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Estudios de filosofía práctica e historia de las ideas

versão On-line ISSN 1851-9490

Estud. filos. práct. hist. ideas v.11 n.2 Mendoza ago./dez. 2009

 

COMENTARIOS DE LIBROS

Mario Heler, (coordinador), Jorge Manuel Casas, Alejandro Cerletti y Patricia Digilio. Filosofía Social y Trabajo Social. Elucidación de un campo profesional
2002. Buenos Aires, Biblos. (208 páginas). ISBN: 950-786-329-x

María del Pilar Rodríguez*
UNCuyo - CONICET

Porque cuando ello ocurre [la pretensión de acceder a un punto de vista irrebatible], el proceso de reflexión crítica se clausura y la reiteración comienza a carcomer la significatividad de nuestras prácticas: nos vuelve ciegos a los reclamos de revisiones, rectificaciones, recreaciones que ellas nos plantean.(Heler, M. 2002, 198).

El doctor en Filosofía Mario Heler, docente de la Universidad de Buenos Aires e investigador de CONICET, coordina el libro que presentamos, en el que también escriben los profesores de Filosofía Alejandro Cerletti, Patricia Digilio y Jorge Manuel Casas.

Filosofía Social y Trabajo Social es un libro que enfrenta con éxito diversos desafíos. Realizar aportes a la elucidación del campo profesional de los trabajadores sociales, desde una perspectiva filosófica, ha requerido tanto un tipo de reflexión filosófica práctica, abocada a pensar espacios concretos de la actividad humana, como un esfuerzo por involucrarse en problemáticas propias del Trabajo Social. El texto no sólo refleja los debates sostenidos en la cátedra Filosofía Social de la carrera Trabajo Social (UBA), a cargo de Mario Heler, sino que expresa el compromiso de docentes e investigadores, -aquí los autores-, por articular los contenidos de sus disciplinas con las carreras en que las dictan, lo cual no es una práctica docente que pueda darse por obvia. Asimismo, el libro que nos convoca presenta clara, detallada y rigurosamente temas centrales de la Filosofía Social moderna, logrando en ocho capítulos constituir un texto de consulta para alumnos y profesionales. Un texto que aún siendo rico en aclaraciones, brindando amplia información y no dejando conocimientos dados por supuestos, sortea la sola exposición de contenidos, presentando problematizaciones y dando a conocer las posiciones adoptadas por sus autores.

La riqueza del texto permite al lector transitar un recorrido doble. Por un lado, temas centrales de la modernidad, como son el problema de la gobernabilidad y las diferentes respuestas teóricas y político-institucionales al mismo o el problema del conocimiento, su fundamentación y su producción. Por otro lado, el recorrido orientado por la hipótesis de los autores respecto a Trabajo Social, recorrido que en cada capítulo se complejiza, agrega elementos, abre nuevas perspectivas. Intentaremos señalar los principales puntos de cada recorrido.

Trabajo Social es, según se propone en el texto, una disciplina que surge de la mano de la decisión del Estado de intervenir en la denominada cuestión social, una profesión constitutivamente carente de especificidad profesional y cuyo destino es adquirir las formas de una ingeniería social. Conquistar la autonomía del campo profesional requiere resignificar ese destino de saber instrumental, artificial, cazador de eficacia y supuestamente neutral, para en su lugar 'retomar la utopía de un Reino de la Libertad'.

La modernidad es el contexto socio-histórico de surgimiento de la ingeniería social y de la profesión Trabajo Social. Una nueva época se instaura de la mano del secularismo: la preocupación por la autoconservación y el subjetivismo moderno. Se enfatiza la nueva disposición del hombre hacia el mundo, posicionado en forma activa hacia él, en la búsqueda de construir el 'paraíso' en la Tierra. La utopía de un Reino de la Libertad se articula con tres ideales claves: organización racional de la sociedad, respeto por la individualidad y dominio y control del entorno. En la consecución de tales ideales la tecnociencia ocupa un lugar privilegiado que, sin embargo, el desarrollo histórico posterior obliga a cuestionar en función de las muy numerosas víctimas que el 'supuesto progreso' acarrea.

Aquellos factores que hicieron de la moderna una época radicalmente distinta a la medieval, impusieron también la preocupación por el mantenimiento de la cohesión social. Las teorías del contrato social son expresión de la búsqueda de respuestas a cómo lograr una convivencia armónica de individuos con intereses contrapuestos. La problematización del tema que Mario Heler realiza permite visualizar estas teorías - específicamente en los casos de Hobbes y Locke- como justificaciones de una sociedad de la 'igualdad desigual'. Una igualdad formal de todos los individuos que, sin embargo, naturaliza la desigualdad producto del mercado, considerándola parte del estado de naturaleza y propia del ser humano. La necesidad de enseñar a los hombres a guiarse por la razón, comprendida como la luz que les permitiría vivir en armonía, lleva a valorar la educación y el acatamiento de la normalidad y a establecer formas de disciplinamiento, entre las que se encuentra el Trabajo Social, la medicina y la docencia, entre otras profesiones.

Sin embargo, la 'igualdad desigual' de la modernidad no concluye en una renuncia de los ideales modernos por parte de los autores. Por el contrario, Mario Heler postula que «al instaurarse el postulado de libertad e igualdad, éste queda disponible también como parámetro de la crítica, para señalar, cuestionar, revisar y transformar las prácticas sociales que niegan esas libertad e igualdad»(47).

El capítulo a cargo de Alejandro Cerletti, dedicado a presentar y analizar la noción de alienación que Marx propone en los Manuscritos de 1844 sigue los dos recorridos señalados al interior del libro. Por un lado, da cuenta de la crítica marxista al capitalismo, la que constituye un hito y una referencia obligada aún hoy, tras develar la carga ideológica de ciertos postulados universales abstractos. La noción de alienación es claramente explicada de tal modo que el lector puede comprender cómo el proceso de trabajo, en un marco de propiedad privada de los medios de producción, implica para el obrero externalizar su esfuerzo y restringir a 'medio de subsistencia' aquella actividad que lo hace propiamente humano, aquella actividad que es expresión de su esencia genérica, según el pensamiento marxista. Por otro lado, el autor propone interrogantes en relación al trabajador social en tanto trabajador alienado, un trabajador cuyo impacto, cuya relación con los efectos que produce son invisibilizados, no reconociéndose parte de las situaciones sociales que aborda.

Patricia Digilio aborda exhaustivamente el origen, los modelos y la crisis del Estado social, en tanto arreglo institucional que permitió articular la necesidad de intervenir en la cuestión social - espacio que quedaba fuera del orden político y del orden económico-, a la vez que contener las protestas y revueltas obreras, constituyendo un intento por compatibilizar democracia y capitalismo.

Los dilemas éticos que acarrea la convivencia social son trabajados por Mario Heler a partir de dos cuestiones: las de justicia -que remiten a las interacciones y el respeto a la libertad de cada uno- y las relacionadas a la buena vida, -que refieren a la realización personal, a la autonomía. El autor presenta dos propuestas éticas contrapuestas: la ética del utilitarismo basada en reflexionar sobre las consecuencias de nuestras acciones y la ética kantiana que es deontológica y se funda en el cumplimiento del deber. Este capítulo es central en el libro pues se argumenta acerca del valor de la búsqueda de autonomía en Trabajo Social, autonomía asociada a la responsabilidad por lo que se hace en las intervenciones sociales, lo cual supone dar cuenta tanto del por qué de las decisiones tomadas y las acciones desarrolladas como de las consecuencias de las mismas. La autonomía como valor es decisiva en la propuesta del autor, pues es el ansia de alcanzarla la que justificará el esfuerzo de una reflexión ética sostenida que tenga el «doble papel complementario de elucidación y de deliberación crítica dentro del proceso de toma responsable de decisiones»(122).

En el capítulo dedicado a la ingeniería social, Heler repasa el modo en que se ha construido el prestigio de la ciencia. Analiza lo que se entiende por 'excelencia epistemológica' - señalando su relación con factores de orden político- y por 'utilidad social', mostrando cómo el imaginario moderno interrelaciona ambos elementos. Así el prestigio de las ciencias dependería de aportar un conocimiento lo suficientemente fiable como para prometer eficacia, que en el caso de las ciencias sociales es prometer control y dominio de la sociedad (fin que acríticamente asume la ingeniería social). Distinto es el caso de entender la eficacia como un medio que se subordina a un fin mayor: el Reino de la Libertad, utopía también propiamente moderna. Digamos que el autor señala una tensión entre 'la moderna utopía igualitaria de la libertad' y 'las exigencias de seguridad y orden' que conllevan la misma utopía.

En el caso del Trabajo Social, tal ingeniería también se caracteriza por su exigencia epistemológica y por su utilidad social, expresándose en formas de pensamiento conservador que entienden los problemas sociales como disfuncionalidades de individuos y comunidades, sin analizar la totalidad social en que se inscriben. La ingeniería social 'es un conjunto de aplicaciones de una tecnología social fragmentaria y gradual', que atiende a agentes individuales y a fines objetivos, estos últimos incuestionables.

Jorge Manuel Casas aborda el tema del poder a partir de una pertinente introducción que facilita la comprensión de un tema, del que es más habitual creer que se sabe, que saber realmente. Luego de explicar las diferencias entre poder y violencia y sostener que el poder más que reprimir, produce realidad, el autor remite a Tótem y tabú, obra de Freud que le permite sostener que el lenguaje está constituido por el poder. La cultura es la forma socialmente útil en que se subliman los deseos reprimidos. El lenguaje es, entonces, una herramienta del poder. A la vez, el paso del tiempo, hace del lenguaje un reservorio de formas de poder 'parcialmente coaguladas', 'parcialmente sedimentadas' constituidas en 'medio ambiente' del hombre, en el espacio conocido en que nos movemos. La teoría foucaultiana del poder permite comprenderlo como una fuerza productora de realidad (saber, sujetos, instituciones), creando y fijando verdades, creando sentidos y reglas que permiten, facilitan y sostienen la integración, disciplinando y produciendo también operaciones que atravesarán, en sentido contrario, las relaciones de poder existentes.

El análisis crítico de la modernidad y sus fundamentos filosófico-políticos, la crítica marxista a la forma capitalista de explotación del trabajo, las vicisitudes y complejidades de las formas históricas del estado social, las implicancias de la reflexión ética, la función social de la ciencia y de la ingeniería social y el análisis del poder, constituyen sólidos fundamentos desde los cuales se abren los caminos de reflexión que los autores proponen para Trabajo Social. Así, bajo el título (in)conclusiones, Heler propone algunas ideas para la elucidación del campo profesional, reconociendo que se trata del 'inagotable movimiento de la reflexión'.

La tarea de elucidación que propone se orienta a pensar la propia práctica, librar una lucha epistemológica por tomar distancia de la ingeniería social y una lucha ético-política en un horizonte de autonomía, según la herencia moderna. Ejemplifica tal tarea de elucidación analizando críticamente una caracterización del objeto de intervención de Trabajo Social, deconstruyendo nociones como 'atender', 'necesidades', 'bienestar', entre otros y mostrando que su sentido es una construcción que depende de relaciones de poder.

Su posición no es teoricista ni empirista, más bien postula la unidad de las prácticas, expresadas en un hacer significativo. Mientras el saber refiere a parámetros explícitos e implícitos de comportamiento, heredados, eminentemente prácticos, no cuestionados, la tarea de elucidación tiende a conocer. Conocer es la expresión del derecho moderno a la reflexividad, a la autonomía en el pensar. Un movimiento constante que tampoco cede a la ilusión de creer que el conocimiento científico ya existente es, finalmente, la verdad, la realidad, pues reconoce la existencia de relaciones de poder que inciden en su construcción y legitimación y que, por ende, ratifican su provisoriedad.

La posición de Mario Heler es clara y firme. La tarea de elucidación del pensar y el hacer profesional, que es producción de conocimiento y búsqueda de autonomía, se asocia a la responsabilidad por la propia actuación profesional, a la responsabilidad sobre los fundamentos de las decisiones y acciones, y sobre las consecuencias de la intervención. No hacerlo implica aceptar que actúen en nosotros, a través de nosotros, articulaciones de sentido instituidas por otros.

En las palabras preliminares, Heler expresa una idea que merece ser recuperada: si bien el objeto principal del libro que nos ocupa es Trabajo Social, otras profesiones pueden encontrar en sus páginas elementos para sus propias elucidaciones. Las contradicciones entre los valores modernos y la prácticas de la economía de mercado, la relación entre ciertos saberes profesionales y la reproducción del orden social, la relación entre lenguaje y poder, son núcleos problemáticos que trascienden a Trabajo Social y que interpelan a docentes, médicos, psicólogos, entre otros.

La tarea de elucidación es, entonces, una invitación, una interpelación y un imperativo dirigido a profesionales que quieran ganar autonomía, realizar un esfuerzo de reflexión crítica, responsabilizarse de sus actos y animarse a revisar lo 'obvio', lo 'evidente', lo 'sabido'. Aún a riesgo de, por momentos, 'quedarse sin piso', asumiendo que la propia práctica profesional, pretendidamente científica, está repleta de significados socialmente construidos, nunca neutrales y siempre subjetivamente sostenidos.

*María del Pilar Rodríguez es Licenciada en Trabajo Social (FCPyS - UNCu), Maestranda en la Maestría en Teoría y Metodología de las Ciencias Sociales (CLACSO), Doctoranda en el Doctorado Personalizado en Ciencias sociales (FCPyS - UNCu) y Becaria del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina. Su investigación se ubica en la confluencia de la Sociología y la Filosofía práctica, específicamente vinculando la tradición de crítica de las ideologías con diversas formas de intervención social. Actualmente se desempeña como Investigadora en formación en dos proyectos subsidiados por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la Universidad Nacional de Cuyo.

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