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Orientación y sociedad

versión On-line ISSN 1851-8893

Orientac. soc. vol.18 no.1 La Plata dic. 2018

 

AVANCES DE INVESTIGACION

Ampliando las posibilidades de reformular un proyecto en la vejez: una propuesta de abordaje

Franco Garritano* & Florencia Aldana Gastaminza
**

* Profesor en Psicología (UNLP). Participación en proyectos de investigación. E-mail: frangarritano182@gmail.com

** Profesora en Psicología (UNLP). Participación en proyectos de investigación. E-mail: florgastaminza@gmail.com


Resumen

Este trabajo consiste en la confección de una propuesta orientadora enmarcada en el trabajo en salud mental con adultos mayores, destinada a promover y acompañar la reformulación del proyecto identificatorio (Aulagnier, 1991) dentro de un dispositivo grupal. Partimos de una revisión crítica sobre los conceptos y concepciones que han consolidado determinadas maneras de entender tanto la vejez como los procesos que la circundan, para luego poder posicionarnos en una perspectiva actualizada y compleja que propicie propuestas innovadoras y estimulantes para el trabajo con adultos mayores. Este trabajo refiere específicamente a la labor orientativa encuadrada en la grupalidad y la participación conjunta, mediada por la transversalidad de los desarrollos en psicología y psicoanálisis, que permiten generar nuevas herramientas en el fortalecimiento de la Salud Mental en los ancianos. Este ejercicio conceptual y reflexivo decantó en una propuesta presentada a la dirección de un Centro de Día para Adultos Mayores de la ciudad de La Plata en el año 2017, la cual buscó fomentar un nuevo modo de abordar talleres de estimulación y actividades que produzcan cambios subjetivantes mediante la participación conjunta, la historización y la creatividad. Esta misma propuesta elaborada será retomada aquí como exponente de la convergencia entre un posicionamiento ético frente a la vejez, y la proposición de un enfoque innovador para el desarrollo de actividades estimulantes en una institución.


Palabras Clave: Envejecimiento – Historización – Subjetivación – Ética


Introducción

Las significaciones que han circulado, y aún circulan, en torno a la vejez, suelen adjudicarle una carga negativa,  postulando esta etapa de la vida como un periodo sesgado por la falta: de producción, de vitalidad, de posibilidades, de recursos, de aportes, de tiempo. Son usuales las concepciones sobre aquellos que atraviesan esta franja etaria como sujetos con posibilidades inventivas de hacer y pensar limitadas, intereses ya realizados y difíciles de incorporar en cambios radicales que caracterizan la contemporaneidad. Es decir, que históricamente, la mayoría de nosotros/as ha visibilizado a la vejez como un cierto tipo de cambio irreversible y desfavorable en concordancia a una declinación de las funciones vitales, que se comprende en un transcurso ligado al paso del tiempo (Ferrero, 1998). El concepto mismo de ancianidad aparece así como “lugar de llegada”, como estación terminal donde la única expectativa es la muerte (Petriz, 2007). El trasfondo recae en que la vejez es sentida como un micro-tiempo a ser transitado apaciguadamente, esperando un estado final inminente, anticipado por el deterioro y declinación, donde el foco y percepción social ya se centra en las generaciones venideras, en relación al legado que estos/as ancianos/as puedan regalar.

El análisis entonces ha estado centrado en el doloroso enfrentamiento entre el sujeto y una nueva dimensión que atraviesa al tiempo, al cuerpo y los roles sociales (Petriz, 2008). De este modo, el tiempo pasa a ser teñido de una finitud personificada muy vivamente, acotado al tiempo que queda por vivir. El cuerpo, por su parte, asume una nueva figuración por los cambios físicos, internos y externos, que provoca algunas restricciones así como impactos por la emergencia de  auto-imágenes desconocidas hasta entonces. Y del mismo modo, la cesación o disminución en funciones genitoras, proveedoras, laborales, etc. virando hacia estatutos más reservados en relación a los históricamente desempeñados, implica una nueva significación en los roles sociales.

Entonces concordamos en que ha habido históricamente una consideración negativizada y deficitaria del envejecimiento asociándose a involuciones, restricciones funcionales, procesos biológicos y como último tramo de la vida pronta a su fin, generándose así representaciones e imaginarios limitados y teñidos de prejuicios sobre las posibilidades inventivas de los/as gerontes. La potencialidad para obrar sobre su propia vida y la de sus pares dentro de los engranajes de una producción subjetivante y creativa, queda así neutralizada por criterios ligados a las pérdidas y no a las posibles transformaciones.

Los motivos políticos e históricos referidos a la causa de la consolidación de estas significaciones en torno a la vejez y fundamentalmente “los viejos”, exceden los intereses de este trabajo. No obstante, es menester rescatarlos porque son el motivo de las configuraciones clásicas y los vestigios de actuales sombras que siguen recayendo y operando sobre la potencia inventiva que anida en el proceso de envejecimiento.

Por el contrario, desde nuestra formación profesional en Piscología como agentes de Salud Mental, consideramos que el periodo de la vejez es un momento vital y fundamentalmente un proceso, donde se ponen en juego múltiples trabajos psíquicos dado que hay muchas novedades que tienen que ser elaboradas. Concebir al envejecimiento como un proceso y no como una etapa, implica no solo una consideración sobre la diligencia, dinamismo y valor acontecimental que tiene este momento vital, sino también una toma posicional ética de cara a reflexionar y obrar sobre un nuevo modo de trabajar y aprender de, por y con ellos/as. Es decir que optamos por una concepción dinámica, abierta y fundamentalmente expuesta a posibles resignificaciones y cambios de posiciones subjetivas dentro de las actividades desarrolladas en dispositivos grupales confeccionados específicamente para promover la potenciación de las posibilidades de los sujetos.

En función de estas consideraciones sobre el envejecimiento, tomamos homólogamente como un proceso también a la orientación, fundando así las dos aristas esenciales para diagramar las actividades. Partimos del enfoque teórico del Modelo Teórico Operativo en Orientación (Gavilán, 2006), el cual concibe a la orientación en un sentido amplio y abarcativo, entendido en términos de un proceso a lo largo de la vida que posibilita intervenciones en diferentes momentos de transiciones o cambios relacionados a problemáticas de elección para brindar respuestas a estas nuevas demandas y desafíos que se presentan en el contexto actual.

Esto no solo colabora con el paradigma de Salud Mental que busca propiciar las mejores y mayores posibilidades de elección y servicio sobre las dimensiones de salud y educación, sino que es un aporte a reposicionar socialmente a los/as gerontes como ciudadanos/as con derechos, posibilidades y fundamentalmente, un tiempo por venir no limitado a lo estático sino a lo productivo-inventivo desde la participación conjunta. Y al referirnos a la productividad e invención, hacemos mención a la posibilidad de aprender de ellos, de enlazar concepciones entre generaciones, experiencias y deseos mediante actividades conjuntas ya sean de carácter lúdico, formal, situacional, grupal, individual, etc. Del mismo modo, creemos que al pensar la “estimulación” que buscan fomentar estas instituciones, debe de ser entendida en todo caso no como el simple otorgamiento de experiencias que se amontonan o un simple incremento de recursos, sino que radica en un poder inventivo, creativo y capaz de producir un acontecimiento que funda lo que nunca antes fue, instaurando un nuevo orden subjetivo (Lewkowicz,1997).

Este enfoque nos permite pensar precisamente en nuevas estrategias y modalidades de intervención al momento de trabajar en instituciones de cuidado y de estimulación de adultos mayores, las cuales serán expuestas a continuación en el marco del proyecto mencionado anteriormente (presentado a un centro de día para adultos mayores de la ciudad de La Plata en 2017) como propuesta innovadora en el ejercicio de actividades y talleres.

Modelo Teórico Operativo en Orientación

El Modelo Teórico Operativo en Orientación define a la orientación como:

"el conjunto de estrategias y tácticas que emplea el psicólogo y/o psicopedagogo especializado en Orientación para que el orientado o sujeto de la Orientación, individual o colectivamente, mediante una actitud comprensiva, reflexiva y comprometida, pueda elaborar un proyecto educativo, laboral, personal y/o social a lo largo de la vida" (Gavilán, 2006: 194).

Se sustenta en tres ejes que conforman la clásica "trilogía orientadora" articulándose unos con otros (Gavilán, 1996): procesos, imaginario social y prevención.
En primer lugar, concebimos al proceso en sus tres aspectos de macroproceso, microproceso y proceso específico, que refiere a las distintas formas de intervenir desde  la orientación en la vida de los sujetos de manera individual y/o colectiva. Distinguimos así al macroproceso, que implica que el medio sociocultural influye en su elección y en su vida, por lo que el sujeto no elabora un proyecto aislado. El microproceso es definido en aquellos cortes significativos dentro del continuum, en los que  el sujeto debe realizar una elección. Y por último el proceso específico,  es aquella intervención llevada a cabo de manera individual o grupal con aquellos sujetos que necesitan una intervención más personalizada en el momento de la elección. 

En segundo lugar, la prevención incluye los tres niveles de  Gerald Caplan (1980), es decir, prevención primaria, secundaria y terciaria. La prevención específica y la prevención múltiple inespecífica son las estrategias elegidas para desempeñarse; la primera apunta a la prevención a partir del síntoma y la segunda está orientada a modificar aspectos que hacen al estilo de vida, hábitos y actitudes.

Por último, pero no menos importante, se incluye el imaginario social. Este se conforma por las significaciones imaginarias sociales, las cuales orientan y empapan a las instituciones, produciendo sentidos en la subjetividad de los sujetos sociales como fragmentos ambulantes de las mismas (Castoriadis, 1989). En este sentido, el imaginario produce modos de hacer, pensar y sentir de todos los ciudadanos, atravesados de discursos y expectativas.

Este modelo nos posibilitó pensar en los atravesamientos que implican a los/as gerontes en su devenir social, y desde el cual comprender las implicancias al momento de pensar en estrategias orientadoras en instituciones destinadas a potenciar y acompañarlos en movimientos de cuidado y estimulación-creación. En un tiempo donde  las ideas, representaciones y roles comienzan un rumbo resignificativo, las elecciones personales toman un estatuto diferencial desde el cual es posible obrar estratégicamente desde la salud mental, para que nuevas elaboraciones subjetivas, mediadas por la historización y la comunicación grupal, emerjan en disrupción a las clásicas concepciones que hasta los/as mismos ancianos/as se han acostumbrado a creer. Desde allí también se desprende la motivación hacia talleres y actividades terciados por la grupalidad y el reconocimiento mutuo, recuperando así los núcleos de la comunicación, la narrativa y el soporte social. La orientación entonces, queda sustentada en pilares políticos que asumen las dimensiones socio-históricas imaginarias que atraviesan el proceso de envejecimiento y en consentimientos preventivos de promoción en relación a la salud mental poblacional.


Proceso de Envejecimiento

Retomamos entonces la concepción de envejecimiento entendida como un proceso activo, dado que nos permite dar cuenta del entrecruzamiento particular y subjetivo de cada sujeto y su historia (Ferrero, 1998).  Todo esto implica una reorganización psíquica respecto a la revisión identificatoria que haga el Yo como instancia psíquica, a partir del trabajo de historización y el trabajo de duelo. Este proceso de reorganización es la posibilidad concreta de retomar contacto con las experiencias y creencias de vida en vistas de elaborar, subjetivamente y acompañado,  una síntesis singular para resignificar el momento vital donde se halla.

La especificidad del proceso de envejecimiento radica en que enfrenta a las personas a múltiples pérdidas asociadas con los baluartes narcisistas, vínculos, posiciones adquiridas socialmente, autonomía, etc., en un cuerpo que los confronta con el deseo inconsciente atemporal referido a lo que siente que quiere hacer y no puede. Es una etapa donde los duelos y cambios a realizar provienen de todos los frentes: el cuerpo, la posición social, la imagen, los vínculos, la relación al trabajo, los proyectos no realizados, etc.

En este sentido, el proceso de historización tiene un valor central en el procesamiento de los cambios que impone la vejez. El Yo tiene la tarea de transformar los documentos parciales de los recuerdos en una construcción que provea la sensación de continuidad temporal: “sigo siendo el mismo a pesar de los cambios”. La historia del sujeto permite establecer una relación entre el tiempo cronológico y el registro subjetivo, armando una historia coherente en la que se reconozca más allá de los cambios.

Para que ese trabajo psíquico sea posible, es necesario que en la sociedad se brinden espacios para la reconstrucción identificatoria, que permita que la vejez no sea vivida como una “etapa”, angustiante, inerte,  ligada a la imposibilidad y limitación históricamente concebida. Es en este sentido, que el quehacer de los/as psicólogos/as cobra un valor pertinente e innovador para diseñar estos espacios que propicien y habiliten la creación de nuevas formas. Mediante el abordaje pensado y pensante sobre el proceso que transita y atraviesa los sujetos, es posible configurar espacios inventivos para la memoria espiritual y narratividad de las formas de existencia vividas e imaginadas por vivir, en un dispositivo que favorezca el comunicar y el compartir como ejes dialecticos sobre la psique en su proceso de historización.


Los/as psicólogos/as en el campo de los gerontes

El estudio sobre la vejez, desde el siglo XX, ha tomado gran relevancia desde las distintas disciplinas dado que el envejecimiento poblacional, es un factor que plantea nuevos escenarios y desafíos a la ciencia y a la sociedad en general, convocando tanto la producción de conocimiento científico como la implementación de medidas políticas que acompañen. 

La psicología no es ajena a estos nuevos descubrimientos e intentos de abordar el proceso de envejecimiento, y es desde esta posición enmarcada desde el paradigma de la complejidad, que el rol de los/as psicólogos/as se vuelve esencial para aportar al bienestar y desarrollo de la población, siempre posicionados desde un abordaje ético interdisciplinario y apuntando al diseño de estrategias integrales.

En los últimos años, se han diversificado y ampliado los recursos y espacios de intervención en donde los profesionales de la salud mental están incidiendo. Los/as psicólogos/as, desde los aportes de Santamaria (2004: 9), cuentan con diversas áreas de intervención y participación posibles:

  • Evaluación funcional, cognitiva, psico-afectiva, social y de la personalidad.
  • Psico-estimulación, validación y terapia de orientación a la realidad con   personas que sufren deterioro cognitivo y/o demencia.
  • Intervención en residencias y Centros de Día.
  • Apoyo psicológico en cuidados paliativos.
  • Evaluación y rehabilitación neuropsicológica del lenguaje y otras funciones cognitivas.
  • Programas de entrenamiento de la memoria.
  • Programas de entrenamiento en habilidades sociales y emocionales.
  • Grupos de apoyo emocional con familiares de Enfermos de Alzheimer y otras patologías crónicas.
  • Tratamiento de la incontinencia y trastornos del sueño.
  • Selección, formación y prevención del estrés en cuidadores profesionales.
  • Información, formación y apoyo emocional de cuidadores informales.
  • Programas de Psicomotricidad, Musicoterapia y Expresión Corporal.
  • Terapias de Reminiscencia y validación. 
  • Tratamiento ambiental de síntomas demenciales (desorientación, deambulación, delirios, alucinaciones)
  • Evaluación de ambientes institucionales.
  • Prevención y afrontamiento del suicidio y la depresión geriátrica (modelos conductual, cognitivo conductual, interpersonal, psicodinámico).
  • Diseño, planificación y evaluación de programas sociales (apoyo social, voluntariado, convivencia intergeneracional.

La posibilidad también presente de intervenir en residencias y centros de día asoma como el fundamento que nos permitió pensar en realizar aportes para la práctica y teoría en el campo de los gerontes en general, y en una institución funcionando como centro de día en la ciudad de La Plata, en particular. Las herramientas y posibilidades para intervenir son muy diversas y están sujetas a las particularidades de la institución y los/as destinatarios/as. En base a nuestras expectativas y las pretensiones de las autoridades del hogar de día, se emprendió un estudio en equipo para confeccionar las actividades, talleres y medidas más viables a ser desarrolladas en vistas del aporte sobre la orientación y salud mental de los usuarios del centro.

Proyecto presentado a Centro de Día para Adultos Mayores en la Ciudad de La Plata en el año 2017

Partimos de concebir la especificidad de los centros de día, como dispositivos propios de la sociedad actual, que buscan alejarse de concepciones más “depositarias” y asistenciales propias de los geriátricos, asilos, residencias y otras instituciones modernas clásicas. Los centros de día se encuentran destinados a la alimentación, control y mantenimiento de la salud, higiene y recreación ambulatoria de adultos mayores con autovalidez o dependencia media. El objeto de estos establecimientos se funda en evitar prolongadas internaciones a fin de impedir la desvinculación del mismo de su núcleo familiar y/o social.

El lugar que ocupa el equipo de psicólogos/as en esta institución en particular, consta de una asistencia de dos días semanales, en franjas de 6hs divididas según el taller a desarrollar. Las funciones desempeñadas se acotan al despliegue de los talleres grupales y las actividades implicadas, así como su planificación y evaluación posterior. Las tareas referidas al traslado, disposición y convocación son realizadas junto al personal de enfermería y asistencia con que cuenta la organización. Del mismo modo, los profesionales de enfermería así como el médico transitorio, son partícipes del proceso de evaluación final para contar con sus respectivas opiniones dada su formación, actividad particular y tiempo que transcurren con los usuarios.


Fundamentación de los talleres

Los talleres ofrecidos para el Hogar de Día se constituyen con el objetivo de que sean espacios para que los gerontes puedan reconstruir su proyecto identificatorio, dirigiéndolos a investir nuevos deseos, en sintonía con un grupo de pares y profesionales acompañándolos.

Desde nuestra concepción teórica, el aparato psíquico es concebido como un sistema abierto con tendencia a la auto-organización, es decir, es una construcción a lo largo del devenir. El sujeto no se constituye de una vez y para siempre, ni en su infancia, ni cuando adquiere una identidad más o menos estable en la adolescencia. La permanencia y el cambio es lo que atraviesa al ser en el devenir en todas las etapas de su vida. Específicamente en la vejez, se apuesta a que los sujetos puedan vivir el “plus de vida” como una temporalidad activa, otorgándole valor a ese tiempo invistiendo un proyecto que los mantenga ligados a contenidos de vida y sentido.

El valor de los talleres como modalidad de abordaje, radica en su despliegue novedoso, distendido, con múltiples variables para poner en juego, generando sentimientos de compromiso y solidaridad, dinámico y convocante. Su estructura busca ser vanguardista respecto a otros dispositivos por la gran cantidad de recursos que se pueden utilizar posibilitando la innovación constante, la modificación y fundamentalmente, la posibilidad brindada a los mismos sujetos para que creen y desplieguen el mismo espacio.

De este modo, consolidamos dos características esenciales de todo lo señalado anteriormente que conforman a los talleres propuestos. Por un lado, la posibilidad de incluir múltiples talleres que apunten a diversas áreas de interés (música, manualidades, literatura, teatro, etc.) a ser desarrolladas, y a su vez, diferentes formas de implementarlos. Por otro lado, la existencia de ejes transversales a partir de los cuales se diseñan todos los talleres y que servirán como brújulas para orientar y sostener la dinámica de los mismos.

Estos últimos ejes, se conforman por:

  • Habilitar el trabajo de historización.
  • Favorecer el despliegue de la identidad narrativa
  • Promover el despliegue creativo.
  • Fortalecer el sentimiento de pertenencia al Hogar de Día y grupo de pares.
  • Generar un espacio innovador de comunicación y aprendizaje compartido.

Diseño y Planificación de los talleres

El diseño y planificación de los talleres se desarrollarán teniendo en cuenta los procesos psíquicos que se ponen en juego en el proceso de envejecimiento, para poder funcionar como un espacio que pueda potenciarlos. Asimismo, el diseño estará asentado sobre nuestro conocimiento pedagógico, formación y desempeño profesional en tanto docentes.  Esto garantiza una perspectiva de abordaje fundamentada en aportes y técnicas especialmente construidas para tener la capacidad de planificar considerando en primer término la especificidad de los/as destinatarios/as y sus necesidades.

Más allá de las circunstancias que hacen que ancianos y ancianas lleguen al Hogar de Día (sean decisiones elegidas o no consensuadas), el objetivo fundamental es captar el interés y la motivación, el deseo siempre operante, para generar una experiencia rica y positiva en la institución. La situación de desconocimiento o pérdida de sentido acerca del por qué se está ahí, puede profundizar en el viejo aquellas ideas de: la vejez como un periodo de declinación, deterioro; las ideas personales como “una carga”, molestia; ideas sobre la institución como un “depósito”.

Por el contrario, al centrarnos sobre el deseo y el sentido de estar allí singular de cada geronte, se pretende que asistir al Hogar se constituya como un nuevo acto de autonomía, produciendo que ellos mismos deseen ir, encontrando cada uno la motivación subyacente que los convoque a construir nuevos proyectos.

La planificación de los talleres tiene que ver con este marco teórico. Sin embargo, están abiertos a sufrir modificaciones en función de cómo funcionan en ese grupo particular y sus singularidades. Se pretende realizar evaluaciones sobre cómo se sintieron en el taller, qué cambiarían, y se propondrá que ellos/as mismos/as desarrollen sus ideas para el diseño de futuros talleres.  

Para finalizar y respecto a las temáticas que constituirían los talleres, enumeramos una serie de alternativas que consideramos propicias para desarrollar, a partir de nuestros conocimientos, aptitudes y experiencias previas:

  • Arte Decorativo”: trabajos con pintura, porcelana fría, collages, técnicas en madera, etc. y demás materiales, en promoción de la motricidad y confección de figuras significativas.
  • Olimpiadas Mensuales”: “dígalo con mímica”, juegos de memoria y conocimiento general, juegos de mesa, cartas, prode, etc.
  • Cine Charlado”: proyección de películas y posterior puesta en común de opiniones y reflexiones, mediante debates abiertos y discusión sobre ejes centrales.
  • Enguionados”: teatro leído y puesta en escena de fragmentos teatrales para todos/as los/as interesados/as, en búsqueda de una activación corporal-narrativa explícita que evoque la imaginación.
  • Volvamos un ratito”: confección de cuaderno personal con historias, recuerdos, fotografías, papeles simbólicos, firmas, etc., como materialidad concreta de su historia y la memoria personificada en un formato apto para el compartir gráficamente y  elaborar creativamente.
  • Cuentos que te cuento”: lectura oral general de cuentos cortos (posteriores producciones sobre el mismo); invención de cuentos y poesías propias (individuales y grupales); imaginación y relajación, etc.
  • Movimiento de Encuentro”: estimulación corporal a partir de bailes, juegos, técnicas grupales de caldeamiento, movimientos coordinados, etc.
  • Expresión Musical”: técnicas de estimulación sonora y musicalidad, identificación de ritmos y sonidos, canto, producciones grupales mediante música instrumental utilizada en otros talleres señalados, etc.

Estructura de los talleres

Cada taller contará con 3 momentos: inicio, desarrollo, cierre y evaluación. La duración de los mismos y la disposición espacial a utilizar, están sujetas a las disposiciones del establecimiento con posibilidades de flexibilizar la modalidad a los requerimientos. A su vez, la planificación específica de cada taller sería enviada con anticipación a los directivos para su revisión y aprobación. Sin embargo, en líneas generales, los momentos propuestos constarían de:

  • Inicio:

En el inicio se realizarán actividades novedosas para la presentación de los/as participantes y talleristas. Asimismo, se crea un ambiente distendido favoreciendo las condiciones para que todos participen, la animación y la cohesión del grupo. Se clarifica la finalidad del encuentro y la propuesta.

  • Desarrollo:

Se pone en marcha la actividad específica, haciendo un seguimiento de cómo se va desarrollando y buscando la dinámica más apropiada posible. La intención es que a lo largo del despliegue de la actividad en cuestión, los gerontes se sientan cada vez más cómodos y puedan apropiarse de la misma, proponiendo intervenciones e innovaciones.

  • Cierre y Evaluación:

Evaluación donde todos/as opinen sobre la dinámica grupal, la calidad de producción del taller y la coordinación. Para finalizar se propone una síntesis de lo trabajado, con exposición en común de las producciones. También se propone un intercambio de opiniones, donde se buscará promover preguntas abiertas para que los gerontes puedan manifestar sus sentimientos respecto al taller, a cómo se sentían antes, qué esperan de los próximos encuentros, qué cambiarían, etc., apelando a que los talleres son espacios comunitarios creados y recreados por todos/as juntos/as.

Reflexiones finales

Como ultima mención, nos parece relevante resaltar que lo que aúna a todos los talleres, en su heterogeneidad y diversidad de actividades que atraviesan, es que apuntan al sentido fortalecedor de la identidad narrativa (Iacub, 2011). La misma ofrece una integración de significados y sentidos de sí mismo, que le permite al sujeto verse como un todo coherente en un devenir atravesado por cambios, pérdidas, mutaciones, etc. La identidad narrativa permite elaborar las novedades y explicar los modos en que un sujeto evalúa los cambios que producen discrepancias en la identidad, otorgando un sentido de continuidad, que en este dispositivo particular, permite articularse con la experiencia compartida y grupal.

Es por ello, que los talleres propuestos se configuran como una alternativa innovadora, en la cual se produce el entrecruzamiento de las dimensiones de la orientación y el proceso de envejecimiento en una dialéctica que produce movimientos subjetivantes. La psicología tiene mucho que aportar desde su implicación en la salud mental y los momentos evolutivos a lo largo de la vida, dado su compromiso ético y disciplinar con los fenómenos sociales que atraviesan los tiempos actuales.

Consideramos que nuestro aporte a la comunidad terapéutica y orientativa en salud mental, puede  derivar de nuestra propuesta particular –si bien no inédita en el marco de reformulaciones y ampliaciones terapéuticas actuales- como aporte para pensar intervenciones específicas dentro de las instituciones que se van resignificando en el contexto actual. Desde nuestra perspectiva y pensamiento crítico sobre el ser y hacer de los/as psicólogos/as, apuntamos a promover experiencias y proyectos en armonía con esta nueva cosmovisión ética, política y fundamentalmente social para revalorizar el proceso de envejecimiento a nivel poblacional e institucional.

Enviado: 5-5-18
Revisión recibida: 6-7-18
Aceptado: 10-8-18

 

Referencias

1. Aulagnier, P. (1991). “Constuir(se) un pasado”. Revista de psicoanálisis de APdeBA, Vol.XIII, Nº 3.

2. Caplan, G. (1980). Principios de Psiquiatría Preventiva. Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]

3. Castoriadis, C. (1989) La institución imaginaria de la sociedad. En: El imaginario social. Montevideo: Ediciones Nordan Comunidad.         [ Links ]

4. Ferrero, G .A. (1998). Envejecimiento y vejez, nuevos aportes. Cap. 1, 2, 3 y 4. Buenos Aires: Atuel.         [ Links ]

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9. Lewkowicz, I. (1997). La historización en la adolescencia. Buenos Aires: Cuadernos de A.P.deB.A.         [ Links ],

10. Petriz, G., Bravetti, G., Canal. M (2008) “Tiempo, temporalidad, finitud en el sujeto mayor”. En Perspectivas vinculares en Psicoanálisis Las prácticas y sus problemáticas. Buenos Aires: Publikar

11. Petriz, G. (2003). “Proceso de envejecimiento: transformaciones en la subjetividad”. En Nuevas dimensiones del envejecer: Teorizaciones desde la práctica. La Plata: Ed. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, UNLP.

12. Petriz, G. (2007). “El envejescente en el mundo actual; nuevos interrogantes. Viejos problemas. Una mirada desde la Psicología”. En Ver y vivir la ancianidad. Hacia el cambio cultural. Buenos Aires: Fundación Navarro Viola.

13. Santamaría Montavillo, J.L (2004). Rol del Psicólogo en gerontología: El psicólogo en el proceso de envejecimiento. Vejez y calidad de vida. Documento elaborado por el COP de Bizkaia. http://www.copib.es/pdf/Vocalies/Envelliment /El%20rol%20del %20Psic%C3%B3logo%20en%20el%20Envejecimiento.pdf
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