese sentido, el neoliberalismo fue un término que permitió hablar de este triunfalismo, de este americanismo, de esta regla del mercado, porque el mismo habla y llama la atención sobre el contenido político del proyecto de globalización. Entonces, el neoliberalismo aparece tardíamente como palabra en la literatura de las Ciencias Sociales, después de debatir la globalización.

Voy a tomar algunas palabras prestadas de Stuart Hall, quien presenta una lectura muy astuta del término neoliberal. En un artículo reciente de la revista Soundings nos dice:

«El término no es un término satisfactorio. Los críticos intelectuales dicen que el término reúne demasiadas cosas para merecer una única identidad, es reductivo, sacrifica atención a las complejidades internas y la especificidad histórica. (...) Sin embargo, hay suficientes características comunes para garantizar que nos de una identidad conceptual provisoria. (...) Además, llamar neoliberalismo es una necesidad política para dar un contenido a la resistencia, un enfoque». (Hall, 2011:10)

La hegemonía -dice este autor- nunca es un proyecto completo, no es un estado de ser, es un proceso sobre el que se debe trabajar constantemente, mantenerlo, renovarlo, revisarlo, en la ambición, la profundidad, el grado de ruptura con el pasado, el impacto en el sentido común; el neoliberalismo constituye un proyecto hegemónico (Hall, 2011:26).2

Me parece que esta manera de pensar del neoliberalismo es muy valiosa, reconoce su presencia dominante, hegemónica y también que es una hegemonía producida socialmente; hay activistas detrás del neoliberalismo y además es siempre un proceso incompleto, siempre está sostenido políticamente y, por lo tanto, es formidable, tiene un alcance enorme, pero al mismo tiempo tenemos que entender la manera en que se produce y se reproduce este proyecto. Y éste es el desafío que aquí quiero discutir.

Para ello, me referiré a tres aspectos. El primero tiene que ver con la crisis de Wall Street y con lo que podría caracterizarse como una interrupción del servicio ideológico que modificó la operatoria normal del neoliberalismo y alteró -una vez más- su morfología. El segundo corresponde a cómo podemos caracterizar correctamente al neoliberalismo, o bien cómo podemos definirlo. Finalmente, desarrollaré dos sugerencias sobre las cuales podemos pensar y actuar más allá de la hegemonía neoliberal: por un lado, me gustaría trabajar sobre los aportes de Karl Polanyi, quien nos ofrece recursos intelectuales para pensar más allá del presente neoliberal y nos da un marco muy provocador para considerar otras categorías. Por otro, realizaré algunos comentarios sobre la práctica de las políticas, una producción mundana de políticas debajo de sistemas neoliberales o más allá de sistemas neoliberales y que nos puedan llevar a pensar este presente neoliberal que vivimos.

2. LA CRISIS DE WALL STREET COMO LA INTERRUPCIÓN DEL SERVICIO IDEOLÓGICO

El editor de The Guardian, un periódico izquierdista inglés, comentó que la crisis de Wall Street fue una interrupción del neoliberalismo durante seis meses. Desde el crash de setiembre de 2008 hasta la cumbre del G20 en abril de 2009, hubo una desorientación ideológica en el mundo. Las personas que trajeron la revolución neoliberal, los economistas de Chicago y los líderes políticos del mundo no sabían qué respuesta dar a la crisis ni tampoco cómo explicarla.

Hubo una etapa de confusión, de pánico, y sin embargo muy rápidamente vimos una reversión hacia distintas formas de presente neoliberal; el programa se booteó, se reinició, como un software, y quedamos nuevamente ante un período neoliberal. Este tiempo de confusión en todo el mundo provocado por la crisis de Wall Street es muy revelador. No es que después de la crisis se retomaron los mismos servicios ideológicos sino que hubo cambios importantes. Hubo muchos electores que se pasaron a la izquierda, como en Estados Unidos y en el Reino Unido. En realidad, se fueron hacia la derecha, se hicieron más de derecha, se declaró una nueva era de austeridad en toda Europa, y hubo mucha resistencia a estas medidas de austeridad, sobre todo en el norte global. La política económica se caracterizó por economistas como Paul Krugman, por la incapacidad de responder a la crisis que produjo desempleo y el problema de las hipotecas que se tornaron impagables, y lo que podía esperarse simplemente era que la austeridad trajera nuevamente crecimiento económico. Paralelamente, vemos una robustez de lo que se llamó el capitalismo de Estado en países como China o Brasil, que realmente manejaron la crisis mucho mejor que los países neoliberales del norte global.

O sea, surgió una cantidad de preguntas nuevas después del crash de Wall Street. Algo muy prevalente en el momento de la crisis financiera fueron las comparaciones hechas por comentaristas de la izquierda acerca de que era como el momento de la caída del muro de Berlín. Lo escuchamos de un historiador famoso como Eric Hobsbawm, también de economistas líderes como Joseph Stiglitz, o de activistas como Naomi Klein. Todos compararon el crash de Wall Street con el momento del colapso de una ideología. En 2008, mientras observaban el colapso inmediato del neoliberalismo sugirieron en medio del crash de Wall Street: «Es como la caída del muro de Berlín». Pero ahora vemos que fue un error de interpretación.

Quiero hacer tres observaciones que, me parece, explican por qué leyeron mal la naturaleza del neoliberalismo y de la crisis:

  • La comparación entre la crisis de Wall Street con la caída del muro invoca esta idea singular del big bang, de un colapso de un sistema monolítico. En realidad, el neoliberalismo es polimórfico, muy complejo como fenómeno, no existe con una sola forma, es distinto en Argentina, en Brasil, en los Estados Unidos, en el Reino Unido. No hay un neoliberalismo único sino que tiene muchas formas híbridas, por lo tanto no va a colapsar como proyecto único porque no existe como proyecto único; y en ese sentido es muy diferente de lo que pasó con la caída del muro.

  • La metáfora del muro de Berlín sugiere que hay un muro que separa al neoliberalismo de otros. En esto tampoco estoy de acuerdo, creo que es un concepto erróneo. El neoliberalismo no vive apartado de proyectos alternativos sino que se mezcla con las alternativas, tiene una forma de gobernanza que muta, que cambia. Siempre hay una mezcla con otros sistemas. En ninguna parte del mundo el neoliberalismo existe solo ni por sí mismo porque no puede hacerlo. No podemos decir simplemente que el neoliberalismo es una criatura de los Estados Unidos que está como encerrada dentro ese país y que se impuso en otros. Sabemos que puede coexistir con el comunismo estatal chino, con los Estados en desarrollo, y con muchas otras formas. Trabaja junto con otros sistemas. No existe por sí mismo, es decir, no hay un muro que lo separe de otros mundos no-neoliberales. Es una separación bastante borrosa, híbrida. Una de las preguntas más importantes para los opositores es: ¿qué hay del otro lado del muro? ¿Qué pasó cuando colapsó el socialismo en 1989? Del otro lado del muro había una forma expansiva de capitalismo que rápidamente ocupó Europa del Este y la esfera soviética y una cantidad de experimentos de shock neoliberal que se impusieron en lo que antes era de la República Soviética; entonces, la respuesta puede ser que cayó el muro de Berlín y del otro lado había un proyecto expansivo. En tanto, cuando el neoliberalismo caía temporalmente en 2008, ¿qué había del otro lado del muro? ¿Había una alternativa expansiva con otro paradigma que estaba tratando de aprovechar el momento? La respuesta es no. Había una serie de disputas locales y alternativas locales pero ninguna traccionó nada dentro de la crisis. Lo más importante, lo más crucial, fueron los argumentos acerca de tratar de volver al mundo keynesiano. Esto lo hicieron Stiglitz, Krugman y otros economistas. Pero ése no fue un aspecto ideológico muy importante, se trató de propuestas moderadas. La izquierda extrema no pudo articular nada en ese momento. Hubo silencio, por eso es que tenemos que considerar que el terreno ideológico dominado por el liberalismo no ve muchas alternativas en este momento, no se encuentra con un competidor global. Se encuentra con resistencia local pero no con una alternativa global. Para mantener la metáfora, podríamos decir que hay un vacío del otro lado del muro.

  • Basándonos en lo expuesto anteriormente, digamos que el neoliberalismo tiene que ser entendido como una criatura que se adapta a las crisis. Los hacedores de políticas explotan las crisis y sus condiciones para proponer nuevos aspectos de reforma neoliberal, las utilizan como una reinvención del neoliberalismo. Eso fue lo que sucedió cuando nos despertamos de la crisis de Wall Street y ahora vemos formas que son peores y más agresivas que sus predecesoras. Es lo que estamos viendo en Europa, donde parece haber una presión neoliberal mucho más fuerte que antes.

3. EL NEOLIBERALISMO ZOMBI

De acuerdo con lo que comentamos, es dable pensar, como Neil Smith, un famoso geógrafo, que el neoliberalismo puede estar muerto en esencia pero seguir dominante después de la crisis global. O, mejor aún, yo preferiría decir que representa una forma de gobernanza zombi, de muertos vivos. En ese sentido, el neoliberalismo puede representar una falla de liderazgo intelectual y moral si pensamos en la escuela de Chicago, como los teóricos de las elites que decían que el neoliberalismo era bueno. Ahora no los escuchamos tanto a ellos, pero son zombis, y los zombis están muertos del cuello para arriba. Es la función mental la que muere, el resto del cuerpo sigue moviéndose y provocando daño, y creo que esto es exactamente lo que estamos viendo actualmente.

A nivel moral e intelectual, el neoliberalismo parece estar quebrado; sin embargo, el monstruo sigue moviéndose, sus miembros, sus brazos, sus piernas continúan provocando daños bastante importantes. Por eso es que los llamo zombis, sus miembros siguen moviéndose y se reaniman por alguna forma de memoria muscular tecnocrática que conduce a la preservación de las elites tecnócratas. Hay incluso ciertas explosiones de violencia social, como si los zombies atacaran los problemas de la sociedad.

Otra de las cosas que sabemos de los zombis es que, además de no tener capacidad mental, hacen lo mismo una y otra vez... (Figura 1). Y eso es lo que está haciendo el neoliberalismo actualmente. Escuchamos nuevamente las historias de privatización, achicamiento del Estado, regulación, la importancia del rol que juegan las fuerzas del mercado, etc. Esto es, son los zombis que repiten el mismo movimiento. Me parece que esto es parte de la estructura interna del Estado neoliberal, que explica por qué hay zombis entre nosotros y por qué esas actividades están alineadas con los circuitos primarios del poder corporativo financiero y político.

Figura 1

El neoliberalismo como proyecto sirve a los intereses del poder corporativo. Las elites financieras y políticas y su poder no han sido quebrados por las crisis, al contrario, son una fuente para reanimar el proyecto. Esta dominancia de zombis se ve reforzada por condiciones globales de sobreacumulación, austeridad pública, endeudamiento, búsqueda de crecimiento y la competencia de políticas proteccionistas. Es un ambiente donde los zombis pueden florecer, donde los argumentos neoliberales tienen mucha atracción, como por ejemplo cuando se indica que: «Hay que reducir el Estado porque no podemos darle bienestar a nuestros ciudadanos»; «Hay que competir a nivel global». Estas condiciones muestran que los conceptos neoliberales están ganando. Los zombis recorren el planeta, pero en muchos aspectos podemos decir que tienen una conducta diferente. Vamos a tratar de explicarla.

4. CARACTERIZANDO AL NEOLIBERALISMO

En este punto quiero caracterizar al neoliberalismo en términos más analíticos. Aquí voy a hablar de una carta que el economista Keynes escribió a Friedrich von Hayek, el abuelo del neoliberalismo, en 1944. Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando Keynes leyó el famoso libro de von Hayek, The road to serfdom, le escribió una carta donde le explicaba qué pensaba del texto. Si bien es importante reconocer que le gustó, se hizo una pregunta que para mí va al núcleo del problema neoliberal de hoy en día. Keynes diagnosticó la falla principal del argumento de Hayek. En 1944 escribió:

«Usted admite saber dónde trazar la línea en cuanto al rol del Estado en la economía. Usted está de acuerdo en que la línea debe ser trazada en algún lado, que el extremo lógico no es posible. La sociedad de Estado 0 (cero) o la sociedad de Estado 100 por ciento, es imposible. Pero no nos indica dónde trazar la línea, entre el Estado 0 y la economía. Es cierto que usted y probablemente yo, la trazaríamos en lugares diferentes, pero usted subestima en gran medida la practicabilidad del término medio. Es decir, distintas formas de intervención económica que se asocia muchas veces con el keynesianismo. Tan pronto como usted admite que el extremo no es posible, su argumento termina porque intenta persuadirnos de que tan pronto como nos movamos una pulgada de la dirección planificada ya estamos necesariamente lanzados en un camino resbaloso que nos va llevar, antes o después, al precipicio». (Keynes to Hayek, junio de 1944)

Es decir, Keynes diagnosticó en este texto fundador del neoliberalismo lo que fuera una licencia para tener una marquetización infinita sin tener un punto donde pararnos sino un movimiento constante hacia los mercados libres, alejándonos del Estado, sin reconocer el rol positivo del Estado en ninguna parte. Esto captura el espíritu central del neoliberalismo, el hecho de que nos lleva en una dirección pero no nos dice dónde parar, no nos dice dónde trazar la línea, no nos dice cuándo dejar de desmantelar el Estado sino que, como los zombis, nos dice que tenemos que seguir haciendo eso una y otra y otra vez.

Esto nos lleva a lo que yo quiero decir desde el punto de vista analítico del neoliberalismo. Considero, siguiendo a Polanyi, que el neoliberalismo es una utopía loca, inspira un tipo de política que muestra una dirección pero no un destino; nunca vamos a llegar al mundo neoliberal en el cual los neoliberales quieren vivir, donde hay mercados absolutos y puros; es una visión utópica a la cual, aunque empujan en esa dirección, nunca llegamos, nunca llegamos a ese mercado libre, a ese paraíso del mercado libre. Sin embargo, como tienen una visión utópica que los inspira y que les da un sentido de hacia dónde ir, cuando un político se levanta a la mañana sabe hacia dónde caminar y hacia dónde empujar: empuja en contra del Estado y a favor del mercado, día tras día. Esto -lo notó Keynes- no va a terminar nunca, va a seguir siendo permanente porque es un sistema que opera de esa manera.

También podemos decir que el neoliberalismo existe únicamente en formaciones discrepantes, no hay una trayectoria que vaya hacia o que venga desde una forma pura. No hay un experimento puro a partir del cual se desarrolla el neoliberalismo sino que es un experimento mixto. Tampoco hay un lugar adonde podamos llegar en cuanto a un neoliberalismo puro; el neoliberalismo, al contrario, vive en un terreno mezclado con otras cosas. El experimento de Pinochet fue una mezcla, e igualmente lo fue el de Thatcher; y en otros experimentos contemporáneos podemos encontrar las mismas mezclas discrepantes, no hay una trayectoria clara hacia el establecimiento de un neoliberalismo puro porque es un destino imposible. Esto es una noticia buena para aquellos a los que no nos gusta el neoliberalismo porque nunca vamos a llegar a ese lugar horrible al que nos quieren llevar.

El problema es que ha generado algo terrible en la sociedad mientras trataba de llevarnos hacia esa visión pura, y lo seguirá haciendo hasta que se encuentre con una fuerza opuesta que nos conduzca en dirección contraria. Esto significa que el neoliberalismo nunca existió por sí solo sino siempre en una cantidad de matrimonios infelices, con democracia en Europa occidental, con el conservadurismo americano en los Estados Unidos. Había mucha visión conservadora y mucha visión neoliberal en los Estados Unidos dentro del partido republicano y hay muchas divisiones allí. También encontramos rasgos en China, junto con un comunismo estatal. Es decir, coexiste, cohabita en una serie de matrimonios infelices. El neoliberalismo sólo puede existir dentro de estos matrimonios, junto a otro.

Ya indiqué que las crisis son en muchos puntos el momento de reconstrucción del neoliberalismo. Nació en la crisis del keynesianismo y se reprodujo una y otra vez en otras del presente neoliberal, como la crisis financiera, la crisis de Wall Street. Son puntos en los que se reinventó la gobernanza neoliberal, donde ésta se aprovechó de las crisis. Pero hay maneras muy sencillas de contar cómo salir de las crisis. En los 70, el neoliberalismo iba a controlar la inflación porque era la manera de salir de la crisis. Los keynesianos no tenían esta historia, sino estanflación, tenían desempleo, mucha inflación, y un proyecto que colapsó muy rápidamente, mientras que los liberales tenían una historia a partir de la cual monitoreaban las salidas. Es como si el neoliberalismo se pusiera más fuerte en las crisis.

También quiero decir que el neoliberalismo nunca se completa como proyecto. Probablemente este término no tendría que haber sido aplicado a países, a eras históricas, y tampoco a sistemas, sino a paradigmas de reestructuración. El término neoliberalismo en realidad se aplica a una forma de reestructuración, porque nunca podemos vivir en un mundo neoliberal completo. Cuando vemos el proceso de neoliberalización advertimos que es un proceso de transformación de los paradigmas, y los resultados de esta transformación son diferentes en China, en Estonia, en Francia, en Sudáfrica, etc., porque el mundo que se está transformando es diferente. Por eso este proyecto neoliberal es un proyecto de transformación de distintos mundos que tienen diversos resultados geográficos.

Otra característica es la capacidad de fallar a nivel sistémico. Las políticas fallan en forma rutinaria. Las políticas sociales, las de mercado, las ambientales, todas fallan. Pero el neoliberalismo falla hacia delante. ¿Qué significa esto? En la medida en que la hegemonía se sostiene, las soluciones a la crisis se producen dentro de un espacio muy estrecho. La solución a la crisis financiera global fue manipular las regulaciones en Londres, en Nueva York, para que fueran un poquito diferentes, tratando de calmar el crecimiento de los salarios de los profesionales de las finanzas de Nueva York. Son soluciones chiquitas, muy modestas para poder resolver la crisis.

Por lo tanto, como vemos fallas persistentes, también observamos que el neoliberalismo tiene tolerancias. Ahora tenemos lo que llamamos «la gobernanza», que es lo que los liberales han producido como solución a las fallas y a los fracasos de sus políticas. Permanentemente están ajustando el sistema de gobernanza sin darse cuenta de que el problema surge del exceso de marketización. Entonces, las soluciones a los fracasos simplemente son ajustes a las políticas neoliberales, esto es lo que domina el discurso público.

El neoliberalismo no es una plantilla fija sino un proyecto que toma nuevas formas. A principios de los 90 era muy distinto a lo que se presenta hoy en día. La Figura 2 muestra algunas de las maneras en que el neoliberalismo ha cambiado en los últimos 30 años, desde defender la privatización hasta apoyar las asociaciones público-privadas; desde imponer ajustes estructurales por parte del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional hasta hablar de la «buena gobernanza» y de las «mejores prácticas». Continúa el mismo proyecto pero con otras herramientas. Las herramientas cambian reflejando el hecho de que los primeros proyectos fracasaron. Así, pasamos de los ajustes estructurales a la buena gobernanza, de la desregulación al apoyo de algunas regulaciones en el mercado, pasamos de recortes presupuestarios a la gestión por auditoría. Constantemente cambian las herramientas de intervención. Por lo tanto, el cambio nos permite introducir el concepto de que el neoliberalismo tiene un momento creativo y uno destructivo, desmantela una cantidad de instituciones y después tiene que tratar las contradicciones del proceso y generar nuevas formas de intervención.

Figura 2

Esto significa que los neoliberales son intervencionistas infelices porque muchas veces quieren quedarse quietos y dejar que el mercado maneje las cosas pero permanentemente tienen que estar solucionado y haciendo ajustes para mejorar los problemas que crearon y lo hacen de manera permanentemente improvisada. Por ejemplo, vemos que la gobernanza neoliberal es una permanente improvisación. Esto nos lleva a una conclusión: podemos hablar de dos áreas donde se ven maneras de pensar, de actuar, más allá del presente neoliberal.

5. LA PREMISA DE POLANYI

Tengo la idea de que el neoliberalismo no alcanza a explicar todo y de que no se replica de igual forma en dos lugares diferentes. Por lo tanto, es un enemigo ideológico formidable al que debemos responder de manera constructiva. Para ello me gustaría considerar el trabajo de Karl Polanyi.

Se ha utilizado de diversos modos el trabajo de Polanyi, y muchas veces erróneamente. Un uso muy conocido ha sido en el marco de la Sociología Económica de Estados Unidos, sobre todo con Mark Granovetter, quien lee a Polanyi de una manera muy individualista desde el punto de vista de las redes sociales. La suya ha sido una lectura un tanto selectiva, pero inspiró varias olas de trabajo de sociología en redes que han sido muy productivas.

También tenemos un segundo Polanyi, más polémico, que surgió en los últimos 10 años. Las críticas tan apasionadas del fundamentalismo del mercado de Inglaterra del siglo XIX que figuran en uno de sus libros han originado muchos eslóganes en contra del fundamentalismo del mercado actual. Polanyi no previó el momento neoliberal, murió en 1964 quizá pensando que los seres humanos nunca iban a cometer los mismos errores del siglo XIX y que no iba a haber otra era de laissez faire. En eso estaba equivocado, pero en muchos otros temas creo que Polanyi nos deja un legado que nos permite repensar la segunda llegada del fundamentalismo de mercado, de su recreación a finales del siglo XX, un fenómeno que él nunca previó.

También hay un Polanyi más analítico que se conecta con un proyecto que él llamó Economía Comparativa. Un proyecto heterodoxo, de economía heterodoxa, multilateral, muy diferente de la economía neoclásica. Una economía heterodoxa que reunió a los historiadores, sociólogos, antropólogos, también geógrafos. Polanyi quería que el resto de las ciencias se reuniera bajo ese proyecto. Si bien esto aún no existe, tengo la esperanza que lo haga algún día. Probablemente sería una manera de unirnos, una manera heterodoxa de hacernos trabajar juntos con las economías feministas, antropológicas, geográficas, planificadores, etc., para producir una forma de economía más humana que la neoclásica, que enfrente las realidades en lugar de retraerse a modelos abstractos.

Polanyi de algún modo fue un pionero en la economía y constituye -para muchos- un punto de reunión para avanzar. Su economía se llamó sustantivismo, como un fenómeno económico real en lugar de cuestiones absolutamente teóricas. Otro elemento de la economía sustantivista es que todos los sistemas económicos incluyen formas múltiples de integración. Él identificó tres: el intercambio, la redistribución (muchas veces asociada con el Estado), y la reciprocidad (muchas veces centrada en el desafío). Son tres formas que conviven en cualquier economía que exista o que haya existido en la historia de la humanidad. Lo que planteó Polanyi se podría rescatar ahora para indicar que nunca vamos a vivir en un mundo comunicado completamente por el intercambio, o dominado totalmente por las fuerzas del mercado. El Estado va a estar presente de alguna manera y la economía va a estar organizada. Nunca alguno de estos elementos va a llegar a monopolizar la realidad. Esto es muy provocador porque nos lleva a pensar en las conexiones entre las distintas esferas, entre el mercado y el Estado, entre el mercado y la sociedad. Y esto es más problemático, mucho más problemático que separar las esferas y concentrarnos en una sola, como puede ser el mercado.

Por eso también Polanyi indicó que la marquetización es un proceso real pero siempre incompleto. En su análisis del mercado sugiere que éste tiende a desbordarse, a expandirse sin parar. Es lo que dijo Keynes a Hayek, porque Hayek no supo dónde trazar la línea en la liberación de las fuerzas del mercado. Es decir que hay un modo de integración expansiva que va a contaminar, a desbordar en otras formas y generar lo que él llamaba el doble movimiento (marquetización y reacciones institucionales). Polanyi dijo que estos movimientos dobles pueden ser predichos históricamente, pero no es factible predecir el contenido político o social que van a tener. Pueden ir desde el fascismo hasta el comunismo o a muchas otras manifestaciones distintas. Polanyi nos alertó acerca de que la marquetización siempre desborda y produce una respuesta social, pero las personas que están ahí, en el lugar, tendrán que darse cuenta de cuál será el contenido social de esa respuesta. Puede ser una respuesta neofachista, como en Grecia, de austeridad, o un movimiento de ocupación como en los Estados Unidos. Son reflejos sociales frente al exceso de la marquetización. Son recursos que nos da Polanyi para pensar las reacciones indeterminadas del exceso de marquetización.

También podemos concluir que las alternativas no mercantilistas en Polanyi siempre estuvieron presentes y coexistieron con el mercado. El mercado nunca llegó a una situación monopólica. Estas alternativas tienen que ser comprendidas y analizadas en términos relacionales. Hay que pensar en las relaciones: por ejemplo, entre economías alternativas, sociales y el mercado; hay que pensar en la relación entre las economías alternativas y el Estado, analizar cómo articular estas formas diferentes. La economía neoclásica solamente se centra en el mercado pero hay muchos otros proyectos alternativos que viven únicamente en la economía social. Entonces hay que teorizar las relaciones entre estas economías y sistemas más amplios. Esto nos debería llevar a pensar más allá del impasse intelectual entre el neoliberalismo y sus alternativas, de esa polarización de la que los antropólogos hablan y llaman la gran «N». Hay mucha gente que leyó mal a David Harvey, porque él dice que va a haber una conversión completa y que todo el mundo se va a hacer neoliberal, pero éste es el neoliberalismo de la gran «N», e incluso él me ha acusado de cometer el mismo pecado.

La alternativa es tener una etnografía y contrastarla con los otros estándares; creo que esto sería muy útil y que tenemos que comentar las manifestaciones específicas del neoliberalismo como un todo complejo. Me parece que Polanyi nos puede ayudar en esta tarea. Pensar la relación entre la parte y el todo, hacer un análisis holístico de este fenómeno tan complejo. Eso es lo bueno de Polanyi, que ha reconocido la complejidad y la especificidad al mismo tiempo. Esto también nos permitiría alejarnos de la polarización entre los defensores de los neoliberales y aquellos que ni siquiera quieren pensar en el neoliberalismo o la globalización, que se ponen los dedos en los oídos para hablar acerca de que apoyan una economía local que está separada del mundo, de la globalización y del poder corporativo. Es una fantasía de la izquierda imaginar que podemos vivir en estos enclaves. Necesitamos un desafío más importante. Estos enclaves tienen que poder coexistir con otras formas, esparcirse a otras áreas, pasar a otros lugares. Si podemos lograr una economía alternativa, cosa que debemos hacer, podemos hacernos preguntas más maduras con respecto a la coexistencia con el poder corporativo, con las fuerzas del mercado y con algunas áreas del Estado. Tenemos que verlas como un todo, no trabajarlas en partes. Polanyi nos da una cantidad de recursos que nos permiten pensar más allá de los caminos sin salida en los cuales nos hemos encontrado últimamente.

6. PRÁCTICA POLÍTICA

El último comentario tiene que ver con la práctica política. El hecho de hacer política es un proceso constante. La política es un terreno indeterminado. El proyecto neoliberal no defiende un menú específico sino que cambia permanentemente, cambia la herramienta de políticas. Por eso este terreno está siempre moviéndose. Si bien la ideología es bastante fija, el mundo de la política es bastante cambiante. Existe lo que se llama las regiones de políticas rápidas que dominan las conversaciones diarias. Hemos visto en las últimas décadas un nuevo circuito global que implica a consultores, conferencistas internacionales, recursos de Internet, etc. Esto significa que las políticas se hacen a nivel global y las ideas políticas «viajan» de un lado a otro cada vez más rápido. Ningún hacedor de políticas está metido solamente en debates locales sino que hay comparaciones y reflexiones en cuanto a lo que pasa en otros lugares. Estos regímenes han propagado modelos que mutan y que viajan a velocidades muy importantes. Por ejemplo, las políticas de los microcréditos y las nuevas formas que adquieren las políticas sociales. Muchas se reproducen a nivel tecnocrático, pero este mundo en el cual los modelos políticos viajan tan rápido también tiene un fracaso endémico de políticas. Las políticas fracasan y hay una demanda nueva de soluciones que automáticamente nos lleva a una reproducción de la norma neoliberal. Este proceso de turbulencia, de cambio de política, supera los límites del neoliberalismo, aunque de una manera u otra se reproduce a sí mismo. En mi último proyecto con Nick Theodore3 he trabajado las Transferencias Condicionadas de Dinero y analizado el modo en que se llevó adelante en Latinoamérica y se transfirió al resto del mundo, como modelos de políticas que se mueven en un circuito global.

Me gustaría simplemente mencionar una conclusión sobre estas transferencias de políticas. Los viajes de las políticas son bastante impredecibles. Las Transferencias Condicionadas de Dinero pasan de Latinoamérica a áfrica y de ahí a políticas cada vez menos y menos condicionadas, abriendo el debate de un bienestar sin condiciones. Por ejemplo, en Sudáfrica hay algunas agencias que están pensando en brindar dinero sin condicionamientos. Las Transferencias Condicionadas de Dinero constituyen una política social que tiene la posibilidad de trascender los límites y, a su vez, ofrece una trayectoria diferente. El Presupuesto Participativo nació en Porto Alegre y llegó a Europa y Estados Unidos para utilizarse como técnica de gobernanza participativa para la autogestión de la austeridad; o sea que se está empleando para fines políticos absolutamente opuestos a los originales. El presupuesto participativo fue muy radical y ahora se ha convertido en algo conservador. Las Transferencias Condicionadas de Dinero comenzaron como una idea conservadora y ahora están pasando a ser algo mucho más progresista a nivel social. Estas mutaciones podrían llevarnos a pensar en el fracaso del neoliberalismo de tipo big bang y a repensar la situación como atravesando un agotamiento gradual del sistema, porque las políticas fracasan una y otra vez y se van a propagando hacia otras alternativas. Esto me sugiere que hay un trabajo que realizar con los activistas y con los hacedores de políticas. Si bien es una distracción de la lucha contra el neoliberalismo, es -a su vez- un punto importante de lucha.

7. A MODO DE CONCLUSIÓN


Sugerí que el neoliberalismo está muy atrincherado, que es hegemónico pero al mismo tiempo es incompleto y re-emergente. Es un proyecto que presiona en dirección de la marquetización sin llegar nunca a destino. Estimo que entender esta debilidad del proyecto neoliberal es importante para los que quieren ir en la dirección contraria. Propuse que, en lugar de usar neoliberalismo como descripción de un país o de un momento, o de un término en el gobierno, una administración, hay que pensarlo como un análisis de la neoliberalización (como proceso) porque es un paradigma de la reestructuración del Estado, de la sociedad, que es contradictorio y que está constantemente produciendo desafíos para los gobiernos.

Hemos aprendido entonces del neoliberalismo en los últimos 30 años que es muy obstinado, que fracasa pero vuelve en una versión diferente. A pesar de todas las fallas, tiene la capacidad de readaptarse. Me parece importante reconocer este aspecto, porque si pensamos que el neoliberalismo es la caricatura de un modelo global, de un paradigma fijo del Consenso de Washington, estamos subestimándolo y subestimando la naturaleza del proyecto, que se adapta y adquiere distintas formas. Comprender ese proceso debería ayudar a entender la resistencia al neoliberalismo.

Aunque es aún muy oscuro, voy a proponer dos maniobras de análisis. Primero, después de Polanyi, tenemos que teorizar al neoliberalismo entre los demás sistemas. No debemos pretender que el neoliberalismo sea lo único que nos importa sino que tiene que ser visto como un complejo económico que ofrece otras posibilidades y que vive junto a las mismas. Siempre hay otros recursos para ir en otra dirección. Si bien los zombis repiten sus movimientos, el resto del mundo social no lo hace, y me parece que tenemos que teorizar el neoliberalismo desde ese punto de vista, poniéndolo en el lugar que le corresponde. Finalmente, sugerí que hay que trabajar en la sombra de la implementación de la política, algo que en muchas universidades no se considera muy heroico sino mundano y frustrante. Gran parte de mi vida me he dedicado a hacer este trabajo sin avanzar demasiado en vez de trabajar con temas específicos. Sin embargo, diría que pequeñas batallas pueden tener una significancia más amplia si abren un camino más allá del presente neoliberal, llevándonos a una solución más redistributiva, más sostenible desde el punto de vista ecológico. Son pequeñas peleas que pueden tener consecuencias más a largo plazo. Mantener esta batalla es más importante que esperar algún fracaso cataclísmico del neoliberalismo, como pasó con el muro de Berlín. Tal vez después de 2008 nos dimos cuenta de que el neoliberalismo no va a colapsar así sino de un modo diferente.


NOTAS

1. El artículo corresponde a la disertación del Dr. Jamie Peck, el día 15 de junio de 2012 en el Auditorio de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional del Litoral. La disertación se enmarcó en la visita académica que realizó el geógrafo al Instituto de Investigación Estado, Territorio y Economía de la Universidad Nacional del Litoral. La conferencia contó con la traducción simultánea a cargo de Diana Kreimer. La corrección y edición para este trabajo fueron realizadas por Lucas Gabriel Cardozo.

2. Hall, Stuart (2011). «The neoliberal revolution.» Soundings, 48, pp. 9-25.

3. El proyecto se denomina «Policy without borders: rethinking policy transfer», y en él se analizan dos modelos globales de políticas: las Transferencias de Dinero Condicionadas (CCT) y el Presupuesto Participativo, originadas en Latinoamérica, la primera en México y la segunda en Brasil. Ambas fueron migrando y mutando a diferentes partes del mundo. Para conocer acerca de la temática se recomiendan los siguientes artículos: Peck, J. & Theodore, N. (2012). «Follow the policy: a distended case approach.» Environment and Planning A, 44, pp. 21-30; Peck, J. (2011). «Geographies of policy: from transfer-diffusion to mobility-mutation.» Progress in Human Geography, 35(6), pp. 773-797; Peck, J. (2011). «Global policy models, globalizing poverty management: international convergence or fast-policy integration?» Geography Compass 5(4), pp. 165-181; Peck, J. and Theodore, N. (2010). «Mobilizing policy: models, methods, and mutations.» Geoforum 41(2), pp. 169-174; Peck, J. & Theodore, N. (2010). «Recombinant workfare, across the Americas: transnationalizing social policy.» Geoforum 41(2), pp. 195-208 y el libro de Peck, J. & Theodore, N. (2012). Fast policy. Minneapolis: University of Minnesota Press.



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