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Ciclos en la historia, la economía y la sociedad

versión On-line ISSN 1851-3735

Ciclos hist. econ. soc. vol.33 no.58 Buenos Aires jun. 2022

 

Articulos

Homenaje a la revista Ciclos en la historia, la economía y la sociedad, y a su fundador Dr. Mario Rapoport

Tribute to Cycles in history, economy and society, and its founder, Dr. Mario Rapoport

 

Mario Rapoport

 

En el marco de las actividades del Centro de Investigaciones en Historia Económica Social y de las Relaciones Internacionales (CIHESRI), Nodo del IDEHESI Conicet, y de la Maestría en Historia Económica y de las Políticas Económicas de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, entre agosto y noviembre de 2021, se llevó a cabo un ciclos de conferencias en homenaje a los 30 años de publicación ininterrumpida de la Revista Ciclos en la Historia, la Economía y la Sociedad. Su objetivo apuntó a ponderar a la revista y a quienes han participado con sus colaboraciones, puesto que constituyen un acervo fundamental en el área de las Humanidades y las Ciencias Sociales a nivel nacional e internacional. El ciclo de conferencias culminó con un homenaje al fundador y director de Ciclos, Dr. Mario Rapoport.

En este evento, realizado en forma virtual, participaron prestigiosos autores pertenecientes a distintas instituciones nacionales y extranjeras, quienes publicaron artículos en Ciclos y constituyen referentes en su área de estudio. Entre ellos, Mario Rapoport, Edmundo Heredia, Cristian Buchrucker, Eduardo Madrid, Noemí Girbal Blacha, Beatriz Figallo, Karina Ramaciotti, Marcelo Rougier, Pablo López, Andrés Musacchio, Raul Bernal Meza, Joaquin Fermandois, Amado Cervo, Carlos Marichal, Elsa Gracida, Luiz Estrella Faría, María Cecilia Míguez, Noemí Brenta, Daniel Campi, Florencia Médici, Pablo Lavarello, Miriam Gomez Saraiva, Tulio Vigevani, José Briceño Ruiz, Arnaldo Bocco, Teresita Gómez, Joachim Beker, Alicia Carlino, Liliana Brezzo, Leandro Morgenfeld, Rubén Laufer, Claudio Katz, Andrés Asiain, Agustín Crivelli, Alejandro Simonoff, y Carlos Bulcourf. Todos los artículos publicados en Ciclos de estos autores se

hallan en internet, con acceso a través de la biblioteca digital de la FCE UBA        y          de         la         web      de         Ciclos,

https://oj s.econ .uba.ar/index.php/revistaCICLO S.

Las reuniones fueron retransmitidas a través de medios digitales, y se ha comenzado su desgrabación. A continuación se transcriben fragmentos seleccionados de algunas intervenciones.

Palabras de apertura del Homenaje a la revista Ciclos en la historia, la economía y la sociedad

Dr. Mario Rapoport, Profesor emérito de la UBA, Investigador superior del Conicet, director de la Revista Ciclos en la historia, la economía y la sociedad, y director del Centro de Investigaciones en Historia Económica, Social y de las Relaciones Internacionales

La revista Ciclos, creada en 1991, ya tiene 30 años de existencia y 58 números publicados semestalmente. Esta revista surgió de la iniciativa de un grupo de profesores de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, integrantes de una cátedra de historia económica y social y de un instituto de investigaciones de la misma Facultad, pero está abierta a aportes universitarios y académicos nacionales e internacionales de todas las corrientes intelectuales y académicas. La publicación de Ciclos representa un verdadero desafío intelectual. No es una revista tecnocrática dirigida a un grupo de especialistas, sino que su enfoque es interdisciplinario sobre problemas o temáticas que interesan al conjunto de la sociedad. Ciclos contribuye al mejor conocimiento de la realidad pasada y presente y a la construcción de un espacio para la confrontación de ideas y el debate académico desde una perspectiva propia, frente a aquellos que quieren imponer sus visiones del mundo y miran el propio por el ojo deformante de cerraduras ajenas.

La revista tiene una preferencia por cuestiones de historia contemporánea y de la realidad presente, una apertura sobre temas regionales y latinoamericanos y la intención de estimular a los jóvenes investigadores y docentes. Es interdisciplinaria, porque no existe una muralla china entre los problemas económicos, sociales y políticos y el rigor científico, lo que abre las posibilidades de distintos abordajes teóricos y empíricos. Estos pueden abarcar la vida y el desarrollo de sociedades enteras o tocar temas nacionales, regionales, sectoriales o locales. Damos un lugar especial a la historia contemporánea, muchas veces tenida a menos, a las relaciones internacionales y a una problemática regional y latinoamericana.

El único criterio selectivo de los artículos que la integran, todos ellos evaluados interna y externamente, es la relevancia del tema y la rigurosidad del análisis y la documentación. Buscamos acercarnos especialmente a los jóvenes porque son el futuro de nuestra producción intelectual y académica y carecen por lo general de la posibilidad de difundir y publicar sus trabajos de investigación. Junto a los artículos recibidos incorporamos otros que pedimos especialmente a reconocidos economistas, historiadores, especialistas en relaciones internacionales y de otras disciplinas sociales.

En el índice general que acompaña este número se puede apreciar la diversidad de temas y autores que se expresan en la revista. Los artículos están enmarcados o agrupados en una temática o bloques específicos (a veces dos) que constituyen su parte central. Todos los números cuentan con reseñas bibliográficas. Las problemáticas centrales elegidas dan más sentido y salida a los artículos publicados para su utilización académica. Concentrada en un principio en la economía y la historia económica Ciclos se ha ido ampliando y ha incorporado otras facetas, como la historia política y social y la historia de las relaciones internacionales. Algunos de sus números fueron el resultado de actividades conjuntas realizadas con colegas de unidades académicas del país y del exterior.

Debemos agradecer a las autoridades de la Facultad de Ciencias Económicas, especialmente a su ex-decano y eminente profesor Leopoldo Portnoy, que nos estimuló y apoyó para la publicación de esta revista que mantiene su espíritu independiente en el seno de la universidad.

Para terminar, no quiero dejar pasar mi alegría por la cantidad de colegas y amigos que hemos ganado a lo largo de este proceso. Y también recordar a otros muy queridos que ya partieron, como Claudio Spiguel, Aldo Ferrer, Héctor Valle, Victor Sukup, Roberto Fuld, Roger Gravil, Jorge Schvarzer y Federico Schuster, quienes participaron en distintos aspectos o actividades del Instituto, la Maestría, la revista Ciclos, en fin, de nuestra vida institucional.

Como homenaje a la revista les voy a recitar algunos versos con cierto humor que también poseen los dibujos o fotos de sus tapas y son partes de un poema más extenso al estilo del Martín Fierro que se llama Himno a la historia económica.

Himno a la historia económica Aquí me pongo a contar, más que un cuento una verdad Que en un esfuerzo loable, un grupo de irresponsables pudieron por fin demostrar con ingenuidad genuina que en nuestra pobre Argentina la economía y la historia juntas todavía coexisten. Educar e investigar fue el fruto de nuestro esfuerzo con escritos y enseñanzas le sacamos todo el jugo al altar de la sapienza.

No puedo dejar de lado con la garganta hecha un nudo nuestra revista Ciclos que con su espíritu critico puso la verdad al desnudo. Textos, números o fotos en el desván de la historia nuestra querida revista es un real cambalache que mezcla vergüenza y gloria. De la economía nos queda el agujero de un bache oculto en la polvareda. y de la historia ni eso, maestro Pierre lo confieso.

Disertaciones en el Homenaje a la Revista Ciclos en la historia, la economía y la sociedad y a su fundador, Dr. Mario Rapoport

Luiz Estrella Farias, Doctor en Economía por la Universidad de Río de Janeiro, profesor titular de la Universidad de Río Grande do Sul, Brasil

Me alegra compartir con uds. el festejo de una publicación que lleva 30 años, una revista muy importante para nosotros en Sudamérica, que piensa la evolución y el destino de la sociedad en la larga duración, como nos enseñó Fernand Braudel. Para mí es muy interesante, porque como brasileño sureño, compartimos muchas cosas; nos acercan nuestro portuñol, la música, la cultura gaucha.

Mirando la América del Sur pienso en el destino común que tienen nuestras sociedades, y al estudiar comparativamente nuestras patrias sudamericanas encontré confluencias y similitudes impresionantes. Esto no es una novedad, hace mucho tiempo los estudios de la dependencia pensaban algo parecido. Las similitudes entre Brasil y México en los dos extremos del continente son incompletas y hay diversidades importantes, en cambio con la Argentina todo nos une. Desde que me di cuenta de esa situación fue imprescindible para mí al estudiar a Brasil, mirar la experiencia histórica de la Argentina, que no se ve como se debe en mi país.

Esas similitudes son una gran inspiración en la comprensión de nuestras sociedades.

Yo pensaba sobre el título del último libro de Mario, lo inimaginable que la Argentina aún exista, pienso que es igual para Brasil, con un gobierno que todo y a todos destruye. Es un fascismo bien evidente, de extrema derecha, racista. Es cierto que no existe ningún proyecto de una “gran Alemania” o una “gran Italia”, como existían en el fascismo original, pero no somos una potencia. El principal apoyo del gobierno son los militares y las grandes finanzas, que no tienen ningún proyecto de país, nada de eso, y eso nos hace recordar lo que pasó en la Argentina de la dictadura, donde tampoco había un proyecto nacional, sí hubo la destrucción de una parte de la nación con el objetivo de masacrar a la clase obrera que era el pilar del enemigo. En Brasil, ya se destruyó gran parte de la industria que había antes de Bolsonaro. Lo que pasa es que en el período reciente, y lo expreso en el último artículo que publiqué en Ciclos, hubo una tentativa de retomar el proceso de desarrollo económico con algún grado de distribución del ingreso. La participación de los salarios en el ingreso nacional, que había caido a comienzos del siglo XXI, después volvio a subir por políticas enfocadas en la mejora de los sueldos y la reducción de la pobreza y eso fue lo que llevó a una tasa de crecimiento económico que Brasil no había experimentado desde los años 70 del siglo pasado, en un promedio del 4 al 5 % en los años de Lula y comienzo de Dilma. Todo eso fue desbaratado con Bolsonaro por una oposición feroz de las clases dominantes, por un retorno de los militares y un pensamiento ultraconservador y protofascista.

La burguesía productiva de la industria y el agro se unificaron completamente en el proyecto de destrucción de derechos y de instituciones democráticas de la sociedad, en un grado que lo que Macri logró en Argentina es casi nada comparado con Brasil en estos tiempos. Pese al bajo crecimiento y las bajas inversiones y políticas erráticas se dejó al tipo de cambio fluctuar enormemente, y el grado de financiarización de toda esa burguesía es cada vez mayor. Son visibles los balances de los bancos con ganancias enormes, compartidas por empresarios y el agro, Es una circunstancia que aproxima a casi todos los paises de América del Sur, como Chile y Argentina. Tenemos una clase dominante que no tiene ningún interés en cumplir un rol de liderazgo en la nación. Hacen sus negocios, sus fortunas y el país va a la deriva. Así tenemos militares, paramilitares, milicianos en Brasil para aplacar a los más empobrecidos, como vimos recientemente en una favela de San Pablo. Esa reflexión es la que me parece importante y que me impulsó a estar en Ciclos, en el Instituto y en la maestría bajo el liderazgo fenomenal de Mario.

Carlos Morichal, Doctor en Historia por la Universidad de Harvard, profesor e investigador en el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México.

Agradezco a Noemí Brenta el invitarme a participar en el Homenaje de los 30 años de Ciclos, y en particular a su fundador y director Mario Rapoport. Lamento no poder participar en persona, hoy tengo una larga sesión con mis alumnos del curso de Historia global. Este curso se beneficia mucho de Ciclos por sus ricos materiales publicados a lo largo de 30 años, por ello me he atrevido a sugerir a Noemí que podría colaborar con ustedes con algunos comentarios míos breves en forma de video, que les mando ahora.

Observo que desde 1991 se han publicado 56 números de Ciclos, y que la constancia de la dirección editorial es notable, sobretodo claro está de Mario, como editor y ahora con el impulso decisivo de Noemí Brenta, cuyo último libro sobre la historia de la Deuda Externa en Argentina me ha parecido tan lúcido e informativo. Es un nuevo trabajo, muy en la tradición de Ciclos, que combina historia y economía, y presenta una revisión analítica minuciosa y una consideración de las implicaciones del tema para el siempre agitado presente.

Como es enorme la contribución de Ciclos, calculo que 500 artículos y reseñas de primera línea, solo quiero comentar el último número del 2020 porque me parece que refleja extraordinariamente bien las preocupaciones de todo el equipo editorial en temas cruciales del mundo contemporáneo. Observo, en primer lugar, que el artículo inaugural es una excelente aportación nueva de Mario Rapoport sobre los orígenes de la Guerra Fría y la geopolítica del sistema económico y monetario internacional. Siempre le ha interesado a Rapoport el gran parteaguas que marcó la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría (GF), aunque no sé si la GF dio pie a una nueva fase de globalización o más bien a una nueva era de nacionalismo. En todo caso, una era de globalización bipolar en la que el nacionalismo iba a adquirir preponderancia en muchos aspectos. Luego, viene Cristian Buchrucker con su brillante trabajo sobre realidades y mitos en la construcción de la GF. Sigue José Miguel Aimune con un lúcido ensayo, el destino del siglo XXI. Rubén Garrido Sánchez analiza los cambios en el rol del FMI, la coyuntura y los condicionamientos en el primer rescate griego que ocurrió relativamente hace poco y ha sido un tremendo parteagua en lo que se refiere a la crisis del euro. A su vez, Hernan Ouviña nos regala su análisis del debate sobre el Estado y la transición al socialismo en Chile, hoy en día también en discusión con los cambios políticos que se han dado recientemente en ese país. Y luego de manera secuencial en notas y comentarios, el excelente estudio de Edmundo Heredia, sobre la república geoimperial. Por último, en la sección de reseñas recibimos información del último libro de Mario Rapoport, Parece cuento que la Argentina aún exista, la crisis del neoliberalismo en el espejo del mundo y de la historia. Horacio Rovelli reseña el libro y señala, entre otras cosas, que Rapoport analiza en el capítulo 4 un tema que me ha interesado mucho, la historia de la deuda externa latinoamericana, o más bien las deudas externas latinoamericanas.

Rapoport se refiere allí a la deuda extema y el pago a los fondos buitres, e ilustra el control y la subordinación que impone la existencia misma de la deuda, al tiempo que recuerda el debate sobre esta temática en las dos cámaras del Congreso de la Nación Argentina. Mario participó en él personalmente y tuvo la oportunidad de enfatizar la importancia del legado de dos grandes internacionalistas argentinos Luis María Drago, conocido por la Doctrina Drago, y Carlos Calvo, cuya claúsula sigue siendo esencial en las renegociaciones internacionales sobre la deuda externa. Esto me parece importante resaltar, porque vincula la historia de la deuda externa argentina con la historia de las relaciones internacionales, la historia financiera, la historia económica y la de las ideas e ideologías. Yo mismo participé en Ciclos en el número 17 con un articulo sobre la deuda externa y el manejo coactivo de la política financiera mexicana, 1885-1995. Todos temas que Mario ha practicado y pulido en Ciclos y en tantos de sus trabajos, que siempre demuestran un empeño y una creatividad notable. Pues yo quiero decir que sigan trabajando con tanto empeño sobre los temas del pasado y también sobre el presente y el futuro. De nuevo, muchas felicidades y felicitaciones a Mario, a Noemí y a todo el equipo de Ciclos.

Elsa Gracida, Doctora en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Profesora titular e investigadora de la UNAM

Es un gusto participar del evento dedicado a conmemorar los 30 años de la Revista Ciclos con un especial homenaje al Dr Mario Rapoport, su director.

Quisiera empezar mi intervención refiriendo cómo conocí a Mario Rapoport, yo creo que esto dice un poco de lo que hemos trabajado, de lo que es Mario. La verdad es que yo fui a la Argentina y de repente me le aparecí a Mario y a Lidia, su esposa y colaboradora en el Instituto, comencé a conversar con ellos, hubo una recepción muy cálida, y a partir de ahí iniciamos el desarrollo de una serie de actividades comunes entre México y la Argentina a lo largo del tiempo.

Mario estuvo luego invitado en la UNAM, en la dirección de estudios de posgrado y dictó un seminario sobre la Historia económica de América Latina en el Siglo XX. Participó también en un simposio con una ponencia sobre Argentina, junto a otro colega de Chile y una colega mexicana.

Resultó una experiencia muy enriquecedora para todos nosotros, tratando de hacer un balance comparado de ambos países, lo que puso de manifiesto que hay muchas similitudes, pero también diferencias entre ambos. Allí se inició nuestra relación, los trabajos fueron publicados conjuntamente por una revista chilena, Oikos, la revista de la UNAM y Ciclos. Así llegué a Ciclos hace más de 15 años, cuando se publicaron estos trabajos y a partir de allí empezamos a colaborar en muchísimas actividades, una entrevista a Mario Rapoport, un comentario de su libro sobre las crisis que realizó junto a Noemí Brenta y un estudio comparativo de los tres países Argentina, México y Brasil en sus relaciones con el FMI. En fin quise poner estas referencias para mostrar cómo hemos logrado hacer un equipo de trabajo que se viene desarrollando desde esos primeros contactos.

Imagínense el gusto que siento con esta conmemoración de Ciclos. No quise dejar pasar mi afecto en una relación que después de tantos años no es solo académica sino personal, y hasta familiar, y no dejo de agradecer la oportunidad de estar presente en esta ocasión.

Andrés Musacchio, Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Profesor de grado y posgrado de la FCE, UBA. Investigador independiente del Conicet.

Voy a aprovechar mi intervención para hacer una especie de trenzado lo que fue o lo que es la historia de Ciclos, la historia del Instituto, mi propio proceso de pensamiento, de ideas, de temas más que en concentrarme en un tema específico. A lo largo de este homenaje van a tocarse muchos temas, van a discutirse muchas cuestiones. Con la mayoría de los que están presentes sino con todos, hemos tenido o vamos a tener la ocasión de discutir temas que me parecen relevantes. En mi caso puedo recordar la historia del Instituto, de la Revista incluso contar algunas anécdotas. Cuando me invitaron a participar lo primero que hice cuando empecé a pensar esta charla fue revisar en mi curriculum, la lista de trabajos que había publicado en Ciclos. Esta cuestión de pensar la Revista, de pensar el Instituto, de pensar el propio desarrollo personal en función de una coyuntura, de una serie de tiempos en nuestra Facultad, en nuestro país, en el mundo, que me permiten echar luz sobre algunas cuestiones que pueden ser interesantes. Por un lado, veníamos de consolidar una serie de líneas de trabajo del Instituto que se había fundado medio en el aire, en la sala de profesores en el 1983 y 1984 y luego a partir de 1987 había tomado un impulso muy fuerte ya en una estructura edilicia dentro de la Facultad, con la incorporación de varios becarios estudiantes, ahí estaba yo.

En ese proceso de consolidar nuestra actividad de investigación, de docencia desde la cátedra, empezaron aparecer algunos proyectos colaterales en principio que luego fueron transformándose en centrales en nuestra actividad, la creación de la Maestría, la creación de la revista, la idea de dar saltos cualitativos en la discusión de nuestras ideas fue un elemento fundamental para consolidarnos como un grupo de investigación. En un momento de dificultades muy grandes por un lado en lo académico porque empezamos a tocar algunas ideas, algunas hipótesis que no siempre gustaban, fueron épocas algo turbulentas, me acuerdo una de las primeras jornadas que organizamos nos cortaron los cables de los micrófonos o ese tipo de cuestiones pero en ese proceso de consolidarnos como unidad académica apareció la revista como un proyecto clave porque pensábamos que en ese momento, estamos hablando de los años 1989, 1990 había pocas revistas académicas de ciencias sociales de gran calidad en la Argentina, estaba Desarrollo Económico, y en un plano mucho más político, Realidad Económica no había mucho más. Faltaba una visión integral de la historia, la economía y la sociedad de la Argentina entonces queríamos ocupar ese espacio con una revista de calidad académica muy fuerte, eran épocas en las que también había algunos investigadores de nuestro viejo equipo que han ido siguiendo su camino, y el proyecto de crear una revista fue una cuestión quijotesca porque era muy cara de hacer en una época muy crítica. Estamos hablando del año 1990, 1991, saliendo de la hiperinflación, entrando en el anillo de recortes propuesto por el menemismo en su primera etapa, con la universidad desfinanciada por la hiper, desfinanciada por las políticas universitarias neoliberales de los '90, en ese contexto era una tarea ciclópea, conseguimos alguna financiación, pero fuimos haciendo número por número como se pudiera, siempre manteniendo la idea de calidad muy grande en cuanto a los artículos y en cuanto a la edición, siempre tratamos de tener una edición muy cuidada, fue clave en los '90 para nosotros mantener la revista. Eran épocas de revistas impresas, no había dinero en la universidad ni había proyectos en el Conicet que nos permitieran financiarla. Pero la calidad de la revista nos permitió tener canjes con casi cien revistas de todo el mundo. Recibirlas regularmente y estar actualizados bibliográficamente. En el segundo número de la revista apareció mi primer artículo sobre las relaciones económicas entre Argentina y la Alemania nazi.

Mi vinculación con el instituto surgió al integrarme a la cátedra de Mario en la Facultad. Por ese entonces había becas de investigación para estudiantes y Mario me dijo “Por qué no trabajas sobre ese tema que completa mi análisis sobre el rol de Estados Unidos y Gran Bretaña en la misma época”. Y ahí empezó mi camino en el Instituto. Tenía la hipótesis fundamental de que en ese contexto de los años 1930 en el cual la Argentina acababa de firmar el Pacto Roca-Runciman, las relaciones con Alemania jugaban un papel clave en articular el resto de la elite que no había formado parte central del mencionado Pacto. Justamente esa relación con Alemania le permitía al país la salida de las carnes congeladas que había sido perjudicada por la crisis y eso posibilitó a un sector subordinado de la elite reengancharse al comercio internacional.

Luego seguimos avanzando y para el año 1992 estaba empezando a trabajar sobre los vínculos con Alemania después de la guerra y a pensar algunas cuestiones de la Unión Europea. Tuvimos un proyecto que hicimos con Mario y una fundación alemana sobre una comparación entre el Mercosur, que en ese entonces estaba todavía en pañales, y la comunidad económica europea. En ese contexto empezó a plantearse una nueva línea de trabajo. Empecé a pensar sobre algunas cuestiones del proceso de integración de Europa en cierta correlación con lo que estaba ocurriendo en ese momento entre los países del Cono Sur. De allí surgió un libro que hicimos junto con Mario, que visto en retrospectiva me dio la oportunidad de analizar desde un punto de vista teórico la integración a partir del proceso europeo. Luego empecé a vincular las distintas versiones de la teoría de la regulación que florecía en Francia para entender este tema. A partir de ahí tuve un intercambio fluido desde el Instituto con algunos colegas brasileños y europeos como Luiz Estrella Farias y Joachim Becker entre otros, de donde surgió un proyecto colectivo de investigación. Yo estaba muy disconforme con la idea generalizada por aquella época en que el mundo estaba en un proceso de globalización, tenía la impresión de lo que se trataba era un proceso de regionalización, que los bloques regionales no eran parte de la articulación de un tramado internacional sino que intentaban centrar los procesos de acumulación de capitales, los procesos de configuración de las cadenas productivas, entonces yo veía ahí un recorte regional más que global, que tenía probablemente su faceta más fácil de estudiar en Europa Occidental, en un contexto de integración, en el marco del derrumbe de la Unión Soviética y la disgregación del bloque de los países del Este. Podía verse desde la perspectiva de los procesos de acumulación de capital y de estructuración de las cadenas productivas, como un claro recorte regional y para eso la teoría de la regulación era ideal desde el punto de vista del análisis político-institucional. Una serie de discusiones sobre el rol del Estado en Alemania y Austria, por ejemplo, daba una perspectiva compatible con esa articulación entre los procesos de regionalización y esas transformaciones institucionales. Todo esto se transformó en el eje de mi tesis doctoral que termine varios años después.

En el año 1998 la crisis argentina estaba en marcha, era un momento también bastante intenso en los procesos internos del Instituto, de la Facultad, algunas rispideces que tenían que ver con el rol que sobre todo tuvo Mario en la oposición a una reforma del plan de estudio que se había propuesto en algún momento en principio de los '90, en la cual se trataba de fragmentar la carrera de economía en dos tramos, siguiendo el ejemplo norteamericano del bachelor y el master, con la idea de que el bachelor de tres años fuera el núcleo básico de una perspectiva universitaria gratuita para todos y si uno quería un título mayor tenía que hacer un master, que debía ser arancelado. La oposición a ese proceso nos costó una fuerte puja interna dentro de la Facultad. En ese momento Mario encaró con la colaboración mía, de Eduardo Madrid y Ricardo Vicente la elaboración de una historia política, económica y social de la Argentina, que se iba a publicar dos años más tarde. Luego participé junto a Mario en un proyecto de la Cancillería, la comisión para el esclarecimiento de las actividades del nazismo en Argentina (CEANA) Más adelante publicamos en Ciclos el resultado de esta investigación. La publicación de la Historia Económica, Política y Social de la Argentina permitió dar un salto delante muy fuerte desde lo institucional, consolidando la cátedra, el instituto y la revista, en un momento en que las aguas se agitaron un poco, pero pudimos desplegar con tranquilidad nuestras líneas de investigación. Esta consolidación se dio también en el plano internacional con un proyecto Ecos con Francia en el que trabajamos la cuestión monetaria y ahí volví a retomar el tema europeo de manera sistemática, con intercambios con Austria, Francia, es el momento en el que además se crea la Asociación Argentina de Historia de las Relaciones Internacionales. En el 2002, 2003 creció como parte de una nueva identidad, un nuevo organismo, que fue la Asociación Latinoamericana de Historia de las Relaciones Internacionales. En ese contexto el instituto continuó consolidándose, se incorporaron algunos investigadores jóvenes provenientes de la maestría como María Cecilia Míguez, Leandro Morgenfeld, algún grupo de economistas de nuestra facultad recién recibidos, con los cuales armamos un grupo de trabajo que participó en varias jornadas nacionales e internacionales y conferencias en nuestro país y en el exterior.

Ahí fue cuando mi viejo amigo Joachim Becker me dijo tienes que terminar tu tesis doctoral sobre la Unión Europea antes que esta desaparezca, sino va hacer una tesis sobre historia antigua. Finalmente, la Unión Europea no desapareció, aunque algunos cambios se han producido desde aquel entonces, pero eso me llevo precisamente a terminar algunas ideas, y un artículo publicado en el Ciclos número 24, donde fundamentalmente analizaba por un lado el corrimiento, el eje geográfico de la influencia alemana y por otro, los cambios en la relación tradicional con América Latina a partir del proceso de desindustrialización. En mis últimos artículos en Ciclos retomé el análisis del neoliberalismo en Europa, estudiando su articulación en distintos países. Allí diferencio lo que ocurría en Gran Bretaña, Alemania y Portugal procurando compararlo con la experiencia argentina.

En todo ese proceso habíamos tenido una transformación institucional importante, el Instituto había abierto dos centro de investigación, uno que yo dirigía y otro que dirigía Eduardo Azcuy Ameghino, que después siguió su camino y se independizó. En ese proceso algunas cuestionres volvieron a poner en zozobra el andamiaje institucional y en lugar de retroceder o desarmar lo construido Mario logró dar un salto hacia adelante creando un Instituto en Red sumando a la gente de Rosario con Beatriz Figallo, a la gente de Mendoza que en ese época estaba articulada en torno a Cristian Buchrucker, y se creó entonces el IDEHESI como un Instituto en Red del Conicet con nodos en Buenos Aires, en Rosario y en Mendoza lo que nos permitió un proceso más jugoso de discusión, nuevos temas, nuevas articulaciones, nuevas formas de pensar. Por otra parte, Ciclos amplió sus ejes temáticos, se diversificó y hoy es una revista de relevancia en el mundo académico, que acoge a artículos de investigadores de primer nivel.

Para terminar, no quiero dejar pasar, mi alegría por la cantidad de compañeros y amigos que he ganado a lo largo de este proceso y mucho de los cuales participan de este homenaje. Sirve también para recordar algunos que nos han dejado como Héctor Valle, Aldo Ferrer, Roger Gravil, Victor Sukup, Claudio Spiguel, Roberto Fuld, Jorge Schvarzer, y Federico Schuster, que fueron parte del instituto, publicaron artículos o participaron en proyectos comunes, todos ellos vitales para nuestro desarrollo institucional.

Ruben Laufer, profesor de la Maestría en Historia Económica y de las Políticas Económicas, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires

Les agradezco a los organizadores por la jornada de homenaje a Ciclos y a la trayectoria de Mario. Para los historiadores siempre es una alegría ser partícipes activos de la historia y acá se habla de la historia de Ciclos, de la cual me siento parte, y del homenaje a Mario, no solo como fundador sino como inspirador de muchas cosas. Recuerdo que en una conferencia anterior sobre Ciclos, se habló de la enorme proeza financiera que fue la fundación de la revista en los años 1990, en tiempos de verdadero ahorcamiento financiero neoliberal, pero yo creo que junto con eso y por encima de eso, la verdadera proeza de Ciclos y de MR ya antes de Ciclos fue intelectual. Esa proeza consistió en reafirmar que las nuestras son ciencias sociales lo cual implica más cosas de las que parece, por un lado implica reponer las estructuras, los intereses sociales, contradictorios y cambiantes, reponer la expresión de esos intereses en el Estado, cosa que estuvo en auge en los sociólogos y economistas durante los años 1960, después fueron barridas por el pensamiento neoliberal de los 90 y se vuelve a hacer presente, como se ha visto, en los partícipes de estas jornadas. Resalto la importancia de estos hechos en tiempos de una verdadera socialización del análisis social, no solo nacional sino también internacional.

Me animo a decir que la persecución de las ciencias sociales vino de la mano de la fiscalización por el Banco Mundial de instituciones locales. Hay que acordarse que cuando Mario era consejero docente de la FCE, a fines de los 80 tuvo que defender a capa y espada de esa barrida la existencia de las materias históricas en la FCE. Animarse a fundar una revista de ciencias sociales en semejante contexto creo que fue una verdadera hazaña intelectual, especialmente cuando se proclamaba públicamente el fin de la historia, de la sociología, de las relaciones internacionales, cuyos campos, continuidades y rupturas, conflictos, clases sociales, intereses sociales en el estado, eran reemplazados por un edulcorado cosmopolitismo y una verdadera desnacionalización del pensamiento social. Esto incluía en lo cultural


el fin de toda polémica como motor del conocimiento y este es otro campo que tanto la acción intelectual de Mario como la revista vinieron a reponer. Primero, que estudiar la sociedad requiere pensar históricamente, al modo como nos enseñó Vilar, que Mario reivindicó en todos sus libros y, en segundo lugar, porque requiere un enfoque multidimensional y multidisciplinario y aunque parezca una verdad de casi perogrullo para mí fue una iluminación en aquel contexto el cerciorame que las relaciones internacionales a las que yo me empezaba a dedicar eran bastante más que la política exterior de los gobiernos.

Todo este pensamiento requiere además un espacio para poder hacerlo, y ese fue el lugar que ocupó primero el Instituto y luego Ciclos.

La otra cosa que quiero resaltar fue la reafirmación de un pensamiento multicdialéctico, y aquí es donde quiero recordar la pasión y la memoria de mi amigo Claudio Spiguel. Claudio tenía un pensamiento dialéctico para pensar, recordar y comprender las cosas, que a muchos de los que estamos en Ciclos y el instituto nos marcó. Reivindico en Mario y en Claudio ese pensamiento, no solo porque la sociedad es contradictoria, sino porque en la práctica ellos nos mostraron que ese es el motor del desarrollo de las sociedades y porque creo que también tuvieron un papel en ese contexto de desocializacion y desideologización de los estudios sociales en el contexto neoliberal. Las visiones que buscan transformar las sociedades son una condición de posibilidad del conocimiento, porque justamente para transformar la sociedad se necesitan develar las leyes del movimiento de la misma, aunque sean leyes tendenciales, a veces difíciles de definir, mientras que por el contrario las visiones que buscan conservar las sociedades tal como son, constituyen obstáculos al conocimiento, porque lo que necesitan es ocultar cómo fueron posibles los cambios históricos.

Esto es lo grueso de lo que quería decir, en el curso de la mañana me tocaron el timbre y era el correo que me traía la versión impresa del N° 55 de la revista Ciclos, en la que participo, y el libro de poemas de Mario, Mis Cantos Secretos. Nosotros lo que hacemos con las investigaciones es buscar justamente esa llave para entender y abrir el mundo y buscamos ser partícipes del hacer la historia, es decir, seguir transmitiendo no solo hechos fríos sino los ideales que hacen que no envejezcamos tanto como bien dice Mario en su último libro de poemas, “la desazón de la vejez no se debe a tu cuerpo humillado o a tu mente plagada de cicatrices sino al haber ignorado tempranamente la constelación de sueños que alimentan tu juventud”. Esa es una de las grandes cosas que le agradezco a Mario.

Horacio RoveUi Economista, Profesor de Facultad de Ciencias Sociales de la UBA

Merecido homenaje a Ciclos y al Profesor emérito de la FCE Mario Rapoport, todos los que lo hemos leído primero y conocido posteriormente sabemos de sus grandes virtudes personales. Ha sido el creador de un Instituto de Estudios de Historia Económica y de las Relaciones Internacionales en la FCE que va a quedar por siempre, como sus frondosas publicaciónes. Todo esto es importantísimo para nosotros porque nos ha permitido ubicarnos ideológicamente en la sociedad en que vivimos, más aún cuando hoy día seguimos debatiendo si nos vamos a industrializar o nos vamos a integrar al mundo vendiendo productos extractivos, cuando la economía argentina sigue siendo el modelo extractivista exportador, ahí resalta la prédica constante del Dr. Mario Rapoport. Es un país sin destino o con un destino de aumentar la riqueza de una minoría y dos tercios de la población quedan afuera. Esto es lo que se rescata de toda la obra del profesor Rapoport, una defensa acérrima del mercado interno, de la industrialización, de la producción nacional, del trabajo nacional, una crítica permanente a las formas que existen de fugar capitales, de endeudarse, más cuando vemos que la economía se concentra cada vez peor y tenemos, por ejemplo, que en el comercio exterior el 70% de las exportaciones las realizan doscientas empresas bajo la forma de grandes grupos económicos.

Beatriz Figallo, Doctora en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid, Profesora Titular de la Universidad Católica Argentina, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario. Investigadora principal del Conicet. Directora a cargo del IDEHESI.

Desde fines de 2020 los discípulos y las discípulas de Mario en el Instituto que él fundó y del que es alma mater, a partir de querer celebrar los 30 años de la existencia de la Revista Ciclos, han venido organizando muy esforzadamente una serie de actividades para homenajearlo en sus múltiples facetas de investigador, de mentor de investigadores, de impulsor de centros, de profesor, de editor, de autor, no solo de clásicos libros de historia, sino también de poemarios, cuentos y novelas. Solo pensar y repensar el impacto de su obra, lleva a ubicarlo en un lugar central de la historiografía argentina, que ha gozado y goza de proyección internacional. Me refería hace unos días, en otro foro, a la repercusión que tuvo su primera obra Gran Bretaña, Estados Unidos y las clases dirigentes argentinas, publicada en 1981, resonancia que a mí y a muchos de nuestra generación nos marcó cuando estaba terminando mi carrera universitaria. Seguida del novedoso aporte que constituye Aliados y neutrales. La Argentina frente a la Segunda Guerra Mundial del a ño 1988, donde a través de documentos públicos y privados que por primera vez veían a la luz y eran comentados por Mario, se mostraba un modelo de publicar fuentes que muchos hemos seguido, discutiendo y dialogando con esas fuentes de un modo crítico. Cuando Mario publicó en 2014, Bolchevique de Salón, vida de Félix Weil, fundador argentino de la escuela de Frankfurt, que es señalada como otra gran obra por los especialistas en historia de las relaciones internacionales, aunque en este caso podríamos decir historia transnacional, no solo fuimos en el momento espectadores de las vicisitudes de esa investigación sino incluso de cómo fue la cocina creativa para alumbrar ese libro al que presentamos en Rosario.

Cómo no mencionar, por otro lado, ese texto clave que es Estados Unidos y el peronismo. La política norteamericana en la Argentina que escribió con nuestro querido y recordado Claudio Spiguel, o la monumental Historia económica política y social de la Argentina, cuya primera edición comenzaba en 1880 y terminaba en el año 2000, luego extendida a 2003 para incluir la crisis del 2001. Este libro tuvo múltiples ediciones y es un libro de texto en gran parte de las universidades de Argentina. Ayer mismo una profesora del colegio secundario y de los primeros años de la universidad me pedía consejo para mostrar otra historia frente a los discursos de muchos de sus jóvenes alumnos que adhieren a lo que parece ser una ola de los movimientos libertarios en las aulas. Hay que decirlo, reconocerlo, no para censurarlos pero sí para reflexionar. Y el libro de Mario es un magífico antídoto. También me acordé de otro libro suyo que compiló y en el cual participé, Los proyectos de nación de la Argentina. Modelos económicos relaciones internacionales e identidad del año 2014, y especialmente de artículos propios de Mario, como “La Argentina economía y política internacional, los procesos históricos”.

Asimismo debo mencionar El Cono sur, una historia común compilada junto a Amado Cervo y publicada por el Fondo de Cultura Económica en el año 2002. Podríamos hablar muchísimo más de sus numerosos ensayos y artículos.

A su vez mi reconocimiento se extiende a los procesos de fundación de dos instituciones que llevó adelante Mario y conozco de primera mano. Uno de ellos fue la fundación junto a otra figura de la historia internacional como Edmundo Heredia, de la Asociación Argentina de Historia de las Relaciones Internacionales. Y por otro lado, la participación de Mario en la Asociación Argentina de Historia Económica.

En aquella construcción de la Asociación de Historia de las Relaciones Internacionales en compañía de Mario y el grupo que él armó, nos fue muy bien. Ocurrió en Córdoba en octubre de 1993, Mario estaba en su joven madurez y Heredia en su plenitud, y venían coincidiendo en encuentros, como el de Ciencias Históricas, que se hizo en Paraná en 1988 y algunos en Brasil a invitación de Amado Cervo. Ahí junto a algunos investigadores y especialistas de importantes trayectorias y distintas especialidades, un cauteloso grupo de treintañeros nos sumamos con entusiasmo a todos los que ibna apareciendo frente a nuestros ojos. Esta mañana repasaba el acta fundacional de la Asociación Argentina de Historia de las Relaciones Internacionales y fue Mario el que presentó en la asamblea inicial la moción de fundar una asociación. En aquel momento la historia de las relaciones internacionales buscaba el perfil de los investigadores, pero no dentro de la historia diplomática tradicional o del derecho internacional, que tenían ya sus cultores. Un año después se realizaron las primeras Jornadas en Rosario y hoy no sé ya por qué número de jornadas vamos. Siempre fuimos un grupo un poco anárquico y lo que nos permitió la continuidad fue ese deseo de seguir escuchándonos, debatiendo, oyendo cada vez más voces nuevas. Obviamente que de inmediato se concentraron grupos muy importantes de especialistas, donde los historiadores pasamos a ser minoría. Pero bueno, siempre estábamos ahí. Formaron parte grupos de Brasil, de Chile, de Uruguay, de México con los que creamos la Asociación Latinoamericana y canadienses, norteamericanos, franceses, italianos, españoles. Eso de alguna manera fue creciendo, en seminarios, congresos, encuentros, libros comunes. Mario siempre estaba produciendo algún nuevo hecho para poder reunirnos, reflexionar.

En aquel momento fundacional Mario, que venía de la economía, había puesto a la historia en el centro de toda la cuestión. El material fáctico de las relaciones internacionales es histórico, no son fenómenos sino acontecimientos, hechos singulares cuantificables o no, pero irrepetibles, reivindicando incluso la utilidad de la historia a nivel de decisiones políticas y aceptando que la historia de las relaciones internacionales no tiene que ver solo con los acontecimientos sino también con el análisis del movimiento histórico o de los distintos tipos de movimientos históricos, los de flujo, los de creación, los de ruptura, es decir una noción dinámica de la historia de las relaciones internacionales. Esos cenáculos, digamos, como todo organismo vivo han sido un terreno de discusiones, de contienda de ideas. Una vez intentamos organizamos y nos fuimos a un escribano, íbamos a hacer una asociación. Después dijimos que no e igual dio resultado, hace como 30 años que nos venimos reuniendo, y por algo será.

La verdad es que desde aquel entonces el corazón de esta aventura intelectual estaba en las oficinas de Mario Rapoport, en el segundo piso de la FCE de la UBA, que constituían un inquieto centro de actividad. Uno llegaba ahí y siempre tenían la visita de prestigiosos académicos del exterior, jóvenes que llevaban su trabajo para publicar en Ciclos, jornadas que se organizaban, ir y venir de becarios, de alumnos de la maestría, de doctorandos. Los que llegamos del interior veíamos una actividad intensa. Por supuesto, era un lugar donde arribaban publicaciones de todas partes del mundo, porque querían ser reseñadas en Ciclos y querían el intercambio con lo que Mario estaba produciendo dentro de ese centro.

Siempre nos acompañamos mucho, recuerdo que al terminar la actividades o reuniones, ibamos como en una peregrinación a pie a comer a un restaurante cercano de la FCE, me parece que en la calle Junín.

El otro armazón institucional que tuvo como protagonista a Mario, se armó en el año 2007, fue la creación de una unidad ejecutora en red dentro del Conicet, el IDEHESI (Instituto de estudios históricos económicos sociales e internacionales), no nos faltaba nada. Mario reconoce que para ese proyecto institucional encontró eco en el Dr. Eduardo Charrier, presidente entonces del Conicet y el respaldo de la Dra. Noemí Girbal, en ese momento directora del Área de Ciencias Sociales y Humanidades entre 2001 y 2008, y luego primera vicepresidenta del Conicet entre 2008 y 2010.

Durante todos estos años se fueron acercando investigadores y becarios de diferentes lugares, y fue ahí que Mario tomó el teléfono y volvió a reunir a todos en tomo al nuevo instituto de carácter interprovincial. Esa tropa dispersa de investigadores de Rosario, Mendoza y Buenos Aires ha trabajado arduamente. Recuerdo a la Dra. Girbal, una nota que nos envió una vez que no nos pudo acompañar en uno de los actos, y la Dra mencionó todo lo que se había luchado para lograr el Instituto, Mario apostó al grupo y tuvo razón.

Luego estuvo trabajando arduamente como Director hasta prácticamente el año 2017, en el cual dio un paso al costado en cuestiones de gestión y burocracia, de todas maneras la voz de Mario se escucha permanentemente por algún conducto sea directa o indirectamente. Todos nos pusimos a trabajar de forma colaborativa, que como siempre Mario supo articular. Por supuesto que hemos tenido discusiones, pero nunca hemos llegado a dispersarnos totalmente, siempre hay motivos para volver.

El Idehesi tiene una mirada explícitamente multidisciplinaria, con una visión socio histórica. Ese fue el propósito de Mario cuando lo creó y nos agrupó y ahora seguimos con un desarrollo de estudios científicos en las áreas de historia económica, social, política, de las relaciones internacionales, las ciencias políticas, el derecho, la historia de las ideas y de las instituciones, la sociología, la geografía humana, el urbanismo y la demografía. Es como el coro de una orquesta bastante afinada de muchos ejecutantes. Allí hay distintas voces o instrumentos, por ahí suena un tambor, por allí la flauta y la voz de Mario, de tenor o de barítono, también se sigue oyendo. Finalmente, quiero dedicarle unas palabras a Lidia, la esposa de Mario, te quiero decir que casi todos los investigadores, lo que te envidiaban fue tu esposa, tu gran ayuda, tu gran sostén y realmente hay que reconocerlo. En síntesis, Mario Rapoport nos regaló un vibrante viaje, sin él, el camino hubiese sido muy distinto y tal vez no lo hubiéramos emprendido, ¡gracias Mario por todo!.

Marcelo Rougier, Doctor en Historia por Ja Universidad de San Andrés, Profesor Titular UBA. Investigador Principal del Conicet

Muchas gracias a los organizadores de este evento. Voy a ser muy breve porque me emociono rápidamente.

En primer lugar, decir que yo no me formé directamente con Mario, no fui becario de él, él no fue mi director, aunque participé de varios proyectos que se desarrollaban en el instituto con él como director. Sí cursé y me formé en la especialización y la Maestría en historia económica en la FCE y participé de la cátedra, que es todo un espacio de formación académica fabulosa, fui investigador del Instituto y participé también de la revista Ciclos, como su secretario de redacción. Fui docente de la Maestría ni bien me recibí y sigo actualmente dando un curso allí. Es decir, mi trayectoria está muy vinculada a Mario y muy vinculada a estos espacios de formación, así que reconozco estos espacios y lo que Mario ha realizado. Efectivamente estos espacios dan cuenta de las múltiples acciones e iniciativas de Mario en pos de formalizar e institucionalizar un campo de estudio de la historia económica, pero también de la historia de las relaciones internacionales.

Yo me voy a referir a la historia económica, y es posible que nosotros podamos afirmar la notable pervivencia de la historia económica de la Argentina, que contrasta con otras historiografías en la región y a nivel mundial, y posiblemente tenga mucho que ver con ello las acciones y voluntad de Mario de institucionalizar y formalizar determinados aspectos e iniciativas. Me atrevería a decir que la historia económica en la Argentina no sucumbió frente al vendaval de la historia cultural, esa historia que muchas veces se presentó como menos comprometida en la explicación de fenómenos abarcadores. Es más, me atrevería a decir que si en la propia FCE sigue estando la materia de historia económica es gracias a Mario y todas sus iniciativas para formalizar el campo de la historia económica. En este sentido, tenemos allí la creación del Instituto, creado tempranamente en 1987. Esto generó muchas resistencias, luchas, trabas burocráticas y contó con escaso apoyo institucional.

Mario también creó la especialización desde 1992, luego transformada en Maestría, cuando no había una Maestría en historia económica en todo el país, casi en paralelo creó la revista Ciclos, dedicada especialmente a temas de historia económica, y en este aspecto reemplazó a la Revista de Desarrollo Económico, con todo el prestigio que dicha revista traía tras de sí. Ciclos canalizó gran parte de la producción académica de la historia económica y al mismo tiempo se transformó en un modelo para otras revistas y publicaciones. Estos son solo algunos de los hitos que me atrevo a mencionar ahora, y que tienen mucho que ver con las luchas contra la burocracia, esfuerzos por conseguir financiamiento, recursos, etc. son jalones en ese proceso de institucionalización que es importante marcar, y que se asientan sobre la propia obra de Mario. No es posible desarrollar estos espacios formales, institucionales, respecto a un campo o dos o tres, la obra de Mario trasciende la historia económica, no hay una obra similar atrás de igual importancia.

En primer lugar, reconozco que Mario es un emprendedor incansable, un generador de ideas, y esto está muy vinculado con su compromiso social, político, más allá precisamente de su obra. Esto es justamente lo que lo diferencia de muchos investigadores que se refugian en sus dichos, en sus estudios y papers, en sus zonas de confort. Él asumió otros desafíos que le habrán llevado canas, enojos en este proceso, pero fue muy constante, siguió adelante y sigue adelante en esta lucha.

En segundo lugar, dos palabras sobre su obra que es vasta y además muy grande en términos de tamaño. No hay más que pensar en su obra monumental Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003), que contó con la colaboración de Eduardo Madrid, Andres Musaccio y Eduardo Vicente. Es interesante ver cómo Mario, formado como economista, con un doctorado en historia nada menos que con Pierre Vilar, incorporó a un economista, un historiador y un sociólogo para que colaboren con él en ese libro. Lo más interesante es que cuando escribe esta obra a fines de la década del noventa no había mucho escrito de historia económica con esa lógica de síntesis, la literatura no era muy abundante y estaba vinculada principalmente, en ese contexto de crisis, a pensar que nos había pasado, dónde estaban los desvíos y en ese libro se discuten las bondades de aquel modelo primario agro-exportador tan exaltado. Es cierto que entonces también aparecen algunos libros de Cortés Conde, Gerchunoff y Llach, con una pretensión de síntesis, pero con una perspectiva muy típica de los economistas, tratando de explicar el presente de un modo inmediato a partir de la reconstrucción histórica y sin poner en dudas el modelo agroexportador. El libro de Rapoport daba respuesta a esto, pero también iba bastante más allá, escapaba a ese lente reduccionista en el que caían esos estudios de síntesis, porque precisamente tenía la premisa de construir una historia total.

Rescato su formación con Vilar y rescato esa perspectiva histórica, que lo llevaba precisamente a integrar los procesos económicos, sociales, políticos con el escenario internacional en un entramado complejo que supera la historia fragmentada, en migajas, donde no estaba la búsqueda de la interpretación profunda. Es una obra que tiene una notable profundidad histórica, que a simple vista puede ser pensada como un manual o una síntesis pero que tiene una gran cantidad de información que recoge la producción historiográfica, cosa que no habían hecho las otras obras que mencioné anteriormente, intenta correr el velo sobre los mitos existentes en la historia económica argentina. Es una obra que discute, interpreta y explica a través de un esfuerzo gigantesco que, tomando un un amplio abanico de factores, logra plantear un juicio muy acertado sobre en qué medida las transformaciones históricas responden a las distintas interrelaciones de las causas externas con los propios procesos económicos, sociales y políticos internos.

Es una gran obra que se sostiene en su valor histórico en sí mismo y es a la vez mucho más que eso, es una guía, un faro para nuevas investigaciones, entonces qué más podemos pedirle a una obra de estas características.

Mario es a nivel personal un modelo, como lo fueron Jorge Schavzer y Aldo Ferrer. Creo que no solo yo, sino todos le debemos mucho a Mario y agradezco la invitación para este merecido homenaje.

Noemí Girbal Doctora en Historia por Ja Universidad Nacional de La Plata, Profesora emérita de la Universidad Nacional de Quilmes, investigadora Superior Emérita y exvicepresidenta del Conicet.

Hacía mucho que no nos veíamos, aunque sea de esta manera a distancia, soy la que más cerca está en edad con Mario, así que mi presentación va a ser de otro tipo.

Nicolás Maquiavelo, de quien solo parece que recordamos su frase "el fin justifica los medios", nos oculta el hecho de que los medios empleados determinan también la naturaleza de los fines.

En mis propias palabras, es importante reconocer quiénes son la fortaleza de las instituciones, en un país que tiene muchas dificultades con ellas, con los equipos de investigación, los formadores de recursos humanos, generadores de conocimiento, sobre todo poniéndolo a disposición de la sociedad, que es el verdadero destinatario de ese saber que nos toca producir. En la Roma antigua, yo soy historiadora, al soldado que había cumplido su tiempo de servicio se le permitía disfrutar de la recompensa debida, una razón que llevaba a actos de reconocimiento como el que hoy nos convoca para quienes cumplen con creces su labor.

A los eméritos nos importan estos actos impregnados de afecto, de respeto y porqué no también de debates genuinos abiertos, más allá de las ideas que cada uno propicia y promueve. Es decir, honramos a aquellos que fueron protagonistas de los debates que instruyen para pasar a la acción. Mario Rapoport fue y es un intelectual que sabe lo que quiso y lo que quiere, pero también ha tenido la perseverancia suficiente como para conseguirlo. Ha llevado a la practica el enunciado de Kant “vivir su vida como si cada una de sus acciones fuera a convertirse en ley universal”. Ha sido un gran formador de investigadores en historia económica, a los cuales siempre encabezó y dirigió con decisión certera. Supo ocupar los espacios, hacerlos crecer y permanecer desde el empeño de sus trabajos y su pulso político en un sentido amplio y combativo a la vez tanto a nivel nacional como internacional.

El instituto que creó y dirigió, la revista Ciclos que cumple tres décadas, la maestría en historia económica, son solo los ejemplos más visibles de esa perseverancia, y también del respaldo incondicional de su esposa y colega Lidia. Eso suma a la fotografía de una trayectoria construida y legitimada.

En lo personal quiero hacer un agradecimiento por haberme permitido formar parte del equipo docente de la maestría, que enriqueció mis proyectos de investigación a través de los intercambios fluidos con los estudiantes. También manifestó su generosidad a la hora de dirigir tesis de maestría y cuando me invitó a formar parte de espacios académicos que evaluaron muchas de esas tesis. En cuanto a la revista Ciclos hago público mi reconocimiento por la posibilidad de difundir los resultados de investigaciones en historia económica argentina del siglo XX y formar parte del cuerpo de evaluadores de artículos originales presentados para esta publicación periódica, prestigiosa, que lleva tres décadas desde su creación.

En las jornadas, conferencias, mesas redondas de la FCE con el Conicet, también estuve presente, procurando sumarme a este nutrido equipo de trabajo dirigido por Mario Rapoport, generando muchas otras expresiones de labor conjunta en la materia que tuvieron aquí su raíz.

La política y la gestión de la ciencia se implican mutuamente. En tal sentido la necesidad de gestionar la ciencia a través de la práctica de las políticas públicas con sus efectos fácticos, normativos, sustentado en el lenguaje de los indicadores, pero más allá, ha sido parte de la labor legada por Mario Rapoport que comprendió que la escala organizacional y científica se convierte en desafíos derivados de la convivencia de ciencia y política. Es una de las razones por las cuales se insiste en la necesidad de transferir el conocimiento para dar

muestras acabadas de la utilidad de la ciencia en tanto bien social, para que pueda ser vista como inversión a largo plazo y no gasto.

Como dijera Benedetto Croce, yo escribo siempre en presente, la historia es siempre contemporánea, la libertad es singular siempre que exista la libertad plural, me parece que esto forma parte del homenaje porque, cómo el mismo Croce sostiene, el pensamiento, la plena verdad comprende todos los momentos, incluido el error, y precisamente son estas algunas de las razones que me inducen a pensar que más allá de las diferencias, de las confrontaciones, de los intercambios de ideas, habitualmente amables, Mario Rapoport siempre estuvo dispuesto al diálogo, a impulsar los trabajos académicos bien hechos y a lo que podríamos decir, a sembrar.

Con el correr de los años el balance final de este recorrido, se proyecta para mí como altamente positivo y va mi agradecimiento sincero a un colega reconocido nacional e internacionalmente que ha sabido encontrar lo que para Albert Einstein fue la fuerza motriz más poderosa: la voluntad, la voluntad de hacer, promover y aun hacerlo en tiempos difíciles de nuestra querida patria, muchas gracias.

Alfredo Zaiat, Licenciado en Economía Política. Jefe de Ja sección económica de Página 12

Muchas gracias por invitarme, me siento un infiltrado entre investigadores y estudiosos como ustedes, yo soy un periodista, licenciado en economía pero periodista al fin, aunque hago también investigación periodística.

Pero me siento en deuda permanente con Mario al igual que ustedes, que hoy están homenajeando su inmensa trayectoria académica, docente y su impresionante obra. En mi caso va a primar la emoción, lo personal, todo lo que yo siento por él, en un ambiente entre quienes también quieren mucho a Mario.

Mario es la historia misma, es un historiador, pero cuando uno habla con él, uno recorre la propia historia, la historia argentina, la internacional, la de sus principales personajes. Es descubrir y aprender en forma permanente y eso es lo que he sentido a lo largo de todos estos años, estas largas décadas, de poder compartir con él charlas, trabajos a través de las cuales se ha convertido en un guía. Mario es un guía para

mi trabajo, para mi forma de pensar y abordar mis análisis. Es un guía y por consiguiente un maestro.

Y yo me siento un privilegiado, un afortunado de poder saber qué puedo confiar en él y él confiar en mí, que puedo aprender permanentemente y además me enriquece con sus escritos y sus libros. Sé que puede sonar que estas palabras las digo por ser este un espacio de homenaje, pero para mí Mario es un grande, un referente. Cada uno puede tener diferentes referentes en la vida, pero cuando uno tiene la posibilidad de decírselo personalmente, a mí me da cierta satisfacción y alegría poder hacerlo en este merecidísimo homenaje. Mario es una persona a admirar y a disfrutar, yo tengo ese privilegio y esa fortuna, porque tiene una vida fascinante, con una producción inmensa, que además es rigurosa. Esto último es un punto en el cual mezclo mi profesión, el periodismo, con rigurosidad, con documentación, con fuentes, con estadísticas para sostener lo que se quiere expresar, lo que se quiere contar. Antes mencioné su prolífica obra, en mi caso, un estante de mi biblioteca es “Mario Rapoport”, yo tendría que ponerle: estante MR, porque su obra es inmensa. Además posee una sensibilidad especial, uno va conociendo diferentes figuras y va sintiendo la calidad humana de los diferentes interlocutores, y MR es de una sensibilidad especial, extraordinaria, tiene una escritura exquisita, tiene humor, tiene ironía, es un gran observador de la realidad y de la historia y por consiguiente un extraordinario investigador con una capacidad analítica impactante. Y además hace intervenir a la historia, la filosofía, la sociología para enriquecer el saber económico, la historia económica. Por consiguiente, su aporte es especial, superando a muchos de los que se presentan como los historiadores dominantes.

Tuve el privilegio de coordinar con él uno de los trabajos que más me genera orgullo, la colección de historia de la economía argentina del siglo XX. Son 65 fascículos, publicados cada miércoles en Página 12. No sé si alguna vez te lo dije Mario, yo creo que sí pero hace mucho, los miércoles el diario vendía más, porque ese fascículo salía todos los miércoles. Como decía, es uno de los trabajos que más me enorgullece, porque fue un trabajo colectivo impactante. y ahí es donde aparece también esa calidad humana y la concepción que tiene Mario del trabajo en equipo, lo que significa trabajo colectivo y mencionarlo parece simplemente un título, pero no es fácil, porque eso significa tener generosidad y esto no es fácil de encontrar, no conozco tanto el mundo académico y de investigación, pero puedo referirme al trabajo en los medios de comunicación, donde no es fácil armar un equipo, un equipo que esté comprometido, que tenga solidaridad, para eso se necesita un líder, y Mario claramente es un líder, que impulsa estos proyectos, y logra que con su propia capacidad se desarrollen los que lo acompañan, por eso es de una generosidad inmensa y todos nos tenemos que sentir tributarios de esa generosidad, de esa capacidad y de ese compartir que tiene Mario. y obviamente que eso es político e ideológico, cuando se toma esa decisión de construcción de un equipo.

También tuve la fortuna de trabajar con él en la exhibición desplegada en la casa del Bicentenario, Economía y Política, 200 años de historia. Otro trabajo colectivo fabuloso y donde ambos fuimos descubriendo además de los textos como traducir esos textos en una exhibición que incluía pintura, audiovisuales, imágenes, humor, muchas cosas que fuimos aprendiendo juntos. Fue uno de los trabajos que me hacen sentir muy honrado de haber tenido a Mario de guía en esa muestra.

Voy a reiterar algunas cosas, él logra una construcción colectiva del saber, del conocimiento y eso es muy valorable, además de ser un luchador político y social, comprometido con lo que sucede en la vida y en la sociedad, no es solo un teórico, un historiador, encerrado en el laboratorio o la biblioteca, está comprometido con el desarrollo nacional, con los debates para construir un país mejor. Para mí Mario es un intelectual del pueblo, un intelectual nacional y popular. Además escribe gistoria con una capacidad de divulgación fabulosa. Mario es un erudito, tiene un saber profundo de las disciplinas literarias, musicales, del arte y de la historia. Es fascinante escuchar a Mario cuando habla de música, del jazz, de pintura, cuando dice así al pasar “sí, este es un Bemi”, mostrándome un dibujo hecho especialmente por el gran pintor para la tapa de un libro suyo de poesía, así uno lo siente como algo natural y cotidiano, porque para él lo es. Ahí lo tenés a Mario, que como verán es más que un economista e historiador, es un escritor, con mayúsculas, sus novelas, sus poemas, qué más. Nosotros podemos sentirnos felices de habernos cruzado en nuestras vidas con un Mario Rapoport. Es un académico de prestigio, ojo es académico también de corazón y sobre todo tenemos esa pasión compartida: Racing. Para cerrar somos los salieris de Mario Rapoport.

Juan Pablo Laporte, Licenciado en Ciencia Política y Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Profesor de la Universidad de Buenos Aires

Gracias a vos Cecilia, por la invitación, gracias a todo el equipo del Dr. Rapoport, es un honor estar con todos estos destacados colegas en este homenaje a una de las personas que más ha marcado el estudio de las relaciones internacionales desde una mirada crítica en todas sus dimensiones a lo largo del desarrollo del campo disciplinar de la política exterior en la Argentina. La escuela socio-historica que él comandó logró trascender a mi entender la disputa entre autonomistas y liberales, este corpus teorico que se referencia en numerosos trabajos, formada por investigadores, historiadores, académicos como Claudio Spiguel, Ruben Laufer, Leandro Morgenfeld, Eduardo Madrid, Beatriz Figallo, Noemi Brenta, Andres Musacchio, Julian Kan y la politóloga y colega María Cecilia Míguez entre otros destacados académicos, con una clara matriz multidisciplinaria donde convergen historiadores, economistas intemacionalistas, sociólogos y politólogos. En esta escuela todos tienen en común la comprensión de los procesos nacionales y su relación con lo internacional a través de una visión profunda de la historia y de la dimensión socio-económica.

El primer debate de la política exterior como disciplina, alejado de las visiones juridicistas y formales y por supuesto la crítica de aquello que ha quedado como naturalizado, el modelo agro-minero exportador, tuvo lugar en los años 1960 y 1970 y se centralizó en el valor de la autonomía con una orientación latinoamericana como opuesta a la alianza incondicional con los Estados Unidos. Pero si bien la escuela socio-historica ponderó la obra de Juan Carlos Puig Doctrinas internacionales y autonomía latinoamericana del año 1980, le brindó un marco histórico interpretativo para que el autonomismo retome y enriquezca este paradigma. Fue la crisis de los 70 sobre el sistema internacional, sobre las capacidades estatales para integrarse a él, la que introdujo otro debate en los años 80. Esta nueva discusión hizo dialogar a Mario Rapoport con Carlos Escudé y su realismo periférico. Estos dos autores cuestionaban desde lugares distintos la autonomía heterodoxa, aunque la escuela socio-historica estaba más cerca de ella, con el aporte adicional de Amado Cervo y Luis Alberto Moniz Bandeira de la escuela de Brasilia; de Pierre Renouvin, quien incorporó el análisis de las fuerzas profundas y fue guía de la escuela francesa; y del enfoque histórico-estructural del sistema mundo de Immanuel Wallerstein y su mirada de los procesos globales. Este debate también fue enriquecido aquí por el concepto de autonomía relacional de Tokatlian y Russell, por la escuela del maestro Bruno Bologna en Rosario con prestigiosas colegas como Annabella Busso, Gladys

Lechini y Miriam Colacrai, por la obra de nuestro querido colega Alejandro Simonoff, que advierte un autonomismo critico en “el aporte de la escuela socio-historica”.

El estudio de las relaciones internacionales se enriquece en otra de las mega obras del Dr. Rapoport que es la Historia Oral de la Política Exterior Argentina. La atracción viva de esta escuela se basa en los procesos enmarcados en las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales y, sobre todo, en la relación entre lo interno y lo internacional que sustenta la visión de la integralidad estudiada por Pierre Vilar. Guiados por Mario Rapoport, los autores de la escuela socio-histórica entienden acertadamente la relación entre el patrón de inserción internacional, el mercado interno, la economía nacional, la soberanía sobre los recursos, las alianzas con países pares para negociar conjuntamente con las grandes potencias, la regulación y el control sobre los capitales, y la promoción de un intercambio comercial equilibrado, revalorizando así la identidad nacional y regional para construir una verdadera política pública internacional. La escuela socio-histórica no solo ilumina el pasado e interpreta el presente de una manera muy profunda y aguda sino que también tiene un proyecto político, normativo y ético para el futuro desarrollo de una Argentina equitativa. Estimado Dr. Rapoport su talla intelectual, literaria y humana se sienten en el escrito que ud. dejó en la Revista de Política Exterior Argentina a razón del fallecimiento de su colega Carlos Escudé, donde luego de señalar las profundas diferencias de enfoques entre ambos lo considera igualmente uno de los mayores especialistas argentinos en Relaciones Internacionales y dueño en lo personal de una calidez humana que no podía verse fácilmente a primera vista. Los unían, sin embargo, el tratar de entender cuáles fueron los frenos que tuvo la Argentina para no llegar a ser el país que la mayoría de su pueblo quería.

En un conversación que tuve con Escudé poco antes de su fallecimiento, la mitad del tiempo para mi sorpresa o no tanto se la dedicó a Mario Rapoport. Fue muy interesante en la charla con él su ponderación de los aportes de MR para comprender los condicionantes de nuestra política exterior. Sus encuentros, algunos en el CARI, otros en su casa con su esposa fueron para CE algunos de los momentos mas agradables de su vida académica e intelectual. La charla que tuve con Escudé fue para armar una conferencia, un dialogo académico personal entre los dos, que finalmente el Covid imposibilitó porque se lo llevó a Carlos.

En lo personal fue un honor haber recibido un llamado en mi casa para participar de este evento. Tengo que decir que la obra de MR ocupa uno o varios estantes de mi biblioteca y la leo y releo para cada curso que doy. Fue nuestra querida colega Maria Cecilia Míguez la que me vincula con él de manera personal y uno se apasiona con la obra de Mario Rapoport para comprender los fundamentos de la escuela socio- histórica de las relaciones internacionales. Un domingo, mientras leia la obligada columna de Alfredo Zaiat, recibo un llamado desconocido y me dice -hola Juan Pablo, soy Mario Rapoport-, bueno me quedé petrificado con el mate y dejé por un momento la columna obligada de los domingos de Alfredo Zaiat. Rapoport me confirmó que quería participar en el I Simposio Argentino de Política Exterior, al que lo había invitado unas semanas antes. Estaba hablando con un académico por el que tenía una profunda admiración, estaba escuchando a un maestro de la historia, al principal referente de la historia de las relaciones internacionales de la Argentina. De su obra surgen explicaciones que pemiten comprender los procesos profundos que escapan a los análisis meramente coyunturales, muchos de los cuales esconden o invisibilizan la dominación del poder real. Bueno maestro, profesor Emérito Dr Mario Rapoport, Ud. ya se ha ganado estar en el podio de los grandes intelectuales argentinos y latinoamericanos, pero más importante aun, de los grandes intelectuales con una profunda sensibilidad y conciencia social. Gracias por su legado y sus reflexiones para construir una Argentina más justa, libre y soberana.

Alejandro Simonoff, Doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesor en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UNLP)

Gracias Cecilia por la invitación a este evento. Poder hablar de Mario siempre es significativo para nosotros, que medio somos intrusos en las relaciones internacionales ya que venimos de la historia Mario es una especie de faro y de paraguas al mismo tiempo, en el sentido que no solamente nos convalida el espacio sino que también nos está dando señales para poder trabajar y hacer cosas interesantes, y el rol de Mario está sin lugar a dudas fuera de toda discusión. Cuando me hicieron la invitación, yo pensaba desde dónde empezar o qué decir sobre Mario, y me pareció lo mas adecuado referirme a mis lecturas sobre su obra, cómo comencé a leer a Mario. Si bien yo no he sido discípulo directo de él, he sido su discípulo a través de sus libros. En este sentido la primera lectura, la primera aproximación, que fue precisamente “Gran Bretaña , Estados Unidos y las clases dirigentes argentinas”, me abrió una posibilidad muy importante de entender un análisis que era histórico centrado en las relaciones internacionales. Es una obra que aparece en un momento muy particular de la evolución de la disciplina, en un momento donde se produce cierta profesionalización, por decirlo de algún modo, y en donde los estudios más rigurosos empiezan a aparecer, donde tal vez los grandes relatos, por llamarlos de alguna manera, de la fase anterior, la discusión entre autonomistas y latinoamericanistas van cediendo y hay al mismo tiempo rasgos de continuidad. El hecho de pensar, por ejemplo, que la política exterior no es solo producto de los Estados sino también de grupos de interés, de opinión o de presión; como de entender que hay fuerzas profundas que operan en nuestras sociedades y que conforman determinados marcos sobre los cuales debemos estudiarlas. Creo que el salto cualitativo inevitable está, por un lado, en la necesidad de utilizar fuentes primarias que es algo que quizás la generación anterior no había hecho o lo hizo solo en historias meramente diplomáticas, sin análisis de fondo y, por otro, visualizar criticamente las distintas interpretaciones históricas. Y esto último forma parte del famoso debate entre Mario y Escudé, que abre una brecha en los estudios de las relaciones internacionales de la Argentina. Y voy a decir algo con respecto a esto que pude constatar con ambos en su momento; no es un debate sobre la Argentina y la Segunda Guerra Mundial, sino que tiene que ver con la inserción de la Argentina en el mundo, es un debate mas amplio y eso es lo que hizo de los dos una especie de presentacion, de guía de investigación que durante los años 80, 90 se fue plasmando no solo a través de ellos sino a través de sus discípulos con dos esquemas claramente diferenciados. Volviendo a Mario y sus aportes hay libros que ya fueron nombrados aquí, pero que no quería dejar de nombrar, y son pilares en los estudios internacionales argentinos como “Aliados o Neutrales” que es una obra interesante porque aporta documentos inéditos y un análisis crítico de esos documentos poniendo en un lugar distinto la discusión política para encuadrarla en un marco más académico y de búsqueda de la verdad. A principios de los años 90 aparece ese otro libro tan importante y que Mario escribió con Claudio Spiguel “Estados Unidos y el primer peronismo”. Me parece que este libro marca una percepción de las relaciones de la Argentina con el mundo de naturaleza singular y en donde también aparecen guiños hacia el presente porque todo el tratamiento que Mario hace de lo que se llamó “la correcta amistad” la fase en donde el hermano de Eisenhower viene a la Argentina y empieza cierto ablandamiento de las relaciones entre el peronismo y los Estados Unidos, tiene ahí un correlato inevitable con políticas posteriores, obviamente con diferencias de intensidad pero creo que ahí hay un giro que también por lo menos en mi caso me ha ayudado mucho a reflexionar con respecto a cierta naturaleza pragmática de la política exterior, que podía cobijar elementos tan contradictorios. Pero también es cierto que el trabajo de Mario es importante porque define los estudios de las relaciones internacionales no solamente en el marco de la políticas, sino también en el de los modelos de acumulación, que es otro elemento insoslayable, porque uno no puede pensar la inserción del Estado sin saber cómo se vincula económicamente, los estados agrícolas tienen una forma de relación con el mundo distinta a los industriales, etc., que son elementos que muchas veces en el discurso general se da por hecho suponiendo y optando por uno de ellos generalmente por el modelo agrícola y ponderándolo y en eso Mario produce una interpretación que es sustancial digamos para poder entender la complejidad de las relaciones con el mundo. En ese sentido las aproximaciones epistemológicas que ha dado, que incluso podemos tomarla en el homenaje que todos le hicimos en 2011 en La Plata, donde además en esa exposición tuvimos la suerte de tener un adelanto de lo que iba a ser su novela sobre Braden, también ese es otro aspecto que sería importante tratar de rescatar de Mario, como la utilización de una novela para decir cosas que tal vez la investigación más formal no permitiría decir, encontrar atajos para decir cosas sobre ello, me parece en ese sentido un instrumento fantástico y realmente me ha gustado muchísimo. Ahora bien, destacamos de la obra de Mario las perspectivas o cuestiones fundamentales de nuestra labor. Primero salir de la prisión del presente, que dicho por un historiador me parece que es un dato singular y algo que marcó un poco los nuevos estudios historiográficos, el miedo al presente es abandonado en función de una idea donde uno puede ser observador y actor al mismo tiempo porque esas cuestiones no son incompatibles. La segunda cuestión que marco es sobre los conceptos y categorías, y aquí hay una influencia indudable de Renouvin y Duroselle, es decir que conceptos y categorías están en un contexto histórico determinado y que eso choca un poco con la tradición más rígida, por decirlo de alguna manera, de los estudios

internacionales, y lo acerca más a la historia, cosa que compartimos plenamente. Otro de los puntos, es el hecho que las relaciones internacionales deben convivir con las otras ciencias sociales y esto también es un punto casi programático, esencial del desarrollo de la disciplina, sobre todo cuando existen tendencias que pretenden objetivizarla a punto tal de desnaturalizar nuestros estudios, llevándolos a campos que no incluyen todo el caudal interpretativo y filosófico de las ciencias sociales donde me parece que nuestra disciplina debe estar. Y finalmente la vinculación entre las políticas internas y externas que no son campos separados ni campos aislados. A todo ello debemos añadir la tarea importante tanto de Mario como de Amado Cervo a través de la construcción de un eje entre Argentina y Brasil que va más alla de las cuestiones políticas y tiene que ver con un eje académico sólido, con una reivindicación de nuestros trabajos no como dependientes de la visión occidentalista sino a partir de una mirada propia y que se expresa en ese libro tan interesante y con un juego tan provocador como es "El Cono Sur" donde historiadores internacionalistas argentinos escriben sobre Brasil e internacionalistas brasileños escriben sobre Argentina, invirtiendo los roles y llevando a conformar una obra de las más importantes, por los menos a mi entender. Por otro lado, nos encontramos también con el hecho de que la obra de Mario ha ido evolucionando por su aproximación con otros autores de la teorías criticas como Giovanni Arrighi, Perry Anderson y otros que me parece que llevan a la obra de Mario a un punto de interrogación que se ve reflejado en lo que seria una lectura muy activa, donde uno va leyendo y va buscando constantemente algunas cosas que lo transportan a uno mas allá de la lectura. Junto a eso hay algo que creo que fue Marcelo Rougier el que lo señaló en su intervención, la forma en la que escribe Mario no es una forma tradicional tiene cierto sentido literario que enriquece, seduce y pone en actitud activa al lector, y esto es muy importante sobre todo para aquellos que tratamos de hacer eso y no nos sale.

Hay dos cuestiones más antes de terminar, una es la Historia Oral de la Política Exterior Argentina, que es una de las contribuciones más relevantes que se han hecho en los últimos años a los análisis de la política exterior nacional, donde se retoma un poco la idea de la recuperación de una historia con documentos pero esta vez documentos hablados, a través de testigos, recorriendo prácticamente los últimos 60 y 70 años. Finalmente, el ultimo trabajo de Mario me resultó muy interesante, muy lindo, “Parece cuento que la Argentina aun existe”. Es un libro que combina muchas habilidades, que son las habilidades del análisis de la coyuntura con otros de tipo histórico o más estructurales, y cuentos y relatos donde interviene la imaginación. Aquí de algún modo digamos recorre cierta impronta hobsbawmiana y lo digo en dos sentidos, uno en el hecho de que vence un poco y termina de vencer definitivamente ese temor del escritor y el actor, borra definitivamente eso e impone algo que Hobsbawm decía constantemente, el hecho que los historiadores tiene un rol inevitable de actores políticos sobre todo en el análisis de medias verdades o mitos, que es lo que Mario también constantemente ha trabajado y tratado de dilucidar y que nos pone, como decía Hobsbawm, en el rol de inesperados actores políticos. Para terminar, Mario representa un autor y actor fundamental e inevitable para el campo de las relaciones internacionales argentinas, es, fundamental porque su aporte está anclado, por un lado, en una tradición de las lecturas criticas de las relaciones internacionales, que no es habitual en nuestro medio y, por otro lado, también y esto quiero resaltarlo porque escribe desde el sur pero a diferencias de otros no solamente desde el sur, sino también para el sur y en ese sentido me parece que hay una cuestión central y que tiene que ver con un eje programático que se observa a lo largo de su excelentísima obra, incluso hay aportes de naturaleza metodológica que resultan importantes. Entonces para resumir Mario es una referencia inevitable para el tratamiento de nuestros estudios de política exterior ya que ha aportado elementos imprescindibles para la comprensión del pasado y el presente de ella, y su obra nos permite ubicarlo en los escalones más altos de nuestra disciplina. Muchas gracias.

Amado Luiz Cervo, Doctor en Historia por la Universidad de Estrasburgo, Francia. Profesor Emérito de la Universidad de Brasilia, autor de 25 libros y numerosos artículos y ensayos, y uno de los principales referentes de la historia de las relaciones internacionales de Brasil

Querido Mario, mereces este homenaje a un profesor e investigador ejemplar. Voy hablar de nuestras vidas: trabajar, escribir, enseñar, publicar, participar de seminarios, encuentros, congresos científicos, hicimos todo eso individualmente y también juntos; conducimos nuestra vida con sabiduría, eficiencia y resultados, y ese es el modo en que la gente es feliz porque puede mirar para atrás y decir -de nada me arrepiento, haría todo de nuevo del mismo modo-. Incluso nuestras instituciones reconocen nuestro trabajo, ambos somos profesores eméritos. Mario, escribimos libros y artículos juntos, ¿te acuerdas de la Historia del Cono Sur?, una revision de los estudios de las países de la región y una interpretación basada en nuevas investigaciones que realizamos en archivos históricos. Por cierto las relaciones internacionales son complejas. Entre otras cosas, escogiste para investigar, enseñar, escribir y publicar en el área sensible de las relaciones económicas internacionales. De hecho son las fuerzas económicas las que mueven el mundo, ellas determinan el desarrollo, el nivel tecnológico, la superioridad de algunas naciones y el atraso de otras. Las fuerzas económicas determinan la política, la diplomacia, las migraciones, incluso el turismo está determinado por ellas. Hay naciones mas lentas, otras más rápidas. La cultura interviene por cierto con capacidad explicativa para conformar el perfil de una nación. Felicitaciones, Rapoport, por trabajar las fuerzas económicas. Mereces este homenaje querido amigo, somos parecidos, creo yo, por eso hablo con naturalidad sobre vos, tuvimos una vida parecida, trabajar mucho, publicar mucho, hacer avanzar el conocimiento científico de las relaciones internacionales, dejar una contribución para nuestros alumnos, colegas, lectores investigadores, viajar mucho, divertirse mucho, comer, beber, pasear por la calles como dice la canción portuguesa, sin eso falta condimento, te acuerdas de Alsacia, Estrasburgo y Riquewihr. De Amsterdam, Perugia, Oslo y Sidney. Una vida feliz juntos con nuestras esposas Lidia y Carmelia. Querido Mario, quiero decir algo personal, sos mejor que yo, porque además de historiador de las relaciones internacionales, sos poeta y cuentista. Escribiste un poema en mi homenaje, yo nunca escribi una poesía, no tengo ese talento, felicitaciones Mario, me has superado, tu talento es grande, lamento mucho esta pandemia que me impide ir hasta Buenos Aires para comer un asado. Lo que me consuela es saber que tu talento es mayor que la pandemia, no se debilita, no se enferma, domina y se extiende. Te mando un fuerte abrazo y sé feliz por toda la vida como lo fuiste en el pasado. Amado Luiz Cervo, colega y amigo del corazón.

Edmundo Heredia, Doctor en Historia por la Universidad Nacional de Córdoba. Profesor emérito de la Universidad Nacional de Córdoba. Investigador Superior del Conicet

Queridos amigos, querido Mario, quiero tener un dialogo con Mari,o si me perdonan, pero pueden escuchar todos, no es ningún secreto esta celebración de tu trayectoria, de tu obra de tu persona. Querido Mario, llega en el momento apropiado porque es bueno detenerse y reflexionar después de este largo camino recorrido que buena parte hemos compartido, detenerse y reflexionar no solo para rememorar sobre lo andado sino mejor aun para pensar sobre el futuro, porque esta celebración puede estar indicando la apertura de una nueva etapa aun mas fructífera y valiosa que las anteriores, en la que podrás agregar nuevos proyectos y nuevas ilusiones a toda la experiencia acumulada en tantos años. Otros destacarán la extraordinaria producción intelectual que te ha colocado entre los más destacados de Argentina y es justo que así sea, yo deseo recordarte como amigo y como compañero y también expresarte mi profundo agradecimiento por tu valiosa ayuda en mi vida profesional. Si tuviera que elegir un aspecto por el cual todos deberíamos estar agradecidos por tu obra y tus aportes personales e institucionales, me inclinaría por el hecho de que has sido un gran precursor del entendimiento y mutua colaboración entre los estudiosos de la historia de las relaciones internacionales en América Latina, en especial entre Chile, Brasil y Argentina. Con esta acción las relaciones y complementaciones entre estos tres países adquirieron una dimensión mayor y más valiosa, pero prefiero recordar experiencias y momentos felices compartidos, en especial, los recreos que nos tomábamos en los congresos, a veces con Lidia, tu compañera de vida, recordar por ejemplo, nuestra visita al Parque Vigeland en Oslo, la cena con un cabrito a las brasas en Córdoba, el concierto de piano con obras de Chopin en París, una noche de peñas folklóricas en Jujuy, una recorrida por el Fisher Play en Quebec, un café en un bar de la calle Corrientes mientras oíamos en el piano El ultimo café, tocado por su autor nada menos, para sorpresa de este provinciano. Gracias por todo, Mario, muchas gracias.

Fortunato Mallimaci. Doctor en Sociología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París. Ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Profesor Titular en la Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Investigador Superior del Conicet

Va todo mi gran reconocimiento como investigador, maestro, intelectual, organizador de grupos y sobre todo, una persona comprometida con su pueblo y con su sociedad, frente a los que claudican con el poder, económico, social, simbólico y educativo. Mario nos demuestra que se puede discutir desde nuestros saberes científicos y académicos por un proyecto mas democrático, inclusivo y de justicia social.

Federico Schuster, Doctor en Teoría Política y Social por la Universidad de Essex, Gran Bretaña, ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

Hermoso homenaje, mi afecto y admiración al querido amigo Mario y un abrazo a todos y todas, muy emocionante.

Jose Miguel Amiune, Master en Relaciones Internacionales en The Fletcher School of Law and Diplomacy, Universidades de Harvard y Tufts, miembro del CARI y del Plan Fénix

Yo soy mas intruso que Zaiat porque ni siquiera soy economista, pero quiero decir que soy un alumno más tuyo, yo he aprendido mucho, aunque tenemos la misma edad, eso no importa, he aprendido mucho de la gente de mi misma generación, y creo que todos tus libros, que ya se han nombrado pero básicamente los de relaciones internacionales, fueron para mí muy importantes, han dejado la huella de esa escuela histórica que tu creaste. Es increíble que hayamos vivido en el mismo país durante tanto tiempo y nuestra relación haya sido tan ocasional, pero creo que tu influencia en la cultura argentina excede el ámbito de todas las personas que hoy con tanta autoridad te han rendido homenaje. Yo te lo rindo como una suerte de alumno, de admirador intelectual tuyo, virtual y me parece que es tal vez el único aspecto que faltaba destacar. Como yo, debe haber mucha gente en la Argentina, en Latinoamérica que se ha enriquecido con tu legado intelectual. Te mando un abrazo muy fuerte y deseo que sigas produciendo cosas que nos enriquezcan a todos y sobre todo a nuestra cultura argentina y latinoamericana. Gracias.

Julio Sevares, Doctor en Ciencias Sociales, UBA, miembro del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales

Simplemente quiero saludar a Mario y a todos los que colaboraron en el esfuerzo para la Revista, para el Instituto y toda su inmensa tarea. No me voy a poner nostálgico ya a esta edad, son más de 30 años que tengo una excelente relación con Mario, que trabajamos o que trabajo con él, principalmente en las clases, en la Maestría, y alguna vez en actividades conjuntas, como aquella en la que conformamos un grupo para poner un impuesto internacional a los capitales. Se llamaba ATTAC, del que Mario fue fundador y yo fui un año su presidente luego de él. Va simplemente mi reconocimiento profesional y mi afecto, y esperamos seguir trabajando juntos.

María Cecilia Miguez, Doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Profesora de grado y posgrado de la UBA, investigadora independiente del Conicet, vicedirectora del IDEHESI.

Mario se destaca en su producción en su aporte a las humanidades, a las ciencias sociales, en su erudición, en su capacidad de trabajo, en la infinita gestación de instituciones que hasta el día de hoy permanecen, en la formación de recursos humanos, de la que yo misma soy parte, en la formación de discípulos y discípulas. Además voy a destacar algo, que me hizo a mi estar aquí, es lo ideológico. Yo estaba cursando mi carrera de ciencia política, y Mario era el titular de la materia Historia argentina, allí estaba Rubén Laufer como ayudante,

Allí escuché el enfoque que Mario hace sobre la historia argentina, sobre la historia económica, sobre las relaciones internacionales, donde a contramano de la exaltación de la Argentina agroexportadora, que vendía todo eso cómo maravilloso, Mario nos decía que el momento mejor de la Argentina había sido la Argentina industrial, la de la conquista de derechos, la de la mejora en las condiciones de la mayoría, y que las relaciones internacionales eran fundamentales para entender nuestra historia, no como un contexto que la rodeara, sino como parte misma de un gran entramado que explicaba problemas de mediana, larga y corta duración de nuestra Argentina. Si no fuera por esa cuestión ideológica, que además señalaba que la dictadura militar había destruido el aparato industrial del país, si no fuera por eso yo no estaría acá, no es solo la erudición de Mario, no es solo su enorme aporte académico sino también todo eso que lo ha hecho un gran luchador en los ámbitos intelectuales, lo que hizo que yo esté acá también, porque pienso que en última instancia no hay erudición que valga, si no es para construir un mundo justo. Así que con esto doy yo la bienvenida a este homenaje y mi homenaje es seguir trabajando, ya lo sabes, Mario.

Noemi Brenta. Doctora en Economía de la Universidad de Buenos Aires. Profesora de grado y posgrado de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Profesional principal del Conicet

Quiero destacar la generosidad de Mario en su invitación a participar en todas las actividades y proyectos del instituto de historia económica, luego CIHESRI, en la revista Ciclos, en la Maestría en Historia Económica y en su cátedra. Tuve la oportunidad de acercarme a Mario cuando aceptó dirigir mi tesis doctoral en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, en el año 2000 sobre la influencia del FMI en el ajuste del balance de pagos de Argentina. De esa etapa recuerdo especialmente el Proyecto Ecos sobre fragmentación monetaria, de cooperación bilateral entre Argentina y Francia, que Mario dirigía y en el que participé como doctoranda, que permitió una rica vinculación en Lyon con los colegas del Institut des Sciences de l'Homme y otros, como Bruno Théret y Jaime Marques Pereira, y acceso a una bibliografía inalcanzable en ese momento en Argentina, fundamental para entender el sistema monetario internacional.

Desde entonces Mario me invitó a colaborar con la revista Ciclos, donde yo había publicado dos artículos -un estudio comparativo del plan de convertibilidad y el Plan Real; y otro sobre la dolarización en Argentina-. En aquel momento colaboré con Marcelo Rougier, luego seguí como secretaria de redacción, y desde 2014 como editora cuando cobró primacía la publicación digital, siempre con Mario como director de la revista. También me incorporó como docente en la Maestría y en el grado, y como investigadora universitaria en el instituto. Cuando se creó el IDEHESI, en 2007, con sus tres nodos, Buenos Aires, Rosario y Mendoza, me convertí en su coordinadora académica, como profesional del Conicet.

Mario es un trabajador incansable, un permanente creador de proyectos, ideas, actividades. De los trabajos en coautoría quiero destacar el libro Las grandes crisis del capitalismo contemporáneo, que publicamos en 2010; el libro final del PICT "Proyectos de nación en Argentina: identidad, RRII y modelos económicos", realizado en red con la participación de los tres nodos del IDEHESI. Y mil proyectos más, creados o impulsados por Mario, como la exposición en la Casa del Bicentenario, por los 200 años de la independencia argentina; el proyecto sobre la historia oral de la política exterior argentina; el foro Argentina 2020 en el Fondo Nacional de las Artes, del que resultó un libro riquísimo y reflejo de su época, con un capítulo sobre la deuda externa argentina firmado por los dos, y el trabajo conjunto publicado recientemente en Routledge, Inglaterra, en un libro sobre la historia latinaomericana. Un orgullo enorme.

Quería manifestarte, Mario, mi agradecimiento por todo lo que aprendí trabajando con vos, por tu apoyo permanente en el desarrollo de mi carrera académica, mi admiración por tu obra, y el afecto por tu persona y por Lidia, que ya es una amistad compartida de muchos años.

Leandro Morgenfeld, Doctor en Ciencias Sociales por la UBA. Profesor de las Facultades de Ciencias Económicas y Ciencias Sociales de la UBA, investigador independiente del Conicet

Voy a ser muy breve porque somos muchos/as. La verdad es que tenía mis dudas, pero luego de escuchar entre otros a Cecilia, a Beatriz, a Juan Pablo, a Alejandro, a Noemí, a Alfredo, a Marcelo, a Horacio, a Edmundo y a Amado, confirmo que Mirtha Legrand, al menos en esto, tiene razón: los homenajes hay que hacerlos en vida. Si bien en nuestra querida revista Ciclos, en la sección In Memorian, recordamos habitualmente a aquellos intelectuales argentinos y extranjeros que nos dejaron, pero cuyos pensamientos y trayectorias han influido y siguen influyendo significamente en nosotros, creo que es también gratificante poder compartir este reconocimiento y agradecimiento ahora con Mario. El último ejemplo es el Claudio Spiguel, un queridísimo colega que nos dejó hace poco, un maestro de muchos de los que estamos acá. Después de escucharlos, la verdad es que me emocionó mucho este homenaje que le estamos haciendo hoy a Mario a pesar de que la pandemia nos obligue a sea en forma virtual. Escucharlos me hace rememorar muchos momentos importantes de mi vida acadámica. Trabajo con Mario y con su equipo desde hace 18 años. Creo que no hay nadie a quien le deba más desde el punto de vista académico. Mario dirigió mi tesina de Especialización sobre el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en 2005, mis tesis de Maestría (2007) y Doctoral (2010) sobre la historia de la relación entre Argentina y Estados Unidos en las conferencias panamericanas, y apoyó mi ingreso al Conicet, primero como becario y luego como Investigador (2011).

Empecé en 2003 a dar clases con él y hoy soy docente regular en las dos cátedras que él fundó en la Facultad de Ciencias Económicas y en la de Ciencias Sociales. No quiero redundar sobre todos los proyectos y obras en los que participamos bajo su dirección, para no aburrirlos, pero la verdad que es un honor haber aprendido tanto de él y haber trabajado tantos años a su lado, y quería simplemente decir eso, gracias Mario. Voy a contar en mis últimos 30 segundos una infidencia, que, creo, lo pinta de cuerpo entero. Anoche estaba cenando con mis dos hijas, la mayor recién vuelta de su viaje de egresados. A las 10 de la noche me suena el celular y era Mario. Interrumpí la cena y decidí atenderlo, creyendo que era una urgencia que tenía que ver con el homenaje a la Revista Ciclos que hicimos hace un rato por los 30 años, pero no era eso. Me contó que salió publicado el libro de las actividades que dirigió él en el Foro 2020 del Fondo Nacional de las Artes, después de los muchos meses que había batallado para publicarlo. Me contó que lo presentaría el miércoles que viene y que estaban armando la mesa y quería que yo participara. Bueno, ese es Mario: una persona con un compromiso permanente con el trabajo, con la investigación, con la academia, con la divulgación. Orilla los 80 años, pero tiene la iniciativa de un treintañero. Creo que todos acá podríamos contar anécdotas en el mismo sentido. Hace un mes salió no solo la Ciclos Número 55 impresa, sino también su último libro de poemas. Ni la pandemia lo frenó a Mario en su ímpetu y sus ganas de seguir escribiendo y publicando. La verdad es que, además de todo los que recordaron de su extensa obra, debo recalcar que es una persona incansable, que está siempre incentivándonos a ir por más. Anoche, entonces, no estaba simplemente pensando en el homenaje de hoy, sino que ya planificaba la actividad de la semana que viene donde va a presentar su, hasta ahora, último libro. Mario, simplemente quiero decirte públicamente dos palabras: muchísimas gracias.

Julián Kan, Doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires. Profesor de grado y posgrado de la UBA, investigador del Conicet

Voy a ser muy breve, porque al escuchar a todos y a todas que vienen de diferentes trayectorias, disciplinas, universidades, casa de estudios, todo lo que hablaron de Mario, uno ahí toma dimensión, y me recordó que hace 10 años yo me vinculé al Instituto a través de Leandro, que conocía de la carrera de historia de la UBA y me decía los temas en los que trabaja el Instituto, y un día le mandé un mail, le presenté un proyecto que en ese momento era una de las becas de Conicet, rápidamente me escribió, me hizo sugerencias, me dijo venite a casa, lo charlamos, lo discutimos, y empezamos un vínculo que después perduró. Podría decir muchas cosas, pero esos dos años casi que trabajamos juntos en eso y en los dos libros de la Historia Oral de la Politica Exterior, que vincularon clases del ISEN, clases en la Maestria, diseño de entrevistas, la diagramación del libro, fueron esos momentos donde uno aprende, donde uno comparte esos ratos que no era solo hablar de historia de las relaciones internacionales, se mezclaban con el fútbol, con la política, con la familia, yo en ese momento iba por mi segundo hijo en el 2014. Aquí tengo la tapa del libro de Historia Economica y Social de la Argentina, no sé si se llega a ver el dibujo en la foto, esto lo dibujó mi hija mayor, porque yo lo tenia siempre al lado cuando preparo una clase, cuando busco algún dato, y de tanto tenerlo al lado un día, cuando ella empezó a dibujar, lo dibujo y lo guardó, y dos o tres años después lo encontré, justo antes de la pandemia, y esto es una imagen que cuando uno tiene un libro de Mario, esos libros están en la cocina, en el living, en la biblioteca te acompañan, producto de todo lo que tiene esa obra,de todo lo que han dicho uds. Aproveché este momento para compartirlo y mostrárselo y mandarle un fuerte abrazo, y que siga tal como hasta ahora, con gran producción, con ideas, como dice Leandro ya pensando en otras cosas para la semana que viene.

Yo no tengo nada mas que agradecerles a todos uds. este homenaje, especialmente a Maria Cecilia Míguez, que tuvo la idea y realmente la cumplió. ¿Qué puedo decir de los aportes de todos los participantes?, uno fue más rico que otro. Han reflejado aspectos de mi vida que en realidad tiene que ver con los proyectos de todos y de cada uno, el Instituto, la Maestría, la docencia y la investigación, la revista Ciclos en la historia, la economía y la sociedad. Eso es lo que a mi me interesa en particular, dejar el mundo con una huella, yo quería simplemente leerles el poema que le dediqué al profesor Amado Cervo porque de alguna manera refleja mi relación con Brasil y mis propias inquietudes y al mismo tiempo tiene un toque de humor, como todos mis trabajos e incluso mis poesías, porque considero que el humor nos distiende, nos hace aprender cosas y me parece que es preciso que todos lo sientan igual que yo. Eso es lo que ocurrió en las relaciones con Brasil y el

Mercosur, creo que es una forma mía de despedirme de todos ustedes y de este hermoso homenaje que escuché y que refleja lo que decía un artiíulo hace poco en Página 12, que los homenajes hay que hacerlos en vida y no después, porque el principal protagonista ya no va a estar, no puede escucharlo y escuchar las palabras de todos ustedes son como caricias en el alma y así se hacen sentir.

Último tango del Mercosur

A.L. Cervo, mi amigo brasilero

Cuando voy por allí

mi amigo me espera,

en su mesa de siempre

bajo el cielo vidriado de Brasilia

donde gotas de sol se abrazan

con las de lluvia

y nunca se sabe si es invierno o verano.

Comemos feijoada y bebemos jarras de cerveza entre pequeñas copitas de cachaza que en un santiamén nos nublan la cabeza.

Cuando él viene aquí lo invito por la noche a una jugosa parrillada porteña donde brindamos con nuestro delicado Malbec y la cruz del sur se nos viene encima con todas sus estrellas.

Al fin un invierno

nos encontramos en Riquewihr

cuyos viñedos

resecos por el frío

se ocultan tras las casas de piedra

de un antiguo gueto.

Sentados en la nieve

devoramos un frugal picnic de quesos

junto a dorados vinos de Alsacia

durante una semana entera y caemos en estado de gracia.

El Mercosur culinario, así como el académico,

quedaron a la deriva

y nuestros enemigos

aprovecharon para disolverlo

aduciendo un exceso de sed y de gula.

Desterrados en la nostalgia

hoy festejamos cada uno por su lado

con el estómago vacío

y una botella de agua mineral.

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