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Estudios de filosofía práctica e historia de las ideas

versión On-line ISSN 1851-9490

Estud. filos. práct. hist. ideas  n.8 Mendoza ene./dic. 2006

 

Recuerdo de Gregorio Weinberg

*Arturo Andrés Roig
Universidad Nacional de Cuyo - CONICET

Con el fallecimiento de nuestro querido amigo Gregorio Weinberg se ha perdido una figura altamente significativa de nuestra América. Su campo de actividad intelectual fue, en un sentido amplio, el de las humanidades dentro de las cuales jugó un papel destacadísimo y densamente fructífero. Su imagen, si intentáramos dibujarla, nos aproximaría a esas figuras que fueron típicas del humanismo del Renacimiento. Amó a los libros con pasión de bibliófilo, sin ser ajeno a una bibliomanía visceral. Su biblioteca privada llegó a ser una de las más valiosas del país. Siempre que tuvimos la oportunidad de visitarlo y de hablar con él de libros y, en particular de los que había atesorado, salimos transportados a ese mundo mágico en el que los personajes que yacen en olvidadas páginas, concluían, por obra de su pasión, hablando nuevamente. Por otra de Gregorio el pasado servía en ese momento de plática amistosa y siempre generosa. Nos tocó juntos bregar en favor de una edición de unas Obras Completas del conocido filósofo franco-rioplatense, Amadeo Jacques y logramos, no sin andanzas, que el Congreso de la Nación dictara una Ley, la número 16.817 del 30 de octubre de 1965, la que aun está vigente. Las vicisitudes económicas hicieron que nuestras ilusiones quedaran en el mundo de los deseos. No podemos dejar de decir en este momento, que aquella pasión por el libro no se redujo en él, nunca, al placer muchas veces egoísta de algunos. Amaba los libros con un espíritu que iba más allá de la rareza del ejemplar. Debido a esto a su pasión bibliográfica se juntó una decidida vocación de editor. Los notables títulos que alcanzó a reeditar en vida, nos muestran sus líneas temáticas. Ansiaba no sólo muchos libros, sino muchos lectores que lo acompañaran en esta noble tarea del espíritu. Fue, por esto, Gregorio, legítimamente un pedadogo.

Muchas fueron las oportunidades en las que pudimos medir en toda su profundidad el espíritu generoso y entusiasta que lo movió toda su vida. En 1985, el Comité de Historia de las Ideas que presidía Leopoldo Zea, me encargó que organizara en Quito una reunión para ocuparnos acerca de «El pensamiento latinoamericano del siglo XIX». Uno de los invitados fue, ineludiblemente, nuestro Gregorio. Llevaba yo varios años en la búsqueda de un extraño libro titulado El paraíso en el Nuevo Mundo, escrito en el siglo XVII por un erudito limeño, Antonio de León Pinelo. Esto se lo había contado a Gregorio pidiéndole orientación bibliográfica. ¿A quien podía recurrir mejor ante la incomunicación que teníamos con Lima? Pues bien, el día que fuimos al aeropuerto a recibirlo vimos que bajaba la escalerilla del avión con un enorme paquete y cuál no sería nuestra sorpresa cuando él mismo con tono afectuoso, nos dijo, pues, aquí te traigo al frondoso León Pinelo que sé que es difícil conseguirlo. Once años más tarde cuando cumplió sus ochenta floridos años, se le hizo un merecido homenaje. ¿Cómo participamos en él? Pues, necesariamente con un estudio sobre el olvidado judío limeño. Era un modo de reconocer con afecto aquel gesto noble de nuestro amigo. ¿Y cómo olvidar, en estos momentos dedicados al recuerdo, nuestras largas charlas sobre lo que a él particularmente lo apasionaba, la defensa y acrecentamiento de nuestra cultura intelectual y literaria, deambulando ambos por el desolado Zócalo nocturno de nuestro querido México? ¿Cómo olvidar nuestra visita obligada, tal como nos lo sugirió José Martí, a la Plaza Bolívar de nuestra no menos querida Caracas? Fueron encuentros todos saturados de deseos y de ansias comunes en favor de la unidad de nuestra Patria Grande, a la que soñábamos rica en su maravillosa diversidad humana y de paisajes. Sueños comunes llenos de aristas y de interrogantes. Nunca perdió su fe en la educación como misión de redención social, así como jamás dejó de luchar por una cultura en la que reinara la libertad y la justicia, sin exclusiones y nunca perdió su fe en la lectura y en el libro. Con Gregorio se nos ha ido uno de los grandes luchadores en favor de una nación culta, seria y responsablemente culta, ajena a toda clase de elitismos.

*El autor
Argentino, nacido en 1922. Es profesor de Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza. Profesor Titular de la misma institución y de otras Universidades latinoamericanas. Investigador Principal de CONICET, ha sido Director General del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Mendoza, Director del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales del CONICET. Autor de más de cuatrocientas publicaciones, entre las que se destacan Los krausistas argentinos (1969), El espiritualismo argentino entre 1850 y 1900 (1972), Platón o la filosofía como libertad y expectativa (1972), Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano (1981), La utopía en el Ecuador (1987), El pensamiento latinoamericano y su aventura (1994), Ética del poder y moralidad de la protesta (2002).

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