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Memoria americana

versión On-line ISSN 1851-3751

Mem.. am.  n.13 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./dic. 2005

 

RESEÑAS

Zanolli, Carlos E. 2005. Tierra, encomienda e identidad: Omaguaca (1540- 1638). Buenos Aires, Sociedad Argentina de Antropología, 246 páginas incluyendo apéndices.

El presente libro de Carlos Zanolli analiza el proceso de formación de una nueva identidad colectiva durante la etapa colonial temprana. Para esto el autor se apoya en un estudio de caso, como es la encomienda de Humahuaca entre los siglos XVI y XVII. En esta región de los Andes meridionales las sociedades nativas vivirán un complejo proceso de cambios y adaptaciones para amoldarse a nuevos sistemas de dominación; primero bajo la influencia de los incas y más tarde bajo el dominio español con lo que lograrán garantizar su reproducción social a la vez que cumplir con las demandas de los sucesivos imperios. De este modo, y como resultado de este proceso, el autor resaltará el surgimiento de una nueva identidad colectiva a escala "local" cuyos referentes máximos serán, entre otros, el encomendero y sus indios, los caciques mediadores y el tributo como mecanismo unificador a nivel comunal.

La investigación llevada a cabo por el autor abarca buena parte de los siglos XVI y XVII, etapa en donde el medio social se hallaba en permanente "construcción", momento ideal para el antropólogo ya que es el instante de "contacto" entre diferentes sociedades en cuya dinámica se irán conformando nuevos elementos materiales, identitarios y simbólicos.

En el capítulo uno del libro, Carlos Zanolli nos introduce en el marco geográfico en donde centra su investigación, a la vez que desarrolla un estado de la cuestión de los estudios realizados sobre el tema, junto con ciertas advertencias teóricas y metodológicas en que basa su aporte. La región de la Puna, aislada y de difícil acceso, que se extiende por los actuales países de Argentina, Bolivia y Chile es el escenario principal de los acontecimientos, aunque el análisis se centra en la quebrada de Humahuaca. Mientras tanto, la región de los valles orientales, o yungas, también es un espacio al que el autor le presta atención, región fronteriza de los incas y, más tarde, de los españoles en donde habitaban los chiriguanos conformando una compleja trama de contactos, guerra e interacción.

Luego de repasar las características principales del espacio geográfico el autor realiza un análisis de los aportes realizados sobre su tema, tanto desde el campo de la arqueología como desde la investigación histórica. Acordando con las evidencias que indican la presencia incaica en la región de la quebrada de Humahuaca con anterioridad a la llegada de los españoles, Zanolli matiza también las afirmaciones realizadas por Boman, quien veía a los omaguacas como una macro etnia encerrada en sí misma, sin tener en cuenta las modificaciones que había introducido el Inca con su política de control político y colonización. Un paisaje étnico heterogéneo y diferenciado es más factible de suponer, por lo tanto, en el área bajo estudio; a la vez que una orientación norte-sur de los procesos sociales e históricos que rompe con los postulados acerca de la antigua orientación valliserrana que no tuvo en cuenta la dinámica del incario primero y de la conquista española después. Esto, como menciona el autor, le permitió colocar a su tema de estudio bajo una nueva dimensión espacial y temporal, permitiéndole al mismo tiempo el acceso a un nuevo caudal de información y documentos, la mayoría provenientes de archivos locales y del exterior.

En el capítulo dos el autor analiza la región del sur de Charcas, espacio que incluía a la quebrada de Humahuaca contenida y bajo la sombra de dos imperios, el inca primero y el español después. Sobre la presencia incaica en la región el autor nos recuerda el dominio político que efectivamente ejerció el Cuzco sobre el extremo sur del Collasuyu, modificando el paisaje étnico a través de la introducción de mitimaes, y el espacial y social a través de la presencia de fortalezas, talleres lapidarios y guarniciones que influenciaron profundamente a la región. Más tarde, los españoles encontrarían los vestigios de esta política y, a su tiempo, introducirían también nuevos elementos, como la temprana demanda por tierras e indios de encomienda.

Francisco de Pizarro será el primer español que librará cédulas de encomienda que involucran a la región bajo estudio, beneficiándose con ellas Martín Monje y Juan de Villanueva. Estas primeras encomiendas, en un momento en donde primaba la improvisación y la confusión entre los diferentes espacios y jurisdicciones -que abarcaban una discontinuidad étnica y territorial muy acentuada-, tenían como finalidad abrir nuevos espacios a la conquista, a la vez que "descargar de hombres la tierra" en donde la presencia española se iba consolidando. Es por eso que el autor destaca para este momento histórico la "imprecisión" como algo constante, a la vez que la pervivencia de un complejo panorama étnico que se remonta a la etapa del incario. Como muestra de este hecho, Zanolli realiza la propuesta de reconocer la polisemia del término Omaguaca, ya sea como gentilicio (omaguaca - humahuaca), como región geográfica precolonial y, al fin, como pueblo de reducción (San Antonio de Humahuaca) en donde los indios pasarán a ser agrupados.

En el capítulo tres del libro el autor se detiene en las vicisitudes de la formación de la encomienda de Humahuaca, en cuyo proceso se dará el pasaje de una identidad étnica múltiple a una nueva identidad colectiva de matriz colonial, garantizada por la presencia del encomendero, los indios y los caciques locales y con el tributo y las Cofradías como elementos aglutinantes. En este capítulo, el autor resalta a la encomienda como factor de unificación de sucesivas generaciones de familias hispanas comenzando con la cesión hecha por Francisco de Pizarro a Juan de Villanueva que pasará a su esposa, Petronila de Castro, al no dejar descendencia (1540). En el transcurso de estos años la región de Charcas, en donde el autor sitúa a Humahuaca como parte del espacio bajo estudio, y aún las áreas fronterizas de esta región, como las yungas, se irán pacificando lentamente, e irá avanzando la obra pobladora española con la fundación de San Bernardo de Tarija en 1574 y de San Salvador de Jujuy en 1593. En el año de 1595 se fundará el pueblo de reducción de San Antonio de Humahuaca, obra concretada por Juan Ochoa de Zárate, el primero de los Zárate en tomar posesión de la vieja encomienda. Tanto la estrategia de Petronila de Castro como la de Juan Ochoa de Zárate estaba direccionada a maximizar los beneficios económicos y sociales que la colonia temprana iba generando, fundamentalmente, concentrando tierras e indios en el contexto del auge comercial y minero de Potosí que también tocaba a estos espacios. La relativa pacificación de la región y la concentración de tierras y mano de obra en la encomienda favorecieron esta evolución, situación que recién se pudo concretar a partir de 1593-1595 y no durante el período de los primeros encomenderos, en donde la situación era mucho más inestable y confusa.

Pero quizá el capítulo más sustancial del libro de Zanolli sea el cuatro, en donde el autor centra su análisis en la sociedad indígena y en las transformaciones sufridas a raíz del contacto con los españoles. Este capítulo se encuentra dividido en dos partes: el "Tiempo de la guerra", momento signado por la inestabilidad y por las campañas militares españolas y el "Tiempo de la paz", a partir de 1595 una vez fundadas San Salvador de Jujuy (1593) y San Antonio de Humahuaca (1595) y caracterizado también por la captura del cacique Viltipoco. A partir de este momento los indios serán agrupados paulatinamente en pueblos de reducción, con un control permanente por parte de los encomenderos. La estrategia de los indígenas hasta ese momento había fluctuado entre la beligerancia y la negociación, aunque producto del avance de la colonización hispana se va a ir ingresando en un "Tiempo de paz" que resignificará las relaciones materiales y simbólicas. El pueblo de San Antonio de Humahuaca, aunque también existían otros en la Quebrada como San Rafael de Sococha, se convertirá en un nuevo referente físico y en un centro aglutinador haciéndose visibles las relaciones entre indios y encomenderos, junto con el rol de los caciques locales que debían legitimarse para movilizar el tributo y la mano de obra. De este proceso surgirá, por lo tanto, una élite colonial indígena a nivel comunal -analizada por el autor en la figura de don Andrés Choque I y don Andrés Choque II-, que se sitúa entre dos legitimidades, cohesionando a su grupo y sacando ventajas política y económicamente.

Y es precisamente en este contexto en donde se formó para Zanolli una nueva identidad colectiva característica de la colonia. Estaba basada en la existencia de la encomienda y del tributo que alimentó en la comunidad una conciencia de obligación colectiva y cierta solidaridad interna, al luchar por ejemplo por la tributación en dinero y no en servicio personal. Las Cofradías, y para el caso que analiza el autor la de Nuestra Señora de Copacabana, además de generar trabajo a nivel local fueron recreando también una peculiar identidad ya que desde allí, y a pesar de ser pensadas como una institución de control social, se pudieron mantener ciertas formas religiosas precoloniales, a la vez que se resignificaban los lazos de pertenencia a través de las fiestas del pueblo. De este modo se fue conformando entre los indios de Humahuaca una memoria y conciencia colectivas a nivel comunal, en la medida que avanzaba la pacificación y la concentración de los indios tributarios y asimismo el progresivo afianzamiento de la colonia y la jurisdicción de Tucumán. En síntesis, el libro de Carlos Zanolli reformula el abordaje y la forma de estudio que se venía manteniendo sobre el tema de los omaguacas, ya que matiza su adscripción a un grupo étnico encerrado en sí mismo y utiliza una configuración norte-sur que le permite situar al problema desde otra perspectiva temporal y espacial. El análisis de los antecedentes de la dominación incaica y española en la región junto con la respuesta que realizan los nativos locales ante estos sucesivos "encuentros", le permitió reconstruir un verdadero proceso de etnogénesis, sustentado en la memoria histórica de estos pueblos pero también en las innovaciones materiales e identitarias que trajo aparejadas la colonia temprana.

La obra concluye con un índice de fuentes y bibliografía y con una serie de apéndices documentales que pueden resultar de gran utilidad al investigador de este tema, espacio y período.

Pablo José Semadeni

Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires. E-mail: pablosemadeni@hotmail.com

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