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Ciclos en la historia, la economía y la sociedad

On-line version ISSN 1851-3735

Ciclos hist. econ. soc. vol.20 no.39 Buenos Aires Jan./June 2012

 

LA CLASE OBRERA NO VA AL PARAÍSO: ORGANIZACIÓN Y LUCHAS EN ARGENTINA Y EUROPA

Mar del Plata, 1946-1948: ¿resistencia obrera al peronismo?

 

Agustín Nieto*

* El autor es Profesor en Historia. Egresado de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Becario Doctoral del CONICET, integrante del Grupo de Estudios Sociales Marítimos (GESMar). También es miembro de la Red de estudios sobre el peronismo, del colectivo Nuevo Topo y de la Revista de Estudios Marítimos y Sociales. Desarrolla su actividad docente en la cátedra "Estructura y Cambio Social" de la carrera de Sociología en la Facultad de Humanidades de la UNMdP. E-mail: alenieto@mdp.edu.ar

 


RESUMEN

Existen tradiciones de larga data en las ciencias sociales que han indagado las complejas relaciones entre clase obrera y peronismo. La masa crítica de investigaciones sobre esta problemática es considerablemente extensa, pero poco equilibrada. La mayoría de los estudios enfocaron prioritariamente sus análisis a "los orígenes", relegando el abordaje de la temática durante los dos primeros gobiernos de Perón. Sin embargo, en los últimos años parece que aquel desequilibrio está comenzando a revertirse. En una línea de continuidad con estas últimas investigaciones y estudios regionales, consideramos de interés realizar una reconstrucción histórica de una de aquellas hebras que hicieron al entramado de relaciones entre clase obrera y peronismo: las huelgas que se desarrollaron en la ciudad entre 1946 y 1948. A modo de hipótesis de trabajo, consideramos que en este contexto existió una alta movilización "autónoma" de las masas obreras que se correspondió con una aguda disputa por su conducción entre distintas configuraciones político-ideológicas. A la luz de esta investigación pretendemos revisitar y revisar tanto las más pretéritas como las más noveles interpretaciones de esta problemática relación.

ABSTRACT

There are longstanding traditions in the social sciences which have explored the complex relationships between working class and Peronism. The research critical aproximation on this problem is considerably large, but unbalanced. Most studies primarily focused their analysis to the "origins", relegating the approach to the theme during the first two Peronist governments. However, in recent years, it seems that this imbalance is beginning to be reversed. In a line of continuity with these latest research and regional studies, we considered very important to make a historical reconstruction of the relationship between working class and Peronism: the strikes that took place in the city between 1946 and 1948. As a hypothesis, we believe that in this context there was a high "autonomous" mobilization of the working masses that corresponded to a sharp dispute to lead the movement between different political and ideological configurations. In this research, we intend to revisit and review the old and new interpretations of this difficult relationship.


 

Introducción

Este trabajo presenta resultados parciales y preliminares de una investigación en curso1 acerca de las características y las formas que asumió la génesis, desarrollo, consolidación y crisis de un territorio social:2 la pesca en tanto rama industrial, siendo uno de los objetivos particulares de la pesquisa estudiar las luchas de obreras y obreros del pescado en relación al conjunto de las luchas locales y nacionales. Es con ese objetivo que en el presente artículo se intenta rastrear la conflictividad obrera en la ciudad de Mar del Plata durante los primeros años del gobierno del presidente Perón, así como las diversas estrategias3 desarrolladas por la clase obrera local. En este primer avance se prioriza la descripción analítica de los conflictos con la finalidad de volver observables sus rasgos distintivos, objetivo vinculado a la muy escasa producción sobre el tema.4 De esta forma, pretendemos reconstruir los procesos, fases y movimientos moleculares que se desarrollaron entre 1946 y 1948 y que implicaron desplazamientos, reagrupamientos y cristalizaciones. El criterio interpretativo de las "modificaciones moleculares" implica la transmutación progresiva de la composición precedente de las fuerzas que devienen en matrices de nuevas modificaciones.5 Es así que el itinerario que nos proponemos recorrer comienza con el triunfo de una huelga general local de solidaridad y termina cuando, un año y medio después, otra huelga general local de solidaridad dejó como saldo una derrota.

A modo de hipótesis de trabajo, consideramos que en este contexto existió una alta movilización "autónoma" de las masas obreras que se correspondió con una aguda diputa por su conducción entre distintas configuraciones político-ideológicas.

Pero, ¿cómo abordar esta densa trama de relaciones sociales? Para analizar todo este proceso de luchas partimos de la siguiente premisa: el conjunto de las relaciones sociales políticas, ideológicas, económicas, religiosas, de clase, etc., recorre tres campos de la realidad, los cuales refieren al de la lucha política, económica y teórica por la conducción de masas.6 Asimismo, cada una de estas dimensiones de relaciones sociales son productoras y productos de correlaciones de fuerzas internacionales, sociales objetivas, políticas y de partido e inmediatamente políticas (político-militares).7 Sin embargo, también necesitamos explicitar que aquellos tres campos de la realidad son productos teórico-analíticos que en el proceso histórico se dan de forma yuxtapuesta. Por lo tanto, la tarea del cientista social es determinar cuál es el elemento que tendencialmente predomina y subordina a los otros, en distintos momentos del proceso de lucha. Además, a esta complejidad general se le agrega una particular, la referente a la relación entre los procesos de dimensión nacional y los de dimensión local.8 De esta forma, a la yuxtaposición de vección horizontal se le adosa una de vección vertical.9 Dicho esto, no olvidamos que

"la realidad abunda en combinaciones de lo más raro, y [que] es el teórico el que debe identificar en esas rarezas la confirmación de su teoría, 'traducir' a lenguaje teórico los elementos de la vida histórica, y no al revés, exigir que la realidad se presente según el esquema abstracto. Esto no ocurrirá nunca..."10

En relación a los estudios que han indagado las complejas relaciones entre clase obrera y peronismo existen tradiciones de larga data en las ciencias sociales. De hecho, la masa crítica de investigaciones sobre esta problemática es considerablemente extensa, pero poco equilibrada. La mayoría de los estudios enfocaron prioritariamente sus análisis a "los orígenes",11 relegando el abordaje de la temática durante los dos primeros gobiernos de Perón. Sin embargo, en los últimos años parece que, con el aporte de algunos libros y de un gran número de artículos y ponencias, aquel desequilibrio está comenzando a revertirse.12 En una línea de continuidad con estas últimas investigaciones y estudios regionales, consideramos de interés realizar una reconstrucción histórica de una de aquellas hebras que hicieron al entramado de relaciones entre clase obrera y peronismo: las huelgas que se desarrollaron en la ciudad entre 1946-1948.

Para la reconstrucción de los conflictos abordados en este trabajo nos servimos de periódicos "locales" y de la Capital Federal. Entre los que utilizamos, contamos con la llamada prensa "comercial" y/o "independiente"; de Mar del Plata: El Atlántico (diario vespertino), La Capital (diario matutino) y El Puerto (semanal); de La Plata: El Argentino (diario) y El Día (diario); de la Capital Federal: La Nación (diario), El Diario (diario), La Razón (diario) y La Prensa (diario). Prensa política-partidaria y/o sindical; de Mar del Plata: El Trabajo (diario vespertino del Partidos Socialista local), La Mañana (peronista), Boletín de la Unión Obrera Local (órgano de la UOL); de la Capital Federal: La Vanguardia (Partido Socialista), La Hora (Partido Comunista) y Acción Libertaria (Federación Anarco-Comunista Argentina); entre otros.13

La protesta obrera en Mar del Plata hacia la segunda mitad de los 40

Entre fines del treinta y mediados del cuarenta la ciudad de Mar del Plata fue escenario de luchas obreras. Estos conflictos transitaban por un momento de amplia activación y recomposición, producto, por un lado, de la reorganización y el surgimiento de nuevos sindicatos, y por otro, de la consolidación de nuevas corrientes ideológicas en el seno de la clase obrera y la lucha por la concreción de nuevos convenios colectivos o pliegos de condiciones. Entre 1935 y 1943 en la ciudad se firmaron más de 50 convenios colectivos. Asimismo, si nos concentramos en la década del cuarenta, podemos ver que la ciudad fue escenario de múltiples conflictos obreros, como la "huelga de los Albañiles" en 1940, la "huelga del Desagüe" y nuevamente una "huelga de Albañiles" en 1941, la "huelga de la Construcción" y la "huelga del Pescado" en 1942, la "huelga de las Bicicletas" en 1943, la "huelga de los Picapedreros de Chapadmalal" y la "huelga de Colectiveros" en 1945, la "huelga de los Panaderos" en 1946, para nombrar solamente las más conocidas. Algunas de las huelgas que comenzaron siendo parciales o de una rama industrial, se transformaron en "huelga general local de solidaridad". Diversos testimonios dejan entrever que hubo más de 130 conflictos obreros durante el período. La mayoría de estas huelgas tuvo por objetivo obtener mejoras en sus condiciones de trabajo y de vida, tales como mayor salario, reconocimientos del sindicato, 8hs. de trabajo, etc.14 Sin embargo, en los años 1946 y 1947 esta activación obrera va a conocer una gran expansión y los conflictos por salarios y condiciones de trabajo van a multiplicarse, como así también la cantidad de huelgas generales y los convenios firmados. Esta situación tuvo su expresión más acabada entre agosto de 1946 y diciembre de 1947. Asimismo, a comienzos de 1948, ya clausurada la Casa del Pueblo,15 la protesta obrera comenzó a mermar y el mapa de organizaciones obreras iniciaba su metamorfosis, la Unión Obrera Local (UOL) dejaría de ser la instancia coordinadora de los distintos sindicatos de la ciudad y su lugar pararía a ser ocupado por la seccional local de la CGT. Pasemos a ver ahora algunas experiencias de protesta obrera.

Huelga en el peladero de cueros, huelga de panaderos y huelgas generales

Hacia mediados de 1946, una obrera fue suspendida en el peladero Batakis por denunciar a un capataz que la maltrataba. Ante esta situación, las obreras y obreros del establecimiento, conjuntamente con el consejo de la UOL, solicitaron una entrevista con la patronal, la cual se negó a entrevistarse y amenazó con efectuar más suspensiones y despidos, lo que motivó la declaración de la huelga. Después de haber abandonado sus tareas, el personal envió una nota en la que se informaba los motivos de la huelga y se reiteraba la solicitud de una entrevista. La patronal contestó despidiendo a cuatro obreros. En los días posteriores, militantes de la Federación Gremial Laborista (FGL) se acercaron a los domicilios de los huelguistas para instarles a la vuelta al trabajo. Esta actitud suscitó que todo el personal se reuniera en la Casa del Pueblo y denunciara públicamente las acciones de la FGL. Sin embargo, esta organización gremial le ofreció a la patronal suplantar al personal en huelga con obreros de su federación, la propuesta de la FGL fue aceptada por la patronal y, al otro día, 14 obreros fueron a trabajar al peladero de cueros bajo una fuerte custodia policial y la vigilancia armada de un grupo de militantes de la federación. La respuesta del personal en huelga no se hizo esperar, dando lugar a una intensa campaña de denuncia que logró reducir el número de "rompehuelgas". Por su parte, los obreros de las panaderías arrastraban desde el año anterior el reclamo del trabajo diurno y su oposición a la suba del precio del pan. La prolongación de este reclamo generó en el mes de julio una nueva huelga. Después de varias semanas de huelga y sin obtener ninguna respuesta por parte de la patronal, a lo que se le sumaba el conflicto de las obreras y obreros del peladero y la actuación de la FGL, comienza a perfilarse una huelga general local de solidaridad.

Es así que distintos sindicatos fueron expresando su solidaridad con los obreros y obreras en huelga. Esto motivó que la UOL llamase a una reunión general de gremios adheridos y no adheridos, en la cual se resolvió declarar una huelga general local de solidaridad por 24hs. La misma se hizo efectiva el 9 de agosto con la participación de las siguientes organizaciones obreras de la ciudad: Pintores, Plomeros y Cloaquistas, Electricistas, Cerámica, Industria del Calzado, Mosaístas, Colocadores de Mosaicos, Albañiles autónomos, Unión Chauffeurs, Obreros del Cuero, todos pertenecientes a la UOL; pero también participaron el Sindicato Obrero de la Construcción, adherido a la FONC, Sastres, Costureras y Anexos, Carpinteros, Picapedreros, obrera y obreros del peladero de cueros y Panaderos; siendo un total de 16 sindicatos. La jornada huelguística terminó con una concentración obrera y posterior asamblea en las puertas de la Casa del Pueblo, en esta última se resolvió "por aclamación" otorgarle a la patronal de panaderías y al dueño del peladero cuatro días de plazo para resolver el conflicto. En caso contrario, se comprometían a declarar la huelga general local de solidaridad por tiempo indeterminado, lo que fue comunicado por nota elevada a las cámaras patronales. Pasados los cuatro días, la patronal no había respondido la nota obrera. Sin embargo, poco antes de la reunión del comité de huelga, la patronal de panaderos se hizo presente sólo a fines de manifestarles que ignoraba los motivos del conflicto. La respuesta del comité fue la propuesta de una reunión entre las partes, ofrecimiento que no fue aceptado. Acto seguido se realizó la reunión del comité de huelga, que finalmente resolvió declarar la huelga general local de solidaridad por tiempo indeterminado a partir del lunes 19 de agosto.

El primer día de huelga general, 27 organizaciones obreras paralizaron sus tareas, a las 16hs. del día 19 de agosto se le sumaron los Obreros de Aguas Gaseosas, la Federación Gráfica Marplatense, Empleados de Ómnibus (sólo por 24hs., continuando una hora por día hasta una nueva resolución), Tranviarios (sólo por 24hs.), Empleados de Comercio (sólo por 24hs.), Portuarios (sólo por 48hs.), Hari neros (sólo por 24hs., y se comprometieron a no cargar harina para las panaderías), el personal de la cantera de Viera y de Chapadmalal (sólo por 48hs.), Ladrilleros (abandonan a la FGL y se suman a la huelga general por 48hs.) y Gastronómicos (sólo por 12hs.). La participación de la Federación Gráfica Marplatense en la huelga implicó la paralización total de la salida de los diarios locales como de toda propaganda impresa, editándose únicamente el boletín diario del Comité de Huelga.

Durante la segunda jornada la movilización obrera no mermó y se desarrollaron múltiples reuniones, asambleas y concentraciones. Una de estas reuniones, solicitada por la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP), se desarrolló en la Casa del Pueblo con la presencia de todo el comité de huelga, de la comisión de obreros panaderos, de la patronal de panaderos y de la UCIP. En la misma, se llegó a la conformación de una comisión de estudio con dos delegados por cada parte del gremio panadero, por su parte, en el peladero de cueros se desarrolló una reunión con el señor Batakis, quien se comprometía a dar una respuesta para el día siguiente. Por su parte, la FGL iniciaba acciones para desmovilizar a los obreros huelguistas, durante toda la noche hizo circular un camión parlante intentando convencer a los obreros de que vuelvan al trabajo, aunque la acción fracasó. Durante la tercera jornada de huelga se sucedieron las asambleas por gremio y generales y se reafirmó la decisión de seguir adelante con la huelga por tiempo indeterminado ya que ni la patronal panadera ni el señor Batakis respondieron satisfactoriamente a las reclamaciones de sus obreros. Durante la cuarta jornada de huelga continuaron las acciones de los militantes de la FGL y la movilización de los obreros huelguistas que colmaron las calles del centro de la ciudad. En la quinta jornada se sumaron nuevos sindicatos a la huelga, los Obreros Ladrilleros (esta vez por tiempo indeterminado), la Sociedad de Empleados de Comercio (por tiempo indeterminado), la Sociedad Empleados de Ómnibus (esta vez por tiempo indeterminado), Sociedad Oficiales Peluqueros (por 24hs.), Unión Gastronómica (por 24hs.), por último el personal de ómnibus de la empresa El Rápido (Tandil- Mar del Plata) resolvió realizar paros de 10 minutos por coche en el límite de la ciudad. También siguieron las acciones de los militantes de la FGL. En la jornada siguiente, sábado 24 de agosto, mientras la patronal mantenía su intransigencia, la Unión Tranviarios y la Sociedad de Taxis "La Patronal" se sumaban a la huelga, también se adhirieron la Sociedad Luz y Fuerza, la Sociedad de Peluqueros decidió continuar la huelga por tiempo indeterminado, los obreros y empleados de las fiambrerías se declararon en huelga por tiempo indeterminado y la Sociedad de Músicos resolvió realizar en todos los lugares donde actuaban, paros parciales de 15 y 30 minutos. De esta forma sumaban más de 30 las organizaciones, de la industria, del comercio, de la construcción y del transporte, que estaban en huelga en la ciudad. El domingo no se desarrollaron asambleas por parte de las organizaciones obreras en huelga. Por su parte, la FGL realizó un acto en la plaza Rocha donde se solicitaba a los presentes que retomaran su puesto de trabajo el día lunes. Sin embargo, en el mismo momento se declaraban en huelga el Sindicato de Repartidores de Diarios y Revistas (por 24hs.), la Sociedad de Obreros de Lavaderos, Planchados y Anexos (por tiempo indeterminado y rompiendo públicamente su vinculación con la FGL), la Sociedad de Mucamos, Mucamas, Porteros y Anexos (por tiempo indeterminado) y los lustradores de calzado (por tiempo indeterminado). Cerca de las dos de la tarde, en un comunicado policial trasmitido por radio se informaba la resolución que la FGL había tomado de dar la vuelta al trabajo y

"el auto parlante de la organización de los traidores recorría las calles a la misma hora dando la vuelta al trabajo" (Boletín Informativo, 16/09/1946).

Las acciones desarrolladas por la FGL no tuvieron repercusión y el lunes 26 el grado de acatamiento a la huelga siguió siendo alto, sumándose a la medida los empleados de cine (por 24hs.), los factureros y medialuneros (por tiempo indeterminado), los obreros portuarios (por tiempo indeterminado). Por su parte la UCIP retomó el contacto con los huelguistas y propuso una reunión entre las partes, pero la propuesta fracasó por la intransigencia de las patronales. Nuevamente los huelguistas desarrollan movilizaciones, concentraciones y asambleas. En una asamblea desarrollada en las puertas de la Casa del Pueblo se resolvió

"solicitar a todos los sectores de la localidad se plieguen al paro general por tiempo indeterminado y hacer extensivo este llamado a todo el estudiantado, para que haga causa común con el pueblo" (Boletín Informativo, 16/09/1946).

También resolvieron dirigirse a todos los sindicatos de obreros panaderos del país "a fin de considerar a la brevedad su solidaridad con el conflicto" y, por último,

"reclamar públicamente, a quien corresponda, la entrega inmediata de las panaderías a los trabajadores, a través de sus organizaciones, para que estos demuestren que es posible llevar a la práctica lo que reclaman" (Boletín Informativo, 16/09/1946).

Al día siguiente, martes 27, mientras se espera que la patronal llamase a una reunión, los marineros pescadores se adherían a la huelga por tiempo indeterminado, de esta forma la movilización obrera en la ciudad era virtualmente total. A la noche, después de una concentración obrera en la Casa del Pueblo, los panaderos son citados por la Delegación Local de la Secretaría de Trabajo y Previsión (DLSTyP) y el comité de huelga concurrió a las oficinas de la mencionada dependencia estatal. Luego de una larga discusión, los delegados obreros aceptaron la propuesta patronal ad referéndum de las respectivas asambleas.

El miércoles 28 de agosto fue la última jornada de la huelga general. 25.000 obreros y obreras esperaban frente a la Casa del Pueblo el informe del comité de huelga.  

"Al leerse el acta firmada por la patronal, que significa definitivamente la conquista del trabajo diurno, y el descanso continuado, una ovación saludó el triunfo de la huelga" (Boletín Informativo, 16/09/1946).

En relación al conflicto con el peladero de cueros, el comité de huelga informó que, según lo dicho por la DLSTyP, el señor Batakis se comprometió a dar respuesta a las demandas de su personal. Una vez leídos los informes por el comité de huelga y en base a los mismos la asamblea obrera resolvió:

1º dar vuelta al trabajo para el jueves a las 4 horas. 2º declarar nuevamente la huelga si el señor Batakis no al día siguiente lo prometido. La asamblea de panaderos aprobó lo actuado por el comité de huelga en la reunión con la patronal ya que se daba respuesta a sus demandas. 3º declarar el boicot o la huelga al comercio o establecimiento que tomara represalias con los huelguistas. 4º continuar reuniéndose el Comité hasta liquidar todo lo relacionado con la huelga general. (Boletín Informativo, 16/09/1946)

Posteriormente, la asamblea se disolvió y al día siguiente se reanudaron normalmente todas las actividades de la ciudad. El saldo fue un fortalecimiento de la UOL y un debilitamiento de la FGL, que al tiempo terminaría disolviéndose.

Huelga de los empleados del Automóvil Club Argentino, huelga de los obreros mecánicos y metalúrgicos y huelgas generales de solidaridad

Después de un largo proceso de lucha que mantuvo paralizadas las actividades en los comercios e industrias de automotores, garages y estaciones de servicio, el jueves 2 de enero de 1947 la asamblea del Sindicato de Obreros Mecánicos, Metalúrgicos y Afines (SOMMyA) dio término a la huelga, en forma provisoria debido a la existencia de dos punto en discusión (ACA y comisión paritaria), y firmó un convenio colectivo de trabajo (con vigencia de un año) con intervención de la delegación local de la DLSTyP. De esa forma, al día siguiente se reanudaron las actividades. El convenio establecía el reconocimiento del sindicato y el aumento de los salarios (entre un 20 y 40 %).

Después de una serie de reuniones con la patronal en la DLSTyP y con el consejo de la UOL y la realización de varias asambleas, y considerando que no se llegaba a un arreglo satisfactorio para con los empleados temporarios del ACA, estos últimos iniciaron, el 19 de enero, una huelga pidiendo su incorporación al convenio y el reconocimiento del sindicato por parte de la directiva del ACA. No teniendo ninguna respuesta por parte del directorio, el jueves 23 la asamblea del SOMMyA resolvió la huelga general del gremio en solidaridad con los trabajadores del ACA que estaban en un conflicto con su patronal que no querían reconocer el convenio firmado por el sindicato. Es así que el viernes comenzó la huelga por tiempo indeterminado. Nuevamente se sucedieron reuniones y asambleas. Uno de los puntos en discusión giró en torno a por quién debían ser representados los temporarios del ACA, si por el SOMMyA o por el gremio nacional que nucleaba a los trabajadores estables del ACA, sindicato que tenía dirección peronista.

El jueves 30 de enero, en reunión del consejo y de las comisiones administrativas de los gremios adheridos a la UOL en la Casa del Pueblo, se resolvió la huelga general de solidaridad con los obreros del ACA por 24hs. para el miércoles 5 de febrero. El primero de febrero la huelga fue declarada ilegal y un grupo de militantes gremiales peronista sacó una solicitada en los diarios locales denunciando la huelga y a sus dirigentes. Los obreros del SOMMyA, en asamblea, resolvieron repudiar el manifiesto precedentemente aludido. Ese mismo día el consejo de la UOL se reunió con los representantes de los sindicatos no adheridos a la UOL. Estos eran el Sindicato de Obreros Sastres, Sindicato Obrero de la Construcción, Unión Gastronómica de Mar del Plata, Sociedad de Empleados de Comercio, Autónoma, Sindicato de Carpinteros y Similares. El domingo 2 de febrero miembros del Consejo de la UOL entrevistaron al interventor de la DLSTyP, José María Oviedo, para solicitar el levantamiento de la ilegalidad de la huelga de los trabajadores del SOMMyA, pero el pedido no fue escuchado. Al día siguiente, miembros del Consejo de la UOL y dirigentes del SOMMyA se entrevistaron con el comisionado municipal y le expresaron que "los gremios que cuentan con el apoyo de la DLSTyP tratan de dar a la huelga un contenido político del que carece". El martes 4, los obreros en asamblea ratificaron la huelga general.

El miércoles la huelga general se hizo efectiva y movilizo a más de 30.000 obreros y obreras. Los sindicatos que adhirieron a la huelga fueron los siguientes: Sindicato de Obreros Pintores, Sindicato de Obreros Electricistas, Sociedad de Resistencia de Obreros Plomeros y Cloaquistas, Sindicato de Colocadores de Mosaicos, Sindicato Mosaístas, Sindicato Obrero de la Industria del Pescado; Sindicato Obrero de la Industria del Calzado, Sindicato Obrero de la Industria del Cuero, Sociedad Unión Chauffeurs, Sindicato Obrero de la Industria de la Cerámica, todos adheridos a la UOL. Por otro lado, estaban el Sindicato Obrero de la Construcción, Sociedad de Empleados de Comercio, Autónoma, Sindicato Obrero de la Industria del Aceite; Personal de las canteras de Chapadmalal, Sindicato de Obreros Carpinteros y Similares, Sindicato de Obreros Mecánicos, Metalúrgicos y Afines, Sociedad Obrera de Sastres, Costureras y Anexos, Sociedad de Mucamas, Mucamos, Porteros y Anexos, Federación Gráfica Marplatense, Sociedad de Obreros Molineros, Sindicato de Obreros Lavaderos (Autónomo), Sociedad de Empleados de Ómnibus. Finalizadas las 24hs, la huelga fue levantada, pero sin que las demandas fueran satisfechas. Esta situación provocó la declaración de una nueva huelga general, pero que esta vez sería por tiempo indeterminado. La huelga fue proyectada para el viernes 14 de febrero. Llegada la fecha, y sin novedades, la medida se hizo efectiva. Pero aunque la misma había sido decretada por tiempo indeterminado, duró también 24 hs. debido a que la patronal concedió los reclamos obreros. De esta forma se sellaba una nueva victoria obrera en la ciudad.

La huelga de la Sociedad de Oficiales Peluqueros y Anexos

Desde finales de 1946 la SOPyA venía negociando un nuevo pliego de condiciones con los patrones peluqueros. Después de varias reuniones y asambleas y viendo que el conflicto no tenía visos de arreglarse por vía de la negociación, los trabajadores de las peluquerías llamaron a una asamblea para establecer los pasos a seguir. El jueves 2 de enero los obreros en asamblea resolvieron decretar la huelga para el martes 7 de enero porque los patrones peluqueros no aceptaron el pliego de condiciones. Entre el jueves y el martes se sucedieron distintas reuniones y asambleas. Antes de que se hiciera efectiva la huelga, los patrones de peluquerías hicieron llegar a sus empleados una contrapropuesta. Esto motivó que los trabajadores levantasen momentáneamente la medida para tratar la contrapropuesta en asamblea. En la misma, que se desarrolló el martes 7, fue analizado y rechazado el ofrecimiento patronal porque ataba el aumento obrero a un incremento en la tarifa del corte. Los obreros sostuvieron que

"lo único que aceptaban los patrones (...) era aumentar las tarifas en beneficio exclusivo del personal y para ello proponía gravar el corte del cabello en veinte centavos, lo que fue rechazado por nosotros por entender que si la propina no se podía aceptar, tampoco aceptaríamos una propina impuesta a los señores clientes" (El Trabajo, 16/01/1947).

Los días posteriores siguieron las reuniones de la comisión paritaria en la DLSTyP, pero sin llegar a un acuerdo. También se desarrollaron varias asambleas de obreros peluqueros en la Casa del Pueblo. Finalmente, en una de estas asambleas se resolvió decretar la huelga general del gremio por tiempo indeterminado, la cual se inició el miércoles 15 de enero. Una vez hecha efectiva la huelga se continuó con las negociaciones y el lunes 20 de enero los obreros peluqueros lograron imponer sus demandas dando por levantada, de esta forma, la medida de lucha.

La huelga de los empleados de ómnibus y una nueva huelga general de solidaridad

En el mes de junio, y en el marco de un encarecimiento generalizado del costo de vida que repercutía en el poder de compra del conjunto de los asalariados, la Sociedad de Empleados de Ómnibus (SEO) presentó un pedido de aumento salarial. En esos momento el sueldo medio de un colectivero era de $220 mensuales y las aspiraciones de los agremiados a la SEO eran de un aumento de $110, o sea un 50% de incremento salarial. De esta forma, los empleados de ómnibus pasarían a cobrar $330 mensuales. Esta reclamación obrera fue rechazada por la patronal, lo que dio lugar al inicio de un ciclo de protesta de los empleados de ómnibus.

El ciclo comenzó con la implementación, por parte de los colectiveros agremiados en la SEO, del trabajo a reglamento, lucha que implica acatamiento riguroso de las normas que regulan las tareas (convenios y/o pliegos) con la finalidad de reducir la intensidad del trabajo. Luego de varios días en los que los empleados de ómnibus trabajaran a reglamento, la DLSTyP dictó un laudo que, favorable a la parte obrera y denunciado por la patronal de ómnibus, puso fin a la protesta obrera otorgando un aumento del 30%, $65, que elevaba el salario medio de los colectiveros a $285. Ante la resolución adoptada por la DLSTyP, los patrones solicitaron, en la oficina de dicha dependencia estatal y frente a los delegados de la UOL y de la SEO, autorización para poder aumentar la tarifa de los boletos en un 50%, argumentando que el incremento en el precio de los pasajes les posibilitaba otorgar la totalidad de lo solicitado por los colectiveros, es decir un aumento de salarios del 50%. Por su parte, los empleados de ómnibus sostuvieron que las mejoras salariales a las que accedieran no podían estar basadas en un aumento de tarifas, ya que implicaría que la transferencia de los costos laborales de las empresas de ómnibus al conjunto de la población trabajadora marplatense. Asimismo, la parte obrera dejó constancia de que aceptaban el laudo de forma circunstancial y hasta el mes de noviembre de 1947, fecha en que expiraba el pliego de condiciones en vigencia.

Llegado el mes de noviembre los obreros denunciaron el pliego y presentaron uno nuevo. De esta forma se dio inicio a un proceso de discusión con la patronal en las instalaciones de la DLSTyP. Las primeras tres reuniones se desarrollaron sin inconvenientes, pero cuando, dos días después de la tercera reunión donde se había labrado un acta que establecía lugar, fecha y hora de la cuarta reunión, la parte obrera se hace presente en las dependencias de la DLSTyP se le comunicó que las reuniones habían sido suspendidas hasta nuevo aviso por determinación de Echegaray, jefe de la DLSTyP, sin dar los motivos de la suspensión. En vista de la situación planteada, la Comisión Administrativa de la SEO, previa solicitud de permiso policial, convocó a asamblea general del gremio, pero al momento de inicio de la misma un destacamento policial procedió a desalojar el local. Inmediatamente, los delegados de líneas y la Comisión Administrativa improvisaron una reunión fuera del local donde se resolvió iniciar el trabajo a reglamento.

Una vez hecho efectivo el trabajo a reglamento, la policía, por orden de la DLSTyS, detuvo los colectivos frente a los garages de las empresas, hizo descender a los pasajeros y guardar los coches, y dispersó a los obreros que, con la intención de cumplir su horario de trabajo, permanecían reunidos frente a los locales. Una vez enterado de los sucesos, el Comisionado Municipal convocó a los obreros y les propuso, como vía de solución del conflicto planteado con la patronal, la intervención de las empresas de ómnibus, pero la propuesta no prosperó. Con posterioridad, la DLSTyP conminó a los empleados de colectivos a volver al trabajo. En tales circunstancias, los obreros en asamblea resolvieron hacer caso a la advertencia, pero trabajando a reglamento, dado que la determinación de abandonar el trabajo no fue una medida dictada por el órgano obrero. Al día siguiente, cuando los obreros quisieron retomar su puesto de trabajo, no fueron admitidos por sus patrones, lo que dio inicio a un lock-out patronal.

Esta actitud patronal determinó que el Comisionado (Benito Agulleiro) citara nuevamente a los obreros e insistiese en su propuesta de intervención a las empresas, propuesta que, esta vez, fue aceptada en principio para ser tratada en asamblea del gremio, que estudiaría su aprobación y forma de aplicación. Pero la asamblea no pudo ser realizada porque los obreros no obtuvieron el permiso policial, ante lo cual el Comisionado ofreció sus gestiones para tramitar el permiso. Al día siguiente el Comisionado informó a los obreros del fracaso de sus gestiones. Este hecho daba cuenta de las rispideces y tensiones que existieron entre el poder municipal y las dependencias del poder provincial en la ciudad.

Frente a la situación creada por el conflicto que mantenían los empleados de colectivos con su patronal, la UOL convocó a los sindicatos adheridos y no adheridos a una reunión, en la que se resolvió pedir una entrevista a los patrones de ómnibus, demanda que no fue contestada por la patronal. Por segunda vez se elaboró una solicitud firmada por 27 organismos obreros, pero la patronal contestó que ya había recibido una solicitud similar por parte de la CGT local. Esta última desmintió los dichos patronales, por lo cual se hizo un tercer intento, que tampoco fue contestado. Ante la intransigencia patronal, la UOL decidió hacer gestiones en la capital de la provincia y envió una delegación de obreros para que hablasen con el gobernador, pero no fueron atendidos.

Mientras tanto, en la ciudad de Mar del Plata, la policía prohibía toda clase de reuniones en la Casa del Pueblo. A su vez, la DLSTyP reclutaba personal ajeno al gremio (policías, empleados de la DLSTyP, un oficial de marina jubilado, y personas desconocidas) para reestablecer el servicio de colectivos que se encontraba custodiado por la policía, mientras que a los obreros en conflicto se les comunicaba su despido por telegrama. La acumulación de todas esas situaciones fue generando entre los obreros y obreras de los sindicatos que aglutinaba la Casa del Pueblo el clima para decretar "la huelga general solidaria".

De esta forma, el lunes 9 de diciembre, y ante una ciudad ocupada policialmente, el Comité de Huelga, del cual participaban 24 sindicatos, decretó la huelga general local en solidaridad con los colectiveros. A lo largo de esta huelga los cuadros dirigentes de la novel CGT local, funcionarios y empleados de la DLSTyP, la policía y militantes del Partido Comunista local,

"actuaron estrechamente unidos en un esfuerzo para quebrantar el movimiento solidario. Se trató de persuadir a los obreros para que decidieran la vuelta al trabajo" (UOL, 30/12/1947).

Los huelguistas también sufrieron amenazas, allanamientos y detenciones. El mismo lunes 9, la huelga fue declarada ilegal y la UOL recibió un telegrama de la DLSTyP, que la conminaba a suspender la huelga en el plazo de dos horas. Al día siguiente fueron citados a la comisaría 1ª el secretario y prosecretario de la UOL, al tiempo que la policía ocupaba la Casa del Pueblo y el local del Sindicato de Obreros Panaderos. El viernes 13 se reunió el Comité de Huelga y resolvió dar por terminada la huelga solidaria a partir del lunes 16. En ese momento algunos gremios, como carpinteros y de ómnibus, eran convocados a asamblea por parte de militantes peronistas y comunistas de la CGT local. Mientras que la asamblea de carpinteros fracasó, la de empleados de ómnibus se realizó. En esta última, la DLSTyP hizo una proposición de que los obreros que fuesen aceptados por la patronal se reintegrasen al trabajo, la cual fue

"rechazada categóricamente por dos votos a favor en una asamblea de 300 obreros" (UOL, 30/12/1947).

Sin embargo, unas horas más tarde los colectiveros resolvieron reanudar el trabajo con la demanda de reincorporación de todos los obreros que participaron en el conflicto. Pero,

"los elementos carneros reclutados por la Secretaría quedan como efectivos, con un sueldo de $330, libre de descuentos, que era justamente el pedido obrero, mientras que el personal que realizó la huelga sigue ganando $285" (UOL, 30/12/1947).

Tras esta derrota que sufren las fuerzas obreras alineadas con la UOL, la DLSTyP dispuso la clausura de la Casa del Pueblo y el procesamiento de varios de los dirigentes obreros de la UOL bajo la acusación de ser agentes desestabilizadores del orden y por tenencia de explosivos. Por su parte, la policía secuestró, desapareció y torturó a Camilo Iglesias, militante de la Casa del Pueblo que estaba realizando campaña por su reapertura. Fue a partir de este fracaso obrero en el campo económico, político y teórico que la fuerza social peronista comenzó a cimentar su hegemonía en el movimiento obrero de la ciudad balnearia. Pero pasemos a analizar este proceso de modificaciones moleculares a nivel capilar en la experiencia del SOIP.

Intervención del Sindicato Obrero de la Industria del Pescado, 1948

Luego del ingreso del Sindicato Obrero de la Construcción, dirigido por militantes del PC,16 a la recientemente creada CGT local y una vez clausurada la Casa del Pueblo, la iniciativa de la CGT, conjuntamente con la DLSTyP, no se hizo esperar. En el año 1948, el SOIP fue intervenido por el peronismo, fuerza política que contaba con el apoyo de los militantes comunistas de dicho gremio. Pero este final, que venía siendo anunciado por la previa intervención que había sufrido la UOL después de apoyar la huelga de chóferes de ómnibus, en diciembre de 1947, fue el punto de llegada de un proceso que comenzó en los primeros meses de 1946, después del triunfo de Perón. Ya en abril de ese año encontramos en las páginas de Unión Obrera Local la denuncia de un intento "divisionista" en el gremio del pescado. Aquellas páginas rezaban lo siguiente:

...se intentó por parte de elementos enemigos de las verdaderas normas sindicales, dividir nuestro gremio, utilizando argumentos infundados, acusando falsamente a la Comisión Administrativa y utilizando obreros que inconscientemente se prestaban a servir a las maniobras de estos traidores, pero felizmente, en vez de disgregar las fuerzas de nuestro Sindicato sirvió para que los trabajadores comprendieran el verdadero valor de nuestra organización, y hoy nuestro gremio, se encuentra más vigorizado aún, puesto que los obreros han aprendido a defender [lo que con] tanto sacrificio costó conquistar.

Esta nota que hacía referencia a un conflicto interno dentro de las filas obreras no nombraba a la tendencia político sindical que llevaba adelante esos intentos divisionistas, pero esa situación se revirtió en las páginas del ejemplar del mes de junio del periódico de la UOL. En el mismo aparecía un breve informe del SOIP que, ahora sí, denunciaba a la FGL como la responsable de los intentos de agremiar a las obreras/os del pescado en un sindicato paralelo. En la misma se lee:

Gremio experimentado en las luchas continuas contra las arbitrariedades de los industriales irreductibles a reconocer los derechos obreros; nacido y engrandecido al calor de la solidaridad de los trabajadores de las distintas industrias, sus componentes, obreros y obreras, que tienen conciencia de la misión que mutuamente se han impuesto en defensa de su propia vida de productores; no las tomará de sorpresa ningún grupo de obreros inconscientes que se presente con el propósito de hacer valer su organización para respaldar ninguna campaña demagógica que emane de ningún partido político; ese fue el fracaso de la intentona de la llamada F. Laborista y a eso debe el fracaso de los que activan en nombre de un partido que se dice interpretar los intereses de los trabajadores pero que su finalidad es la conquista del Estado para desde allí continuar gobernado. Con la experiencia adquirida en las alternativas de una lucha continua contra todo elemento advenedizo, no pierde la serenidad frente a ningún problema que se presente en sus asambleas, y no se entusiasma por discursos teóricos que la práctica demuestra lo contrario.

Estos intentos de conformación de un nuevo sindicato oficialista que les disputara el gremio del pescado a los anarquistas, terminó con la intervención del SOIP y el pasaje compulsivo de las obreras/os a la Sociedad Obrera de la Industria del Pescado y Afines (SOIPyA), adherida a la CGT y reconocida por la DLSTyP como única entidad del gremio, previa encarcelación de varios militantes anarquistas. Una de las militantes detenidas fue la tesorera del SOIP, Dolores C. de Ferre.17

Esta breve revista que pasamos sobre las disputas entre la dirección anarquista del SOIP y los grupos peronistas "divisionistas" nos ilustra, a través de una experiencia, el proceso de "lucha teórica" que se entabló entre estas dos corrientes político-ideológicas, así como el complejo proceso de formación de cuadros político-sindicales y su crisis y recomposición.18 Pero, ¿qué se disputaban? Se diputaban. La dirección de las masas obreras de los gremios. Sin embargo, como pudimos ver a lo largo del trabajo, la experiencia del SOIP fue un episodio más de la "lucha teórica" que el peronismo estaba librando contra el conjunto de las corrientes de izquierda en y por el movimiento obrero de la ciudad y el país. Fue en este punto que la realidad nacional tiñó los procesos que hasta ese momento se venían desarrollando con relativa autonomía, como fue el caso de la experiencia anarquista en la organización de las obreras y obreros de la industria del pescado.

Reflexiones finales

A lo largo de este artículo hemos analizado sólo algunas de las múltiples experiencias de conflictividad obrera que se desarrollaron en y moldearon al territorio social marplatense entre 1946 y 1948. Uno de los rasgos característicos de la protesta proletaria fue su magnitud, ya que, como pudimos apreciar a lo largo del trabajo, diversas organizaciones obreras impulsaron una gran cantidad de acciones de protesta como asambleas, huelgas, movilizaciones, concentraciones y mítines. Asimismo, estas luchas obreras implicaron un alto grado de movilización, pues la masa obrera adhirió a los hechos de protesta en casi su totalidad. Además, la conflictividad se caracterizó por su elevado nivel de intensidad, puesto que muchas de las huelgas se extendieron por semanas y hasta por meses, a la vez que de huelgas parciales devinieron en huelgas generales de solidaridad. También pudimos observar que los medios de lucha utilizados y las fracciones obreras que llevaron adelante acciones de protesta fueron profundamente heterogéneas, característica que podemos evidenciar por las diversas organizaciones obreras (sociedades, sindicatos, federaciones, uniones, comités de huelga, asambleas, reuniones) como por las distintas formas de la protesta (trabajo a reglamento, paros, huelgas parciales, huelgas generales de rama, huelgas generales solidarias, etc.). Otro rasgo particular de estas acciones de lucha tiene que ver con su dirección, ya que directa o indirectamente (por medio de medidas solidarias) los cuadros gremiales que dirigieron las luchas y negociaciones eran miembros de la UOL, organización sindical hegemonizada por el anarquismo faquista, corriente político-ideológica nacional enfrentada abiertamente al peronismo.

Ahora bien, teniendo en cuenta esta última característica ¿es posible explicar la conflictividad obrera como producto de la disputa entre estas dos corrientes político-ideológicas? Sí y no. No, porque el universo de la conflictividad obrera analizada en este trabajo es tremendamente heterogéneo y no responde a motivaciones únicas. Si orientamos nuestra mirada hacia el rasgo cuantitativamente predominante en el conjunto de acciones de protesta veremos que lo económico primó, tiñendo la lucha con un carácter corporativo cuyo objetivo era mejorar las condiciones de venta y consumo de la fuerza de trabajo, donde la distintas fracciones obreras se enfrentaban a sus homónimas patronales en un marco inflacionario y de encarecimiento de los principales productos consumidos por la familia obrera. Sí, puesto que el rasgo cualitativamente predominante fue la huelga general local de solidaridad. Decimos esto porque, si bien este instrumento de lucha tenía una tradición previa al peronismo, su extensión y profundidad estuvieron condicionadas no tanto por doblegar a la fracción patronal que estaba en conflicto a partir de una lucha contra el conjunto de los capitalistas de la localidad (situación que ocurría objetivamente), sino que la existencia y actuación de organizaciones gremiales peronistas como la FGL, primero, y la CGT, después, le imprimieron a la lucha un carácter teórico. O sea, tanto la UOL como la FGL y la CGT pusieron y dispusieron de todos sus recursos19 para desarrollar e imponerse en la lucha por la conducción de las masas obreras de la ciudad. Retomando la idea engelsiana de las tres dimensiones de lucha (económica, política y teórica) y apelando a lo analizado en este primer avance de investigación, podemos decir sin miedo a equivocarnos que el proceso de conflictividad pivoteó entre la lucha económica y la lucha teórica, mediando en todos los casos la lucha política.

Asimismo, podemos decir que el saldo de las luchas económicas desarrolladas en la ciudad fue ampliamente favorable al movimiento obrero y que la experiencia de la lucha teórica marcó un momento transicional entre la hegemonía anarquista y la peronista en la dirección del movimiento obrero marplatense. A manera de hipótesis, sostenemos que este hito en las esferas de las direcciones es un indicador de otra transición que da cuenta de una reconfiguración en la estrategia de la clase obrera. En este sentido, intuimos que se dio el pasaje tendencial de una estrategia reformista20 con dirección obrera, que incluye al conjunto de la clase obrera, a una con dirección burguesa, que excluye a ciertas fracciones y/o capas de la clase obrera. Evidencias de la primera estrategia las pudimos ver, por un lado, en los casos donde diferentes fracciones obreras en su lucha por mejorar las condiciones de venta y consumo de su fuerza de trabajo sobrepusieron el interés general del grupo social más amplio (la clase obrera marplatense) a su interés corporativo como fracción.21Éste fue el caso de los panaderos que se opusieron a la suba del precio del pan al mismo tiempo que estaban reclamando aumento salarial y mejores condiciones de trabajo, el de los empleados de las peluquerías que se opusieron al incremento de su salario si éste iba a estar vinculado al aumento de la tarifa del corte de cabello, y también fue el caso de los colectiveros que se negaron al suba del precio de los boletos como condición del aumento de sus sueldos. Por otro lado, esta estrategia también la pudimos ver en el apoyo que el conjunto de la clase obrera le brindó a las distintas fracciones que se encontraban en lucha. De esta forma, podemos decir que la relación simbiótica entre estas dos prácticas fue lo que brindó las condiciones de posibilidad para la hegemonía de la estrategia reformista con dirección obrera en la ciudad de Mar del Plata. Sin embargo, esta estrategia hegemónica siempre estuvo acompañada por la otra estrategia reformista, la de dirección burguesa. Esta última también pudimos verla en las experiencias de lucha reseñadas, sobre todo en las acciones emprendidas tanto por la FGL como por la CGT. Las condiciones para la emergencia de esta estrategia fueron ciertas capas22 de distintas fracciones obreras que pusieron su interés corporativo en tanto capa por sobre los intereses corporativos de la fracción a la que pertenecían y por sobre el conjunto de la clase obrera marplatense. Ese fue el caso de los llamados "rompehuelgas" y "carneros" que en las distintas huelgas se ofrecieron para cubrir a los huelguistas en sus puestos de trabajo. Queda para un futuro de la investigación indagar sobre los porqués y el cómo, por un lado, del proceso histórico-social de construcción de una estrategia reformista con dirección burguesa en condiciones de marginalidad que devino en hegemónica; por otro lado, de cómo la tendencia político-ideológica peronista, tan raquítica hasta fines de la década del '40, logró ganar la lucha teórica y mantenerse en la dirección de los principales sindicatos de la ciudad una vez depuesto el gobierno del presidente Perón.

Por último, y partiendo de esta reconstrucción parcial de la conflictividad obrera en los primeros años del gobierno peronista en la ciudad de Mar del Plata, intentaremos arriesgar una respuesta tentativa a la pregunta del título de este artículo. En la mayoría de los estudios sobre las luchas obreras durante el peronismo se sostiene explícita o implícitamente una lectura tamizada, por un lado, por la dicotomía peronismo / antiperonismo, por otro lado, por la condición alternativa de lucha de carácter económica o política. Por su parte, también se construye una lectura excluyente que establece el antagonismo entre base y dirección. Ante estas visiones dicotómicas y retomando lo adelantado en la introducción de este artículo, consideramos que el carácter económico, político y teórico de la lucha están presentes en todos y cada uno de los conflictos obreros, sólo que en grados diversos y siempre predominando una de las tres. Así, lo que pudimos ver a partir de la precedente reconstrucción histórica es que la coyuntura peronista reforzó y amplió las condiciones de posibilidad para los reclamos corporativos del conjunto de la clase obrera con independencia de la tendencia político sindical que dirigió conscientemente esas luchas. El que la tendencia liderada por el anarquismo faquista (antiperonista) expresara el reformismo de dirección obrera y que la tendencia peronista expresara el reformismo de dirección burguesa, consideramos, fue de carácter circunstancial, coyuntural, más ligado a la lógica de la lucha teórica que a la corporativa. Con esto queremos referir a la posibilidad de un reformismo con dirección obrera en el campo peronista.23 De esta forma, podemos decir que la resistencia obrera al peronismo se expresó en la dimensión teórica de la lucha y no en las dimensiones económicas y políticas. Por eso pensamos que las disputas intra-sindicales (teóricas), producto de la emergencia peronista, abonaron aún más las condiciones de posibilidad de los reclamos económicos. Haciendo una analogía con el marco de posibilidad que generan para el campo popular las luchas inter-burguesas, podemos pensar que las luchas intra-sindicales, que comprenden a fuerzas sociales obreras (direcciones + bases),24 al igual que las primeras, confi guran coyunturas que las bases obreras de una u otra fuerza social obrera pueden aprovechar para obtener sus reivindicaciones corporativas. Pensamos que fue ésta la dinámica que dio sentido a los sucesos del período aquí analizado, dinámica que se perdería o distorsionaría si nos remitimos a las visiones dicotómicas que por lo general no dan cuenta o toman vulgarmente la dimensión teórica de la lucha. Por último, y en la línea de lo argumentado hasta aquí, queremos arriesgar una conjetura para el período inmediatamente posterior al analizado en este trabajo, a saber: la derrota en la dimensión teórica sufrida por la fuerza social obrera liderada por el anarquismo no implicó la disolución del reformismo con dirección obrera, ya que los cuerpos obreros otrora organizados por el anarquismo pasaron con todo su bagaje, incluida su estrategia, al campo peronista, lo que implicó una nueva reconfiguración de este último. De esta forma nos sumergimos en las más que recurrentes discusiones sobre las rupturas y continuidades históricas que significó la experiencia peronista en la sociedad argentina. En primer lugar, consideramos que, en relación a las tendencias político ideológicas, el peronismo significó una abrupta ruptura con el pasado, pero conjugada con una línea de continuidad en lo que hace a la estrategia de los obreros. Sin embargo, pensamos que no podemos conformarnos con la identificación de estos cambios y rupturas que a estas alturas son demasiado evidentes. Consideramos que el elemento más disruptivo del peronismo para la sociedad argentina y para sí mismo, el que explica su auge y crisis, sus alcances y limitaciones, fue (y en cierta forma sigue siendo) el proceso de obrerización (y no el de peronización) del Estado en su dimensión práctica y teórica y de la sociedad toda. Dar cuenta de esto último será el objetivo de próximos trabajos.

 

Nota:

1 "El enfrentamiento social como formador de territorios sociales: los trabajadores y los empresarios de la pesca marplatense (1938-1975)", financiada por una Beca Doctoral Tipo I otorgada por el CONICET.

2 Definimos territorio social como el tejido de relaciones sociales que, a lo largo de las generaciones, los seres humanos van construyendo, destruyendo y reproduciendo en relación con otros seres humanos y su medio, en cada momento de su desarrollo histórico social. "Desde la perspectiva que asumimos, la noción de territorio [social] refiere a la forma en que se organiza un espacio social" (Iñigo Carrera, Análisis de una relación de fuerzas sociales objetiva: caracterización de los grupos sociales fundamentales en la Argentina actual, CICSO - Serie Estudios nº. 46, Buenos Aires, 1985, p. 40).         [ Links ]

3 Según Juan Carlos Marín, "la noción de estrategia sólo es pertinente cuando hablamos del conjunto total de una fuerza social, la noción de táctica sólo debe ser usada cuando nos referimos a una parcialidad de esa fuerza social" (pp. 14-15). Sin embargo, para Nicolás Iñigo Carrera, cada fracción o clase de las fuerzas sociales puede tener su estrategia. Asimismo, Marín dice que "partiendo de una postura 'clásica', afirmaremos que estrategia hace referencia a la distribución espacial y temporal de los encuentros. Al hacer juicios de carácter estratégico, nos remitiremos a los problemas que se derivan de la distribución de los encuentros a través del tiempo y del espacio. (...) El ámbito de la táctica se refiere al arte de los encuentros; ya no al problema de la distribución del conjunto total de los encuentros a través del tiempo y del espacio, sino a todo lo que está vinculado al encuentro; no al conjunto de los encuentros, sino a los encuentros específicos." (p. 21). Marín, Juan Carlos La noción de 'polaridad' en los procesos de formación y realización de poder, CICSO, Serie Teoría nº. 8, Buenos Aires, 1981.         [ Links ] Es en este sentido general que tomamos los lineamientos esbozados por Marín y los instrumentamos para el análisis del complejo proceso de constitución de las clases sociales en las diversas dimensiones de la realidad social. Por otro lado, vale aclarar que "cuando hablamos de estrategia podemos estar refiriéndonos a dos procesos distintos, aunque relacionados entre sí: 1) el que hace a los enfrentamientos que va librando una clase social y cuya meta puede conocerse observando esos enfrentamientos; 2) las distintas alternativas políticas que proponen a esa clase los distintos cuadros políticos que actúan en la sociedad, y que expresan los intereses de distintas clases o fracciones sociales." Iñigo Carrera, Nicolás La estrategia de la clase obrera, 1936, Ed. Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 2004, pp. 20-21.         [ Links ]

4 Sólo contamos con una investigación para el período abordado en este trabajo. Pastoriza, Elisa Los trabajadores de Mar del Plata en vísperas del peronismo, CEAL, Buenos Aires, 1993.         [ Links ]

5 Véase Gramsci, Antonio La política y el estado moderno, Planeta, Barcelona, 1985.         [ Links ]

6 Balvé, Beba y Balvé, Beatriz Acerca de los movimientos sociales y la lucha de clases, Buenos Aires, CICSO - Serie Análisis/Teoría nº. 14, 1991.         [ Links ]

7 Gramsci, Antonio La Política y el Estado..., op. cit.

8 Otro elemento a tener en cuenta es el proceso internacional, pero en este momento de la investigación fue separado del análisis y diferido hacia una etapa posterior de la pesquisa.

9 Si bien, el todo no se puede reducir a la suma de las partes, éstas no dejan por ello de ser parte constitutiva del todo, con lo cual nos instalamos en la problemática de la mediación dialéctica entre la parte (el proceso en su dimensión local) y el todo (el proceso en su dimensión nacional). Por lo cual partimos de las siguientes premisas: a) lo local no se explica a sí mismo ni es autosuficiente; b) pero tampoco refleja mecánicamente procesos cuya inteligibilidad residen a nivel nacional.

10 Gramsci, Antonio Antología, Siglo XXI, México, 1998, p.312.         [ Links ]

11 Entre otros véase Germani, Gino Política y sociedad en una época en transición, Buenos Aires, Paidos, 1974;         [ Links ] Di Tella, Torcuato Política y clase obrera, Buenos Aires, CEAL, 1983;         [ Links ] Baily, Samuel L. Movimiento obrero, nacionalismo y política en la Argentina, Buenos Aires, Hyspamérica, 1986;         [ Links ] Durruty, Celia Clase obrera y peronismo, Córdoba, PyP, 1969;         [ Links ] Murmis, Miguel y Portantiero, Juan Carlos Estudios sobre los orígenes del peronismo, Buenos Aires, Siglo XXI, 1970;         [ Links ] Gaudio, Ricardo y Pilone, Jorge "Estado y relaciones obrero-patronales en los orígenes de la negociación colectiva en Argentina", en Estudios Sociales núm. 5, Buenos Aires, CEDES, 1976;         [ Links ] Matsushita, Hiroshi Movimiento obrero argentino, 1930-1945. Sus proyecciones en los orígenes del peronismo, Buenos Aires, Hyspamérica, 1983;         [ Links ] Del Campo, Hugo Sindicalismo y peronismo. Los comienzos de un vínculo perdurable;         [ Links ] Torre, Juan Carlos La vieja guardia sindical y Perón. Sobre los orígenes del peronismo, Buenos Aires, Sudamericana, 1990;         [ Links ] Iñigo Carrera, Nicolás La estrategia de la clase obrera, 1936, Ed. Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 2004;         [ Links ] Di Tella, Torcuato Perón y los sindicatos. El inicio de una relación conflictiva, Buenos Aires, Ariel, 2003.         [ Links ] Rubintein, Gustavo Los sindicatos azucareros en los orígenes del peronismo tucumano, Tucumán, UNT, 2005.         [ Links ]

12 Entre otros, véase Doyon, Louise Perón y los trabajadores. Los orígenes del sindicalismo peronista, 1943-1955, Buenos Aires, Siglo XXI, 2006;         [ Links ] Little, Walter "La organización obrera y el estado peronista, 1943-1955" en Desarrollo Económico, Vol. 19, nº. 75, Buenos Aires, octubre-diciembre 1979;         [ Links ] James, Daniel "Racionalización y respuesta de la clase obrera: contexto y limitaciones de la actitud gremial en la Argentina", en Desarrollo Económico, Vol. 21, nº. 83, octubre-diciembre 1981;         [ Links ] Mainwaring, Scott "El movimiento obrero y el peronismo, 1952-1955", en Desarrollo Económico, Vol. 21, núm. 84, enero-marzo 1982;         [ Links ] Mackinnon, Moira "El protagonismo del movimiento obrero tucumano en la formación del Partido Peronista (1945-1950), en Grez Toso, Sergio et. al. Formas tempranas de organización obrera, Buenos Aires, La Crujía - ITDT, 2003;         [ Links ] Badalona, Laura "Protestas y huelgas de los ferroviarios en Rosario durante el peronismo. Memoria y olvido", en II Jornadas Interinstitutos de Formación Docente en Historia, Rosario, 2003;         [ Links ] Guindi, L. "La huelga de los trabajadores gráficos en 1949. Análisis particular de un conflicto gremial durante el peronismo", en IXº Jornadas Interescuelas de Historia, Córdoba, 2003;         [ Links ] Fernández, Fabián "La huelga metalúrgica de 1954", en Cuaderno de Trabajo núm. 51, CCC, 2005;         [ Links ] también del mismo autor "La huelga metalúrgica de 1954: formulación de un sistema de problemas", PIMSA 2004, Buenos Aires, 2005;         [ Links ] Sanchez, G. y Abrahan, C. "Huelga General. Salta, abril de 1949", en Razón y Revolución núm. 16, Buenos Aires, 2006;         [ Links ] Contreras, Gustavo "El peronismo obrero. La estrategia laborista de la clase obrera durante el gobierno peronista. Un análisis de la huelga de los trabajadores frigoríficos de 1950", en PIMSA 2006, Buenos Aires, 2007;         [ Links ] también del mismo autor "Los trabajadores gráficos, la prensa y la política durante el peronismo", en Da Orden, L. y Melon, J. (comps.), Prensa y periodismo. Discursos, práctica, empresas (1943-1958), Rosario, Editorial Prehistoria, 2007;         [ Links ] Kabat, Marina "El Congreso de la Productividad de 1955, un análisis desde los enfrentamientos en la industria del calzado", en Razón y Revolución nº. 17, Buenos Aires, 2º semestre de 2007.         [ Links ] Fernández, Fabián "El movimiento huelguístico de 1954 en la Argentina", en XI Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia, Tucumán, 19-22 de septiembre de 2007;         [ Links ] Contreras, Gustavo Nicolás "En río revuelto ganancia de Pescador. El gremio marítimo y el peronismo. Un estudio de la huelga de 1950", en Revista de Estudios Marítimos y Sociales nº. 1, Mar del Plata, 2008;         [ Links ] Schiavi, Marcos La resistencia antes de la resistencia. Las huelgas metalúrgicas y las luchas obreras de 1954, Buenos Aires, El Colectivo, 2008;         [ Links ] Izquierdo, Roberto Tiempo de trabajadores. Los obreros del tabaco, Buenos Aires, Imago Mundi, 2008;         [ Links ] Mengascini, Hugo, "Conflictos y huelgas ferroviarias durante el periodo peronista. El caso de los trabajadores peronistas de Tandil", en Jornadas sobre la política en Buenos Aires en el Siglo XX, La Plata, agosto 2008, en www.historiapolitica.com;         [ Links ] Acha, Omar Las huelgas bancarias en los tiempos de Perón y Frondizi, (1945-1962), Buenos Aires, CCC, 2008.         [ Links ]

13 Al referirnos a la prensa hacemos la diferenciación entre la autodenominada prensa independiente (que no muestra vínculo directo alguno con ninguna organización político-partidaria y a su vez funciona como empresa comercial) y la llamada prensa política (que por lo general está ligada orgánicamente con una estructura político-partidaria y no funciona como empresa comercial). Si bien esta diferenciación instrumental y utilitaria ayuda a trazar una línea divisoria, puede llevarnos a error si no contemplamos que la relación tensa entre estos dos extremos (comercial-partidaria) no es de exclusión. La llamada prensa comercial no reduce su naturaleza a ser una empresa rentable, y en ocasiones sus funciones ideológicas-hegemónicas sobrepasan a las comerciales. Por su parte, la llamada prensa política no pude dejar de ser a su vez una empresa comercial y también en determinada coyunturas su fisonomía política puede verse alterada por las lógicas comerciales.

14 Para más detalles, véase Woollands, Héctor Recuerdos de un militante anarquista, El Martillo, Mar del Plata, 2000 y Pastoriza,         [ Links ] Elisa Los trabajadores de Mar del Plata en vísperas del peronismo, CEAL, Buenos Aires, 1993.         [ Links ]

15 Casa del Pueblo se denominaba al lugar físico donde los anarquistas desarrollaban sus actividades gremiales, políticas y culturales. Allí funcionaba la Unión Obrera Local de Sindicatos Autónomos y las secretarias de los sindicatos anarquistas, así como la Biblioteca Juventud Moderna y el teatro.

16 Para la historia de SOC en el período abordado en este artículo véase Pastoriza, Elisa "Ciudad y memoria social: "Ciudad y memoria social: Los que construyeron Mar del Plata. Militancia y proyectos gremiales comunistas en vísperas del peronismo", en Pasado y presente de la Mar del Plata social, Mar del Plata, Eudem, 2005. Para los cambios en el vínculo entre el PCA y el peronismo véase Gurbanov, Andrés y Rodríguez, Sebastián "La compleja relación entre el Partido Comunista Argentino y el peronismo (1943-1955)", en Primer Congreso de estudios sobre el peronismo: la primera década, Mar del Plata, 6 y 7 de noviembre de 2008.         [ Links ]

17 "La tesorera de un Sindicato Marplatense permanece detenida hace más de dos meses. Un comunicado reciente del Sindicato Obrero de la Industria del Pescado, de Mar del Plata, da cuenta de las persecuciones de que es objeto la organización por parte de elementos de la delegación regional de Trabajo y Previsión. La asamblea que el gremio debía realizar hace unos días no pudo efectuarse por carecer del permiso policial. 'Los organismos oficiales de la localidad -expresa el comunicado- impiden el libre ejercicio del derecho de reunión'. Por otra parte, continua detenida la obrera Dolores C. de Ferré, tesorera del sindicato, no habiendo más motivo para ello, desde hace más de dos meses, que el ejercer tales funciones. Se trata de una maniobra llevada a cabo por un grupo oficialista, que pretende reorganizar la C.G.T. local, a cuyo fin persigue por todos los medios a los sindicatos pertenecientes a la combativa e intransigente Unión Obrera Local, que, como hemos informado oportunamente, se halla impedida de toda vida pública por la clausura de su local social. La policía y la delegación regional de Trabajo y Previsión no hacen sino seguir las indicaciones de los gremialistas de nuevo cuño en funciones de entregadores." (La Obra, agosto de 1948 - nº. 67)        [ Links ]

18 Según Marín, éste es un elemento de enorme importancia, pues "el proletariado va incorporando mediante mecanismos sociales muy complejos, una gran cantidad de cuadros (...). El proletariado oye todos los días a miles de individuos que le dan alternativas, pero selecciona, no escucha a todos, elige más a unos que a otros, abandona e incorpora a otros." Marín, Juan Carlos "La noción de polaridad en los procesos de formación y realización de poder", en Razón y Revolución, nº. 6, otoño de 2000, pp. 21-33.         [ Links ]

19 En el caso de la UOL, sus principales recursos fueron su arraigo local y sus tradiciones de lucha y organización. En el caso de la FGL y la CGT, si bien todavía no contaba con la adhesión de la mayoría de las organizaciones obreras, disponía de una estructura nacional (CGT y distintas federaciones y sindicatos nacionales) y de sus vínculos con el aparato estatal, principalmente con la DLSTyP, donde muchos de sus funcionarios eran a la vez miembros de la comisión directiva de los sindicatos, como por ejemplo el caso de Agustín Navone y José Cabral. Este último había sido miembro del consejo de la UOL y secretario general de la Sociedad de Albañiles y Peones (autónoma) en el año 1942.

20 Con esta estrategia la clase obrera busca incorporarse en el sistema institucional político y social, en las mejores condiciones posibles, sin trascenderlo.

21 La formación de fracciones sociales responde al proceso global de división del trabajo social y al desarrollo de las fuerzas productivas presentes en toda formación económico-social. Estas fracciones pueden ser pensadas y representadas como "cortes" verticales que dividen horizontalmente a cada clase social. En este sentido, el capital se encuentra dividido en tres grandes fracciones: agrícola, industrial y comercial. A su vez, el capital industrial esta dividido en una gran variedad de fracciones como, por ejemplo, alimentación, metalúrgica, construcción, etc. Asimismo, a cada una de estas fracciones del capital le corresponden fracciones obreras. Un ejemplo son los industriales y las obreras/os del pescado tratados en este trabajo. Es por lo dicho que, cuando hacemos la historia de una rama industrial, estamos reconstruyendo el devenir de dos fracciones sociales, la capitalista y la obrera, que a su vez pueden ser entendidas como un territorio social específico. Por otro lado, al igual que la clase social en su conjunto, y como parte de ella, las fracciones obreras y capitalistas se constituyen en la lucha.

22 Las capas, a diferencia de las fracciones, refieren a las condiciones de vida. Estas fracciones pueden ser pensadas y representadas como "cortes" horizontales que dividen verticalmente a cada fracción y clase social. De esta forma, al interior de cada grupo social se pueden distinguir entre capas más acomodadas y capas más pobres. Por otro lado, al igual que la clase social en su conjunto y las fracciones, y como parte de ellas, las capas obreras son producto de la lucha de clases.

23 Véase Contreras, Gustavo "El peronismo obrero..." op. cit.

24 Izaguirre, Inés "Problemas metodológicos y construcción de observables en una investigación sobre luchas obreras", en Campione, Daniel (Comp.) La Clase Obrera De Alfonsín A Menem, Buenos Aires, CEAL, 1994.         [ Links ]

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