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Anclajes

versión On-line ISSN 1851-4669

Anclajes vol.15 no.1 Santa Rosa ene./jun. 2011

 

ARTÍCULOS

La palabra política en el Bicentenario: rememorar y decir

 

Nicolás Bermúdez

Universidad de Buenos Aires Instituto Universitario Nacional del Arte
nicolasberm@filo.uba.ar

 


Resumen: El trabajo se enmarca en una investigación sobre el discurso político argentino contemporáneo, a fin de observar en él los fenómenos de producción de sentido que intervienen en la configuración de la memoria y del imaginario colectivos. El objetivo específico de este artículo es indagar en dos cuestiones que el corpus seleccionado vincula: la configuración enunciativa (la imagen de enunciador y la modalidad enunciativa) y la rememoración. A tal fin, se apela, principalmente, a categorías analíticas y teóricas de la vertiente de la teoría de los discursos sociales que reflexiona sobre la enunciación política. La constitución del corpus presenta como invariantes fundamentales la dimensión referencial y ciertos elementos organizadores de la situación de enunciación, a partir de los cuales resulta posible proponer dos grupos de textos. Por medio del análisis contrastivo, se intenta dar cuenta de las semejanzas y diferencias en el funcionamiento del dispositivo enunciativo de los distintos grupos de discursos, y, conjuntamente, ayudar a aclarar el estado actual de los vínculos entre el decir y los posicionamientos en el campo político contemporáneo.

Palabras claves: Conmemoración; Discurso político; Teoría de los discursos sociales; Argentina; Análisis contrastivo.

Political Discourse in the Bicentennial: To Remember and To Say

Abstract: This work try to observe in the contemporary Argentine political discourse the phenomena of meaning production which take place in shaping the collective memory and collective imagination. This article examines two issues: enunciative configuration and evocation. For that purpose, we use primarily analytical and theoretical categories of the social discourse theory. We based the constitution of the corpus on the referential dimension and elements organizers of the situation of enunciation. This allowed to propose two groups of texts. Through the contrasting analysis, we try to describe similarities and differences in the enunciative device performance of different groups of discourses and, simultaneously, we seek to make clearer the current state of relations between the discourses and political positions in the contemporary field.

Keywords: Commemoration; Political discourse; Theory of social discourse; Argentina; Contrastive analysis.


 

Introducción

Sería cómodo, para el analista del discurso, trabajar con la hipótesis de una simetría entre producción y reconocimiento. Esa conjetura tendría como condición cierta similitud universal en la formación y los procesos de las conciencias, sumada a una cristalización homogénea y sistemática de las representaciones. Lamentablemente, sabemos que las cosas son más complicadas. El desarrollo de las ciencias humanas y sociales nos ha mostrado la inviabilidad de sostener que la imposición de tales o cuales enunciados procedentes del poder institucional agoten la dinámica de lo imaginario, sus posibilidades de modulación, sus puntos de fuga y sus resistencias. La discursividad elaborada por este poder no satura –es obvio– los deseos y la conciencia de los subalternos –entidades (y nociones) cuya complejidad han a menudo achatado los estudios del discurso–, pero al menos resulta posible estudiar las operatorias involucradas en su despliegue. Es lo que intenta este artículo.
Por supuesto que este tipo de estudios está sujeto a restricciones. Las que impone toda indagación de la producción de sentido, en principio: proceso incesante, no resulta posible examinarlo si no es fragmentándolo. Luego, las que exige la orientación de la investigación específica. En este caso, mi interés parte de un hecho evidente: desde el comienzo del siglo han proliferado en el ámbito cultural argentino discursos sobre la necesidad y, por oposición, la inconveniencia de recordar el pasado. No se trata, por supuesto, de un proceso aislado. Es un fenómeno global, aunque su intensidad es ostensible en nuestro campo. Así pues, este artículo es el resultado de una primera exploración sobre el decir conmemorativo del poder político institucional, realizada principalmente, ya que no exclusivamente, desde las categorías analíticas y teóricas de la vertiente de la teoría de los discursos sociales que reflexiona sobre la enunciación política (Verón "La Palabra"; Sigal y Verón).
El corpus está integrado por los discursos pronunciados por Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y Mauricio Macri (MM) en el marco de las celebraciones por el Bicentenario. En el primer caso, consideré los discursos del 24/5 (Inauguración de la primera parte del Centro Cultural del Bicentenario), 25/5 (Inauguración de la Galería de Patriotas latinoamericanos) y 26/5 (Cena del Bicentenario en Casa de gobierno). En el caso de MM, el discurso oficial que grabó para distribuir por la web1. Para la organización del corpus se consideró, como se podrá observar, la dimensión referencial y la situación de enunciación. Esto permitió proponer dos grupos de textos. Se objetará –no sin razón— que hay un desnivel entre estos textos desde el punto de vista de la posición institucional de sus locutores y de sus dispositivos de circulación, y cabe pues la pregunta sobre la posibilidad de compararlos. Es probable, asimismo, que la invocación de lugares de memoria y del destino colectivo no sea necesaria en un discurso de alcance municipal; sin embargo, por razones que no consideraré en este momento, MM incluye de manera parcial esos motivos en su discurso2. Aclarado esto, creo que, de todas maneras, nada impide pensar que el discurso macrista puede servir al menos para cotejar operatorias.
En lo que sigue, me aprestaré primero a referirme a la dimensión genérica del asunto. Luego a describir y contrastar los dispositivos enunciativos de estos textos. Aludiré, finalmente, al funcionamiento de las evocaciones y de las proyecciones en cada uno de ellos, tópico principal de la investigación que dio lugar a este artículo.

1. Conmemoraciones: rememorar como género discursivo

Una pregunta inicial: ¿de qué se habla cuando se habla del Bicentenario? O, precisando, ¿cómo construyen estos locutores los sentidos históricos e interdiscursivos que se actualizan con el acontecimiento Bicentenario y cómo describen las prácticas a las que debe dar lugar? Dejo el primero de esos aspectos para más adelante y hago una sucinta referencia al segundo de ellos, que, en este corpus, se dirime en el binomio: conmemorar o festejar. CFK explica

Por eso, hemos querido conmemorar y conmemorar es eso, no es solamente festejar, no nos gustan solamente los fastos con brillos, sin contenidos. Creemos en la historia, creemos en la memoria, tenemos nuestra identidad, tenemos pasión por la verdad, por la memoria, por la justicia, pasión por la patria y, por eso, luego de inaugurar esta Galería de Patriotas Latinoamericanos, los vamos a invitar a ir frente a nuestro Cabildo, el mismo Cabildo en el cual hace 200 años, hombres y mujeres se congregaron para preguntar de qué se trataba (Discurso de inauguración de la Galería de Patriotas latinoamericanos).

No me detendré en la composición conceptual de este fragmento. Tan sólo haré notar que, mientras para MM el Bicentenario es sólo motivo de festejo y celebración (e.g.: "Festejemos con orgullo el comienzo del año del Bicentenario"), para CFK es ante todo conmemoración. Una conmemoración que es explicada desde una agrupación de unidades lingüísticas ("identidad", "memoria", "justicia", "verdad") que, aunque en apariencia incontrovertibles, son generadoras de sentidos asociadas a posicionamientos específicos en el campo argentino. Retomaré esta cuestión. Antes, sin embargo, conviene interrogarse sobre la conmemoración -ya que los festejos y celebraciones se prestan mejor a ser objetos de vivencia-.
Se trata –en su manifestación colectiva y pública, que es la que me interesa– de un fenómeno de rememoración o anamnēsis, en el que tiene lugar una praxis de recuperación, un esfuerzo por hacer retornar o conservar un recuerdo. Es oportuno ingresar aquí la distinción entre memoria e historia. Según Lowenthal, la historia es una lectura del pasado realizada a través de la mediación de una huella, lo que supone una toma de distancia crítica organizada por la historiografía y, en general, monopolizada por el poder institucional de turno. Fenómeno siempre actual, la memoria implica, en cambio, una relación emotiva, vivida, fragmentaria y, en alguna medida, tendenciosa con lo acontecido. En los límites de estas acepciones, no es fútil interrogarse si, en contra del obsesivo empleo discursivo del término, lo que ha desaparecido del resto de las prácticas políticas es, precisamente, la memoria.
Una de las genealogías de la conmemoración la traza Pierre Nora. En Les lieux de mémoire (cit. en Ricoeur 518-29) diagnostica que el fenómeno de nuestra era es la memoria cautiva y desacralizada por la historiografía, es decir, la memoria institucionalizada, propiciadora de lo patrimonial y lo archivístico. El pasado vivido, permanentemente ligado al presente, ha sido aprehendido por una reflexión que lo delimita y selecciona. En este marco, si bien la conmemoración parece sacralizar la memoria, en realidad consagra un pasado historiografiado y bendice la datación institucional. La fascinación conmemorativa es por la historia acabada. Ahora bien, pasemos del objeto a la performatividad de la acción. Al ser un fenómeno del orden de la rememoración obligada, la imposición de conmemoración roza siempre el problema ético-político del abuso de memoria. En el caso francés, la ruptura entre la memoria y la historia le ocasionó a esta última la pérdida de la referencia al modelo de identidad clásico centrado en el Estado-nación. ¿Corolario? Fragmentación de la memoria común y el espacio público ocupado por la batalla de las memorias. El escenario parece ajustado; aunque se comprende por la entidad que toma como referencia (la nación), cuesta, no obstante, coincidir con el juicio negativo que deriva de la posición de Nora. Los aportes de la sociología y los estudios del discurso no pueden sino matizarlo. Algo básico: puesto que cada sociedad está integrada por una multiplicidad de grupos en relación antagónica, la memoria no puede ser sino plural: es el resultado de conflictos y alianzas entre los discursos que compiten por una situación hegemónica.
En el uso estatal de la palabra conmemorativa puede detectarse un género discursivo. Cualquier consideración de las restricciones de producción de un discurso no debería, en principio, permanecer ajena al componente genérico, contemplando, además, que no hay ejemplares puros, sino textos que muestran la prevalencia, no la exclusividad, de rasgos que definen alguna de esas escenas genéricas. Para Wodak y de Cillia, los enunciados conmemorativos pertenecerían a la familia de los epidícticos, dado que elogian o condenan momentos del pasado o del presente de una nación. Pronunciado en días de rememoración asociados con la "magia" de las coincidencias numéricas, el género conmemorativo tiene dos funciones: una estrictamente rememorativa, sin duda, dado que recupera zonas del pasado para legitimar o deslegitimar una zona del presente; otra didáctica, ya que vehiculiza valores y creencias que otorgan una identidad aglutinante a la comunidad.
La incidencia de estas limitaciones genéricas va en el mismo sentido que la de las situacionales. Entiendo que, como el fin de siglo y como la celebración del Centenario, el Bicentenario puede entenderse como un momento productivo de evocación, balance y proyección. Períodos como estos son proclives a activar tanto la aparición de nuevos lugares de memoria, o la reconfiguración de otros ya presentes en la discursividad social, como la producción de un amplio conjunto de relatos que proyectan la organización futura de la vida comunitaria.
 

2. El dispositivo enunciativo: distancias, vínculos, identificaciones y fútbol

Retomo el tópico central de este trabajo. La forma de apropiación de los enunciados que toman a su cargo la rememoración se encuentra sobredeterminada por los dispositivos enunciativos de cada discurso. Recordemos en qué consiste lo enunciativo. En un discurso, las modalidades del decir dan lugar a un dispositivo que comprende:

1. Imagen del que habla: lugar que se atribuye a sí mismo quien habla
2. Imagen de aquel a quien se dirige el discurso
3. Relación entre enunciador y destinatario, propuesta a través del discurso

Este dispositivo constituye, en otros términos, el conjunto de instrucciones que lleva inscripto todo texto acerca de cómo quiere ser interpretado (Verón Fragmentos: 173).
En Perón o muerte, Sigal y Verón describen el dispositivo del discurso peronista apuntando que la relación entre el enunciador, Perón, y el destinatario, el colectivo social construido como pueblo, estaba moldeada por la exterioridad, la distancia explícita y la posición pasiva de este último. Vale decir: los lugares enunciativos propuestos en el discurso permanecen claramente separados y los roles que deben desempeñar en el proceso político no se confunden: Perón debe servir al pueblo; el pueblo debe depositar su confianza en Perón, tenerle fe y colaborar. Ahora bien, aunque el discurso kirchnerista (principalmente en los textos de Cristina Fernández) se designa a sí mismo peronista, su dispositivo enunciativo no funciona de la manera descrita. El espectro de modalidades que construye es, según entiendo, amplio y no he llegado a su clasificación, pero es seguro que la disposición de las figuras enunciativas se ha vuelto problemática. Se mantiene el modelo de la distancia, pero la ubicación del destinatario fluctúa entre la que le asigna un esquema dramático y otro didáctico; entre un colectivo al que se busca conmover (por ejemplo: se le pide ayuda) y una instancia de mero reconocimiento de las ideas, las descripciones, los sentimientos, etc. de un enunciador preocupado por la claridad (distancia escandida, en el caso de CFK, por enunciados del tipo: "Déjenme decirles", "Yo quiero decirles").
El discurso macrista presenta una lógica enunciativa distinta, aunque con algunos datos (la actividad política rotulada como una voluntad de servir, el intento de vaciamiento del campo político) que lo acercan al modelo del primer peronismo. Se sabe que este discurso suele construir posiciones de enunciación colectivas (un nosotros que equivale a "yo + el resto del gobierno/PRO"). Aquí también envuelve al colectivo al cual se dirige, incluso cuando ese colectivo sea de fronteras inestables, ya que en un momento se trata de "Para todos los que somos argentinos..." y en otro de "Nosotros como vecinos de la ciudad...". Su horizonte, diría, es el de una aparente abolición de la distancia, de incluir en un mismo conjunto al enunciador y a sus destinatarios. Tal estrategia orienta la lectura hacia la idea de una cercanía entre instancias gubernamentales y ciudadanas, esfumando la distancia entre ambas, transfiriendo las responsabilidades de la primera a la segunda y, por lo tanto, obstaculizando las críticas. Esta regla de producción del dispositivo enunciativo macrista puede explicarse, asimismo, por la resistencia que en la doxa política actual tiene la puesta en discurso de prácticas personalistas por parte de la instancia gubernamental –no necesariamente las prácticas mismas– y, más aún, por el rechazo que suscitan ciertos componentes mesiánicos (quizás se trate de evitar los signos de identidad con el discurso menemista, responsable, al fin y al cabo, de una refuncionalización del "Síganme").

2.1. Conviene precisar aún más el modelo vincular de estas posiciones. Las ubicaciones descritas exhiben una relación enunciativa que se puede comenzar a definir evocando características de otros tipos de vínculos discursivos. Observemos los siguientes fragmentos del discurso de CFK:  

1. Déjenme decirles que me siento muy orgullosa cuando vi desfilar las provincias, ayer las colectividades...

2. Déjenme decirles que estoy muy orgullosa de ser Presidenta de todos los argentinos, muy orgullosa de mi país...

3. Yo quiero contarles a mis amigos y colegas Jefes de Estado...

4. Yo quiero decirles, amigos y compañeros, que en estos 200 años que comienza hoy a cumplir la Argentina y que van a venir otros Bicentenarios, hace poco estuve yo festejándolo en Caracas, nuestros pueblos están mejor que hace 100 años.

Como en otros discursos, CFK privilegia construir una puesta en escena que minimiza la interpelación al público, instituyendo a sus co-enunciadores directos, delineados en el encabezamiento de la alocución, como destinatarios de lo dicho. Tanto cuando se dirige a los destinatarios directos explícitamente reconocidos como cuando se dirige a todos los concurrentes, CFK expone sus sensaciones o vivencias. Lo hace delineando fuertemente, desde los pronombres y los verbos, las figuras de enunciador y co-enunciador de cada enunciado, estableciendo una relación de asimetría y distancia entre ellos al explicitar los roles que a cada uno le compete: de un lado, decir/relatar su experiencia y, del otro, escucharlas. El enunciado no es, así, el espacio para mancomunar voces, reflexiones, emociones o experiencias compartidas, sino para escenificar el acto de su comunicación. En otras palabras: lo dicho no se postula como compartido.
Entonces, el modelo que presenta el discurso de CFK se puede definir desde los siguientes parámetros: división y distanciación de los roles enunciativos, fuerte marcación de la figura del enunciador a partir, principalmente, de la mención de su acto de toma de la palabra.
Presento ahora algunos enunciados de MM. Recuerdo que su operación era incluirse en los colectivos que construía en la instancia de reconocimiento, más allá de cuál fuera la extensión de este conjunto. Lo significativo de este corpus se encuentra en el carácter coloquial que aporta la construcción metafórica de ciertos procesos. Cito algunos, aclarando que son cuantitativamente importantes en el texto de MM:

1. Nosotros como vecinos de la ciudad damos el puntapié inicial a nuestros festejos en el Obelisco.

2. Hay que volver a creer en nosotros y poner a la Patria, a nuestra Argentina, en un lugar merecido.

3. Ojalá que el Bicentenario sea una buena excusa para que nos juntemos y tiremos todos para el mismo lado.

4. Sin duda esos hombres de Mayo soñaron con una patria grande y se la jugaron por eso.

5. Sé que si nos proponemos hacer ese click que nos hace falta, lo vamos a conseguir.

6. Lo que conseguimos como Nación, hace casi 200 años, es maravilloso y nos marca para el resto de nuestra historia.

7. Tenemos las mejores posibilidades para ponernos de pie y avanzar hacia el futuro.

Un primer dato es que ese rasgo coloquial produce un efecto paradójico, dado que acerca los sentidos al habla común, sin que esto implique de por sí hacer claro los procesos que se refieren, es decir, sin especificar cuál es el sentido no figurado –si es que este sentido existe, cosa controvertida que no discutiré aquí– de, por ejemplo, "poner a la patria en el lugar que se merece" o "hacer un click", ni qué acciones o prácticas se ven implicadas. Esta descomplejización se completa con otros procedimientos que comportan una –inquietante– amabilidad, como, por ejemplo, la ausencia de formas nominalizadas, las cuales, como se sabe, son condensados de información que constituyen puntos críticos de incomprensión discursiva.
El examen de estas operaciones de metaforización muestra, asimismo, que su carácter coloquial es muy particular. Son tendencialmente similares a aquellas que se emplean en el universo deportivo, especialmente en el futbolístico, y en su difusión mediática. A modo de ejemplo, junto a los enunciados citados anteriormente, transcribo titulares y declaraciones de futbolistas:

- Hay que volver a creer en nosotros y poner a la Patria, a nuestra Argentina, en un lugar merecido.
River necesita volver a creer frente a Godoy Cruz" (AMPM Noticias.com, 17/10/2010).
Nos da orgullo estar en esta institución tan gloriosa y, con la ayuda de todos, queremos poner a Racing en el lugar que se merece (declaración del DT de Racing, Claudio Vivas, Olé, 21 de septiembre de 2009).

- Ojalá que el Bicentenario sea una buena excusa para que nos juntemos y tiremos todos para el mismo lado.
Tenemos que tirar todos para el mismo lado si lo que queremos es que a San Lorenzo le vaya bien (declaración del futbolista de San Lorenzo Pablo Migliore a DyN, La Nación, 22 de Marzo de 2010).

- Sin duda esos hombres de Mayo soñaron con una patria grande y se la jugaron por eso.
Boca se la juega en Paraguay (titular de Página 12, 21 de septiembre de 2005).

- Sé que si nos proponemos hacer ese click que nos hace falta, lo vamos a conseguir.
En la jugada siguiente, a los 13', Bottinelli estrelló otro cabezazo en el travesaño y ese fue el click para el dominio de San Lorenzo hasta el final del partido (fragmento de la crónica del partido River vs. San Lorenzo, diario Tiempo Sur, 4 de marzo de 2010).
En Reserva hice el click y empecé a hacer las cosas como debía. Me esforcé para mentalizarme en aprovechar cada oportunidad que me dieran (declaración del futbolista Sergio Araujo, Olé, 23 de noviembre de 2010).

- Lo que conseguimos como Nación, hace casi 200 años, es maravilloso y nos marca para el resto de nuestra historia.
Sabemos que quedará marcado para la historia de Independiente (declaración del futbolista Walter Acevedo a Clarín, 27 de Febrero 2010).

- Tenemos las mejores posibilidades para ponernos de pie y avanzar hacia el futuro.
Si queremos empezar a poner a River de pie, no es prudente vender a los jugadores importantes (declaración de Antonio Caselli, candidato a presidente de River, El Argentino, 16 de noviembre de 2009).

- Nosotros como vecinos de la ciudad damos el puntapié inicial a nuestros festejos en el Obelisco.
Puntapié inicial es un término propio del universo futbolístico.

2.1.1. Me extenderé acerca de la convergencia de estos dos fenómenos, puesto que no es sólo una manifestación restringida al discurso macrista ni al ámbito argentino. De un lado, el discurso político no deja de inspirarse en diferentes universos: la guerra, la familia, el amor, el espectáculo y, por supuesto, el deporte (Le Bart 281). Del otro, la fuerte presencia cultural de este último universo, y del fútbol en particular –el más omnipresente y mediático circo romano de nuestra época– derrama, lógicamente, sus sentidos hacia otros campos. El fútbol no es el único dominio fuente de este proceso metafórico, pero, al menos en nuestro ámbito, prevalece frente a las otras disciplinas deportivas producto de su omnipresencia cultural, sin dudas, aunque no estaría mal inventariar razones más banales, como la simpleza e inmutabilidad de sus reglas. De la misma manera, la metáfora no es la única figura empleada para hacer interactuar estos dos universos.
A pesar de sus numerosas diferencias, la transferencia de un dominio a otro se encuentra asegurada por las dimensiones lúdicas –las más espectaculares– del fenómeno político: competencia, interacción entre individuos y entre colectivos, puesta en funcionamiento de estrategias, etc. En este territorio compartido, los tropos hacen visibles otras propiedades comunes, multiplicando así los puntos de contacto. Algunos ejemplos:

1. la articulación positiva entre virtuosismo personal y solidaridad grupal;
2. el culto al esfuerzo;
3. el valor de la pertenencia territorial;
4. la creación de colectivos de identidad;
5. la puesta en escena de clivajes, en la que tiene lugar una suerte de batalla entre nosotros y ellos;
6. la estimulación de relaciones afectivas y pasionales;
7. el engendramiento y la propagación de tópicos que propician el comentario y la discusión;
8. la indeterminación de sus procesos, en los cuales la suerte, el azar e, incluso, la trampa pueden tener un lugar significativo (Barbet).

El recorrido inverso, esto es, la política como fuente de metáforas es menos habitual y casi inexistente en el fútbol. Si la organización metafórica en cuestión forma parte de un proyecto cognitivo, no parece lógico postular un dominio tan complejo como el político para hacer accesible la comprensión de una práctica deportiva. Hay asimismo otros factores, ligados a la valoración cultural. En ciertos ámbitos, por un lado, la sacralidad de la política rechaza contaminarse con la banalidad de lo deportivo; por otro, el desprestigio de aquella estorba su potencial metafórico.
Pregunta: ¿qué se busca con esta interacción metafórica? Los objetivos son múltiples y se sitúan en distintos planos. Están, por supuesto, aquellos que informan la finalidad argumentativa de la palabra política: el valor persuasivo de la metáfora permite economizar la demostración y la argumentación. En el plano cognitivo, el funcionamiento operativo de la metáfora implica utilizar un dominio conocido o más concreto (e.g. fútbol) para hacer comprensible otro menos definido y más abstracto (e.g. política). Así, la metaforización, y especialmente la personalización de entidades abstractas, es un modo de simplificar y optimizar la legibilidad del mensaje político para el gran público. Este proceso se puede ver acompañado por el intento de impregnarse de ciertos atributos asociados a un lenguaje o a un modo de hablar, en tanto y en cuanto estos se transfieren a los locutores (apelando a la representación del hablante estimulada en los alocutarios, los que pueden adjudicarle, por ejemplo, un ethos popular). La palabra política, finalmente, acude al fútbol en orden a una específica modelación del imaginario de aquellos a quienes se dirige. El locutor que se refiere al fútbol capta para su discurso los mitos, los sueños y las entidades imaginarias que este moviliza para gran parte de la población.
Resta, por último, ponderar los posibles efectos de estas metáforas sobre las prácticas políticas en general y sobre el discurso político en particular. La estructuración metafórica tiene un aspecto restrictivo: así como tiene la facultad de hacer perceptibles aspectos poco reconocidos de los fenómenos metaforizados, también oculta otros, tal como mostrábamos que sucedía en el texto de MM. Paradoja: se enriquecen los discursos, pero se empobrece algo de la realidad. Futbolizada, la política permanece a menudo limitada a su dimensión electoral –su costado más espectacular, sin dudas–, lo cual verifica el lugar pasivo (el de meros espectadores) de la participación ciudadana. El resultado que se obtiene de estos claroscuros es el de una política que se muestra desideologizada o con idearios difusos. Se trata, en conclusión, de un vaciamiento discursivo del campo político3.
Retomo. En este caso concreto, existe, por supuesto, la tentación de afirmar que el futbolístico es el lenguaje que MM utiliza en política bajo un sentido táctico. En este texto, por caso, utiliza ese lenguaje para referir las acciones políticas. Y esta táctica no es ajena a otras operaciones que tienen su registro en lo enunciativo. Mencionaba antes la operación de crear colectivos (como, por otra parte, es un equipo, entidad que el discurso macrista convoca explícitamente de modo permanente) y tomar la palabra como su representante, a modo de un líder, de un capitán. En este orden, se podría emparentar el texto producido por MM con una arenga deportiva, género que apunta a la estimulación emocional.

2.2. Veamos la construcción de colectivos de identificación. En principio, el discurso de CFK es más estable en relación a los colectivos que utiliza. Mientras que MM alterna "gente", "nación", "patria", "país" y "argentinos", los textos de CFK se distinguen por el uso recurrente de "pueblo". Puesto que constituye un tema en sí mismo, no ahondaré aquí en la historia de esta categoría política, ni siquiera en su cristalización dentro de la discursividad peronista. Me limitaré a indicar que esa apelación reiterada hay que leerla como una operación de posicionamiento referenciada por dos coordenadas:

- Una inscripción en el discurso peronista o en algunas de sus formaciones, apelando a entidades reconocibles, para producir cierto efecto de memoria
- Un uso polémico, como modo de fijar un posicionamiento y establecer una discusión con el discurso neoliberal, que durante la década del noventa sumió en crisis a dicha categoría reemplazándola por otras que se suponen despolitizadas, como la gente (donde, por otra parte, el discurso de MM se inscribe)

En la totalidad de los textos, los de CFK y el de MM, aparece el indefinido todos, modificando a los argentinos en el primer caso ("todos los argentinos"), o antecedido por la preposición "para", como destinatario de algo, en el segundo caso (e.g.: "un futuro mejor para todos", "una fiesta patria para todos"). La aparición insistente de términos que no definen colectivos de la situación de enunciación específica ni funcionan como operadores de identificación política (Verón "La palabra") parece ser una huella de las restricciones que impone la situación de enunciación: el tipo de celebración propicia la interpelación a colectivos amplios y el borramiento de las figuras de contradestinatarios, incluso de la alteridad. Quizás estas operaciones sean menos comunes –y por eso más significativas– en el discurso kirchnerista, (aunque, como se señaló, CFK no se priva de emplear el término pueblo). El macrismo, por su parte, se ha caracterizado por su intento de erosionar la contradestinación como parte de una operación de vaciamiento del campo político.
Por esto mismo, quizás sea interesante revisar con mayor detenimiento la construcción de adversarios. Tal como lo efectuaba, según Sigal y Verón, el dispositivo enunciativo peronista, en el discurso de MM se utilizan categorías morales (e.g. "egoísmo") para calificar a aquello que se coloca como adversario. En el caso de CFK, se seleccionan sintagmas que tampoco designan, en sentido estricto, entidades políticas (e.g.: "aquellos que no están de acuerdo con nosotros"). Sin embargo, su estrategia principal es la de producir destinatarios encubiertos (García Negroni) y se despliega primordialmente en la elección y valoración de los lugares de memoria involucrados en la construcción de lo que llamaremos el archivo del discurso kirchnerista. Es decir, si bien desde la enunciación de colectivos positivos CFK se coloca en la discursividad peronista, el texto macrista también se inscribe en ese dispositivo, al menos en el modo en que construye adversarios.

3. Pasado o futuro. Iguales o unidos

Me interesa, por fin, referirme a los componentes históricos y utópicos de estos textos. Lo haré de manera muy sucinta.
Abordar, desde la teoría de los discursos sociales, la cuestión de la rememoración en un corpus político significa indagar en las gramáticas de producción de algunos discursos contemporáneos, en las restricciones que muestran para las operaciones de su producción, las reglas que organizan: a) los lugares de memoria4 de los que se habla, sea que hayan persistido en la discursividad social, sea que se los recupere (vale decir, responder al interrogante ¿de qué zona del pasado es posible hablar?); b) la memoria, esto es, el acervo de enunciados que se conservan en la memoria colectiva (por ejemplo: "Patria Grande") y se reutilizan para convocar, en la larga duración, aquellos lugares (asociados, claro está, a nuevos sentidos); c) la puesta en funcionamiento de esa memoria a través de una operación de rememoración, en otros términos, cuáles enunciados se activan o reactivan y a qué transformaciones son sometidos; d) las modalidades de articulación posibles de esos enunciados; e) los límites y formas de su apropiación, esto es, qué locutores tienen derecho a utilizarlos y los posicionamientos que ocasiona ese empleo. Esta configuración de una zona específica de la producción de un discurso bien podría denominarse archivo, "literalizando" la categoría propuesta por Foucault. Es tarea que le compete al analista del discurso describir las operaciones que dan lugar, por ejemplo, al archivo del discurso kirchnerista o al archivo del discurso macrista5.
El segundo de estos componentes, el utópico, gestiona aquello que se dice sobre el futuro y la modalización que esos enunciados reciben. Un factor decisivo a considerar es la relación que estas proyecciones guardan con el pasado, es decir, si se trata de un futuro que surge como resultado de un entramado discursivo con el archivo o aparece sin referencias a lo acontecido, sin generar efectos de memoria, y es producto de lo que podríamos llamar una pura invención proyectiva.
Comenzaré por el archivo, nombrando los lugares de memoria que cada locutor convoca (no estaría mal designar a este listado como una crononimia):

CFK:

1. Revolución de Mayo
2. La celebración del Centenario y su contexto, en oposición al Bicentenario
3. Las luchas de la independencia, a partir de la mención de algunos próceres
4. El inicio del gobierno kirchnerista en el 2003 y la situación en la que se encontraba el país en esa época

MM:

1. Revolución de Mayo

Ante todo, hago notar que, en relación a los lugares de memoria que aparecen usualmente en el discurso kirchnerista, en este corpus se agrega la referencia al Centenario y, posiblemente para asegurarse la amplitud de destinatarios, se suprime la alusión a la década del setenta (el discurso de MM, por su lado, sólo hace la referencia obligada por la situación de enunciación). Los componentes descriptivo y narrativo son los que estructuran, en este discurso, los lugares de memoria. En esos componentes, el enunciador ejerce la constatación y se construye a sí mismo como fuente privilegiada de inteligibilidad y de valoraciones. Vale afirmar que la gestión de la memoria es en este discurso unidireccional y con sentidos fuertemente clausurados. Es decir: la instancia gubernamental codifica fuertemente la legibilidad de un proceso histórico. Para ser más específicos, se podría sostener que realiza la genealogía de un estado de cosas. Genealogía que a menudo permite extraer una enseñanza y justificar la introducción en el discurso de la modalidad del deber hacer, de un componente prescriptivo. La sucesión de estos componentes integra una estrategia didáctica, aunque no asociada a la enunciación de principios generales, sino fundamentalmente como una disposición en la cual el destinatario se encuentra sometido a una relación asimétrica de saber.
Entre ellos, los lugares de memoria aparecen articulados por dos modalidades –las más características, por otra parte—. Una de continuidad, que se puede adjudicar a un intento de ilación, de reconstrucción de un entramado histórico que permita hacer inteligibles los procesos de los que derivan los acontecimientos actuales. Otra comparativa, donde se ensaya la antítesis de una situación actual con otra del pasado, o se presentan modelos de acción dignos de imitar, ahora o hacia el futuro. Así, por caso, el Centenario es evocado como un momento de penurias de los habitantes y se lo compara con un presente sustancialmente más favorable. Esta última, la comparación, es la única operación que eventualmente se registra en los textos macristas.
Con respecto al componente utópico, su análisis resulta interesante, aunque más no sea en su función de indicador, puesto que se trata de una plataforma sensible en donde se registran los aspectos negativos y criticables del presente. Por supuesto que tal componente es el que privilegia el texto de MM y el discurso macrista en general. Bajo la modalidad de lo que denominé arenga deportiva, cercana en su fuerza a lo prescriptivo, este discurso solicita prosperidad, seguridad y, como valor imperante, la unidad. En suma, se trata de un habla donde las modalidades del decir, esto es, la configuración de los enunciados (creación de un colectivo y agrupamiento en él de enunciador y destinatarios) intentan ser congruentes con lo dicho. En cambio, el valor utópico que ponen en primer plano los textos de CFK es el de la igualdad. Pero este dispositivo enunciativo no tiene, sin embargo, ningún afán de ponerse en espejo con esa igualdad manifestada. Doy un ejemplo bien representativo: "Por eso, quiero convocar con mucha humildad, con absoluta humildad a todos mis compatriotas a construir una nación para todos". Aunque desde lo dicho intente mitigarlo apelando a los términos "humildad"y "compatriotas", la escena enunciativa construida define, como señalaba antes, dos lugares distanciados: el del enunciador que manifiesta la capacidad de convocar y asume la responsabilidad de hacerlo, y el de los destinatarios que deben reconocer y responder a esa convocatoria.

4. A modo de conclusión

He querido exponer un primer análisis del funcionamiento de dos dispositivos enunciativos (en particular, su ubicación en relación al peronismo), a través del abordaje de textos conmemorativos institucionales. Con otras palabras: en esos discursos me interesaba estudiar las operaciones enunciativas (su gramática de producción) involucradas en la elaboración de los enunciados dirigidos a modular el imaginario colectivo (con más detalle: la manera por la cual el poder político intenta crear nuevas significaciones en la relación de un colectivo con su pasado). A grandes rasgos, resultaron dos grupos de textos (segmentados por su modo de funcionar), asociables a posicionamientos diferentes (discrepancia que, recuerdo, se desempeñó como postulado organizador del corpus). Por un lado, la distancia entre enunciador y destinatario con el objetivo de exponer con claridad los lugares de memoria y los sentidos que deben llevar asociados. Por el otro, ausencia de operaciones rememorativas, pero manifestación de dimensiones de futuro convergentes con una estrategia enunciativa de creación de colectivos.

Notas

1 Los textos presidenciales fueron  tomados del archivo de discursos que ofrece la página de la Presidencia de la Nación (www.presidencia.gov.ar). El de Macri está disponible en cualquier portal de videos como, por ejemplo, You Tube (www.youtube.com/watch?v=0RYitDNXruw).

2 Me concentraré en lo que MM dice, pero es significativo su silencio sobre ciertas zonas de la historia que bien podría convocar. Ejemplo: el rol de la ciudad de Buenos Aires en la Revolución de Mayo.

3 Que esta operatoria se encuentra fuertemente estabilizada lo muestra el hecho de que el humor político ya puede parodiarla. Por ejemplo: la tapa del número 187 de la revista Barcelona (21/05/10) muestra, posando como tradicionalmente lo hacen los equipos de fútbol, a la selección argentina, sólo que el rostro de los jugadores ha sido sustituido por el de patriotas de la época de la Revolución de Mayo. En este orden de cosas, cabe afirmar que es el humor el que puede, con idéntico procedimiento (la interacción de dominios), producir el efecto inverso al de su objeto: la "repolitización" de la licuefacción de la política por el fútbol.

4 El término lo tomo –es evidente– de P. Nora, aunque no siguiendo de manera estricta el alcance (objetual) que él le otorga. Más bien me interesa el juego que permite la homonimia con lugar (o topos) tal cual lo entiende la teoría de la argumentación: esquema discursivo característico de una operación argumentativa.

5 En ambos casos el sufijo no refiere a un locutor determinado, sino a un espacio político.

Obras citadas

1. BARBET, Denis. "La politique est-elle footue?". Mots. Les langages du politique 84 (2007): 9-22.         [ Links ]

2. FOUCAULT, Michel. La arqueología del saber. México: Siglo XXI, 1996.         [ Links ]

3. GARCÍA NEGRONI, María Marta. "La destinación en el discurso político: una categoría múltiple". Lenguaje en Contexto 1 (1988): 85–11.         [ Links ]

4. LE BART, Claude. "Les métaphores en politique". L'importation de concepts. Ed. P. Robert-Demontrond. Rennes: Apogee, 2005. 269-286.         [ Links ]

5. LOWENTHAL, David. The past is a foreign country. Cambridge: Cambridge University Press, 1985.         [ Links ]

6. RICŒUR, Paul. La Memoria, la historia, el olvido. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2004.         [ Links ]

7. SIGAL, Silvia y Eliseo VERÓN. Perón o muerte. Buenos Aires: Hyspamérica, 1988.         [ Links ]

8. VERÓN, Eliseo. "La palabra adversativa". El discurso político. Lenguajes y Acontecimientos. Buenos Aires: Edicial, 1987. 13-26.         [ Links ]

9. VERÓN, Eliseo. Fragmentos de un tejido. Barcelona: Gedisa, 2005.         [ Links ]

10. WODAK, Ruth y Rudolf De CILLIA. "Commemorating the past: the discursive construction of official narratives about the Rebirth of the Second Austrian Republic". Discourse & Communication 1.3 (2007): 315-341.         [ Links ]

Fecha de recepción: 24/03/2011
Fecha de aceptación: 10/04/2011

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