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Estudios de filosofía práctica e historia de las ideas

On-line version ISSN 1851-9490

Estud. filos. práct. hist. ideas vol.11 no.1 Mendoza Jan./July 2009

 

COMENTARIOS DE LIBROS

Mauger, Gérard. Les bandes, le milieu et la bohème populaire. Études de sociologie de la déviance des jeunes des classes populaires (1975-2005).
Belin, 2006, Paris.

Germán Darío Fernández
Instituto de Ciencias humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA) - CONICET

Introducción

El libro Les bandes, le milieu et la bohème populaire. Études de sociologie de la déviance des jeunes des classes populaires (1975-2005) es un referente en el fenómeno de la violencia urbana en la Francia del siglo XXI. Su autor es un reconocido sociólogo francés, especialista en "sociología de la desviación". Mauger es sub-director del Centre de Sociologie Européenne -centro dirigido hasta su muerte por Pierre Bourdieu1.

El contexto histórico inmediato de la publicación del libro en Francia en 2006, lo constituyen las revueltas del año anterior en los suburbios (banlieues o cités) de París. Horas después de la muerte accidental por electrocución de dos jóvenes, que escapaban de la policía, miles de personas salieron a las calles a expresar emoción e indignación. Durante veinte días, hubo enfrentamientos con la policía en numerosas ciudades vecinas a París y en otras provincias francesas. Algunos números (Le monde, 2007): diez mil autos y trescientos edificios quemados, 4.700 arrestos, pérdidas estimadas en 250 millones de euros. Desde entonces, un debate socio-histórico -alimentado por periodistas, sociólogos, historiados, políticos y filósofos- se ha instaurado en Francia para intentar responder una pregunta simple: "¿qué sucedió?".

Dos posiciones parecen dibujarse. Algunos sostienen que el evento debe interpretarse en clave preferentemente política: sería la revuelta de un sector de excluidos (jóvenes descendientes de inmigrantes) contra sectores dominantes. Este suceso daría en cierto modo continuidad a otras luchas, comenzando incluso desde 1789, siguiendo con las tres revueltas obreras del siglo XIX (1830, 1848 y 1870) y con el mayo francés. Otro sector alega que la revuelta, como suceso histórico, careció de dimensiones generales, al no tener un enemigo claro (la burguesía, la sociedad de consumo o lo que fuere). Se trataría de la expresión desarticulada y particular de un grupo de jóvenes rebeldes, con mucha furia pero sin ideas.

Al mismo tiempo, este debate socio-histórico se cruza con otro, académico-político, preguntando ya no "qué" sino "¿cómo sucedió?". Sus contendientes no acuerdan sobre la naturaleza de la reivindicación de los suburbios: ¿fue un enfrentamiento entre clases sociales (dimensión económica) o entre grupos culturalmente definidos (dimensión étnica)? El segundo sector propone una nueva perspectiva en los estudios de la sociedad francesa. Y un cortocircuito entre ambos bandos se ha puesto en evidencia recientemente, al proponer el segundo sector la inclusión de preguntas sobre el origen en las encuestas oficiales, como se hace en Estados Unidos.

Contra la medida se esgrime que, no siendo las técnicas de investigación neutrales, el efecto de la realización y de la difusión de estadísticas étnicas sería la "creación" de facto de razas en Francia, y no el simple reflejo de la realidad. Según este sector, la sociedad se fragmenta en clases sociales y no en étnicas, culturas o razas. Antes que miembros de comunidades, los individuos serían ciudadanos. Para el sector rival, en cambio, los franceses se niegan a admitir que su sociedad ya es multicultural, al menos desde los años 1970. Se sostiene que, más allá de las buenas intenciones universalistas o el deseo de integrar a los inmigrantes, el racismo es un fenómeno innegable, en los mercados laboral e inmobiliario, en la escuela, etc. Los ataques mutuos son a veces virulentos: miembros del primer sector llaman "racismo diferencialista" o "postmodernismo" a la posición rival. Representantes del otro sector califican de "universalistas abstractos", deterministas o nacionalistas a sus contendientes.

El libro Les bandes…, así como La revuelta…, se inscriben en tales debates. Con respecto a la primera polémica, Mauger parece tomar posición por el campo de la interpretación política. Sostiene que las revueltas pertenecen a "un repertorio colectivo antiguo, proto-político, es decir anterior a todo emprendimiento moderno de puesta en forma política"2 (Mauger, G. 2006b: 148-149). Con respecto al segundo debate, la obra ofrece argumentos en favor de una interpretación economicista del enfrentamiento.

Un libro sobre la vida en los suburbios

Les bandes… es un libro que recopila diversos trabajos y ponencias del autor desde 1983 hasta 2005. Son treinta años de investigación en barrios populares parisinos (desde 1970). Inscripto en el marco de la "sociología de la desviación", su objeto son las prácticas de jóvenes habitantes de suburbios. Mauger propone identificar las variaciones e invariantes del "espacio de estilos de vida desviantes"3 de jóvenes de clases populares. Su marco categorial es claramente bourdieusiano: se habla de capitales (recursos cotizados dentro de ciertos campos), disposiciones (estructuras internalizadas subjetivamente) y espacios (prácticas estables o instituciones). La innovación categorial de Mauger es la de "capital agonístico", es decir, recursos viriles, de fuerza física, valiosos en la socialización desviante.

Nacido del contexto francés, pero trascendiendo sus fronteras, el interés del libro y del debate para América Latina proviene de la dificultad de la empresa teórica de Mauger. Desde una perspectiva ortodoxa bourdieusiana, el autor utiliza un esquema teórico tradicional de clases sociales para explicar una organización social donde la dimensión étnica está presente (aunque sea porque los actores mismos presentan argumentos públicos étnicos).

Se propone una crítica centrada en la consistencia de la propuesta. En primer término, se presenta el modelo teórico construido por el autor, el cual relaciona espacios de socialización y prácticas. En ese apartado, se sintetizan las principales transformaciones de los espacios, en los últimos treinta años. En la segunda parte, se indica una serie de inconsistencias del modelo al momento de referir problemas vinculados al origen.

Primera parte: el modelo

En 1970, el espacio de socialización de los suburbiostenía dos rasgos: la homogeneidad y el "entre sí (l'entre soi)" de clase. La presencia de inmigrantes era marginal. Los vecinos obreros se demostraban confianza mutua, el vecindario era una especia de gran familia.

El panorama comenzó a cambiar a mediados de los años 1970, período de fuerte industrialización en Francia, cuando se "importó" mano de obra desde antiguas colonias (recientemente independizadas): Argelia, Marruecos y Tunes, especialmente (Berstein, 1999). Paralelamente, se dio otro fenómeno: los obreros de origen no africano mejoraron relativamente sus condicionales laborales con respecto a los inmigrantes; una parte de ellos abandonó los barrios populares. Desde los años 1980, aumentó la heterogeneidad cultural y la desigualdad económica de los suburbios. Comenzaron por ese entonces las primeras revueltas, protagonizadas por inmigrantes o por sus hijos.

Los espacios y las prácticas

Mauger afirma que en los años ‘70 podían distinguirse dos tipos de prácticas coexistiendo en los suburbios. El "espacio de estilos de vida conforme" (EVC) eran prácticas organizadas según el principio del trabajo asalariado. En cambio, las actividades ilegales organizaban el "espacio de estilos de vida desviantes" (EVD). En ambos espacios, tres "polos"4 o partes se distinguen: el viril, el económico, el cultural.

En EVC:

• la fuerza viril es valorada bajo la forma de trabajo obrero o empleado;
• el polo económico describe el aburguesamiento y la acumulación; incluye a artesanos y comerciantes;
• el polo cultural, conforme son prácticas de autodidactas de aspiraciones intelectuales (instruidos en la escuela pública).

En EVD:

• el polo viril son prácticas de bandas de jóvenes;
• las prácticas económicas son delictivas, de lo que se llama el "entorno" (milieu);
• culturalmente, las prácticas desviadas ofrecen la posibilidad de una "bohemia popular".

En aquella época, dos "fuerzas" contrarias determinaban las decisiones y el futuro de los habitantes de suburbios. Una fuerza centrífuga los "empujaba" fuera del barrio, a la sociedad salarial, a la escolarización y a las normas de consumo. Una fuerza centrípeta, en tanto, presentaba el mundo externo como hostil. Los estimulaba a no salir del barrio ni a "salirse" de las prácticas desviantes.

Las transformaciones en treinta años

La desaparición de grandes ramas de la industria, desde los años 1980, y el avance del sector terciario (servicios) en la economía francesa, provocaron cambios en el orden social de las suburbios. El mercado laboral comenzó a depreciar el valor de virilidad. Los obreros encontraron que sus habilidades, relacionadas con el uso de la fuerza, dejaban de ser requeridas. Mauger describe los cambios utilizando el esquema categorial precedente.
EVD:

• Confusión de los polos viril y económico. Para ser reconocido en el entorno como una persona respetable, la virilidad debe estar al servicio del éxito económico en bandas delictivas. Los jóvenes no encuentran motivaciones para ganar su vida con un trabajo asalariado.
• Aumento de la brecha entre estos polos y el cultural, por el surgimiento de un "neo-ascetismo" y por la importación cultural. La cultura del hip-hop (nacida en Estados Unidos) y los valores religiosos (islámicos generalmente) se imponen. Los protagonistas del "renacimiento islámico" son jóvenes diplomados marginados del mercado laboral.

EVC:

• Las fuerzas centrífugas se hacen más determinantes que las centrípetas.
• Aumenta la dicotomía entre trabajadores estables (obreros y empleados5) y aquéllos que están marginados o precarizados.

En los hogares de éstos últimos ocurren dos fenómenos: hacinamiento y pérdida de influencia de los padres en la educación de los hijos. Estas condiciones atentan contra el rendimiento escolar. El fracaso escolar es vivido por los jóvenes como una descalificación a su persona y renuncian. De este modo, se dificultan sus chances de ingresar al mercado laboral (dominado por el sector terciario, que requiere mayores competencias de escolarización que la industria). En la calle, sumergidos en prácticas delictuales, encuentran una revalorización simbólica de su capital agonístico de virilidad. A diferencia de lo que ocurría veinte o treinta años atrás, pertenecer a una banda ahora significa ser delincuente.

 Segunda parte: la clase y la raza

Se analizará a continuación la consistencia del modelo tripartito y biespacial de Mauger, sin ahondar en el contenido empírico de sus hipótesis (lo cual exigiría un estudio de otra naturaleza, ajena al propósito de esta reseña).

La clase

Como se indicó, las conductas consideradas por Mauger son tres: económicas, culturales y "viriles" o agonísticas. Según su modelo, estas tres variables permiten dar cuenta de la socialización en suburbio y, por ende, de las revueltas de 2005. Por lo tanto, "raza" o "etnia" serían variables extranjeras al modelo.

De acuerdo a este criterio, las revueltas de 2005, protagonizadas en su mayoría por descendientes de inmigrantes africanos, serían del mismo tipo -por ejemplo- que las revueltas del mayo del 68, encabezadas por universitarios de clase media, blancos, no descendientes de inmigrantes africanos6. Mauger parece darse cuenta de que alguna distinción es necesaria:

En definitiva, mientras que las bandas de los años 1970 […] eran ante todo definidas por su pertenencia a las clases populares (sin que nadie juzgase pertinente darle importancia a los orígenes étnicos, muchas veces diversos), las bandas de los "jóvenes de las cités" de hoy son ante todo identificadas por sus orígenes "étnico-religiosos" (es decir, "raciales", p. 14).

Según este pasaje en la Introducción del libro, la dimensión étnica juega algún papel en la caracterización de la vida de cités actualmente. Sin embargo, no hay espacio para esta variable en el libro. Como se verá, lo étnico ingresa "por la ventana" en el análisis.

Las bandas

En el mundo de las bandas de jóvenes de cité, los enfrentamientos tienen un valor iniciático que permite a los miembros afirmar su autoestima y expresar el reconocimiento de los colegas, indica Mauger. Estos enfrentamientos, respondiendo a una lógica guerrera, tienen como efecto la creación constante, en los barrios, de territorios a defender, controlar, liberar… La lógica del enfrentamiento y de la territorización es de afinidad: la condición sociocultural reúne a los combatientes en bandos.

Esta lógica guerrera no es étnica, indica el autor. La etnicidad puede, llegado el caso, constituir una estrategia, un recurso a mano, para los agentes que ocupan un lugar dominado en la lógica guerrera.

Esos enfrentamientos entre bandas pueden, en ciertas circunstancias, ser percibidos por los interesados, y además ser interpretados por ciertos "profesionales de lo social", como enfrentamientos "étnicos". Se trata de una "etnicidad" vaga, que asocia a tales propiedades corporales (el color de la piel, los cabellos rizados, los ojos rasgados, etc.) una cultura ad hoc, tomando un poco de aquí y otro poco de allá, elementos heteróclitos y descontextualizados (black, árabe, musulmán, etc.). Tal etnicidad puede, en efecto, servir de recurso identitario a los agentes más desprovistos de recursos económicos y culturales, y puede de este modo integrarse en la lógica guerrera del mundo de las bandas (p. 171).

Como se observa, el discurso étnico, sobre el origen, permitiría a los agentes dominados racionalizar su posición, cuya realidad última es la clase (y no el origen). Entonces, la etnicidad no tiene valor en sí misma, sino que es un instrumento para otra cosa, la acumulación de capitales en disputa (económico y cultural).

Habiendo descartado el origen, ¿cuál es la causa de la formación de las bandas en disputa? Según Mauger, el factor decisivo es su común relación con respecto al mercado laboral.

De hecho, las investigaciones disponibles muestran que, en la mayoría de los casos, esas "bandas étnicas" reúnen jóvenes desempleados sin calificación […] salidos de las familias más desprovistas de un mismo barrio, de una misma cité, de un mismo grupo de inmuebles, de una misma escalera de edificio. Ocurre que una buena cantidad entre ellos provienen de familias inmigrantes, pero los franceses están también presentes (cursivas mías, p. 169).

En este pasaje, el criterio étnico es admitido, pero subestimado. Los miembros de las bandas son de origen inmigrante, es cierto, pero no es el origen lo que los une, sino el hecho de ser desempleados. ¿Cómo se da esta correlación entre origen y posición en el mercado laboral? Mauger no lo dice. En el libro aparece como una curiosa coincidencia.

Las clases populares

Mauger utiliza frecuentemente la noción de "clases populares". Se trata de una entidad de la cual se predican cosas (las clases populares hacen esto, aquello, y padecen esto y aquello). Dado que el principio económico es el que reúne a personas en la etiqueta clases populares, es esperable que la alteración de las condiciones económicas transforme la entidad de la que se habla. Según Mauger, al cambiar la economía francesa, con un crecimiento del sector terciario y una reducción de la industria propia, las "clases populares" se disgregaron, perdieron homogeneidad. Es decir, la entidad "clases populares" se degradó, se transformó en otra cosa.

Este planteo de la supuesta desaparición de las clases populares es problemático. Una primera posibilidad es considerar que Mauger, al hablar de clases populares, se refiere sólo a obreros de la industria francesa de los años 70. En este caso, se estaría afirmando algo posiblemente verdadero, aunque redundante: las clases populares tenderían a desaparecer, ya que la industria francesa tendería a desaparecer. Sin embargo, el autor se proponer hablar de una entidad que existe, no de una entidad moribunda. Mauger viene a describir el espacio de prácticas de jóvenes de suburbio, espacio que está más vivo que nunca, como lo indican las últimas revueltas.

Entonces, la segunda posibilidad es considerar que el referente del término clases populares, en este libro, son simplemente los habitantes de suburbio, obreros o no, inmigrantes o no. Si este es el uso de Mauger, surge una contradicción. El mismo autor describe en los años 90 prácticas que llama "neo-comunitarias" (hip-hop e Islam) en las cités. Más aún, informa que la nueva "bohemia cultural" busca dar un "sentido identitario" a los jóvenes que comparten una posición homóloga en el espacio social. Por lo tanto, no tiene sentido decir que se está disgregando una comunidad que desarrolla prácticas comunitarias, de integración y de búsqueda de identidad común.

Este uso confuso del término "clases populares" proviene, aparentemente, de un error categorial. Por un lado, se pregona un criterio de análisis, económico, y por el otro se aplica, en forma soterrada, un criterio étnico para nombrar lo social.

La raza

Un pie de página, en la introducción del libro, es revelador de las dificultades de Mauger, quien pretende aplicar su modelo tripolar al affaire de las suburbios parisinas.

La apelación "inmigrantes" es inadecuada para designar a los hijos o nietos de inmigrantes, los cuales poseen en su mayoría la nacionalidad francesa. Por ello se usó un tiempo la etiqueta "inmigrantes de segunda generación". Más recientemente, la etiqueta "étnica" o "étnico-religiosa" tiende a substituirla. Sin duda, debe verse allí, en la mayoría de los casos, un eufemismo para no hablar de "raza" y de haber llamado de un modo demasiado explícito a la "naturaleza" como principio de clasificación. Pero es posible evidentemente interrogarse sobre los efectos eventuales de una herencia cultural (lingüística, religiosa, etc.) específica y/o sobre los efectos de la discriminación racial sobre el mercado de trabajo, inmobiliario, etc. (cursiva mía, p. 223 ; pie 27 de la página 14).

Este pasaje muestra algunos elementos a tener en cuenta. En primer término, el autor parece homologar la raza a la naturaleza. Pareciera que hablar de raza sería hablar de biología. En segundo término, se admite que "es posible" una descripción en términos de origen o de herencia cultural y que sería válido hablar de discriminación racial para explicar ciertos fenómenos, por ejemplo, la asignación de puestos de trabajo.

Con respecto al primer punto, hablar de raza no es necesariamente hablar de rasgos naturales o biológicos, genéticamente determinados. Si bien en la historia se encuentran numerosos ejemplos lamentables del uso de la categoría de raza, para justificar todo tipo de crueldad y de injusticias, no son sólo los racistas los que hablan de raza. Por ejemplo, en Medicina se estudian enfermedades identificadas como típicas de ciertos grupos a los cuales se llama razas. Difícilmente pueda calificarse de racista esta clasificación.

En segundo lugar, el pasaje analizado es sugerente porque parece prometer algo que, finalmente, no se cumple. Cuando Mauger afirma que "es posible" interrogarse sobre los efectos de las diferencias de origen o del racismo en la vida cotidiana de los jóvenes de cités, uno se pregunta: ¿por qué no lo hizo? En tal caso, en vez de admitir que esa interrogación era válida, y de hacerlo como al pasar, en un pie de página, la interrogación debió integrarse al modelo explicativo. Tal integración falta en el libro.

Algunos ejemplos. El desempleo toca especialmente a los jóvenes de cités, de piel más oscura, descendientes de inmigrantes, se admite. Pero, al mismo tiempo, Mauger indica que la causa del desempleo es el desajuste entre oferta (capital agonístico) y demanda (sector terciario). ¿Cómo y por qué se produce la correlación entre el origen y el desempleo? Nada se dice al respecto.

Otro ejemplo. El revival del Islam, según Mauger, es una empresa de jóvenes diplomados con competencias no reconocidas y marginados del mercado laboral. La empresa religiosa sería una respuesta a mano, una rehabilitación simbólica dentro de la cité, como reacción a la frustración fuera de la cité. Lamentablemente, el razonamiento pasa por alto una pregunta más fundamental: ¿por qué tienen menos chances de conseguir trabajo los jóvenes diplomados de origen inmigrante y de piel oscura, habitantes de cités? La respuesta a esta última pregunta es sugerida, pero no explicada, como se insistirá a continuación.

El racismo admitido

Mauger muestra que es consciente de que hay otro tipo de injusticia. La que denuncian los jóvenes de suburbio pertenece a otro tipo que la injusticia denunciada, por ejemplo, por los jóvenes de 1968 o por los obreros de 1870. ¿Cómo caracterizarla? Eventualmente, entre comillas y en pie de página, el autor utiliza la palabra "racismo". Sin embargo, el término aparece modalizado alternativamente con dos adjetivos: "ordinario" y "ambiente".

Así, admite que el revival religioso en las cités se debe, al menos en parte, a un "racismo ordinario" de la sociedad francesa (quedando los jóvenes, bajo esta descripción, fuera de la sociedad francesa). Las expectativas de ciertos jóvenes diplomados no serían colmadas a causa de un "racismo ordinario que toma por blanco a toda persona cuyos padres o abuelos nacieron fuera de la metrópoli (Francia continental, p. 194)". Precisa de inmediato que una de las razones del eco de la oferta simbólica musulmana ha sido la valorización dentro de la cité de "una propiedad ordinariamente estigmatizada por el racismo ordinario -‘árabe'- apelando a una propiedad electiva "si es árabe, entonces es musulmán" (p. 194).

Si es cierto, como lo admite el autor, que el "racismo ordinario" causó en parte el resurgimiento religioso en las cités, y siendo este resurgimiento un atributo importante de las costumbres actuales en suburbio, uno se pregunta por qué no explica qué es el racismo ni cómo funciona concretamente en Francia. No es falta de voluntad, sin dudas. El problema parece ser su modelo, de ortodoxia economicista, que no permite pensar ni explicar variables culturales ni étnicas.

Como se indicó supra, el sociólogo da cuenta asimismo de las desiguales oportunidades para acceder a puestos de trabajo. Los problemas de los jóvenes de suburbio no radican sólo en su condición de clase: el racismo juega en su contra. No consiguen trabajo porque son pobres de un tipo particular: pobres árabes o negros, lo cual los pone en desventaja ante los pobres "blancos" o "franceses". Este razonamiento no está ni enunciado ni desarrollado en ninguna parte. Se desprende de algunos pasajes aislados, marginales, como agregados ex post, descolgados del modelo explicativo. El siguiente pasaje es ejemplar: "… los jóvenes salidos de la inmigración están sobre-representados entre los jóvenes sin calificación. Y porque lo están también entre los jóvenes desempleados sin calificación (debido al ‘racismo latente' sobre el mercado laboral de los ‘jóvenes-que-hacen-de-todo'), ellos participan masivamente del mundo de las bandas y de la cultura de la calle" (p. 169; cursivas mías). Como el lector lo habrá remarcado, el "racismo latente" es una de las causas del desempleo de los jóvenes. Sin embargo, no sólo se priva el autor de explicar el fenómeno del racismo, sino que lo presenta ¡entre paréntesis! Es como si uno dijese: "La piedra cayó porque la miré intensamente (y porque la arrojé)". Al nivel literario, esta figura es plausible. La causa real del evento es puesta entre paréntesis a modo de ironía. Pero en el libro de Mauger tal organización de la frase es desconcertante.

 Palabras finales

El libro de Gérard Mauger, una obra de referencia sobre los cambios en suburbios parisinos, muestra algunos límites de las explicaciones estructurales para dar cuenta de fenómenos étnicos o raciales. El modelo tripartito y biespacial, fructífero en algunos aspectos, y más ajustado quizá al comienzo de la investigación (década de 1970), no parece consistente actualmente. Queda fuera un nuevo fenómeno indicado repetidamente pero nunca explicado por el autor. Se trata de lo que Mauger llama el "racismo ordinario", el cual afecta a jóvenes trabajadores de baja calificación, descendientes de inmigrantes africanos y/o antillanos.

Los inconvenientes del modelo de Mauger ejemplifican problemas prácticos y al mismo tiempo teóricos para cualquier estudio de ciencia social en la actualidad. Queda pendiente, en efecto, la construcción de correlaciones válidas y confiables entre condiciones institucionales, incluyendo económicas, y la variable "origen" de los individuos. A partir de los valiosos avances de Mauger, otros estudios podrán sobrepasar sus límites, ya sea reformulando el modelo o, directamente, cambiando el encuadre epistemológico, teórico y metodológico.

Notas
1 Esta obra no ha sido aún traducida al español pero otro libro suyo acaba de ser editado por Antropofagia: Mauger, Gérard. La revuelta de los suburbios franceses: una sociología de la actualidad, Antropofagia, 2007, Buenos Aires. El libro traducido se enfoca en las revueltas de 2005. La obra analizada en esta reseña, en cambio, describe y explica los cambios en las condiciones sociales y económicas en los suburbios parisinos, cambios que fueron condiciones de las revueltas.
2 Ésta y las siguientes traducciones son mías.
3 En francés: "L'espace des styles de vie déviantes". Por supuesto, la categoría de desviación no tiene un sentido peyorativo. Aquí, son "desviantes" las prácticas que no se ajustan a un marco normativo dominante.
4 Mauger habla de tres polos. El uso del término polo puede ser confuso aquí; en la vida cotidiana uno concibe normalmente que pueden existir dos polos (ejemplos: norte/sur; positivo/negativo). Mantenemos el término original, pero con reservas.
5 Frecuentemente blancos, agrego yo.
6 Con la participación de obreros blancos.

El autor
Germán Darío Fernández es Becario de CONICET; Licenciado en Sociología (UNCuyo); Master Recherche en Sciences Sociales (EHESS, París); doctorando en Sociología Universidad de Buenos Aires-EHESS. INCIHUSA/CONICET. Participa en el proyecto bienal 2009 - 2011 "Reconocimiento y diversidad: dimensiones del Humanismo en nuestra América. Pensamiento filosófico latinoamericano del siglo XX". (SECTyP, UNCuyo).

Bibliografía

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4. Mauger, Gerard. 2007. La revuelta de los suburbios franceses: una sociología de la actualidad. Buenos Aires: Antropofagia.         [ Links ]

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