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versión On-line ISSN 1851-4669

Anclajes vol.18 no.1 Santa Rosa jun. 2014

 

ARTÍCULOS

Êthos femenino en los discursos de asunción de las primeras mujeres presidentes de América del Sur: Michelle Bachelet, Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff

María Alejandra Vitale
Universidad de Buenos Aires
vitaleale@fibertel.com.ar

 


Resumen: Investigamos la construcción de un êthos femenino en los discursos de asunción de Michelle Bachelet (2006), Cristina Fernández de Kirchner (2007) y Dilma Rousseff (2011). Observamos que las alocuciones de las tres oradoras legitiman su liderazgo político capitalizando a favor el hecho de que son mujeres. Sin embargo, muestran diferentes grados de confrontación, no articulan de la misma manera el êthos con el logos y el pathos y no usan los mismos estereotipos sobre las mujeres, por lo que es discutible atribuirles un mismo êthos femenino.

Palabras clave: Êthos femenino; Discurso de asunción; Michelle Bachelet; Cristina Fernández de Kirchner; Dilma Rousseff.

Female êthos in the inaugural addresses of South America's first women presidents: Michelle Bachelet, Cristina Fernández de Kirchner and Dilma Rousseff

Abstract: We have analysed the construction of a female êthos in the inaugural speeches of Michelle Bachelet (2006), Cristina Fernández de Kirchner (2007) and Dilma Rousseff (2011). On the one hand, we have noticed that all three speakers appeal to the fact that they are women to legitimate their political leadership but, on the other hand, they show different degrees of confrontation, do not articulate êthos with logos and pathos in the same way, and do not appeal to the same stereotypes about women, making it difficult to speak of a single female êthos.

Keywords: Female êthos; Inaugural address; Michelle Bachelet; Cristina Fernández de Kirchner; Dilma Rousseff.


 

Los discursos de asunción constituyen un género de la retórica presidencial que ha despertado el interés de los analistas del discurso político. En ellos, los presidentes no solo inauguran una nueva administración, anuncian un plan de gobierno y sus lineamientos ideológicos sino también construyen su propia identidad, la de su audiencia y la de sus adversarios políticos (Chumaceiro y Gallucci "La noción"). Este género de la retórica presidencial se caracteriza por la formalidad, no solo en el plano lingüístico sino también en el protocolo social que lo acompaña (Chumaceiro "Bolívar"; Chumaceiro y Álvarez "El discurso"), y por presentar una dimensión epidíctica que celebra valores compartidos e invita a la audiencia a evaluar las cualidades oratorias del nuevo mandatario (Campbell& Jamieson). Asimismo, los discursos de asunción funcionan como rituales de pasaje en los que de modo performativo se configura un presidente, quien debe demostrar su capacidad de liderazgo y también su respeto a las instituciones democráticas (Dimitriu de Quintero). Este interés se acrecienta en el caso de los discursos de asunción emitidos por oradoras mujeres en países en los que históricamente los hombres se desempeñaron como presidentes, lo que ha sucedido recientemente en América del Sur con Michelle Bachelet, en Chile, Cristina Fernández de Kirchner, en la Argentina, y Dilma Rousseff, en Brasil.
En el marco del análisis del discurso que recupera la noción retórica de êthos practicada por Ruth Amossy (Images de soi, L ´argumentation, La présentation), Dominique Maingueneau (Analyser, "Êthos", "Problèmes d´êthos", "A propósito do êthos») y Patrick Charaudeau y de las investigaciones de Simone Bonnafous ("La question de l'êthos", "Femme politique" ) y Serge Vassy sobre el êthos femenino en las mujeres políticas, hemos estudiado, de modo contrastivo, la construcción de la imagen de sí de aquellas tres presidentes latinoamericanas en sus discursos de asunción. El propósito de este artículo es, por un lado, caracterizar en estos discursos la construcción de la imagen de sí como medio de legitimación de liderazgo político, por otra parte, indagar la presencia de un êthos femenino1. Al respecto, sostenemos que en la construcción del êthos los tres discursos comparten como estrategia de legitimación de liderazgo político la apelación de las oradoras a que son mujeres, pero resulta problemático atribuirles un mismo êthos femenino, en especial porque no presentan el mismo grado de confrontación, no usan los mismos estereotipos sobre las mujeres, ni articulan de igual modo el êthos con el logos y el pathos.
A continuación, expondremos primero el marco conceptual en el que basamos el análisis de la construcción de la imagen de sí en los nombrados discursos de asunción, después realizaremos consideraciones metodológicas, luego nos referiremos de modo sucesivo a cada uno de ellos y, finalmente, presentaremos las conclusiones, que sintetizan el contraste entre los tres discursos.

En torno al êthos y a su estudio en el discurso político

Se sabe que, en la Retórica, Aristóteles distinguió entre los medios de prueba técnicos, construidos por el discurso del orador, y los medios de prueba extratécnicos, materiales prexistentes, como la jurisprudencia o los contratos. Entre las pruebas técnicas, ubica el logos, el êthos y el pathos. El logos es el instrumento de prueba lógica, el êthos es la imagen de sí que el orador construye en su discurso y el pathos son las pruebas psicológicas mediante las cuales el orador lleva al oyente a un estado de ánimo dispuesto a aceptar sus argumentos.
Aristóteles afirma que se persuade por medio del êthos cuando se pronuncia el discurso de tal manera que haga al orador digno de ser creído, porque a las personas buenas les creemos más y con mayor rapidez en todos los asuntos, pero principalmente en aquellos en los que no hay evidencia sino una opinión dudosa. Asimismo, Aristóteles aclara que conviene que esto suceda por medio del discurso y no porque la opinión haya anticipado este juicio sobre el orador. En relación con ello, Harald Woerther enfatiza que el estatuto discursivo que tiene el êthos en Aristóteles marca una importante ruptura en el campo de la retórica tradicional, dado que tanto Isócrates como Anaxímenes subrayan el valor referencial del carácter del orador, al priorizar su vida real como hombre de bien y su reputación honorable como ciudadano. En este sentido, la retórica latina estará más cerca de Isócrates que de Aristóteles, porque, como ha señalado George Kennedy, para los romanos la credibilidad del orador está asegurada por su reputación, de modo que una tesis debe ser creída porque un hombre respetable la sostiene.
Amossy (L´argumentation), desde la perspectiva que denomina argumentación en el discurso, ha retomado la cuestión de si la credibilidad del orador deriva de su discurso o de su vida real y su estatus social. Al respecto, advierte que en vez de preguntarnos una y otra vez si la fuerza de la persuasión depende de la posición social del orador o de la imagen que de sí construye en su discurso, es más fructífero analizar cómo el discurso configura un êthos a partir de la ubicación social de quien profiere la palabra y de la imagen que el auditorio ya posee de él. Recupera así la distinción entre êthos discursivo y êthos prediscursivo, que estableció Maingueneau (Analyser, "Êthos", "Problèmes d´êthos", "A propósito do êthos»), para dar cuenta de la imagen del orador construida por el propio discurso y de las representaciones del orador que posee el auditorio antes de que aquel tome la palabra, respectivamente. Amossy señala que la imagen que el orador proyecta en su discurso hace uso de datos sociales anteriores y de la imagen que de él tiene su auditorio, para que el êthos discursivo se oriente a ratificar, o, por el contrario, a modificar el êthos prediscursivo, al que prefiere llamar previo. En efecto, la palabra prediscursivo puede llevar a pensar que la imagen del orador que tiene el auditorio es exterior al discurso, cuando en verdad ha sido conformada por los diversos discursos sociales de la comunidad. Al mismo tiempo, Amossy hace hincapié en que estas imágenes están atravesadas por estereotipos (Amossy, La présentation; Amossy y Herschberg, Estereotipos).
Maingueneau (Analyser, "Êthos", "Problèmes d´êthos", "A propósito do êthos»), por su parte, ha distinguido también entre lo que denomina êthos dicho y êthos mostrado, a partir del vínculo que realiza entre la temática del êthos y las propuestas del lingüista francés Oswald Ducrot. En efecto, el êthos dicho corresponde a lo que Ducrot llama el locutor como , que es el sujeto del enunciado, el locutor como ser o personaje del mundo. Se trata de los casos en los que el locutor se autorrepresenta explícitamente con ciertas cualidades; el êthos mostrado, en cambio, corresponde a lo que Ducrot denomina el locutor como tal, que es el sujeto de la enunciación. Este es un êthos implícito, una imagen que surge a partir de indicadores multimodales, porque son tanto verbales, paraverbales como no verbales (Kerbrat Orecchioni, "A construção", "O êthos"). Para Maingueneau, el êthos integra la instancia de enunciación de todo discurso e involucra un tono (jovial, agresivo, moderado, etc.), un carácter -haz de rasgos psicológicos estereotipados- y un cuerpo del enunciador, asociado a una complexión física y un modo de ocupar y moverse en el espacio social, que también responden a estereotipos. Con el término incorporación, Maingueneau designa no solo el hecho de que el discurso le otorga un cuerpo al enunciador sino también la manera en la que el destinatario en posición de intérprete -oyente o lector- se apropia del êthos de un discurso mediante un proceso de identificación, lo que explica la conformación de la comunidad discursiva de quienes adhieren a un mismo "mundo éthico" y permite entender la eficacia de un discurso2.
Centrándose en el estudio del êthos en el discurso político, Patrick Charaudeau hace hincapié en que el analista debe contemplar tanto el êthos discursivo como el prediscursivo, porque el êthos fusiona la identidad social y la identidad discursiva. Este autor distingue dos grandes categorías de êthos, el que denomina êthos de la credibilidad, fundado sobre un discurso basado en la razón y en la cualidad de ser creíble, y el que llama êthos de la identificación, basado en un discurso del afecto, que tiende a conmover. En suma, en el primer tipo de êthos predomina el logos; en el segundo, el pathos.
En cuanto a la recuperación de la noción de êthos para estudiar el discurso político pronunciado por mujeres, sobresalen los trabajos que la han aplicado en la Argentina al abordaje del discurso de Cristina Fernández de Kirchner. Maizels se ha centrado en los discursos de la campaña presidencial de 2007 y ha focalizado el análisis de las negaciones metalingüísticas (García Negroni), que al corregir palabras pronunciadas por otros generan la imagen de sí de lo que denomina "êthos pedagógico experto"3. Maizels y Vitale han planteado que, en dichos discursos de campaña electoral, se esboza un êthos que califican de híbrido no convergente, porque construye más de una imagen de sí preponderante. Pero, a la vez, estas imágenes no orientan hacia la misma conclusión (Perelman y Olbrechts-Tyteca); en este caso, que ella es mejor candidata a la presidencia que Néstor Kirchner. Marafioti, por su parte, ha recuperado las propuestas de Charaudeau sobre el êthos de la credibilidad y de la identificación para plantear que, durante el conflicto sostenido con el sector agropecuario en marzo de 2008, la presidente argentina no logró construir una imagen de sí eficaz. Por último, Pedrazini, a través de un estudio lexicométrico de análisis de correspondencias de los discursos pronunciados durante todo el primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner, observa la construcción de un êthos híbrido que combina lo emocional y lo racional, con preponderancia de uno u otro según diferentes auditorios.
Estos trabajos, empero, no se han interrogado sobre la especificidad del êthos en el discurso político de las oradoras mujeres. Sobre esta cuestión, se destaca la investigación emprendida por Simone Bonnafous ("La question de l'êthos", "Femme politique") en un corpus integrado por entrevistas a políticas publicadas por el diario Le Monde entre 1995 y 2000, por la revista femenina Elle entre 1995 y 1997, e intervenciones mediáticas de ocho ministros, cuatro varones y cuatro mujeres, de diversa tendencia política, entre 1997 y 1999. El objetivo fue analizar el modo en que las políticas mencionan su feminidad y la relación de esto con la imagen que ellas dan de sí en sus discursos. Mediante un análisis cualitativo, en particular de la enunciación y del estilo, Bonnafous plantea la noción de êthos femenino, definido como la imagen específica que dan de sí las políticas mujeres, a la que le es inherente un modelo de comunicación calificado de "pragmatique-empathique". Este modelo presenta cinco características principales entrelazadas: a) el rechazo explícito del maniqueísmo, de la simplificación y la valoración de los matices; b) el uso de expresiones muy concretas y poco metafóricas, que se anclan en la vida cotidiana; c) el empleo limitado de la ironía y la agresividad contra los adversarios o detractores, junto con la voluntad explícita de no entablar ni alimentar polémicas; d) la manifestación de benevolencia y solidaridad, que se traduce en un léxico del amor, del afecto y de la compasión, encontrado menos regularmente en los hombres políticos; e) el recurso al diálogo más o menos ficticio, que contribuye a tornar más perceptibles las situaciones evocadas.
Retomando la investigación de Bonnafous y la noción de êthos femenino, Vassy aplicó una metodología cuantitativa, la lexicometría, al discurso de los mismos ministros considerados por su colega. Concluyó que el análisis lexicométrico no revela una bipolarización lingüística neta entre locutores femeninos y masculinos que ponga en evidencia una relación mecánica género-discurso, aunque ciertos resultados lo llevaron a plantear la cuestión del género en el discurso político en términos de tendencia, que ratifica el modelo "pragmatique-empathique" caracterizado por Bonnafous. Por ejemplo, en el plano enunciativo, las mujeres políticas se distinguen por el uso más frecuente del je (yo), lo que interpreta como una intensificación de la proximidad y de un lenguaje simple. Otra característica es el abundante empleo del verbo croire (creer), que podría indicar una prudencia argumentativa, una manera menos conflictiva de considerar la relación con el contrincante o adversario. Asimismo, Vassy destaca el recurrente empleo del verbo souhaiter (desear) y de la locución verbal avoir envie (querer), que expresan sentimientos.
La pertinencia de la recuperación de la noción de êthos de la antigua retórica para analizar el discurso político actual radica, por un lado, en el viraje de la democracia de partidos, en la que el representante votaba a una doctrina determinada, a la democracia que Bernard Manin denomina "de lo público", en la que el elector vota a un candidato que le genera confianza. Por otra parte, el desarrollo de la mediatización de la política otorga cada vez más importancia a la imagen que se construye del candidato y a la consideración de la imagen previa que tiene de él el electorado (Beaudoux, D' Adamo y Slavinsky). Estas modificaciones tanto de la representación como de la comunicación política contribuyen a que la problemática del êthos haya adquirido centralidad en el análisis del discurso político.

Consideraciones metodológicas

El corpus fue seleccionado sobre la base de un criterio genérico: se trata de discursos de asunción; y otro netamente pragmático, el hecho de que fueron pronunciados por las primeras mujeres presidentes de América del Sur en el siglo XXI: Michelle Bachelet (Chile, 11 de marzo de 2006), Cristina Fernández de Kirchner (Argentina, 10 de diciembre de 2007) y Dilma Rousseff (Brasil, 1 de enero de 2011).
Para analizarlos, hemos utilizado una metodología cualitativa (Vasilachis de Gialdino), que prioriza el interés por el significado y la interpretación, pone el énfasis en la importancia del contexto y de los procesos e implementa una estrategia inductiva y hermenéutica. Hemos focalizado el análisis en la dimensión verbal de los discursos, sin considerar su dimensión paraverbal y sin ahondar en indicadores no verbales.
La perspectiva adoptada es el análisis del discurso como campo interdisciplinario, que convoca saberes provenientes de diversas disciplinas y diferentes ramas de estudio del lenguaje, a la vez que pone en relación los discursos con sus condiciones de producción (Arnoux). Hemos considerado tres dimensiones de los discursos estudiados, la retórica, la enunciativa y la cognitiva. En la dimensión retórica se incluye la propia noción de êthos, sobre la que hemos recuperado las distinciones entre êthos dicho y êthos mostrado, por un lado, y entre êthos discursivo y previo (prediscursivo), por el otro, planteadas por Maingueneau. Asimismo, retomamos la diferenciación entre êthos de la credibilidad y êthos de la identificación, realizada por Charaudeau y la noción de êthos femenino y de modelo "pragmatique-emphatique" postuladas por Bonnafous ("La question de l'êthos", "Femme politique") y Vassy. Para describir la presencia del pathos, apelamos a la consideración clásica de la retórica de que una de las funciones de las figuras es mover los ánimos (Amossy L ´argumentation, Ramírez Vidal, Plantin).
Hemos focalizado en la dimensión enunciativa, dado que, como sostiene Amossy, permite un primer abordaje lingüístico de la noción retórica de êthos. Para ello, hemos contemplado la deixis, la modalidad, los vocativos, los actos de habla, la dimensión polémica, las negaciones polifónicas (García Negroni y Tordesillas Colado) y glosas metadiscursivas (Authier-Revuz).
En cuanto a la dimensión cognitiva, hemos atendido al uso de estereotipos (Amossy y Herschberg), en este caso sobre las mujeres, porque estos participan en la construcción de la identidad social de las oradoras (Amossy Images de soi); por otra parte, consideramos el uso de ciertas metáforas (Lakoff y Johnson).
Las categorías analíticas nombradas no fueron seleccionadas a priori sino que, siguiendo el carácter inductivo de la investigación cualitativa, examinamos primero los discursos bajo la guía del problema a resolver -cómo se construye el êthos de las oradoras en relación con la legitimación de su liderazgo político y con la noción de êthos femenino- para establecer luego cuáles resultaban las más adecuadas para abordarlos.

El discurso de asunción de Bachelet

El 11 de marzo de 2006 Michelle Bachelet tomó posesión de la primera magistratura en el Parlamento de Chile y, según es norma en su país, pronunció su discurso de asunción no en la sede Legislativa sino en otro ámbito que es escogido por el mandatario electo, en su caso, el Palacio de la Moneda, sede de la presidencia y parte de su administración4. Se trataba de la cuarta presidencia que recaía en la Concertación de Partidos por la Democracia, que había surgido en 1988 como un frente en contra del general Augusto Pinochet. Este había tomado el poder mediante el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, que derrocó al presidente constitucional Salvador Allende, del Partido Socialista. En efecto, en 1988 se realizó en Chile, aun bajo la dictadura militar, un plebiscito para decidir si Pinochet seguiría en el poder hasta 1997. La oposición ganó el plebiscito con el 54,7% de los votos y la dictadura tuvo que llamar a elecciones presidenciales y parlamentarias, que dieron el triunfo al primer presidente que perteneció a la Concertación, Patricio Alwyn (1990-1994), del Partido Democratacristiano5. A él le sucedieron en la presidencia Eduardo Frei (1994-2000), también democratacristiano y Ricardo Lagos (2000-2006), del Partido Socialista, igual que Michelle Bachelet, la cuarta presidente, dijimos, de la Concertación. El acontecimiento lo constituía, entonces, que ella era la primera mujer que triunfaba en unas elecciones presidenciales no solo en Chile sino en toda América del Sur en el siglo XXI6.
En relación con ello, en su discurso de asunción Michelle Bachelet omite mencionar que es la primera presidente mujer de su país. En esta misma línea, en la dimensión de la deixis personal, en una sola oportunidad se presenta como mujer. Sin embargo, esa única aparición se inscribe en una estrategia sumamente innovadora respecto de la resistencia a estereotipos de género que conllevan una devaluación de la mujer. En efecto, Bachelet afirma: "Estableceremos un diálogo basado en la franqueza y la participación. Un gran pacto entre la ciudadanía y sus gobernantes. Ustedes lo saben, yo cumplo mis compromisos. Diré lo que pienso y haré lo que digo. ¡Palabra de mujer!".
La estrategia empleada por Bachelet consiste en descristalizar la locución-cliché del español "palabra de caballero", en la que el valor de cumplir la palabra, del compromiso auténtico, queda reducido al mundo masculino y deja a la mujer, en un estereotipo antitético, del lado de quien no cumple con su palabra. Como sostienen Norman Fairclough (Discourse, Critical discourse) y Fairclough y Lilie Chouliaraki, lenguaje y realidad social entablan una relación dialéctica, de modo que, si se apuesta al cambio social, el lenguaje debe a su vez modificarse. Y este camino es el que siguió Bachelet en el caso citado de su discurso de asunción: "¡Palabra de mujer!" sustituye el lexema "caballero" por "mujer", a la vez que equipara a los hombres y a las mujeres sobre la base del valor de poder cumplir con la palabra. Pequeña resistencia frente al anquilosamiento de una locucióncliché, "palabra de caballero", que condensa una doxa que desfavorece a la mujer. Esta descristalización funciona a la vez como una estrategia de legitimación del liderazgo político de Bachelet, puesto que le permite dar de sí la imagen de que es sincera y que cumple con sus promesas, sinceridad que se autoatribuye en la dimensión del êthos dicho en otros tramos de su alocución, como cuando sostiene: "Esa ciudadanía tendrá en mí una mandataria que les hablará siempre en el lenguaje de la verdad" (11-03-2006). El discurso de asunción de Bachelet adopta como estrategia global de legitimación de liderazgo político la configuración de un êthos de la identificación, específicamente un subtipo llamado por Charaudeau êthos de la humanidad, en el que el orador da la imagen de un político que se compadece de los más débiles y de quienes más sufren7. Esto se manifiesta en que Bachelet formula una serie de promesas referidas a "quienes sufren la amargura de la indefensión", donde incluye a "los niños", a "todos aquellos que aspiran a un trabajo", los "jóvenes llenos de talento que quieren ir a la universidad", "las mujeres", los "pueblos indígenas" y "las personas que poseen alguna discapacidad". En esta serie, se identifica la reproducción del estereotipo de género de la mujer como un ser débil, menor de edad, indefenso, al que hay que proteger.
Dentro de esta misma línea de repetir estereotipos de género, en la dimensión de el êthos dicho Bachelet afirma: "Ustedes saben, yo nunca tuve ambición de poder, solo he tenido voluntad de servir" (11-03-2006). Dada la situación retórica en la que se destaca que la oradora es una mujer, el rechazo de enunciar desde una posición de poder y construirse como una servidora de los más débiles tiende a activar el estereotipo de la mujer que asiste y protege al otro, lo que en última instancia apela al estereotipo de la mujer como madre.
Junto con las promesas de amparo a los más débiles, se ubican las promesas de Bachelet vinculadas con una mayor participación de la ciudadanía. Como han analizado José Izquierdo y Patricio Nava, el proceso de consolidación democrática chilena se caracterizó por privilegiar los mecanismos de la democracia desde arriba (top-down) en desmedro de estrategias que privilegian mayor participación popular (botton-up). Y en este contexto Bachelet se compromete con "una nueva forma de hacer política que sea más participativa y abierta" (11-03-2006). La imagen de sí que Bachelet construye en su discurso de asunción está así estrechamente vinculada con el lugar implícito que ella se asigna en la serie de gobiernos de la Concertación: viene a saldar dos deudas de esos gobiernos, la deuda social y la deuda política. En este sentido, resulta significativo que no use la primera persona del plural con referencia a "nosotros, los de la Concertación". La referencia del "nosotros" es, en cambio, "nosotros los chilenos", como por ejemplo: "Ha llegado el momento en que nos miremos unos a otros, cara a cara, sin resquemores ni suspicacias" (11-03-2006) o "Los chilenos hoy vivimos mejor y más libres que antes" (11-03-2006). En otros casos, la referencia del nosotros es "nosotros, los de mi gobierno", como cuando afirma: "Sabemos que en cuatro años no vamos a resolver todos los problemas" (11-03-2006) y "Estableceremos un diálogo basado en la franqueza y la participación" (11-03-2006).
Esta estrategia le permite a Bachelet orientar hacia cierta imagen de autonomía respecto de los presidentes anteriores de la Concertación. Por otra parte, ella no menciona ninguna relación personal con el presidente saliente, Ricardo Lagos, a quien le dirige una frase que destaca el alto índice de popularidad con el que deja la presidencia, pero en la que usa un pretérito perfecto simple ("cumplió bien con su tarea") que lo ubica en un pasado bien demarcado del presente (Weinrich), lo cual consolida una imagen de sí de autonomía, en este caso respecto de Ricardo Lagos. En consonancia con el êthos de la identificación, el discurso de asunción de Bachelet se caracteriza por un fuerte predominio del pathos. Por ejemplo, ella afirma:

Nuestro apoyo para con esos jóvenes llenos de talento que quieren ir a la universidad o al instituto, que quieren emprender, que quieren forjar su propio destino.
Nuestras fuerzas estarán con las mujeres, porque las mujeres así se lo merecen. Estarán con nuestros pueblos indígenas. Estarán con las personas que poseen alguna discapacidad. (11-03-2006)

Las figuras retóricas ligadas a la repetición, como en la cita, la anáfora y el paralelismo, sirven para mover las emociones (Amossy L´argumentation; Ramírez Vidal; Plantin). Asimismo, se observa que las frases tienen un léxico y una sintaxis sumamente simples y carecen prácticamente de conectores lógicos, que son, en palabras de Jean-Michel Adam y Thierry Herman"la punta emergente del iceberg del logos" (24, la traducción es nuestra).
En efecto, en el discurso de asunción de Bachelet el logos pierde protagonismo en una persuasión basada en el êthos y en el pathos. Acorde con ello, el discurso construye un cuerpo presidencial cariñoso y cercano a su auditorio, a través de la referencia de la oradora a "los abrazos" que recibe de los chilenos, a quienes tiene en su "corazón".
Otra característica del êthos que construye Bachelet es que no es confrontativo. Por ejemplo, ella recuerda con emoción a su padre muerto producto de las torturas padecidas durante la dictadura de Pinochet: "hay un homenaje que no puedo dejar de hacer, un día 12 de marzo, hace 32 años, falleció mi padre, Alberto Bachelet Martínez. Mañana estaré junto a él, pero sé que él está aquí conmigo" (11-03-2006)8. Pero no solo omite cualquier alusión al modo en que murió su padre, sino que el recuerdo da pie a que salude a todas las Fuerzas Armadas de Chile y afirme que "hoy día son patrimonio de todos los chilenos" (11-03-2006). El deíctico "hoy día" es un indicio de que el discurso de Bachelet construye el tiempo mediante la oposición ayer/hoy, pasado/presente. Explícitamente afirma: "El pasado es lo que es: pasado. No lo olvidaremos nunca, pero nuestra mirada está puesta en el mañana" (11-03-2006). Su apelación constante a "todos y cada uno de los chilenos", a la unidad, el recurrente empleo del vocativo "amigas y amigos", la omisión de su pasado de militante encarcelada y torturada por la dictadura militar, la ausencia de marcas de antagonismo político son todos indicadores que tienden a generar una imagen de sí no confrontativa9. Este tono moderado constituyó un signo distintivo de Michelle Bachelet en toda la campaña electoral y, tal como analiza Elisabet Gerber, fue uno de los ejes principales que su equipo de comunicación política delineó para la construcción de su imagen pública.

El discurso de asunción de Cristina Fernández de Kirchner

Cristina Fernández de Kirchner pronunció su discurso de asunción el 10 de diciembre de 2007, en el Congreso de la Nación -como es costumbre en la Argentina-, en una situación retórica caracterizada no solo en que ella era la primera mujer electa presidente de la Argentina sino también, y en particular, por el hecho de que era la esposa del presidente saliente, Néstor Kirchner. En ese momento, él ejercía un fuerte liderazgo carismático, contaba con un alto índice de popularidad y hubiese podido aspirar, según la legislación argentina que permite la reelección presidencial, a un segundo mandato10. Por otra parte, Cristina Fernández de Kirchner no fue elegida candidata a la presidencia a través de elecciones internas, lo cual representaba un desafío para persuadir a la opinión pública de que ella podría desempeñarse en la primera magistratura de modo eficiente. En relación con esta situación, Cristina Fernández de Kirchner buscó legitimar su propio liderazgo político construyendo un êthos de la credibilidad, específicamente el subtipo que Charaudeau denomina êthos de la competencia, mediante el que dio de sí la imagen de una política competente y experimentada11. Este êthos se configuró a través de varios indicadores.
Mediante la deixis personal de primera persona del singular, Cristina Fernández de Kirchner apela al êthos previo que tiene el auditorio de su experiencia en el ámbito legislativo, desde donde se opuso al segundo gobierno de Carlos Saúl Menem y sus políticas neoliberales, por ejemplo, cuando sostiene: "Yo he pertenecido durante doce años a este Parlamento" (10-12-2007)12. A través de la deixis personal de primera persona del plural que tiene como referencia "nosotros los kirchneristas", Cristina Fernández de Kirchner se incluye en el gobierno de Néstor Kirchner, cuyos logros enumera y del que se presenta como integrante: "las cosas que hemos hecho en estos cuatro años y medio que han sido tan importantes, la renegociación, el pago al Fondo, la lucha sin tregua contra la desocupación" (10-12-2007). Asimismo, el uso de la modalidad deóntica la posiciona en un lugar de poder y de saber, como cuando la presidente argentina afirma: "Debemos interpelarnos cada uno de nosotros, más allá de los lugares que ocupemos" (10-12-2007).
Por otra parte, el uso de un léxico especializado, en particular de la economía, como "modelo económico de matriz diversificada", y la paráfrasis interdiscursiva que aclara el significado correcto de un enunciado anterior, como cuando afirma en relación con lo dicho previamente "esto no significa que", construyen la imagen de política que tiene competencia y saber. Esto mismo se apuntala mediante el êthos dicho al sostener "yo no me engaño" y al sobreentender que es inteligente: "debemos encontrar formas dignas de lucha por los derechos que cada uno tiene pero esencialmente defendiendo con inteligencia a la escuela pública" (10-12-2007).
En el discurso de asunción de Cristina Fernández de Kirchner, en suma, sobresale el logos ligado al êthos de la competencia mientras que el pathos está debilitado. En ello incide, asimismo, el poco protagonismo de figuras retóricas con valor pathémico y de apelaciones hacia su auditorio, a quien se dirige de modo distanciado en tercera persona con el cliché "el pueblo de la Patria".
El discurso de asunción de Cristina Fernández de Kirchner construye un êthos confrontativo, que establece relaciones de antagonismo no solo con el menemismo a causa de sus políticas neoliberales, sino también con el alfonsinismo porque dictó las leyes de Obediencia Debida y Punto Final13. A los medios masivos de comunicación les recrimina que acusaron al kirchnerismo de que iba a manipular la justicia, y, en relación con los empresarios, afirma que no será "gendarme de la rentabilidad de sus intereses". La metáfora estructural (Lakof y Jhonson) la política es una guerra (manifestada en lexemas como "batalla", "victoria" y "lucha") contribuye, asimismo, a crear este êthos más guerrero, que genera la representación de un cuerpo enérgico, no cercano y cariñoso.
Desde un punto de vista ideológico, sin embargo, es para resaltar la ambivalencia presente en el discurso de asunción de Cristina Fernández de Kirchner, dado que, por un lado, se incluye junto con Néstor Kirchner, mediante un êthos dicho, en un nosotros que tiene como referencia los militantes revolucionarios de la generación de los setenta: "somos miembros de una generación que creyó en ideales y en convicciones y que ni aun, ante el fracaso y la muerte, perdimos las ilusiones y las fuerzas para cambiar el mundo" (10-12-2007). Pero, por otra parte, evoca el imaginario del ascenso social, ya que resalta que gracias a la movilidad social ascendente de la Argentina, a la que considera hay que mejorar, dos hijos de trabajadores como ella y Néstor Kirchner llegaron a la presidencia.
Cristina Fernández de Kirchner apela al estereotipo de la mujer como víctima. En efecto, a la vez que construye la imagen de sí de una política competente, con el saber y el poder que la legitiman como presidente electa, ella se ubica, por ser mujer, en un "nosotras, las mujeres" que son victimizadas. La victimización tiende a naturalizar y deshistorizar la situación de desigualdad de la mujer respecto del varón, dificultando su modificación, en particular por evaluarla como permanente mediante el adverbio "siempre": "Sé que tal vez me cueste más porque soy mujer, porque siempre se puede ser obrera, profesional o empresaria, pero siempre nos va a costar más. Estoy absolutamente convencida" (10-12-2007)14. A continuación, agrega:

Pero creo tener la fuerza para poder hacerlo y además el ejemplo, el ejemplo no solamente de Eva que no pudo, no pudo, tal vez ella se lo merecía más que yo, el ejemplo de unas mujeres que con pañuelo blanco se atrevieron donde nadie se atrevía y lo hicieron. Ese era el ejemplo de ellas, de las Madres y de las Abuelas de la Patria. (10-12-2007)

Para legitimar su liderazgo político, Fernández de Kirchner capitaliza a su favor el hecho de que es una mujer y se identifica con otras mujeres argentinas que funcionan como modelos y le asignan un linaje: Eva Perón, las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo. Estas figuras constituyen también ejemplos de mujeres que, al igual que Cristina Fernández de Kirchner con la presidencia de la Argentina, se atrevieron a superar el desafío de ocupar espacios antes exclusivos de los varones. Por otra parte, la modalidad "tal vez" usada cuando se refiere a Eva Perón, sobreentiende que ella puede merecer la presidencia más que Eva Perón15. Pero frente a la certeza con la que Cristina Fernández de Kirchner se ubica en el lugar de víctima ("estoy absolutamente convencida"), el verbo "creo" expresa menos certeza (Kerbrat Orecchioni La enunciación) sobre si ella podrá superar el desafío de asumir la presidencia siendo mujer16.
Otro indicador ubica a la oradora en una posición de menos poder. Se trata del modo en que denomina a Néstor Kirchner17, quien está presente ante ella como parte del auditorio, a quien alaba y a quien en varias oportunidades se dirige como "el Presidente", al punto de afirmar "él es Presidente y yo soy Presidenta", lo que introduce una contradicción performativa en la construcción del êthos de la oradora18. En efecto, la alocución analizada pertenece al género discurso de asunción, primera comunicación que un presidente electo dirige a su país luego de tomar posesión del mando, pero según el modo en que Cristina Fernández de Kirchner denomina a Néstor Kirchner él continúa siendo presidente y, por ende, sigue teniendo el poder.
Su discurso de asunción esboza así un tipo de êthos que hemos denominado híbrido no convergente, que se delineó con claridad en la campaña electoral (Vitale y Maizels). Calificamos este êthos de híbrido, porque la oradora da de sí al mismo tiempo dos imágenes preponderantes, política competente, con poder y confrontativa, por un lado, víctima y con menos poder, por el otro. Como dijimos, lo calificamos de no convergente a partir de las propuestas de Chaïm Perelman y Lucie Olbrechts-Tyteca, quienes plantean que los argumentos no convergentes no orientan hacia la misma conclusión; en este caso, que la oradora es o no una líder política capaz de asumir la presidencia con autonomía.

El discurso de asunción de Dilma Rousseff

Dilma Rousseff, candidata de una coalición encabezada por el Partido de los Trabajadores, asumió la primera magistratura de Brasil el 1°; de enero de 2011 y se convirtió así en la primera mujer presidente de su país y la tercera de América del Sur19. En los primeros párrafos de su discurso de asunción, pronunciado según es norma en Brasil en el Palacio de Planalto, sede del Poder Ejecutivo, Rousseff se refiere explícitamente a que es la primera mujer que llega a la presidencia de su país y afirma "pela primera vez uma mulher presidirá o Brasil" (01-01-2011). Ella saca ventaja de su distinción de ser mujer al representar ese hecho positivamente como un avance democrático de Brasil, mediante la premisa explícita que sostiene: "A igualdade de oportunidades para homes e mulheres é um principio esencial da democracia" (01-01-2011). A partir de ello, afirma que su primer compromiso luego de la elección es honrar a las mujeres para que algo inédito, que una mujer sea presidente, se transforme en algo natural y que pueda repetirse en las empresas, en las instituciones civiles y en las entidades representativas de todo tipo. En relación con esto, Dilma Rousseff expresa que le gustaría que los padres y madres de niñas les digan: "Sim, a mulher pode!". Esta expresión, que interdiscursivamente remite al eslogan de campaña electoral de Barack Obama, "Yes we can", se orienta a que sea asociada con el presidente norteamericano. Obama, en efecto, fue el primer presidente negro de Estados Unidos y, en este sentido, el pertenecer a un grupo históricamente marginado de la primera magistratura es un rasgo identitario compartido con Rousseff por su condición de mujer. El uso de dicha frase, asimismo, connota tanto la voluntad de mantener buenas relaciones con ese país como la de apoyar un capitalismo humanizado, que se sintetiza en argumentaciones a favor de la "criação de oportunidades" o "imensa mobilidade social".
En vínculo también con la legitimación de su liderazgo, el discurso de asunción de Dilma Rousseff construye tanto un êthos de la competencia como un êthos de identificación, específicamente de la humanidad. En cuanto al êthos de la competencia, tiende a fortalecer el êthos previo vinculado con su Doctorado en Economía y su desempeño, durante el gobierno de "Lula" [Luis Inácio Lula da Silva], como Ministra de Minas y de Energía (2003-2004), presidenta del Consejo de Directores de Petrobras y Jefa de la Casa Civil (2005-2010), cargo equiparable al de Jefe de Gabinete. Este êthos se construye con varios indicadores.
La deixis personal de primera persona del plural, que tiene como referencia "nosotros los del gobierno de Lula", legitima las propuestas de Dilma Rousseff para el presente sobre la base de los éxitos obtenidos en la gestión anterior, de la que fue partícipe y de la que se presenta como continuidad: "Minha convicção de assumir a meta de erradicar a miséria vem, não de uma certeza teórica, mas da experiência viva do nosso governo, no qual uma imensa mobilidade social se realizou, tornando hoje possível um sonho que sempre pareceu impossível".
La modalidad deóntica, asimismo, ubica a Dilma Rousseff en un lugar de poder: "É preciso, no plano multilateral, estabelecer regras mais claras e mais cuidadosas para a retomada dos mercados de financiamento, limitando a alavancagem e a especulação desmedida, que aumentam a volatilidade dos capitais e das moedas" (01-01-2011).
En la cita se observa, también, el empleo de léxico especializado del campo de la economía, "volatilidade dos capitais e das moedas", que genera la imagen de experta, a lo que se suma el uso de definiciones20, como en: "A visão moderna do desenvolvimento econômico é aquela que valoriza o trabalhador e sua família, o cidadão e sua comunidade, oferecendo acesso a educação e saúde de qualidade" (01-01-2011). Mediante la glosa metadiscursiva (Authier-Revuz), por otra parte, Rousseff define el significado correcto con el que el auditorio debe interpretar un enunciado anterior, lo que la posiciona en un lugar de saber y poder:

Por isso, se tornam ainda mais importantes nossas próprias políticas, nosso próprio mercado, nossa própria poupança e nossas próprias decisões econômicas. Longe de dizer, com isso, que pretendamos fechar o país ao mundo. Muito ao contrário, continuaremos propugnando pela ampla abertura das relações comerciais e pelo fim do protecionismo dos países ricos, que impede as nações pobres de realizar plenamente suas vocações. (01-01-2011)

Sin embargo, el êthos de Rousseff es también un êthos de la identificación en el que el pathos tiene peso. Como explica Panke, en el discurso público de Dilma Rousseff se identifica una paulatina intensificación -en especial a partir de su campaña electoral- de la dimensión del pathos, de manera que las argumentaciones basadas en datos numéricos y tecnicismos fueron dándole mayor peso a las emociones. Así, Rousseff usa de modo recurrente figuras retóricas basadas en la repetición que tienen un efecto pathémico; apela a tópicos susceptibles de provocar emociones (Amossy L´argumentation), como las familias que viven en la calle o los niños pobres abandonados; nombra explícitamente sus emociones ("É imensa a minha alegria de estar aquí", "algumas das coisas difundidas me deixaram triste") a la vez que da de sí la imagen de una mujer cariñosa que se ocupará de los más necesitados, apelando en última instancia al estereotipo de la mujer que cuida y da cariño, en suma, a la mujer como madre. El cuerpo presidencial que construye el discurso de asunción es adecuado tanto al êthos de la competencia como al êthos de la identificación, puesto que se trata de un cuerpo que, por un lado, irá a los foros internacionales a defender "firmemente" los intereses de Brasil y acompañará a sus ministros y, por otra parte, está cerca de su auditorio, dado que Rousseff recuerda que ha visitado todas las regiones de Brasil y promete que devolverá todo el cariño recibido del pueblo.
Es de interés que la presidente de Brasil construye un êthos discursivo que tiende a modificar el êthos previo vinculado con su participación en la lucha armada contra la dictadura militar (1964-1985). En efecto, mediante un êthos dicho centrado en la primera persona del singular, da de sí la imagen de quien luchó por la democracia y el derecho de libre opinión y omite que el grupo guerrillero al que perteneció, Vanguardia Popular Revolucionaria, luchaba también por la instauración del socialismo en Brasil:

Não nego a vocês que, por vezes, algumas das coisas difundidas me deixaram triste. Mas quem, como eu, lutou pela democracia e pelo direito de livre opinião arriscando a vida; quem, como eu e tantos outros que não estão mais entre nós, dedicamos toda nossa juventude ao direito de expressão, nós somos naturalmente amantes da liberdade. Por isso, não carregarei nenhum ressentimento. (01-01-2011)

Rousseff se defiende de las críticas que recibió de la prensa de Brasil por su pasado guerrillero incluyéndose en un nosotros que tiene como referencia a los jóvenes que durante la dictadura lucharon, arriesgando su vida por el derecho de expresión, lo que le permite autorrepresentarse como amante de la libertad y justificar que no tendrá resentimiento ante la prensa. A su vez, este razonamiento sobreentiende que la prensa que la criticó goza de sus libertades gracias a la lucha de ella y otros jóvenes que se enfrentaron contra la dictadura.
La promesa que formula Rousseff de que no guardará resentimiento contra la prensa delinea un êthos no confrontativo y tolerante, que se apuntala con otra promesa, dirigida a los partidos de la oposición y a quienes no la votaron: será "presidenta de todos os brasileiros e brasileiras, respeitando as diferenças de opinião, de crença e de orientação política" (01-01-2011). Otro indicador construye el êthos tolerante y no confrontativo, el modo en que denomina a su auditorio: "Minhas amigas e meus amigos de todo o Brasil" (01-01-2011). Sin embargo, el discurso de Rousseff incluye una negación que configura un otro identificable con quienes promueven políticas neoliberales: "não alienaremos nossas riquezas para deixar ao povo só migalhas" (01-01-2011).
Poco antes del cierre, el discurso de asunción de Rousseff incluye una secuencia de alabanzas a "Lula", en la que se ubica como su discípula y lo representa como su maestro y consejero a quien podrá pedir ayuda si la necesita. Ella explicita: "A tarefa de sucedê-lo é difícil e desafiadora. Mas saberei honrar seu legado. Saberei consolidar e avançar sua obra" (01-01-2011). La imagen de sí que fue construyendo Rousseff en su discurso de asunción se orienta a apoyar esta conclusión, avalada también por la imagen final de una gobernante que no está sola sino acompañada por los gobernadores, diputados y senadores electos y que apela a la unión de todos los brasileños por el bien de Brasil.

Conclusiones

El análisis de los discursos de asunción de las tres primeras presidentes de América del Sur demuestra, por un lado, que en ellos se identifica la estrategia de capitalizar favorablemente el hecho de que las oradoras son mujeres, sea mediante la apelación al estereotipo de la madre cariñosa que cuida a los desvalidos, como sucede con Bachelet y Rousseff, o para incluirse en una serie de mujeres modélicas de la historia, como hace Fernández de Kirchner. El discurso de Bachelet rompe con un estereotipo negativo hacia las mujeres, el que les asigna no cumplir con su palabra y Rousseff, por su parte, busca legitimar su liderazgo representando su ser mujer y presidente como un avance de la democracia de Brasil. El entramado que se teje entre estereotipos diversos en relación con la construcción de la imagen de sí en cuanto mujeres de estas tres presidentes da cuenta de que en las democracias representativas el auditorio es compuesto (Perelman y Olbrechts-Tyteca,), y que para persuadirlo se apela a campos valorativos y tópicos no homogéneos.
Del análisis se destaca, asimismo, que, a diferencia de Bachelet, los discursos de asunción de Fernández de Kirchner y de Rousseff construyen un êthos de la competencia en el que dan la imagen de competentes y experimentadas, particularmente en el campo económico. Sin embargo, el discurso de asunción de Rousseff construye también un êthos de la identificación -específicamente un êthos de la humanidad- en el que el pathos tiene peso, lo que no sucede con el discurso de Cristina Fernández de Kirchner, que pronuncia un discurso donde predomina el logos.
La construcción del êthos en los tres discursos está en consonancia con una ideología favorable a un capitalismo inclusivo, más acorde con un Estado de Bienestar. Sin embargo, el discurso de Cristina Fernández de Kirchner presenta, a la vez, una memoria de la generación revolucionaria de los años 1970, aunque mitigada por su hibridación con la ideología anterior. Asimismo, el êthos de Cristina Fernández de Kirchner es mucho más confrontativo que el de las otras dos presidentes, puesto que el de Bachelet no tiene huellas de enfrentamiento político y en el de Rousseff están casi ausentes.
El discurso de asunción de Fernández de Kirchner y el de Rousseff, a diferencia del de Bachelet, presentan el desafío de construir una imagen de sí luego de presidencias de líderes carismáticos, lo que puede explicar la notable diferencia con Bachelet en cuanto a que ambas construyen una imagen de sí con saber, poder y experiencia. A su vez, tanto Fernández de Kirchner como Rousseff usan como estrategia de legitimación de su liderazgo el presentarse -mediante el uso del "nosotros"- como parte de los gobiernos de los presidentes salientes, mostrados como exitosos. Bachelet, en cambio, construye una imagen de mayor autonomía, a pesar de haber participado del gobierno anterior, lo que puede relacionarse con la posición implícita que adopta ante aquel gobierno: ella saldará la deuda social y la deuda política de dicho gobierno.
En términos de los planteos de Simone Bonnafous ("La question de l'êthos", "Femme politique") y Serge Vassy sobre el êthos femenino en las mujeres políticas, solo el discurso de asunción de Michelle Bachelet se adecua plenamente al modelo "pragmatique-emphatique". En efecto, Bachelet usa expresiones muy concretas, no es agresiva, evita la polémica y la confrontación, manifiesta benevolencia, solidaridad, usa vocativos que la acercan al auditorio y emplea un lenguaje del afecto y de la compasión a la vez que apela a las emociones del auditorio. En el caso del discurso de asunción de Dilma Rousseff, también se halla este tipo de léxico y de vocativos, y tampoco hay agresividad ni confrontación, rasgos propios de ese modelo. Sin embargo, al construir un êthos de la competencia, Rousseff usa expresiones complejas y explicaciones con una fuerte presencia del logos, lo que se aparta del modelo propuesto por Bonnafous. Por último, del análisis realizado se desprende que el discurso de asunción de Cristina Fernández de Kirchner es el más alejado del modelo "pragmatique-emphatique", porque tiene mayor agresividad, es el más confrontativo, el vocativo empleado marca distancia con su auditorio y no utiliza un léxico del amor, del afecto o la compasión, ni tiende a provocar la emoción. En relación con estas características, es la única de las tres presidentes que no utiliza el estereotipo de la mujer como madre.
Proseguir con el estudio contrastivo de las discursividades de estas primeras presidentes en América del Sur se perfila así como una estimulante tarea que contribuya al conocimiento sobre la retórica adoptada por las mujeres políticas latinoamericanas en la deliberación pública.

Notas

1 Chilton y Schäffner denominan legitimación a la construcción discursiva del derecho a ser obedecido y, aunque no usen la noción de êthos, entre las técnicas para alcanzarla consideran la presentación de sí del actor político, vinculada con dicha noción.

2 Maingueneau explica que la construcción del êthos depende del tipo de discurso y del género discursivo; en el caso aquí analizado se trata del discurso político y dentro de este del género discurso de asunción.

3 Maizels caracteriza el êthos pedagógico experto como una figura enunciativa construida como poseedora de saber y productora de conocimiento que, en ocasiones, se acerca por ello a la de un experto.

4 Teun van Dijk sostiene que el lugar donde se desarrolla un evento comunicativo es una de las dimensiones del contexto que suele tanto construir como manifestar relaciones de poder. El Palacio de la Moneda, lugar que Michelle Bachelet eligió para pronunicar su discurso de asunción, al ser la sede de la presidencia, tendió a dar de ella la imagen de quien ocupa con claridad su lugar de poder. Al mismo tiempo, posee el valor simbólico de haber desempeñado un papel protagónico en el golpe de Estado de 1973, dado que fue bombardeado por las Fuerzas Armadas y allí murió el presidente derrocado, Salvador Allende, por lo que constituye un símbolo de la democracia.

5 La Concertación de Partidos por la Democracia es una coalición de centro-izquierda que nuclea al Partido Socialista de Chile (PS), al Partido por la Democracia (PPD), al Partido Demócratacristiano (DC), al Partido Radical Socialdemócrata (PRSD) y también a independientes progresistas y liberales.

6 En Chile no está permitida la reelección presidencial en períodos consecutivos, por lo que Ricardo Lagos, a pesar de su alto índice de popularidad, no pudo aspirar a un segundo mandato. La candidatura de Michelle Bachelet, que se había desempeñado como Ministra de Salud (2000-2002) y de Defensa (2002-2004) durante el gobierno de Lagos, no surgió de elecciones primarias porque la otra precandidata presidencial, Soledad Alvear, del Partido Demócrata Cristiano, declinó la suya frente a la marcada ventaja que Bachelet le sacaba en las encuestas de opinión. Bachelet ganó las elecciones del 11 de diciembre de 2006 con el 45,95 %. Como ningún candidato obtuvo la mayoría absoluta, se realizó la segunda vuelta electoral el 15 de enero de 2005, en la que Michelle Bachelet triunfó con el 53,49%.

7 Los otros subtipos de êthos de identificación son los que Charaudeau denomina êthos de la potencia, êthos del «carácter», êthos de la «inteligencia», êthos del «jefe» y êthos de la «solidaridad».

8 El padre de Michelle Bachelet fue el brigadier Alberto Bachelet, quien integró el gobierno de Salvador Allende. Alberto Bachelet se negó a participar del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, tras el cual fue detenido y condenado por "traición a la patria". El 12 de marzo de 1974, luego de una jornada de interrogatorios y tortura, sufrió un infarto pero no recibió asistencia médica, lo que le provocó la muerte. Ver Insunza y Ortega.

9 Luego de la muerte de su padre, Michelle Bachelet continuó con sus estudios de medicina y apoyó al proscrito Partido Socialista de Chile con el fin de ayudar a los perseguidos políticos por la dictadura militar. Tras años de clandestinidad, Bachelet y su madre fueron detenidas y torturadas por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Gracias a los contactos que aún mantenía con ciertos líderes militares, su madre logró obtener un permiso para partir al exilio. El primer destino fue Australia, pero luego Michelle Bachelet se trasladó a la República Democrática Alemana para proseguir sus estudios de medicina.

10 Cristina Fernández de Kirchner fue electa presidente por la misma coalición que llevó a su marido al poder, el Frente para la Victoria, alianza electoral creada por Néstor Kirchner (1950-2010) para competir en las elecciones realizadas en 2003, en las que fue electo presidente (2003-2007). Integrada, entre otros, por sectores del Partido Justicialista (PJ) y de la Unión Cívica Radical (UCR), el Partido Comunista (PC) y el Partido Humanista (PH), dicha alianza presentó la fórmula Cristina Kirchner-Julio Cobos (proveniente de la UCR) para las elecciones presidenciales de 2007. Esta fórmula se impuso en la primera vuelta electoral con el 45,29% frente a la candidata Elisa Carrió, de la Coalición Cívica, ya que la legislación argentina exige una segunda vuelta electoral en los casos en que ningún candidato alcance más del 45% o, habiendo obtenido un 40%, supere al candidato que le sigue por una diferencia no inferior al 10%.

11 Charaudeau incluye también dentro del êthos de la credibilidad los que denomina êthos de la "seriedad" y êthos de la "virtud".

12 Cristina Fernández de Kirchner se había desempeñado desde 1995 como senadora y diputada nacional por la provincia de San Cruz, de la que Néstor Kirchner era gobernador. En 2005 había sido electa senadora por la provincia de Buenos Aires, cargo al que renunció en 2007 para competir por la presidencia.

13 Cristina Fernández de Kirchner critica al gobierno de Raúl Ricardo Alfonsín (1927-2009), presidente argentino desde 1983 a 1989 que perteneció al partido Unión Cívica Radical, debido a que sancionó las leyes de Obediencia Debida (1986) y Punto Final (1987), que terminaron con los juicios a los militares acusados de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar iniciada el 24 de marzo de 1976. Fernández de Kirchner, por su parte, promete en su discurso de asunción continuar con estos juicios.

14 Al decir que a las mujeres siempre les costará más todo, Cristina Kirchner reproduce la ilusión de una identidad fija para las mujeres, como esencia pre-discursiva, en una performance de género que ratifica el estatuto cosificado de esa identidad. Ver Butler.

15 Eva Perón fue elegida candidata a vicepresidente en la fórmula electoral que presentaba a Juan Domingo Perón en las elecciones presidenciales del 11 de noviembre de 1951, pero mediante un mensaje radiofónico del 31 de agosto de ese año anunció públicamente que declinaba su candidatura. Las causas de su renuncia se hallaban en el avanzado estado de su enfermedad terminal (murió el 26 de julio de 1952) y en la oposición del aparato militar.

16 Kerbrat Orecchioni caracteriza a «creer» como un verbo modalizante, que brinda información sobre la evaluación del sujeto de enunciación en el eje verdadero/falso/incierto. Frente a «estar convencido», considera que «creer» expresa menos certeza (La enunciación 137).

17 McConnell-Ginet sostiene que el modo de nominación es una categoría central para analizar el proceso de construcción de la identidad.

18 Por estos motivos no acordamos con el análisis que han realizado Rita F. Grandis y María Mercedes Patrouilleau del discurso de asunción de Cristina Fernández de Kirchner. Estas autoras interpretan que ella se coloca en posición de paridad con su marido, a quien se refiere siempre en términos políticos. Ver Grandis y Patrouilleau.

19 Dilma Rousseff fue elegida por Ignacio "Lula" da Silva, presidente por dos períodos consecutivos (2003-2010), como candidata presidencial, lo que la asemeja a Cristina Kirchner respecto de Néstor Kirchner. En las elecciones del 3 de octubre de 2010, se presentó con una coalición liderada por el Partido de los Trabajadores e integrada por otros diez partidos, entre los que sobresalen el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, el Partido de la República, el Partido Socialista Brasileño, el Partido Democrático de los Trabajadores y el Partido Comunista. Rousseff obtuvo el 47% de los votos frente a su competidor, José Serra, del Partido de la Social Democracia, que sacó un 33%, por lo que se llamó a una segunda vuelta electoral, en la que ganó con el 56,06% frente al 43,95% de José Serra.

20 Las definiciones son una característica del discurso explicativo, en el que un experto que posee un saber se lo transmite a quien no lo posee, ver Zamudio y Atorresi.

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Fecha de recepción: 06/11/2012
Fecha de aceptación: 28/02/2014