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Memoria americana

versão On-line ISSN 1851-3751

Mem. am.  n.15 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jan./dez. 2007

 

RESEÑAS

Luiz, María Teresa. 2006. Relaciones Fronterizas en Patagonia. La convivencia hispano-indígena a fines del período colonial. Ushuaia, Asociación Hanis / Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. 424 páginas.

Sergio H. Latini

Sección Etnohistoria, Instituto de Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA shlatini@yahoo.com.ar

El objeto de estudio de este libro es el "mundo fronterizo" en la región austral del continente americano durante el siglo XVIII, centrándose en el análisis de las relaciones hispano-indígenas que surgen con el asentamiento de hispano-criollos en la costa patagónica.

La autora hace en la introducción un racconto de las diferentes acepciones teóricas acerca del concepto de frontera, desde los estudios pioneros del tema hasta las nuevas perspectivas de nuestros días, proponiendo utilizar -como herramienta metodológica para el estudio de las relaciones fronterizas- los conceptos de Foucault y comprenderlas en términos de relaciones de poder. Ella considera a esta región como un espacio de "doble frontera"; es decir, un espacio de contacto entre la sociedad hispana y pueblos indígenas políticamente independientes, en donde además van a confluir los intereses de diversos Estados internacionales. En sus palabras, "son territorios expuestos a la presión de Estados rivales y de indígenas no sometidos" (p. 116). Divide el libro en tres partes, con un profuso análisis de diferentes fuentes documentales.

En la primera parte analiza la "problemática de las fronteras australes en el siglo XVIII". Basándose en diversos autores, comienza por identificar a los diferentes grupos indígenas que habitaron la región para poder luego explicar los distintos procesos operados en estos a partir de los contactos con la sociedad hispano-criolla. Estos pueblos se adaptaron al orden colonial, pudiendo conservar su autonomía y el control de sus territorios y recursos, aunque desarrollaron profundas transformaciones socioculturales como consecuencia del contacto interétnico. La adopción del ganado europeo, especialmente el caballo, transformó las estructuras económicas indígenas. Desde el siglo XVII y especialmente durante el siglo XVIII se fue configurando una extensa red de intercambios, que posibilitó la articulación de un circuito económico comercial entre el territorio indígena y los centros coloniales de Buenos Aires y el sur de Chile, basado en el tráfico de ganado. Esto repercutió en la dinámica del resto del espacio indígena que llevó, según la autora -quien sigue en este aspecto los postulados que Raúl Mandrini expresa en diversos estudios sobre la región-, a la adopción de una economía pastoril y a una gradual concentración del poder en jefaturas permanentes. Paralelamente, analiza los cambios que se suceden en la región con la nueva política borbónica. Ante la amenaza de la presencia extranjera en la misma y el temor de una alianza entre esta y los pueblos indígenas se procura la ocupación de sitios estratégicos del litoral sudatlántico, ya que se cree que solo la ocupación efectiva del territorio podría asegurar los derechos de la Corona hispana en la región.  Sin embargo, las autoridades coloniales americanas considerarán este plan metropolitano como una estrategia para contener desde el sur las incursiones indígenas, ya que las medidas tradicionales para el control de la frontera sur, como las vías misional y bélica, habían fracasado. El proyecto defensivo poblacional patagónico se llevará a cabo con la instalación de fuertes en diversos lugares estratégicos del litoral marítimo. Para la instalación de los mismos se tendrán en cuenta tanto los factores políticos estratégicos como los económicos. El plan poblacional preveía la instalación de colonos reclutados especialmente en España; sin embargo, será  muy escaso el número de los que llegarán a destino. Los funcionarios de la administración colonial americana no estarán de acuerdo en la conveniencia del mantenimiento de estos puestos fronterizos, evidenciado por la escasez de los envíos de bienes de suministros a los mismos, y por la irregularidad de las guarniciones militares destinadas a ellos. Con un detallado análisis de la arquitectura de los fuertes, la autora demuestra que la defensa de estos se orientaba a contener los posibles ataques de las poblaciones indígenas y no así los eventuales ataques que podrían venir desde la vía marítima. Además señala que no se puede considerar a estos fuertes como inexpugnables, sino que su estructura demuestran que son un espacio abierto de vigilancia y comunicación.

La segunda parte se centra en el análisis de "la coexistencia hispano indígena en la Patagonia". Comienza su análisis con un estudio de las diferentes fuentes que demuestran el acercamiento y el conocimiento del "otro" por parte de la sociedad hispana y del rol que juegan los intérpretes en la construcción de este conocimiento, teniendo en cuenta la imprevisibilidad del comportamiento del "otro". Luego profundiza en el análisis de las prácticas, es decir, las diferentes estrategias de los agentes coloniales, centrándose en la problemática del fuerte del río Negro. Esto será estudiado a la luz de la teoría del don de Mauss. La autora demuestra la necesidad de una convivencia pacífica de los habitantes del fuerte con las poblaciones indígenas, y de la dependencia que se tenía de las mismas para poder subsistir, a causa de los pocos envíos de provisiones desde la capital virreinal, y cómo se lograba todo esto con la estrategia de los comisionados patagónicos de regalar y agasajar a los indígenas.  De esta manera, los comisionados lograron tener servicios, bienes, información y, sobre todo, una convivencia pacífica, porque siempre estaba latente la amenaza de un ataque inesperado. Todo esto necesario para la permanencia de los puestos patagónicos. Por último,  considera al comercio como eje de la interacción hispano-indígena, ya que el mismo beneficiaba a ambos grupos. Desde el fuerte se lo veía como una estrategia de aprovisionamiento y de control, y desde los pueblos indígenas como una manera de obtener las mercancías europeas que necesitaban.

La tercera parte, analiza "otras lecturas del mundo de la frontera". Para lo cual utiliza la cartografía histórica que complementa en un anexo impreso especialmente para ello. El examen de las diferentes representaciones cartográficas, "no solo muestran o demuestran el contenido de otros documentos sino que lo completan y enriquecen" (p. 256). La autora demuestra como las diferentes creencias europeas mitológicas quedan plasmadas en la cartografía y en otras fuentes como los diarios de viaje. De esta manera, todo el territorio austral pasará de ser la terra incognita, es decir, la que no se conoce, a ser un "desierto", y con esta palabra cargada de significaciones, referirse a un ambiente hostil sin los recursos para ser poblada y con unos habitantes que son como su ambiente natural: "salvajes". El análisis de la  cartografía histórica y los informes de viajes de la segunda mitad del siglo XVIII permite a la autora asegurar que los agentes del Estado colonial conocían la información necesaria para realizar la ocupación efectiva de la región austral. Sin embargo, solo se limitaron al litoral, por lo que en esto influyó más las representaciones de lejanía, y escaso potencial económico, es decir, la imagen de "desierto". Por ello sostiene que el espacio austral muestra visiones ambivalentes. Completa este análisis con el estudio de las prácticas de los hispano-criollos en su forma de relacionarse con los "otros", y de esta manera  tratar de vislumbrar la experiencia de la frontera, concluyendo que el estado general era el de incertidumbre e inestabilidad permanente, así como también la atracción de lo "otro" por parte de los hispano-criollos como una válvula de escape de las presiones la sociedad colonial.

Este libro es un aporte importante para el estudio de la realidad fronteriza, pudiéndose vislumbrar la complejidad de la misma, en donde la fricción hispano-indígena puede ser aminorada a través de una política de vigilancia, contención, diplomacia y comercio. Es decir, cómo este sistema de transacciones políticas y económicas posibilitó el mantenimiento de cierto equilibrio de las fuerzas y la superación del conflicto manifiesto.

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