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Estudios de filosofía práctica e historia de las ideas

versión On-line ISSN 1851-9490

Estud. filos. práct. hist. ideas v.10 n.1 Mendoza ene./jun. 2008

 

COMENTARIOS DE LIBROS

Gregor Sauerwald, Reconocimiento y liberación: Axel Honeth y el pensamiento latinoamericano. Por un diálogo entre el Sur y el Norte. Münster, Lit Verlag, 2008. (331 p.). ISBN 978-3-8258-1439-7

Dante Ramaglia*
UNCuyo - CONICET

El libro que aquí comentamos reúne una serie de artículos donde se ensayan diversas aproximaciones al problema central que es tratado en las reflexiones ofrecidas por su autor. El mismo se refiere a la posibilidad de mediación entre la teoría del reconocimiento, en particular tal como es elaborada por Axel Honeth, representante de la tercera generación de la Escuela de Frankfurt, y las postulaciones del pensamiento filosófico latinoamericano que derivan de la llamada "filosofía de o para la liberación". Cabe destacar que Gregor Sauerwald, filósofo e historiador de las ideas de origen alemán, cuenta con una extensa trayectoria en estudios sobre las tendencias filosóficas recientes de América Latina, que en el presente texto se enfocan desde un punto de vista comparativo. Para ello asume, desde un lugar epistémico que él autodenomina de "traductor cultural", un esfuerzo conceptual de acercamiento y complementación de dos tradiciones, la procedente de la teoría crítica frankfurtiana y las mencionadas expresiones contemporáneas de la filosofía latinoamericana.

Como contribución al diálogo filosófico, por cierto crítico y mutuamente enriquecedor, el autor realiza una evaluación de los alcances que suponen las categorías y marcos conceptuales propuestos acerca de la praxis social y ético-política que están implicados en ambas tendencias teóricas, mostrando sus posibles confluencias, pero sin desconocer sus desacuerdos. Un diálogo entre el Norte y el Sur que se presenta como necesario ante los desafíos de un mundo globalizado, cuya estructuración desigual resulta demasiado patente y requiere de respuestas superadoras que ofrezcan nuevos paradigmas ante la actual crisis mundial.

De acuerdo a esta intención que orienta la estructura misma del libro, se examinan en las partes que lo componen distintas cuestiones conexas. Lo precede una introducción que sintetiza su definición sobre el término "reconocimiento" y la consecuente postura que caracteriza como "universalismo contextualista". La primera parte está dedicada a presentar los desarrollos teóricos en torno al reconocimiento en la filosofía del Norte. Principalmente se destacan las tesis de Axel Honeth, confrontando sus vinculaciones y diferencias con otros autores contemporáneos, como es el caso de Jürgen Habermas, Charles Taylor, Paul Ricoeur, Ernst Tugendhat, Jessica Benjamin, Seyla Benhabib, Avishai Margalit, Alasdair MacIntyre, Adela Cortina, entre otros.

En la segunda parte se aborda la posibilidad de fundamentar y articular las categorías de "liberación" y "reconocimiento", para lo cual se analizan las postulaciones elaboradas por la filosofía latinoamericana que adoptan un sentido emancipatorio, cuya necesidad de complementación con los aportes realizados desde la teoría del reconocimiento constituye un argumento central desarrollado por Gregor Sauerwald. En consecuencia se postula una revisión crítica de las posiciones asumidas en el campo del pensamiento social, político y ético por Arturo Roig, Leopoldo Zea, José Luis Rebellato, Horacio Cerutti, junto a otras menciones, a quienes se alude principalmente como representantes de esa corriente filosófica.

Otras temáticas relacionadas que interesan al autor son abordadas en los capítulos siguientes, como por ejemplo, las referencias a las derivaciones de la teología de la liberación a través de la obra de Juan Luis Segundo, en respuesta al entonces cardenal y ahora papa Ratzinger, así como se discute la elaboración de una reflexión filosófica acerca de la pobreza. En la tercera parte se incluyen trabajos anteriores, que dan cuenta de sus primeras aproximaciones al establecimiento de relaciones culturales germano-latinoamericanas. Su exhaustivo estudio sobre la recepción de Hegel en la filosofía latinoamericana, titulado: "¿Es América el eco del viejo mundo y el reflejo de vida ajena?", constituye una acabada muestra del conocimiento de autores y debates significativos a partir de ponderar las diferentes posiciones acerca del pensamiento hegeliano, cuyas implicancias se retoman en nuevas interpretaciones sobre este tema. Asimismo la tarea educativa ejercida por Sauerwald se trasluce en sus análisis en torno a los programas de enseñanza de la filosofía en el Ecuador.

Dos comprensivos artículos son dedicados a examinar las reivindicaciones de los pueblos originarios americanos, las cuales se interpretan en los términos de una lucha por el reconocimiento. Una incursión en la estética -otro ámbito de interés en su formación- se refleja en una reseña crítica sobre un estudio acerca de la arquitectura y el arte religioso desarrollado por indígenas en el México colonial. En la parte final, se incorporan comentarios acerca de algunos de los trabajos compilados en el volumen, por parte de Honeth, Tugendhat, Cerutti y Roig, más un apéndice con publicaciones en alemán e inglés, que permiten evaluar las repercusiones que posee la labor filosófica de traducción cultural mencionada como objetivo asumido por el autor.

Realizada la presentación de los temas tratados, de los cuales no se pretende dar cuenta en esta reseña de las múltiples dimensiones que contienen, resulta conveniente detenerse en la consideración de algunas de las tesis principales que propone Sauerwald. Uno de los aspectos que puede destacarse consiste en la superación que supone la conceptualización en torno al reconocimiento dentro de la teoría crítica frankfurtiana, en la línea que va de Habermas a Honeth. En este sentido, se postula que la explicación del proceso de reproducción y cambio social concebido como un progreso diferencial y creciente de racionalidad, que en la teoría del discurso se relaciona con las presuposiciones morales implicadas en la acción comunicativa, se traslada en Honeth a las formas que adquieren las relaciones de reconocimiento. En cuanto los sujetos involucrados en una interacción tienen que reconocerse con determinadas cualidades de valor antes de entablar un proceso de entendimiento comunicativo, es que puede afirmarse que "tales formas de reconocimiento recíproco preceden a toda praxis de fundamentación discursiva, y eso no solamente temporal, sino también lógicamente" (Sauerwald, G. 2008: 46).

La revisión del formalismo que representa la orientación seguida por la ética discursiva se prefigura en la formulación inicial de Axel Honeth en La lucha por el reconocimiento. Por una gramática moral de los conflictos sociales (1992). En ese escrito adquiere un sentido determinado la constitución de una teoría sustantiva del reconocimiento a partir de la reconstrucción crítica de la filosofía ético-política hegeliana del período de Jena, en particular la conocida como Filosofía real, como etapa preliminar que se distingue de las definiciones adoptadas en la Filosofía del Derecho y la Fenomenología del Espíritu. La intención de Honeth de proporcionar un control empírico a esta teoría se refleja en el recurso a la psicología social de George Mead, así como de otras vertientes psicoanalíticas intersubjetivas, y a enfoques históricos y sociológicos actuales acerca de la función del reconocimiento y su manifestación en determinadas instituciones. De allí que la distinción entre las formas de reconocimiento que corresponden al amor, el derecho y la solidaridad -retomadas del planteo de Hegel-, son reformuladas en la identificación de las estructuras de reconocimiento social que incluyen las tendencias a la autorrealización práctica y las formas negativas de menosprecio que le son correlativas. Desde estas pautas se trata de dar cuenta de los procesos que inciden en la formación de la identidad individual autónoma, con su proyección en las transformaciones operadas en lo social, mediante los conflictos por el reconocimiento que siguen una lógica inmanente de desarrollo moral.

Sin duda son numerosas las cuestiones abiertas a partir de la propuesta de Honeth, las cuales se tratan de clarificar en sus intervenciones en los debates sostenidos con posterioridad, tal como se encuentra en Invisibilidad. Estaciones de una teoría de la intersubjetividad (2003). La construcción epistemológica del concepto de reconocimiento resulta destacada en la exposición realizada por Sauerwald, quien indica asimismo su orientación a la emancipación individual y social: "El esfuerzo ético-antropológico que vimos en este trabajo de Honeth, nos deja como resultado que el reconocimiento es un acto primario e independiente, que garantiza la autonomía de la persona humana: el reconocimiento intersubjetivo es constitutivo del ser persona. Reclamar reconocimiento luchando por ello en un acto de liberación es un derecho humano esencial, sea el sujeto persona o colectivo" (Sauerwald, G. 2008: 51). Con esta afirmación puede coincidirse en cuanto la dinámica del reconocimiento representa una dimensión básica de la constitución de los sujetos, que alude igualmente a los modos de relación conflictivos que se producen el marco de la socialización.

Precisamente por referirse a un aspecto fundamental de la vida humana en comunidad habría que señalar que existen distintos enfoques y derivaciones del tema, que no se agotan desde una sola perspectiva. En la interpretación de Honeth se enfatiza la motivación psicológica y moral involucrada en el reconocimiento intersubjetivo, que responde a la autonomía individual como principio orientador de los cambios sociales. Si bien es defendido el pluralismo valorativo que rige en las actuales sociedades, que conlleva la afirmación de relaciones simétricas entre sujetos individualizados como forma de solidaridad, queda sin resolver satisfactoriamente el análisis estructural de los modos de injusticia o exclusión que originan los reclamos de movimientos sociales. Entender a la negación de derechos, dignidad o justicia en los términos de la teoría del reconocimiento posee un potencial explicativo en relación a los conflictos existentes, pero no se limita a una experiencia moral que se traslada de lo individual a lo colectivo.

Retomando la anteriormente dicho, existen diversas líneas abiertas a partir del problema del reconocimiento, algunas de las cuales han sido abordadas desde miradas interdisciplinarias y otras requieren ser profundizadas. Para dar cuenta de los aspectos contextuales que suscita este enfoque teórico general, podrían formularse ciertos interrogantes a modo de ejemplo: ¿En función de qué tipo de cualidades se pone en juego en una determinada situación el hecho de reconocer o ser reconocido por otros? ¿Cuáles son las formas negativas de reconocimiento que se generan a partir de las modalidades de identificación que rigen en sociedades de consumo y según las relaciones asimétricas y de exclusión que produce el capitalismo global? ¿Cómo se imponen determinadas valoraciones que implican formas de visibilidad a través de las posiciones dominantes que detentan ciertos grupos sociales sobre otros subalternos? Entre otras discusiones involucradas, está la referida a la disyuntiva planteada en relación a la orientación igualitaria que se desprende de la afirmación de la dignidad humana o las variantes que parten de la diferencia como forma de reclamo de autonomía individual o de resistencia ejercida por sujetos sociales discriminados.

En suma, las derivaciones que posee la temática del reconocimiento aluden a preocupaciones vitales de nuestro presente, de las que aquí se refieren brevemente algunas impresiones que nos sugiere la lectura del libro. Con respecto a la indicación realizada por Sauerwald, en el sentido de la incorporación de la teoría desarrollada por Honeth como complemento de la filosofía latinoamericana, cabe hacer un comentario de las posibles alternativas que presenta el tratamiento del tema en las direcciones actuales seguidas por este pensamiento y su historiografía. En buena medida, podría decirse que la cuestión del reconocimiento constituye un motivo que ha estado presente en las reflexiones contemporáneas que han afirmado la posibilidad y legitimidad de una filosofía de América Latina, de acuerdo a su tematización de distintos modos. Por otra parte, las referencias a Hegel, que se encuentran claramente en autores como Leopoldo Zea y Arturo Roig, evidencian diferentes recorridos a partir de sus concepciones, las cuales han sido mediadas según pautas filosóficas propias que se derivan principalmente de la reconstrucción realizada desde la historia de las ideas.

Cuando Sauerwald menciona la necesidad de asumir el reconocimiento como teoría relevante para el pensamiento latinoamericano, va a esgrimir una serie de argumentos en este sentido. Por un lado, la relectura de Hegel teniendo en cuenta la interpretación materialista que ofrece Honeth, incorporando, además, el manuscrito de 1819/1820 preliminar a la Filosofía del derecho, dado a conocer públicamente en 1983, donde se exponen las consecuencias de la revolución industrial y la formación de la sociedad burguesa, en una versión casi marxista, que aproxima la conciencia de la libertad a su existencia exterior. Por otro lado, entiende que las diferencias y convergencias que algunos representantes de la filosofía liberacionista entablan en el diálogo con la ética del discurso de Apel y Habermas, tendría que dar lugar a la superación que se identifica con la concepción del reconocimiento elaborada por Honeth. A partir de los planteos críticos señalados, que aparecen en distintos capítulos referidos a las posiciones de distintos autores latinoamericanos que se analizan con detalle en sus textos y las fuentes a que remiten, se esboza una propuesta interpretativa que remarca incluso la significación del reconocimiento en pensadores fundamentales como Simón Bolívar o José Martí, que son considerados desde esta perspectiva.

No es la intención dar respuestas aquí a las tesis sostenidas por el autor, que indudablemente requieren la dedicación de un trabajo más extenso; no obstante esto, ciertas observaciones pueden servir para orientar el diálogo que promueven sus escritos.

Con relación a las interpretaciones acerca la filosofía hegeliana, podría decirse que por su misma riqueza y complejidad representa una tarea siempre renovada. Como bien ha consignado Sauerwald, existe un conjunto diverso de lecturas que realizan pensadores latinoamericanos, cuyo punto de confluencia estaría dado por la denuncia de las relaciones coloniales que avalan sus ideas acerca de América. Aparte de esta crítica, Arturo Roig realiza una apropiación e inversión de los planteamientos de Hegel acerca del comienzo de la filosofía y su desarrollo histórico cuando propone la categoría de "a priori antropológico" para dar cuenta de la normatividad inherente al saber filosófico, la cual supone la cuestión del reconocimiento que se ejerce en un acto de autoafirmación. En su enunciación de una moral de la emergencia se acentúa el reclamo de sujetos colectivos frente a formas vigentes de eticidad opresivas, en contraposición a la formulación hegeliana, pero atento también a la comprensión de los procesos históricos e ideológicos de América Latina.

Otro aspecto fundamental representado por la "dialéctica amo-esclavo", que constituye la figura que adopta el reconocimiento en la Fenomenología del espíritu, ha sido puesto de relieve en distintos autores, con su proyección en las nociones de alienación y dominación. En cambio la lectura de Honeth se detiene en su formulación previa, distanciándose de la orientación idealista que concibe a la lucha por el reconocimiento en el marco de una filosofía de la conciencia. En este punto se realiza una crítica de Hegel, reflejada también en la construcción de la eticidad que culmina en el Estado mediante lo cual se subsumen las relaciones de los sujetos entre sí, equivalente a la forma paradigmática de la autoenajenación del Espíritu. Aun cuando sea válida una interpretación que responda a los propios intereses teóricos, no se pueden dejar de tener en cuenta las vinculaciones, aun contradictorias, que existen dentro de una concepción que se elabora como sistemática. Por otra parte, en relación a la crítica de la sociedad burguesa y al capitalismo, en la medida que la posición de Hegel presenta ambigüedades, ya sea por motivos ideológicos o metafísicos, sigue siendo preferible la versión de Marx, descontando que ésta deba ser revisada y actualizada en las condiciones presentes.

En todo caso, no se trata únicamente de la corrección acerca de la interpretación de una determinada fuente, sino de la comprensión del presente que nos proporciona el marco teórico empleado. En el problema crucial del reconocimiento se entrecruzan distintos enfoques posibles que son relevantes para la filosofía latinoamericana. Descontando que la apertura es inherente a todo diálogo, será tarea de quienes se encuentren implicados en el mismo, incluidos sus futuros lectores, debatir o recrear las diversas aproximaciones para conjugar las perspectivas acerca de la liberación y el reconocimiento que se ponen a consideración en el texto comentado.

El autor
Dante Ramaglia es Licenciado y Doctor en Filosofía por la UnCuyo. Docente en la Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo, cátedra de Historia de la filosofía latinoamericana. Investigador de CONICET. Investigador en el Instituto de Filosofía Argentina y Americana, de la Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo. Como resultado de su especialización en temas relativos a la filosofía e historia de las ideas argentinas y latinoamericanas ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas y capítulos de libros. Entre los libros que ha compilado recientemente se encuentra: Sujetos, discursos y memoria histórica en América Latina (2006. Mendoza, CETYL). Ha participado en la coordinación y comité editorial de las obras: Hugo Biagini y Arturo Roig (dir.), El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX, tomos I y II y Diccionario del pensamiento alternativo (2004-2006-2008. Buenos Aires: Biblos).

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