Introducción
Los escorpiones, artrópodos quelicerados, pertenecientes a la clase Arachnida y orden Scorpiones, habitan en las regiones tropicales, subtropicales y templadas de la tierra (Chippaux 2008; Chippaux y Alagón 2008; Chippaux y Goyffon 2008). Actualmente se reconoce para Venezuela cinco familias (Buthidae Koch, 1837, Chactidae Pocock, 1893, Euscorpiidae Laurie, 1896, Hemiscorpiidae Pocock, 1893 y Scorpio- nidae Latreille, 1802), 17 géneros y 202 especies (Rojas-Runjaic y De Sousa 2007; Rojas-Runjaic y Becerra 2008). La familia Buthidae, con siete géneros, tiene la mayor distribución en el territorio nacional y contiene, entre ellos, al género Tityus Koch, 1836 como el más diverso, tanto en términos filogeográficos como de expresión toxinológica (Borges et al. 2008; Borges et al. 2010a; Borges et al. 2020) y que incluye a las especies con venenos tóxicos de relevancia mé dica y epidemiológica por ser responsables de envenenamientos humanos desde leves hasta graves en algunos casos con evolución a eventos fatales (Borges 1996; De Sousa et al. 2000; Borges y De Sousa 2006; De Sousa y Borges 2009; Mazzei de Dávila et al. 2011).
En Venezuela, el accidente escorpiónico de interés médico es de carácter endémico y un problema de salud pública regionalizado situado fundamen talmente en la franja norte del país. En esta franja se localiza una alta densidad poblacional humana (80% de los habitantes del territorio nacional) y, además, donde se ubica el hábitat de varias es pecies de Tityus de importancia médica (Borges 1996; De Sousa et al. 2000; Borges y De Sousa 2006; De Sousa y Borges 2009). De Sousa et al. (2000) plantearon la existencia de cuatro grandes áreas endémicas de escorpionismo (macrore- giones Andina, Centro-occidental, Centro-norte costera y Nororiental). Borges y De Sousa (2006) actualizaron los criterios clínicos, epidemiológicos, toxinológicos y taxonómicos para redefinir las macroregiones de escorpionismo y agregar a las cuatro existentes, las macroregiones Del- tana, Zuliana y la Guayano-Amazónica (Tabla 1,Figura 1); además de proponer la demarcación del país en “Provincias Toxinológicas” para una comprensión integral del problema de salud colectiva causado por estos artrópodos en el país (Borges y De Sousa 2006; Borges et al.2010b).
En la macroregión Centro-occidental (Figura1: área 2) las zonas de mayor peligro de escorpionismo se ubican en el macizo Coriano en el sistema montañoso de la Serranía de San Luis (y sus zonas de piedemonte) (estado Falcón) y en la depresión de Barquisimeto y sus zonas de piedemonte (estado Lara). En esta macroregión se distribuyen T. falconensis (estado Falcón), T. barquisimetanus González-Sponga, 1994, T. sanarensis González-Sponga, 1997 y T. ivicnancor González-Sponga, 1997 (estado Lara) (Borges y De Sousa 2006), especies responsables de escorpionismo que incluye eventos fatales (Guinand et al.2004; Borges y De Sousa 2006), adicionalmente,en ambos estados, se encuentra T. clathratus Koch, 1845 (Rojas-Runjaic y De Sousa 2007). Hasta el presente, para el área del macizo riano en la macroregión Centro-occidental de Venezuela son restringidos los trabajos que valoran los aspectos clínicos, epidemiológicos y de estadísticas del envenenamiento causado por escorpiones (Guinand et al. 2004; Borges y De Sousa 2006) y definitivamente insuficientes los eventos documentados con el diagnóstico taxonómico de la especie implicada. En el presente trabajo se describe un incidente de escorpionismo sin compromiso sistémico, con solo síntomas y signos locales, en un habitante de la población rural de La Peña, Sierra de San Luis, estado Falcón, Venezuela; con confirmación taxonómica de la especie involucrada como Tityus falconensis descrita por González-Sponga (1974).
Descripción del evento
Individuo masculino de 48 años de edad, de ocupación obrero, habitante de la población rural de La Peña (11°6 '29 "N, 69°44 '29 "O), localidad ubicada a 784 m de altitud en la Sierra de San Luis (sistema montañoso coriano), municipio Bo lívar del estado Falcón, región nor-occidental de Venezuela. El área posee una zona de vida bioclimática correspondiente al Bosque Húme do premontano (BHp), con precipitación y temperatura promedio anual entre 1100-2220 mm y 18-24°C, respectivamente (Ewel et al. 1976). Sufrió accidente escorpiónico en el interior de su domicilio (dormitorio), a las 8:00 am el 2 de marzo de 2016, en dedo halux derecho al introducir su pie en el calzado. Presentó inicialmente dolor intenso, de instalación brusca en miembro inferior derecho, que imposibilitaba parcialmente la bipedestación. De forma concomitante presentó signos inflamatorios (edema e hiperemia) en halux y parestesia del área plantar del pie. Al sustraer el calzado ubicó en su interior el escorpión agresor. Ingresó, pocos minutos después del accidente, en al ambulatorio rural de La Peña (presentando el artrópodo involucrado) donde permaneció aproximadamente una hora recibiendo ketoprofeno por vía intravenosa y registrando cifras de presión arterial de 130/90 mm de Hg. Luego fue remitido a la emergencia del Hospital de San Luis, para observación médica entre las 9:00 am y 12:00 m. El examen físico en este centro de salud demostró signos vitales normales. Abdomen no doloroso a la palpación profunda en epigastrio e hipocondrio izquierdo. No se observaron signos de deshidratación. El valor de glicemia (química sanguínea) fue normal. Se indicó analgésico no esteroideo (ibuprofeno) y luego de tres horas, sin el desarrollo de com plicaciones, se concedió el alta médica con solo la persistencia de hiperestesia en halux derecho que desapareció a las 24 horas de ocurrido el accidente.
El ejemplar implicado en el evento, consignado por el paciente en el hospital, fue evaluado taxonómicamente siguiendo el trabajo de González- Sponga (1996), y se encuentra depositado en la colección de artrópodos del LEPAMET (Laboratorio de Entomología, Parasitología y Medicina Tropical), Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM), Coro, estado Falcón, Venezue la. La reconfirmación taxonómica de especie se realizó en el Grupo de Investigación en Toxino- logía Aplicada y Animales Venenosos, Escuela de Ciencias de la Salud, Núcleo de Anzoátegui, Universidad de Oriente, Barcelona, estado Anzoátegui, Venezuela.
El diagnóstico taxonómico demostró que se tra taba de un ejemplar hembra de Tityus falconensis González-Sponga, 1974 (Scorpiones, Buthidae) (Figura 2). Los datos morfométricos (en mm) fueron: longitud del caparazón: 9,85; ancho del caparazón: 10,80; longitud mano derecha: 5,5; ancho mano derecha: 2,58; longitud dedo móvil: 8,10; longitud tibia derecha: 6,55; longitud fémur dere cho 7,00; longitud mesosoma 18,00; segmentos caudales, I (ancho/largo) 3,50/5,50; II 3,50/6,00; III 3,60/6,00; IV 3,58/6,50; V 3,56/7,30; longitud del telson 6,50; longitud del peine derecho 5,10; longitud total 66,65. Número de dientes pectíneos (derechos/izquierdos): 20/parcialmente mutilado. Número de filas oblicuas de dentículos dedo móvil derecho: 17.
Comentarios
La escorpiofauna venezolana posee una alta biodiversidad, con 202 especies descritas hasta el año 2006 (Rojas-Runjaic y De Sousa 2007; Rojas- Runjaic y Becerra 2008). En el estado Falcón, al presente, habitan tres de las cinco familias inventariadas con el registro de ocho especies: Buthidae (Ananteris curariensis González-Sponga, 2006, A. sanchezi González-Sponga, 2006, Rhopalurus laticauda Thorell, 1876, T. clathratus Koch, 1845 y T. falconensis González-Sponga, 1974), Chactidae (Chactas guinandcortesi González- Sponga, 2003) y Scorpionidae (Tarsoporosus flavus González-Sponga, 1983 y Tarsoporosus kugleri Schenkel, 1932) (Rojas-Runjaic y De Sousa, 2007). De las ocho especies, solo R. laticauda y T. falconensis revisten importancia médico- epidemiológica. El primero representa el taxón con mayor distribución en el país (González- Sponga 1996; Manzanilla y De Sousa 2003) y responsable de la mayoría de los accidentes sin consecuencias clínicas y/o fatales, debido a que posee el veneno menos tóxico de los es corpiones venezolanos evaluados hasta ahora (De Sousa et al. 2000). Mientras que T. falconensis, habitante del bosque húmedo premontano, contiene una mezcla compleja de proteínas de baja masa molecular (al igual que otros Tityus de Venezuela) denominadas a- y p-toxinas (los componentes más letales del veneno de estos artrópodos), cuyos blancos moleculares son los canales de Na+ voltaje-dependiente (Mazzei de Dávila et al. 2002, Borges y De Sousa 2006; Borges et al. 2006; Borges et al. 2008; Borges et al. 2010b; Borges et al. 2020), responsables del cuadro fisiopatológico en los humanos y en los modelos de animales experimentales. En este trabajo se incrimina a T. falconensis (González- Sponga 1974) como agente etiológico de escor- pionismo (en este caso con solo efectos locales) en la Sierra de San Luis.
Con relación a T. discrepans Karsch, 1879 especie distribuida en la macroregión endémica de escorpionismo Centro-norte costera (Figural: área 3), D'Suze et al. (2001) diseñaron un método capaz de cuantificar su veneno en plasma sanguíneo a concentraciones muy bajas. Los autores con base en el estudio del plasma de 82 pacientes, demostraron que los individuos con sintomatología local (58 pacientes) presentaron venenonemia con rangos entre 0,01 y 17,2 ng/ mL mediana 0,5 (límites de confianza al 95% entre 0,2-2) ng/mL, los de sintomatología leve y moderada con rangos desde 0,13 hasta 202 ng/mL mediana de 11,2 (0,5-80,4) ng/ml y un paciente con sintomatología grave con 31,8 ng/mL de veneno en plasma. Posteriormente, D'Suze et al. (2003) con base en 205 casos de escorpionismo por T. discrepans, ajustaron las concentraciones de veneno en plasma para pa cientes con sintomatología local, moderada y severa a las siguientes concentraciones: local con mediana de 1,43 ng/mL, moderado con 10,5 ng/mL y severo con 31,8 ng/mL. Guinand et al. (2004) determinaron la venenonemia producida por T. falconensis en 15 pacientes con sintoma tología local (n=9), leve (n=4) y moderada (n=2), encontrando, respectivamente, las siguientes concentraciones (ng/mL): 1,0; 7,3 y 50 ng/mL. En todos los casos los resultados indicaron que la severidad de los envenenamientos por T. discrepans y T. falconensis se encuentra relacionada con la concentración de veneno en plasma y las más altas fueron observadas fundamentalmente en los pacientes pediátricos. Tal como indicaron los autores, la ausencia de manifestaciones clínicas sistémicas, como lo observado en el evento aquí descrito, no es equivalente a la ausencia de veneno en el plasma (D'Suze et al. 2001; D'Suze et al. 2003; Guinand et al. 2004).
Los niños son el grupo de mayor riesgo e impor tancia clínica y epidemiológica (Mazzei de Dávila et al. 1997; De Sousa et al. 2000; Borges y De Sousa 2006; De Sousa et al. 2007; Mazzei de Dávila et al. 2011). El caso aquí documentado ocurrió en un adulto y cursó sin complicaciones. Sin embargo, se han documentado casos moderadamente graves en individuos adultos envenenados en el norte del estado Monagas, en la macroregión endémica de escorpionismo de la región Nororiental e Insular de Venezuela (De Sousa et al. 1999, De Sousa et al. 2000, Borges y De Sousa 2006). (Figura 1: área 4). Algunos de esos pacientes cursaron con trastornos electro- cardiográficos caracterizados por contracciones auriculares y ventriculares prematuras, elevación del segmento ST, infradesnivel del punto J y onda U prominente, infradesnivel del segmento ST y arritmias sinusales; sugiriendo síndrome de re polarización precoz y trastornos primarios de la repolarización tipo isquémico (De Sousa et al. 2000). Para el nororiente venezolano se han in criminado a las especies T. caripitensis Quiroga, De Sousa y Parrilla-Álvarez, 2000, T. nororientalis González-Sponga, 1996 y T. quirogae De Sousa, Manzanilla y Parrilla-Álvarez, 2006, como agentes causantes de envenenamientos para esta región geográfica (De Sousa et al. 1999; De Sousa et al. 2000; Borges y De Sousa 2006; De Sousa y Borges 2009).
En general, los escorpiones constituyen un grupo zoológico que posee una baja capacidad de dis persión (con rangos de distribución estrechos) y ocupan hábitats específicos con un alto grado de endemismo (Saldarriaga y Otero 2000). Sin embar go, algunos trabajos indican que estos artrópodos son capaces de colonizar áreas intervenidas por el humano mostrando fuerte predilección por los hábitats intradomiciliarios (De Sousa et al. 2000; Gómez et al. 2002a; Gómez et al. 2002b; Borges y De Sousa 2006; De Sousa et al. 2007; De Sousa y Borges 2009). Este comportamiento apunta a la importancia epidemiológica de los escorpiones con coexistencia antrópica; como el accidente aquí descrito y, por lo tanto, evidencia al escorpionismo como un evento ubicado dentro de las enfermedades tropicales catalogadas como desatendidas, tanto en términos de mortalidad como de morbilidad (De Sousa et al. 2014; De Sousa et al. 2016).