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Memoria americana

versión On-line ISSN 1851-3751

Mem. am. vol.25 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2017

 

RESEÑAS

Laboratorios etnográficos. Los archivos de la antropología en Chile (1880-1980)

 

Arturo Farías Correa*

* Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires

Pavez Ojeda, Jorge (2015). Laboratorios etnográficos. Los archivos de la antropología en Chile (1880-1980). Santiago de Chile, Ediciones Universidad Alberto Hurtado. 595 págs.

 

El libro reseñado aquí constituye un análisis histórico, antropológico y discursivo sobre la etnología producida en Chile, desde su fundación como disciplina académica hasta los trabajos realizados en la segunda mitad del siglo XX. Es el resultado de más de diez años de investigación de Jorge Pavez Ojeda -Sociólogo de la Universidad de Academia de Humanismo Cristiano, Máster en Historia de la Universidad de Chile y Doctor en Ciencias Sociales de la École des Hautes Études en Sciences Sociales- en distintos museos y archivos tanto de Chile como de Francia, Alemania, Bélgica, España. Reconociendo la influencia de los estudios poscoloniales, la antropología posmoderna y la sociología de la ciencia su trabajo trata sobre la elaboración de los textos antropológicos considerando los mecanismos de poder y dominación, las redes clientelares, las funciones ideológicas de estos escritos y la forma en que se crea la “autoridad etnográfica” por parte de los autores fundadores de la narrativa etnológica chilena. La categoría central que propone es la de Laboratorio Etnográfico, en la cual el autor cristalizará los elementos constituyentes y circundantes al proceso de producción del saber antropológico, además de articular un estudio arqueológico -en sentido foucaultiano- de la discursividad en la formación de la disciplina, una aproximación sociológica del momento histórico-institucional y una lectura antropológica de la misma producción de estos textos.
El libro pretende contribuir a la historia de la antropología mediante el estudio del desarrollo de una forma local de antropología, la chilena. Metodológicamente su atención estará puesta en el estudio de caso de los Laboratorios Etnográficos, privilegiando la investigación de trayectorias individuales de los etnólogos, los puntos de quiebre, los escritos fundacionales, por sobre un análisis historiográfico exhaustivo y descriptivo; esto con el fin de proponer diferentes lecturas y análisis del archivo etnológico. En este contexto, su atención estará puesta en tres ejes importantes que determinaron la etnología en Chile: los fundadores alemanes, los etnólogos que se preocuparon de retratar la cultura mapuche y la arqueología desarrollada en la zona del altiplano.
La primer parte del libro, titulada “La ciencia alemana en la fundación de la etnología en Chile (1890-1945)”, está dedicada a describir y analizar el proceso mediante el cual la ciencia etnológica alemana se estableció y desarrolló en el Chile decimonónico. El autor hace un interesante cruce entre las características del proyecto nacional y la filosofía romántica alemana destacando las afnidades ideológicas entre ambas así como las oportunidades que ofrecía el proyecto estatal chileno para el establecimiento de ciencias humanas dedicadas al estudio de las poblaciones colonizadas, tales como el folklore, la etnografía, la antropología, la criminología, entre otras; además de las instituciones educativas para el disciplinamiento de estos grupos. La hipótesis que sostiene este autor es que la “alternativa alemana” proponía una superación del hispanismo católico en torno al cual se había desarrollado el estudio sobre las poblaciones indígenas -mapuche principalmente-, además plantea que la idea del “espíritu del pueblo” era más adecuada para aglutinar la diversidad de poblaciones colonizadas al imaginario nacional y cultural. Reconoce también que esta filosofía alemana no se impondrá fácilmente, pues existió una férrea oposición por parte de la aristocracia conservadora criolla. En este contexto desarrolla tres casos particulares de laboratorios etnográficos: el lingüista Rodolfo Lenz, el arqueólogo Max Uhle y el etnógrafo Martin Gusinde, todos alemanes motivados desde sus distintas áreas a estudiar las culturas indígenas antes de su extinción y señalados como los fundadores de las ciencias antropológicas en Chile.
En la segunda parte, titulada “Araucanismo: raza e historia”, Pavez Ojeda aborda las dos principales corrientes etnográficas encargadas de estudiar a la cultura mapuche: el laboratorio etnográfico de Tomás Guevara, el autor más prolífico sobre los distintos rasgos de la cultura mapuche, y la misión anglicana dirigida por el pastor Charles Sadler, agente de evangelización de la población mapuche ya subsumida por el estado chileno. Describe el método de investigación que emplean ambos, las múltiples redes institucionales y políticas en que están inmersas sus investigaciones y, a su vez, dirige la atención hacia los escritos producidos por Tomás Guevara y al registro fotográfico de la misión anglicana.
Siguiendo el desarrollo de la problemática que recorre todo su trabajo, en la tercera parte del libro, “Andinismo: muertos y museos”, Pavez Ojeda se dedica al estudio de arqueólogos y antropólogos sobre la momificación artificial de las culturas andinas del norte del país y sus consecuencias político-epistemológicas en el contexto general de la construcción de una prehistoria nacional. Así las momias, más allá de ser un objeto de investigación, se convierten en un campo de disputa, en fetiches y en mercancías puesto que el reconocimiento de la complejidad en la técnica de momificación y su supuesta antigüedad crean un problema, una fisura en la narrativa historiográfica tradicional. El autor se refiere a los resquemores que producía en la oligarquía nacional reconocer el origen incaico en estos registros arqueológicos, situación que se agrava más debido a la Guerra del Pacífico entre Chile, Perú y Bolivia; y la considera una de las principales razones por la cual se decide poner la mirada en la Araucanía como verdadero origen de la “chilenidad”. El autor complementa este estudio con los casos de: Max Uhle -tratado en la primera parte- y la fundación de la arqueología de la cultura chinchorro y el del jesuita Gustavo Le Paige y sus excavaciones arqueológicas y tradición museográfica -exhibición, colección y producción de imágenes y patrimonio- sobre la cultura atacameña.

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