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Memoria americana

On-line version ISSN 1851-3751

Mem. am.  no.13 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Jan./Dec. 2005

 

RESEÑAS

Millones, Luis. 2004. Ser indio en el Perú: la fuerza del pasado. Las poblaciones indígenas del Perú (costa y sierra). Buenos Aires, Instituto Di Tella y Siglo Veintiuno de Argentina Editores, 154 páginas.

El objetivo de Luis Millones es responder a la pregunta: ¿qué es ser indio en el Perú hoy? Para tal fin, adopta una profunda perspectiva histórica pues entiende que sin ella es imposible comprender el presente de las poblaciones indígenas asentadas en el actual territorio peruano (en particular de la costa y la sierra).

El libro se sustenta en material bibliográfico y fuentes editas que el autor matiza con su propia experiencia como historiador, antropólogo y por qué no también como peruano involucrado en el devenir y constitución de su país. La lectura del mismo es amena, sin notas al pie ni demasiadas citas bibliográficas y con el agregado de unas cuantas fotos en color que ilustran el texto. Estos aspectos son importantes si se tiene en cuenta que ésta es una obra de carácter general, dedicada a un público de amplio espectro. Cada capítulo incluye al final la bibliografía correspondiente al mismo, lo que facilita al lector la búsqueda por autores.

La obra cuenta con una introducción que describe someramente los temas que serán abordados y seis capítulos que se estructuran cronológicamente, del pasado al presente. Cada capítulo, a su vez, se subdivide en varios apartados que se relacionan con el tema general del mismo pero que desarrollan aspectos particulares. A fin de entrar de lleno en el contenido del libro haremos un recorrido sintético por cada uno de sus capítulos.

En los capítulos uno y dos, el autor sitúa la problemática de qué significa ser indio en el Perú actual en una perspectiva histórica de amplia escala: desde los primeros habitantes que llegaron a lo que después sería América del sur hasta el período republicano. Recorre así distintos temas en los que se destacan dos aspectos: las cuestiones del paisaje andino y la demografía. Respecto del primer tema debemos decir que, aunque el autor critica desde el comienzo del libro los análisis uniformadores y deterministas, cae en su propia trampa al poner tanto énfasis en la ecología. Es verdad que -como dice Millones- el Perú no es sólo la sierra surandina, el paisaje es mucho más variado. Pero en definitiva esta variedad ecológica es la que determina, según su perspectiva, la pluralidad de culturas que hoy pueden encontrarse en el Perú. Respecto de la demografía, esta problemática le permite hilar cronológicamente las fluctuaciones que atravesaron las poblaciones indígenas desde la llegada de los incas hasta el Perú contemporáneo. Si bien el análisis realizado por Millones es algo general, considero que es una herramienta argumental bien elegida por el autor para sustentar la idea que se trasluce en su libro: ser indio en el Perú nunca ha sido fácil. Ya sea a través del exterminio físico o cultural, ya sea a través de la estereotipación, los sectores hegemónicos de todos los tiempos han intentado "invisibilizar" al indio.

Los capítulos tres, cuatro y cinco están dedicados a responder la pregunta siguiente: ¿quiénes son los indígenas? En líneas generales, el autor describe distintas miradas que sobre ellos se han realizado. En el capítulo tres la mirada, según el autor, es externa. Desde los primeros conquistadores, cronistas y religiosos hasta los viajeros de los siglos XVIII y XIX la imagen acerca de los indígenas fue construida sobre la base de un escaso interés por los mismos. Por otra parte, agrega a este capítulo los trabajos realizados por estudiosos extranjeros quienes, a partir de la década de 1950, ayudaron a consolidar el campo de las ciencias sociales en el Perú y en particular de la etnografía moderna.

En el capítulo cuatro, Millones se interesa por "la mirada de los otros peruanos". Esos otros peruanos son en primer lugar los criollos del siglo XIX cuya ideología estaba orientada a romper con el régimen colonial. Para alcanzar tal objetivo necesitaban de los indígenas pero nunca éstos serían incorporados a la república como ciudadanos de primera. En esos momentos se refuerzan los prejuicios que hablan de la inferioridad de la raza indígena; prejuicios que se verán exacerbados en los años siguientes a la formación de los gobiernos republicanos -en particular luego de la Guerra del Pacífico- y que hasta las primeras décadas del siglo XX no serán revertidos. La reivindicación de los indígenas llegará al Perú con el movimiento indigenista que "se expresó en términos de proclama laudatoria del pasado incaico y de propuesta utópica (más bien lírica) sobre los indígenas contemporáneos" (p. 88).  Estos "otros peruanos", entre los que el autor destaca especialmente a Valcárcel dedicando muy poco espacio a otros intelectuales como Mariátegui, acompañaron los movimientos insurreccionales indígenas de principios de siglo XX. Según Millones, el indigenismo nunca dejó de ser combatido y el debate en torno al indigenismo fue perdiendo fuerza. El capítulo es cerrado con un brevísimo análisis acerca de los prejuicios contemporáneos acerca de los indígenas. Un desarrollo más extendido de tal problemática hubiera completado el panorama de quienes no estamos tan familiarizados con la actualidad peruana.

El capítulo cinco, que aparece como capítulo seis por un error de edición, apunta a describir la mirada que sobre sí mismos han tenido los indígenas a lo largo del tiempo. En primer lugar, el recorrido se inicia con los "cronistas indígenas" de los siglos XVI y XVII, quienes -debido a los problemas del idioma y la oralidad- construyeron en sus escritos una imagen permeada por la cultura europea. El autor se dedica luego a mostrar cómo durante los siglos XVIII y XIX los nobles cuzqueños y los curacas quedaron en una situación desfavorable y perdieron definitivamente su poder. Finalmente, describe algunas rebeliones indígenas del siglo XIX como la de Pedro Pablo Atusparia en la sierra norte peruana, evidenciando cómo las poblaciones indígenas quedaron presas "entre intereses diferentes en la conquista del poder." Si bien los ejemplos descriptos por el autor a lo largo del capítulo resultan interesantes, es difícil entroncarlos con el título del mismo: "Los indígenas a partir de sus testimonios". En todo caso, lo que muestra el capítulo es que los indígenas han tenido poco espacio para expresarse en sus propios términos o bien que han sido poco escuchados.

En el capítulo seis, el último del libro, el autor analiza las relaciones que a lo largo del tiempo se han establecido entre distintas instituciones nacionales y las sociedades indígenas. Tres son las instituciones que describe: la iglesia católica, las iglesias protestantes y el estado peruano. Respecto de la primera, enfatiza el rol mediador que a lo largo del tiempo la iglesia católica ha tenido entre las comunidades indígenas y las autoridades civiles; aunque destaca también el carácter multiforme de la empresa evangelizadora. Más interesante, por ser un tema menos conocido, resulta la cuestión de la presencia de las iglesias protestantes que llegaron al Perú en el siglo XIX -en plena crisis de la iglesia católica- y que a partir de 1950 ganaron importante número de adeptos. El autor dedica unos párrafos a analizar el rol de estas iglesias en lo que él llama "la guerra interna que vivió el país de 1980 a 1993." Y concluye: "En Ayacucho fueron muchos los miembros de estas iglesias quienes rehusaron abandonar a los fieles en zonas ocupadas por Sendero Luminoso y en más de un caso fueron ejecutados por la guerrilla. Su sacrificio merece todo nuestro respeto y es posible que haya contribuido a ganar fieles en la región" (p.142). Por último, Millones analiza las acciones políticas del estado peruano en materia de asuntos indígenas en las épocas más recientes. Este es un tema que adquiere relevancia puesto que los procesos descriptos por el autor vienen dándose con frecuencia en toda Latinoamérica, inclusive en nuestro país. El estado peruano ha comenzado a dar signos de que la cuestión indígena debe tratarse urgentemente, en particular -señala Millones- pues la problemática tiene un ángulo económico bien importante: las tierras de las comunidades. Sin embargo, aún es necesario "que la retórica oficial se transforme en acciones concretas" y que los reclamos y reivindicaciones de las poblaciones indígenas encuentren soluciones definitivas.

El amplio espectro temporal elegido por el autor para describir lo que significa "ser indio en el Perú" es a la vez un acierto y una desventaja. Es innegable que "la fuerza del pasado" gravita fuertemente sobre el presente y que sin un análisis de los procesos históricos es imposible comprender el complejo devenir de las poblaciones indígenas. Ahora bien, me parece que la elección de un marco temporal tan extenso cuando se dispone de poco espacio se torna en un obstáculo difícil de sortear. Muchos autores y nudos problemáticos quedan ausentes del análisis o apenas esbozados. De todas formas, el libro de Millones cumple con su cometido: mostrar la complejidad de la condición indígena, la "visibilidad" que tal problemática adquiere en los contextos actuales y la urgente necesidad de dar respuesta a siglos de injusticia y silenciamiento.

Lorena Rodríguez

Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Ciencias Antropológicas, Sección Etnohistoria. Email: lbrodri@filo.uba.ar

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