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Acta toxicológica argentina

versión On-line ISSN 1851-3743

Acta toxicol. argent. vol.20 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./jul. 2012

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Aspectos clínicos, epidemiológicos y de tratamiento de 11 casos de envenenamiento por ciempiés en Adícora, Península de Paraguaná, estado Falcón, Venezuela

Clinical, epidemiological and treatment aspects of eleven cases of centipede envenomation in Adícora, Paraguaná peninsula, Falcón state, Venezuela

 

Cazorla Perfetti, Dalmiro J.1*; Loyo Sivira, Jesús E.2; Lugo Hernández, Lusneida N.2; Acosta Quintero, María E.1; Morales Moreno Pedro1

1Laboratorio de Entomología, Parasitología y Medicina Tropical (L.E.P.A.M.E.T.), Centro de Investigaciones Biomédicas (C.I.B.), Universidad Nacional Experimental "Francisco de Miranda" (UNEFM), Coro, Estado Falcón, Venezuela.
2Secretaría de Salud, Estado Falcón, Venezuela. *lutzomyia@hotmail.com

Recibido: 26 de abril de 2012
Aceptado: 22 de julio de 2012

 


Resumen.

A pesar de que las picaduras por ciempiés o centípedos (Phylum Arthropoda, Clase Chilopoda) son frecuentes y pueden potencialmente ocasionar el deceso del individuo, en Venezuela son pocos los estudios acerca de su ocurrencia. Entre octubre de 2006 y mayo de 2007, se realizó un estudio descriptivo y prospectivo para determinar los perfiles clínicos, epidemiológicos y tratamiento de los envenenamientos ocasionados por centípedos en individuos que asistieron a la emergencia ambulatoria en Adícora, estado Falcón, Venezuela. Se hizo la evaluación clínica y la anamnesis para indagar la hora y el lugar del accidente. El centípedo se recolectó para identificación. El tratamiento consistió en aplicación tópica de solución antiséptica yodada (Povidona®); analgésico antiinflamatorio endovenoso y toxoide tetánico; en el caso de abscesos se administró antibiótico terapia per os. Se registraron 11 pacientes mordidos por Scolopendra sp., 6 (54,55%) femeninos y 5 (45,46%) varones. Los accidentes ocurrieron con mayor frecuencia en meses de la estación seca (diciembre-abril; >60%), en adultos (39-62 años; 81,82%), residentes locales (81,82%) dentro del domicilio (54,55%) en horas nocturnas (63,64%) y en los miembros inferiores (54,55%). Los pacientes asistieron a la emergencia ambulatoria entre 5 a 600 minutos después del accidente ( =169,9 ± 236,3). Las manifestaciones clínicas mayormente observadas fueron de tipo local: dolor intenso [Escala Analógica Visual (VAS) = : 8,5 ± 0,63)], y eritema en 100% de los casos. Se obtuvo una evolución postratamiento satisfactoria entre 4 y 5 días y VAS de dolor promedio significativamente menor ( = 0,09± 0,20; t= 42,0, P= 0,0001).
Los accidentes por Scolopendra sp. en Adícora, estado Falcón, Venezuela son un problema de salud pública, que parecieran incrementarse por los hábitos sinantrópicos y nocturnos de los centípedos, y seguir un patrón estacional. Se presentaron manifestaciones locales que requirieron un tratamiento básicamente local.

Palabras claves: Ciempiés; Scolopendra sp.; Envenenamiento; Venezuela.

Abstract.

Despite centipede (Phylum Arthropoda, Clase Chilopoda) bites in humans are frequent and may potentially result in fatal consequences, in Venezuela publications on its envenoming and related characteristics are really scarce. Between October 2006 and May 2007, a descriptive and prospective survey was conducted to investigate epidemiological, clinical and treatment profiles on injuries caused by centipedes in patients that were attended in ambulatory emergency service at Adicora, Falcón state, Venezuela. These were clinically examined, and by mean of anamnesis were recorded site and time of bite. The centipede was collected for identification. Treatment consisted on the application of a topical antiseptic solution (povidone-iodine), intravenous administration of an anti-inflammatory analgesic, antibiotic therapy per os and tetanus immunization. It was registered 11 cases bitten by Scolopendra sp., 6 (54.55%) females and 5 (45.46%) males. Most of accidents occurred in the dry season (December- April>60%), adults (39-62 years old; 81.82%) local residents (81.82%), inside the home (54.55%), during the night (63.64%) and on the lower limbs (54.55%). The time between ambulatory medical assistance and the accident varied from 5 to 600 minutes, with a mean time of 169.9 ± 236.3. Most clinical manifestations observed were local: intense pain [Visual Analog Scale (VAS) = : 8.5 ± 0.63)], and erythema 100% of the cases. Patients had a satisfactory post-treatment evolution after 4 and 5 days, and pain VAS mean values significantly lower ( = 0.09 ± 0.20; t= 42.0, P= 0.0001). Envenoming injuries caused by Scolopendra sp. are public health concern at Adicora, Falcon state, Venezuela, that appear to increase with sinanthropic and nocturnal habits of centipede, and follow a seasonal pattern, requiring local symptomatic therapeutical treatment.

Keywords: Centipedes; Scolopendra sp.; Envenomation; Venezuela.


 

INTRODUCCIÓN

Los centípedos conocidos comúnmente como ciempiés, se encuentran entre los grupos de animales invertebrados del Phylum de los artrópodos (Sub Phylum Myriapoda) que menos se han investigado y estudiado. Pertenecen a clase Chilopoda, la cual la integran alrededor de 3500 especies agrupadas en 5 órdenes, y que se consideran depredadores terrestres muy activos, que se distribuyen con excepción de la Antártida en todos los continentes del globo terráqueo (Edgecombe y Giribet 2007; Undheim y King 2011; Dugon y Wallace 2012).
Dentro de los rasgos morfológicos más llamativos del grupo para el ojo humano, destaca, entre otros, la posesión de un par de patas en cada segmento del tronco (15-191). Sin embargo, el primer par de segmentos modificados denominados forcípulas o telopoditos, es el rasgo anatómico que los hace más preocupantes para los seres humanos, ya que a través de éstos pueden inyectar veneno. El veneno generalmente se usa para someter a sus presas, aunque al verse sorprendidos, pueden utilizarlo de forma defensiva y de esa manera ocasionar los accidentes (Undheim y King 2011; Dugon y Wallace 2012). El veneno se encuentra compuesto, entre otras sustancias, por histamina, lípidos, polisacáridos y varias enzimas (proteinasas, esterasas) (Undheim y King 2011). Aunque la mayoría de los centípedos son de tallas pequeñas y sus picaduras generalmente no ocasionan efectos clínicos de consideración, no obstante, existen reportes, inclusive de casos fatales, debido a su envenenamiento (Serinken y col. 2005; Yildiz y col. 2006).
Si se hace un análisis desde un punto de vista de la artropodología sanitaria, los accidentes por centípedos que se reportan con mayor frecuencia y de mayor severidad son los debidos a los taxones pertenecientes al orden Scolopendromorpha, integrado por más de 600 especies que poseen una constitución robusta incluyendo sus apéndices forcipulares, desarrollan altas velocidades, se esconden y camuflan en sitios oscuros y de elevada humedad como apilamientos de rocas, escombros, hojarasca y rendijas, y en subsuelos. Ocasionalmente, entran dentro del domicilio humano, con una amplia distribución, especialmente hacia las zonas calientes y templadas tropicales. Particularmente, las especies del género Scolopendra (Scolopendridae) poseen uno de los venenos más tóxicos además de ser de los más estudiados (Isbister 2004; Serinken y col. 2005; Yildizy col. 2006; Edgecombe y Giribet 2007; Undheim y King 2011).
Como se ha dicho anteriormente (Acosta y Cazorla 2004), en Venezuela e incluso en América Latina, son pocos los estudios, (de tipo clínico, eco-epidemiológico, de tratamiento, toxinológico, toxicológico) relacionados con los accidentes ocasionados por los centípedos, así como también son escasos los estudios acerca de la biología y taxonomía de este grupo de artrópodos-miriápodos. Esto habla a favor de que no se considere una problemática de Salud Pública de alto interés (Acosta y Cazorla 2004).
El estado Falcón, al nor-occidente de Venezuela, y particularmente su región semiárida, no escapa a esta realidad planteada. Por ello, en el presente trabajo un equipo de investigación multidisciplinario del Laboratorio de Entomología, Parasitología y Medicina Tropical (LEPAMET) y la Secretaría de Salud regional se propuso aportar datos acerca de las características clínicas, epidemiológicas y de tratamiento del escolopendrismo en los balnearios de la Bahía de Adícora, en la Península de Paraguaná de la región falconiana, cuyos sitios turísticos son ampliamente visitados durante los días festivos y asueto, lo cual incrementaría las posibilidades de ocurrencia de accidentes por la fauna venenosa en general, tal como se ha observado con la fauna marina en particular, por ejemplo: peces escorpión (Loyo y col. 2008), rayas (Cazorla y col. 2009) y erizos (Cazorla y col. 2010).

MATERIALES Y MÉTODOS

El estudio de tipo prospectivo y descriptivo, se realizó en los individuos que aduciendo haber sido heridos por ciempiés, consultaron entre octubre de 2006 y mayo de 2007, la emergenacia del ambulatorio rural tipo II de la población de Adícora (Lat.: 11°93´N; Long.: 69°8’O), puerto pesquero y balneario turístico ubicado en la bahía de Adícora, de la península de Paraguaná, región semiárida del nor-occidente de Venezuela (Figura 1). El área posee una zona de vida bioclimática correspondiente al Monte Espinoso Tropical (MET), cuyas características ya han sido reseñadas en un artículo anterior (Loyo y col. 2008).


Figura 1. Ubicación geográfica de Adícora, Península de Paraguaná, estado Falcón, Venezuela.

De acuerdo con los principios básicos de bioética de la declaración de Helsinki, se obtuvo el consentimiento de los adultos y la autorización de los padres o representantes en el caso de los menores de edad. Mediante anamnesis se indagaron datos de interés epidemiológico: procedencia, lugar y hora del envenenamiento y actividad que realizaba. Se hizo una evaluación clínica, especialmente orientada hacia la búsqueda de signos y síntomas atribuidos a los accidentes ocasionados por centípedos, incluyendo, entre otros, dolor intenso, eritema, signos de flogosis, etc.
La intensidad del dolor del accidente se evaluó a través de la escala visual analógica (VAS) cromática del dolor, que determina la intensidad del dolor en forma subjetiva según colores desde el blanco hasta el rojo oscuro, con equivalencia numérica de 0 a 10, siendo cero (0) sin dolor, 2 leve, 4 moderado, 6 severo, 8 muy severo y 10 dolor intolerable.
Para la identificación del animal, éste se recolectaba o se interrogaba al paciente y/o sus acompañantes sobre las características morfológicas del mismo, y se les mostraban fotos de artrópodos venenosos, incluyendo Quilópodos (ciempiés), de manera tal de poder identificarlo específicamente (Chao 2002). La identificación taxonómica de ejemplares de "ciempiés" recolectados por los pacientes y/o pobladores de Adícora, fue hecha en el Laboratorio de Entomología, Parasitología y Medicina Tropical (LEPAMET), Centro de Investigaciones Biomédicas (CIB), Universidad Nacional Experimental "Francisco de Miranda" (UNEFM), Coro, Estado Falcón, Venezuela.
El tratamiento terapéutico consistió en realizar asepsia y antisepsia tópica de las heridas con solución antiséptica yodada (Povidona®); se administró por vía endovenosa hidrocortisona (una ampolla de 500 mg dosis única) + 500 ml de solución Ringer lactato; analgésico antiinflamatorio no esteroideo (Ketoprofeno®) per os: 100 mg/8 horas/3 días, y los niños jarabe Diclofenac ® 1cc/Kg. En un caso que presentó absceso, se administró antibiótico-terapia (Oxacilina®) 1 gr por vía intravenosa/8 horas/3 días, y luego a razón per os de 500 mg/6 horas por 5 días. Adicionalmente, se aplicó intramuscularmente toxoide antitetánico a todos los individuos.
La evolución clínica delos pacientes, especialmente los residentes en la localidad, se monitoreó durante 7 días, y a los no residentes entre 6-24 horas después de haberse instaurado el tratamiento; aplicándose, así mismo, VAS de dolor postratamiento.

Análisis estadístico
La comparación entre el VAS de dolor antes y después del tratamiento se hizo por la de t de Student. Los datos fueron analizados mediante paquete estadístico MINITAB versión 13.20 (MiniTab Inc. 2000).

RESULTADOS

Durante 8 meses de observación, se atendieron 11 individuos con envenenamiento por centípedos escolopendrimorfos ("ciempiés") pertenecientes al género Scolopendra sp. (Chao 2002) (Figura 2). Más del 60% de los accidentes ocurrieron en meses correspondientes a la estación de verano: diciembre y abril (Tabla 1). La mayoría (9/11; 81,82%) de los pacientes eran residentes locales, y los restantes (2/11; 18,18%) de los individuos procedían de otras regiones del estado Falcón (1/11; 9,09%) o Venezuela (1/11; 9,09%). Más del 50% de los accidentes ocurrieron dentro del domicilio, generalmente durante la pernocta (hamacas) (Tabla 2); 7 (63,64%) de los accidentes ocurrieron durante la noche, 3 (27,27%) en la mañana, y 1 (9,09%) durante horas vespertinas. El sexo femenino (54,55%) fue ligeramente más afectado que el masculino (45,46%), presentándose más del 80% de los envenenamientos en adultos ( : 48,33 ±7,12) (Tabla 3). Los pacientes asistieron a la emergencia ambulatoria en un tiempo promedio de 169,9 minutos, y un mínimo de 5 y un máximo de 600 minutos (10 horas) después del accidente. La picadura por Scolopendra sp. se presentó en forma de 2 vesículas de 1 mm aproximado de diámetro y separadas por alrededor de 9-10 mm; es importante señalar que tan sólo 1 (9,09%) de las heridas presentó sangrado; cuando se hace el análisis por región anatómica, se tiene que más de la mitad (54,55%) de las injurias se presentaron en los miembros inferiores, específicamente en los dedos de los pies (Tabla 4).
Las manifestaciones clínicas mayormente observadas fueron de tipo local: dolor intenso (VAS=X: 8,5 ± 0,63) y eritema en 100% de los casos (Tabla 5). Uno (9,09%) de los individuos exhibió un absceso en el dedo del pie, 48 horas después de haber sido picado.
Todos los pacientes respondieron satisfactoriamente entre 4 -5 días después de haberse instaurado el tratamiento terapéutico, obteniéndose VAS de dolor (= 0,09± 0,20; t= 42,0, P= 0,0001) significativamente bajo. El paciente que presentó absceso, se curó a los 5 días postratamiento.


Figura 2. Ejemplares de Scolopendra sp. A. Aspecto macroscópico; B. Vista ventral de cabeza. Las flechas blancas señalan las forcípulas, y las negras las placas dentales del coxoesternón (4 X); C. Vista dorsal de cabeza. Las flechas señalan los ocelos (4 X).

Tabla 1. Mes y año de ocurrencia de envenenamientos por Scolopendra sp. en Adícora, estado Falcón, Venezuela

Tabla 2. Número y porcentaje de envenenamientos ocasionados por Scolopendra sp., según sitio de ocurrencia y actividad de los individuos injuriados.

Tabla 3. Número y porcentaje de envenenamientos ocasionados por Scolopendra sp., según sexo y grupo etario.

Tabla 4. Región anatómica afectada por picadura de Scolopendra sp.

Tabla 5. Manifestaciones clínicas ocasionadas por Scolopendra sp.

DISCUSIÓN

No es fácil estimar la real frecuencia de ocurrencia de los accidentes ocasionados por la mordedura de centípedos, especialmente en los casos de menor complicación clínica que ocurren en poblaciones o asentamientos humanos pequeños y aislados, ya que los individuos no se presentan en la emergencia ambulatoria y se automedican o acuden a curanderos (Knysak y col. 1998). Además, se debe tener en cuenta que este tipo de eventos clínicos no son de registro obligatorio, y muchas veces se considera erróneamente, inclusive por el personal de salud, que no requieren atención médica. Los hábitos nocturnos de los centípedos y su rapidez de acción dificulta que los individuos mordidos notifiquen los espisodios. Por otro lado, los síntomas y signos que exhiben estos pacientes no son patognomónicos de los envenenamientos por centípedos en general. Por ejemplo, en los accidentes ofídicos o por otros artrópodos como insectos del orden Hymenoptera (abejas, avispas) o varias especies de escorpiones o arañas, la picadura ocasiona similarmente un dolor intenso (Machado-Allison y Rodríguez-Acosta 1997; Rodríguez-Acostay col. 2000a, 2000b; Botero y Restrepo 2003; Lovcheva y col. 2008). Es por ello, tal como ocurre con otros accidentes de la fauna venenosa en general, que existe un subregistro de casos de escolopendrismo (Machado-Allison y Rodríguez-Acosta 1997; Rodríguez-Acosta y col. 2000a, 2000b). Lo discutido pareciera encontrar apoyo en las cifras dadas por Rodríguez-Acosta y col. (2000a), quienes indican que en la Oficina Central de Información del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social tan sólo reportaron 12 casos de accidentes por ciempiés en un periodo de 30 años (1966-1996) para todo el territorio venezolano. Teniendo en mente estas dificultades, los 11 casos de escolopendrismo detectados durante 8 meses en Adícora, estado Falcón, Venezuela, puede considerarse como una prevalencia relativamente elevada, especialmente cuando se hacen comparaciones con los pocos estudios similares hechos en Venezuela. En este sentido, se tiene que en la población de Capaya, Estado Miranda en la región norcentral, Rodríguez-Acosta y col. (2000b) registraron 5 casos de accidentes por S. gigantea en 3 meses de observaciones, mientras que Acosta y Cazorla (2004) atendieron 17 casos por Scolopendra sp. en 12 meses de estudio en Río Seco, ubicada similarmente en la región semiárida falconiana. En ambos estudios se consideró la situación detectada como de "epidemia de escolopendrismo" (Rodríguez- Acosta y col. 2000b; Acosta y Cazorla 2004). Por lo tanto, el escolopendrismo en la región falconiana puede considerarse como un relevante problema de Salud Pública.
La pérdida constante y progresiva de sus hábitats naturales por la acción de las invasiones humanas, ha llevado a que los centípedos cada vez tengan más contactos cercanos con los ambientes sinantrópicos, con el subsiguiente incremento del número de casos de escolopendrismo; además, debe tomarse en cuenta lo relacionado con el cambio climático (Rodríguez-Acosta y col. 2000a, 2000b; Lovcheva y col. 2008). Al ser estos animales de hábitos nocturnos y carnívoros, buscan esconderse dentro de rendijas, escombros dentro del domicilio humano y sus alrededores (peridomicilio), donde encuentran las condiciones de temperatura (24-29ºC) y humedad (75-80%) adecuadas para su desarrollo, además de sus fuentes alimentarias, como insec- tos y otros artrópodos, especialmente durante las épocas de verano, tal como se ha detectado en el presente trabajo en Adícora, y en otras regiones de Falcón y Venezuela (Rodríguez- Acosta y col. 2000a, 2000b; Acosta y Cazorla 2004) y el mundo (Knysak y col. 1998; Barroso y col. 2001; Fung y col. 2011). Por otra parte, en un intento por dar otras luces para el entendimiento de la dinámica de ocurrencia de los accidentes escolopéndricos, al observarse la disposición espacial de la vegetación alrededor (peridomicilio) de las viviendas de Adícora, resalta el hecho de la presencia sobre el techo de varias de ellas de extensas ramificaciones pertenecientes a árboles mimosáceos (leguminosas) de la especie Prosopis juliflora ("cujíes"), los cuales son muy abundantes en la zona semiárida del monte espinoso tropical (MET) de Venezuela y de la región falconiana (Ewel y col. 1976). Esta disposición sirve de explicación para comprender, en parte, la ocurrencia de los accidentes escolopéndricos durante las horas de pernocta (Acosta y Cazorla, 2004). En efecto, al tener preferentemente actividad nocturna, los ciempiés deambulan con suma facilidad por los techos de las viviendas con la ayuda de las ramas de los "cujíes", pudiendo de este modo trepar por las hamacas, que utilizan muy frecuentemente los habitantes de Adícora. De este modo, los accidentes por las escolopendras pueden presentarse con frecuencia durante las horas de reposo y sueño, tal como se evidenció en 45,46% de los casos. Similar situación se ha observado en otra población rural del semiárido falconiano (Acosta y Cazorla 2004).
El 54,55%de los accidentes de escolopendrismo se presentó en mujeres adultas, lo que se relacionó con las actividades domésticas, especialmente cuando realizaban labores de limpieza sin la protección adecuada (por ejemplo: botas), posiblemente al perturbar a las escolopendras que son muy veloces y escurridizas (Knysak y col. 1998; Barroso y col. 2001). Las mordidas por Scolopendra en Adícora se presentaron predominantemente en las zonas más expuestas, particularmente en los miembros inferiores, como similarmente se ha observado en otros estudios (Knysak y col. 1998; Barroso y col. 2001); sin embargo, los ciempiés también ocasionan envenenamientos en otras regiones anatómicas, dependiendo de las actividades que se encuentre realizando el individuo (Lin y col. 1995; Acosta y Cazorla 2004; Fung y col. 2011).
Se ha documentado la acción hemorrágica en el veneno de Scolopendra (Undheim y King 2011); en Venezuela, Rodríguez-Acosta y col. (2000b) al detectar eventos hemorrágicos prolongados en tres pacientes mordidos por S. gigantea, sugieren esta actividad en dicha especie, mientras que Acosta y Cazorla (2004) no observaron este efecto en 17 pacientes envenenados por centípedos del género Scolopendra de la región semiárida del estado Falcón, Venezuela. La detección de al menos un individuo con eventos hemorrágicos en el presente estudio, sugiere que las poblaciones de Scolopendra de la península de Paraguaná presentan actividad hemorrágica. Este hallazgo plantea la necesidad de realizar estudios taxonómicos, toxicológicos y toxinológicos específicos de las poblaciones de Chilopoda de la región falconiana.
Tal como se ha reportado en otras áreas del estado Falcón (Acosta y Cazorla, 2004), Venezuela (Rodríguez-Acosta y col. 2000a, 2000b) y en el mundo (Barroso y col. 2001), las manifestaciones clínicas predominantes en Adícora fueron de tipo local (dolor, eritema, edema), requiriéndose de un tratamiento básicamente sintomático a nivel ambulatorio, al cual respondieron todos los individuos satisfactoriamente. La presencia de histamina y serotonina en el veneno de los Scolopendridae, ayuda a explicar la aparición de estos síntomas clínicos locales, ya que ambas sustancias que utilizan las escolopendras pueden causar dolor instantáneo y aumentar la permeabilidad vascular, además de que poseen propiedades edematogénicas y se encuentran involucradas en la respuesta inflamatoria (Undheim y King 2011). Sin embargo, a pesar de ser generalmente benigno, el escolopendrismo también puede potencialmente ocasionar efectos clínicos sistémicos severos que requieren para no llegar inclusive a ser fatal, la atención y observación constante del médico aun a nivel hospitalario (Rodríguez-Acosta y col. 2000a, 2000b; Barroso y col. 2001; Undheim y King 2011). En este mismo sentido, al ser el veneno de los centípedos muy similar al de los insectos del orden Hymenoptera (por ejemplo: abejas), se puede potencialmente esperar, con especial énfasis en niños e individuos con problemas alérgicos a los componentes de estos venenos, que se presenten reacciones anafilácticas severas como urticaria, angiodema en todo el cuerpo y hipotonía arterial (Lovcheva y col. 2008).
Un hecho resaltante en la composición del veneno de los centípedos, es que en algunas especies se ha detectado la presencia de componentes con acción bactericida y antifúngica, como en el caso de Scolopendra subspinipes mutilans (Wenhua y col. 2006). Es por ello que varios autores consideran que, generalmente, durante las mordidas de los centípedos, especialmente en Scolopendra, con la excepción de la bacteria del tétano (Clostridium tetani), existe poco riesgo de infección bacteriana secundaria, por lo que la aplicación de antibiótico- terapia usualmente no se recomienda (Bush y col. 2001; Lovcheva y col. 2008). Sin embargo, tal como se ha observado en pacientes de edad avanzada, con terapia inmunosupresora, abuso de alcohol, HIV+, cáncer, diabéticos, enfermedades renales crónicas o insuficiencia vascular, e inclusive en individuos inmuno-competentes, siempre existe la posibilidad de que ocurra la inoculación de bacterias dentro del espacio subcutáneo, lo que potencialmente puede ocasionar necrosis, celulitis o abscesos (Barroso y col. 2001; Acosta y Cazorla 2004; Serinken y col. 2005; Uzel y col. 2009), tal como se observó en un paciente del presente estudio en Adícora. Por lo tanto, se debe tener presente que existe la posibilidad de que la mordedura de un ciempiés conlleve eventualmente a estos eventos clínicos; por otra parte, como bien lo señalan Fung y col. (2011), es necesario abundar en los estudios acerca de los agentes bacterianos involucrados en estos casos de necrosis, celulitis y/o abscesos, así como también aquellos para establecer las pautas en la escogencia de la antibiótico terapia y su real eficacia profiláctica en los accidentes escolopéndricos (Fung y col. 2011).
Como se ha venido insistiendo (Acosta y Cazorla 2004), la elevada prevalencia de este tipo de accidentes debe ser motivo para estimular el registro de los mismos, su estudio y seguimiento adecuado por parte del personal médico, tanto del medio rural como urbano, de manera tal de poder comprender su dinámica de ocurrencia. Por otra parte, las autoridades sanitarias deben diseñar planes y programas de vigilancia y control, implementándose planes educativos de prevención, tomando como base los datos arrojados en el presente estudio. En este sentido, dentro de las normas preventivas, debe notificarse la limpieza de escombros y vegetación alrededor de las viviendas que sirven de escondite a los centípedos, así como el uso de guantes y botas (Rodríguez-Acosta y col. 2000a, 2000b; Bush y col. 2001; Vazirianzadeh y col. 2007).

Agradecimientos: Alirio Trasmonte por Diseño gráfico. Pobladores de Adícora y, particularmente, a los Sres. C. Raaz y E. Hurtado, pescadores del área, por su desinteresada ayuda.

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