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Orientación y sociedad

On-line version ISSN 1851-8893

Orientac. soc. vol.14  La Plata June 2014

 

CUERPO CENTRAL

Las Tutorías universitarias en el contexto europeo

Clemente Lobato Fraile; Nagore Guerra Bilbao*

* Departamento de Psicología Evolutiva y de Educación. Universidad del País Vasco (EHU). España. E-mail: clemente.lobato@ehu.es.


Resumen

La implantación del Espacio Europeo en Educación Superior ha conllevado la introducción del enfoque de formación centrada en el estudiante, como sujeto activo que aprende autónomamente competencias personales y profesionales. En este contexto la tutoría cobra un relieve fundamental como la intervención educativa personalizada de acompañamiento, asesoramiento y apoyo en la adquisición y maduración de las competencias y en la configuración del proyecto personal y profesional del estudiante. En el marco de las diferentes Declaraciones del Consejo Europeo, en esta década han ido surgiendo e implementándose diferentes modelos de la acción tutorial en las universidades, según las culturas y tradiciones  de los países. Una década de diversidad de prácticas tutoriales ha llevado a la consideración de la tutoría como un indicador de calidad educativa al comprobar mejoras en los resultados, satisfacción en los estudiantes y reconocimiento de su valor por los agentes implicados y las agencias de evaluación y acreditación. Las fortalezas encontradas no ocultan las deficiencias, que deben dar lugar a pertinentes mejoras en las diferentes dimensiones. Todo un reto y un desafío a la innovación educativa en las instituciones universitarias europeas.

Palabras clave: Educación Superior; Convergencia Europea; Orientación; Tutoría universitaria.

A tutoria universitaria. Contexto europeu -

A implantação do Espaço Europeu em Educação Superior tem aportado a introdução do enfoque de formação centrada no estudante, enquanto sujeito ativo que aprende autonomamente competências pessoais e profissionais. Neste contexto, a tutoria adquire um releve fundamental como a intervenção educativa personalizada de acompanhamento, assessoramento e apoio na aquisição e  na maduração das competências e na configuração do projeto pessoal e profissional do estudante. No marco das  diferentes Declarações do Conselho Europeu, nesta década têm surgindo e se implementando diferentes modelos da ação tutorial nas universidades, segundo as culturas e tradições dos países. Uma década de diversidade de práticas tutoriais levou à consideração da tutoria como um indicador de qualidade educativa ao comprovar melhoras nos resultados, satisfação nos estudantes e reconhecimento do seu valor pelos agentes implicados e as agencias de avaliação e acreditação. As fortalezas achadas não ocultam as deficiências, que devem dar lugar a pertinentes melhoras nas diferentes dimensões. Um reto e um desafio à inovação educativa nas instituições universitárias europeias.

Palavras-chave: Educação Superior; Orientação; Tutoria universitária.


1.- El Proceso de Convergencia Europea

El tránsito de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento constituye uno de los retos fundamentales en la Unión Europea. Para su logro, se hace imprescindible que los sistemas educativos han de satisfacer las necesidades de la sociedad caracterizada sobre todo por cambios vertiginosos (De la Herán y Paredes, 2012). Ya en el 2001 el Consejo de la Unión Europea sostenía la necesidad de que los sistemas de educación y de formación debían adecuarse y evolucionar de modo que proporcionaran las competencias que todas las personas deben poseer en el primer decenio del nuevo siglo. En esta línea, los países que forman la Unión Europea se han propuesto atender a las necesidades emergentes de sus sociedades y de sus ciudadanos de manera conjunta y armónica, de modo que se consigan niveles máximos de calidad, eficacia y funcionalidad.

El proceso de Convergencia Europea en materia de Educación Superior, iniciado en 1997, se halla en un momento clave, puesto que muchos de los compromisos adquiridos han de ser evaluados a partir de 2015. Los principales hitos que marcan este proceso son  (Vieira & Vidal, 2006; Di Fabio & Bernaud, 2010):                              

a) Énfasis en la dimensión social de la Educación Superior como un bien público.

b) Acentuación de los vínculos investigación-Educación Superior, con la inclusión de los estudios de doctorado.

c) Establecimiento de tres prioridades, estructura-calidad-título visualizado en la organización de los estudios en dos ciclos: grado y posgrado.

d) Aseguramiento de la calidad de modo que los sistemas nacionales reúnan cuatro condiciones: una definición de las responsabilidades de órganos e instituciones afectadas;  una evaluación interna y externa de programas y centros, que cuente con participación de los estudiantes y cuyos resultados se hagan públicos; un sistema de acreditación o certificación con procedimientos comparables,  y una participación internacional, cooperación y trabajo en red.

e) Reafirmación de la movilidad de estudiantes y profesorado, con el reconocimiento de estudios en estancias en universidades según programas conjuntos.

f) Consideración del aprendizaje a lo largo de la vida (longlife learning: LLL) como una parte integral de la Educación Superior.

En este contexto de renovación universitaria, preguntarse por la función que debe cumplir el profesorado universitario supone plantearse simultáneamente cuáles han de ser las funciones de la universidad en la sociedad actual, a la que, cada vez más frecuentemente, caracterizamos como Sociedad de la Información y Sociedad del Conocimiento. En un intento de recopilar las diferentes funciones que en la actualidad tiene encomendadas la universidad, García Nieto y otros, (2004) señalan:

- una misión docente, de conservación de la cultura y de transmisión de la sabiduría acumulada por la Humanidad a las nuevas generaciones;

- una misión investigadora, de creación de nuevos saberes que lleve cada vez a un mayor desarrollo cultural, científico y tecnológico;

- una función profesionalizadora, que va más allá de un mero adiestramiento en el ejercicio de una profesión, ya que el objetivo de la universidad deber ser la formación integral de personas con un determinado talante de respeto al saber, de curiosidad intelectual y de generosidad en el compartir y transmitir conocimientos; a la universidad se le pide que forme personas que ocupen un rol profesional valioso para ellos mismos y para la sociedad en la que viven;

- Y, por último, tiene una proyección social, contribución al desarrollo económico, artístico y cultural, de convivencia y de equidad, para lo cual viene realizando hasta ahora las conocidas como tareas de extensión universitaria.

La situación de las instituciones universitarias de los países que conforman el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) en la última década, han sido recogida por numerosos autores (Baudrit, 2002; Sancho Sora & al, 2006; Lepage & Romainville, 2009; Da Re, 2012) en los siguientes aspectos:

- Notable aumento de estudiantes en las últimas cuatro décadas, junto con la tendencia decreciente de la demanda de estudios en universidades públicas, que obliga a revisar los actuales planes de estudio, procurando una oferta sólida y atractiva para los estudiantes.

- Incremento de la diversidad en estudiantes como consecuencia de las nuevas situaciones sociales y las exigentes demandas de cualificación propias de los procesos productivos.

- Cambios continuos en las necesidades sociales y, en especial, las relacionadas con el desarrollo profesional, principalmente en el afianzamiento de las aplicaciones técnicas, que han de estar presentes en la planificación de los procesos formativos, para lo que debe considerarse entre sus finalidades educativas el desarrollo de cualidades personales, expresadas como competencias sobre las que afianzar dichas aplicaciones.

- Progresivos avances hacia la autonomía universitaria y la responsabilidad de los gobiernos en la financiación pública de las universidades, con el necesario establecimiento de criterios de buena calidad educativa, adecuadamente construidos y coherentes con las finalidades universitarias, así como la debida justificación de los recursos empleados y la evaluación de las metas alcanzadas (accountability).

- Orientación de la enseñanza y el aprendizaje hacia el desarrollo individualizado de competencias y cualidades profesionales y  de investigación y resolución de cuestiones de relevancia social, situando al estudiante como eje central del proceso educativo.

De la incorporación de las universidades en la mayoría de los países europeos al EEES, se derivan cambios estructurales y, sin duda, esta armonización  tendrá grandes repercusiones organizativas que afectarán a las diferentes facetas de la vida universitaria y, a sus principales agentes entre los que ocupan un lugar destacado los estudiantes y los profesores (De la Herrán & Paredes, 2012).

2.-El Enfoque Formativo

Uno de los efectos para la docencia más proclamados del Proceso de Bolonia, es lo que viene entendiéndose como un enfoque fundamental: la formación por competencias centrada en el aprendizaje activo del estudiante, y la consideración de su trabajo académico como el núcleo del proceso educativo (Bédouret, 2004; Lobato & Echevarría, 2004).

Se abandona el dirigismo docente para situar al alumno como centro del proceso, fomentando su participación activa. La dinámica del proceso no se centra en una transmisión pasiva de saberes, sino en la construcción activa de conocimiento y el desarrollo de competencias en cada estudiante, a partir de la propuesta de aprendizaje realizada por el docente y con la ayuda de éste o persona colaboradora suya (García Nieto & otros, 2004).

Atendiendo al carácter esencial de lo que debe desarrollarse en la universidad, las competencias son cualidades en desarrollo que deben promoverse en los estudiantes y que pueden apreciarse en su manifestación externa en el desempeño de una función o tarea concretas (Pérez, 2007). Desde un planteamiento más integrador y abierto, diversos autores (García Nieto & otros, De Miguel & otros, 2006) la describen como una articulación compleja de conocimientos, habilidades y destrezas, actitudes y valores, que cada persona muestra en un contexto específico para llevar a cabo de forma eficaz las demandas complejas que se planteen en cada situación. En este sentido las competencias comparten las características siguientes (Pérez, 2007):

- Carácter holístico e integrado. Conocimientos, capacidades, actitudes, valores y emociones no pueden entenderse de manera separada.

- Carácter contextual. Las competencias se concretan y se desarrollan vinculadas a los diferentes contextos de acción.

- Dimensión ética. Las competencias se nutren de las actitudes, los valores y los compromisos que los sujetos van adoptando a la largo de la vida.

- Carácter creativo de la transferencia. La transferencia debe entenderse como un proceso de adaptación creativa en cada contexto.

- Carácter reflexivo. Las competencias […] suponen un proceso permanente de reflexión para armonizar las intenciones con las posibilidades de cada contexto.

- Carácter evolutivo. Se desarrollan, se perfeccionan, se amplían o se deterioran y se restringen a lo largo de la vida.

Sin duda alguna la clave de este enfoque es la formación de estudiantes autónomos capaces de seguir aprendiendo a lo largo de la vida. El estudiante autónomo, como sujeto activo de su propio aprendizaje, se formula metas, organiza el conocimiento, construye significados, utiliza estrategias adecuadas y elige los momentos que considera pertinentes para adquirir, desarrollar y generalizar lo aprendido. Asume la responsabilidad y el control del proceso personal de aprendizaje, y las decisiones sobre la planificación, realización y evaluación de la experiencia de aprendizaje. De este modo  organiza  su trabajo de aprendizaje y  la adquisición de las diferentes competencias según su propio ritmo (Lobato, 2006).

Así pues, el aprendizaje autónomo es un proceso que permite al estudiante ser autor de su propio desarrollo. La estimulación de este aprendizaje persigue, esencialmente, junto a la generación de espacios de libertad curricular, lograr en el estudiante, y en consecuencia en el futuro profesional, un grado de autonomía que lo habilite para su propio gobierno, el aprendizaje continuo, la toma de decisiones y la gestión independiente o vinculada a otros profesionales. Por ello es esencial que se tenga en cuenta: la contextualización de los aprendizajes, la reflexión personal, la construcción de conocimientos, la aplicación práctica de los mismos y la evaluación del proceso realizado.

El enfoque actual de la formación de los estudiantes basado en el aprendizaje continuo, a lo largo de toda la vida, la priorización hacia el aprendizaje autónomo y el diseño de nuevas modalidades educativas en las que el estudiante sea el actor central en el proceso formativo hace que el profesorado se convierta sobre todo, aunque no exclusivamente, en guía, facilitador y creador de oportunidades de aprendizaje (De Miguel & otros 2006).

En esta perspectiva, desde hace una década en la institución universitaria, se incorporan y se llevan a cabo planes de orientación tutorial como eje desde el cual se organiza la actividad orientadora (Sánchez García & otros 2008), diversificada en función sobre todo si el estudiante ingresa, avanza o está al término de su trayectoria formativa universitaria. En este sentido, la tutoría universitaria se significa como una función de acompañamiento, de orientación y apoyo del alumnado en su proceso de personalización de los aprendizajes y del desarrollo de las competencias tanto a nivel personal como profesional, a lo largo de su trayectoria, con el horizonte dinámico del proyecto de vida, un proyecto personal y profesional (Lobato y Echeverría, 2004).

Indudablemente, el proceso político de armonización europea no es ajeno a la realidad social, científica y tecnológica y quiere contribuir a un cambio en esta línea en la función docente y discente, porque, desde los nuevos planteamientos, se espera que el papel de profesor universitario vaya más allá de la explicación de la lección o la clase tradicional, ya sea ésta teórica o práctica y se convierta en una ayuda para el aprendizaje del estudiante, que adquiere verdadero protagonismo en su tarea de formación. En este contexto, el profesor sobre todo deberá ser (Shulman, 2004):

- Un estructurador de la materia y los conocimientos que imparte.

- Un motivador del alumnado, que le haga saborear lo que aprende.

- Un guía en los procesos de aprendizaje, en la maduración integral del alumno.

- Un evaluador de procesos y productos educativos.

Por tanto, el docente ha dejado de ser sólo una fuente del conocimiento para desarrollar funciones de guía, orientación, asesoramiento y facilitador de recursos y herramientas de aprendizaje (De Miguel & otros, 2006).

3.-La  Orientación y tutoría universitaria

En este marco la orientación y la tutoría universitaria constituyen un tema mayor en la Educación Superior (Neville, 2007). En el contexto de la globalización, de la mundialización de la economía y del acelerado progreso de las tecnologías de la información se han suscitado interrogantes ineludibles respecto a los enfoques, modelos y métodos de la orientación tradicional. En este sentido, recientemente el Grupo Internacional de Investigación sobre el proyecto de vida (Life designing) (Savickas & al., 2009) ha reformulado el enfoque de la orientación en términos de construcción de la vida, de activación urgente de intervenciones de desarrollo de la persona, de incorporación de acompañamientos en sus procesos de reflexión y de resolución de los problemas surgidos en el devenir tanto personal como profesional y laboral. Esta moderna concepción enfatiza dos factores fundamentales: el compromiso de la persona en la construcción del propio proyecto de vida a través de una reflexión regular y sistemática (Di Fabio et Bernaud, 2010) y el necesario acompañamiento por profesionales en diferentes modalidades y contextos (Paul, 2009).

El acompañamiento en este proceso de elaboración y construcción del proyecto de vida se ha de llevar a cabo en condiciones escasamente controladas. Las personas a nivel individual y su ecosistema constituyen una entidad compleja y dinámica resultante de una auto-organización de múltiples experiencias de la vida cotidiana (Lambert, 2009).

Ahora bien los estudiantes universitarios, en las diferentes etapas universitarias de grado y posgrados precisan hoy más que nunca saber interpretar sus diversas experiencias, considerar las diferentes perspectivas y encontrar un sentido a sus vidas. Los orientadores y tutores se encuentran ante el reto de favorecer el empoderamiento de los estudiantes y su adaptación flexible al propio ecosistema, alumbrando nuevas perspectivas de auto-regulación y autodeterminación en sus itinerarios vitales, ya sean de formación, de ejercicio profesional o desempeño laboral (Paul, 2009).

En este sentido, los retos y desafíos que tiene la enseñanza universitaria es servir de plataforma formativa para que quienes ingresan en ella, salgan con un proyecto personal y profesional más definido (Young et Valach, 2006), y con las competencias necesarias para afrontar la construcción del mismo a lo largo de la vida.

Así pues, la tutoría universitaria se configura como un proceso estructurado técnicamente con el fin de ofrecer a los estudiantes universitarios la información y formación necesaria para el desarrollo de su carrera y facilitar su inserción en la sociedad como ciudadano  y profesional activo. Para ser efectiva y eficaz la tutoría debe incardinarse en el proceso de enseñanza/aprendizaje, ya que implica un aspecto gradual y acumulativo de experiencias que tienen para cada estudiante su propia significación personal.

a) Es un proceso, no se da como un elemento aislado dentro del itinerario  universitario, que se inicia antes del ingreso en la universidad y con la inserción profesional y social del egresado.

b) Estructurado. Se lleva a cabo a través de una temporalización y secuenciación  de objetivos según las distintas fases o momentos del itinerario universitario del estudiante.

c) Técnicamente. Es una intervención profesionalmente llevada por diferentes agentes implicados en la acción tutorial, y competencialmente preparados para una eficaz y eficiente labor.

d) Desarrollo de la carrera. En el sentido de "career", abarca  dimensiones personales, académicas y profesionales a lo largo de la trayectoria universitaria.

e) Ciudadano y profesional activo. Se contempla el desarrollo y maduración integral como persona, inserta en un momento histórico de la sociedad.

El protagonismo que ha cobrado en las universidades europeas la tutoría se debe en gran medida al hecho de que es una pieza clave para proporcionar una atención personalizada al estudiante y orientarle en su desarrollo personal, académico y profesional. En este sentido entre los objetivos estratégicos de numerosas universidades (Lobato & Ilvento, 2013) figura la voluntad de desarrollar acciones tutoriales para el alumnado, adoptando las mejores prácticas de las  universidades del mundo.

4.- Modelos de tutoría  en los países europeos

La complejidad del sistema formativo impone saber elegir entre los modelos según el contexto concreto universitario, las necesidades de los estudiantes y los recursos disponibles, adaptando el modelo a la singularidad de la institución formativa.

La implantación y organización de la acción tutorial en las instituciones de educación superior europeas ha dependido de no sólo de los contextos y tradiciones universitarias sino de los impulsos legislativos y de las iniciativas particulares de universidades. De ahí la diversidad de modelos, de estructuras organizativas, de niveles de implementación y de calidad de resultados (Bédouret, 2004; Berta & altri, 2008; González Alfaya, 2008; Lepage & Romainville, 2009, Lobato & Ilvento, 2013). En las universidades se pueden encontrar implementaciones de sistemas de acción tutorial que responden a alguno de estos modelos.

Tutoría académica o tutoría de materia

Es el sistema tutorial que rige institucionalmente en la mayoría de las universidades europeas y, sobre todo españolas y portuguesas. La tutoría  en el grado y posgrado  se caracteriza fundamentalmente porque cada docente es tutor de los estudiantes, generalmente un grupo numeroso, a los que enseña una materia, en un tiempo asignado semanalmente de permanencia en el despacho o lugar de tutoría. Ordinariamente es una tutoría individualizada y, sobre todo, en grupo muy reducido, a la que acude el estudiante libremente o de forma programada. Se entiende la tutoría académica como una acción de intervención formativa destinada al seguimiento –orientación y asesoramiento -académico de los estudiantes y que se desarrolla en el contexto de la docencia de cada una de las asignaturas que un docente imparte.  El docente de la asignatura deberá diseñar, planificar y llevar a cabo esta actividad como parte de su función docente. La finalidad es atender al estudiante sobre todo en la comprensión y aplicación de la materia, el seguimiento en su proceso de aprendizaje, el asesoramiento en  la elaboración de trabajos (informes, investigaciones, tesis…), la resolución de proyectos y problemas,  propuestos en el desarrollo de las competencias de la asignatura.

Además, en los últimos años desde la implantación de los nuevos planes de estudio, ha surgido también la figura del tutor del prácticum o prácticas profesionales cuyo rol viene delineado por ser un docente que asesora a un grupo reducido de estudiantes que realizan su periodo de prácticum en un centro profesional específico, según los estudios universitarios que realizan, y  evalúa el aprendizaje desarrollado generalmente a través de una memoria elaborada por el estudiante sobre el proceso llevado a cabo.  Los estudiantes acuden regularmente a las sesiones de tutoría, individuales o en grupos reducidos. No pocas de estas tutorías están basadas en planteamientos de investigación-acción, procesos reflexivos y aprendizaje experiencial que están dando origen a intervenciones tutoriales de profundo calado en el desarrollo profesional de los estudiantes universitarios.

Este modelo se ha enriquecido en numerosas universidades españolas con el establecimiento de sistemas de acción tutorial en la institución universitaria, dando origen a los denominados Planes de Acción tutorial (PAT). El PAT es un proyecto institucional, su desarrollo se lleva a cabo a través de las facultades. Cada facultad elabora su propio plan, en el marco fijado por la universidad, en consonancia a las necesidades de sus estudiantes y a la disponibilidad de sus recursos. Los planes integran las tutorías académicas realizadas normalmente por docentes en el marco del proceso de enseñanza-aprendizaje con otras acciones complementarias devenidas de diferentes servicios de apoyo, servicios de información, servicios de orientación y empleo, etc) en caminadas a favorecer ya sea la integración de los nuevos estudiantes en la vida universitaria como a la construcción de su proyecto formativo y la preparación de los futuros egresados a su inserción socioprofesional (Sanchez García & otros,2008). Los equipos técnicos de las universidades desempeñan un papel fundamental a lo largo de toda la intervención, tanto en la formación de los tutores y elaboración de materiales  y recursos como en la coordinación del proceso.

Aunque en los modelos de acción tutorial establecidos por las universidades se contempla la tutorización a lo largo del itinerario universitario del estudiante, en la mayoría de los casos el plan se centra en el primer año de estudios, el momento más dificultoso  y complicado para los estudiantes recién llegados  y donde el nivel de absentismo y de fracaso es mayor. En este aspecto coinciden numerosas universidades francófonas, italianas, portuguesas y suizas (Baudrit, 2002, Bédouret, 2004, Berta & altri, 2008, Lepage & Romainville, 2009; Sancho Sota & otros; Da Re, 2012).

Mentoring o Peer-tutoring

Es un modelo de tutoría surgido en el mundo anglosajón y desarrollado desde hace mucho tiempo en las universidades anglosajonas con relevante actualidad en el resto de las universidades europeas (Baudrit, 2000). La tutoría entre iguales es la ayuda prestada y desarrollada por  estudiantes del último curso del Grado (Licenciatura) o de Posgrado (Master o Maestría y Doctorado) a un grupo reducido (6-7) de estudiantes del primer año en el ámbito de determinados aspectos de la orientación, de los aprendizajes y de la integración en la vida universitaria a lo largo de un curso académico.

Es una estrategia para llevar a cabo la función tutorial, ante una masificación de estudiantes o una carencia de suficiente número de profesores para desempeñar las tareas propias de dicha función. La responsabilidad y coordinación de estos tutores-estudiantes recae en un docente dependiente de la Unidad de Acción Tutorial o el Servicio Tutoría de la facultad o del Servicio de Información y Orientación de la Universidad.

Ha sido implantado, con algunas variantes, en las universidades francófonas (Baudrit, 2002) así como más recientemente en algunas instituciones universitarias italianas (Berta & altri 2008) y españolas (Garcia Nieto & otros, 2004) con eficaces y comprensivas propuestas de asesoramiento en el contexto universitario.

Entre los objetivos a conseguir con esta intervención destacarían: Favorecer la integración en la vida universitaria de los estudiantes de 1º año universitario con informaciones y orientaciones  en asuntos académicos y sociales, Fomentar la superación de determinadas dificultades en el aprendizaje y maduración de competencias de metodología y trabajo universitario, estilos de aprendizaje; Promover la configuración del proyecto de formación en el estudiante, la elección de la optatividad, la complementariedad y la orientación hacia metas de aprendizaje; Potenciar el desarrollo personal y social: competencias sociales y participativas, autoestima; Proporcionar atención a la diversidad de estudiantes específicos (extranjeros, discapacitados etc.); Posibilitar la conexión con otros servicios de apoyo universitarios para estudiantes.

En Francia este modelo tutorial está generalizado  en todas las universidades para los estudiantes de primer curso, con la denominación de  tutoría de acompañamiento metodológico y pedagógico. Se concibe como una ayuda a los aprendizajes con el fin de favorecer el éxito de todos los estudiantes: ayudar en el trabajo personal del estudiante, al trabajo de documentación, dar apoyo a las técnicas de autoevaluación y  de auto-formación, permitir establecer relaciones de proximidad entre los estudiantes y los profesores (Baudrit, 2002).

Tutoría integral

El Reino Unido cuenta con una arraigada tradición en el ámbito de la tutoría universitaria, sobre todo en los Colleges, preocupándose por un ejercicio de la tutoría docente, que forma parte inexcusable de la formación universitaria  que revierte sobre todo en una orientación personal y vocacional del estudiante.  Un profesor ejerce la tutorización de un grupo reducido de estudiantes durante toda su trayectoria universitaria, atendiendo tanto a dimensiones personales como académicas y profesionales. Así, la actual forma de entender la tutoría en la prestigiosa universidad de Oxford, podría traducirse de su página web, según la siguiente referencia: El sistema de enseñanza en el college se imparte por un tutor (normalmente un docente) a grupos muy pequeños. A través de las tutorías, los estudiantes desarrollan la cualidad de independencia y pensamiento crítico, habilidades de análisis y resolución de problemas, y destrezas de argumentación tanto en comunicación escrita como oral (Baudrit, 2002).

El modelo de tutoría integral atiende a las dimensiones: académica, profesional y personal del alumno de un modo global. Es posiblemente el modelo más completo puesto que impulsa el desarrollo integral del alumno, en sus facetas: intelectual, personal y profesional. No obstante, es un modelo que tiene numerosos requerimientos: formación del profesorado en acciones de orientación, equipos de apoyo (gabinetes de orientación...), etc.

Dada la amplitud de acción de este modelo, requiere una gran dedicación y preparación por parte del profesorado. El número y la complejidad de roles a desempeñar por el profesor exigen una amplia formación a la vez que plantea la necesidad de contar con una red de servicios de apoyo.

5.- ¿Qué ha supuesto para la innovación educativa en las universidades?

La institucionalización de una función tutorial un cambio de cultura y mentalidad en la concepción, en la organización y en los agentes universitarios.

- Un cambio en la cultura universitaria. Es una obviedad que en la universidad europea la tutoría está reconocida como un indicador de calidad educativa, integrada en el sistema educativo. A partir del análisis de la práctica en las universidades de diferentes países las diferencias se manifiestan fundamentalmente en la puesta en práctica de los modelos.

- Un desarrollo profesional  para el profesorado universitario. El desempeño de la función tutorial demanda una formación en competencias en las que hasta ahora normalmente no ha sido preparado. Competencias profesionales que exigen el desarrollo de unas actitudes fundamentales y el dominio de unas habilidades con la aplicación de un amplio bagaje de estrategias y técnicas de carácter psicopedagógico. A la luz de lo expuesto difícilmente, por no decir imposible, se puede adquirir tal formación con un cursillo de 15 o 20 horas sobre la tutoría. Es necesario plantear un proceso formativo que conlleva la planificación de diversos cursos teórico-prácticos donde los tutores adquieran los aprendizajes requeridos para el desempeño de su importante labor.

- La implantación de la tutoría en la universidad ha contribuido a un cambio de cultura, que la enseñanza y la investigación forman parte de una misma tarea y estándares.  Una enseñanza entendida como investigación (scholarship of teaching) apuesta por la necesidad de investigar la enseñanza en cualquier área del conocimiento- no sólo la psicológica o educativa- para promover la calidad de la formación. La práctica tutorial ha originado abundantes procesos de experimentación, observación, seguimiento y evaluación, con criterios de investigación evaluativa. En ese sentido  esta actividad es considerada scholarship, porque posee las  tres características que Shulman (2004) le atribuye: ser pública, ser susceptible de revisión crítica y evaluación, y ser accesible para el intercambio y uso por otros miembros de la propia comunidad universitaria.

- Un cambio organizativo en el entramado universitario: facultades, servicios de apoyo y otros organismos. El órgano o cargo responsable encomienda a la unidad encargada de la formación del profesorado la preparación y convocatoria de cursos de formación en materia de Acción tutorial y a través de las facultades y Departamentos se anima al profesorado a inscribirse en ello. La implantación de la acción tutorial ha emanado de organismos derivados del equipo Rectoral, con la elaboración de un Documento Marco que fija las directrices que orientan los Planes de Acción Tutorial de cada facultad creado su en el contexto de la formación del área específica que se desarrolla. Estos planes han dado lugar a proyectos de innovación educativa que han promovido un proceso de cambio y mejorado graduado conforme a los resultados de las evaluaciones de resultados y procesos establecidos. La necesidad de establecer un sistema organizativo y funcional que permita la colaboración y la coordinación de las actividades orientadoras y de la acción tutorial entre los diversos agentes implicados: responsables, docentes, estudiantes y personal técnico y administrativo. La debida implantación y elaboración de Planes de acción tutorial específicos ha exigido la coordinación a nivel de facultad y/o a nivel de titulación a fin de conseguir la máxima eficacia verificada a través de una evaluación pertinente.

- Un cambio cultural en los mismos estudiantes. La enseñanza por competencias no sólo impone cambios que atañen a los roles docentes sino que van a afectar muy especialmente al planteamiento, ritmo y modalidades de aprendizaje en la que el estudiante ha de desarrollar sus tareas universitarias. Como también se impone establecer un contrato o convenio en torno al planteamiento del objetivo y de los contenidos de la tutoría entre el tutor y el joven estudiante universitario.

- El surgimiento y mejora de servicios de orientación con diversas funciones y contenidos así como otros servicios de apoyo al estudiante (Sánchez García & otros, 2009). La vertebración de la orientación, de la que forma parte la acción tutorial, conlleva el establecimiento de una organización bajo los principio de coordinación y colaboración entre las distintas instancias de las que el tutor no sólo ha de tener conocimiento sino estar en estrecha comunicación.

- Las tics en la tutoría. La introducción de la e-tutoría y del apoyo de campus o plataformas virtuales (Moodle por ejemplo) en la universidad para flexibilizar las tutorías, como una vía de comunicación con el alumnado y de transmisión de informaciones relevantes informaciones o complementarias, y para la supervisión simultánea del  trabajo de varios estudiantes (Moló & otros 2011). Esta vía ha resultado especialmente preferida por los alumnos a la hora de plantear sus dudas y cuestiones de tutoría mientras que las opciones abiertas por la tutoría individual no han sido excesivamente utilizadas.

6.- Conclusiones

En el periodo 2003-2012 la tutoría universitaria en sus diferentes modalidades, pero sobre todo en la de docente-tutor de materia y la de tutoría entre iguales,  ha crecido considerablemente en las instituciones europeas de Educación Superior. Las numerosas publicaciones en revistas académicas y en actas de congresos de experiencias innovadoras y de investigaciones evaluativas dan cuenta no sólo de la implantación generalizada, sino de su validez y eficacia formativas (Poellhuber & al. 2011). La tutoría se reconoce como un indicador de la calidad educativa en la Educación Superior (Vogel & al., 2007; Berta & al. 2008; Da Re, 2012). 

Sin embargo, el proceso de Bolonia con el lema "de la universidad al servicio de la sociedad" ha venido a significar de algún modo la universidad al servicio de las demandas del mercado. Los nuevos retos de formar a profesionales especializados en una universidad de masas, inevitablemente, cuestionan los ideales de la universidad moderna de la investigación de excelencia. La cuestión es si se debe alinear la formación universitaria a las necesidades del ámbito productivo o, paralelamente, contribuir a una formación más amplia que posibilite a los profesionales universitarios responder a los retos de una sociedad compleja y en cambio permanente.

Además, los orientadores y tutores en la universidad necesitan partir de una meta-perspectiva que incluya todas las competencias requeridas para conducir análisis sistemáticos de procesos complejos, interactivos y dinámicos con sus múltiples consecuencias, para identificar los parámetros de control pertinentes, para establecer una comunicación sistemática y eficaz con los estudiantes para ayudarles a desarrollar estrategias eficaces de resolución de problemas, de planificación de acciones, para afrontar con eficacia las situaciones, en definitiva, para proyectar y construir su vida en un mundo incierto (Savickas & al., 2009).

El acompañamiento en sus diversas modalidades, debe ser abordado en términos culturales y antropológicos, como un signo de los tiempos. En una sociedad cada vez más compleja, inmersa en crisis cada diez-quince años, el joven y el adulto incorporan esta doble inestabilidad y complejidad. La persona al sentirse falta de autonomía, necesita ser acompañada. Un acompañamiento al estudiante, entendido como una práctica educativa de individualización socializada que posibilita construir, elaborar, realizar y evaluar su proyecto personal y profesional considerado en todas y cada una de sus dimensiones y en su globalidad, en un contexto de complejidad, de cambio e incertidumbre ( Paul, 2009; Lambert, 2009; Lobato & Echeverría, 2004).

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Enviado: 12–11-2013
Revisión recibida: 21-10-2014
Aceptado: 11-11-2014