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Acta toxicológica argentina

On-line version ISSN 1851-3743

Acta toxicol. argent. vol.21 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires July/Dec. 2013

 

REPORTE DE CASO

Intoxicación con Amanita phalloides: serie de tres casos

Amanita phalloides poisoning: series of three cases

 

Cortese, Silvia*; Risso, Marina; Trapassi, J. Horacio

TOXIMED Argentina. Paraguay 2342 1ºA. Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Tel: +5411 4964 0314.

*dra.s.cortese@gmail.com

Recibido: 5 de diciembre de 2011
Aceptado: 26 de agosto de 2012
Versión final recibida: 26 de septiembre de 2013

 


Resumen. Se presenta una serie de tres casos de pacientes adultos con intoxicación por Amanita phalloides, ocurridos entre los años 2010 y 2011. Dos pacientes eran de sexo masculino, de 40 y 75 años de edad, y la mujer de 65 años. En todos los casos se asoció el cuadro clínico a la práctica de recolección casera de hongos para preparación de alimentos (actividad sostenida durante más de 10 años en todos los casos). La recolección se realizó en zonas de robles en un caso, y en zonas de castaños en los otros dos casos. En los tres casos la consulta se realizó entre las 16 y 36 h de la ingesta. Los tres pacientes desarrollaron diarrea, hepatopatía y falla hepática sin encefalopatía. A todos se les realizó tratamiento con carbón activado seriado, aspirado duodenal y penicilina endovenosa. El trasplante hepático fue necesario en uno de los casos. No hubo secuelas hepáticas en ninguno de los pacientes. Conclusiones: la práctica de recolección de hongos silvestres para consumo humano es un hábito riesgoso si se realiza por personas inexpertas en el reconocimiento de las especies tóxicas. Si bien la intoxicación por A. phalloides es un cuadro poco frecuente, su alta morbimortalidad hace indispensable el reconocimiento temprano y abordaje oportuno por parte de los médicos.

Palabras clave: Hongos; Amanita phalloides; Recolección doméstica; Hepatotoxicidad.

Abstract. We present a series of three cases of Amanita phalloides poisoning in adult patients admitted during the period 2010 - 2011. Two patients were males of 40 and 75 years old, and the third was a woman of 65 years old. In all cases, the poisoning was associated with the home practice of collecting wild mushroom for cooking (activity traditionally carried out for more than 10 years in all cases). Mushroom collection was carried out in areas of oak trees for one case, and in areas of chestnuts trees in the two other cases. In all three cases the admission took place between 16 and 36 hours from intake. All three patients developed diarrhea, liver disease and liver failure without encephalopathy. All patients received treatment with activated charcoal (serial administration), duodenal aspiration and intravenous penicillin. Liver transplantation was necessary in one case. There were no hepatic sequelae in any patients. Conclusions: The practice of collecting wild mushrooms for human consumption is a risky habit if performed by people untrained in recognition of toxic species. While poisoning with A. phalloides is uncommon, its high mortality makes indispensable its early recognition and treatment by physicians.

Keywords: Mushrooms; Amanita phalloides; Home collection; Hepatotoxicity.


 

INTRODUCCIÓN

En la Argentina no existe una fuerte tradición cultural de consumo de hongos silvestres, debido a que no forman parte importante de la dieta de los argentinos. Sin embargo, existe un reducido número de personas que sí los consumen (Lechner y Albertó 2008). Es de destacar que la actividad de recolección de hongos silvestres para consumo humano no es llevada a cabo por personas idóneas en su reconocimiento, razón por la cual ocurren graves cuadros de intoxicación.

Amanita phalloides (Figura 1) es un hongo micorrizógeno (se alimenta de las raíces de los árboles bajo los cuales crece) (Wright 1975). Se introdujo a la Argentina en forma accidental con el cultivo de especies no nativas de roble, castaño y pino.


Figura 1. Amanita phalloides.

Pese a no ser una de las intoxicaciones alimentarias más frecuentes, en los meses de febrero a mayo del año 2005, se registraron en el Centro Nacional de Intoxicaciones (Hospital A. Posadas) 35 casos de ingesta de hongos silvestres (0,27% del total de consultas en ese período), 2 con evolución fatal por Amanita phalloides (Talamoni y col. 2006). En la Tabla 1 se presentan esquemáticamente los casos de tres pacientes con intoxicación por A. phalloides.

Tabla 1. Resumen de los casos presentados.

REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA

¿Es indispensable la identificación taxonómica si el ejemplar es Amanita phalloides?

La identificación del o de los hongos que pudo haber ingerido un paciente suele ser muy dificultosa, ya que:

• la mayoría de las veces no se cuenta con ningún ejemplar que pueda aportar el paciente o sus allegados;

• la toma de muestra del hongo (o su conservación) no se lleva a cabo correctamente y se pierden estructuras indispensables para su tipificación;

• no se dispone en forma inmediata del análisis de un Experto para determinar su género y especie;

• el ejemplar proporcionado para la identificación puede pertenecer a un género o especie diferente al ingerido por haber sido recolección mixta.

Por estas razones, la clasificación más útil de las intoxicaciones por hongos es la que se basa en características clínicas del cuadro de intoxicación, más que en la taxonomía del hongo. Así, en la mayoría de los casos puede realizarse un manejo terapéutico adecuado y estimación del pronóstico del paciente basándose en la anamnesis y en los síntomas del paciente (Lampe 1979; Hanrahan y col. 1984; Lampe 1987).

Se pueden mencionar diez grupos de toxinas fúngicas responsables de los distintos cuadros clínicos: ciclopéptidos, giromitrina, muscarina, coprina, ácido iboténico, muscimol, psilocibina, irritantes generales del tracto gastrointestinal, orellinina, norleucina alenica y miotoxinas (Flomenbaum y col. 2006).

Una clasificación general de las intoxicaciones por hongos en el ser humano, es según el momento de inicio de las manifestaciones clínicas. Así puede haber aparición temprana (aparición < 6 horas), tardía (aparición entre 6 y 24 horas) y síndromes retrasados (> 24 horas). De esta manera pueden agruparse (Díaz JH 2004):

a. Clínica temprana: dentro de este grupo se observan síndromes: neurotóxicos, gastrointestinales y alérgicos.

b. Clínica tardía: en este grupo se manifiestan la hepatotoxicidad (característica de A. phalloides), nefrotoxicidad y eritromelalgia.

c. Síndromes retrasados: nefrotoxicidad retrasada, neurotoxicidad retrasada y rabdomiólisis.

La clasificación se muestra en la Tabla 2.

Tabla 2. Clasificación de las intoxicaciones por hongos de acuerdo a las manifestaciones clínicas, al desarrollo de la intoxicación que producen y a la toxina responsable.

La mayoría de las intoxicaciones graves se relacionan con aquellas especies que elaboran ciclopéptidos, entre las que se encuentra Amanita spp y Amanita phalloides.

En el caso de los ciclopéptidos, es típico que causen cuadro clínico de comienzo tardío, con náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea. Esta característica ubica a A. phalloides dentro de los hongos con cuadro clínico de latencia prolongada (luego de las 6 horas de la ingesta), cuya gravedad es mucho mayor que aquellos de latencia corta (clínica precoz, antes de las 6 horas desde la ingesta). Esta diferenciación ya es suficiente para tratar como una intoxicación grave a todos aquellos pacientes que se presenten con un cuadro clínico compatible luego de las 6 horas de haber ingerido hongos.

Toxinas de A. phalloides

A. phalloides contiene de 15 a 20 ciclopéptidos; los mejor conocidos son las amatoxinas (octapéptidos cíclicos), las falotoxinas (heptapéptidos cíclicos) y las virotoxinas (también heptapéptidos cíclicos) (Kostansek y col. 1977; Wieland y col. 1978; Faulstich y col. 1979). Las amatoxinas son las más tóxicas, y dentro de éstas, la amanitina es la responsable de la toxicidad humana. Estas toxinas son termoestables, insolubles en agua y pierden actividad luego de años de desecación. Todas estas características le confieren gran estabilidad y peligrosidad para el humano. 20 gramos de hongos contienen más de 0,1 mg/ kg de amanitina (considerada dosis letal para el ser humano) (Pond y col. 1986; Paydas y col. 1990).

Fisiopatología

Las amatoxinas bloquean la síntesis proteica a través de la inhibición de la ARN polimerasa II, con especial trofismo por el hígado (también por riñón y cerebro) provocando muerte celular.

Recientemente se han realizado estudios in vitro mostrando la actividad de las amatoxinas en la generación de estrés oxidativo celular, reflejado por el aumento de la actividad de las enzimas catalasa (CAT) y superóxido dismutasa (SOD), encargadas de la degradación de radicales libres (Magdalan y col. 2010).

Cuadro clínico

Se describe en tres etapas sucesivas (POISINDEX ® Managements 2011), tal y como se presentaron los pacientes de los tres casos clínicos expuestos:

1. Primera fase: ocurre entre 6 y 24 horas posterior a la ingestión de A. phalloides. Se caracteriza por náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea, fiebre, taquicardia, hipoglucemia, hipotensión arterial, desequilibrios hidroelectrolíticos y del estado ácido base.

2. Segunda fase: 24 a 48 horas post ingesta. Hay mejoría del cuadro gastrointestinal inicial y comienzan a deteriorarse las funciones hepática y renal.

3. Tercera fase: 3 a 5 días post ingesta hay daño hepatocelular y falla renal. Si no hay recuperación de la funcionalidad hepática, la muerte suele presentarse entre 6 y 16 días post ingesta.

Tratamiento

Ante la posibilidad de una intoxicación con A. phalloides, debe iniciarse tratamiento en todo paciente con cuadro clínico compatible luego de la ingesta de hongos sin esperar la identificación de los mismos.

a- Medidas generales. Manejo de vía aérea y ventilación, estabilización hemodinámica.

b- Reposición hidroelectrolítica. Esta medida es indispensable en la 2° fase (gastrointestinal) por la deshidratación que puede conllevar y debido a que una mala reanimación inicial podría empeorar el pronóstico, ya que el 90% de la amatoxina se elimina por orina dentro de las primeras 24 h.

c- Reducción de la reabsorción del tóxico. Debido a la clínica tardía, las medidas no tienen como finalidad la decontaminación gástrica. Dado que las amatoxinas tienen recirculación enterohepática (Jaeger y col. 1989), hay que intentar en toda medida eliminarlas. Una propuesta terapéutica es la siguiente:

i. Colocación de sonda naso-duodenal (SND)
ii. Carbón activado seriado (Kantola y col. 2009), a razón de 1 gramo/kg de peso la primera dosis, seguido de una dosis de catártico osmótico y luego 0,5 gramos/kg de peso cada 4 horas por SND.
iii. Aspiración continua por SND, 2 horas después de aplicar cada dosis de carbón activado. El proceso se detalla en la Figura 2.


Figura 2. Ciclo de eliminación de las toxinas. SND: sonda naso-duodenal.

d- Bloqueo de la captación de amatoxina por parte de los hepatocitos

iv. Penicilina G. Las dosis que han mostrado algún grado de eficacia rondan las 300.000 a 1 millón de UI/kg de peso /día endovenosas (máximo 24 millones UI/día) (Floersheim y col. 1978; Floeresheim y col. 1982; Floeresheim y col. 1987; Floeresheim y col. 1990; Kantola y col. 2009). Los datos existentes hasta el momento no muestran disminución de la mortalidad. Esta es la opción disponible actualmente en nuestro medio.
v. Silibinina: es el componente principal de la silimarina, obtenida de la planta Silybum marianum (conocido como "cardo mariano"). In vitro demostró bloquear el ingreso de amatoxina a los hepatocitos. Su dosis es de 20 a 50 mg/kg/día, administrados dentro de las 48hs de haberse producido la ingesta de hongos, durante 48 a 96 horas. Existe en formulaciones para administración oral y endovenosa (Jahn y col. 1980; Faulstich y col. 1980; Piering y col. 1990). No hay en Argentina.

e- Reducción del estrés oxidativo con N-acetilcisteína (NAC): la única evidencia consiste en estudios con ratones que mostraron que era inefectiva en dosis única (Schneider y col. 1989) y en una serie de casos (11 pacientes) en los que se realizó NAC con el mismo régimen que en intoxicación con paracetamol (Montanini y col. 1999). En este último trabajo, la NAC se inició durante la fase gastrointestinal y en conjunto con el resto de la terapéutica (descripta en párrafos previos). Diez pacientes sobrevivieron y uno (que presentaba hepatitis B concomitante) presentó falla hepática fulminante y muerte. Dada la inocuidad de la N-acetilcisteína, se propone administrarla como medida terapéutica en esta grave intoxicación. No hay régimen de administración establecido para estos casos.

f- Antídoto: no hay antídoto específico.

g- Aumento de la eliminación

i. Dado que las amatoxinas son aclaradas rápidamente del plasma por los riñones, las técnicas de remoción extracorpórea podrían no ser significativas en su eliminación (Faulstich y col. 1985; O´Brien y col. 1996). Los estudios al respecto hablan de ventanas terapéuticas que rondan las 24 a 36 horas desde la ingesta, para hallar amatoxinas circulantes pasibles de ser hemodializadas.
ii. La hemoperfusión sería útil en las primeras 24 horas de la intoxicación o durante la falla hepática (Mullins y Horowitz 2000)
iii. Siempre que se trate de pacientes con falla renal (previa o desarrollada por el cuadro gastrointestinal inicial, o síndrome hepatorrenal en estadíos avanzados de la intoxicación) se realizarán técnicas de remoción extracorpórea pertinentes a cada caso, en manejo conjunto con Servicio de Nefrología.

h- Trasplante hepático

i. La toxicidad por hongos es una causa rara de falla hepática fulminante.
ii. Un estudio retrospectivo de 1967 a 2002 evaluó medidas de predicción de evolución a falla hepática fulminante luego de intoxicación con amatoxinas. Se observó que la combinación de tiempo de protrombina <26% con creatinina sérica > 106 mcmol/L en los días 3 a 10 de la intoxicación, fue el mejor predictor de letalidad (Magdalan y col 2010).
iii. La alteración en las pruebas de coagulación y la progresión de la encefalopatía hepática son los parámetros más importantes para establecer la probable progresión a falla hepática fulminante y, en consecuencia, a la necesidad de trasplante hepático. Debido a su baja frecuencia de presentación no puede compararse este cuadro a otros generados por intoxicaciones más frecuentes (como paracetamol) y debería analizarse en cada paciente en particular (Feinfeld y col. 1994). Siempre que se esté tratando a un paciente con esta intoxicación, deben iniciarse en forma temprana gestiones con el Centro de Trasplante de Órganos más cercano al Centro Asistencial donde se desarrolle la atención.

DISCUSIÓN

La práctica de recolección de hongos silvestres para consumo humano es un hábito que se observa frecuentemente, y es muy riesgoso si se realiza por personas inexpertas en el reconocimiento de las especies tóxicas. La intoxicación por A. phalloides es un cuadro poco frecuente, pero por su alta morbimortalidad es indispensable el reconocimiento temprano y abordaje oportuno por parte de los médicos. Hay que resaltar que aunque haya habido un foco epidemiológico de intoxicación por A. phalloides - como ocurrió en los casos clínicos N° 1 y 3 - no siempre se desarrollará el cuadro clínico en las demás personas; no obstante es imperiosa la identificación de todos los posibles afectados para realizar su evaluación clínica y analítica, y su tratamiento oportuno si fuera necesario.

Dado que actualmente sólo se cuenta con medidas inespecíficas para el tratamiento de esta intoxicación, es fundamental su instauración inmediata apenas se tenga sospecha del cuadro, de manera tal que se reduzca la probabilidad de evolución a fallo hepático fulminante y muerte.

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