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Acta toxicológica argentina

versión On-line ISSN 1851-3743

Acta toxicol. argent. vol.29 no.3 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2021

 

ARTÍCULOS ESPECIALES

Guía de actuación y abordaje frente a intoxicación por dióxido de cloro/clorito de sodio, a partir de la experiencia de los CIAT de América Latina

Guidelines for action and approach to chlorine dioxide/sodium chlorite poisoning based on the experience of the CIATs in Latin America

Aldo Sergio Saracco1 

Banny Zelada1 

Jorge Olivares1 

Marli Bettini1 

Diana Pava1 

Yezid Niño1 

Viviana Ramos1 

Judith Venegas1 

Carolina Guzmán Quilo1 

Magda Hernández1 

Estefanía González Alvarez1 

Hildaura Acosta de Patiño1 

María Noel Tortorella1 

Mariano Madurga1 

Susana I. García1 

Elda Cargnel1 

Horacio Trapassi1 

1 Centro Infomación y Asesoramiento Toxicológico, CIAT, Departamento de Toxicología, Ministerio de Salud. 2Centro de Infor mación Toxicológica, CIAT, Departamento de Emergencia, Hospital Universitario Japonés de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. 3Centro de Información Toxicológica y de Medicamentos, Pontificia Universidad Católica de Chile, CITUC, Santiago de Chile. 4Consejo Colombiano de Seguridad - Centro de Información de Seguridad de Productos Químicos CISPROQUIM -Bogotá Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico, Bogotá, Colombia. 5Centro Nacional de Control de Intoxicaciones, CNCI, Hospital Nacional de Niños Doctor Carlos Sáenz Herrera, Caja Costarricense del Seguro Social, Costa Rica. 6Facultad de Ciencias Quí micas, Universidad Central de Ecuador, Quito, Ecuador. 7Centro de Información y Asesoría Toxicológica CIAT, Departamento de Toxicología, Escuela de Químicas Farmacéutica, Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia, Universidad de San Carlos de Guate mala. Ciudad de Guatemala, Guatemala. 8CIIMET Facultad de Medicina, Universidad de Panamá, , Ciudad de Panamá, Provincia de Panamá, República de Panamá. 9CIAT, Departamento de Toxicología, Hospital de Clínicas, Facultad de Medicina, Universidad de la República, Montevideo, Uruguay. 10Farmacoepidemiología y Farmacovigilancia, Universidad de Alcalá de Henares, Madrid, España. "Sociedad Iberoamericana de Salud Ambiental SIBSA, CABA, Argentina. 12Unidad de Toxicología Hospital de Niños R. Gutiérrez. CABA. Argentina. “Departamento de Salud Ambiental. Ministerio de Salud Neuquén, Neuquén Capital, Argentina. *toxicologia@mendoza.gov.ar

Resumen

El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud, declaró la pandemia a nivel mundial por la COVID-19. Ante este escenario, los centros de información y asesoramiento toxicológico (CIAT) de América Latina comenzaron a recibir consultas por exposición/intoxicación a dióxido de cloro/clorito de sodio y sus compuestos relacionados, por desvío de uso, destinado a la prevención y/o tratamiento de la COVID-19 sin aval científico alguno ni contar con registro sanitario para ese fin. A través de la Red de Toxicología de América Latina y el Caribe (RETOXLAC), se comprobó que no eran hechos aislados, sino que se estaba produ ciendo el mismo fenómeno en toda la región y que existían antecedentes de intoxicaciones con dichos productos y alertas desde hace más de una década, con indicaciones no aprobadas, para el tratamiento de distintas patologías como SIDA, cáncer, esclerosis lateral amiotrófica ELA, malaria, autismo, entre otras, sin evidencia. Ante esta realidad, los CIAT presentan una revisión de los signos y síntomas observados según la vía de ingreso, basados en la comunicación de riesgo en salud; proponiéndose pruebas de apoyo al diagnóstico, algoritmo de tratamiento para las intoxicaciones y modelo de ficha clínica para la vigilancia epidemiológica de los casos atendidos. Recomendamos a las autoridades y organismos responsables, reforzar las acciones tendientes a la vigilancia, control y prevención de este tipo de intoxicaciones, producto del mal uso de un desinfectante no autorizado para fines terapéuticos/médicos.

Palabras claves: Clorito de sodio; Dióxido de cloro; Intoxicación; Diagnóstico; Manejo clínico; Tratamiento

Abstract

On March 11th, 2020, the World Health Organization declared a global pandemic due to COVID-19. Faced with this sce- nario, the Poison Control Centers (CIATs for its initials in spanish) in Latin America began to receive consultations for exposure/poi- soning to chlorine dioxide/sodium chlorite and its related compounds for their use aimed to prevent or treat COVID-19 without any scientific endorsement or having a sanitary registry for that purpose. It was found through the Toxicology Network of Latin America and the Caribbean (RETOXLAC) that they were not isolated events but rather that the same phenomenon was occurring throughout the region and that there has been a history of poisoning and alerts with these products for more than a decade with unapproved indications for the treatment of different pathologies such as AIDS, cancer, amyotrophic lateral sclerosis (ALS), malaria, autism, among others, without evidence. In the light of this situation, the CIATs present a review of the signs and symptoms observed ac- cording to the route of exposure based on health risk communication; proposing tests to support the diagnosis, an algorithm for poisoning treatment, and a model of a clinical record for the epidemiological surveillance of the assisted cases.

We recommend to the authorities and responsible organisms reinforce the actions aimed at surveillance, control, and prevention of this type of poisoning due to the misuse of an unauthorized disinfectant for therapeutic or medical purposes.

Key words: Sodium chlorite; Chlorine dioxide; Poisoning; Diagnostic; Clinical care; Treatment

Introducción

La pandemia por el virus SARS-CoV-2 en América Latina ha dejado millones de enfermos y más de 1.5 millones de muertos, con altas tasas de casos producto de la transmisión local y rápido crecimiento de contagios a nivel regional (WHO 2020). Esto genera una severa sobrecarga en los servicios de salud (OIT 2020; Castro 2020) y un impacto negativo en las economías de los países en vías de desarrollo (CEPAL 2020).

Muchos servicios y atenciones de salud han sido interrumpidos en todo el mundo debido a la limitación de los recursos y a la aprehensión ge neral a la hora de hacer uso de los servicios de salud por miedo a contagiarse con la COVID-19 (FDA 2019).

Junto con la pandemia COVID-19, hemos experimentado un fenómeno nunca antes visto llamado “infodemia”, por el que ha circulado una cantidad excesiva de información -en algunos casos co rrecta, en otros no- que dificulta que las perso nas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna, cuando las necesitan, con relación a la prevención y cura de COVID y otras enfermedades. Esto ha incrementado no solo la aparición de intoxicaciones con diversos productos, sino también el malestar psicofísico de las personas y la pérdida de confianza en el personal sanitario (Zarocostas 2020; OPS 2020a).

En este contexto es que algunos productos que contienen dióxido de cloro (sustancia química usada como desinfectante de superficies y bio- cida), se han promocionado de manera desacer tada como tratamiento preventivo y curativo para la COVID-19, sin contar con ninguna evidencia científica que avale su seguridad y eficacia. Al mismo tiempo numerosas sociedades científi cas, agencias reguladoras, gobiernos y expertos han levantado alertas desaconsejando su uso y advirtiendo de sus riesgos (FDA 2019; Ordoñez 2020; REDCIATOX 2020; INVIMA 2020; RACIM 2020; AEMPS 2010; AEMPS 2020; Ministerio de Justicia 2020).

El dióxido de cloro (ClO2, CAS No. 10049-04-4) es una sustancia química que no aparece es pontáneamente en la naturaleza. Es un gas de color amarillo rojizo, o un líquido rojo-amarrona- do por debajo de 11°C con característico olor a cloro picante, inestable y altamente reactivo (un agente fuertemente oxidante) y explosivo. No se encuentra en el mercado para uso domésti co. Es soluble en agua, y bastante estable si se mantiene en lugares frescos y en oscuridad. Se puede originar a partir de la reacción química de su precursor (el clorito de sodio) con un ácido (ejemplo, ácido clorhídrico o ácido cítrico). Por su peligro explosivo, el ClO2 se prepara en el lugar en que será utilizado (RETOXLAC 2021).

Usos

Este gas es muy irritante para los ojos y la vía respiratoria por su poder fuertemente oxidante, que es 2.5 veces mayor al del cloro. Lo habitual es encontrar soluciones acuosas, que se usan en la industria para blanquear la pasta de papel, fibras textiles y desinfectar (NCBI 2021a). El dióxido de cloro es utilizado como agente antimicrobiano en soluciones acuosas para lavar frutas y verduras o en el agua de procesamiento de aves de corral a una concentración de 3 ppm de dióxido de clo ro residual. Se utiliza también para potabilizar el agua, con valores permitidos por las agencias regulatorias, de dióxido de cloro para agua de beber en concentraciones no mayores de 0,8 mg/L (0,8 ppm) (Patel y Wong 2000).

El clorito de sodio (NaClO2, N° CAS: 7758-19-2 es una sustancia sólida, de color cristalino blanco. Se utiliza como precursor de dióxido de cloro para purificación de agua, blanqueador de pulpa de madera y textiles, grasas y aceites, desinfectante de uso veterinario. Es un fuerte oxidante y corro sivo en concentraciones al 25% (NCBI 2021b). Las soluciones preparadas en forma artesanal en domicilio a partir de clorito de sodio y un ácido, se asume que tienen concentraciones variadas, por ser difícil establecer las cantidades utilizadas de los precursores químicos y la concentración que alcanza en el agua de solución.

Existe poca información sobre su toxicidad espe cífica en seres humanos. Estudios en animales y casos clínicos reportados muestran efecto irrita- tivo-cáustico y daño hematológico: metahemog- lobinemia (MetHb) (oxidación de la hemoglobina) y hemolisis (depleción del glutatión eritrocitario). Estos efectos conllevan complicaciones como coagulación intravascular diseminada e insufi ciencia renal (Lin y Lim 1993; Romanovsky et al. 2013; NPIS 2020; IBM 2021). Desde cambios en la morfología de eritrocitos (equinocitos y acan- tocitos), hasta metahemoglobinemia y hemólisis (Couri et al. 1982).

La promoción del uso de dióxido de cloro y clo- rito de sodio para tratamiento y prevención de la COVID-19 en varios países, ha generado un incremento en el número de consultas relaciona das con el uso de dichos productos. Ante esta problemática, la Red de Centros Toxicológicos de Centro América (REDCIATOX) consultó a sus similares, en América del Sur, si existían casos reportados con los citados productos químicos, como muestra del trabajo en red.

Debido a esta situación, los Centros de Infor mación y Asesoramiento Toxicológico (CIAT) de América Latina, han registrado consultas en don de el dióxido de cloro/clorito de sodio estaban involucrados en casos de intoxicaciones agudas (Saracco et al. 2020).

Ante esta realidad, es evidente la necesidad de generar recomendaciones para la atención de los pacientes que se presentan a los servicios de emergencia, con antecedentes del consumo de estos compuestos químicos, sin advertir el riesgo potencial de daños sobre la salud.

Dióxido de cloro, clorito de sodio o productos relacionados

Generalidades

En Estados Unidos, la Food and Drug Adminis- tration (FDA), en 2010 advirtió por primera vez a los consumidores sobre los productos MMS, ClO2 y Clorito de sodio (FDA 2019). En 2010, en España, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) emitió una nota sobre la retirada del mercado al considerarlo “me dicamento ilegal” pues se distribuía con indica ciones terapéuticas y no tenía registro sanitario de medicamento y una nota similar ha sido ratificada en el 2020 y en Argentina, la Administración Na cional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) en 2016 y en el 2021, actuó de manera similar ya que, por sus indicaciones, de bería ser considerado un medicamento, pero que para ello previamente deberían ser evaluados y aprobados por estas administraciones de control, por lo que recomiendan abstenerse de utilizarlos con fines medicinales; pero muchos distribuidores independientes, pese a estas advertencias, han seguido promoviendo su uso a través de las redes sociales, y vendiendo en línea estos productos como un remedio para tratar disímiles patolo gías, sin contar con evidencia científica alguna que lo pruebe objetivamente (FDA 2019; Ordo- ñez-Iriarte y Castillo-Lozano 2020; REdCiATOX 2020; INVIMA 2020; RACIM 2020; AEMPS 2010; AEMPS 2020; ANMAT 2021). Con motivo de la pandemia, la Organización Panamericana de la Salud (OPS-OMS) y los Ministerios de Salud de América Latina, se han pronunciado con alertas y notas informativas, previniendo a la población sobre el riesgo del uso de estos productos ile gales y promoviendo la denuncia de quienes los comercialicen (OPS 2020b).

Epidemiología

El dióxido de cloro está autorizado como biocida y desinfectante en Estados Unidos, en la Unión Europea (UE) y América Latina sólo para uso en superficies inertes, y no está autorizado su uso oral con fines terapéuticos. Esto podría explicar por qué en los casos en los que su ingestión causa efectos tóxicos, se pueda optar por notificar los signos y síntomas clínicos a los sistemas de farmacovigilancia y centros de in formación toxicológica. Estos son los motivos por los que conviven diferentes terminologías y conceptos en los sistemas de vigilancia, como efectos secundarios, colaterales o indeseables, reacciones tóxicas, reacciones adversas, efectos tóxicos. Todos en general se refieren a los efectos nocivos y no intencionados con sustancias far macológicamente activas, con potencial tóxico. En algunos países los profesionales de la salud han remitido a sus sistemas de vigilancia las co municaciones de casos con efectos tóxicos por la utilización de dióxido de cloro/clorito de sodio. Y esta información ha permitido que se publiquen advertencias y prohibiciones desde las autori dades sanitarias reguladoras de medicamentos, aunque estos tóxicos no se hayan autorizado como medicamentos.

Para reunir información epidemiológica del dióxido de cloro y clorito de sodio se han revisado diver sas fuentes de información: las bases de datos de farmacovigilancia de las agencias reguladoras de medicamentos y productos químicos, en las que se han notificado casos de efectos secundarios, reacciones adversas e intoxicaciones con estos preparados, así como los informes y alertas de la red de centros toxicológicos de América Latina, Estados Unidos y España.

De la revisión de los casos notificados en los sistemas de farmacovigilancia y toxicovigilancia consultados, se ha encontrado que, a pesar de que dichos compuestos químicos no corresponden a productos medicinales, ni autorizados como medicamentos en ningún país del mundo, hay notificaciones en los sistemas internacionales de registro correspondientes a farmacovigilancia (Tabla 1).

En esa tabla, se reúnen todos los casos identifica dos en las diferentes fuentes que se han revisado. Así, bases de datos de los sistemas nacionales de farmacovigilancia que ofrecen las autoridades reguladoras de medicamentos, como Australia (TGA, Therapeutic Goods Administration), Canadá (Health Canada), Reino Unido (MHRA, Medicines and Healthcare products Regulatory Agency), así como la base de datos global VigiBase, del programa internacional de farmacovigilancia (PIDM, Programme for International Drug Monitoring) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la que se reúnen (a fecha 01 febrero 2021) más de 24,5 millones de notificaciones de sospechas de Reacciones Adversas Medicamentosas (RAM) con todo tipo de medicamentos y productos terapéuticos, que remiten los 145 países miembros del PIDM.

Tabla 1: Casos de reacciones tóxicas notificados a los sistemas de 10 países. 

En las redes o sistemas nacionales de toxicovi-gilancia, se han publicado casos de intoxicaciones relacionados con ClO2 y MMS. Así, según la American Association of Poison Control Centers (AAPCC 2021), desde 2014, los centros de control de intoxicaciones de EUA han gestionado más de 16.000 casos de intoxicación por dióxido de cloro, incluidos aproximadamente 2.500 casos de niños menores de 12 años, muchos de los cuales sufrieron efectos tóxicos secundarios graves (U.S. Attorney’s Office 2020).

En España, el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF) publicó el 7 de septiembre de 2020 un informe del Servicio de Información Toxicológica, en el que se ha atendido, consultas telefónicas relacionadas con intoxicaciones por consumo de MMS, sustancia que promocionan los grupos negacionistas del SARS-CoV-2, lo que supone un incremento significativo de este tipo de intoxicaciones en España durante la pandemia (Ministerio de Justicia 2020).

En América Latina, centros toxicológicos han notificado casos y consultas relacionados con mal uso de dióxido de cloro/clorito de sodio para la prevención y/o tratamiento de la COVID-19. (Tabla 2 Casos de intoxicación/exposición por dióxido de cloro/clorito de sodio según país) (Saracco et al. 2020).

Table 2: Casos de intoxicación/exposición por dióxido de cloro/clorito de sodio, según país 

Manifestaciones clínicas

En los diferentes escenarios de riesgo de intoxicación por exposición a estos químicos se ha identificado: la ingesta de dióxido de cloro/clorito de sodio, el uso externo de dióxido de cloro/clorito de sodio y la inhalación accidental del gas cloro, durante su preparación doméstica o industrial. El tracto respiratorio es el más sensible órgano blanco de toxicidad, donde la exposición a los gases del dióxido de cloro puede generar cuadros que van desde simples episodios de irritación local con presencia de ardor nasal, estornudos, tos y disnea, a lesiones cáusticas graves de nariz, bo ca, faringe, árbol traqueobronquial con episodios agudos de broncoespasmo, sofocación, edema de glotis, edema pulmonar, distrés respiratorio y en ocasiones neumonitis química. Puede quedar como secuela un síndrome de disfunción reactiva de las vías respiratorias (IBM 2021).

También puede causar irritación ocular, edema conjuntival y lesión corneal acompañado de epí- fora y fotofobia (Patel y Wong 2000; NPIS 2020; IBM 2021).

La ingesta de solución de dióxido de cloro pre parada según las instrucciones del vendedor o de acuerdo a lo recomendado en tratamientos engañosamente llamados naturistas difundidos por internet, por su potente acción oxidante y no oxigenante como promocionan, conlleva la presencia de manifestaciones clínicas locales, donde el ión clorito por transformación del ClO2, desnaturaliza las proteínas del epitelio digestivo (interacción con los grupos tiol) generando lesiones gastrointestinales de distinta gravedad, que van desde cuadros de irritación local en boca, faringe y a nivel retroesternal con presencia de disfonía, disfagia, sialorrea, pirosis, edema de glotis con estridor y ronquera. Se puede observar al examen, eritema local, náuseas, vómitos, diarreas severas con intolerancia alimentaria, esofagitis y cuadros de gastritis erosiva (NPIS 2020; IBM 2021).

Los vómitos junto a diarreas, en ocasiones severas, pueden ocasionar colapso cardiovascular. A su vez, los iones de clorito pueden ser absorbidos por difusión pasiva hacia sangre, donde por su acción oxidante provocan alteraciones en la membrana de eritrocitos - eritrocitos espiculados que pueden objetivarse en frotis de sangre periférica - hasta metahemoglobinemia y hemólisis además de in suficiencia hepática aguda con hiperbilirrubinemia y trastornos del ritmo cardíaco con prolongación del intervalo QT, entre otros trastornos (Persson et al. 1998; Bathina et al. 2013). Es esperable en contrar alteraciones hidroelectrolíticas y acidosis metabólica hiperclorémica, además de cefalea, mareos, temblores, ansiedad y somnolencia. Los metabolitos y subproductos del dióxido de cloro (especialmente el clorito) serían los responsables de los efectos tóxicos del dióxido de cloro ingerido (Patel y Wong 2000).

La exposición cutánea repetida puede ocasionar dermatitis irritativa, con presencia de piel seca, prurito y distrofia cutánea (NPIS 2020; IBM 2021).

Las manifestaciones clínicas referidas variarán según la vía de exposición, la dosis o concentración del producto utilizado y la frecuencia de uso. A fin de que la presente revisión también tenga utilidad práctica en servicios de atención primaria y guardias de emergencias, se presenta en la Tabla 3 un resumen de posibles vías de exposición, cuadros clínicos resultantes y abordajes diagnósticos y terapéuticos (sugeridos con la bibliografía disponible hasta la fecha) con relación a productos con dióxido de cloro/clorito de sodio.

Tabla 3: Vías de exposición a productos con dióxido de cloro/clorito de sodio y posibles cuadros clínicos resultantes. 

Diagnóstico

El diagnóstico es clínico, basándose en la sintomatología del caso, la cronología del uso del producto y su concentración.

No hay un análisis toxicológico específico que detecte el dióxido de cloro ni el clorito de sodio, dada su rápida conversión a cloratos.

Los estudios de laboratorio pueden mostrar me- tahemoglobinemia, anemia, cuerpos de Heinz, células fantasmas, esferocitos fragmentados, acidosis metabólica, disminución del recuento de plaquetas y coagulación anormal (Haynes y Wax 2019). Se ha encontrado eritocitos espiculados (acantocitos y/o equinocitos) en frotis de sangre periférica (Couri et al. 1982).

Tratamiento

Este variará según la vía de exposición y el cuadro clínico resultante, como se muestra en la Tabla 4 y en el algoritmo (Figura 1) a continuación.

Tabla 4: Pautas de actuación frente a intoxicaciones con productos que contengan dióxido de cloro/clorito de sodio. 

Figura 1: Algoritmo 

Criterios de ingreso hospitalario

Los criterios de hospitalización por intoxicación con ClO2 son pacientes que presenten:

En casos de ingestión:

Disfagia o dolor retroesternal

Vómitos incoercibles

Diarrea profusa

Compromiso hemodinámico

Alteraciones hidroelectrolíticas y/o del estado

ácido-base

Alteraciones hematológicas con presencia de

eritrocitos espiculados que pueden objetivarse

en frotis de sangre periférica

Presencia de metahemoglobinemia y/o signos

de hemólisis

Hepatograma alterado

Evidencia clínica o electrocardiografía de arritmias o prolongación del intervalo QT Alteraciones neurológicas significativas En caso de inhalación:

Tos con presencia de disnea, broncoespasmo o sofocación Presencia de esputo espumoso o edema pulmonar Radiografía de tórax patológica En caso de contacto ocular:

Fotofobia, epífora, dolor ocular y/o edema conjuntival intenso

Criterios de alta

Podrán ser externados cuando el paciente se encuentre:

Asintomático

Compensado hemodinámicamente y laboratorio bioquímico normal

Lesiones de mucosas curadas o casi curadas, con vigilancia ambulatoria de la especialidad Definir las interconsultas que el profesional ac tuante considere oportunas

Se debe alertar al paciente para que evite nue vas exposiciones al producto y sobre el mal uso de esta sustancia

Complicaciones y secuelas

Las complicaciones y secuelas de las sustancias oxidantes son variables, desde su ausencia has ta un estado de gravedad extrema con fracaso multiorgánico, lo cual depende de la cantidad ingerida y del tiempo transcurrido. Las complicaciones descritas en la intoxicación grave por una sustancia oxidante fuerte son shock hipo- volémico, acidosis metabólica, hemólisis, anemia, insuficiencia renal, insuficiencia respiratoria (Wightman et al. 2019).

El dióxido de cloro se disocia rápidamente en clorito y cloruro y, en menor grado, en clorato (Gebhardtova et al. 2014). La mayor complicación presentada según la literatura es la insuficiencia renal aguda IRA (Lin y Lim 1993; Bathina et al. 2013; Gebhardtova et al. 2014).

Insuficiencia Renal Aguda (IRA)

Las manifestaciones renales incluyen nefritis intersticial aguda grave, necrosis tubular aguda y vasoconstricción grave de la vasculatura renal. La lesión oxidante está implicada en la patogenia de la lesión renal aguda reversible. Los oxidantes fuertes agotarían el glutatión en las células intersticiales y tubulares renales causando así un patrón de enfermedad túbulo-intersticial (Bathina et al. 2013).

La causa exacta de la lesión renal aguda no está clara, pero es probable que sea multifactorial. Estu dios sobre el clorato, un compuesto químicamente similar al clorito, sugieren que la toxicidad renal se debe a una combinación de metahemoglobi- nuria, toxicidad directa del túbulo contorneado proximal y posiblemente lesiones similares a las observadas con el síndrome urémico hemolítico (Lin y Lim 1993; Lardieri et al. 2020). En ausencia de grave metahemoglobinemia, es probable que la IRA del paciente sea explicada por una com binación de toxicidad tubular de hemoglobina e isquemia renal debido a un suministro deficiente de oxígeno causando IRA anúrica (Jackson et al. 1961; Romanovsky et al. 2013). Puede produ cirse una lesión renal aguda por acción directa oxidante en ausencia de metahemoglobinemia, hemólisis y coagulación intravascular diseminada (Gebhardtova et al. 2014).

La ecografía renal no muestra alteraciones. La biopsia renal percutánea revela cambios agudos en los túbulos intersticiales con infiltración de lin- focitos, también fueron descritos: edema inters ticial severo y daño moderado de los túbulos con hemorragia y necrosis sin daño a nivel glomerular (Lin y Lim 1993; Zhen y Hakmeh 2021).

Lesión renal por oxidación: Se producen por agotamiento del glutatión y otros equivalentes reductores en el riñón en células tubulares e in tersticiales. Esta alteración de los mecanismos de defensa puede acentuar la lesión oxidante precipitando un patrón de nefritis tubulointersti- cial (Lin y Lim1993).

La metahemoglobinemia en combinación con hemólisis masiva, coagulación intravascular diseminada y acidosis puede causar cambios de generativos tubulares agudos y contribuyen así al deterioro de la función renal (Lin y Lim 1993). Según la literatura reportada de intoxicación por dióxido de cloro/clorito de sodio, la IRA puede durar hasta 4 meses con reversión total del cuadro. La insuficiencia renal atribuida a la nefritis intersticial aguda puede complicar el curso de la enfermedad y necesitar diálisis prolongada (Lin y Lim 1993).

Hemólisis Intravascular

Se sabe que el dióxido de cloro causa hemólisis intravascular (Kishan 2009).

La hemólisis parece ser causada por acción tó xica del clorito en sí, posiblemente relacionada con sus propiedades oxidativas. Además, hasta donde sabemos, no hay datos disponibles en la literatura actual que demuestren que la metahe- moglobinemia causa o precede a la hemólisis (Gebhardtova et al. 2014).

El principal mecanismo de toxicidad del clorato in vitro es su capacidad para oxidar a la hemoglobina e induce hemólisis debido a la polimerización de las proteínas de la membrana, lo que aumenta la rigidez de la membrana de los eritrocitos (eri trocitos con espículas), la desnaturalización de la globina (la subunidad proteica esencial de la hemoglobina), la reticulación de las proteínas de la membrana y la inactivación de las enzimas de la membrana que causan la ruptura de membra nas de eritrocitos. Tal proposición parece estar de acuerdo con la cadena de eventos típica de la anemia hemolítica causada por compuestos oxidativos in vivo, caracterizada por desnatura lización de la hemoglobina y anemia hemolítica por cuerpos de Heinz (Singelmann et al. 1984; Haynes y Wax 2019).

Coagulación Intravascular Diseminada (CID) De manera similar a la hemólisis, la CID puede estar directamente relacionada con las propieda des oxidativas del clorito, ya que probablemente sea una consecuencia de la hemólisis debido a las propiedades coagulantes de las “células fan tasma” de eritrocitos hemolizados (Jackson et al. 1961). La hemólisis y la hemoglobinuria resultan te pueden causar secundariamente coagulación intravascular diseminada y potenciar la toxicidad renal (Haynes y Wax 2019).

Por tanto, lo más probable es que el efecto oxi- dativo del clorito, en lugar de su inducción de MetHb, induzca la mayoría de los síntomas, como hemólisis, CID y daño del tejido renal.

Hepatotoxicidad

Se observó alteración de la función hepática in ducida por el clorito entre los habitantes de una aldea rural que estuvieron expuestos durante 12 semanas a dióxido de cloro en el agua potable a concentraciones medidas semanales que van de 0,25 a 1,11 mg/L (dióxido de cloro) o de 3,19 a 6,96 mg/L (clorito) (Michael et al. 1981; ATSDR 2004). Otra complicación reportada en la literatura es un caso de daño miocárdico debido a la toxi cidad del dióxido de cloro (Zhao y Wang 2005).

Secuelas

Hasta el momento no existe evidencia científica que especifique secuelas acerca de esta intoxi cación por dióxido de cloro/clorito de sodio, sin embargo, por ser un producto oxidante, cáus tico, los pacientes podrían presentar secuelas características de estas sustancias. La estenosis digestiva es la secuela más temida de la fase tar día de una intoxicación cáustica grave, se inicia entre la 3a y 8a semanas, como una disfagia pro gresiva que lleva a un déficit nutricional intenso. Guarda relación con el grado de quemadura (16 % de las quemaduras de 2° grado) Tiene una difícil solución, con complejas y repetidas inter venciones, siendo la prevención asimismo difícil. La lesión cicatrizal cáustica presenta un riesgo de degeneración carcinomatosa mil veces superior a la de la población general tras un largo período de latencia que puede alcanzar los 20-30 años (Ferguson 1997).

Los compuestos dióxido de cloro/clorito de sodio, no se encuentran clasificables en cuanto a carcinogenicidad en humanos según Agencia de Protección Ambiental EPA (por sus siglas en inglés) y la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer IARC (por sus siglas en inglés), debido a la falta de datos en humanos y las limitaciones en los estudios con animales (IARC 2021).

Propuesta de ficha clínica

Como parte de la experiencia de los investigado res que proponen esta publicación, se propone un modelo de ficha clínica (Figura 2) que sea de utilidad para los servicios de urgencia y permita unificar la información de registro de estos casos.

Figura 2 

Consideraciones finales

Se hace necesario que desde el sector salud repensemos la forma de comunicarnos con la población, para realizar educación sanitaria, no solo en prevención de intoxicaciones, sino en todas las patologías. Esto también es indispen sable en pos de recuperar y afianzar el vínculo de confianza entre personas y entidades científicas y/o asistenciales, tan socavado durante esta pan demia, entre otras cosas, por noticias falsas que generaron caos y desconfianza. Estos últimos incluso pueden llegar a interferir en la realiza ción de anamnesis adecuadas por los equipos de salud, ya que - en ocasiones - las personas consultantes pueden tener temor de manifes tar abiertamente el uso de ClO2 y/o productos relacionados. Posiblemente desde los centros y profesionales independientes de toxicología, una estrategia adecuada a partir de ahora sería contar con una presencia más activa en redes sociales, medios de comunicación formales e informales, y todo aquel recurso que en el futuro se vaya instalando como fuentes de consulta de la población general, a fin de ofrecer información con sustento científico, de fácil comprensión y de manera oportuna.

Por parte de los equipos de salud locales, debemos mejorar nuestro trabajo interdisciplinario, a fin de que, desde todas las especialidades y distintos niveles de complejidad, transmitamos información unificada, articulada y documenta da científicamente, reduciendo así al máximo las posibilidades que llegue a producirse una intoxi cación, si las medidas de educación sanitaria y prevención fueron efectivas y oportunas. De igual manera, debe destacarse la particularidad de las especialidades toxicológicas con relación al nivel de evidencia cuando se emiten recomendaciones. Parte de los conocimientos en toxicología se desprenden de estudios preclínicos, reportes de casos o series de casos, distintos incidentes y eventos relacionados a tóxico y farmacovigilancia, entre otros. Esto se destaca para no olvidar la necesidad de extremar las medidas de vigilancia y notificación de eventos adversos y efectos tóxicos de cualquier sustancia o producto sea de origen natural o sintético, debido a que es fuente irreemplazable de generación de información en toxicología para la alerta temprana a la hora de realizar comunicación, prevención, diagnóstico y tratamiento de intoxicaciones. Tal es el caso del producto químico que nos llevó a realizar el presente trabajo.

Declaración de no conflicto de interés

Los autores declaran no tener conflicto de interés para la publicación.

Declaración de fondos para auspiciar el estudio

Los autores de esta publicación declaran no haber obtenido fondos para la misma. Todo el proce so de desarrollo se ha efectuado con el tiempo y recursos humanos de los CIAT participantes.

Agradecimientos

Al equipo profesional que integran los CIAT de América Latina, participantes en este estudio y al personal de salud que ha at endido a los pacientes intoxicados.

Bibliografía

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Recibido: 04 de Noviembre de 2021; Aprobado: 30 de Diciembre de 2021

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