INTRODUCCIÓN
El estado nutricional de los niños menores de cinco años es un signo sensible del estado de salud de la población de un país, así como de la situación económica, y se encuentra vinculado a los contextos geográficos, la disponibilidad de recursos económicos, los tipos de actividades productivas realizadas por las poblaciones y, especialmente, al acceso y disponibilidad de los alimentos y a la calidad de lo que se consume1,2,3,4. En este sentido, varios trabajos compararon las características poblacionales y, para ello, las diferenciaron en urbanas y rurales, haciendo referencia a la zona rural como la más desfavorable, en la que la producción de alimentos y la accesibilidad a estos es limitada5,6. Sin embargo, al estratificar las áreas rurales y urbanas según los recursos económicos disponibles, las diferencias en cuanto al estado nutricional de los niños ponen en evidencia que la malnutrición no está únicamente ligada a la población rural5.
La disponibilidad de los alimentos y la diversidad de la dieta de los niños no solo es un problema económico, sino también un producto de las características del lugar donde habitan7. Las altas prevalencias de anemia y malnutrición en niños no disminuyen por vivir en un entorno urbano8,9,10. Aun así, en términos generales, se cree que los niños que habitan en las zonas urbanas tienen mejores condiciones de vida que sus contrapartes rurales; sin embargo, la proximidad física a un tipo de servicio en las grandes zonas urbanas no garantiza necesariamente el acceso a ese servicio11. Varios trabajos han demostrado que, en muchos países, los niños que viven en la pobreza urbana tienen condiciones tan malas o peores que las de los niños que viven en la pobreza rural, en términos del peso para la talla o de la mortalidad en menores de 5 años8,12.
Dadas las crecientes desigualdades sociales, existe la necesidad de desarrollar abordajes de estudio que permitan evidenciar estas diferencias en los contextos de la salud, así como sus causas, en diferentes grupos poblacionales. Conocer las características de cada grupo poblacional permitirá comprender de qué manera las diferentes actividades productivas podrían influir en el acceso y la disponibilidad de los alimentos, así como en la calidad de lo consumido2,13. Todo ello plantea la necesidad de un abordaje interdisciplinario sobre el estado nutricional de los niños que viven en áreas donde las actividades productivas son diferentes.
El contexto del presente estudio , la provincia de Buenos Aires (Argentina), es el sector más poblado del país. Presenta una situación particular ya que su amplitud geográfica determina que la distribución, tanto de la densidad poblacional como de las actividades productivas, sea muy diversa. Existen zonas donde se desarrollan actividades de explotación primaria y secundaria que representan alrededor del 40% de la producción agrícola (trigo, maíz, girasol y cebada) y el 37% de las existencias bovinas del país, con baja densidad de población. En otras localidades se realizan actividades industriales y administrativas, con producción de servicios en los sectores de la construcción, electricidad, gas y agua, establecimientos financieros, seguros, o bienes inmuebles, y concentran el mayor porcentaje de población14.
El objetivo de este trabajo es describir el estado nutricional (antropométrico y bioquímico) y los patrones de alimentación de niños de 1 a 3 años de familias de bajos recursos, que residen en dos áreas con diferentes actividades productivas en la provincia de Buenos Aires (Argentina): un grupo que reside en áreas de actividades de producción primaria donde la actividad agrícola-ganadera es la predominante, y un grupo que reside en áreas cuya actividad principal es la producción de bienes y servicios.
METODOLOGÍA
Diseño
Se realizó un estudio analítico de corte transversal, con abordaje cuantitativo y cualitativo, durante los años 2007 y 2008.
Revisión ética
El protocolo de investigación y el consentimiento informado fueron aprobados por el Comité de Revisión de Protocolos de Investigación (CIRPI) del Instituto de Desarrollo e Investigaciones Pediátricas "Prof. Dr. Fernando E. Viteri" (IDIP), Hospital de Niños Sor María Ludovica (La Plata, Buenos Aires, Argentina) en el año 2007.
Se solicitó el consentimiento informado a todos los padres y/o tutores de los niños participantes, respetando la confidencialidad y el anonimato de la información brindada por ellos y/o obtenida en esta investigación.
Población y área
El muestreo fue intencional. Se evaluaron niños sanos de 1 a 3 años de edad, asistidos en el sector público de salud en seis localidades de la provincia de Buenos Aires. Se excluyeron del estudio niños con enfermedades crónicas diagnosticadas, o que padecieran enfermedades agudas y/o infecciosas en el momento del estudio, y aquellos cuyos padres no aceptaron participar.
El grupo del área de producción de bienes y servicios se compuso por una muestra de niños residentes en Arturo Seguí, una localidad suburbana ubicada a 20 km de la ciudad de La Plata, capital de la provincia. El grupo del área de producción primaria comprendió una muestra de niños residentes en las localidades de Ayacucho, Balcarce, Dolores, Las Flores y Rauch, ubicadas en el interior de la provincia de Buenos Aires a más 150 km de la ciudad capital. La base económica dominante de estas localidades es la ganadería (cría) y agricultura15.
El trabajo en terreno fue realizado durante el período noviembre 2007 a mayo de 2008. La convocatoria fue organizada por el equipo de trabajo de cada municipio, decidiendo la/s opción/es más adecuada/s a fin de facilitar la participación voluntaria. La evaluación en terreno se concretó en los centros de salud y/o hospitales de las localidades incluidas en la investigación. Para las entrevistas etnográficas se incluyó la visita a los domicilios particulares.
Cálculo del tamaño muestral
Se determinó el tamaño muestral para poder detectar una diferencia del 8% de la prevalencia de anemia entre ambas regiones, con un nivel de significación α=0,05 y una potencia β=0,80. Se calculó que era necesario encuestar, al menos, a 79 niños en cada región. Como información de base se tomó la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS)16.
Técnicas e instrumentos de recolección de datos
A todos los niños se les tomó una muestra de sangre venosa en ayunas para determinar la hemoglobina, ferritina y zinc. La hemoglobina se determinó utilizando un contador hematológico automatizado (ABX Pentra 60), la ferritina se determinó por inmunoensayo utilizando un sistema automatizado de quimioluminiscencia Access Beckman Coulter y el zinc se determinó por espectrofotometría de absorción atómica por llama (AA-6200 Shimadzu). Se definieron las variables anemia (Hb<11 g/dl)16, deficiencia de hierro (ferritina sérica <12 ng/ml)17 y deficiencia de zinc (zinc sérico <70 μg/dl)18.
En terreno se obtuvieron las medidas de peso y talla con técnicas estándar19. Los participantes fueron pesados con balanza electrónica digital modelo Tanita UM-061 con divisiones de 100 g y capacidad máxima de 150 kg. La estatura fue tomada con tallímetro portátil Seca con graduación de 1 mm. Las mediciones fueron realizadas en cada localidad por nutricionistas previamente entrenados en una jornada de estandarización según la técnica de Habitch20. El error de medición de talla fue de 0,41 cm.
Se analizaron los indicadores: peso/edad, talla/edad e índice de masa corporal (IMC) y se evaluaron con las tablas propuestas por la Organización Mundial de la Salud (OMS19. Para la clasificación nutricional se usó: baja talla para la edad < -2 score Z de talla/edad, bajo peso para la edad < -2 score Z peso/edad y obesidad >+ 2,0 score Z según IMC.
Para evaluar la ingesta alimentaria se realizó un recordatorio de 24 horas al adulto responsable del cuidado de cada niño, según la técnica de múltiples pasos21. El recordatorio se realizó de modo de que estuvieran representados de forma equivalente todos los días de la semana, excepto cuando la alimentación del día anterior de estos niños se viera afectada por enfermedad. Para estandarizar cantidades y medidas se utilizaron kits de réplicas y modelos visuales de alimentos más consumidos (Fornax SRL-Food Replicas, Rosario, Argentina). Las cantidades de alimentos, bebidas y suplementos reportados fueron traducidos a nutrientes utilizando las tablas de composición química del United States Department of Agriculture (USDA)22 vinculadas a planillas especialmente diseñadas para tal fin en Access. Los nutrientes evaluados fueron: energía (kcal), proteínas (g), vitamina A (μgr RE), folatos (mg), calcio (mg), hierro (mg) y zinc (mg).
Se realizó un cuestionario sobre características sociodemográficas y económicas del hogar para determinar porcentaje de hogares con necesidades básicas insatisfechas según los indicadores del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)23 de los años de estudio, edad del niño y de la madre, y trabajo y escolaridad materna (menos de primario completo corresponde a menos de 7 años de escolaridad; primario completo, a 7 años de escolaridad; y más de primario completo, a más de 7 años de escolaridad).
Asimismo, en todas las localidades se realizaron entrevistas semiestructuradas con metodología cualitativa buscando obtener información sobre las prácticas alimentarias y sus representaciones. Las entrevistas fueron realizadas a las madres de los niños participantes, tuvieron una duración promedio de una hora cada una y fueron registradas mediante grabador digital.
Análisis
Para el procesamiento de los datos cuantitativos ser utilizó el SPSS 18 para Windows. Las concentraciones de ferritina se expresaron como medias geométricas con intervalos de confianza del 95%, ya que la distribución poblacional de esta variable no es normal. Se utilizaron los test de Mann-Whitney y chi-cuadrado para comparar medias y prevalencias respectivamente.
Se ajustaron modelos de regresión logística para prevalencia de anemia y de deficiencia de hierro que incluían región como variable dependiente y edad, sexo, educación materna y necesidades básicas insatisfechas como variables independientes, para evaluar la confusión. Como resultado, se calcularon los odds ratio (OR) corregidos por el modelo.
La información obtenida en las entrevistas cualitativas fue transcripta textualmente y procesada en Word. El material resultante fue incorporado al software NVivo, que permite organizar la información contenida en el corpus discursivo seleccionando unidades y vinculándolas a "nodos", a los que se asociaron categorías significativas de la alimentación en los contextos seleccionados para el estudio. Se realizó un análisis de las referencias y su frecuencia y se estableció un conjunto de nodos y sub-nodos que hicieron posible la organización del material a los fines de la descripción propuesta. Posteriormente, se procedió a registrar las recurrencias y diferencias en las apreciaciones y las opiniones de los entrevistados.
RESULTADOS
Se evaluaron 88 niños del área de producción de bienes y servicios y 114 del área de producción primaria. Ambas poblaciones fueron comparables según las variables consideradas, excepto en el nivel de educación materno que fue significativamente mayor en el área de producción primaria (Cuadro 1). Si bien el porcentaje de familias con necesidades básicas insatisfechas fue comparable en ambas regiones, las viviendas del área de producción de bienes y servicios no contaban con agua corriente ni con sistema de desagüe cloacal.
En cuanto a la actividad del jefe del hogar, en el área de producción de bienes y servicios predominó el trabajo informal o "changas" (albañiles, corte de pasto, trabajos de floricultura). Las mujeres eran amas de casa o trabajaban ocasionalmente como empleadas domésticas. En el área de producción primaria los varones jefes de hogar tenían trabajo estable como peones de campo (apicultores, leñadores, alambradores, etc.), empleados de fábricas o empleados municipales. Las madres no trabajaban fuera de su hogar o se desempeñaban como empleadas domésticas o cuidaban personas en casas de familia.
Con relación a los parámetros bioquímicos, los valores medios de hemoglobina y ferritina fueron inferiores en el área de producción de bienes y servicios. Este grupo presentaba mayores prevalencias de anemia y de deficiencia de hierro. No se observaron diferencias con respecto al zinc (Cuadro 2). La aplicación del modelo de regresión logística mostró que, aun ajustando por las variables de confusión, la prevalencia de anemia estuvo asociada al área de producción de bienes y servicios y a la edad de los niños. Para la deficiencia de hierro se observó una asociación entre esta misma área y el sexo masculino (Cuadro 3).
La evaluación antropométrica mostró que los problemas prevalentes fueron baja talla (13,6% vs. 15,9%) y obesidad (15,9% vs. 16,8%), en el área de producción de bienes y servicios y el área de producción primaria respectivamente, sin diferencias significativas entre ambos grupos.
Por otro lado, los resultados de la encuesta alimentaria mostraron que los valores de consumo diario de energía, calcio, zinc, vitamina A y proteínas fueron significativamente más bajos en el área de producción de bienes y servicios (Cuadro 4).
A partir de las entrevistas semiestructuradas se pudo observar una gran similitud entre las familias de los dos grupos. Los grupos domésticos estuvieron conformados por familias nucleares y monoparentales. Sus integrantes eran de procedencia local o de pueblos cercanos. Algunos grupos domésticos estaban integrados por individuos provenientes de provincias del interior del país o de países limítrofes, como Paraguay o Bolivia. Las compras para abastecimiento de alimentos, en el área de producción primaria, se hacían en comercios cercanos a los hogares (mercados, almacenes y carnicerías) mientras que, en el área de producción de bienes y servicios, las familias realizaban compras generales en grandes supermercados debido a la diferencia de precios con los comercios cercanos al hogar, práctica que no fue mencionada en el otro grupo.
En relación con la producción propia de alimentos, en el área de producción primaria algunas de las unidades domésticas refirieron contar con la producción de alimentos de huerta y plantas frutales, recurso no referido en el área de producción de bienes y servicios. En ambos grupos se señaló la cría de gallinas y pollos para el consumo de carne y producción de huevos. En el área de producción primaria algunos alimentos se obtenían por medio de trueque o canje (carnes, en general) y regalos de familiares y vecinos (frutas, verduras, carnes y/o huevos).
Al considerar el tipo de comidas ambos grupos mencionaron el consumo de ciertos platos "de olla" (puchero, guiso de arroz, polenta, harina de maíz, estofados), milanesas, tartas, ensaladas, arroz, churrascos, fideos. Respecto a las bebidas se recurría a las gaseosas más económicas del mercado, al igual que a jugos para preparar. Sin embargo, al indagar acerca de la preparación de las comidas, en el área de producción de bienes y servicios, los entrevistados refirieron el consumo de ciertas comidas en general, sin proporcionar detalles sobre ingredientes, formas de preparación y frecuencia de consumo, mientras que en el área de producción primaria se observó un mayor énfasis en detallar qué elementos integraban cada plato. Asimismo, en este grupo se mencionó la incorporación en la comida diaria de un mayor volumen de verduras y carnes en las preparaciones y el consumo de frutas y dulces, no referidos en el área de producción de bienes y servicios.
Otra diferencia observable se dio con relación a la forma de preparación. En el área de producción de bienes y servicios, en general, las comidas se preparaban en ollas, hervidas o fritas, con escaso uso del horno. En cambio en el área de producción primaria se mencionó mayor consumo de alimentos crudos, uso de horno para cocinar y la cocción de carne a las brasas.
Las madres de ambos grupos coincidieron en señalar que los niños "pueden comer de todo", "lo que les gusta", puntualizando el consumo de frutas, yogures, leche y "siempre, algo con carne". En el área de producción primaria destacaron la importancia del consumo de verduras y cereales, ya que "tienen hierro" y "vitaminas" y la necesidad de realizar "las cuatro comidas". En cuanto a las restricciones del consumo de ciertos alimentos, las madres de este grupo explicaron la necesidad de disminuir o excluir alimentos muy salados y/o picantes, embutidos, alimentos fritos o muy grasos en niños pequeños. En cambio, en el área de producción de bienes y servicios se encontró que se restringía el consumo de alimentos dulces y "comida chatarra".
DISCUSIÓN
En el estudio, los niños que habitaban en zonas de producción primaria (agrícola-ganadera) mostraron un mejor estado nutricional que aquellos que vivían en áreas de producción de bienes y servicios.
La prevalencia de anemia y de deficiencia de hierro de los niños pertenecientes al área de producción primaria fueron comparables a los reportados a nivel provincial y nacional por la ENNyS16, mientras que los resultados de los niños del área de producción de bienes y servicios fueron superiores. También se halló asociación entre la deficiencia de hierro y el sexo del niño, observando que el sexo masculino presenta mayor prevalencia de deficiencia. La asociación entre sexo y anemia ha sido descripta en distintos países24,25,26 y podría indicar mayores requerimientos de hierro para los niños (0,9 mg/d) que para las niñas, en especial, durante la segunda mitad de la lactancia27.
En el presente estudio no se encontraron diferencias en el estado nutricional del zinc entre los grupos. El déficit en zinc fue similar al hallado por otro estudio, en niños de 1 a 2 años de familias receptoras del Plan Más Vida (PMV) de la provincia de Buenos Aires28.
Las diferencias halladas también podrían ser explicadas considerando las características propias de cada región. Es probable que el grupo del área de producción primaria resulte favorecido por situarse en un contexto geográfico cercano a las actividades de producción agrícola-ganadera, que haya facilitado a las familias el acceso y la disponibilidad de alimentos ricos en hierro. En este grupo destacaron la importancia del consumo de verduras, cereales, la cría y consumo de gallinas y pollos. Algunos autores refirieron que los hogares que tenían producción de alimentos de granja (verduras, frutas, huevo y aves de corral), tuvieron una mayor diversidad en la dieta y un mayor consumo de alimentos ricos en micronutrientes7,29,30.
Esta ventaja no se ve reflejada en mejores condiciones económicas sino -como surgió del análisis de las entrevistas- en la posibilidad de obtener los alimentos a través de estrategias como el trueque, canje (carnes en general) y regalos de familiares y vecinos, jugando un rol importante en el acceso y la disponibilidad de los alimentos. Esta interacción con individuos fuera de la familia, permitió ampliar la red social informal y los recursos disponibles. Estos resultados se encuentran en concordancia con otros estudios realizados en Brasil, que destacan la existencia de una red de cooperación vecinal y familiar para garantizar los alimentos mínimos en los hogares de bajos recursos económicos31,32,33.
Los resultados de la encuesta alimentaria muestran que la ingesta de energía y nutrientes fue superior en el área de producción primaria, aunque no se encontraron diferencias estadísticamente significativas con relación a la ingesta de hierro. Sin embargo, en ambos grupos la mediana del consumo de hierro fue inferior a lo recomendado por las agencias internacionales34. Nolan et al.35, en un estudio en niños de bajo nivel socioeconómico, con edades entre 3 y 24 meses, han reportado que el consumo de energía excedió las recomendaciones, al igual que en otros países en desarrollo, como Ghana, Guatemala y México35,36, no así el consumo de hierro, lo cual coincide con nuestros resultados. Una ingesta inadecuada de zinc de manera habitual es la causa más probable de deficiencia de zinc37. Sin embargo, en este estudio, el consumo de zinc en ambos grupos poblacionales fue adecuado34. Es posible que la encuesta alimentaria sea una herramienta limitada en la evaluación del consumo, y haya estimado con poca precisión la ingesta38.
Otro factor que juega un rol importante en la calidad de la dieta es el nivel educativo materno. Darapheak et al. hallaron que los niños cuyas madres habían alcanzado los niveles más altos de educación tenían una mayor diversidad en la dieta, con un mayor consumo de carnes y vegetales, reflejado en un mejor estado nutricional, con relación a las madres con menos años de educación7. El análisis cualitativo muestra diferencias en cuanto a la preparación de los alimentos: las madres del área de producción primaria, con mayor nivel educativo, refirieron mayor detalle en la preparación de las comidas y destacaron la importancia del consumo de frutas y verduras para una alimentación adecuada. Estos dos factores quizás favorecieron una dieta de mayor calidad nutricional, que se vio reflejada en las menores prevalencias halladas. Asimismo, varios estudios coinciden en que un mayor nivel de instrucción materno tendría un efecto protector sobre el riesgo de desarrollo de anemia en sus hijos39,40.
La evaluación nutricional por antropometría mostró que los problemas nutricionales más frecuentes en ambos grupos fueron la baja talla y la obesidad, cuyo origen podría vincularse al acceso a ciertos tipos de alimentos más económicos pero cuantitativamente y cualitativamente inadecuados. Este fenómeno coincide con otros estudios que hallaron resultados similares8,16,28,41. Una vez más se expresa la transición epidemiológica nutricional en la coexistencia de baja talla con sobrepeso y obesidad, en diferentes áreas del interior de la provincia de Buenos Aires.
Una limitación del estudio fue no relevar la presencia de enteroparasitosis que pudieran afectar la ingesta alimentaria, la digestión, y la absorción de micronutrientes42. El estudio de Orden et al.43 mostró que la mayor concentración de parásitos hallados en áreas suburbanas de la provincia de Buenos Aires está caracterizada por las condiciones socioambientales más desfavorables, sugiriendo el impacto negativo de la urbanización, cuando no está acompañada de la provisión de servicios de infraestructura básicos. En el área de producción de bienes y servicios, la falta de agua corriente y desagües cloacales podría favorecer el desarrollo de estas infecciones pudiendo explicar, en parte, las altas prevalencias de anemia y deficiencia de hierro halladas.
En el presente estudio no se hallaron diferencias en la prevalencia de anemia y deficiencia de hierro entre los niños con y sin necesidades básicas insatisfechas. Quizás a través de otro abordaje de la situación económica de ambas poblaciones se hubiera podido encontrar alguna diferencia en indicadores de pobreza enmascarada entre los grupos44.
Aunque el muestreo fue intencional, permitió obtener datos básicos y tendencias de las variables de interés. La fortaleza del estudio fue sumar el enfoque cualitativo al análisis tradicional del estado nutricional, lo que permitió profundizar en los aspectos contextuales que influyen en la alimentación de los niños. Este tipo de abordaje integral resulta fundamental para el diseño de intervenciones nutricionales que permitan optimizar recursos y acciones en función de las necesidades como, por ejemplo, una educación nutricional que contribuya a fomentar buenos hábitos de alimentación y promover la comensalidad en el hogar, teniendo en cuenta las pautas culturales de la población y las actividades productivas del contexto.
CONCLUSIONES
Los niños del área de producción primaria relacionada con la agricultura y la ganadería presentaron una menor prevalencia de anemia y deficiencia de hierro que los niños del área de producción de bienes y servicios. Asimismo, tuvieron un consumo superior de energía, calcio, zinc, vitamina A, proteínas y una mayor diversidad y calidad en el consumo de alimentos.
El contexto geográfico de las familias que residen cerca de las fuentes de producción primaria, favorecería la interacción con individuos fuera de la familia, ampliando la red social informal y el acceso a los alimentos de mejor calidad nutricional.