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Anclajes

versión On-line ISSN 1851-4669

Anclajes vol.26 no.3 Santa Rosa oct. 2022

http://dx.doi.org/https://doi.org/10.19137/anclajes-2022-26310 

Reseñas Críticas

Escritura y traducción en América Latina. Diálogos críticos con Andrea Pagni Friedrich, Sabine, Annette Keilhauer y Laura Welsch (eds.) Madrid, España/Frankfurt, Alemania, Iberoamericana-Vervuert, 2021, 303 páginas. ISBN: 978-84-9192-232-2

1UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PAMPA, ARGENTINA

Escritura y traducción en América Latina. Diálogos críticos con Andrea Pagni, volumen coordinado por Sabine Friedrich, Annette Keilhauer y Laura Welsch, reúne once contribuciones presentadas en el marco del Coloquio Internacional celebrado en la Universidad de Erlangen-Nürnberg de Alemania en marzo de 2019. La esmerada edición permite comprobar que, si bien en la actualidad los estudios acerca de la historia de la traducción en Latinoamérica constituyen un campo consolidado y un tema de agenda, apenas dos décadas atrás se encontraban en una fase “arqueológica” (Bastin et al. 69). En esa instancia fundacional, Andrea Pagni edita un dossier basal para la configuración de América Latina como “espacio de traducciones” (2004), premisa de investigación a la que se había acercado “a mediados de los noventa, cuando la traducción era todavía un objeto bastante invisible desde la perspectiva de los estudios literarios” (Domínguez 122). Desde esa publicación iniciática hasta la actualidad, sus investigaciones han sido un factor decisivo para que las reflexiones en torno de la traducción en América Latina aborden el tópico como práctica de escritura histórica y situada.

La “Presentación” ubica a la investigadora y docente argentina en el centro de la escena discursiva. Tal como afirman las editoras “(L)as resonancias temáticas y metodológicas del trabajo de Andrea Pagni que se perciben en los distintos artículos convierten este libro en un diálogo crítico con ella” (11), diálogo que pone en relación distintos momentos de la historia de la traducción en el subcontinente durante los siglos XX y XXI. En este punto, resulta lícito detenerse brevemente en las implicancias de la impronta del diálogo en atención a la estructura del texto: en principio, da cuenta de la continuidad de las disertaciones presentadas por especialistas internacionalmente reconocidos, en el marco del Coloquio ya referido, con la producción intelectual de la investigadora homenajeada. Asimismo, en el undécimo artículo que cierra el volumen, la propia Pagni expone el proceso dinámico y abierto de su investigación en el cruce de los estudios que ha llevado a cabo sobre la literatura de viajes –cuya génesis se remonta a fines de la década de 1990– con su propuesta concreta de un abordaje teórico-metodológico contextualizado de la traducción literaria. En tal sentido, la serie de contribuciones sistematiza aportes individuales, resultado de temáticas y perspectivas heterogéneas, eslabonados por un ideario afín de los estudios de traducción: su dimensión productiva y su registro histórico y geocultural.

Patricia Willson abre el diálogo con “Una historia de América Latina a través de la traducción” y, a partir de la glosa de conferencias, publicaciones y organización de reuniones científicas, considera que los escritos de Pagni contribuyeron “de manera decisiva para darle a los estudios de traducción un lugar en los estudios literarios y en los estudios latinoamericanos” (22). En primera persona, Willson rememora cuatro instancias compartidas con Pagni en el ámbito universitario –el lapso temporal abarca desde fines de la década de 1990 a 2014– que perfilan la institucionalización gradual de la historia de la reflexión traductológica latinoamericana. En esas intervenciones se examinan factores recurrentes, tales como las tensiones entre lo americano y lo europeo, las estrategias lingüísticas, discursivas y retóricas, los usos de la traducción en la cultura receptora, la figura del traductor y el circuito editorial. Como es observable, estas variables implican la articulación de los estudios literarios con otras esferas discursivas sobre la base de la perspectiva o hipótesis heterónoma que, de acuerdo con Willson, atraviesan todos los textos de Pagni. Este principio programático conlleva el pasaje de una poética de la comparación entre texto fuente y traducción a su puesta en relación “no sólo con los discursos sociales que le son contemporáneos, sino también con la reconstrucción del pasado del subcontinente tejida por la historiografía” (21); en otras palabras, una metodología fundada en “contextualizar doblemente” (23) las prácticas traductoras. Asimismo, en tanto lectores, este artículo nos permite asistir a un diálogo precedente y continuo entre las investigadoras. En él se vislumbra el núcleo de preocupaciones metodológicas comunes al mismo tiempo que se establece una cronología de todo un programa de trabajo colaborativo cuyo punto de partida se sitúa, para ambas autoras, en un postulado de Birgit Scharlau (2004): la necesidad imperiosa de considerar in situ la traducción, atendiendo a sus circunstancias de enunciación (Willson 21; Pagni 257). De modo recíproco, Pagni ha reconocido en la figura de Willson una “guía intelectual” (Domínguez 123), quien le “abrió, digamos así, un mundo, porque yo venía completamente desprovista de todo, salvo de la fascinación, cierta metodología, algunas ideas y un buen bagaje de teoría literaria, de lecturas y de lenguas extranjeras. Así que Patricia Willson es para mí una de esas maestras, una guía invalorable, y sigue siéndolo” (124).

A continuación, en el capítulo “Los libros de Barrio Norte: una historia de la Editorial y Librería Goncourt”, Alejandrina Falcón evoca un testimonio de Pagni, enmarcado como “breve relato de iniciación” (35), que nos transporta a sus primeras traducciones de autores alemanes realizadas a fines de 1970. De esa cita se infiere la importancia de la memoria de los traductores para esclarecer la historia del sector editorial, en este caso, argentino. El recuerdo de Pagni, junto con otros testimonios, referencia su participación en un grupo de colaboradores que, debido a su probada formación lingüístico-literaria, trabajaba en la retraducción de escritores germanos consagrados por encargo de la Editorial y Librería Goncourt (Buenos Aires, Argentina). Sumado al análisis de los catálogos, los testimonios recabados constituyen fuentes que documentan el proyecto y la política comercial y editorial de esta empresa porteña y perfilan un nuevo capítulo en la historia del libro. También desde el vínculo entre prácticas traductivas y editoriales, la pregunta por las estrategias de manipulación en el nivel paratextual y de contenido reviste una función cardinal en “¿Pensamiento alemán a ‘medida’? Prácticas de selección encubierta en las traducciones de Estudios Alemanes (Buenos Aires, editoriales Sur/Sudamericana, 1965-1974)”, firmado por Griselda Mársico. El cotejo entre originales y traducciones –metodología aprendida con Pagni, según declara la autora– concluye en la constatación de las operaciones “ocultas” latentes en el proceso de importación y circulación de las ideas de ensayistas y filósofos germanos durante el periodo demarcado.

La incidencia de movimientos estéticos europeos en producciones fundamentales de la región es el disparador de la lectura crítica y minuciosa planteada por Enrique Foffani en “Poesía y traducción en el fervor de las vanguardias: el joven Borges y el expresionismo alemán”. La hipótesis de que “la matriz del discurso poético del joven Borges ha sido el expresionismo” (68) y ha dejado huellas indelebles en su obra otorga relieve a un aspecto complejo y de considerable densidad teórica: los mecanismos traslativos diseminados en una poética local, en este caso la borgeana, que resignifican tradiciones centrales en la tensión continuidad-innovación.

En una especie de mise en abyme o posibilidad fractal de la praxis traductológica, Pagni traduce al español el artículo de Sabine Koller “¿Puede una lengua desamparada dar albergue a una traducción? Traducciones de Pushkin al ídish entre literatura mundial y colonización interior”. La imbricación de las transliteraciones –del ruso al ídish, luego al alemán y de este al español– y las intervenciones de Pagni en el aparato paratextual (notas de la traductora) lleva al límite la idea de traducción como un sistema fluido que comporta el extrañamiento de la lengua y la cultura propias o, dicho de otro modo, un proceso in fieri ligado a su inherente historicidad. En esta línea intercultural y desde la desfamiliarización con las lenguas occidentales, Susanne Klengel se ocupa de “Juan Rulfo en tamil: márgenes de la traductología en la esfera del Sur global” (traducido del alemán por Elvira Gómez) y se suma al debate académico acerca de la literatura global o literaturas del mundo. La perspectiva transdisciplinar adoptada en “La poesía afrocubana de Nicolás Guillén y sus reescrituras: reflexiones desde la antropología lingüística” posibilita a Silke Jansen expandir la mirada, con base en las versiones portuguesas y alemanas de los textos guillenianos, desde la lingüística a reescrituras en clave semiótica.

La productividad analítica del eje bilingüismo-traducción es puesta de manifiesto por tres artículos de autoría individual: Laura Welsch aborda “The Revolutionaries Try Again de Mauro Javier Cárdenas: una aproximación a la novela y su traducción”, poniendo el acento en los vínculos entre literatura –experimental en el caso del escritor ecuatoriano– y migración. Seguidamente, Ilse Logie examina “El español como objeto de deseo en dos autores translingües de América Latina: Fabio Morábito y Anna Kazumi Stahl”; según su lectura, en ambos escritores, la condición de extranjería, la elección de no escribir en la lengua materna y su labor como traductores se intersecan en la configuración de la figura autorial. La tríada se complementa con una reflexión de Annick Louis acerca de autotraducción en el contexto académico; en este sentido, “Pensar y escribir en varias lenguas en las ciencias humanas y sociales” plantea la disyuntiva ante la que se enfrentan los investigadores bilingües –como las propias Louis o Pagni– al poner a circular ideas en el marco de su tarea intelectual situada entre la comunidad académica europea y la latinoamericana.

La imagen del viaje como metáfora de la traducción implica, desde su propia etimología (traducere, “llevar a otro lado”), un desplazamiento, resignificado en la actualidad en la condición de los sujetos migrantes. Cerrando el recorrido, Pagni ofrece nuevas modulaciones del tema que la acercó tempranamente, en los años noventa, a los estudios de traducción: la literatura de viajes. Dos relatos de viajeros franceses que arribaron al Río de La Plata casi con un siglo de diferencia conforman el objeto de análisis en “Libros que viajan: relatos de viaje en traducción”: Voyage à l’Amérique Méridionale (París, 1835-1847), de Alcide d’Orbigny, traducido en la década de 1940 por el argentino Rodolfo Puiggrós bajo el seudónimo de Alfredo Cepeda, y En Argentine (París, 1911 y 1913) de Jules Huret, vertido al castellano por el guatemalteco Enrique Gómez Carrillo el mismo año de su primera edición. Del examen se concluye que las actitudes contrapuestas de los traductores –mimetización o distancia respecto del relato del viajero– se vinculan con la proyección sobre el lugar de enunciación traductiva (280) y el procesamiento de la alteridad, inseparables de las circunstancias coyunturales. En una suerte de movimiento regresivo, el análisis de Pagni nos devuelve al planteo inicial de Willson acerca de la hipótesis heterónoma presente en todos sus textos, y, al mismo tiempo, se enlaza con las demás contribuciones al revelar la potencialidad de sus aportes metodológicos.

De tal modo, considerados en forma individual, cada uno de los diálogos construye un abordaje singular de la traducción como tópico de investigación; pero, en conjunto, los once artículos compilados habilitan una constelación aunada a partir de distintas aristas del trabajo de Pagni. Esta metáfora permite aludir a textos independientes –y diversos en algunos casos en cuanto a temática o posicionamientos teóricos–, pero con una trama común prefigurada en el encuentro dialéctico, la mirada erudita y crítica en torno de la traducción y la construcción de una epistemología acerca de la historia traductológica en América Latina que se está escribiendo y de la que este libro participa como un eslabón fundamental.

Referencias bibliográficas

1. Bastin, Georges L., Álvaro Echeverri y Ángela Campo. “La traducción en América Latina: propia y apropiada”. América Latina, espacio de traducciones. Estudios. Revista de investigaciones Literarias y Culturales, n.° 24, 2004, pp. 69-94. [ Links ]

2. Domínguez, María Carolina. “La traducción literaria, ‘un laboratorio de escritura’: revistas culturales, género y plurilingüismo. Entrevista a Andrea Pagni”. Anclajes, vol. 22, n.º 3, septiembre de 2018, pp. 119-35, https://doi.org/10.19137/anclajes-2018-2239Links ]

3. Pagni, Andrea (ed.). América Latina, espacio de traducciones. Estudios. Revista de investigaciones Literarias y Culturales, n.º 24 y 25, 2004-2005. [ Links ]

4. Scharlau, Birgit. “Arqueología de un tópico de investigación”. América Latina, espacio de traducciones. Estudios. Revista de investigaciones Literarias y Culturales, n.º 24, 2004, pp. 15-33. [ Links ]

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