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Orientación y sociedad

versão On-line ISSN 1851-8893

Orientac. soc. vol.19 no.1 La Plata set. 2019

 

AVANCES DE INVESTIGACION

RELACIONES ROMÁNTICAS EN ADOLESCENTES CHILENOS: Una dimensión emocional necesaria en el desarrollo humano1

Alejandro Villalobos Clavería

Profesor asociado, Universidad de Concepción, Facultad de Educación, Dpto. de Ciencias de la Educación, Chile. E-mail: avillalo@udec.cl


Resumen

Este trabajo cuestiona los actuales programas de educación de la sexualidad y afectividad adolescente del sistema escolar chileno, pues no considera la existencia de las relaciones románticas como una dimensión previa y sustrato básico del posterior desarrollo afectivo del ser humano. En la comprensión de esta problemática se asume el modelo de la teoría triangular de Robert Sternberg y sus categorías heurísticas.

En este estudio se expone un análisis de las relaciones afectivas de adolescentes de la Región del Biobío, mediante la aplicación de un cuestionario con 38 preguntas a una muestra de estudiantes de establecimientos municipales y particulares subvencionados. Los resultados permiten afirmar que predominan aspectos afectivos, idealizados y sin mayor compromiso erótico-sexual.

Se espera que el producto de este estudio ayude a redireccionar el proceso educativo; por lo tanto, surge la necesidad de una mirada educativa, orientadora, formativa e integral, tendiente a fortalecer el desarrollo de los alumnos de enseñanza media, ya que los actuales programas de sexualidad y afectividad no responden a sus necesidades e inquietudes juveniles acordes a la etapa de descubrimiento y crecimiento en que se encuentran estos sujetos.

Palabras clave: Amor; adolescente; orientación educativa; afectividad; educación de la sexualidad.

Resumo

Este trabalho questiona os atuais programas de educação da sexualidade e afetividade adolescente do sistema escolar chileno, dado que não considera a existência de relações românticas como uma dimensão prévia e substrato básico do desenvolvimento afetivo do ser humano. Na compreensão deste problema, assume-se o modelo de teoria triangular de Sternberg e suas categorias heurísticas.

Neste estudo apresenta-se uma análise das relações afetivas de adolescentes na região do BíoBío, aplicando um questionário com 38 questões a uma amostra de estudantes de estabelecimentos municipais e de particulares subvencionados. Os resultados permitem afirmar que predominam aspectos afetivos, idealizados e sem maior comprometimento erótico-sexual.

Espera-se que o produto deste estudo ajude a redirecionar o processo educativo; portanto, surge a necessidade de uma visão educacional, orientadora, formativa e integral, voltada ao fortalecimento do desenvolvimento de alunos do ensino médio. Porém, os programas atuais de sexualidade e afetividade não respondem às suas necessidades e preocupações de adolescentes.

Palavras chave: Amor; adolescente; orientação educacional; afetividade; educação em sexualidade.



El contexto del estudio

En los últimos 50 años la sociedad chilena ha vivido grandes tensiones y conflictos en su desarrollo sociocultural que han impactado en el sistema escolar. Así, por ejemplo, se reconoce el aumento de la matrícula y su masificación, la incorporación de diversos sectores sociales excluidos, el aumento de años de escolaridad obligatoria, la búsqueda de certificación de competencias laborales de sus egresados, así como también, la expansión tecnológica (computadoras, celulares, etc.), la digitalización de las costumbres nacionales y/o su reemplazo por modas tecnológicas, la búsqueda de la transformación de la práctica didáctica, el cambio de los hábitos de estudios de los escolares, etc. Todo esto ha ido generando un ambiente disfuncional, crítico y repleto de incertidumbre para los integrantes de la comunidad escolar, que se reconoce en una mala convivencia con problemas como embarazo juvenil, drogas, alcoholismo, que, a su vez, los medios de comunicación social se encargan de difundir y exagerar. La misma situación también se evidencia en el desarrollo sexual precoz de un gran número de estudiantes adolescentes, quienes suelen iniciar su vida sexual sin la presencia de aspectos románticos, propios de una relación afectiva, hipótesis de trabajo que ha motivado la ejecución del presente estudio, ya sea para confirmar dicha política educativa o para su eventual refutación.

Ahora bien, la actualidad del presente estudio se evidencia no solo en el reconocimiento de la labor orientadora que se requiere ejercer en las aulas escolares, sino también en la necesidad de ofrecer una perspectiva más integral, valórica y humana, que se asocia a un enfoque pedagógico de las emociones, como un paradigma más pertinente y contextualizado para esta generación posmilenio.

El amor como dimensión humana ha sido preocupación, no solo de poetas, literatos y enamorados, sino también de filósofos, teólogos y científicos. En este sentido, el sentimiento amoroso ha sido el motivo central de innumerables estudios, investigaciones y reflexiones, que es imposible de abordar en su totalidad, pero que se reconoce en la vivencia personal e intrapersonal de quien lo experimenta (o sufre). Nadie ha podido escapar a su influencia y para muchos autores ha sido el motor o explicación final de las diversas situaciones que se presentan en la vida humana, ya sea a nivel personal, grupal, o colectivo (Badiou, 2011).

Esta misma actitud se percibe en el desarrollo afectivo y espiritual del sujeto adolescente, donde abundan los diarios de vida, cartas de amor nunca enviadas, poemas, cuentos y relatos breves que representan el amor, la pasión y el encuentro amoroso de dos personas que se unen para complementarse. Pero esta situación no está exenta de dificultades o confusiones, ya sea porque es muy personal y privada o por no tener claridad sobre la naturaleza y magnitud de la expresión amorosa.

En este proceso de autocomprensión amorosa, el adolescente lee libros, novelas románticas, cuentos de príncipes, hadas y vampiros; también busca en la poesía, en los mitos, las leyendas, o en la tragedia, aspectos o facetas que lo ayuden a entender este sentimiento inicial. Al mismo tiempo, ve películas, escucha música, asiste a charlas sobre educación sexual, conversa y pregunta sobre sus inquietudes amorosas, sobre la dimensión sexual, se formula proyectos de vida en común con esa persona soñada o busca información en internet. Esta es la dimensión romántica del amor adolescente, motivo principal de esta investigación.

A pesar de todo esto, del cúmulo de informaciones, datos y teorías, el sujeto adolescente sigue con dudas, confusiones e incertezas sobre la naturaleza y el sentido del amor, por lo que termina preguntando o buscando consejos en adultos significativos de su entorno, ya sea en los padres, profesores, amigos, hermanos, vecinos, el orientador o psicólogo escolar, el sacerdote o pastor de su establecimiento, entre otros.

Con base en el contexto descrito en los párrafos precedentes, el presente estudio busca comprender y analizar la actual problemática del desarrollo afectivo y sexual de los adolescentes chilenos, inquietud que surge de la acción orientadora del profesor cuando debe educar en la afectividad y sexualidad a sus alumnos, dentro de un enfoque educativo integral, inclusivo y de calidad, desafío incompleto cuando no se reconoce la existencia de un amor romántico en los jóvenes, sustrato principal del posterior desarrollo afectivo y sexual del individuo, lo que constituye la tesis principal del presente trabajo.

Planteamiento del problema

Hoy en día existe la necesidad de orientar a los adolescentes en el ámbito afectivo y sexual, dado que en esta etapa surgen las preocupaciones sobre el amor y el sexo, que posteriormente definen la identidad sexual de cada individuo.

En las unidades educativas, el profesor jefe, quien es orientador de sus estudiantes, frecuentemente no cuenta con las herramientas idóneas y el tiempo necesario para aconsejar a los educandos en este proceso de tránsito hacia la madurez, a pesar de las indicaciones de las políticas públicas sobre estos ámbitos y de programas específicos acerca de estas problemáticas juveniles.

Se estima que tales iniciativas pedagógicas no responden a las inquietudes adolescentes, pues no explicitan un factor estimulador de la expresión afectiva y sexual del adolescente como es el componente romántico de la relación amorosa. Esta situación lleva a plantear como problemático este desafío pedagógico y, a la vez, a buscar nuevos diagnósticos que focalicen la intervención en este ámbito, lo que justifica el presente estudio.

En otras palabras, esta investigación busca responder a los siguientes interrogantes: ¿se puede promover otro camino para la comprensión y la acción orientadora frente a la problemática del desarrollo de la sexualidad juvenil?, ¿existe en los jóvenes estudiantes una visión propia o idealizada del amor juvenil?, ¿cuál es la imagen del amor que tienen los estudiantes adolescentes chilenos de la Región del Biobío?, ¿se pueden entender las manifestaciones amorosas de los jóvenes según la teoría triangular de Robert Sternberg?

Antecedentes conceptuales y empíricos

El amor es una de las emociones más complejas e importantes para una persona y, tal vez, el principal motivo de dar sentido a la existencia humana.

Para los filósofos y teólogos, el amor es un término:

[…] para designar actividades, o el efecto de actividades muy diversas: el amor es visto, según los casos, como una inclinación, como un afecto, un apetito, una pasión, una aspiración, etc. Es visto también como una cualidad, como una propiedad, una relación. Se habla de diversas formas de amor: amor físico o sexual; amor maternal, amor como amistad; amor al mundo, amor a Dios, etc. (Ferrater Mora, 1994: 133).

En todos estos casos subyace una relación entre el sujeto enamorado y el sujeto amado que justifica dicho amor y lo complementa para ambos. A esta relación primaria se han asociado nuevas acepciones y significados del concepto de amor.

Algunos ejemplos de amor o de una relación amorosa son: el amor apasionado, el amor a la naturaleza, el amor físico, el amor vanidoso, el amor a la patria, el amor al dinero, el amor a los animales, el amor erótico, el amor carnal, el amor a la comida, el amor al confort, el amor caritativo, el amor a los hijos, a los amigos, etc.

En suma, es el amor o los afectos del sujeto, un verdadero sostén para enfrentar las vicisitudes de la vida de un individuo. Cuando una persona ama o es amada asume una mirada distinta de la realidad, con más fuerza, motivación de logro y serenidad en su quehacer cotidiano. Dicha circunstancia se vive en las primeras etapas de la vida humana, particularmente en la adolescencia, cuando las primeras relaciones afectivas tienen un carácter romántico y preparatorio para la posterior expresión sentimental, afectiva y sexual de los jóvenes.

Por cierto, se espera que en la adolescencia, la conformación de parejas ayude a consolidar habilidades sociales, a reafirmar su identidad personal y, por ende, a generar un apoyo emocional para enfrentar el proceso hacia la madurez (Furman, 2002; Sorensen, 2007).

Se habla de relaciones románticas en la adolescencia cuando predomina un contacto físico, basado en abrazos, besos, caricias, pero sin o con una escasa relación sexual. Sin embargo, hay mucho encuentro, diálogo y tiempo compartido entre la pareja o el grupo de pares, lo cual suele provocar los primeros conflictos de pareja (Connolly, Craig, Goldberg & Pepler, 2004; Sánchez, Ortega & Viejo, 2008).

En este tipo de relación afectiva predominan los sentimientos, el cariño y preocupación por el otro. Por eso, una relación romántica es necesariamente una relación sentimental, que se inserta dentro de un proceso de idealización y búsqueda de la pareja anhelada (Connolly, Craig, Goldberg & Pepler, 1999).

A nivel conceptual, uno de los autores que se ha destacado en la comprensión del fenómeno amoroso es Robert Sternberg, quien propone un modelo triangular del amor: intimidad, pasión y compromiso. Se trata de una teoría factorial y analítica que se puede aplicar al objeto de estudio de la presente investigación, pues logra identificar los principales componentes de la acción amorosa (Serrano Martínez & Carreño Fernández, 1993).

Sternberg en su libro La teoría triangular del amor: intimidad, pasión y compromiso (1988) propone una nueva forma de conceptualizar el amor que surge en una relación interpersonal. De esta forma, concibe al amor como el resultado de la interrelación de tres componentes: la intimidad, la pasión y el compromiso.

1. La intimidad: Se entiende como la creación de un espacio compartido de la pareja, situación resultante de la existencia de un sentimiento que promueve el acercamiento mutuo, la creación de un vínculo interpersonal y el deseo de dar y recibir afecto, cariño y el estar juntos. Los verbos que grafican este tipo de relación son: dar, recibir, compartir, comunicar, sentir, etc.

2. La pasión: representa el momento que permite la unión con el otro, donde se expresa el deseo afectivo, amoroso, y sexual por la pareja. Hay una fuerte necesidad de sentir y dar amor erótico y sexual, como también de vivenciar sentimientos románticos y espirituales de profunda comunicación y entrega de sí mismo al otro. Suele estar acompañada de una gran excitación psicológica, nerviosa y de complementariedad humana.

3. El compromiso: corresponde a la decisión de amar a la otra persona y de aceptar la responsabilidad que conlleva el cuidado y la mantención de dicha relación. Esta decisión implica mantener el romance en todo momento, en las circunstancias tanto agradables como adversas.

Estas tres dimensiones se pueden graficar en un triángulo o una matriz de combinaciones de las mismas para poder evaluar y comprender el tipo de amor que se vivencia en la pareja de enamorados, lo que puede ayudar en la consejería de parejas y en su intervención orientadora. 

De las diferentes combinaciones (intimidad, pasión y compromiso) se pueden generar siete formas distintas de amor, conceptualización que puede ser muy útil e interesante para aplicar en labores de una consejería orientadora y formativa de los establecimientos educacionales. Estas nuevas formas de amor se describen a continuación:

1. Cariño (intimidad): es la cercanía que se experimenta cuando se comparte la intimidad. No hay pasión ni compromiso, solo una cercanía que se reconoce en las verdaderas amistades, en las que hay un vínculo y una manifestación de afecto, sin connotación erótica o sexual.

2. Encaprichamiento (pasión): Es la pasión desbordada y que suele corresponder al amor a primera vista. No se reconoce compromiso ni intimidad previa en la pareja. Puede transformarse en una relación sexual pasajera o momentánea, sin consecuencias para este tipo de parejas.

3. Amor vacío (compromiso): Se reconoce en la unión de una pareja por algún tipo de compromiso (ya sea familiar, laboral, social, económico, etc.), donde no hay pasión ni una verdadera intimidad en ambos. Suele darse en los matrimonios arreglados, en parejas forzadas, en aquellas que tienen una larga historia, o que experimentan un proceso de desgaste en su convivencia, pues solo hay un amor vacío.

4. Amor romántico (pasión e intimidad): En las parejas románticas se reconoce una unión mediante el cariño y la pasión, hay un vínculo sustentado en la emoción que provoca la intimidad (cariño) y la pasión (contacto físico), pero no hay un compromiso de estar juntos por siempre. Suele darse en los amores de verano, por viajes o estadía en otro lugar; son relaciones de corta duración.

5. Amor sociable (intimidad y compromiso): son las parejas o matrimonios que se tienen un gran cariño y el compromiso de estar juntos, pero donde no hay pasión. Este tipo de relación representa la necesidad de estar juntos para compartir la vida y evitar la soledad. También suele confundirse con los sentimientos que provocan una amistad profunda y verdadera o  los lazos familiares; en ninguno de estos casos hay pasión ni deseo sexual.

6. Amor fatuo (pasión y compromiso): corresponde a parejas que tienden a enfatizar el valor del compromiso y a la pasión desbordante que surge en un determinado momento y lugar; sin embargo, no hay intimidad ni la cercanía necesaria para dar formalidad o estabilidad a dicha relación.

7. Amor consumado (intimidad, pasión y compromiso): Representa el amor ideal, es la forma completa y global del amor que permite la máxima felicidad y realización de los integrantes de la pareja. Suele ser la máxima aspiración de las parejas, pero que pocos consiguen alcanzar. Tal vez, la mayor dificultad de este tipo de amor lo representa el cuidado que se debe tener en su realización, dado que se puede transformar en un amor sociable o en un amor vacío.

En suma, Stenberg (1986), con su teoría triangular del amor, señala que las relaciones de parejas se constituyen bajo una lógica de tríada donde se encuentran presentes estas tres dimensiones, las cuales pueden ir variando según la historia de la pareja. Esto ayuda a explicar los eventuales conflictos y problemas que surgen en la vida sentimental de una pareja de enamorados, de los cuales no escapan las parejas románticas o sexuales de los adolescentes de hoy día.

Aspecto metodológico e instrumento

El presente estudio3 asume una naturaleza cualitativa, buscando la comprensión del sentimiento amoroso en jóvenes adolescentes que cursan estudios en algún establecimiento educacional de la provincia de Concepción, Región del Biobío (Chile).

En el diseño y construcción del instrumento se aplicaron las categorías conceptuales del modelo triangular del amor de Stenberg (1986, 1988), procurando que todas las preguntas elaboradas estuvieran asociadas a uno de sus componentes, es decir, si el interrogante planteado era de naturaleza relativa a la intimidad, la pasión o el compromiso.

El instrumento asumió el formato de un cuestionario-encuesta que se aplicó en línea a través de la plataforma SurveyMonkey, con un total de 38 preguntas diferentes, referidas a aspectos afectivos, sexuales, valóricos y actitudinales, buscando caracterizar la vivencia de estos jóvenes frente a la temática en estudio.

Cabe señalar que este instrumento tuvo una validación de jueces (tres expertos en orientación, psicología y pedagogía), así como también una aplicación piloto (dos estudiantes seleccionados), a fin de determinar su pertinencia, validez y aplicabilidad a dicha población destinataria del estudio. Posteriormente, el cuestionario optimizado fue aplicado a la muestra seleccionada de alumnos de establecimientos educacionales de la Región del Biobío de Chile durante el mes de abril de 2017. Los sujetos seleccionados fueron invitados a participar en el estudio, garantizando el respeto, la confidencialidad y el anonimato de sus respuestas.

Las respuestas fueron agrupadas en categorías para encontrar tendencias, a fin de describir el comportamiento adolescente frente a la problemática en estudio. Por otra parte, la tabulación de los resultados tuvo como único objetivo describir tendencias o identificar aspectos relevantes de la problemática en estudio a fin de facilitar la interpretación y comprensión de los datos obtenidos.

Resultados

La aplicación del cuestionario online permitió obtener estos resultados, que fueron agrupados en las siguientes dimensiones:


a) Descripción biográfica de la muestra:

Los participantes fueron 48 personas, 77,0% mujeres (37 estudiantes) y 22,9%, varones (11 alumnos), con un 93 % de las edades comprendidas entre 15 y 17 años. La mayoría se reconoce como católico (38,3%); 23,4 % son evangélicos, 2,1%, adventistas y  4,3 %, mormones.

Según el tipo de administración que posee el establecimiento educacional de los alumnos consultados, un 58,3% proviene de instituciones particulares subvencionadas y un 41,6% concurren a liceos municipales. En esta ocasión no se contactó a alumnos de colegios particulares pagos.

El 98% de los alumnos cursa la educación secundaria, cifra que se distribuye por cursos en los siguientes datos: un 10,4% corresponde a primer año medio; 37,5% pertenece a segundo año y un 25%, a tercer y cuarto año medio respectivamente.


b) Categorización y agrupamiento de las respuestas obtenidas:

Se procedió a aplicar el número de frecuencias de elección y el promedio ponderado para jerarquizar las respuestas dadas, con miras a descubrir tendencias y una mirada global de lo consultado. Dado el tamaño muestral y la selección de los participantes, no se aplicaron instrumentos estadísticos para un análisis cuantitativo de los resultados.

Los datos obtenidos fueron agrupados en grandes categorías, interpretativas del estudio: intimidad, pasión y compromiso, según la perspectiva analítica de Robert Stenberg (1986) acerca del amor.

1.- La intimidad: alude al origen del espacio amoroso compartido de la pareja juvenil, donde la existencia de algunos elementos comunes permite caracterizar esta dimensión en un caso de adolescentes. Por ello, hay referencias de naturaleza corporal, psicológica y social que ayudan a entender la expresión romántica de una pareja juvenil. En esta categoría se plantearon las siguientes preguntas:

a) “¿En qué te fijas cuando inicias una relación amorosa?” Los resultados obtenidos se agrupan en los siguientes indicadores, que fueron ordenados de manera decreciente, según un promedio ponderado: en la mirada (2,73), en cómo habla (2,67), en su olor corporal (2,63), en la inteligencia (2,56), en cómo escribe (2,10), en el físico (2,08), en la vestimenta (2,04), en los recursos (1,33) y en la popularidad (1,23), siendo el puntaje máximo 5.0.

b) “¿Qué tipos de cosas compartes con tu pareja?” Los elementos que unen a una pareja son: la diversión, comida, música, gustos, cine, problemas, estudios, viajes, miedos, trabajos escolares, deporte, tocatas, en ese orden de preferencias.

c)Si tienes un problema con tu pareja, ya sea en el ámbito afectivo o en la intimidad, ¿a quién recurres?” Ordenadas de manera decreciente las respuestas, según categorías dadas, fueron elegidas las siguientes personas: amigos/as, madre, hermano/a, padre, servicio médico (matrona), pastor o sacerdote, orientador, profesor. Nótese los últimos lugares asignados a los docentes, motivo para una próxima reflexión y estudio.

d) “¿Consumes alguna sustancia dañina junto a tu pareja?” Las respuestas fueron ordenadas según el grado de importancia otorgada. En primer lugar se ubica el alcohol;  como segunda opción aparece la marihuana; y por último, el cigarro. No se reconoce el consumo de estimulantes químicos (aerosoles, medicamentos, etc.).

e) “¿Te sientes atraído por personas de tu mismo sexo?”. Un 75% dice que no se siente atraído por personas de su mismo sexo;  un 16,6% responde afirmativamente, y un 8,3% no sabe qué contestar. Tales respuestas pueden estimular la adopción de una perspectiva de orientación sexual en la educación.

f) Frente a la eventual violencia en la pareja se plantearon dos preguntas, una de naturaleza psicológica y otra de índole corporal: La primera se refiere a si “cuando pololeas, ¿tu pareja te hace sufrir?”. El 72,3% de los participantes indica que no; un 10,6% señala que sí; y el 17,0% responde que no sabe. La segunda alude a si “durante el pololeo, ¿sientes que tu pareja te agrede?”.  El 84,7% dice que no, en tanto que el 6,5% indica que sí, y un grupo que representa el 8,7% responde que no lo sabe.  Tales aspectos  indican la necesidad de mejorar las habilidades comunicativas de las parejas de estudiantes.

2.-La pasión: es el momento que permite la unión con el otro, en el que suele expresarse el deseo afectivo, amoroso, y sexual por la pareja. Sin embargo, en el amor romántico de los adolescentes, estas características están asociadas al placer de estar juntos, a la felicidad que experimentan, a las expresiones de cariño, a los celos, al número de experiencias afectivas, entre otros indicadores de una pasión juvenil.

Al igual que en la categoría anterior, se plantearon diversas preguntas que buscaban dimensionar el inicio, desarrollo y expresión de la pasión amorosa en los jóvenes, aspectos que se describen a continuación.

a) “¿A qué edad tuviste tu primera experiencia amorosa?”.  Aproximadamente el 75% de los consultados tuvieron su primera relación amorosa antes de los 15 años. Por otra parte, algunos declararon que se iniciaron a los 8 años, mientras que aumentan las cifras en el caso de los que señalan la franja entre los 12 y los 14 años. Finalmente, solo muy pocos relegan a una etapa posterior, el período comprendido entre los 16 y los 19 años, la edad en que entablaron sus primeros romances.

b) “¿Cuántas relaciones amorosas/experiencias has tenido a la fecha?” La mayoría de los jóvenes consultados enumera entre dos y tres relaciones de pareja desarrolladas hasta el momento, pero el 73% afirma no haber tenido sexo con su pareja. Se trata de un dato interesante, que puede ser reflejo de una formación religiosa.

c) “¿Cómo mantienes la relación de pareja?” Las respuestas obtenidas se refieren a ciertas expresiones afectivas, que se ordenan de una manera decreciente en: demostrando cariño e interés por el otro; por la felicidad de estar juntos y compartir un proyecto en común; por amistad o costumbre de estar juntos; por el placer de estar juntos, sin compromiso; por un compromiso social o familiar (para conservar las apariencias); por una pasión pasajera (amor de verano); y, en último lugar, por rebeldía o capricho.

d) En cuanto a la felicidad vivenciada se plantean dos interrogantes. El primero, sobre la intensidad del sentimiento: “Cuando has estado en una relación amorosa, ¿te reconoces enamorado/a?”. Los sujetos consultados, en un 56,5% indican que sí, mientras que un 15,2% señala que no y otro 28,2% responde que no sabe. Estas cifras dan cuenta de  la necesidad de orientación y/o de un programa de consejería a dichos jóvenes. Una segunda pregunta fue sobre la felicidad: “¿Durante tu pololeo eres feliz?” El 89,3% de las respuestas son afirmativas; mientras que un 2,1% indica que no; y un 8,5%, que no sabe. Estas últimas cifras también son interesantes para la acción orientadora del profesor del curso.

e) Sobre el placer de estar juntos: “¿Disfrutas plenamente al estar con tu pololo/a?”. Un gran número (86,9%) responde que sí, pero un 4,3% indica que no, y el 8,7% reconoce que no lo sabe. Otra pregunta asociada fue “¿Te gusta escribir cosas románticas a tu pololo/a?”. Un 63 % contesta afirmativamente; en cambio, un 36,9% responde  en forma negativa.

f) Sobre la certeza de estar enamorado, se consulta a los jóvenes “En tu relación, ¿sientes celos por tu pololo/a?”. Las respuestas mayoritariamente señalan que sí,  en un 44,6%; en cambio, aquellos que no sienten celos por su pareja constituyen un 36,1%; en tanto que un 19,5% no sabe o no quiere contestar.

Finalmente, se incluyó una tercera categoría referida al compromiso que implica una relación de pareja.

3.- El compromiso: como ya se ha explicado, representa la decisión del amar a la otra persona y de aceptar la responsabilidad que conlleva el cuidado y la mantención de dicha relación. Para los adolescentes enamorados tiene que ver con la capacidad de proyectarse en un futuro próximo; la actitud, admiración y proyección que provoca el otro; el compromiso de fidelidad que se asume y el respeto que se tiene en esta relación romántica; entre otros indicadores posibles de estudiar.

De igual forma que para las anteriores categorías. se hicieron una serie de preguntas para conocer su opinión sobre estos aspectos en estudio.

a) “Si actualmente estás pololeando o lo estuvieras, ¿cuáles son tus proyecciones para tu actual relación o tu relación hipotética?” Los resultados también fueron agrupados en forma decreciente según promedio ponderado: hacer un negocio juntos, no tienen proyecciones, tener un hijo, matrimonio, vivir juntos, estudiar juntos, hacer deporte juntos, viajar juntos.

b) La actitud que asume frente a los otros: “¿Sueles presentar a tu pololo/a a?” Todos responden que sÍ lo hacen. Las respuestas se jerarquizan según orden de preferencia: en primer lugar, a amigos; luego se ubican los padres; seguidamente, los hermanos; a continuación, los compañeros del curso; y, por último, se tiende a publicar la relación en Facebook, entre otros resultados importantes. 

c) La fidelidad como parte de un compromiso fue abordada en dos preguntas. Una: “Estando en una relación amorosa, ¿has engañado a tu pareja o la engañarías si estuvieras en una?” El 77,0 % afirma que no ha sido infiel a su pareja, y solo el 22,9% confirma haber engañado a su respectiva pareja. Este sugestivo dato se relacionar con la segunda pregunta: “¿Consideras que en una relación amorosa es importante ser fiel?” El 91,6% de la muestra responde en forma afirmativa; el 2,0% señala que no, y el 6,2% no sabe o no quiere contestar. Estas cifras pueden ayudar a un posterior análisis comparativo de las relaciones amorosas juveniles.  

d) La importancia que tiene la pareja se refleja en las siguientes preguntas: una, ¿la preocupación por el otro se refleja cuando tu pareja está triste y haces todo lo posible para que se revierta esta situación? Una mayoría absoluta demuestra un gran interés por lo que sucede a su pareja, y solo un  2,1% no le da importancia. Por cierto, no hay respuestas negativas al respecto. Otra pregunta en este sentido se refiere a la actitud del otro frente al encuestado: “Cuando  deben tomar una decisión, ¿tu pololo considera tu opinión?”. El 84,4% responde que sí; un 2,2%, que no; y el 13,3%, que no sabe. En esta doble mirada se reconocen diferencias en la percepción que tienen ambos integrantes frente a la relación amorosa.

e) La evidencia del compromiso se reconoce en la existencia del respeto como aspecto valórico de la relación. Al ser consultados acerca de si iniciarían una relación amorosa con el/la pololo/a de su amigo/a, el 89,5% señala que no; un 8,3%, que tal vez; y el 2,0% indica que sí.

f) Frente al reconocimiento y admiración que se tiene por la pareja, se plantean tres cuestiones. Así, frente a la admiración por el otro, se interroga: “¿Te sientes orgulloso de tu pololo/a?”; el 82,6% indica que sí y un 17,3% se expresa de forma negativa. Al intentar saber sobre el eventual reconocimiento social del otro, se pregunta “¿Te gusta sacarte fotos con tu pololo/a para publicarlas en las redes sociales?”. La mayoría -un 55,3%- indica que no y el 45,6% responde que sí. A su vez, se consideró que esta cuestión puede guardar relación con el miedo de perder a su pololo/a. Al respecto, una mayoría  -56,5-) señala que tiene miedo a perder su pareja; un grupo menor, el 13%, manifiesta no sufrir ese temor; pero otro grupo considerable –un 30,4%-, responde que no tiene conciencia o no sabe si siente ese miedo.

g) Finalmente, sobre la seriedad y madurez para enfrentar las relaciones de pareja, se les plantea el siguiente dicho, popular entre los jóvenes: "Si no has encontrado a tu pareja ideal, entonces ocupa tu tiempo con los que están disponibles" y se les pregunta “¿Qué tan de acuerdo estás con el refrán anterior?”. El 72% de los estudiantes se declara en desacuerdo o muy en desacuerdo con dicha afirmación, y sólo un 28% está de acuerdo o muy de acuerdo. Estos datos ayudan a entender que existe una visión más tradicional de la relación amorosa juvenil.

A modo de una teorización

Las diferentes tendencias obtenidas de estos datos resultantes del estudio permiten iniciar una formulación teórica de la cuestión en análisis. En estas primeras relaciones de parejas se busca entender el significado del amor; a su vez, la experiencia del amor adolescente provoca dudas, angustia e incertidumbre por saber si la persona elegida es la adecuada. Cabe señalar que en el ambiente Iberoamericano no hay muchos estudios al respecto. Sin embargo, en una investigación desarrollada en Puerto Rico por Ruth Nina Estrella (2011) se define al amor en función de aspectos psicológicos, valóricos y sociales, pero cuya atribución semántica es diferenciada en hombres y mujeres, aspectos de utilidad para esta investigación.

Habitualmente se habla de una formación en sexualidad impartida a los jóvenes, formación que promueve la responsabilidad, el autoconocimiento y el respeto en la pareja, pero no se habla del desarrollo de la afectividad, el sentimiento amoroso y el cuidado que se debe tener frente a la pareja. Solo hay un énfasis en los derechos sexuales (y reproductivos) y no en los deseos, la pasión, el compromiso y la intimidad que conlleva el ejercicio sexual del ser humano.

En este sentido, el amor juvenil es respeto, cariño, felicidad, sentimiento, sinceridad y pasión, todos aspectos muy valorados que se encuentran en una relación sentimental y  que son compartidos por ambos géneros.

No obstante, el orden jerárquico establecido por cada uno de los géneros fue diferente. Para el género femenino, el respeto asume el primer lugar, mientras que para el género masculino se encuentra en tercer lugar. En cambio para éstos, el cariño se identifica en primer lugar, contrario a las participantes que lo ubican en el noveno lugar (Nina Estrella, 2011: 480).

El adolescente necesita aprender a diferenciar y a identificar sus sentimientos amorosos y eróticos. En esta construcción de su orientación sexual requiere identificar el deseo, la atracción, el enamoramiento, el placer sexual, y el tipo de orientación sexual que posee -una identidad heterosexual, homosexual o bisexual-.

Continúa Nina Estrella: “En cuanto a los elementos que no fueron comunes, las adolescentes expresaron confianza, querer, fidelidad, y honestidad; mientras que los adolescentes consideraron aspectos como amistad, dios, verdad y paz” (2011: 480).

Durante este proceso de construcción de la identidad sexual, el adolescente requiere de ayuda, comprensión y apoyo. Mediante el trabajo de consejería del profesor orientador, consejero o psicólogo, se puede facilitar este acompañamiento durante el tránsito hacia la madurez personal.

Cabe señalar que una minoría de los jóvenes actuales no tiene internalizado el concepto de amor, el respeto a sí mismo y a su pareja, como tampoco a los valores y normas que rigen la vida en pareja, lo cual puede eventualmente dar origen al surgimiento de la violencia y del conflicto en una pareja juvenil. Tal situación provoca que se transforme el tipo de sentimiento inicial, predominante en la relación de pareja de jóvenes, dando término a dicha relación sentimental.

Por eso, hoy día se requiere de una educación para la afectividad y la sexualidad responsable dirigida al mundo de los adolescentes, pero sin olvidar que las relaciones románticas juveniles son la base de las futuras relaciones afectivo-sexuales adultas, para las cuales la teoría triangular de Sternberg (1986) resulta ser muy adecuada a la hora de iniciar un proceso de orientación sexual y afectiva en estudiantes de la enseñanza media nacional.

Al plantear esta teorización se está buscando, además, enfrentar los crecientes problemas de parejas juveniles, problemas asociados a la violencia, el conflicto, la agresión y el acoso en estos jóvenes adolescentes que aspiran a tener las mejores experiencias amorosas durante la enseñanza media. Este desafío puede ayudar a entender la complejidad que posee esta problemática en el desarrollo integral de los jóvenes chilenos.

En este contexto, se requiere de una perspectiva orientadora que contribuya a la labor formativa que ejerce el profesor orientador frente a estos jóvenes adolescentes que experimentan el sentimiento amoroso por primera vez. Tal vez, poner énfasis formativo en los aspectos románticos de la relación de amorosa permita ofrecer una mejor perspectiva de autocomprensión en los jóvenes enamorados.

Conclusiones y desafíos

Debido a que las políticas educativas nacionales se han dirigido a promover una educación para la sexualidad responsable en los jóvenes pero no se reconoce -o no se habla de- el sentimiento amoroso preliminar de naturaleza romántica, de los afectos que surgen en la pareja, del espacio compartido que se crea o de su proyección futura, no se puede alcanzar un mayor nivel del amor según la conceptualización de Stenberg (1988), pues se carece de algunos de sus componentes fundacionales.

Al estar centrada la pareja juvenil en la exploración sexual, y no en la consolidación del sentimiento amoroso, surgen diversos problemas y conflictos que entorpecen su propia trayectoria: así, por ejemplo, hechos de violencia, el uso de drogas, enfermedades de transmisión sexual, la falta de respeto y compromiso con el otro, la falta de cariño y demostración sincera del afecto, los celos, etc., todas situaciones de violencia que desvirtúan la naturaleza del sentimiento amoroso cuando no hay una verdadera afectividad.

En este sentido, la aplicación del modelo triangular de Stenberg (1986 y 1988) en las relaciones amorosas juveniles permite ayudar a consolidar una relación amorosa.

En suma, el presente estudio puede constituir un desafío pedagógico que ayude al profesor, dentro de la promoción del desarrollo integral del estudiante adolescente, a la hora de orientar y guiar oportunidades formativas que permitan crecer en un ambiente fecundo y pleno que caracterice la búsqueda del amor genuino en los adolescentes.

Al cambiar el actual énfasis formativo de la educación para una sexualidad y afectividad  responsable por otra que sea una educación para la afectividad y sexualidad responsable en los estudiantes adolescentes, donde predomine la afectividad por sobre la sexualidad, se pueden ofrecer mejores oportunidades para el futuro establecimiento de relaciones de parejas más estables, equilibradas  y enriquecedoras en estos jóvenes que viven en el presente siglo.

Notas

1. Artículo que fue presentado parcialmente en el III CONGRESO IBEROAMERICANO DE ORIENTACIÓN. “Voces de la Orientación en Iberoamericana”. Córdoba, 15 a 17 de noviembre 2018. Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.

3. Estudio desarrollado conjuntamente con la prof. Ángela Estrada Cuevas, estudiante del Programa  Magíster en Educación de la Universidad de Concepción.

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